Alex - 2
Olga, a medida que va averiguando y conociendo cosas, va recibiendo nuevas sorpresas sobre Alex
Alex - 2
Un mes después de todo esto, estábamos entre todos preparando un viaje al norte para el mes siguiente, ya que teníamos por delante un puente de cinco días, se preveía buen tiempo y nos apetecía a todos. María no regresó al grupo, pero Cesar si, y desde luego se veía clarísimo que se la tenía jurada a Alex. No hacía otra cosa que meterse con él una y otra vez, sin que este hiciese el menor gesto por pararle los pies o defenderse, la sensación que me daba era únicamente de estar… “esperando”... ¿pero a qué?
Por lo que pudimos saber, María y Cesar terminaron como el rosario de la Aurora, a voces y casi a ostias, a ella le faltó el pelo de una pestaña para liarse con él a golpes cuando confirmó que efectivamente el video aquel había sido cosa suya. Tal y como dijo Marga, en el hospital sufrieron un ERE y los dos primeros que salieron desfilando fueron María con su doctorcito, al que su mujer puso de patitas en la calle como quería, con una manita detrás, y otra delante. Además, el primer día que se encontraron los dos tras lo ocurrido con María, Cesar intentó que Alex saltase para poder pelearse con él, este aguanto carros y carretas. Esto era así un día tras otro, al final Cesar, una de las veces, se marchó a su casa bastante tocado de copas, por lo que averiguamos más tarde, ese día le paró la policía, lo que pensábamos es que debía de haber sido por un chivatazo o algo así pues el sitio no era normal, hubiese sido el colmo de la mala suerte. El resultado fue retirada del carnet y presentación de denuncia contra él por un delito contra el tráfico, temeridad manifiesta o algo así, por lo que averiguamos, la cosa era bastante seria pues según supimos esa denuncia iba por lo penal. Cuando nos enteramos de todo esto, me fije en que Marga sonreía mirando de reojo a un Alex, que estaba con quien oye llover, mientras los amigos nos lo contaban…
En este tiempo me había movido entre mis amigos del grupo haciendo discretamente preguntas sobre Alex, donde vivía, donde trabajaba, cuál era su primer apellido, en fin, cosas de esas tan simples que siendo amigos se supone que se deberían de saber, al menos si no uno, otro... ¡¡Y un carajo!!, no logre sacar nada de nada en claro del resto de la gente, pero nada de nada, parecía que ninguno supiésemos nada sobre él, era un completo desconocido para todos, bueno, por lo que parecía, para todos excepto para Marga, lo que no me sentó muy bien cuando me di cuenta de ello.
Cuando pregunté por su domicilio recibí como media docena de respuestas, ni una sola coincidía con las demás, todos creían, a todos les parecía, pero ninguno sabía con certeza. Con su trabajo fue más de lo mismo, aunque aquí si que parece que se pusieron todos de acuerdo en que trabajaba en un banco, eso sí, no coincidían ni en la sucursal, ni en el banco concreto en que supuestamente trabajaba, incluyendo en esto a Cesar, que se veía en sus contestaciones que le tenía un odio visceral tras lo de María. Al preguntar por su apellido me lleve de nuevo otro golpe como los dos anteriores, nadie lo sabía, creían, pensaban, opinaban, pero ni coincidían, ni realmente lo sabían. Me resultó increíble, el tío llevaba años con nosotros y ninguno sabíamos absolutamente nada sobre él, increíble de verdad.
Claro que enseguida me di cuenta de que aun me quedaba un cartucho por gastar, pensé que quizá hubiese una persona, que si bien no todas, si conociese alguna de las respuestas a mis preguntas, Marga. Hablar con ella sobre Alex fue para mí como un dolor de muelas, divertidísimo...
- Oye Marga, ¿tú sabes donde vive Alex? -pregunté como de pasada.
- Sí, sí que lo sé, de hecho ante ayer estuve allí, ¿por qué lo preguntas?
- No, por nada, solo por curiosidad -dije sonriendo, aunque lo de que había estado allí con el no me gusto ni un poco, fue como si las tripas se me retorciesen.
- ¡¡ah!!, vale -dijo.
