Alex - 6

La relación entre Olga y Alex parece adquirir cierta tirantez por culpa de un movimiento mal calculado por parte de Olga con quien menos debía… Mientras Ana sigue insistiendo con intentar conquistar a Alex

Alex - 6

Al día siguiente cambie por completo todo mi vestuario, deseche la ropa que tenía pensado ponerme. Estábamos en primavera, ese día hacia buen tiempo, unos 19 o 20 grados, una temperatura ideal. Me puse un conjunto de ropa interior de color suave, con un sostén que realzaba mis senos dejando además que se marcasen los pezones si estaba excitada, el conjunto terminaba con un tanguita que me cubría el sexo y poco más. Esto lo acompañe con unos vaqueros que había llevado, que me ceñían como una segunda piel, resaltando mis nalgas, endurecidas por el gimnasio, una camiseta de manga corta finita, que permitía que se dibujase bajo ella las formas de mis sostén, aunque sin dejar que este se marcase a su gusto, pero que no sería capaz de ocultar mis pezones si estos se erguían.

Cuando baje a desayunar me sonreí para mí misma al ver la disimulada mirada que me echo Alex, me repaso de arriba abajo. De hecho se me ocurrió una pequeña maldad con él, cuando me serví el café, cogí un paquete de galletitas y me fui hacia la mesa donde los demás ya estaban desayunando, “accidentalmente” el paquetito se me cayó. Deje la taza en mi sitio, me di la vuelta, y junto a Alex me agache a recogerlas, sin casi flexionar mis piernas, situando mi culo ante sus ojos, permitiéndole mirarme a placer y sin esfuerzo. Por debajo de mi brazo me intente fijar en la cara que ponía, desafortunadamente sin conseguirlo, ya que su cara estaba justo a mi espalda, pero sin embargo, si veía sus piernas y cintura. Sonreí cuando me pareció apreciar como nacía repentinamente una leve carpa en sus anchos pantalones piratas con los que vestía, más aun cuando su mano bajo desde la mesa para colocarse los pantalones mejor y disimularla.

Me reincorpore, yendo de inmediato a sentarme a su lado para desayunar. Lo malo de esto que hice para intentar excitarlo y jugar con él, fue que el darme cuenta de que se había empalmado al ver así mi culo, por mi parte, me empecé a excitar, sintiendo como mi tanga empezaba a humedecerse. No pude evitar distraída, morderme un poco los labios, pensando que tendría que volver a mi habitación a cambiármelo por otro que estuviese seco, porque lo que era ese, era consciente que iba a terminar muy mojado. Sentía a mi lado el aroma de Alex, el leve olor a su desodorante, el mismo que impregnaba en su día la sudadera que se dejó en mi casa, todo esto cada vez me estaba poniendo peor… me era imposible dejar de tener pensamientos nada castos con él.

Habíamos quedado con los demás esa misma mañana, cuando nos reunimos con ellos puede observar en los chicos el efecto que mi indumentaria causaba en ellos. Clara, una de las chicas del grupo, al ver cómo me miraban, riéndose les dijo que si seguían así se iban a quedar ciegos. Hicimos las presentaciones de Mónica y Raquel, fue de risa, uno de los chicos pregunto si tenían novio, y ellas como respuesta se pegaron un morreo de campeonato ante todos, diciendo después por si a alguien no le había quedado claro aún, que eran pareja. Lo que menos me gusto fue ver como el chulo putas de Cesar pareció arrojarse con todos los derechos de ser mi acompañante.

Aparentemente a Alex pareció no importarle cuando Cesar dijo que él se encargaría de que no me secuestrasen, que desde ese momento y durante el resto del viaje seria como mi novio oficial, lo que arranco las risas de todo el mundo. Yo por mi parte se ve que estaba empezando a cogerle la medida, porque me di cuenta en el acto que esa parte sí que le importo, y bastante, pese a que exteriormente no diese esa impresión. Por otro lado, también es cierto que tanto Mónica como Raquel me hicieron un leve gesto en relación a Alex, guiñándome esta última un ojo. Entonces cometí un error, para picar un poco a Alex le seguí la corriente a Cesar aceptando lo que había dicho, le permití que cuando nos pusimos en marcha para ver la población me enlazara por la cintura como si de verdad lo fuese. Me di cuenta de ello cuando vi cómo tanto Marga, como Raquel, como Mónica ahora se pusieron muy serias y movían la cabeza con gesto desaprobador.

