Alex mi querido primo
Unos días en casa de mi primo, me llevan a recordar aquello a que de pequeños jugábamos. Pero ahora de grandes vamos a disfrutar y lo vamos a comprobar entre gemidos.
Sin más una mañana tuve que acomodar mis maletas para ir a casa de mi tía Angie, la más amable de todas mis tías y en donde más oscuros secretos escondía. Cabe decir que s familia no es muy grande, pues son tía Angie, tío Fernando y mi primo Alejandro, mi tan sensual y problemático primo Alex como le decimos. Alex tiene 20 años, un año más grande que yo, desde pequeños hemos crecido juntos y prácticamente nos conocemos desde siempre.
Lo he visto crecer y debo decir que siempre me ha atraído, la última vez que lo vi, tenia 18, y la pubertad lo había ayudado bastante bien, la musculatura en su cuerpo, su estatura, sus brazos de donde resaltaban las venas más sensuales que había visto y no olvidemos ese cuerpo fornido y bien bronceado, sus labios de un color tan vivo y rellenos que enloquecían a cualquiera incluso a mí, el mi motivo de fantasías cada que me ponía de los más cachonda en la mitad de la madrugada.
Como dije hemos sido muy unidos crecido juntos, tanto que desde pequeños hemos conocido cada parte de nuestro cuerpo sin saber que hacíamos. Todo inicio cuando de pequeños Alex quiso imitar una escena de sexo de un novela que habíamos visto, recuerdo que me llevo al lugar más escondido de la casa de sus padres, me dio un beso de piquito, se bajó los pantalones y me ordeno que chupara su pequeño y flácido pene, sin saber que hacia lo hice y poco a poco se sentía bien, sin más me bajo el short que traía, me tiro al suelo y metió o más bien solo rozaba su pene en mi entrada.
Ese fue el primer contacto, a los doce en una cena navideña nos escabullimos y me beso de tal manera que se sentía tan rico, con lengua, con fuerza, con ganas que me sentía mareada, después me empezó a tocar y habíamos fajado, otras tres veces más fue lo mismo, no había más contacto que ese, pero yo ansiaba más y siempre la suerte era la misma, alguien nos interrumpía, ya sea buscándonos, llamándonos o haciendo algún ruido. La familia pensaba que era porque nos queríamos mucho, pero la realidad era que nos gustábamos demasiado y lo único que deseábamos era que las cosas pasaran a siguiente nivel.
Con eso en mente baje las escaleras de casa de mis padres. Para que mi madre me llevara. Mis padres estaban en planes de divorcio así que mi madre quería que me alejara un poco de ese ambiente y me relajara en casa de mis tíos y por mi buena relación con Alex creyeron que era la mejor opción.
-Karen, ¿ya estas lista?- Pregunto mama.
-Sí, esta todo mama. ¿Nos vamos?- Respondí mientras me encaminaba a la puerta.
Una parte de mi quería estar allí verlo de nuevo, otra parte tenía miedo de que las cosas fueran raras, pues la última vez que lo vi nada de eso había pasado, habíamos actuado de manera normal como buenos primos, además que por lo que mi mama me conto ya tenía novia. Mis esperanzas de que lago pasara eran nulas, y eso me caía como balde en agua fría.
Sin darme cuenta habíamos llegado a casa de mi tía, todo era igual a como lo recordaba. Excepto por unas cuantas plantas en el patio.
Baje del coche, toque la puerta, mi corazón latía muy fuerte estaba muy nerviosa y entusiasmada a la vez.
-Hola, ¿Qué haces aquí?- Abrió y pregunto Alex.
Joder las cosas no salían bien, no era el a quien quería ver al llegar. Estaba igual que antes, solo que más bronceado y sexy.
-Hey, pues tú mama no te dijo que me quedaría aquí por unos días.
-Ah, es verdad se me ha pasado perdón. Pero pasa adelante, ya sabes estás en tu casa.- Me invito entusiasmado.
Entre y lo primero que hice fue subir arriba, acomodarme en el cuarto en donde mi tía me había dicho y desempacar. Para después tomar una siesta.
Cenamos todos juntos, converse un poco.
-¿Qué tal estas Karen?, es un placer tenerte aquí cariño.- Comento mi tío entusiasmado.
-He estado muy bien gracias tío por preguntar.
