Alfredo (VI)
Las tres juntas en la gran casa. Y vestidas con ropa interior femenina, disparados sus sentidos y sin barreras, disfrutando a todo dar.
Como presumimos, la noche fue larga y llena de afectividad y sexo.
Salimos del "jakuzzi" y nos secamos unos a otros. Víctor propuso untarnos de aceite aromático, lo hicimos. Yo me entretuve bastante en el brazo y pierna inútiles de él, así como la pierna flaquita y exquisita de Alfredo, ellos dos me tendieron sobre una camilla que usaba Víctor para que una fisioterapeuta diariamente le diera sesiones de masaje para que su pierna y brazo no perdieran masa muscular. Se aplicaron sobre mí, dejándome embadurnado todo mi cuerpo como yo había hecho con ellos.
Así de esta manera, nos fuimos a la inmensa cama. Nos abrazábamos unos a otros y resbalábamos, dándonos eso mas fuerza para apretarnos y escurrirnos, era una maravilla. Nuestras pollas podían entrar y se salían de nuestros culos, una sensación difícil de describir, nos daba un gusto espantoso.
Nos follamos unos a otros hasta dos veces. Nos insultábamos, llamándonos putas y zorras, nos mordíamos, en ocasiones hasta hacernos daño, así hasta que poco a poco el cansancio nos fue venciendo.
Me desperté sobre las once de la mañana, ellos dos estaban durmiendo muy abrazados. Sus pollas como la mía apestaban a leche seca, era un olor que impregnaba y que me daba ganas de comenzar una nueva sesión, Lo deseché, bajé a la cocina y preparé café, que les subí a la cama, despertándolos de su sueño reparador. Me lo agradecieron con un beso muy profundo en mi boca de cada uno de ellos, devuelto con igual o mayor fuerza por mí.
Hablamos de ducharnos los tres juntos, pero Víctor propuso ir a la piscina, podíamos hacerlo en pelotas como estábamos, ya que de ningún lugar se veía por el alto seto que la ocultaba. Les ayudé a levantar, acerqué los bastones a Alfredo, puse junto a Víctor su silla de ruedas. Les acompañé hasta el montacargas y uno primero y luego el otro, bajaron, pasando Víctor a la silla de ruedas que había en la planta baja. Nos dirigimos hacia la parte trasera a la piscina.
El día nos acompañaba, un sol de justicia con calor. Tomé a Alfredo en brazos y haciendo alarde de mí, le llevé hasta el agua. Víctor me recriminó para que hiciera igual con él. Al ser más pesado me costó bastante pero también le deposité en el agua mientras me besaba.
Jugamos, nadamos, nos tocamos nuestras pollas y huevos, intenté follarme a Alfredo dentro del agua, pero no pude metérsela bien. Víctor me la chupó bajo el agua. Para ambos sus movimientos eran más fáciles. Jugamos bastante.
Víctor quería tomar algo de sol, lo tumbé en una hamaca y nosotros dos subimos para ducharnos y vestirnos . La noche anterior nos había enseñado, Víctor, sus prendas íntimas.
En la ducha y como siempre fue nuestra costumbre, dejé caer el jaboncillo y me agaché para recogerlo, aprovechando para ensartarme el culo con su polla y una vez mas hacernos FELICES, los dos. Sentía como su huevo grande golpeaba mi culo y como proyectaba toda su fuerza de una sola pierna sobre mí. Me llenó de su semen, caliente.
Nos secamos, pasamos a la habitación. Me puse unos pantys hasta la cintura a los que pegué una compresa en la zona de mi polla, quería que me vieran así. Tomé un sujetador, era una talla muy pequeña, casi sin copa, quedó bastante ajustado a mis pechos, busqué unos zapatos de tacón pero me eran pequeños por lo que opté por unos zuecos de esos que usan en los hospitales. Me pinté los labios y me puse algo de colorete, con gomina peiné mi pelo hacia los lados.
Bajé a la cocina y tomé un delantal que me puse anudado a mi cuello y a mi cintura.
