Algo nuevo (II)
Más de mis primeras incursiones en el mundo swinger.
Algo nuevo II
A la última hora de la tarde volvió Marcelo de su trabajo. Lorena y yo conversábamos como si nada hubiera pasado. Ella se levantó para saludarlo. Le dio un cálido beso en la boca, mientras le rodeaba el cuello con sus brazos.
Recién en ese momento caí en lo que había hecho. Era la esposa de un amigo y lo que habíamos hecho no estaba bien. Me puse muy nervioso por lo que pudiera decir Marcelo. Por otro lado pensaba en que si me mostraba nervioso, él sospecharía algo.
Así que con mucho esfuerzo seguí como si nada hubiera pasado.
Esa noche cenamos en casa y conversamos hasta tarde. Por más que quería escabullirme cuanto antes, Marcelo me enganchaba en otro tema o en otra copa y así seguimos.
Cuando por fin pude escapar, subí rápido a mi cuarto y me acosté. Tardé mucho en conciliar el sueño. Las imágenes de lo que habíamos hecho con Lorena volvían a mi cabeza una y otra vez. Era raro. Me sentía mal por lo sucedido, pero a la vez muy excitado.
Al día siguiente me levanté muy tarde. Lorena ya había regresado del trabajo y estaba preparándome algo para desayunar.
Cuando entré a la cocina me recibió con un beso igual al que le había dado el día anterior a Marcelo. Quedé sorprendido y ella sonrió y dijo
No seas tímido. Después de lo de ayer ..
Realmente me sentía incómodo con lo que estaba sucediendo, así que cambié de tema me senté al otro lado de la mesa. Ella se sonreía maliciosamente.
Casi enseguida llegó Marcelo, que recibió el ya característico beso.
-¿Todavía desayunando? Si ya nos vamos a almorzar!!!
- Un minuto y nos vamos. Dije.
Había encontrado el motivo justo para salir de allí. Me haría bien estar un poco fuera de la casa.
Unos minutos más tarde estábamos en camino al centro de la ciudad.
En el viaje yo estaba un poco callado. Marcelo lo notó y dijo:
Estás muy callado. ¿Es por lo que pasó ayer?
¿Qué pasó?
Lorena me contó la cogida que tuvieron.
Un silencio corto se apoderó del auto, mientras un sudor frío me corría por la espalda.
Por fin Marcelo rompió el silencio.
Quedate tranquilo que está todo bien. Que mejor que Lorena te haya ayudado. Nosotros somos abiertos en ese tema. ¿Te gustó?
Bueno Es que yo
¿Verdad que es una hembra de puta madre? Ha aprendido mucho desde que salimos con otras parejas. Te repito que no hay problema. Ahora que viste que el polvo no es de caridad, estás más tranquilo. ¿Mejoró tu estado de ánimo?
Si.
Me llamaba mucho la atención la tranquilidad con que Marcelo tomaba esto. Después de todo me había acostado con su esposa y en su propia cama.
Después de almorzar dimos un recorrido en el auto. Cuando íbamos camino a la casa me dijo:
Ahora descansa un poco, que tenemos una noche larga por delante.
¿Sí?
Si. Te cuento. Desde hace un tiempo que venimos saliendo con otras parejas. Casi siempre cogemos en el mismo cuarto y ver a Lorena con otros me excita muchísimo. Y desde hace tiempo tengo una fantasía, que es hacer un trío. Tanto con otra mujer como con otro hombre. Pero no se ha dado, hasta ahora ninguno de los dos. Por eso luego de lo que me contó Lorena ayer me decidí a que debemos hacerlo contigo. Desde ya te adelanto que ella está de acuerdo. Es más me contó que desde hace tiempo tiene esa fantasía también. Que le gustaría tener dos hombres a la vez para ella sola. Así que hoy a la noche vamos a hacerlo. ¿De acuerdo?
Si
Cuando me dejó en la casa me dijo que descanse, que iba a precisar todas las energías para la noche.
Lorena no estaba en casa. Recién volvíó cerca de la hora de llegada de Marcelo. Cuando éste llegó yo ya estaba pronto. Subió a su cuarto y al poco rato bajó bañado y pronto para salir.
La última en bajar fue Lorena. Sencillamente estaba divina. Una minifalda no muy corta, pero si muy ajustada, una de esas musculosas que se usan ahora sin espalda que le quedaba muy sexy y le hacía resaltar los pechos y los pezones y unos tacos muy altos.
Quedé parado como un tonto mirándola bajar. Me la comía con la mirada. Me parecía que no iba a poder esperar a que llegara el momento.
Salimos en seguida. Cenamos en un restorán de la zona de la rambla y luego fuimos a caminar un rato. Lorena se puso en el medio y nos tomó a los dos del brazo. Era su noche y parecía que no la iba a desaprovechar. Cuando volvimos al auto le pidió a Marcelo no ir a la casa todavía. Quería ir a algún lugar apartado a los que solían ir para calentar el ambiente.