Quería en verdad concentrarme, pero la imagen de Alex chupando esa almeja definitivamente me desconcertaba, como su lengua se movía, y sus ojos me miraban, me estaba excitando y lo estaba logrando, su lengua chupaba sin compasión y el imaginarlo hacerlo conmigo, con mi boca, con los labios, con mi clítoris mi pusieron tan caliente que no pude evitar regresarle la indirecta.
Tome un plátano y comencé a chuparlo de arriba abajo, como si de un pene se tratara, midiendo mis ojos hacia él, y el gustoso con una sonrisa disfrutaba el espectáculo, sin importar que estábamos en la mesa.
-Buena cena, Karen. ¿Verdad mama?.- Pregunto con un sonrisa sarcástica en la cara.
-Lo hice con cariño para Karen- Respondió mi tía, sin saber a lo que él se refería.
Después de despedirme de mis tíos y Alex, deseándoles buenas noches subí a mi habitación para descansar. Al parecer mis tíos iban salir para tener una caminata nocturna, que llegarían muy tarde.
Subí a mi cuarto para cambiarme una simple blusa holgada y unos calzones bastantes cómodos, me acosté. Pero no pude evitar tocarme las piernas, la cena volaba a mi mente de nuevo, y miv vagina rogaba por atención. Así que decidí ir subiendo hasta mi vagina, abriéndolas lo más que pude, estaba ya mojada así que mis dedos resbalaban con facilidad. Comencé recorriendo mis dedos por mis labios, acercando un dedo a mi entrada y después retirándolo, subiendo a encontrar a mi delicado clítoris ya hinchado, empecé a tocarlo y masajearlo de arriba abajo, primero lento, imaginando que era Alex quien me tocaba, quien me chupaba, me sentía más caliente, así que fui aumentado la intensidad, mis dedos se movían más rápido por encima de mi clítoris, con los ojos cerrados disfrutaba y me sentía cerca del orgasmo, hasta que unas manos me detuvieron.
Asustada abrí mis ojos rápido y quien estaba frente a mí era mi querido primo Alex.
-¿Qué carajos haces?- Pregunte.
-Vengo a ayudarte, al parecer necesitas ayuda.
-No lo creo, puedo sola.- Conteste.
-Es lo menos que puede hacer después de calentarme y hacer que mi verga se pusiera dura.- Respondió tocándosela por encima de su pijama.
-Si seguro idiota.
-¿Idiota? Pues este idiota es el que te puso cachonda. A caso olvidaste nuestros jueguitos.- Respondió mientras una mano comenzó una caricia en mi pierna.
-No sé de qué hablas.-Dije haciéndome tonta.
-Hazte la santa, pero recuerda que te restregabas rogándome que te penetrara como una gatita en celo.
-No lo hacía.
-Claro que sí, déjame recordártelo.
Y sin más me recostó con fuerza de nuevo en la cama, y me beso con fuerza, con lengua, me lamio, mordisqueo mi labio sangrándolo, para después bajar con un camino de besos.
-Necesitaba esto Karen.- Comento abrumado.
Llego a mi abertura y comenzó a lamear como si de un perrito se tratara.
Su lengua empezó a mordisquear mis labios, abrió más mis piernas y yo gustosa lo recibí, su lengua fue de arriba abajo, hasta que se me empezó a introducir en mi entrada, una sensación de placer me recorrió, su lengua, su saliva entrando y estando allí me hacía sentir tan rico, un gemido involuntario salió de mi boca.
-mmahhh ay.
-Sí, quiero que gimas como perra.- Dijo aun con su boca en mi raja.
-Lo estoy haciendo ¿no?
-Para mí no es suficiente.
Con eso tuvo para dejar mi rajita y comenzar con mi clítoris, con su saliva escupió de una manera salvaje y hambrienta y comenzó a lamerlo, su lengua iba y venía movimientos rápidos acompañados de su boca, un placer intenso me recorría de arriba abajo, no podía hacer más que moverme, mis piernas involuntariamente subían para que su boca no dejara de hacer aquello que tan rico se sentía. Mi respiración aumentaba, gemidos llenaron el cuarto.
-Ah-Ahhh, Alex.
