Alex - 11
A Olga aun le esperan dos días más en el Balneario, y no tiene ni idea de las travesuras que Alex todavía le tiene preparadas
Alex - 11
Me encontraba sin saber bien que esperar de este viaje, desde luego si todo era como el primer día, lo iba a disfrutar como una enana. Primer día y polvo magistral en el jacuzzi, la idea de Alex por simple que pudiese parecer me estaba resultando genial, pero genial de verdad, de momento lo estaba disfrutando un montón. Esa noche, cuando nos acostamos, intente que nos pusiésemos juguetones, pero Alex me dijo que no, que solo dormir, abrazados si quería, pero solo dormir, que guardase fuerzas para el día siguiente, ya que tendría más sorpresas y lo del día de hoy había sido agotador para ambos… Reconozco que pensando en lo que hizo con sus brazos al movernos así a los dos, lo mínimo que el pobre tenía que tener, eran unas agujetas en los hombros como demonios.
Por la mañana estuvimos en la piscina climatizada, nos colocamos al lado de una pareja con la que congeniamos bastante bien. Ella era una mujer morena de unos treinta y cinco o treinta y seis años, de cuerpo curvilíneo, rotundos pechos un poco caídos, con duros y poderosos glúteos que llamaban la atención, haciéndole un culo la mar de apetecible para cualquier hombre. El tendría si acaso cuatro o cinco años más que ella, con un cierto toque de madurez que le proporcionaban unas pocas y prematuras canas, que además le proporcionaban un indudable atractivo. Se veía que tenía un cuerpo trabajado en el gimnasio y un pene en estado de reposo que dejaba adivinar un tamaño considerable una vez erguido.
La verdad es que él estaba de toma pan y moja, al principio, antes de hablar con ellos, le había echado un par de discretitos repasos a fondo, especialmente su pene, el cual me llamaba la atención casi en la misma medida que me excitaba, obviamente, todo esto procuraba disimularlo lo mejor posible ante Alex. No podía dejar de pensar que si comparaba a mi flamante y nuevo novio con ese hombre, el primero perdería en todo. Evidentemente no pensaba en hacer absolutamente nada con ese, o con cualquier otro por muy atractivo que fuese o mucha polla que tuviese, me gustaba, quería a Alex, y no estaba dispuesta a cometer el error de engañarlo. Era consciente de que algo como eso supondría el fin con Alex ya que nunca jamás me lo perdonaría, además de que posiblemente me tocaría pagarlo, tal y como empezaba a conocerlo de esto último tampoco tenía la menor duda.
Durante una de mis miraditas disimuladas…
- ¿Te gusta?
- ¿El qué? –pregunté, sabiendo perfectamente a que se refería.
- Jajajajajajajajaja… que no soy ciego Olga. Llevas un buen rato dirigiendo miraditas apreciativas al hombre que esta a nuestra izquierda.
- No, veras yo… -me interrumpió con una sonrisa.
- Tranquila, pero no me mientas Olga, sé que es solo mirar sin tocar, no estoy molesto con ello…
- ¿De verdad? –pregunté algo sorprendida.
- Sí, bueno, aunque reconozco que quizá, solo quizá, un pequeño puntito de celos, muy pequeñito, si que he tenido –sonrió.
- Jajajajajajaja, tontorrón, y perdona, no volverá a pasar… lo de mentirte –dije riéndome y arrancándole a él una carcajada.
No pude evitar seguir riéndome ante la cara que puso de travieso y la voz de niño malo, fue bastante divertido, y disipo por completo mi preocupación por lo que hubiese podido estar pensando al ver mis miradas. Lo cierto y aunque sea completamente injusto por mi parte, es que después de eso estuve pendiente de él, por si también dirigía miraditas a la mujer, supongo que eso de que yo mirase era normal, pero si lo hacía Alex, bueno, digamos que ya no lo veía tan bien.