Cuando vi que Marga regresaba a la conversación con los otros creí que me subiría por las paredes del enfado, se había limitado a un sí y a ignorarme tras eso. Por si fuese poco el cabreo porque se comportase así, estaba lo que había dicho de que había estado dos días antes con él, y en su casa, estaba que mordía. Pero me controlé y regresé a la carga...
- Ya, pero no sabrás donde trabaja, ¿no? -dije
- Mira Olga -se volvió para mirarme fijamente-, si quieres saber algo pregúntale directamente a él, yo no te voy a contestar lo que quieres saber… no quiero problemas con él.
- ¡¡Oye!!, que yo no quiero saber nada, que no me interesa para nada, solo preguntaba por matar un poco el rato -dije completamente a la defensiva.
- Vale, entonces realmente no querías saberlo, perfecto, porque pese a todo, pensaba habértelo dicho -dijo sonriendo irónicamente y volviendo después a seguir hablando con los demás.
- Bueno, no es que lo quiera saber realmente, pero bueno, me gustaría poder conocer un poco más, porque me parece buen tío. Así que... -dije sonriendo, aunque con unas ganas de saltar sobre su yugular que no os hacéis una idea.
- Jajajajajajaja, vale, te recojo mañana en tu casa y nos vamos a cenar con él. Nos presentamos y pedimos unas pizzas o algo así, no te preocupes, así podrás interrogarle a gusto con mi ayuda... -soltó Marga riéndose.
- ¿No se enfadara? -al ver como sonreía me apresure a aclarar mi pregunta-. Digo lo de presentarnos así de repente y por el morro... -dije dubitativa.
- Posiblemente sí, pero para evitarlo... -me guiño un ojo riéndose-, nos llevaremos a su prima con nosotras, con ella de por medio no dirá ni pio, jajajajajajajaja.
- ¿Su prima? –pregunté sin entender.
- Claro, -dijo mirándome extrañada, para luego reírse-, Jajajajaja, es verdad, que tu no lo sabes. Veras, su prima y yo somos amigas desde hace mucho, por eso es por lo que conozco a Alex más que cualquiera de vosotros, -dijo señalando con la cabeza al resto del grupo- que tampoco es que eso sea muy difícil, por cierto… -puso una sonrisita irónica que me llegó al alma.
Lo cierto es que tras esto me quedé callada intentando digerir lo que acababa de averiguar, no creo que nadie supiese que Marga era amiga de una prima de Alex, y mucho menos que fuese tan cercana como para, sin duda, saber todo lo relativo a él, cosa que todo el resto del grupo desconocía. Estuve toda la noche impaciente porque terminase y llegase por fin la siguiente para ir a cenar a su casa, eso me desvelaría uno de las tres preguntas sobre él que me había hecho justo después de prestarme su ayuda, donde vivía.
Al día siguiente me preparé a conciencia, aunque tratando de parecer casual, minifalda negra, botas de media caña, medias oscuras y un top blanco que estilizaba mi figura. Luego sobre ello, un abrigo largo de color oscuro, quería causar buena impresión, no que me viesen llegar a la legua. Me sorprendí pensando de ese modo, incluso estuve tentada de cambiarme y ponerme algo menos "agresivo", pero desistí, reconociendo que deseaba que me mirase bien mirada.
La primera sorpresa me la llevé cuando Marga paso a recogerme con la prima de Alex y su novia, algo que me sorprendió cuando me las presentaron, por cierto, que se dieron cuenta de ello, porque echándose a reír, Mónica, la prima de Alex me confirmo que sí, que ella y su novia, Raquel, eran lesbianas. Lo cierto es que me cayeron de maravilla las dos, fuimos las cuatro todo el camino rajando como cotorras, hablamos de todo menos de un tema, Alex, ninguna de las tres quiso hablarme nada de él, argumentando que como íbamos a verle, si quería saber algo le preguntase directamente, lo que en cierto modo me resulto frustrante, nadie parecía querer hablarme de él.