Subí para ayudar a vestirse a Alfredo. Se puso unas medias negras hasta el muslo, unas braguitas a juego eran tanguitas, se lo metí bien en su culo, un top con asillas y un delantal igual al mío que le había subido de la cocina, encontré zapatos de tacón para él, el izquierdo se le salía pero el derecho le iba perfecto. Como sabía que así no podría caminar, le dije que se sentara en la silla de ruedas, le crucé la pierna izquierda sobre la derecha de forma que tuviese una postura provocativa, le pinté los labios y le di color, su pelo se lo peiné hacia a tras.
Bajamos a la planta baja, salí solo a la piscina y sin que Víctor me viera tomé la silla de ruedas y la entré, senté a Alfredo en ella y salimos los dos a la piscina. Nos pusimos frente a Víctor que estaba con los ojos cerrados. Le hablamos y los abrió. Cuando nos vio sólo pudo decir:
Qué dos putitas más apetecibles.
Con la rapidez que pudo, se levantó, y subió a la planta alta, mientras nosotros pasamos al interior para preparar un aperitivo.
Como en media hora bajó Víctor. Nos quedamos asombrados.
Llevaba unas medias hasta los muslos, como las de Alfredo, con unas bragas negras a juego pero eran bragas, no tanguitas, las medias se sujetaban con un liguero negro que estaba en su vientre. La barriga estaba rodeada por un ancho cinto de cuero negro, del que salía uno más fino que sujetaba su brazo inerte pero fijo al cuerpo por la correa. Por debajo de su pecho pasaba un cinto, algo más estrecho que el de su cintura, que se notaba apretado, lo que hacía salir más sus tetillas, por encima de ellas otro similar, no llevaban hebillas sino velcros, para él las hebillas eran casi imposibles de ajustar. En su brazo "operativo" llevaba un guante de mujer hasta el codo y en su cuello una cinta de seda con un broche. Los labios también se los había pintado de un rojo muy escandaloso sus ojos tenían sombras y sus pómulos mucho colorete. El pelo estaba cubierto por una boina a lo "garçon". Estaba bello ciertamente.
Nuestras pollas estaban a reventar, más aún cuando comenzamos a besarnos "unas a otras" y probar la pintura de labios de las demás. Nos volvimos las tres como tres locas de película barata, pero éramos FELICES así de esta manera transformadas.
Nos tocábamos las pollas, huevos y culos, por encima de nuestras bragas y tangas, nos llamábamos con nombres de chicas y así pasamos un buen rato, hasta que nuestras pollas ya no aguantaban más. Le pedí a Víctor que me follara sin quitarme las bragas, sacándose su polla por un lado, rompiendo mi panty con su mano o con sus dientes, optó por lo segundo, mientras yo ponía en posición para follarme a Alfredo, de igual manera todos vestidos. Sentí la polla entrar en mi culo, le pedí más y más fuerza, mientras abría cuanto podía al culo de Alfredo, sin meterle ningún dedo coloqué mi polla en su entrada y de un solo empujón se la metí. Chilló, pero sé que fue más de placer que de dolor. Bombeábamos casi a la vez y casi a la vez yo sentí correrme cuando un chorro caliente me llegó hasta lo más profundo de mi ser.
Tan pronto como me corrí yo, Alfredo se sacó mi polla de su culo y se colocó tras Víctor ensartándolo y bombeando con fuerza, cosa que agradecí pues Víctor volvió a ponerse muy duro y aunque no volvió a correrse, me dio tanto gusto como al principio.
Una vez satisfechos de momento, nos dirigimos a la cocina para preparar unos pinchitos que asaríamos en la barbacoa de la piscina. Bebimos suficiente vino como para estar como "tres locas", manoseándonos cada vez que una pasaba junto a otra cualquiera.
Comimos y la tarde la pasamos los tres tendidos en el césped de la piscina. Volvimos a follarnos unos a otros. Me encantaba ver a Víctor con su brazo pegado a su cuerpo a Alfredo arrastrase por los suelos sin sus bastones. Y a ellos les encantaba que yo fuera su ayuda para muchas cosas.
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