Pero lo que de verdad me sobresalto fue Alex, me miro de un modo que creo que me sentí... no sé, creo que la mejor forma que encuentro para definir la sensación, es la de como un cero a la izquierda, sentí que perdía de golpe todo el poco terreno que pudiese haber ganado con él en todo este tiempo. Desde ese mismo instante, Alex me ignoró por completo y yo, en lugar de intentar corregirlo, hice lo peor que podía hacer llevada por el enfado que sentí ante su reacción, pegarme aún más a Cesar, pese a lo poco que le aguantaba. Peor fue aun en la comida, aunque cierto es que Alex se sentó junto a nosotras cuatro, lo hizo en el extremo contrario al que yo me encontraba, lo cual se podría ver como normal, ya que las otras se habían ido al baño y de este modo guardábamos los sitios entre ambos, pero sin embargo, yo me lo tomé como una nueva ofensa contra mí. Para intentar joderle aún más, hice que Cesar se sentase a mi lado, lo cierto es que estaba rabiosa contra Alex y me costaba razonar fuera de mi enojo.

Marga en una ocasión en que Cesar se levantó...

-      Tía, ¿se puede saber qué coño te pasa?, ¿de qué vas permitiéndole eso al imbécil de Cesar? Ya te dije que con Alex no te servía nada de lo que estas acostumbrada para ligar… deja de jugar… o... –la interrumpí.

-      Yo no estoy jugando a nada, Cesar es un tío muy guapo con el que estoy genial...

-      Cesar es un hijo de puta y lo sabes, pero tú misma, cuando alguna se te adelante por ser tan gilipollas, -hizo un gesto con la cabeza señalando a Alex- luego lloraras, y a mí no me vengas a hacerlo, te vas a que te consuele el imbécil ese con el que estas tan bien -terminó diciendo, levantándose después bastante enfadada.

Cuando hizo el gesto hacia Alex lo que vi al seguirlo me sorprendió a la vez que me sobresaltó y no me gusto ni media, no había querido mirarle ni un instante para que no se diese cuenta de que me interesaba. Cuando mire ante el gesto de Marga… estaba hablando con dos chicas, una de ellas la tal Ana, que además le tenía cogido por la cintura, aunque cierto es que el a ella no. No pude evitar mirar fijamente la escena, pese a que me vio no pude apartar mi mirada, era superior a mí, me di cuenta de que me estaban devorando los celos por ver a esa tía cogiéndose así a él. Pero fue cuando me di cuenta del detalle, de que, pese a que había visto mi interés y posiblemente mis celos, no actuó como yo, él se limitó a ignorarme de nuevo. Alex no dio ni un solo paso adelante que pudiese aumentar mi desasosiego, que era justo lo que me estaba temiendo que hiciese y para lo que había estado preparándome, para no saltar a por ellos si hacían algo. Me sentí más tranquila cuando las dos chicas se fueron y Alex regresó con nosotros a la mesa, a la vez que muy estúpida por mi comportamiento anterior con Cesar.

Todos los chicos, salvo los que estaban con sus novias por razones obvias, le pidieron a Alex que invitase a sus dos amigas, especialmente a la rubia cañón, es decir, a la puñetera Ana de las narices. Entre el grupo de los que lo pidieron estaba el imbécil de Cesar' que no se cortó ni medio pelo, cuando Alex dijo que lo haría, este dijo de hacer una porra para ver quien se la follaba antes... Alex contra lo que yo pensaba no dijo ni media, se limitó a poner una media sonrisita al escucharle, cosa que no sé muy bien porque, pero me molesto sobremanera ver en su cara. En cuanto pude, en un apartado, le pregunté por la sonrisita a Raquel...

-      Muy simple, esa sonrisita como tú dices, es porque Alex sabe de sobra que Ana nunca se iría con semejante idiota y menos delante suyo, -me miró con gesto duro antes de continuar-, no como otras, que al hacerlo únicamente logran parecer gilipollas -termino en clara alusión a mí, dejándome luego allí sola para irse al lado de Mónica y Marga.