Cuando llegamos a su casa, llamó Mónica al telefonillo, abriéndonos Alex enseguida. Subimos contentas y felices, le saludamos todas con un beso en la mejilla mientras el ponía cara de circunstancias. Estábamos riéndonos de él en el salón, ya que estaba con un batín con el que se apreciaba llevaba poco o nada debajo. Su prima Mónica riéndose le mando a vestirse y ponerse presentable con sus invitadas, fue en ese instante cuando de las habitaciones salió una chica poniéndose un abrigo, era una preciosa rubia, de ojos verdes, con un cuerpo muy bien proporcionado, lo más sorprendente fue lo que dijo antes de darle un beso en la mejilla, saludarnos a todas con la mano e irse de la casa.
- Alex, solo quedan dos, tendrás que comprar más antes de la próxima -dijo enseñando un envoltorio abierto de preservativo.
- Vale, no te preocupes, comprare un par de cajas para la próxima vez -sonrió.
- Genial, ¡¡chao!! -dijo agitando la mano en dirección a nosotras, para después darle un beso a Alex e irse.
- Vaya, tu amiga es muy... "directa" con sus peticiones -dije sonriendo aunque me sentía un poco bastante jodida con aquello.
- Vaya primo, esa puta es muy guapa, esta buenísima, no la conocía -dijo Mónica sorprendiéndome.
- Sí, es nueva, esta es la tercera vez que quedo con ella, la verdad es que me gusta -dijo Alex sonriendo.
- No creéis que os pasáis un poco con la chica, no me parece bien que digáis eso de ella, os pasáis con el cachondeo -dije defendiéndola sin saber bien porque.
- Olga, perdona pero nadie la ha insultado -se explicó Mónica-, es que es una puta, que por cierto Alex, ya te vale, vaya horas para estar follando, ¿no?, menuda imagen has dado delante de Olga -dijo Mónica apuntando con el dedo a su primo.
- Joder, pues cuando me apetecía. Me apeteció follar esta tarde así que la llamé, como quieres que supiese que os ibais a presentar a cenar, si tenéis la puñetera costumbre de hacer la gracia y no avisarme- dijo haciendo un gesto de disculpa-, aunque al menos esta vez llamaste al telefonillo en vez de usar tus llaves.
- Ya, por eso lo hice –señalo a la puerta por la que salió la rubia- por si acaso estabas “liado”, que ya nos conocemos “primito”.
- ¿Me estáis diciendo enserio que esa chica es una... puta? -pregunte asombrada y un poco alterada, mirando a todos, que parecía como si solo estuviesen hablando del tiempo.
- Pues sí, eso mismo es lo que hemos dicho -me respondió Alex mirándome fijamente.
- ¿Y a ti te parece normal? -no pude evitar saltar como una escopeta y medio escandalizada.
- Pues claro, sino me lo pareciese no la habría llamado, ¿no crees? -dijo sonriéndome.
- ¡¡¡Pero como coño te va a aparecer normal llamar a una puta para follar!!! ¡¡¡Las cosas no se hacen así coño!!! -me exalte por completo.
- Y como se supone según tú que se hacen, ¿dime?, no querrás que primero follemos y luego la llame, sería un poco difícil, ¿no? -preguntó sonriendo algo sarcástico.
- Ya vale, dejadlo estar los dos, que hemos venido a cenar, no a discutir -intervino Marga.
Lo cierto es que tras Marga intervinieron también las otras dos impidiéndonos seguir con la conversación, pero si alguien piensa que lo deje pasar que se olvide, lo tenía muy, pero que muy presente. Todo esto me resultaba increíble, pero más increíble aun me resultaba el modo en que Alex se lo tomaba y la forma tan natural en como lo exponía, lo de las otras tres ya mejor ni hablar, es que no lo veía ni medianamente normal. Estuvimos de cachondeo y risas, pero no me podía olvidar de lo de la chica esa ni por asomo, sentía como la sangre me hervía, aproveche que las tres se levantaron un momento para hacer no se qué cosa en el ordenador de Alex para volver al ataque..., como era un dúplex tendrían que subir al piso de arriba lo que me concedería tiempo.
- No creas que se me ha olvidado lo de la chica esa -dije muy seria.
- Vale Olga, ¿qué pasa? –suspiró Alex.
