Alex - 3
En este capitulo veremos un poco las cosas desde el punto de vista de Alex...
Alex - 3
Nunca he sido enamoradizo, de hecho, solo lo he estado de dos personas, de mi prima Mónica, hija de un tío, por tanto cercana y para peor aún lesbiana, un amor imposible. La otra chica de la que me enamore fue Olga, una amiga que ni me miró en ningún momento, en ambos casos lo pase fatal, terminando en los dos por tener que pasar página y seguir adelante. Lo cierto es que ahora Olga me estaba empezando a preocupar en serio, en su momento como dije había estado colgado con ella, sin embargo, por mucho que intente hablar, atraerla, que se riese conmigo, que supiese que estaba allí, no conseguí nada de nada, bueno no, si que se riese, pero de mí, no conmigo, y creedme que el matiz resulta doloroso cuando estas enamorado. Pero tampoco puedo decir de ella que lo hiciese a malas o con mala idea, sinceramente pienso que ni se daba cuenta del daño que me hacía…
Tuve que ver como no se liaba más que con imbéciles, se me revolvía el estomago cada vez que la veía con esos estúpidos. También tuve que ver, como cada vez que estaba sin pareja se fijaba siempre en tíos que no la convenían, no digo que se los follara, pero aún así, dolía, se fijaba en cualquiera menos en mí. Llego un momento en que decidí pasar página, me costó, porque ciertamente me costó, pero logré superarlo y dejarla ir. Ahora sin embargo, me daba la impresión de que la situación se había invertido, pero me daba igual, no quería volver a pasar por ello… El problema es que algunas veces, parece que ese dicho de que donde hubo, siempre algo queda… da la impresión de quizá, ser verdad.
Unos meses antes había tenido un problema, como consideraba que pese a todo era una buena chica, y que merecía la pena como amiga, le intente echar una mano. Bueno, no todo salió como pensaba, me lleve algún que otro chasco, ya que lo primero que pensó de mi no fue nada halagüeño, pero por otro lado, tampoco es que me extrañase en absoluto, ya que en cierta forma la situación se prestaba para eso. No diré que me gustase lo que pensó de mí, porque no, no me hizo la menor gracia que eso fuese lo primero sobre mí que le pasase por la cabeza. Tras esto la tuve en “cuarentena” durante una temporada, observándola a mi vez por si me había equivocado y realmente no era como yo pensaba durante tanto tiempo, motivo por el cual me di cuenta de su sutil y lento cambio de comportamiento hacia mi… Os aseguro que me ponía nervioso sentirme constantemente “controlado” por ella.
Para colmo, durante este periodo de observación por mi parte, vi que parecía haberse hecho muy amiga de Marga, una de las chicas del grupo y muy amiga también de mi prima Mónica, que por lo tanto, ella sí que me conocía relativamente bien, que fue lo que me faltaba. Mi primita es una preciosidad de casi uno setenta de estatura, una monada de chica, por la cual, como ya dije, estuve pillado durante bastante tiempo antes de Olga, era mi prima, un pariente próximo, lo que complicaba mi interés por ella y motivo de muchos quebraderos de cabeza durante una temporada. De todos modos no llegué ni a decirle nada de nada al respecto, al encontrarme un buen día, con la sorpresa de que era lesbiana, lo cual me mató del todo.
Cuando me lo contó puse mi mejor cara, y tragándome mis sentimientos me decidí a ayudarla con la chica que le gustaba, una tal Raquel, que luego resulto ser como mi prima, un cielo de tía. Mi confianza con las dos en estos momentos es máxima, entre otras cosas porque sé que son de fiar y que nunca le contarían a nadie nada sobre mí sin que yo lo supiese antes. Aunque digo que muy buena relación ahora, porque cuando mi prima empezó con Raquel pasaron cosas, hicieron algo que para mí fue muy grave, al final medio nos recompusimos, y solo por ser Mónica, de haber sido otra persona, en lugar de arreglarlo me lo hubiesen pagado con creces. Tras eso también estuve en una situación muy, muy tensa con ambas, nuevamente en gran parte por su culpa y en referencia a una chica llamada Ana, con la que estuve “saliendo”.
