Alfredo (2)

Despues de siete meses de noviazgo, por fin nos entregamos al placer

La lluvia no daba tregua afuera y el frío cada vez era mas intenso, el calor de nuestros cuerpos no fue suficiente para evitar un ligero temblor en mí que Alfredo percibió, así que como pudo jalo las cobijas y nos cubrió a los dos, yo me acurruque en su pecho y seguí dormida abrazándolo.

De pronto un relámpago acompañado de un trueno enérgico nos despertó, yo alcance mi celular sobre la mesa de noche, lo encendí y vi la hora, las 1:00 AM, bien, ya habían pasado varias horas desde que habíamos llegado a la escuela, por otro lado tampoco tenia llamadas perdidas, bien mi mamá parecía haber quedado conforme con mis argumentos, así que puse la alarma del despertador a las 4:30 AM, pero el movimiento provoco que mi novio despertara.

¿Qué haces?

Programo el despertador, tengo que llegar temprano a casa.

Deja eso, nos despertamos con el mío, en vez de ir al gimnasio te acompañare hasta tu casa en un taxi, ¿OK?

OK, esta bien.

Apenas me estire un poco para dejar el celular en el mismo sitio Alfredo alcanzo mis labios y los atrapó en los suyos, sus brazos aprisionaron mi cuerpo y yo me deje llevar de nuevo por sus deseos, que a la vez eran también los míos.

Afuera el sonido de la lluvia era nuestro cómplice para que los inquilinos de la casa no sospecharan que dentro de la última habitación del pasillo había dos amantes dando rienda suelta a sus deseos.

Me encantas, Pao, te quiero tanto.

Demuéstramelo, hazme vibrar como hace rato.

Los besos cada vez se tornaban más apasionados, Alfredo giro sobre su espalda y quedo prácticamente sobre mí, podía sentir claramente su nueva erección muy cerca de mi entrepierna, y me estaba ya saboreando la nueva faena.

Pensé en retribuirle el placer que con su lengua me había propiciado algunas horas antes y lo recosté de nuevo sobre su espalda, el me veía con lujuria, esperando mi accionar, yo lo bese con pasión y fui bajando por su pecho poco a poco, acariciándolo con mi cuerpo y mi boca, pero cuando llegue a la altura de su ombligo me detuvo, yo estaba bajo las cobijas, así que las levante un poco y lo mire a los ojos.

¿Qué pasa?

No me gusta que me chupen la verga.

¿en serio? Mira se que a muchas chicas les parece denigrante, pero no es mi caso, así que no sientas que lo hago como por obligación.

No, no es eso, es simplemente que, bueno, no me gusta después sentir el sabor de mi verga en tu boca al besarte.

¿y el sabor de mi conchita si te gusto?

Es diferente, y al ver que tú no pusiste resistencia, pues seguí, pero anda sube a mi boca de nuevo.

No me quedo mas que emprender mi camino de vuelta a su boca, un hombre al que no le gusta que le mamen la verga, cosa rara, pero supongo que habrá mas por ahí con estos mismos raros gustos.

Cuando alcance su deliciosa boca con la mía, nos fundimos en un delicioso beso, húmedo, apasionado, intenso, el giro nuevamente para quedar sobre mi, subió mis brazos poco a poco y los sostuvo sobre mi cabeza obligándome a aferrarme de la cabecera mientras el besaba mi cuello.

Sus fuertes manos acariciaban mis brazos y eso me estaba derritiendo, su boca bajaba por mi cuello hasta mi pecho y me besaba el esternón, los costados de mi cuerpo, me hacia suspirar.

Que bonita eres Pao, me encantas.

Te quiero, te quiero mucho corazón.

Alfredo subió de nuevo por mi pecho hasta mi boca y con sus piernas fue haciéndose espacio entre las mías, sin dejar de acariciar mis brazos.

Sentí de nuevo su verga en la entrada de mi conchita y por instinto doble y abrí las piernas para dejarlo actuar, al tiempo que me besaba me fue penetrando, imitando el movimiento intruso de su verga con su lengua en mi boca.

Sus manos liberaron mis brazos y se asieron a mi espalda, mis manos de inmediato buscaron su nuca, su espalda, y su boca dejo la mía para perderse en mi cuello entre mi cabello.

El ritmo era constante, suave, acompasado, ambos disfrutábamos de cada centímetro de verga en el mete y saca, el sonido de la lluvia nos acompañaba y de vez en vez, algún relámpago iluminaba la habitación, estábamos de nuevo totalmente entregados al placer.

Ahhh, si así, despacito, despacito papi.

Mmm... chiquita aprietas bien rico.

Entonces Alfredo se giro nuevamente sobre su espalda y me dejo montada sobre su verga.

Quiero verte gozar chiquita.