- Pues que va a pasar, que andas con putas, eso pasa -dije muy enfadada aunque sin saber bien porque.
- Olga déjalo, te va a responder y te vas a enfadar mas todavía, créeme que es lo mejor -dijo Mónica saliendo al salón y sentándose frente a su primo.
- Pues que conteste, eso quiero precisamente -dije completamente obcecada.
- Y porque no lo voy a hacer, ¿qué más da que me gaste el dinero en una puta para follar, a que me lo gaste en invitar a una tía a copas para ver si me la ligo y folla? -dijo Alex encogiéndose de hombros.
- ¡¡Como qué, qué más da!!, no me estarás diciendo que es lo mismo, ¿no? -ahí me sulfure por completo.
- No, por supuesto, pero casi. Mira Olga, cuando tengo ganas llamo a la puta que mas me guste y me apetezca en ese momento, le pago, follamos y a otra cosa. Si salgo por ahí para ver si pillo cacho, invito a la tía que me guste, posiblemente me gaste lo mismo que con la puta, pero además lo más probable es que me quede sin la chica, sin dinero y sin meterla. Créeme, es mejor mi método -dijo de un modo que parecía creer que estaba cargado de razón.
- ¿Pero vosotras escucháis la majadería? -replique volviéndome a las otras tres, pues ya estaban todas en el salón también sentadas.
- A nosotras no nos metas -dijo Raquel, alzando las manos-, Alex es Alex y no vamos a hacerle cambiar de opinión por mucho que le digamos, de modo que lo mejor es dejarlo estar.
- Lo mismo digo, déjale tranquilo, a él le va bien así -apoyo Mónica mientras Marga asentía con la cabeza.
Ante tal falta de apoyo decidí replegar velas, pero no me olvidaba de ello ni por casualidad, al punto que me amargó el resto de la noche, pero sobre todo cuando llegue a casa y me acosté. Una vez en la cama conté con tiempo y tranquilidad para poder pensar en todo lo que habíamos hablado, y a mi mente en esos instantes vino un recuerdo que me hizo rabiar, incluso se me salto alguna que otra lagrima de impotencia, me dieron ganas de matar a Alex por imbécil. Recordé cuando le invite a subir a mi casa, como me lance sobre su cuello, claramente dispuesta a todo y él me rechazo. Me dolía recordarlo porque había dicho que básicamente que follaba con putas porque eran algo seguro, pero a mí, que estaba lanzada y claramente con ganas de follar con él, me había rechazado, negándose a ello, os juro que quería matarlo.
Pero lo peor de todo y sobre todas las demás cosas, es que pensando en lo sucedido esa noche me puse a cien, no pude evitar empezar a acariciarme con la mente fija en él, imaginando que era yo a quien llamaba para follar en lugar de a la puta con que nos cruzamos en su casa. Estaba excitadísima con Alex aún sin entender muy bien el porqué, mis dedos recorrían lentamente mi sexo mientras mantenía los ojos cerrados, mordiéndome los labios para ahogar mis gemidos, en mi imaginación empezaba a ver cómo me acariciaba, mientras que mis manos cambiaron de lugar. Mis dedos, mojados con mis flujos fueron a mis pezones, soñando que eran sus húmedos labios y lengua quienes me los acariciaban, mientras mi otra mano se ocupaba de seguir recorriendo mi sexo, introduciendo en un momento dado dos dedos, moviéndolos con delicadeza para ir acelerando poco a poco, mi pulgar se centró en mi clítoris, moviéndose con suavidad sobre él hasta el mismo instante en que todo mi cuerpo se tensó y lo perdí todo de vista al alcanzarme el orgasmo. Puedo decir que fue algo increíble, de los mejores que había tenido masturbándome, e incluso mejor que muchos follando... Cuando me recuperé, simplemente me dormí, negándome a pensar en lo que había hecho, sabiendo además en mi interior, que posiblemente no sería tampoco la última vez que lo hiciese.