No soy muy alto, sobre uno ochenta, ochenta y tres o por ahí, no es que me preocupe mucho por ello, rellenito y lamentándolo mucho, mi polla es de unas medidas de lo mas normalitas, nada que pueda impresionar a ningún chica. El dinero me importa en su justa proporción, no me importa gastarlo pero no lo derrocho, y lo gano, creedme que lo gano bien ganado. Para follar, en vista de mi gran éxito con el amor, me he acostumbrado a ir de putas, o más bien, llamarlas para que me hagan el servicio a domicilio, tengo mucho cuidado con eso, mis preferencias se dirigen hacia estudiantes que están con la carrera y solo están en eso para pagárselos, lo bueno es que de este modo con algunas, aprendes latín... Creedme que he desarrollado una especie de olfato para encontrarlas entre tanto anuncio como hay y que tengo una bonita lista de teléfonos de “confianza” para cuando me apetece follar.
Desde que paso aquello, Olga no paraba de mirarme cuando pensaba que no la veía, era un poco... raro, jamás me había pasado algo así con una chica, menos aun con una chica como ella, tan atractiva. Tonto no soy, y tampoco hacía falta ser ningún genio para saber de dónde procedía originalmente todo ese repentino interés en mí, yo me porte como un amigo con ella, y ahora tenía toda su atención puesta sobre mí. No puedo decir tampoco que se acercase más a mí o que su cercanía cambiase, que no, seguía manteniendo las distancias, lo que en cierta forma me tranquilizó, pese a no perderme de vista.
Cuando María se empeñó en salir conmigo, me di cuenta con solo verle la cara, de la opinión que Olga tenia sobre aquello y de lo mucho que le “gustaba” María. No es que yo no tuviese claro que en María, con su repentino interés por mí, no había algo extraño, y mira que se lo pregunté. Le pregunté como media docena de veces que si de verdad era eso lo que quería, contestándome siempre que sí, que quería salir conmigo porque le gustaba muchísimo. Reconozco que desde el principio de la relación con ella era consciente de que algo raro ocurría, que me estaba usando por algún motivo que desconocía, de hecho, nunca nos acostamos en los casi tres meses que andamos juntos, yo no presionaba con ello y ella parecía encantada de eso, además procuraba pasar de puntillas siempre sobre cualquier asunto de sexo que sacaran en el grupo…
También reconozco que aun viéndola venir desde lejos, no me inmute y en cuanto empecé a observar por dónde podían ir los tiros con María, continúe con mis putas. Por su comportamiento conmigo tenía muy claro que no solo no me aguantaba, sino que para más inri, hasta cierto punto yo le daba incluso cierto asco cuando la tocaba y simulaba alguna vez querer empezar a ponerme cariñoso con ella. Alguno podrá decir que estoy loco, pero no, la verdad es que la diversión de saber que semejante zorra me está tomando por tonto, que se está riendo de mi, el ver de descubrir de que va todo esto y luego, una vez que tuviese todos los datos, hacérselo pagar, lograr que se arrepintiese de todo… ¡¡¡Joder!!!, es que no sabéis como me gustaba todo esto.
Tras descubrirla engañándome, o más bien, que me la descubriesen, aunque antes o después habría terminado por cazarla por mi cuenta ya que algo así me estuve imaginando desde el principio de salir juntos y solo esperaba poder cazarla. Me moví rápido para ver cómo podía hacer más daño devolviendo el favor por su juego, no pensaba tirar de la manta hasta lograr algún modo de hacérselo pagar caro. Mientras investigaba me encontré con una sorpresa que no me esperaba, motivo por el que planteé la especie de ultimátum al grupo algo que de otro modo ni se me hubiese pasado por la cabeza. Necesitaba espacio, tiempo y que no solo los interesados no estuviesen cerca, de modo que les plantee aquella especie de ella o yo, pero no juntos, sabiendo que no me llamarían, y que Cesar seria uno de los que pincharían para que no se hiciese. Lo cierto es que no quería estar delante suyo hasta que no le hiciese estallar mi respuesta en los morros de ella, de su amante y de Cesar, aunque de este último hijo de puta, decidí que me ocuparía luego con calma... Me iba a asegurar de que me la pagara con sangre… le pensaba joder la vida bien jodida… y sabía exactamente cómo hacerlo…
Tal y como supuse, Marga y Olga no me dieron de lado, igual que alguno más de la panda, sin embargo otros, con el chulo putas de Cesar a la cabeza presionándoles, pasaron olímpicamente de mi, algo que por cierto, tampoco estaba dispuesto a olvidarme, ya sabéis aquello que dice que: "donde las dan, las toman", pues eso, yo pensaba darlas pero a lo bestia. Seré, o más bien, daré la impresión de ser un tonto del culo, cosa que me viene muy bien que lo piensen para que me dejen relativamente en paz con mis movidas, pero en realidad, aunque este mal que yo lo diga, soy bastante inteligente, tengo muy mala leche y cuando me las hacen, las suelo devolver con una importante cantidad en intereses, nunca lo reconocería, pero lo cierto es que soy muy, muy, muy rencoroso... y me gusta que el que me la hace, me las pagué, a ser posible con una altísima dosis de interés.
