Alfonso y Marta. Cogiendo en Marbella

Viajo a Marbella, para conocer a Marta, una aparente empresaria que reclama mis servicios como abogado.

Este es el relato de cómo conocí, y me follé, a Marta, la hija de Simón un narcotraficante de la Costa del Sol, en la provincia de Málaga.

Yo mismo narro la historia (Con algunas explicaciones para lectores latinos)

Un día cualquiera, en mi bufete de abogados

En esta ocasión, estaba yo en mi despacho del bufete en Madrid, cuando recibí, directamente, la llamada de Marta, una mujer de Madrid, pero que, a sus 30 años, mi misma edad en ese momento en el que ocurrió todo esto, vivía en la Costa del Sol.

Marta me dijo que le habían dado mi número, cuando había estado preguntando por un buen abogado penalista, que supiera mucho de finanzas, y me estaba llamando, porque quería conocerme, para que le solucionara algunos problemas que tenía su padre, a nivel legal.

Debido a la distancia (En torno a 530 km por carretera) entre Madrid y Málaga, Marta me dijo que me enviaría un billete de AVE (Un tren rápido que conecta las dos ciudades), pero que quería que nos viésemos, al día siguiente, en la estación del AVE de Málaga, que enviaría a alguien de la organización (Así lo dijo, exactamente) a recogerme, para que me desplazara a Marbella desde el AVE; también me dijo que no hacía falta que reservara ningún hotel, porque ella misma tenía espacio en su casa, donde me podría quedar, el tiempo que fuera necesario

Yo, como nunca digo que no a un buen negocio, debido a mi ideología, y a lo que había aprendido, erróneamente, de mis padres, pues, he de reconocer que me froté las manos, y seguí la jornada, pero ya pensando en lo que me esperaba al día siguiente, con Marta en Marbella.

Pasé el resto del día, ocupado en otros asuntos, y, al acabar la jornada laboral, agarré el coche y me fui a mi casa, a las afueras, en Villaviciosa de Odón.

Una vez ya en mi casa, mientras me preparaba algo para cenar, recibir un

Whatsapp

de Marta, en el que me indicaba que me había enviado por email, los detalles del billete de AVE, y que nos veríamos mañana, en Marbella, para empezar a hablar de negocios.

Me fui a dormir temprano, porque el AVE salía a las 9, y tenía que ir hasta allí, que, a esas horas, no siempre es fácil.

Estaba algo nervioso, pero no sabía el motivo de mi nerviosismo, ni lo que se me venía encima...

El viaje en AVE a Málaga

Por la mañana, me levanté a las 7, me arreglé, y, a las 7:30, ya tenía el VTC esperando, para llevarme al AVE.

Iba trajeado, pero sin corbata; arreglado, pero, informal.

Llegué al AVE de Madrid, en Atocha, y pasé los controles, para acceder al tren en sí.

El viaje transcurrió sin problemas, y, a las 11:15, recibí otro

Whatsapp

de Marta, en el que me indicaba que, la persona que me iba a recoger, en el AVE de Málaga, ya estaba esperándome, para recogerme con el coche, y llevarme a Marbella.

Al salir del tren, me dirigí a la salida, y vi a una mujer, que tenía un cartel, en el que ponía el nombre de mi bufete de abogados.

Me identifiqué ante ella, y fuimos hasta el parking, donde había aparcado su coche.

No os he comentado que, Nieves, que así se llamaba la mujer que me estaba esperando en el tren, era una morena de 170cm, con cuerpo natural, y, lo mejor de todo, muy buen carácter, que me conquistó, desde el primer momento que la vi, aunque, por desgracia, de eso me di cuenta algo tarde.

El día que me recogió en el AVE, iba vestida con unos leggins negros y brillantes, y una camiseta, también negra. Llevaba deportivas negras, a modo de calzado.

Tiene 29 años, aunque, es del mismo año que Marta y yo, aunque, de finales del año.