A los dos días, estaba trabajando cuando recibí un whatsapp de Alex invitándome a cenar en su casa para, según decía, hablar los dos y aclarar las cosas, lo cierto es que me puse muy nerviosa, durante casi quince minutos estuve con el móvil en la mano dudando si aceptar la oferta o no, al final mande un simple "OK", a los veinte segundos me respondió con la hora a la que quedábamos, dándole de nuevo mi aprobación. No os hacéis una idea de lo nerviosa que me puse, ese día el tiempo parecía pasar lentísimo, no hacía otra cosa que mirar mi reloj, deseando que llegara la hora de salir de trabajar.
Esa noche me presente en casa de Alex, al entrar me dio un beso en la mejilla con las manos en alto, ya que me había adelantado un poco, pillándole terminando de preparar la cena. Me dijo que me pusiese cómoda y que aprovechase para ver la casa si quería, ya que la vez anterior con todo el follón, no llego a mostrarme más que la parte de abajo. Aproveche y subí a la planta de arriba, mirando despacio todo, especialmente en la habitación que supuse sería la de Alex... Me sentía como una colegiala, recorrí con los dedos las estanterías de libros perfectamente ordenados, la superficie de su mesilla de noche, el maletín de su portátil, pase la palma de la mano sobre su cama... abrí los cajones, encontrándome ropa, ropa interior, calcetines, etc. Hice algo que me ruboriza confesar, pero saque alguno de sus bóxer y slip llevándomelos a la cara, aspirando el aroma a limpio que desprendían, deseando que fuese otro aroma el que tuviesen.
Al final del pasillo encontré una puerta cerrada con llave, me extraño eso, era raro en una casa una puerta con una cerradura. Cuando regrese a la cocina le felicite por el piso, tenía cinco habitaciones más la cerrada, un baño en la parte de abajo y otro arriba, mas el de la habitación principal, no quería pensar en lo que podía llegar a costar o en los metros que tenía que tener ese dúplex. Estuve ayudándole con la cena, puesto que me empeñe en ello y no pudo hacerme desistir, os aseguro que me divertí como una enana con él. Me encontré con que era un tío súper divertido, alegre y muy bromista.
Estuvimos cenando tranquilamente, Alex estuvo contándome un buen número de chistes y anécdotas que conocía, me lo pase en grande, me reí todo lo que quise y más, pero al final, en los postres, Alex entro al tema por el que me había invitado a cenar.
- Bueno Olga, creo que ha llegado el momento de ponernos serios. Quería hablar contigo de lo del otro día, porque me pareció que no te fuiste muy conforme, y tampoco quiero que tengas una mala impresión de mí.
- La verdad es que no, no me fui nada conforme con lo que dijiste, me pareció una autentica pasada -respondí poniéndome seria.
- Ya. Mira, seamos francos ante todo -dijo mirándome fijamente-, hasta que te preste ayuda no te molestaste en mirarme dos veces ni por un solo instante, yo no existía. Desde entonces no has parado de observarme, cosa de la que me di cuenta enseguida, tonto no soy. Entiendo que estés agradecida, pero te guste o no tengo mi vida privada que llevo como yo quiero, y hago las cosas como creo que son mejor para mí, yo no me meto en la vida de nadie, por lo que también pido a cambio que nadie se venga a meter en la mía.
- Alex -pensé por un momento si admitir parte de lo que había dicho, al final decidí hacerlo, por lo menos la referida a mí-, es verdad que después de que me quisiese ayudar y lo mal que te trate te empecé a prestar atención, pero esto no tiene nada que ver con eso. Me caes muy bien, y de verdad que no entiendo el porqué haces eso, podrías salir por ahí a ligar como hacen los demás del grupo, no tien... -me interrumpió mirándome fijamente, poniéndome nerviosamente con ello.
- Salir a que, para que, ¿para hacer el imbécil con alguna calientapollas? Con alguna que acepte las invitaciones, que se ponga tonta y cuando vea que no puede sacar más se largué con el guaperas de turno para que se la folle, ¿para eso?. No, no pienso perder el tiempo y el dinero de ese modo, una puta como la rubia que viste, a la larga me cuesta más o menos lo mismo, está muy buena y es un autentico placer follar con ella, dos más dos cuatro, yo salgo ganando.