Me puse en contacto con la esposa del corneador, una mujer de unos treinta y algo, muy guapa, se veía que se cuidaba bastante. La verdad es que no la sorprendí en absoluto, sabia de sobra que su marido se la debía de estar pegando con alguien ya que hacia un par de meses que la tocaba poquito y mal por lo que me contó. Según parecía era la segunda vez que le pillaba en una infidelidad, la primera según ella se la perdono, pero esta segunda no pensaba hacerlo, tenía la sanísima intención de hundirlo en la miseria, a él, y a mi infiel “novia”, algo que como comprenderéis lo único que hizo fue alegrarme, dejando caer en sus oídos ciertos artículos de régimen interno del hospital donde ambos trabajaban.
Algo que me vino muy bien, fue que la señora del medicucho quisiese devolverle la cornamenta, y mejor aún fue que me eligiese a mí para ello, ya que opinaba que conmigo se los devolvería también a María y no solo a su maridito. Por su mirada fija en mí cuando me lo dijo, me di cuenta de que no es que opinara que yo era gran cosa, pero que para vengarse era la mejor opción. Se empeño en que fuese a su casa en la primera oportunidad en que mi novia me dijese que se tenía que quedar un poco mas de turno, momento en que ambos aprovechaban para follar.
Esa primera vez, nada más llamarme me dirigí a la casa del doctor, donde su mujer me hizo entrar, llevándome directamente hasta su dormitorio, desnudándonos los dos en un instante. Estuvimos follando durante un par de horas, en ese tiempo la comí el coño llevándola al orgasmo, haciéndome ella por su parte una mamada hasta que me corrí, tras esto, terminamos follando en el salón, sobre la mesa. No me permitió correrme en ella ninguna de las dos veces, en cambio, en ambos casos, se empeño en que me corriese en la cena que había preparado para su maridito, según parece era un apasionado de los canelones, y siguiendo sus deseos, yo le puse parte de la bechamel… No mentiré diciendo que la idea no me encantase…
Una vez que les descubrí “oficialmente”, aproveche ese tiempo de estar solo para vengarme, colgué las imágenes de su follada en cierta pagina muy famosa de videos y mande algunos correos a los compañeros de ambos de modo anónimo, obviamente sacados del propio correo de mi “novia”. Por su parte ella conocía a algunos de los miembros de la dirección del hospital a nivel personal, con los que habló para que tomasen cartas en el escándalo que se podía crear. Por ello ambos fueron sancionados de acuerdo con los reglamentos internos del centro, lo que les dejo en una perfectísima posición, para que les cortasen la cabeza con mucha comodidad en el primer reajuste de plantilla que hubiese con unos motivos justificados, algo que la santísima esposa sabia positivamente que sucedería en poco tiempo.
Lo cierto, es que con la mujer del capullo que se estuvo follando a María, en esos días que no fui con el grupo, fue en parte porque estuve en su casa follando, y en esta ocasión si, estas dos veces me permitió correrme tranquilamente en su coño. La verdad es que solo fue sexo y nada más, una vez que todo exploto por completo lo dejamos, seguir follando como venganza no tenía sentido, y lo único que podía pasar si nos descubrían es que nos intentasen meter en algún problema, especialmente los abogados de su marido, de modo que lo dejamos estar.
De Cesar me ocupe en cuanto pude, que realmente fue mucho antes de lo que esperaba. Sabía que tras darle a María los datos de quien la había “descubierto”, el chuloputas vendría a por mí. Se estuvo metiendo conmigo para que saltase y poder “sacudirme”… que eso hubiese sido en caso de dejarme pegar, pero no era mi intención castigarle de ese modo, por lo que aguante sus empujones, gritos e insultos sin hacer otra cosa que mostrarle una sonrisita irónica. Conocía a ese gilipollas desde hacía mucho, sabia de que pie cojeaba, y que si le ignoraba, si poco a poco le iba sacando de quicio, antes o después terminaría pasándose de copas, él era de los que “bebían para calmarse”.