Lo que me dijo Raquel al final fue como un jarro de agua fría. Era consciente de que había metido la pata, porque eso lo tenía muy claro, pero hasta ese momento, creo que no lo había sido de hasta qué  punto lo había hecho. Tras esto, cuando salimos del restaurante y Cesar volvió a intentar cogerme por la cintura esta vez se lo impedí, soltándome de su abrazo...

-      Bueno, ya vale Cesar, suéltame, que como broma y durante un ratito ha estado divertido, pero no más.

Entonces hice algo que nunca jamás pensé que fuese capaz de hacer, irme yo a por un tío y echarle toda la cara del mundo, fue lo único que se me ocurrió para tratar de recuperar el terreno que había perdido. Reuní valor, y casi temblando por el temor de que me rechazase o algo peor, me fui directa a por Alex, cogiéndole por la cintura mientras soltaba un "hora de un cambio de novio", arrancando las risas de todo el mundo menos de Cesar, que puso cara de vinagre. Para mi sorpresa, no solo no me rechazó, sino que a su vez rodeo con su brazo mi cintura..., me sentí flotar cuando note como me rodeaba con él, estaba como en una nube.

Nos fuimos a dar de bruces con la tal Ana y dos amigas suyas, según dijo cuándo las presento, haciendo Alex lo mismo con todos nosotros, todo ello sin soltarme para nada, algo que vi que a la rubia desde luego no le hizo ni pizca de gracia ver. Lo que más me gusto fue que Alex ni por un momento hizo intención alguna de soltarse de mí, en todo momento me mantuvo cerca suyo abrazándome, y os juro, que fue algo increíble para mí. Nos separamos de la tal Ana y sus amigas, Alex solo me soltó unos cinco minutos después, cuando ya era seguro que ninguna de esas nos podía ver. A mi vez yo también le solté, sinceramente, no me atreví a intentar mantener el abrazo, según me parecía la cosa iba bien, y de querer forzar temía lo que pudiese responder él.

No ocurrió nada mas, sobre las ocho de la tarde todos nos despedimos, quedando para cenar y luego irnos por ahí de marcha, por lo que todos nos dirigimos a nuestros alojamientos para arreglarnos para la noche. Regresábamos a casa de Mónica los cinco en el coche de Alex, considere que necesitaba aclarar con el su referencia a mis ex, de modo que lo intente…

-      Oye Alex, sobre aquello que me dijiste de mis ex… bueno… .me interrumpió.

-      ¿No prefieres hablarlo mejor cuando estemos a solas? –vi sus ojos clavados en mi por el retrovisor-, aunque por mí no te molestes, no me hace falta.

-      No pasa nada porque ellas me escuchen, lo que me dijiste es cierto pero tiene su explicación…

-      No hace falta te repito, ya lo sé, ellos te engañaron primero, y tu se la devolviste tirándote a un amigo suyo, amigo que por otra parte en los tres casos, intento ligar contigo sin preocuparse de que fueses la novia de un colega suyo –vi que sonreía.

Me dejo completamente perpleja ya que eso si que no me lo esperaba, no entendía como narices se había podido enterar de todo aquello, yo no lo había contado. Bueno si, pero estaba segura de que no le había contado nunca todo a la misma persona, excepto con mis dos más íntimas y estas eran amigas mías del trabajo sin relación con el grupo, sin embargo él lo sabía todo… estaba absolutamente estupefacta. Ninguna de las otras tres hizo pregunta ninguna, pese a que se veía claramente que las tres se estaban preguntando de qué hablábamos. Cuando llegamos a casa, tras ducharnos y cuando nos juntamos las tres para vestirnos y tras disculparme con ellas por mi estupidez con Cesar pese a todo lo que me habían estado ayudando con sus consejos, fue cuando me preguntaron sobre de que hablábamos en el coche. Se lo conté, no sé muy bien porque pero se lo conté a las tres, de paso, hice la pregunta del millón, la de “¿Cómo narices se había podido enterar Alex de todo?...

-      Pues ni idea, pero te garantizo que si le interesa algo, el muy cabrón siempre termina por enterarse de ello de un modo u otro –dijo Mónica.