- No digas tonterías, créeme que no te hace falta hacer eso, solo tienes que practicar un poco y con lo buen tío que eres no creo que tengas problemas en... -me interrumpió de nuevo.
- ¿Buen tío? -dijo sarcástico-, no me jodas Olga. A ver, ¿soy guapo? -me preguntó muy serio.
- Alex, no todo consiste en la belleza, la...
- La pregunta era simple Olga, ¿soy guapo?, ¡si, o no! -dijo interrumpiéndome.
- Eres resultón, no guapo, guapo, resultón...
- Es decir, soy feo, ¿no? -respondió con una sonrisa extraña.
- Yo no dije eso, no eres guapo, pero no dije que fueses feo -respondí rápidamente.
- ¿Estoy bueno? -me preguntó pasando claramente de la pregunta anterior.
Vi como se levantaba tranquilamente, se ponía de pie y daba una vuelta sobre sí mismo con los brazos extendidos en cruz. Desde luego no, no estaba bueno para nada, no era alto y estaba un poco gordito, nada serio, pero se apreciaba claramente una pequeña barriguita cervecera. Estaba claro que le sobraban unos cuantos kilitos, también que no mentí, aun con todo, no era feo, era... resultón. Respondí...
- No estás mal, no eres un tío macizo pero tampoco un monstruo -dije intentando salir al paso.
- ¿Otra vez saliéndote por la tangente? -estaba muy serio, en pie con los brazos cruzados.
- No entiendo... -me cortó.
- Sí, sí que lo entiendes Olga, lo entiendes más que de sobra, no te hagas la tonta conmigo, ¿quieres?. Te lo preguntare de otro modo, si tú me vieses en un bar, no nos conociésemos y algunos del grupo te entrásemos, ¿te irías a follar conmigo o con alguno de los otros? , Alberto, Cesar, Juan Antonio, me da igual quien, elígelo tu...
- No lo sé, yo... -me sonrió interrumpiéndome de nuevo.
- Traducción, “contigo desde luego no”, porque no me lo dices así de claro Olga, ¿no es mejor?. Dime, si o no, ¿tu follarías conmigo? –presiono para no dejar pensar.
- ¡¡No!!
- Gracias por ser sincera -dijo inclinando levemente la cabeza como agradeciéndome mi sinceridad-, ves, por eso me pago putas, sexo sin compromiso y sin hacer el idiota con tías que están muy buenas, en una situación en la que los dos sabemos lo que hay.
Estaba sin saber que decir, mi “no”, había sonado muy brusco, lo había dicho sin pensar cuando lo escuché, precisamente por su forma de preguntarme y quizá por no querer admitir la verdad en ese momento. Me había pillado pensando en Alex, me quede fija mirándole los labios, cuando me pregunto mirándome fijamente no me lo pensé, solo conteste la pregunta. Debía de reconocer para mí misma que posiblemente el principal motivo de esa contestación, era porque paradójicamente si, siendo totalmente sincera conmigo misma, tenía que reconocer que sí, que ciertamente quería follar con Alex, y por eso mismo me sentía siempre tan excitada con él, incluso en ese momento podía sentir como mi sexo estaba húmedo. No sabía si él me gustaba por él, o solo era por morbo, por el misterio que parecía envolverle, e incluso, porque no admitirlo, un poco por agradecimiento por todo lo que intento hacer por mí sin pedir nada a cambio… y todo esto era algo que no estaba dispuesta a admitirle, quizá por eso mi “no” me salió tan brusco.
Deje estar el tema, no porque estuviese de acuerdo o entendiese realmente su postura, sino porque la conversación me estaba, por mucho que me costase admitirlo, poniendo a tono. Sentía unas ganas enormes de lanzarme sobre él para follarmelo, sin embargo lo cierto es que me imponía, no reconocía para nada al chico que tenía enfrente de mí, ese Alex no parecía ser el mismo que yo conocía del grupo. Era su imagen, su voz, incluso muchas veces sus formas, pero desde hacía un tiempo me parecía alguien diferente a quien yo creía conocer, me resultaba... "excitante y misterioso", en todo el amplio sentido de la palabra.
CONTINUARA