Alex y Manu

Un secreto entre un policía y un chaval.

Alex y Manu

¿Os pillo en mal momento? - preguntó Manu cuando le abrí la puerta -.

¡Manu! – me abracé a él - ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces tú por aquí a estas horas?

¡Calla, calla, Tony! – me dijo con mala cara -, que he tenido que salir a levantar un cadáver con el juez. Un pirao que se ha tirado desde un noveno piso.

¡Joder! – exclamé - ¿Quieres un refresco o prefieres esperar?

Pues la verdad es que me tomaba ya una caña bien fría – me dijo -. Oye ¿Estás solo?

Nooo – le contesté besándolo -, el pequeño está en su dormitorio jugando. Andrés ha salido con su nuevo novio; dentro de poco empieza a trabajar. Y Daniel está con sus padres. El jueves empezamos las galas y no paramos en casi tres semanas. El miércoles que viene es fiesta en casi todos lados. Trabajaremos mucho, pero nos vendrá muy bien.

¿Estáis cortos de dinero? – dijo -, podría echaros una mano en estos días.

Debió notarme un gesto raro en la cara; pensé en el maletín escondido.

¿De verdad tenéis fondos para estos días? – insistió -; ya sabes que puedo ayudaros.

¡Anda, anda! – le dije -, vete a buscar a tu chico preferido a su cuarto. Está jugando con uno de esos rompecabezas que le compré.

Me fui tras él y le dio una sorpresa a mi pequeño. Luego se sentó a su lado y le hizo preguntas sobre el juego y se puso a jugar con él. Ya me disponía a volver a la cocina cuando le dijo Manu al niño que si era costumbre suya apoyarse en las pollas de los demás mientras solucionaba juegos. Alex se rió a carcajadas, pero, efectivamente, le tenía cogida la polla y no se la soltaba.

A lo mejor es que me da suerte esto, Manu – le dijo el pequeño -; yo creo que si te la toco y se empalma, me sale la solución.

Pues si sigues tocando así, enano – le respondió -, me parece que acabarás el juego dentro de poco.

Me sequé las manos en el delantal y me volví para el salón, pero antes de retirarme mucho, oí a Alex:

Oye, Manu, ¿me dejas bajarte la cremallera y meter ahí la mano un poquito?

Manu, sonriendo, le dijo:

Mira, chico… El uniforme no tiene cremallera; tiene botones. Y me parece que te encontrarías con una polla un poco sudorosa.

Me quedé en la esquina de la puerta (porque soy un cotilla, no porque me desagradase que pasase aquello).

¿Y por qué no vas a mear en un momento – le dijo el pequeño – y así te la refrescas?

Está bien, está bien – le dijo Manu -; no tengo ganas de mear ahora, pero me refrescaré un poco y dejaré los botones abiertos. Están muy duros para abrirlos.

Al salir para el baño, me vio escondido y le hice señas de que no dijese nada y de que siguiese. Le sonreí. Quería ver qué pasaba. Él me hizo señas también y me guiñó un ojo. Entró en el baño y oí correr el agua. Luego salió y me hizo una señal levantando el dedo gordo (OK). Llevaba abierta la bragueta.

¡Joder, Manu! – dijo el pequeño - ¿Todo eso tardas en refrescártela? Ya sé que es grande, pero

Miré con mucho cuidado y vi cómo le metía la mano por el hueco de la portañuela:

¡Jo! ¡Ya se te ha puesto dura y grande!, como a mí me gusta.

Me pareció que le bajaba los calzoncillos y se la agarraba con fuerzas tirando de ella y sacándosela.

Oye, Alex – le dijo Manu a media voz - ¿si viene Tony no dirá nada?

¡Que vaaaaaa! – se rió -, a él no le importa que haga esto y, además le gusta.

Se bajó Alex las calzonas y se puso en pie sin soltarle la polla acercándose a él. Manu creyó que quería que le chupara su churrita, pero se sentó lentamente sobre Manu.

Puedo hacerte daño, Alex – dijo Manu -; ya sabes el tamaño

Sólo mi papá me la mete ¿sabes? – le contestó -; es un secreto que tenemos. En realidad me gustaría que sólo él me la metiese, pero es que esta me gustaría probarla.

Te voy a hacer daño – insistió Manu - ¿Te gustaría que probásemos otra cosa nueva? Un secreto entre tú y yo.

¿Un secreto de poli a chaval? – sonrió - ¿Qué secreto es ese?

Ya sabes – le dijo Manu a media voz – que a mí no me la ha metido ni me la meterá nadie. Ni un dedo, vamos. Pero si tú quieres, te dejo follarme.

¿Sí? ¿De verdad? – preguntó el pequeño asustado - ¡Cierra la puerta, puede venir papá!

Y sabiendo Manu que yo estaba espiando, lo tomó por el brazo y le dijo:

No, no; no te preocupes. Sé que está en la cocina y no va a venir.

¿Y puedo follarte yo? – preguntó Alex incrédulo -.

Quiero que seas tú el primero – le dijo -; como aún no la tienes muy grande no me harás daño, pero seguro que me darás mucho gusto.

Se levantó y desabrochó el botón de la cinturilla de su uniforme. Los pantalones cayeron al suelo y su polla quedó saliendo por encima de los calzoncillos. Alex se apresuró a cogérsela con una mano y, con la otra, le bajó los calzoncillos hasta las rodillas: «¡Jo!, no voy a llegar tan alto.

Espera, bonito – le dijo Manu -, todo tiene solución.

Se agachó y se puso de rodillas de forma que yo viese bien la escena. Su hermoso culo de poli quedó en pompa y Alex no esperó mucho para acercarse a él ya empalmado.

¡Vamos! – dijo Manu -, eres tú el que tienes que actuar

Alex tenía ya su polla dura y erecta, la tomó con su mano y la llevó directamente al agujero de Manu, se echó sobre él como jugando y comenzó a apretar.

Manu era un hombre fuerte como para quejarse por una cosa así, por lo tanto no le vi expresión de dolor. Alex siguió empujando mientras se agarraba a sus hombros, echado sobre sus espaldas. ¡Se la estaba metiendo, joder!

Entonces sí oí un gemido de placer de Manu. La polla de Alex ya le había entrado entera. Alex sonrió y le dio un beso en la espalda mientras empezaba a moverse. Se lo folló en toda regla. Fue aumentando la velocidad y Manu volvió su cara y lo besó en los labios un rato; debería estar sintiendo mucho placer. El movimiento se fue acelerando más y más hasta que Alex cayó exhausto sobre Manu: «¡Jo, qué gusto!».

Se la sacó despacio y se acercó al poli a besarlo.

¿Cómo lo haces, niño? – dijo Manu verdaderamente asombrado - ¡Vaya gustazo que he sentido!

Sonreí, porque algo imaginaba, y me fui en silencio hacia la cocina.