-      Si, de eso ya me he dado cuenta –repuse.

-      Míralo por el lado bueno Olga, si lo sabe es porque se preocupo de enterarse de ello, luego en cierta forma le interesas –me dijo Marga guiñándome un ojo.

Marga lo dijo con buena intención, para animarme, pero lo cierto es que consiguió todo lo contrario, la época en que salí con esos tres, todo un año, fue una época loca en mi vida. Los chicos me duraban muy poco, raro el que me aguantaba dos meses, con esto no digo que me acostase con todos ellos, pero desde luego una santa precisamente no fui, me follé a bastantes tíos. El pensar que Alex pudiese saber algo así no me hacia la menor gracia, se como suelen pensar los tíos de ese comportamiento, y el termino puta suele salir siempre en primer lugar… me preocupó bastante.

Nos reunimos de nuevo con todo el mundo, todos íbamos de punta en blanco, yo reconozco que me puse especialmente sexy exclusivamente para Alex. Reconozco también, que cuando me vio la primera vez y me piropeo… fue, increíble, me sentí como cuando con quince años el primer chico que te gusta te dice que estas guapísima, las mariposas parecían anidar en mi estomago. En la cena estuve pendiente de donde se iba a sentar Alex para poder sentarme a su lado, pero para mi sorpresa, el propio Alex se dirigió a mí, para señalar si me parecían bien dos determinados asientos y ponernos juntos… era un sueño, me estaba saliendo todo mejor que bien.

Cuando llegamos a la discoteca a la que habíamos decidido ir a tomar unas copas y divertirnos, mi gran noche hasta entonces, se empezó a torcer. En primer lugar como Alex fue a por bebidas con dos de los chicos, me despiste, me fui a bailar junto con Marga, Mónica, Raquel y alguna mas de las chicas. Estaba disfrutando cuando Marga a mi lado me dio con el codo y con la cabeza de hizo un gesto para que mirase. Vi como la maldita rubia de las narices estaba pegada a Alex, debía de haber aparecido con sus amigas cuando nosotras salimos a bailar. Para fastidiarme aun mas, pusieron una lenta, ni corta ni perezosa, la puñetera Ana de marras saco a Alex a la pista, pegándose a él como una lapa mientras bailaba, aunque yo hubiese jurado que mas que bailar, lo que la tipa hacia era restregarse contra él.

Tras esta primera pusieron una segunda, a mitad de la canción estuve en un tris de ir a por los dos y montar el espectáculo, si no lo hice fue porque Marga viéndome las ganas de hacerlo me sujeto impidiéndomelo. En cuanto ambos se separaron, me dirigí a toda velocidad a por Alex, llegando por los pelos a él antes que una de las amigas de la rubia. Le pregunte si quería bailar conmigo y aceptó, hubiese estado en la gloria de no haberme dado cuenta de que en su cuello tenía un chupetón, no os digo la cara de pocos amigos con que le miré. No me dio tiempo a decir nada…

-      Sí, me lo ha hecho ella, no termina de rendirse con que no quiero nada. No hay forma de que se dé por aludida, de vez en cuando hace alguna tontería como esta.

-      ¿Y porque no se lo impides? –pregunté muy mosqueada.

Pillándome totalmente por sorpresa me besó, y no fue un beso cualquiera, introdujo su lengua en mi boca, enredándola con la mía mientras una de sus manos me acaricio con dulzura, apretándome suavemente un glúteo, provocando en mí una repentina excitación. ¡¡¡Dios, que ganas me entraron de follármelo pese a que solo fueron segundos!!!. Cuando se aparto de mi, solo pude mirarle con los ojos muy abiertos por la sorpresa de lo que había hecho…

-      Y bien, ¿por qué no lo has impedido? –me preguntó.

-      Bueno… yo… -creo que me puse colorada, estaba muy sorprendida y no sabía por dónde tirar.

-      Lo sé, te tome por sorpresa y no fuiste capaz de reaccionar sin montar un escándalo, pues eso mismo me ocurrió a mí con ella. Aunque también es cierto que a nadie le amarga un dulce, y reconozco que Ana es puro chocolate con ardiente licor.

