Algo de mi vida

Despues de ver a mi madre hacerlo con un cura y segun como quede con mi esposo contarle todo al detalle. así lo hice y les contaré todo lo que pasó...

Luego que Rosita se fue y José me llamara por teléfono para preguntarme como me fue y quedar que cuando llegue en la noche le daría todo los detalles, me fui al baño y me dí un buen duchazo, no sin antes darme una buena dosis de de caricias y metidas de dedos en mi chuchita, recordando todo lo visto en casa de mis padres.

Llegó la noche y José entró a casa muy apurado y ansioso por los detalles sucedidos en la casa de mi madre y nos sentamos en el sillón de la sala:

-         Hola Rocío, me dijo, con un beso en la boca,  apúrate y dime que pasó.

-         Hola amor, bueno pasó lo que sospechaba, mi madre y el padre Antonio tienen relaciones.

-         Pero Rocío, no te sientas mal por ello, tú sabías que esa era una posibilidad.

-         Tienes razón José, no me siento mal, si no que me siento algo confundida y con sentimientos encontrados.

-         Explícame como es eso y apúrate dame los detalles, me dijo.

Entonces yo procedí a contarle todos lo detalles, de cómo el padre Antonio se tiró a mi madre e incluso la forma como le rompía el culo exclusivamente ya que mi padre nunca se lo había hecho por el ano.

Incluso le dije que mis sospechas de colegiala eran ciertas y que ellos mismos admitieron cómo en esa ocasión casi los descubro, y el me preguntó:

-         Chio, de veras que te sientes bien, te noto algo alterada.

-         Le dije, José, ya te dije que estoy bien y realmente me excitó mucho ver como mi madre tenía relaciones que no eran con mi padre, hubieses visto lo que yo vi.

-         Oye Chío, me has contado todo, de cómo el padre Antonio se la metía a tu madre por su chucha y por su ano, las poses y la forma como lo han hecho, pero estas evitando u omitiendo un detalle.

-         Cual ese detalle le dije, si te estoy contando paso a paso lo que vi, incluso la mojada de calzón y los orgasmos que tuve viendo como mi madre tenía sexo, no solo con otro hombre, si no con un cura!!!

-         Pero Chio, no te amargues.

En ese momento adiviné que José se había dado cuenta que estaba evitando hacer comentarios sobre lo que realmente sentía y sobre un detalle que al toque me lo hizo saber:

-         Chio, en ningún momento de lo que me estas contando, me has dicho algo sobre el pene del padre Antonio ni lo que tú realmente sentías en ese momento.

-         José, tienes razón te has dado cuenta de ese detalle, pero lo hago por que derepente no vas a saber entender y te vas a molestar conmigo.

-         Chio, creo que me conoces bien y sabes lo que pienso y lo que esto me está excitando también, como si no te hubiera  apoyado a hacer lo que hemos hecho, enseñarle al padre Antonio casi todo tu cuerpo, no sé que puedas tener que no me puedas contar, incluso mira como te dije que para salir de tus dudas planearas lo de la casa de tus padres, o no?

En ese momento me sonrojé y le dije:

-         Tienes razón, te diré todo.

-         Esa es mi chica, me dijo, entre nosotros no debe haber secretos, verdad?

-         Así es amor, te diré lo que quieres saber.

Entonces procedí a detallarle cómo tenía el padre Antonio su miembro, no tan chico, pero sí muy grueso, venoso, y cabezón, le  recalqué lo de grueso y de cómo ya con más detalle, le dejaba la chucha y el culo abierto a mi madre, por el grosor de la pinga del padre Antonio, ya sin ningún recelo o reparo le dije todo incluso le manifesté que en un momento envidié a mi madre por comerse ese miembro, moreno, grueso y cabezón a lo que me dijo:

-         Chio, no me digas que deseaste que el padre Antonio te la metiera.

-         Sí le dije, en un momento se me pasó por la cabeza, ser tirada por él, ser abierta por ese miembro, no  tan grande como el tuyo amor, pero de un grosor considerable, estar en el lugar de mi madre y ser taladrada por esa pinga y lo que más me excitaba era que no era un hombre cualquiera, si no un tabú, era un sacerdote, te imaginas José un sacerdote!!!

-         Rocío, amor, gracias por decírmelo, ahora sé que ambos podemos decirnos todo.