-Sé que te gusta, quieres más.- Contesto. Sin darme tiempo a responder, mordisqueo mi clítoris e introdujo un dedo en mi abertura. De un manera salvaje pero que se sentía tan tan rico.
-AH, AH, MMM AHHH, jodeeer.
No sabía que decía, necesitaba sacar lo que sentía.
-Tu coño sabe delicioso. No recordaba que esto fuera tan rico puta.
Con una sonrisa, pero con los ojos cerrados por el placer que él me daba conteste.
-Siiii, tu puta.- Dije entusiasmada. A cambio de eso recibí lamidas más fuertes, más ricas, más intensas. Y una fuerte nalgada.
Sus dedos entraban, su lengua siguió ese camino, para después atacar de nuevo mi clítoris, lo chupo, lo succiono más fuerte, sus dedos salían y entraban y es fue suficiente para hacerme sentir una explosión. Me retorcí.
-AHHH, JODEEEER ALEX. El orgasmo fue abrasado, divino y rico.
-Sí, así me gusta.- Respondió aun chupando mi vagina lamiendo hasta la última gota.
Cuando levante la cabeza, para verlo la imagen me sorprendió. Estaba ya de pie saboreando y chupando sus dedos con mi sabor. Su verga dura y grande resaltaba por encima de su pantalón de pijama. Esa imagen no hizo más que encenderme y de nuevo.
Una sonrisa salía de sus labios. Y sin más bajo de un tirón su pijama. Su verga apareció lista, brillosa en la punta, regordeta y con ganas de jugar. Sin más me tomo del cabello jalándome, llevando mi boca a su verga.
-Come ahora y chupa como lo hacías con ese plátano. Vamos Karen, esto te gusta ¿no es así?-Pregunto poniendo su glande en mis labios como si de un beso se tratara.
Sin más y sin oposiciones, es más gustosa comencé a lamer de arriba abajo esa dura verga. Mi lengua subía despacio, desde el inicio del tronco hasta llegar al glande dando un beso, posando mis labios al extremo y mi lengua chupando.
Sus manos jalaban mi cabello, introduciendo mi boca más. Subía y bajaba, su grande pene estaba suave y grande, así que decidí usar mis manos, con ellas bajaba y subía ahora solo el tronco y con mi boca atacaba el glande.
-Mmm si, lo estás haciendo bien. Pero necesito más.-Dijo. Y sin más atasco de nuevo su verga en mi boca, sentía su pene rozando mi garganta, así que fui aflojando para sacarla de allí, mis manos seguían en su trabajo y el disfrutaba, sus caderas se movían hacia mi boca, verlo así, caliente, sexi, fuerte hizo que mi vagina y en especial mi clítoris necesitaran atención, sentía como mis flujos caían a gran cantidad, todo esto era demasiado para una noche.
Con mi otra mano comencé de nuevo a tocar mi clítoris, me sentía demasiado caliente, mis dedos resbalaban, mi boca seguía chupando su glande, mi otra mano continuaba en un vaivén de movimientos en su tronco y sus gemidos, oh sus gemidos eran música para mis oídos.
-Cre..oo, creo que estoy por venirme.- Tartamudeando dijo eso.
Mi boca comenzó a chupar más y más, deje mi otra mano en donde casi estaba por llegar para ocuparme de sus huevos, los comencé a masajear, mi otra mano continuaba subiendo y bajando ahorra mucho más rápido.
-AHH, AHH, sigue así. No te detengas.- Me ordeno. Así lo hice, más y más rápido hasta que escuche un gemido ronco, varonil, salvaje.
-SIII, AH AY AY.- Fue todo lo que dijo y expulso su leche.
-Vamos toma la leche de tu papi, tómatela toda.
Eso me prendió, y me bebí hasta la última gota de su semen, tan blanco y sin sabor.
Eso fue todo, se paró me levanto de la cama en donde me encontraba sentada, me beso con rabia, sentía nuestros flujos fusionarse, sus manos recorriendo mi cuerpo, hasta que ruidos extraños en la planta baja nos detuvieron.
Eran sus padres, habían vuelto de dar una caminata nocturna como parte de su ejercicio.
-Esto no termina aquí Karen, créeme.- Y con eso salió de a habitación.
Esa para mí era una afirmación de que grandes cosas me esperaban con mi querido primito. Después de todo no había sido mala idea venir aquí.