Paramos el auto en un lugar bastante oscuro y en donde había otros auto con parejas que seguramente estarían en las mismas que nosotros.
Al llegar, pasaron los dos para el asiento de atrás. Lorena se pusó en el medio y casi de inmediato empezó a besarse con Marcelo. Yo estaba a mil sólo de verlos. Lorena me agarró la pija por encima del pantalón y la apretó bien fuerte. Yo comencé a tocarle el culo. Ahí descubrí que tenía puesto una tanga impresionante. De encaje blanca y tipo hilo dental. Ella se dio vuelta y comenzó a besarme. Ahora era Marcelo el que le tocaba el culo y las tetas.
No me aguanté más y le saqué la musculosa. Sus enormes y hermosas tetas quedaron al descubierto y a merced de mis manos y mi boca. Comencé a chupar como un desesperado, mientras buscaba la concha con mi mano. Marcelo comenzó a chupar la otra teta y también buscaba la concha. Pronto le habíamos corrido la tanga y le habíamos metido un dedo cada uno en la concha. Ella suspiraba y jadeaba y nos tocaba por todos lados. Como pude saqué mi verga y acerqué su mano a ella. Lorena la agarró con fuerza y comenzó a pajearme, primero lentamente para pasar pronto a un ritmo frenético. Creí que iba acabar pero no fue así. Pude contenerme.
Los jadeos de Lorena se hacían cada vez más fuertes. De pronto su cuerpo se convulsionó, quedó rígida por un instante y enseguida se aflojó. Había alcanzado un buen orgasmo a base de los dedos de Marcelo y míos.
Casi enseguida le pidió para irnos a la casa. En el viaje ella se quedó en el asiento trasero conmigo. Ambos nos tocábamos y besábamos. Yo aproveché para comerle su conchita. Estaba empapada y muy caliente. Luego de unos cuantos lambetazos, mi boca se dirigió por primera vez a su culo. Ella no pareció sorprenderse, al contrario parecía gustarle. Alentado por esto y por el morbo que me daba la situación comencé a meterle un dedo en su ano. A todo esto Marcelo manejaba, miraba para atrás y se pajeaba a la vez.
Llegamos a la casa y mientras Marcelo se bajaba y abría el portón, nosotros seguíamos en lo nuestro. Una vez que entró el auto al garage, nos bajamos y nos dirigimos a la habitación de ellos. Lorena se sacó la poca ropa que le quedaba puesta. Tenía una tanga que le quedaba sencillamente divina. Se la sacó y se la tiró a Marcelo para que la oliera. Luego se tiró en cama y nos pidió que la chupáramos. Comenzamos por sus tetas, que eran todo un manjar. Casi enseguida bajé nuevamente a su conchita, que es realmente deliciosa y comencé a comerla nuevamente. Marcelo se acomodó para que Lorena le chupe la pija. Ella era todo una artista porno. Jadeaba, me apretaba la cabeza contra su concha y a la vez le comía toda la pija a Marcelo. Mientras tanto yo jugaba con su clítoris entre mis labios y con un par dedos dentro de su vagina y otro en su culito.
Lorena nos pidió que cambiáramos de posición. Marcelo se tiró en la cama y ella comenzó a tragarse nuevamente la pija y yo se la metí toda y comencé a bombear como un animal. Estuvimos así un rato, hasta que Lorena comenzó a moverse como una loca. Era el preámbulo de un orgasmo que ya venía. Comencé a bombear más fuerte aún y pronto acabamos los dos. Me volví a vaciar dentro de ella. Marcelo pasó a ocupar mi lugar y a penetrarla como si fuese el último polvo de su vida. Casi enseguida volvieron los gritos de Lorena de un nuevo orgasmo y la acabada de Marcelo.
Quedamos los tres tirados en la cama por un rato.
Con Marcelo convinimos en que había sido una cogida de maravillas, pero Lorena estaba lejos de darla por terminada. Nos cortó el diálogo comenzando a chuparnos la pija. Lo hacía alternativamente, como las artistas porno en sus mejores escenas. Cuando nos las puso bien duras a los dos, se subió sobre mi y comenzó a cabalgarme. Era toda una experta y de no ser porque había acabado hacía poco, hubiera acabado al tercer o cuarto movimiento. Por mi parte alternaba entre la chuparle y sobarle las tetas. Marcelo dijo:
¿Te gusta como te estamos cogiendo?. Ahora te va a gustar más.
Y comenzó a meterle los dedos en culo. Lorena se calentó aún mas de lo que estaba y sus movimiento se hicieron más intensos. Una vez preparado en terreno, Marcelo comenzó a penetrarle el culo. Al principio Lorena se quedó quieta, pero una vez que había entrado toda la pija, comenzó a moverse nuevamente. Los tres empezamos a movernos, primero con dificultad pero luego de que encontramos la posición lo hicimos muy armónicamente.