-         José, mi amor, es como mi madre le dijo al padre Antonio, que quería a mi padre y lo de ellos era solo sexo y placer para ambos.

-         Chio, como me hubiera gustado estar contigo, viendo lo que me has contado, mira como se me ha puesto mi pichula, está tan dura que me duele.

-         Mi amor, he incluso mi madre le dijo que lo había notado mas vigoroso que antes y te digo???

-         Dime Chío, que cosa

-         Que pasó por mi mente que cuando se estaba tirando a mi madre el padre Antonio estaba pensando en mí, en mi cuerpo y el espectáculo que le dimos aquí en casa.

-         Eso tenlo más que seguro mi amor, creo y estoy seguro que el cura está con ganas de tenerte y romperte igual que a tu madre.

-         José no te pongas celoso

-         No no me pongo celoso, si lo fuera no te hubiera mostrado a él y además te quiero confesar algo……

-         Dime que es y no te quedes callado

-         Chío no solo me gusta que otros te miren, como lo hizo el padre Antonio, sino que tengo el deseo de ver que otro hombre te haga el amor y yo ver y no perderme detalle de ese momento.

En ese instante, ambos nos miramos, yo para mis adentros pensé que esa era una oportunidad de hacer lo que me había imaginado en el closet, viéndome en el lugar de mi madre, gozar de esa pieza tan rica, ser tirada por un cura, recibir sus embestidas y tener esa sensación de ser penetrada por otro y no alguien cualquiera si no un cura. Ya me imaginaba tener mi chuchita y mi culo abierto en la misma dimensión de la que vi a mi madre.

La voz de José me sacó de mis deseos y mis pensamientos, fueron unos segundos que nos quedamos callados a lo que José me dijo a boca de jarro:

-         Rocío, me gustaría verte teniendo sexo con el padre Antonio.

-         José, que estas diciendo, una cosa es provocar a alguien y otra cosa es dejar que te metan mano y pinga, le dije.

Quise hacerme la sorprendida y más aún la molesta ante semejante propuesta, pero creo que José leyó mi mente en el momento que nos quedamos callados y no lo pude engañar.

-         Rocío, se que tú lo estas deseando y no me vas a decir lo contrario, lo noté cuando nos callamos, se que tú ya estas con las ganas encima.

-         José, no creas que es tan fácil tomar  ese tipo de decisiones , yo te quiero a ti y trato de complacerte en lo que me propones, pero que otro te haga suya es diferente, una cosa es imaginar y fantasear y otra realizar.

-         Sí pero cuando ya se da unos pasos como mostrar el culo al padre Antonio, eso ya es algo, más aún cuado se tiene el consentimiento del esposo, Chio, me gustaría realmente que lo hagas con él.

-         Estas seguro de lo que me pides?

-         Si lo estoy, pero eso depende de ti mi amor, se que te has quedado con un deseo enorme de comerte esa pinga y con las ganas que me contaste como te gustaría que te la metiera, para mi es suficiente.

En ese momento vino a mi mente la pinga del padre Antonio, esa gruesa y deliciosa pieza, mi chucha en ese instante ya se veía penetrada por esa pinga morena, me sentía cogida y llena, mi culo se ajustó en ese momento como primera reacción de susto al imaginarme ser penetrada por ese tronco grueso y venoso, en eso reparé que estaba totalmente mojada.

-         Chio, te has quedado callada, dime que dices.

-         José, no estoy segura, te soy sincera que ganas tengo y ya estoy mojada de solo imaginarme ser penetrada por el padre Antonio

-         Vamos Chio, di que sí y planearemos como hacerlo, mira mi pinga como a crecido como nunca.

Miré a mi esposo y tenía su pinga fuera del pantalón y tenía razón la tenía totalmente dura, larga y su linda cabeza en forma de honguito roja y húmeda igual que yo.

-         José tírame en este momento ya no aguanto más

-         Primero dime que te dejarás tirar por el padre Antonio.

-         Amor no seas malo, me subí la falda me quité el calzón, me abrí de piernas ahí mismo en el sillón que estábamos sentados, penétrame amor, mira  lo mojada que estoy.

-         No, primero dime que lo harás con él

-         José no sea malo, le agarré su pinga y estaba que quemaba como nunca y durísima y eso me dio más ganas, por favor métemela.

-         Lo harás o no con el cura, me dijo.

