Algo interesante que ver - Natalia (I)

En este pueblo pequeño y aburrido no hay mucho que hacer, pero todo cambiará cuando conozca a la hija de mi arrendataria.

En este pequeño pueblo no hay muchas cosas interesantes que hacer. Hace un par de meses que me mudé. El apartamento que alquilé en el centro no tiene parqueadero y por eso conseguí uno en una casa, a media cuadra de aquí. La casa es grande y muy ventilada, el segundo piso está a medio construir. Me atendió una mujer de unos 40 años. Bonita y reservada. Acordamos el pago mensual y me dio una copia de la llave de la casa. Al volver al apartamento, que está en un tercer piso, me percaté de que podía ver la parte trasera de la casa desde mi ventana. En la parte trasera hay un gran patio con árboles, se ven desde aquí las ventanas gigantescas de dos habitaciones, en el segundo piso, una de ellas vacía. En la otra se ve una cama, pero a pesar de pasar tiempo pendiente, esperando poderla ahí, no la vi.

A falta de ocupaciones, la casa y la mujer se instauraron en mi curiosidad y cuando llevaba el carro o iba a sacarlo, sigilosamente empecé a recorrer la casa cada vez que ella no estaba. En el primer piso hay varias habitaciones, una de ellas cerrada siempre con seguro, seguramente la de ella. En el segundo piso no hay nada más que las dos habitaciones y una cocina improvisada, el resto es espacio vacío. Por unos días esperé verla desde la ventana, pero después de perder la esperanza me olvidé del tema.

Había pasado más o menos mes y medio cuando hice un viaje a la costa, y perdí mis llaves. Le escribí para pedirle una copia el día de mi regreso al pueblo, ella me respondió que no estaba, que iba a comunicarse con su hija que estaba de vacaciones en la casa. Fui esa noche a recoger las llaves y guardar el auto. La chica estaba en el balcón pendiente de mi llegada, pero no bajó a abrir la puerta, en su lugar un chico lo hizo.

Cuando fue la fecha de pago, la señora me dijo que le entregara el dinero a ella. Para ese momento mi mente estaba en otras ocupaciones y ya no pensaba en la ventana, pero ese día que fui con el propósito de pagarle la llamé y no la vi. Me atreví a subir al segundo piso.

La puerta de la habitación estaba abierta. Estaban los dos chicos acostados en la cama de medio lado, ella estaba adelante con los ojos cerrados. Él miraba su cuerpo y sus senos que acariciaba suavemente con una de sus manos. La otra mano cruzaba sobre su cabeza, sus dedos se estiraban hacia ella que con su lengua los lamía lentamente, los chupaba y los mordía haciéndole cerrar los ojos en ocasiones.

Hasta ahora no había tenido tiempo de detallarla. Debería tener unos 20 años, contextura media, piernas gruesas y curvas muy marcadas. Estaba vestida con un short corto y un esqueleto a través del que se podía ver su sostén de encaje.

Ahora se movían el uno contra el otro, él besaba su cuello, con un brazo la sostenía hacía sí y con la otra mano recorría sus piernas, sus nalgas e iba y venía hacia su entrepierna. Ella mantenía su cuello estirado, aún con los ojos cerrados, solo moviéndose hacia él y sintiéndolo, emitiendo sonidos de vez en cuando. Al cabo de un rato ella se giró boca abajo quitándose el esqueleto y el short. Él la siguió y se ubicó atrás de ella moviéndose contra su cuerpo y besando su espalda y ella levantando sus caderas hacia él. No pasó mucho tiempo antes de que terminaran de estar desnudos ambos y en la misma posición él la penetraba mirando con satisfacción su cuerpo y palmeándola de vez en cuando. Ella estaba apoyada en sus hombros, con las caderas hacia él y una de sus manos masturbándose, gimiendo y moviéndose ambos enérgicamente. Después sus sonidos fueron cada vez más fuertes hasta que él también gimió y la abrazó por la espalda fuertemente.

Me habría quedado a verlos un rato más, pero ya era bastante sorprendente que no se hubieran dado cuenta de mi presencia hasta ese momento. De nuevo tendría algo que interesante hacer en este pueblo, conseguí ese mismo día unos buenos binoculares para observar esa ventana y empecé a idear mis planes.

Continuará….

(Es mi primer relato, sé que podría estar en la categoría de Voyerismo, pero la idea surge como un relato de esta categoría y se desarrollará más adelante).