Seguí bailando con él en silencio, de lo que si me di cuenta, es de cómo me miraba la rubia, si las miradas matasen seguro que ya estaría muerta desde hacia varios minutos. Todo pareció volver a encauzarse, llevábamos en la discoteca como unas dos horas y pico, en ese tiempo habían caído unos cuantos cubatas, por lo que todos estábamos más o menos contentas. Yo por mi parte estaba en la gloria, ya que Alex había estado a mi lado en todo momento, para mas inri se podría decir, que casi le había logrado monopolizar excepto en momentos muy puntuales. Por su parte la rubia fue asediada por los chicos, y aunque no podía estar más pendiente de Alex, no por ello rechazo el bailar, aprovechándolo para acercase en todo lo posible a él.

El capullo de Cesar y algún otro de los machitos del grupo, se enzarzaron en una especie de pelea de gallos por ver quién era el que se llevaba a la rubia al huerto. Me preocupo un tanto constatar el hecho de que esa tía no estaba dispuesta a dar ninguna confianza a nadie, por lo menos delante de Alex, fui muy consciente de que esa no pegaría ningún patinazo como el mío y de que debía de empezar a tomármela muy en serio, mucho más aún de lo que ya me la estaba tomando. Estábamos a punto de irnos ya todos cuando se acerco a mí para despedirse, algo que hizo de un modo muy cordial, pero entre medias me deslizo una pregunta que me dejo un poco cruzada… me pregunto si estaba saliendo con Alex, vamos, que si era su novia.

Estuve tentada de responder que sí, que lo era y quería que dejase de molestarlo… pero en el último momento, confieso que fue por ser ella, me lo pensé dos veces y cambie mi respuesta…

-      No, no es mi novio, solo somos buenos amigos, de hecho, muy buenos amigos.

-      ¡¡Ah!! –sonrió- es que viendo como le mirabas y como le monopolizaste pensé que serias su chica, ¿seguro que no lo eres?

-      No, no lo soy, pero no me importaría nada el serlo… es más, me encantaría… -dije sonriendo y sonrojándome un poco a mi vez.

Acuso el golpe de mi declaración, puso morro en un gesto de clarísima contrariedad al escucharme, aunque rápidamente lo ahogo con una de esas típicas sonrisitas de anuncio de dentífricos mas falsa que judas. Estaba claro que mis respuestas la habían contrariado, pero no por celos, y no sabía porque, fueron Mónica y Raquel quienes me explicaron la idea. Me preguntaron que había hablado con ella, se lo conté y fue cuando me dijeron de que iba todo aquello…

-      Te la ha intentado jugar –dijo Raquel.

-      Se ha dado cuenta de que estas detrás de mi primo, pero que aún no sois nada, por eso te pregunto. Menos mal que no mentiste y dijiste la verdad.

-      Pues lo cierto es que estuve en un tris de decirla que sí, que era mi novio y que le dejase en paz, que para darle besitos y demás cosas ya me tenía a mí.

-      Pues hubieses metido la pata –dijo Raquel.

-      Si, no creo que hubiese tardado mucho en soltarlo delante de Alex, y eso es algo que odia, que le metan en marrones que no son ciertos, ha tenido algunos problemas por eso precisamente, y alguno bastante gordo. Que alguien le meta en uno, por muy inocente que sea es algo que le sienta fatal y tiende a responder con muy mala leche... la amabilidad…

-      Vaya… menos mal…

-      No te preocupes Olga, no es que de enterarse hubiese sucedido nada del estilo de dejar de hablarte, divertiros, etc. Lo malo es que si te lo hubiese tomado en cuenta para el futuro y hazte a la idea de que si te hubiese costado recuperar luego ese terreno, sin embargo, ahora mismo, es al contrario, si se entera tomara nota, pero a tu favor y puede que incluso en su contra dependiendo de cómo se cuente.

-      Ya, pero no creo que ella se lo diga, ¿no? –dije.

-      Pues no, pero nosotras sí que se lo vamos a dejar caer. A ti te sumara, y a ella le restara puntos –dijo Mónica con una sonrisa maliciosa en la cara-, pero no vuelvas a cagarla como la has cagado hoy con ese tal Cesar… o te arrepentirás de verdad.