Agarramos el coche de Nieves, un Tesla, el que se abren las puertas de forma peculiar, el modelo grande; y fuimos hasta la casa de Marta.

Llegamos a Marbella, y fuimos hasta la urbanización donde vivía Marta, una de las zonas de más lujo, en el que Marta tenía un ático dúplex, con una terraza enorme, que incluía hasta una piscina.

Durante el viaje en coche Málaga-Marbella, Nieves me dijo que era, algo así, como la mano derecha de Marta, que trabajaba para ella, desde hacía mucho, de hecho, se habían conocido en los tiempos del colegio, y no se habían separado desde entonces.

Me explicó que ella, era médico, y que, aparte de los turnos en su hospital, ayudaba a Marta en lo que pudiera necesitar, en su tiempo libre.

También me advirtió acerca de que debía tener mucho cuidado con Marta, porque era un poco peligrosa, si la pillaba de mal humor.

En el ático de Marta, la llegada

Nieves aparcó el coche, yo agarré mi maleta, y subimos en el ascensor, desde el sótano, donde estaba el garaje, hasta el último piso. Nieves tuvo que usar una llave especial, para que el ascensor, pudiera subir hasta esa planta.

Al abrirse el ascensor, llegamos, directamente, al ático de Marta, pues tenía acceso directo, desde el ascensor.

Por indicación de Nieves, pasamos a uno de los salones del ático, y nos sentamos en un sofá que había; Nieves, le mandó una nota de audio de

Whatsapp

, a quien parecía ser Marta, en la que avisaba de que ya habíamos llegado.

Estuvimos un rato más hablando, Nieves y yo; sí que es cierto, que, en todo momento, noté que había buena sintonía entre ambos, pero, no supe identificar, del todo, la sensación, de que, en realidad, a quien me querría haber follado, era a Nieves, y que no hubiera pasado, lo que pasó.

Minutos después, Nieves recibió un

Whatsapp

, y me dijo que, ya era el momento, que me acompañaba al despacho de Marta, me la presentaba, y me dejaba ya hablando con Marta.

El primer encuentro con Marta

Llegamos al despacho, Nieves tocó a la puerta, se oyó una voz que dijo “Adelante”, y pasamos los dos, al interior del despacho.

Allí fue la primera vez que vi a Marta, una mujer, de 30 años, como yo, en torno a 170cm de altura, más o menos, quizás no muy agraciada físicamente (En opinión de algunos), pero muy femenina y muy elegante, desde luego, me entró por los ojos.

Ese día, Marta, llevaba una falda de tubo negra, una camisa blanca, y unas botas altas negras, de cuero y tacón bastante alto, que, sinceramente, le quedaban genial.

Nos sentamos, para que Nieves hiciera las presentaciones de rigor, y, después, Nieves se fue, pude intuir en ella un cierto gesto de cabreo, al tener que hacer eso, y me dejó a solas con Marta.

Marta y yo, comenzamos a hablar, primero del viaje, y de cosas sin mucha trascendencia, me dijo que Nieves iba a llevar mi maleta a mi habitación, y que, luego, podría ir a verla, e instalarme, pero, primero, quería conocerme un poco, y explicarme el motivo de mi estancia allí.

Me explicó que, su negocio, estaba, totalmente, al margen de la ley, pues, su familia y ella, se dedicaban, en realidad, al narcotráfico, pero que estaba buscando a alguien que le ayudara, tanto a nivel de Derecho Penal, por si había alguna detención, como a nivel de negocios, creando sociedades y montando negocios, para blanquear el dinero obtenido con la droga.

Había acudido a mí, porque le habían hablado de mí, como de una persona que nunca dice que no a nada, así que, esperaba que yo aceptara el encargo.

Eso sí, sólo puso una condición para que aceptara, es decir, había una cosa más, que debía tener en cuenta, en caso de aceptar.