-         Si eso es realmente lo que tú quieres siiii, lo haré amor, aparte que te complazco a ti, te soy sincera que yo también me muero de ganas de ser penetrada por él.

-         Entonces es un trato, planearemos juntos como hacer que te tire

-         Si amor lo haremos juntos, pero ya penétrame

En ese instante José en un segundo se quitó su pantalón y con su pinga totalmente dura y mirando hacia arriba se tumbó sobre mí en el sillón y me la metió de un solo envío, la sentí recontra dura, como nunca en todo el tiempo que hicimos el amor, la sentí más grande, que cuando me la metió la sentí llegar hasta un punto que nunca había llegado antes, en ese momento ni siquiera pensé en la pinga del cura, sólo estaba pensando en el fierro duro que se introducía en mi, era de mi querido José, pero él mismo tenía movimientos tan excitantes que me parecía estar haciendo el amor con otro hombre y yo comencé a moverme como nunca.

El sobre mi y ambos confundidos en movimientos fuertes y excitantes, yo levantaba mis caderas para sentir su pinga hasta el fondo abrazándolo con mis pies y él con una energía nueva daba empujones fuertes y poderosos con sus caderas, ambos en ese momento éramos como dos desconocidos haciendo el amor como locos.

En un instante me sacó su pinga de mi chuchita, me agarró de mi cintura y me puso boca abajo, y sin esperar me la introdujo nuevamente en mi rajita que estaba mojadita, me agarraba de mis caderas y me pegaba hacia él con una fuerza que me destrozaba, nunca lo había hecho tan fuerte, me estaba partiendo y eso me gustaba, me estaba bombeando como si fuera el fin del mundo y yo ya estaba viendo lucecitas.

No sé cuantos orgasmos tuve y a él nunca lo había visto durar tanto y me seguía dando bombeadas, toda mi chuchita la sentía inundada de mis jugos y los suyos, que hacía un ruido fuerte, él comenzó a ratos a sacar su miembro de mi chucha y dirigirlo hacia mi ano y enjugarlo con los jugos abundantes que salían de mi rajita, en ese momento ya me imaginé lo que pretendía y lo dejé hacer y me comencé a relajar para facilitar lo que se me venía.

En una de esas sacadas y seguro él viendo lo ya lubricado de mi ano, dirigió su pinga a la entrada de mi ano y puso su honguito en la entrada y como yo estaba excitada y  relajada no fue difícil ser penetrada, entró su cabeza esperó unos momentos y comenzó a introducir el resto de su miembro hasta el fondo esperó otro instante y comenzó un mete y saca tan delicado pero enérgico, me ajustaba con sus manos mi cintura, me levantaba y bombeaba, nunca lo había hecho tan rico, pensé, siguió bombeando y como mi ano ya se acomodó a toda su pieza, él se dio cuenta y aumentó la fuerza y velocidad de metidas hasta que en una de esas me penetró fuerte y hasta el fondo y sentí ese palpitar de su pinga, signo que se estaba vaciando en el fondo de mi ano, aproveché ese instante y con todas las fuerzas que pude reunir ajusté mi ano tan fuerte como pude, aprisionando la pinga de mi esposo que en ese momento estaba quieta por la vaciada que me estaba dando, sentí como mi ano aprisionada su pinga y le daba un ajustón que hizo emitir un quejido ronco a mi querido esposo.

Yo seguía ajustando mi ano tan fuerte como mis fuerzas lo permitían y el ya exhausto cayó completo sobre mí, yo me sentía llena de leche y con su pinga todavía dentro de mí, pasaron unos segundos y me sacó su miembro y en ese instante con un sonido agudo voté la leche vertida en el interior de mi ano.

Nos abrazamos y nos besamos:

-         Rocío a sido estupendo este momento

-         Tienes razón José, te diste cuenta que parecíamos dos desconocidos?

-         Si, la misma sensación tuve yo.

-         Gracias amor por este momento

-         Chio, ahora a planear como hacemos que el cura te tire

-         José no se te pasa nada, vas a persistir en eso?

-         Si, espero que tú estés de acuerdo.

-         Si mi amor, ya hemos quedado y ahora lo planearemos juntos.

Nos fuimos a dormir no sin antes tener otra sesión de sexo y comenzar a planificar como lograr que el padre Antonio me tire…..

Continuará.