-      Te lo dije, con Alex no te vale lo que estas acostumbrada a hacer –me insistió Marga-, de estas te has salvado y sinceramente aun no sé ni cómo. No hagas más el idiota con nadie…

-      Lo del capullo ese no te lo ha tomado en cuenta, y eso en mi primo es extraño, está claro que le interesas de verdad… pero ten cuidado con esas estupideces… -me advirtió Mónica- porque no creo que te pase una segunda sin tomar nota.

-      No os preocupéis, no volverá a pasar… -asegure aparentando más confianza de la que realmente sentía.

-      Eso espero por tu bien, porque te garantizo que Alex como de verdad de por cerrada una página, ya no la vuelves a abrir en la vida… y por lo que parece, la tuya aún está abierta… -termino remachando Mónica.

Lo cierto es que todo fue muy rápido para mi, íbamos en el coche de camino a la casa cuando entre las dos, Mónica y Raquel, sacaron a colación la preguntita de Ana. Según lo contaban vi como Alex únicamente asentía mientras por el retrovisor, clavaba sus ojos en mi, algo que parecía empezar a ser habitual en él. No dijo nada, pero me dirigió una sonrisa que nuevamente provoco que mi estomago se llenase otra vez de mariposas, a la vez que algo de miedo porque mi patinazo con Cesar hubiese fastidiado mis posibilidades con él, pese a lo que estas me dijeron. Cuando llegamos todos nos fuimos a dormir, aunque a mí me costaba conciliar el sueño. Media hora después de estar dando vueltas en la cama, escuche ruido procedente de fuera, concretamente me pareció que del porche. Cuando llegué hasta allí me encontré con Alex vestido únicamente con un pantalón corto, tendido sobre una hamaca, tomando una cerveza y mirando al cielo…

-      ¿Qué haces? –pregunté.

-      Mirando la luna –señalo con la cerveza-, ¿no esta preciosa?

Mire a lo alto, ciertamente tenía toda la razón, estaba en fase de Luna Llena, se veía una enorme y preciosa esfera de color blanco en medio de la noche, la verdad es que si, estaba preciosa. Me senté en otra hamaca a su lado, entonces me miró, sonrió y levantándose me dijo que esperara un instante que enseguida regresaba. Cuando volvió en su mano traía dos cervezas, las abrió, me pasó una y de nuevo se volvió a situar sobre la hamaca, solo que estaba vez inclino el respaldo, dejándolo de forma que pudiese mirar directamente hacia la luna.

-      No me lo esperaba… -dije dando un sorbo a mi cerveza.

-      ¿El qué? –me miró.

-      El encontrarte aquí mirando la Luna, me has sorprendido…

-      ¿Por qué? –preguntó.

-      No sé, supongo que no lo esperaba en un chico, y bueno, tu precisamente muy romántico no es que parezcas…

-      ¡¡Ah, no!!, ¿y eso porque?

-      Bueno, ya sabes, lo de las putas y todo eso…

-      Olga, en serio, creí que eso lo habíamos aclarado, por favor déjalo.

-      Lo hicimos, pero sigo pensando lo mismo, podrías conseguir la chica que pretendieses, eres un gran tío Alex…

-      Si claro, segurísimo que si, la que quisiese…

-      Bueno, mira a tu amiga Rubia, esa Ana. La tienes loquita por ti, podrías estar con ella si quisieras –dije con sinceridad, aún sintiendo como si hurgaran en mis tripas con un cuchillo.

-      Pero el asunto, es que no quiero estar con ella. Dudo que realmente me quiera, simplemente he sido el único que no le ha dicho “si” a cualquier cosa, es solo un deslumbre pasajero conmigo.

-      No lo creo, pienso que no sabes el potencial que tienes Alex.

-      Claro que si, tienes razón, que tonto que he sido, si con hacer así –chasqueo los dedos-, cualquier tía cerca de mi saltara a mis brazos.

-      Hazlo –dije muy seria.

-      Hacer, ¿el qué? –me preguntó.

-      Chasquear los dedos, quizá tengas suerte –dije.

-      Claro que si, a ver –chasqueo los dedos tres veces, luego se echo a reír-, jajajajajajaja, ves, nada de nada.