Cuando por fin ocurrió, cuando entendí que ya estaba bebiendo como de costumbre cuando se le iba la mano, fue cuando me moví contra él. Se le fue la mano a conciencia y se marchó para su casa, se había tomado como cinco o seis cubatas especialmente cargados por “instrucciones” mías a la camarera que nos los ponía ya que me llevaba muy bien con ella, sus tragos casi eran vasos de tubo de Tequila puro. Además, sabía que era de los que conducían muy rápido cuando llevaban el puntito y que tenía que pasar por cierta zona con una limitación de velocidad muy baja en una zona donde se podía pisar a fondo… “Pienso” que algún “cabrón” dio el chivatazo y le pillaron, además de con un cebollón de cuidado, con un exceso de velocidad en más del doble, casi incluso en el triple del límite permitido, lo que suponía retirada de carnet y más que posiblemente, también un delito penal, más por supuesto, su correspondiente multita… Sabía que unos bonitos antecedentes no le sentarían nada bien a un prometedor y futuro abogado, si es que lograba sacarse la carrera algún día, claro.
Para el viaje del puente del mes siguiente, casi todos los del grupo querían ir al norte. Casualmente, en la zona elegida mis tíos tenían un chalet bastante grande, bueno, en realidad lo que llaman un Pazo. De los cinco o seis del grupo que me apoyaron, únicamente Marga y Olga tendrían que buscarse un hotel, el resto tenían donde poder quedarse, bien con familia, bien con amigos principalmente. Si yo pedía permiso a mis tíos para irme allí, sabía que tendría problemas, no por el hecho de que mis dos amigas se quedasen conmigo, sino porque mi prima Mónica, en cuanto sus padres se lo contasen, se vendría de cabeza junto con Raquel. Si no se lo pedía también tendría problemas por no haberlo hecho, Mónica se enteraría del viaje por Marga y no dudaría en contárselo a sus padres, que me pondrían las orejas calentitas por no ir a su casa, y la verdad es que me apetecía mucho ir al viaje, así que no tenia opciones, tendría que pedírselo a mis tíos.
Yo había tenido una pequeña historia con Ana, una chica de la zona, que a mi prima no le caía nada bien, pero que nada bien, creedme. Lo cierto es que yo aún le interesaba, o por lo menos esa era la situación cuando había ido tres meses antes a pasar un fin de semana. De modo, que mi prima y Raquel querrían evitarme “tropiezos” con alguien a quien mi primita no podía ni ver, y no dudaría en querer venirse con nosotros para evitarme las “tentaciones”. También estaría allí Olga con su “repentino interés” por mí, si mi “amiga” se volvía a intentar acercar como solía hacer, aparte de mi prima, me temía que Olga también se metiese en medio a “opinar” sobre lo que más me convenía, algo que por cierto estaba empezando a darme cuenta de que hacía mucho últimamente.
No seré cínico diciendo que a esas alturas todavía no me había dado cuenta de que a Olga yo desde luego no le resultaba para nada indiferente y que muy posiblemente su interés fuese más allá del inicial agradecimiento por mi ayuda. Pero también era cierto lo que dije, lo pase muy mal, me costó mucho cerrar su puerta cuando entendí que no lograría llegar a nada con ella, pese a sentirme aun atraído hasta cierto punto y saber que la puerta no estaba tan cerrada como yo creía, no estaba muy dispuesto que dijésemos a volver a pasar por aquello…
Tal y como yo sospeché, a los quince minutos de hablar con mis tíos me llamo mi prima, para decirme que iríamos con mi coche los cinco, Raquel, Olga, Marga, ella y yo, que ya se había encargado ella de hablar con mis dos amigas para quedar el día de nuestra marcha. Dado que solo íbamos cinco días, y mi coche, un Ranger Rover de color verde, era grande con un muy buen maletero. No esperaba problemas por ir cinco, cuatro de nosotros chicas además, entre otras cosas porque tanto mi prima como Raquel tenían allí ropa y no necesitarían llevarse gran cosa. Estuve esperando pacientemente a que llegase el día, eso sí, temiéndome lo que me esperaba allí, la noche anterior llame a una de mis habituales “amigas” para follar.