Y esa situación/condición, era que me tendría que desplazar a vivir a Marbella, con gastos a su cargo, para estar muy cerca de ella, y, eso fue lo que más me chocó, que, si ella quería, me la tendría que follar, cuando ella así lo deseara, porque, al parecer, yo le excitaba mucho, y hacía que su coño chorreara, cada vez que veía mi foto (La pudo ver en la web de mi bufete)

Yo no sabía muy bien qué responder, porque era la primera vez que me pasaba algo así, pues, cómo ya sabéis los que

hayáis

leído

mis historias, suelo ser yo, el que digo cuando se folla, y lo que se hace, debido a mi falta de tiempo, por trabajar muchas horas.

A pesar de todo, dije que, adelante, y que estaba deseando empezar, aunque, en realidad, no las tenía todas conmigo.

Marta me indicó que me iba a llevar a mi habitación, para enseñármela e instalarme, así que, fuimos hasta allí.

Mi habitación, estaba arriba, justo al lado de la suya, y enfrente de la habitación de Nieves, lo que hace que, a día de hoy, me sienta aún más culpable de no habérmela follado...

Llegamos a la habitación, enorme, y con baño incorporado, mi maleta, ya estaba allí, había una cama bastante grande, una tv, y algún armario para guardar ropa.

Marta me dijo, que quería estrenar la cama, y celebrar que había dicho que sí, haciéndome una mamada, porque quería saber si, sus sospechas sobre el tamaño de mi polla, eran ciertas.

Así que, me tumbé sobre la cama, y dejé que Marta me bajara el pantalón que llevaba, y también los calzoncillos, sacara mi polla, que, por toda esa conversación en su despacho y ver a Marta así vestida, estaba ya erecta, y me la empezó a chupar y a lamer

Todo hay que decirlo, no lo hacía nada mal, parecía que tenía experiencia, o, al menos, había visto bastante porno en Internet, como para saber en qué consiste hacer una mamada a un tío.

Marta me pidió que le avisara, cuando me fuera a correr, para correrme en su cara, que, ya luego ella se limpiaría.

Cuando llegó casi el momento de correrme, Marta paró, porque yo avisé de que me iba a correr, y logré hacerlo a tiempo, para cumplir su deseo, de recibir mi semen en su cara.

Su maquillaje se alteró, y dejé su cara bien llena de semen, pero a Marta eso, lejos de enfadarla, le dio cierto placer, se le notaba en su cara, había, además una mancha de humedad en su ropa interior...

Al acabar, Marta, antes de irse, supongo que, a limpiarse, me dijo que me instalase, y que tenía tiempo libre, para hacer lo que quisiera, hasta las 20:00, hora en la que me tendría que preparar para ir con ella a cenar.

Me dio un beso en la boca, que, sinceramente, no me esperaba, y se fue.

Yo me quedé un poco, en shock, pero reaccioné, a los pocos segundos, en cuanto pude procesar todo lo que estaba pasando.

Por suerte, me había quedado con el número de

Whatsapp

de Nieves, por si acaso, así que le escribí, y, en menos de un minuto, ya estaba en

mi habitación

, pues se había quedado en la casa, por si acaso Marta necesitaba sus servicios, ya que, ese día, no tenía turno en el hospital donde trabajaba.

En ese momento, era la 1 de la tarde, y yo tenía, por delante, 7 horas, hasta las 8, para hacer lo que quisiera, así que, como ambos no teníamos nada que hacer, Nieves me propuso que fuéramos a dar una vuelta, por Marbella, tal vez ir a comer, y pasar el día, lo mejor posible.

Aunque se le veía claramente, que, de no estar Marta presente, habríamos follado allí mismo, yo no me pude dar cuenta de ello, hasta tiempo después.