Yo sin pensármelo dos veces subía y bajaba sobre su verga con el cuerpo hachado para atrás y recargada en mis manos, mi novio acariciaba mis senos, los apretaba y los sobaba, yo estaba mas que feliz con la concha llena de verga. Pasados unos minutos en esa posición yo me abrace a su pecho y le besaba el cuello, sin dejar de subir y bajar mi cadera para gozar del bien dotado instrumento de mi novio.

Sus manos se colocaron sobre mi cadera y el me ayudaba a seguir con el mete y saca, ahora mucho mas profundo y pausado. Mis manos se aferraban a su espalda, lo estaba gozando infinitamente, mi vagina estaba chorreando y un ruidito de chacoteo acompañaba nuestros movimientos.

Te quiero, te quiero Alfredo, no me sueltes, no me sueltes por favor.

Mi novio se giro de nuevo, me encantaba eso, por que no me sacaba la verga y la sensación era magnifica. Me tuvo que sacar por un momento su instrumento, por que junto mis piernas y las subió a su hombro, para darme una cogida mucho mas profunda e intensa.

Espera, un poquito mas despacio, me lastimas.

Es que esta súper estrecha chiquita, mi verga gorda y tú estrecha, me encanta como me la aprietas.

Ahhh, si, si, no pares, así esta bien.

Solo era cosa que te acostumbraras, ahora si vas a gozar como loca.

Si, mas, dame mas duro.

Mi novio ni se lo pensó y me empezó a dar una cogida de campeonato, yo me retorcía en la cama y me aferraba a la colcha azul que hasta hacia algunos pocos segundos nos protegía del frío, el cual ya no sentíamos en lo mas mínimo.

El ritmo intenso que había tomado la penetración de mi novio no duro mas de cinco minutos, suficientes para llevarme a las estrellas, aunque no para provocarme un orgasmo, así que el decidió bajar mis piernas y ponerlas sobre su cadera formando con nuestros cuerpos un ángulo de 90 grados.

El ritmo fue mas lento, pero acompasado y constante, la penetración un poco menos profunda, pero también menos molesta para mi, además así podía disfrutar mejor de la vista que el rostro de satisfacción de mi novio me ofrecía, cerrando los ojos y buscando como podía alcanzar mis senos y darme alguna tierna caricia.

La posición tampoco era de lo mas cómoda, así que tampoco duramos mucho tiempo en ella, regresando a un tradicional amazona. Entonces sentí como mi vagina comenzaba con sus contracciones, si ya era inevitable, mi orgasmo estaba por llegar.

Ahhh, me aprietas, te estas viniendo, si chiquita disfrútalo.

Ahhh, si, si, Alfredo te quiero.

No soporte mas y me deje caer sobre el cuerpo de mi novio sin poder controlar mi cuerpo, Alfredo me abrazo y continuo con el movimiento de pelvis, yo ya no podía y el no quería que paráramos.

Entonces sentí como mi interior se llenaba del calor de su leche, su cuerpo y el mío se fundieron en un abrazo intenso, nuestros cuerpos estaban fuera de control y el intenso placer era consecuencia lógica de nuestro amor.

Poco a poco la normalidad regreso a nuestros cuerpos, totalmente satisfechos y sudorosos que no querían separarse aun.

Despacio nos fuimos acomodando de nuevo en la cama de cucharita, Alfredo jalo la colcha azul y cubrió nuestros cuerpos con ella, yo me acurruque en la cama y tome la mano con la que me abrazaba y apreté a mi pecho, entre mis senos, así nos quedamos dormidos otro rato.

Cuando la alarma del celular de Alfredo sonó a lo lejos, el intento soltarse, pero yo se lo impedí.

Espera corazón, debemos levantarnos.

El se paro, busco su teléfono y desactivo la alarma y se vistió con la misma ropa del día anterior que se fue poniendo conforme la encontraba en el piso, primero sus boxer tipo slip negro, su camisa azul y su pantalón negro, yo lo miraba sentada en la cama, cubriendo mí pecho con la colcha, sentía como que todo era un sueño.

Alfredo fue recogiendo poco a poco mi ropa del piso. Se acerco despacio a la cama y tomo mis pies bajo la colcha.

Tienes los pies fríos, voy a ponerte tus calcetines.

Gracias.

No, no me des las gracias, te voy a vestir completita.

Te quiero.

Y yo a ti muñequita.

Alfredo coloco mis calcetines despacito, acariciando mis pies desnudos para calentarlos un poco, después tomo mi cachetero negro de encaje y listones plateados y la deslizo por mis piernas despacito, acariciándolas suavemente hasta dejarlo bien puesto en su sitio ayudado por mi movimiento de cadera. Yo solo le sonreía tiernamente sin decir nada.