En esta ocasión llame a Mandy, como se hacía llamar, una estudiante de económicas de ultimo año, Andaluza, morena, ojos marrones, unos labios que parecían creados para chupar pollas, de metro ochenta, con dos impresionantes senos y un culazo de infarto, toda una fiera en la cama. Era una chica con la que ya había estado en cuatro o cinco ocasiones anteriores, y siempre me había terminado por dejar hecho mierda por completo.
Cuando llegó, se abrió el abrigo, debajo solo llevaba un conjunto de lencería negro que le quedaba como para lanzar aullidos, vi que pensaba pasar toda la noche conmigo ya que llevaba una bolsita que en alguna ocasión anterior también llevaba con una muda de ropa, aunque eso fue algo que me dijo directamente sonriendo según entró por la puerta, también traía un par de botellas de cava… Sonriendo, saque de la nevera una bandejita con fresas y un bote de nata que le enseñe con sonrisa maliciosa… Ella riéndose a carcajadas me dijo…
- Jajajajaja, veo que hemos tenido la misma idea los dos… Prepárate, te pienso estar follando toda la noche cielo –me dijo con voz muy sugerente.
La verdad es que en su caso concreto, le había echado una mano con un problema que tuvo hacia unos meses, un poco antes del de Olga más o menos, y solo un par de semanas después la contrate por primera vez, llevándonos los dos una sorpresa mayúscula. Pese a todo, seguimos adelante con el “trabajo” para el que la llamé, dejando los dos las cosas muy claras. De hecho, puedo decir, que de haber querido, podría haberla llamado para follar sin necesidad de pagar, al principio incluso intento quedar conmigo para vernos y echar algún polvo como amigos, pero… Bueno, digamos que prefería las cosas muy claras entre los dos y sin posibles situaciones dudosas, no me importaba quedar como amigos para tomar algo, pero en estas cuestiones prefería pagarle su minuta, aunque lo cierto es que ella cuando venía a mi casa, solía hacerlo como en este caso, dispuesta a follar con un amigo y no con un cliente.
Lo peor de estar comiéndote una sabrosas fresas con algo de cava, aderezadas con el riquísimo flujo de un coñito muy mojado mientras escuchaba como su propietaria de deshacía viva, es que suene el timbre de la puerta de modo insistente y luego el ruido de la puerta al abrirse, de modo que no te quede otra que levantarte con una mala hostia que tira de espaldas, dejando a la chica en la cama, al borde de un orgasmo, y también ella acordándose de los putos muertos de quien fuese que estuviera llamando de ese modo. Me puse un batín… y sorpresa…, Mónica, Raquel, Marga y Olga con la sana intención de pasar la noche en mi casa y así salir al día siguiente todos juntos desde allí, no os digo mi cara…
Las hice pasar indicándoles las habitaciones en que se podían instalar, me despedí de ellas alegando que tenía cosas entre manos y me fui directo a mi habitación, cerrando la puerta tras de mí al entrar, dando por sentado que tanto mi prima como Raquel, su novia, entenderían que no debían de molestarme. Una vez allí le informe a Mandy del problema que me había surgido con esas cuatro
- Acaban de llegar mi prima con unas amigas y con intención de quedarse a dormir, todo sin avisarme –suspire-. Siento mucho todo esto Mandy, si quieres te puedes ir, por supuesto te pagare tu tiempo como si hubiésemos estado haciéndolo.
- Por eso no te preocupes… -me miro un poco enfadada con las visitas- pero joder que inoportunas.
- Si, como mañana nos vamos de viaje los cinco, pensaron venir a dormir aquí e irnos todos juntos sin necesidad de ir a buscarnos casa por casa. De verdad que lo siento, te pago para que te vayas… ¿lo de siempre, no? –le pregunté sacando el dinero.
Por toda respuesta, Mandy se incorporó, abrazándose a mí me pegó un beso en todos los morros de escándalo, derribándome sobre la cama y montándose a horcajadas encima mío. Me abrió la bata por completo, metiendo la mano bajo sus caderas sujeto con fuerza mi polla, poniéndola en la entrada de su coño, para acto seguido empezar a clavársela despacio, gimiendo mientras lo hacía… sin cortarse en lo mas mínimo de hacer ruido.