Con Nieves en Marbella, después de la mamada de Marta, pasando la tarde

Bajamos de nuevo, por el ascensor, pero, esta vez, hasta la calle, y fuimos a dar una vuelta por Puerto Banús, que es la zona donde estaba el ático de Marta.

Después del paseo, fuimos a comer, a un restaurante italiano, y estuvimos toda la comida, charlando animadamente.

Al acabar de comer, como hacía algo de calor, además, no me gusta pasear recién comido, volvimos al ático de Marta, y pasamos la tarde, tranquilamente, charlando.

En toda la tarde, que se me pasó muy rápido, no vi a Marta, hasta que, justo a las 20:00, Nieves recibió un

Whatsapp

en su móvil, y me dijo que tenía que ir al despacho de Marta, porque quería hablar conmigo, sobre la cena de esa noche.

En el despacho de Marta, otra vez

Llegué al despacho de Marta, esta vez ya solo, sin que Nieves me acompañara, llamé a la puerta, me abrió Marta, me pidió que pasara, y que me sentara, porque me iba a informar de la cena de esa noche.

Marta me recibió con un, apasionado, beso en la boca.

Íbamos a ir a la casa de su padre, en La

Zagaleta

, para que me pudiera conocer, y poder explicarme las ideas que ya su padre tenía en mente, para saber mi opinión.

Me dijo que me habían dejado, la ropa que me tendría que poner, un traje elegante, para ir a la cena, que ella también se iba a arreglar ya, y que nos veríamos a las 20:45 en el ascensor, para ir, en coche, a la casa de su padre, en La

Zagaleta

.

Marta, salió conmigo del despacho, me tomó de la mano, y fuimos hasta mi habitación, se despidió de mí, por unos minutos, con otro beso en la boca, y se fue a su habitación a cambiarse también ella.

Yo me metí en la ducha, me di una ducha breve, y me fui hasta la cama, que era donde me habían dejado el traje, y me empecé a vestir.

Había también ropa interior, calzoncillos, que, supongo, los eligió Marta, que no tenía mal gusto.

Una vez ya vestido, bajé hasta el salón, donde estaba Nieves, también ya arreglada, porque iba a ir a la cena con nosotros.

Todo hay que decirlo, Nieves estaba muy guapa, con un vestido corto, aunque no demasiado escotado, por el calor que hacía, y unas botas, pero le quedaban ambas cosas muy bien.

Llegó, entonces, Marta, que también iba, muy elegante, se notaba que, por donde iba, llamaba la atención.

Fuimos hasta el ascensor, y bajamos los tres al garaje.

Nieves agarró el Tesla con el que habíamos ido hasta Marbella, desde el AVE, y, Marta, tenía un Mercedes GLS, esperando, con un conductor, que nos abrió la puerta, y me indicó que subiera.

Marta me explicó que iban en dos coches, por seguridad, y porque ella quería ir conmigo

al

lado.

Durante el trayecto en coche, hasta La

Zagaleta

, le pregunté a Marta, si iba a querer follar aquella noche, y, ella me respondió, que, a lo largo de la noche, me iría avisando.

**En la casa del padre de Marta, en La

Zagaleta**

Llegamos a La

Zagaleta

, y, tras pasar el control, llegamos a la mansión de Simón, el padre de Marta.

Una casa, sin duda, impresionante, casi 4000m2 de casa principal, con otra, al lado, de 1000m2, para invitados, en parcela de 3

hectáreas

.

Llegamos a la puerta de la casa, y Marta me indicó que era hora de bajar, que ya habíamos llegado, Nieves ya debía de estar allí, pues su coche, el Tesla, desapareció cuando nosotros llegamos.

La puerta de la casa, estaba abierta, así que, por indicación de Marta, pasamos al interior de la casa, y, Simón, nos estaba ya esperando, junto con una mujer rusa, que, estaba buenísima, pero, claro está, toda operada.

Marta hizo las presentaciones de rigor, y le dijo a su padre que quería ir al baño, y me pidió que le acompañara.

