Alex la profesora

Alex era una amiga de mi hermana. Yo tenia 18 años y ese verano tenia que estudiar matematicas ya que habia suspendido. Ella me iba a hacer de profesora...

ALEX, LA PROFESORA

Alex era una amiga de mi hermana, era alta, pelo negro rizado, talla 90 de pecho y un cuerpo muy bonito. Yo tenia 18 años y ese verano tenia que estudiar matemáticas ya que había suspendido. Ella me iba a hacer de profesora esos días.

Alex tenía 27 años, tenía novio desde hacía casi 10 años, y siempre la había visto como casi una hermana, ya que era amiga de la infancia de mi hermana. Siempre hacíamos clase en el comedor con mis padres y mis abuelos en la terraza. Uno de esos días mi abuela estaba con gripe y tenía que estar en el comedor viendo la tele. No nos quedó más remedio que ir al piso de arriba a la habitación.

Esa tarde sólo era de repaso, e íbamos a estar poco rato. Ella había quedado después y venía con una minifalda de florecitas y un top rojo, con un escote de cuidado…cuando llegamos a la habitación, ella se dio cuenta que no había mesa de estudio por tanto tendríamos que estudiar en la cama. Al principio puso cara de no tener muchas ganas de sentarse con la minifalda en la cama, pero no quedó más remedio. La clase empezó y yo, como es normal, no podía concentrarme con sus piernas cruzadas al lado. Entonces ella me dijo que nos sentáramos cara en la cama, se subió un poco la minifalda y se sentó delante de mí.

La tenía delante, y ella con las piernas entreabiertas me enseñaba su braguita negra a cada momento. Cuando se acercaba me ponía el escote a 10 centímetros de mi cara, cada vez que se acercaba yo me excitaba más. Encima me di cuenta que no llevaba sujetador, ya que el calor hacía que cada vez la sudoración aumentase y sus pezones se marcaran más en el top. A los veinte minutos y viendo que no avanzábamos nada en los ejercicios se enfadó y se levantó:

-          ¿Que pasa que solo te concentras en mirar entre mi falda?

Me puse rojo como un tomate. Le dije que con esa ropa que llevaba como quería que me concentrase. De repente se giró, echó el pestillo de la puerta, y se quitó la falda. Yo estaba flipando. Me dijo que haber si ahora viendo lo que había directamente me concentraba más.

-          Y como sigas así me quitó la camiseta que estoy sudando mucho y luego he quedado.

Solo faltaba que dijera eso…los siguientes cinco minutos me los pasé contemplando el canalillo de su escote.

-          Hasta aquí hemos llegado!!

Se levantó, se quitó el top y dejó sus pechos al descubierto. Dios que hermoso paisaje, pensé. Mi pene enardeció por el bañador. Tengo calor le dije, y me quite la camiseta….

-          no, no - me dijo - no te creas que vas a conseguir nada más que esto

Me quitó el bañador y me dijo:

-          Venga, acaba la faena a ver si conseguimos hacer algo que yo en diez minutos me voy

No te entiendo le dije. Me miró el pene, me lo agarró y empezó a masturbarme.

-          Sabes hacerlo tu, no? – me dijo – no hace falta que te imagines nada, aquí esta mi cuerpo y ya veo que te excita

Mi pene estaba super excitado, pero el corte de tenerla delante mientras me masturbaba hacía que no disfrutase del todo. De repente me dijo:

-          Trae ya ayudo yo.

Se sentó encima mío, y me agarró el pene, empezando a masturbarme, me puso los pechos delante de mi cara, intenté besarlos pero no me dejó, ella se movía al compás de su mano, mientras yo gemía de placer. Intenté meter mi mano debajo de sus bragas, cuando llegué hasta el clítoris, lo acaricié un poco, pero…pam!! Me metió una ostia,

-          no toques - me dijo- no tienes bastante con lo que hago?

De repente bajo su cabeza y metió mi pene en su boca. Sentía un placer descomunal, agarraba su cabeza, haciendo que sus movimientos fuesen cada vez más intensos y rápidos…al momento me corrí en su boca. Se levantó y metió su lengua en mi boca

-          Espero que podamos acabar la clase en paz…- y me sonrió.

Se vistió, fue al lavabo. Se lavó un poco y volvió. Desde ese momento ella subió a los altares de las diosas terrenales para mi….pero las clases eran las clases…además desde ese día ella vino en pantalón y camiseta ancha, y nunca volvimos a subir a mi habitación a hacer las clases…comprendí que ese momento era único e irrepetible. Al año ella se casó, yo aprobé las mates y no hicieron falta más clases. Pero ese momento residirá en mi memoria.