El polvo duró un buen rato. En ese rato Lorena debe haber acabado unas tres o cuatro veces. De nosotros dos el primero en acabar fue Marcelo, que casi enseguida se retiró para que podamos seguir nosotros. Cambiamos de posición y yo me coloqué encima de ella. Le abrí bien la pierna y las coloqué sobre mis hombros, luego me dejé caer sobre ella y quedó aplastada debajo mío. Empezamos a movernos a un gran ritmo. Yo trataba de meter mi pija bien hasta el fondo. Ella por su parte se movía hacia los costados y con unos movimientos casi circulares que me hacían gozar como nunca antes.
Nuevamente volví a acabarme y a llenarle su conchita de leche.
Nos fuimos a bañar los tres juntos y nos dimos un buen toqueteo en la ducha. Yo salí primero y los dejé sobándose. Fue el único momento en que me sentí que sobraba, que la pareja tenía que tener su momento de intimidad luego de lo que había pasado.
Me senté en la sala y me serví un refresco. Al rato bajó Marcelo y nos pusimos a conversar sobre lo sucedido.
Ha estado de primera. Me dijo
Nunca pensé que haríamos algo así
Era la primera vez que practicábamos una doble penetración.
¿Cómo está Lorena?
Contenta, y muy agradecida conmigo por la noche que le dimos. Me dijo que le gustaría que se repitiera y yo le dije que seguro que lo haríamos nuevamente. Y por supuesto me dijo que yo tendría mis noches con ella y otra mujer para mi.
Hablamos poco más y luego nos fuimos a dormir. Durante toda la noche vinieron a mi mente las imágenes de lo que habíamos hecho. Lejos de apagar mi calentura con Lorena esto la había hecho aumentar más.
El día siguiente fue de lo más tranquilo. Conversamos, salimos a pasear y todo como si nada. De todas formas por mi cabeza pasaba la idea de coger nuevamente con Lorena.
Al otro día tuvimos la tarde para nosotros solos ya que Marcelo no pudo salir de su trabajo para almorzar. Cuando supe de esto no pude más que alegrarme. Tenía la oportunidad de estar a solas con Lorena y la iba a desaprovechar. Cuando llegó para almorzar, lucía hermosa, con un vestido bastante corto y muy escotado.
Cuando llegó me besó en la boca y yo no dudé, ni esperé más. La abracé y la besé intensamente. Nuestras lenguas jugaba en nuestras bocas llenas de deseo.
Esta vez no fuimos al cuarto. Nos desnudamos mutuamente en la sala. Las manos recorrieron los cuerpos en busca de los sexos. Como pudimos nos acomodamos en el sofá y comenzamos un 69 de película. Lorena se tragaba toda mi pija, mientras con sus manos jugaba con mis huevos. De a ratos los chupaba y volvía a comerme la pija. Yo recorría con mi lengua toda su vagina, jugaba un poco con su clítoris y chupaba como un desesperado.
Volvió a subirse sobre mi, como la otra noche. Cabalga y se movía a más no poder. Yo la tenía agarrada por las nalgas y de a ratos la hacía detenerse y bombeaba yo. Como tenía las nalgas abiertas el culo le había quedado a mi disposición. Empecé a meterle mi dedo mayor en su culo. Esto pareció calentarla más y empezó a moverse más que antes. Metí un segundo dedo y comencé a moverlos. Podía sentir como rozaban con mi pija que estaba dentro de su concha. Le pedí para cambiar de posición. Se puso en cuatro patas y la penetré por detrás, mientras seguía el juego con mis dedos en su culo. Lorena pedía más y más y que no pare. Sentí como se acababa y como su vagina se llenaba de jugos. No pude resistir más y saqué mi verga de su culo y aprovechando la lubricación comencé a metérsela por el culo. Aquello se sentía genial. La penetraba por el culo casi con la misma facilidad con que lo hacía por la vagina. Ella a su vez, había comenzado a meterse un par de dedos en la concha y se pajeaba con fuerza. Me pidió que no parara y yo le hice caso. No demoró en acabar nuevamente. Yo aceleré el ritmo y comencé a acabar en su culo. Nos quedamos abrazados y besándonos como dos enamorado. Luego subimos al baño y compartimos una ducha que fue de lo más romántica. Nunca había pasado tan bien con mi mujer como con Lorena.
Es una lástima que te vayas tan pronto. Dijo Lorena.
Me encantaría quedarme más, pero no puedo.
Voy a extrañar estas tardes y las noches.
Yo también te voy a extrañar muhísimo. Dije mientras la abrazaba y pegaba contra mi cuerpo. En ese momento no sabía si todo esto obedecía a la calentura que tenía, a los buenos polvos que estaba teniendo o a que me estaba enamorando de Lorena.
Después del baño fuimos a mi dormitorio y nos quedamos en la cama toda la tarde. Parecíamos una pareja de luna de miel.
La armonía se rompió cuando sonó el teléfono. Era Marcelo para avisar que nos preparáramos para la noche porque había arreglado algo con Tania.