- Ni de coña nene, no me voy… sabes que me encanta follar contigo… y que lo que hago ahora… ahhhh… no es un trabajo… ahhhhhh… es un auténtico placerrrrrr… uhhmmmmm…
Tenía a Mandy gimiendo y jadeando sobre mí, cabalgándome mientras yo por mi parte le masajeaba los pechos, alzándome un poco para poder meterme sus pezones en la boca, mordisqueándoselos y lamiéndoselos, sentí como la puerta de la habitación se abría, como permanecía así unos segundos para luego cerrarse de nuevo con lo que me parecieron muchas prisas. Tenía mis sospechas al respecto, ya que me extrañaba que mi prima o Raquel no hubiesen sido capaces de saber que ocurría cuando llegaron y hablamos… No sabía quién de las otras dos había entrado, pero sin duda se debía de haber llevado toda una sorpresa por el espectáculo con que se encontró, aunque por el modo de gemir mío y de Mandy debería de haberse imaginado lo que ocurría allí dentro antes de entrar.
Estuvimos bastante tiempo follando los dos, quedando rendidos y relajados sobre la cama, habíamos sido de lo más escandalosos, esa es la verdad, al punto que nos miramos y no pudimos evitar reírnos del concierto que debíamos de haber dado… Vi que se levantaba y se empezaba a vestir…
- ¿No te quedas? –le pregunté.
- No, mejor no, mañana querréis levantaros pronto para iros, así que mejor me marcho ahora a mi casa a dormir tranquilita y sin necesidad de madrugar –me sonrió guiñándome un ojo.
- Vale, espera que me levanto y te pagó –dije con intención de hacerlo, pero me puso una mano en el pecho impidiéndomelo.
- Déjalo…
- No, sabes cómo va esto Man… -me puso un dedo en los labios.
- Ingrésamelo en la cuenta como otras veces y ya está… Creo que lo mejor será que dejes de llamarme –me miró directa a los ojos.
- ¿Por qué? ¿Es poco? ¿Quieres más dinero? –dije un poco perplejo.
- No, no se trata de eso. Para Mandy eres un excelente cliente y no te querría perder, pero a Maricarmen estas empezando a gustarle más de lo aconsejable, lo que no puede ser, por eso es mejor que no me llames mas por trabajo –me dijo besándome en los labios.
- Entiendo –dije pasando un dedo a lo largo de su espalda-, pero como amiga para tomar algo sí que podre, ¿no?
- Por supuesto, pero dame un tiempo para que todo se relaje… al menos un mes, mes y medio o incluso puede que mejor algo más de tiempo… -me volvió a besar-, ¿de acuerdo?.
- Claro que sí, no hay problema.
- Ojala te hubiese conocido en otras circunstancias –dijo en un susurro, mas para sí que para mí.
- No digas eso, sabes que tu “trabajo” no sería un problema para mi, siempre que lo dejases claro, en eso no te voy a engañar a estas alturas –le sonreí.
- Eso lo sé Alex, créeme que por ti lo dejaría y me buscaría lo que fuese para pagarme los gastos. Pero sé que no tengo posibilidad de que te enamores de mi, ¡no! –me besó-, déjalo, no digas nada, confía en mí, lo sé, lo creo, y basta.
Después de eso no volvimos a hablar más, hasta el momento en que se termino de vestir y la acompañé a la puerta de salida, dándola el que pensé que posiblemente sería el último beso de ese estilo que volviese a darla, por lo que le metí la lengua hasta las amígdalas, haciendo que me rodease el cuello con los brazos, devolviéndomelo aun como mayor intensidad de la que yo le estaba poniendo.
Lo cierto es que sabía de sobra que tenía toda la razón, no me iba a enamorar de ella, y no por el trabajo que hacía para pagarse los estudios, cuando dije que si lo dejase para estar conmigo lo demás no me importaría lo decía completamente enserio, pero no, difícilmente me enamoraría de ella. Lo cierto es que valoraba en mucho mi independencia, Mandy era preciosa, físicamente era espectacular de verdad, un autentico bombón, cualquier chico se quedaría todo pillado por ella solo con que le sonriese, también era dulcísima y muy divertida, pero digamos que yo tenía una enorme cantidad de reparos a liarme en plan serio con ninguna chica. En estos momentos, incluso mi prima Mónica, con la que había estado pilladísimo, hubiese tenido problemas para acercarse tanto a mí como para que la aceptase como pareja fija, o más o menos fija.