Después busco mi sostén a juego con mi cachetero sobre la mesita de noche y con suavidad lo abrocho a mi espalda, subió los tirantes por mis brazos y con sus manos acomodo mis senos en las copas de forma que esta realzara su forma. Cuando estuvieron listos, beso mis senos muy suavemente, provocando un leve escalofrío en mí y que mi piel se erizara, pretexto perfecto para abrazarme a su cuerpo.

Yo no decía nada, solo lo miraba y lo dejaba hacer, moviendo mi cuerpo de forma que le facilitara su accionar.

Después me puso la blusa, pasándola por mi cabeza cuidadosamente, saco mi cabello por el cuello y busco mi liga entre la ropa para con ella atarme el cabello. Me hacia sentir como una chiquilla a la que su padre viste cariñosamente.

Mis jeans me los puso muy despacito, acariciando mis piernas poco a poco con sus manos y la tela, no se por que sentía mucho mas excitante el como me estaba vistiendo que como me había dejado desnuda, me encantaba, estaba a punto de decirle que no quería irme, que nos quedáramos ahí para siempre, pero eso era imposible.

Calzo mis pies con mis botas negras de tacón alto, cuidando de no lastimar mis pies, y me dejo sentada en la orilla de la cama mientras el preparaba un poco de café. Yo aproveche para encender mi celular y arreglar un poco mi cabello, ya que no bastaba con solo amarrarlo con la liga.

Alfredo sirvió dos cafés en vasos desechables y me invito a la mesa, yo seguía sin decir nada, me senté y bebí el café observándolo calladamente del otro lado de la mesa.

¿Por qué tan callada?

No se, es que, esto ha sido tan…hermoso.

¿te lo pareció?

Si, me encanto.

¿entonces por que no quieres hablar?

No es eso, es que no quiero echarlo a perder con comentarios tontos.

Jaja, OK amor, me encanta tu silencio, me encanta observarte.

Gracias.

Sabes, desde la primera vez que te vi cruzando el patio sonriendo con tus amigas, supe que un día tendría tu sonrisa para mí, y desde entonces no he dejado de observarte.

Yo jamás me imagine que te fijarías en mí, somos tan diferentes, que pensé que tú jamás tendrías una relación con una chica como yo.

Al contrario, en mi vida me hubiera atrevido a siquiera soñar con que fueras mi novia, de hecho, esa tarde que llegue con las flores y me pare enfrente de ti, me sentí tan estúpido, pensé que me aventarías el ramo a la cabeza.

No, yo jamás hubiera hecho eso.

Te quiero chiquita, te quiero tal como eres, no me interesa cambiar nada en ti, así como eres me encantas, con tu música y tus rollos fresas, aunque tenga que acompañarte a tus fiestas y todo eso, me encanta estar contigo.

Tú también me encantas, con todo y tu ropa negra, tus cadenas y picos de metal, tus amigos que a veces ni me hablan por que creen que soy muy boba, así te quiero, así me gusta estar contigo.

Y entonces nos tomamos de las manos y nos dimos un tierno beso sin siquiera levantarnos de la mesa, al separarnos, una sonrisa de complicidad se dibujo en nuestros labios y apuramos el café para salir a buscar un taxi.

Alfredo me puso mi abrigo gris Oxford y mi boina del mismo color, guarde mi celular en mi bolsa, la colgué a mi hombro y tome mi carpeta, Alfredo ya se había puesto su chamarra de piel negra, salimos sigilosamente de la habitación, tal y como habíamos entrado.

En el pasillo no había nadie, todos dormían o estaban en sus habitaciones, sin embargo a nadie le pareció raro que Alfredo estuviera en el pasillo y abriera la puerta principal por que el siempre salía al gimnasio a esa hora.

Tuvimos suerte, ya no llovía y al llegar a la avenida principal paso un taxi, así que lo abordamos, Alfredo me abrió la puerta y el subió del otro lado, de inmediato me acerque a el para que me abrasara, mi novio le indico al taxista la dirección y que camino tomar, el resto del camino no hubo platica, solo caricias y uno que otro distraído beso, pero nada mas.

Al llegar a mi casa, Alfredo le pidió al taxista que lo esperara un momento y bajo para abrirme la puerta, me ayudo a bajar y cargo mis cosas hasta llegar muy cerca de la puerta de la casa, nos colocamos junto a una pared sin ventanas de la cochera.

OK, bueno, te veo en la escuela mas tarde.

Si, ahí nos vemos.

Te quiero Pao.

Te quiero corazón…mucho.

Alfredo me dio un abrazo fuerte y me beso en la frente, nos separamos muy despacio y yo entre a mi casa.

Me despide de el con un beso que voló de la palma de mi mano hasta su corazón y cerré el portón.

Antes de cruzar la cochera escuche como el taxi arrancaba de nuevo.

Al entrar no había nadie despierto, vi la hora, aun era temprano, así que decidí dormir un rato más, durante media hora soñé que mi querido novio Alfredo me tenia de nuevo entre sus brazos.