Le sobresalte, no creo que se esperase lo que hice a continuación. Me levante quitándome la camiseta, quedando con el torso al aire, igual que estaba el. Poniéndome delante de su vista, con deliberada lentitud me senté a horcajadas sobre él, procurando que mi sexo quedase justo encima del suyo, quería notar cuando se excitase, cosa que sucedió casi al segundo. Enseguida noté como algo duro parecía querer encajarse en mi rajita, como parecía hacer fuerza contra mí en rápida sucesión, como si fuesen sus pulsaciones. Al sentir su polla contra mi sexo… ¡¡¡dios!!!, sentí al instante como me humedecía a marchas forzadas, como mis pezones se ponían duros como escarpias… Mi respiración se torno levemente jadeante por el ansia de saltar sobre el… ¡¡¡Joder como le deseaba en esos momentos!!!

-      ¿Qué haces?

-      Ya lo ves, chasqueaste los dedos y la chica más cercana a ti ha caído en tus redes –dije mientras empezaba a mover mi cintura lentamente, frotando mi coñito contra su polla.

-      ¿A qué juegas Olga?

-      A nada, yo contigo, ya no juego a nada, todo lo hago muy enserio –dije a la vez que con mis manos lleve las suyas a mis pechos.

Cerré los ojos y gemí cuando sus dedos empezaron a acariciarme los pezones, a tironearlos suavemente… Los abrí de nuevo al sentir sus labios, su lengua, sus dientes, sobre ellos, lamiéndomelos, mordisqueándomelos, haciéndome gemir aun más fuerte, convirtiendo mi coño en un autentico manantial de flujos, notando como palpitaba, deseoso de que una polla se enterrase en su interior… Jamás me había puesto de este modo con ningún tío, estaba a punto de caramelo simplemente por ser él.

Antes de saber siquiera que había sucedido, me encontré tumbada en el césped, junto al porche, a diez pasos de las hamacas, con Alex encima mía, besándome los pechos, lamiéndomelos, bajando con la lengua lamiéndome hasta el ombligo, recreándose en el. Ni note siquiera cuando me quitó la braguita que llevaba, me di cuenta de ello cuando su lengua entró en contacto con mi coño, pasando lentamente todo a lo largo de mi raja, siguiendo por el perineo para terminar perforando levemente mi culito como si fuese una húmeda y cálida barrena… No sé ni cómo no desperté a todas con el gemido que lance cuando sentí su lengua entrando por ahí…

Repitió la operación, solo que esta vez su lengua entro en mi coño, fue introducirse, empezar a moverse y desencadenarse en mi un fuerte orgasmo que me hizo gemir y jadear como una gata en celo, solo me falto bufar de placer. Quede rendida, jadeante, con Alex besándome lentamente el cuello, acariciándomelo con la lengua, con sus manos masajeándome suavemente los pechos, aunque evitando el contacto con mis hipersensibles pezones. Cuando estuve recuperada y antes de poder hacer nada, de nuevo tuve a Alex en mi sexo, esta vez, centrado en mí clítoris, pasando su lengua sobre él, supe humedecida con saliva, acariciándolo, lamiéndole con suavidad, provocándome escalofríos con cada contacto.

No sabría decir, que, o el que fue lo que me hizo exactamente, pero unos minutos después de empezar a comerme el coño esta segunda vez, me alcanzo un orgasmo devastador, mi cuerpo se empezó a tensar y a tener espasmos, creo que incluso saltaba sobre el suelo, me costaba incluso pensar o respirar, incluso no sé si en algún momento no perdí la consciencia… fue algo inenarrable, me dejo para el arrastre. Cuando empecé de nuevo a procesar información, cuando abrí los ojos completamente descentrada, intentando saber donde estaba, cuando por fin conseguí saber lo que me ocurría, me di cuenta de que estaba sola, Alex se había marchado ya. Me levante, regrese a mi habitación, fui como pude ya que me temblaban las piernas… no tenía ni idea de qué coño era lo que me había hecho Alex, pero joder, desde luego, había sido una autentica pasada, me acosté y caí dormida casi al instante… mi último pensamiento consciente fue “que otra vez se me había escapado sin que hubiese podido follármelo...”.

CONTINUARA