A la mañana siguiente cuando me desperté llegó hasta mi un olorcillo a pan tostado que hizo que la boca empezase a producir saliva a marchas forzadas, al punto de ponerme casi a babear, el estomago empezó a rugir como si fuese un león, ¡¡¡Dios que hambre tenia!!!. Me levante rápidamente, me fui directo al servicio, metiéndome en la ducha tras cerrar tras de mí la puerta con el pestillo, una vez termine me puse un pantalón de chándal con un jersey largo y me fui directo para el salón con la esperanza de poder enganchar algo que matase mi hambre…
Para mi total y más absoluta sorpresa ninguna de las cuatro hizo la menor mención a la serenata de por la noche. Parecía como si no se hubiesen enterado de nada de nada, algo totalmente imposible dados los gritos que pegaba Mandy aposta, según me dijo la cabrona cuando intente hacerla callar, quería que todas las que estuviesen fuera se enterasen de lo buen amante que era. Confieso que era algo que me la traía al fresco, pero por una lado no quise decirle nada, agradeciéndole el detalle, y por otro, me hacía gracia pensar en la que se me podía avecinar por la mañana cuando me levantase, especialmente con Olga, de la que no dudaba, que me saltaría de nuevo a la yugular por estar follando con una profesional, por eso ahora estaba tan sorprendido con ellas.
Desayunamos completamente tranquilos, conversando de temas generales y echándonos unas risas, si os digo que no estaba mosqueado con tanta tranquilidad mentiría. Cargamos el coche y nos fuimos rumbo al norte, al chalet de mis tíos conversando tranquilamente, todo perfecto hasta que hicimos la primera parada y estábamos tomando café, entonces Mónica por fin hablo y se dejo de tanta charla “amigable”, supuse que ya no aguantaba más.
- ¿La vas a ver? –pregunto como de pasada mientras le daba un sorbo a su café.
- ¿Te refieres a Ana?
- Si
- Me imagino que si, vamos a estar cinco días, de modo que supongo que sí que la veré.
- Ya –dijo apretando los dientes-, pues no… -la interrumpió Raquel.
- Déjalo Mónica, sabes que en cuanto sepa que esta por allí hará por verle, quiera Alex o no.
- Si él no quiere no tiene porque verla –respondió obstinadamente Mónica.
- Yo no tengo problema ninguno con ella, se lo que quiere y no lo va a tener, de modo que lo mejor es que te tranquilices un poco.
- Lo sé, pero joder, ¡¡es que no trago a esa hija de puta!! –explotó Mónica.
- Mónica, déjalo estar, sabes que no ocurrirá nada entre ella y yo…
- Sera ahora, ¿no?
- Eso ha sido un golpe bajo y lo sabes, no te pases. Te explique la situación y no me creíste, luego te metiste en medio como un elefante en una cacharrería, metiste la pata hasta el corvejón y lo sabes de sobra. Sé que nunca la has tragado y no os caéis bien, pero esa vez fue culpa tuya Mónica.
- Vale, dejarlo estar ya –intervino Raquel, haciendo que los dos nos callásemos.
Mónica se fue al baño, yéndose Raquel con ella, yo mientras me fui al coche, aprovechando para ir con él a los surtidores y llenar el depósito de combustible, dejando allí solas a Marga y Olga. Desde fuera podía verlas a las dos hablar atraves de la cristalera, ya que la mesa donde estábamos sentados se encontraba pegada a esta. Por los gestos que hacia Marga al hablar, supuse que le debía de estar poniendo al corriente del motivo de la discusión, solo esperaba que no le diese por hacer frente común con Mónica si aparecía Ana, hubiese sido lo único que me faltaría ya, Olga metida también por medio.
Sabia de sobra que antes o después me cruzaría con Ana en esos cinco días, también que Raquel tenía razón, en cuanto supiese que estaba por allí iría directa a verme, exactamente igual que la última vez que había ido. Ana era una chica muy insistente cuando quería algo, además no se cortaba ni medio pelo al respecto, algunas veces me recordaba a un Kamikaze, Mónica no la podía ni ver ya que habían tenido varios encontronazos, pero a mí personalmente no me resultaba desagradable, aunque mantenía las distancias con ella.
CONTINUARA