Pero claro, Marta, no quería ir, exactamente, al baño...

Subimos unas escaleras, y, guiado por Marta, entramos en una habitación, que tenía una cama, bastante grande.

Según me dijo, era la habitación que usaba Marta, cuando se quedaba a dormir allí.

Marta me dijo que estaba deseando follar, así que, quería que me la follase ahí mismo, sin preocuparme de que Simón, pudiera aparecer.

Marta me empezó a bajar el pantalón, los calzoncillos, y yo, le subí el vestido, lo suficiente, como para poder acceder a, lo que yo pensaba, iba a ser su ropa interior, pero, me di cuenta de que no llevaba, así que, le empecé a meter mi polla, y me la follé, por primera vez.

Debido a la excitación y a lo complicado del momento, pues, aún no había afinidad con Simón, como para que me pillase follándome a su hija y no pasara nada, pues no sé si estuve del todo, a la altura que se espera de mí, pero, no fue una mala experiencia.

Por deseo de Marta, me corrí dentro de ella, pues me dijo que llevaba un DIU, y no habría problema, que ella prefería sentir mi semen dentro de ella.

Al acabar la primera sesión de sexo, de esa noche, volvimos, tomados de la mano, al salón, donde estaban Nieves, Simón, y su mujer rusa.

Estuvimos unos minutos hablando, mientras disfrutábamos de una copa de vino blanco, que habían preparado para nosotros, en nuestra ausencia para follar.

Después, pasamos al comedor, pues era ya la hora de cenar.

La cena consistió en una mariscada, pero, lo mejor, llegó, después del postre de chocolate, pues se levantaron la novia rusa de Simón, y Marta, que me hizo una seña, para que la acompañara.

En principio, iban a ir, “A retocarse el maquillaje”, pero no, me aguardaba una sorpresa.

Fuimos a otra habitación de la casa, en la que había un sofá, y, una vez allí, Marta me dijo que me sentara y que disfrutara de lo que iba a pasar.

Marta le hizo una seña a la chica rusa, le habló en inglés, algo que, traduciendo decía, más o menos, “

chúpasela

La rusa, me bajó los pantalones, los calzoncillos, y comenzó a chuparme la polla, tenía más experiencia que Marta, y, sus labios, muy operados, ayudaban mucho, todo hay que decirlo.

Cuando ya me iba a correr, Marta me dijo que me corriera sin problema, que la rusa, se lo tragaba todo, así que, me corrí en la boca de la rusa, que se tragó todo mi semen.

Al acabar, yo volví, a solas, al salón, donde estaban Simón y Nieves, charlando animadamente, y yo me senté con ellos, para hablar de temas sin trascendencia.

Minutos después, aparecieron, Marta y la chica rusa, que me había hecho una mamada, minutos antes, ambas con cara de felicidad.

Estuvimos un rato más hablando, y, en torno a las 2 de la mañana, Marta dijo que ya tenía ganas de irse a dormir, así que volvimos los tres, Nieves, Marta y yo, al ático de Marta.

De vuelta en el ático de Marta, ya de madrugada.

Volvimos a agarrar el mismo esquema de coches, para volver, y llegamos al ático, en torno a las 02:30 de la madrugada.

Aparcamos los coches, y volvimos a subir al ático, aunque fue Marta quien abrió el acceso al ático con la llave especial, en esta ocasión.

Marta dijo que, antes de irnos a dormir, deberíamos tomarnos los tres, una copa, así que, fuimos hasta la cocina, y Marta preparó tres whiskies, uno para cada un@, y, de ahí, fuimos a otro de los salones de la casa, a disfrutar de la copa.

Lo que pasó esa noche, y, al día siguiente, lo contaré en el próximo capítulo de la historia.

Próximamente, iré escribiendo más capítulos de ésta, y otras historias.

Para cualquier comentario, escribidme por email, y hablamos.