Ni una sola vez fui capaz de verle mirar a la morena, a la media hora, me fui a por unas bebidas, ya que estaba muerta de sed. Cuando regrese me encontré con Alex hablando animadamente con la pareja en cuestión, reconozco que me puse algo nerviosa, ya que al regresar mi novio me incluyo de inmediato en la conversación. Según se presentaron, se llamaban Julia y Mario respectivamente. Al final terminamos hablando ellos por un lado y nosotras por otro, me dio la impresión de que Julia me estaba tanteando para algo, al final se decidió…
- Olga, perdona la pregunta, pero… ¿sois una pareja liberal?
- ¿Por qué lo preguntas? ¿es que te lo hemos parecido?
- Eh… veras, no exactamente, precisamente por esto, no sé si lo sabréis, pero en este balneario se dan cita muchas parejas con esa filosofía de vida, es como un punto de encuentro. Por eso era mi pregunta… -me sorprendió saber eso, aunque no dude ni por un instante de que Alex sin duda, sí que conocía ese detalle.
- ¿Tu marido y tú lo sois?
- Si, si lo somos, si, ¿te escandaliza?
- No, para nada, pienso que cada uno con su vida es libre de hacer lo que desee siempre que no dañe a otros. No tengo ningún problema con eso.
- Entonces… -dejo colgando el interrogante sobre nosotros, decidí aceptar contestarla.
- No, no lo somos, de hecho apenas llevamos juntos más de un mes, como entenderás…
- Jajajajajaja, entiendo, entiendo, estáis en plena luna de miel por así decirlo, ahora entre los dos todo es maravilloso.
- ¿Te puedo hacer una pregunta Julia?
- Te preguntas, ¿por qué nosotros? –dijo Julia
- Si, básicamente, he visto por aquí parejas cuyos integrantes son muy atractivos…
No supe en qué momento se habían acercado los dos hombres a nosotras, pero Alex se medio sentó a mi lado dándome un beso en la frente, siendo además él quien respondió a mi pregunta…
- Se han acercado a nosotros por ti, le gustaste a Mario.
- Jajajajajaja –me eche a reír pensando que Alex estaba de nuevo con coñas- no digas cosas raras, anda…
- No ha dicho ninguna tontería, la verdad es que es por eso precisamente, Mario vio como le mirabas y le gustaste. De modo que por eso es por lo que decidimos entablar conversación con vosotros –dijo Julia.
- Entiendo, y a ti te gustó Alex, ¿no? –dije, tratando de ocultar un pequeño puntito de celos que sentí solo de pensarlo.
- Eh… bueno… -vi a Julia apurada.
- No cielo, les interesabas tu, no yo. Posiblemente para Julia, de todos los hombres relativamente jóvenes que hay aquí, yo fuese de los últimos que escogiese…
- Perdona, no pret… -intento disculparse Julia, siendo interrumpida por Alex.
- Tranquila, no hay problema, tan solo es la verdad. Se como soy y como son los demás que hay por aquí, y para ello solo tengo que mirar hacia la piscina –señale con la cabeza hacia un grupito de chicos y chicas, todos los cuales parecían modelos.
- Alex, tu tranquilo, que para mí no hay otro mejor que tu –le dije, dándole después un piquito.
- Lo sé cielo, bueno señorita y señora, ¿qué les apetece beber?, un par de cervezas ¿os va bien eso a las dos?
- Si, por mi perfecto –Julia hizo un gesto de asentimiento con la cabeza, marchándose después ambos hombres.
- No es cierto, ¿sabes? –dijo Julia sorprendiéndome.
- ¿Perdona?, no entiendo…
- Digo que no es cierto que tu novio no me guste, obvio que hay tíos aquí que están buenísimos, mejor que tu novio o mi marido. Es cierto que nos acercamos a vosotros por iniciativa de Mario, porque tú le gustas, está deseando follar contigo, es verdad que a mi no es que tu chico me llamase mucho la atención al principio. Pero no es cierto que a mí tu novio no me guste, en lo poco que he podido hablar con el… veras, tiene un… algo que atrae.
- Perdona, no te lo tomes a mal, ¿pero se supone que eso debería de hacerme sentir mejor? –le dije un poco picada.
- Jajajajajajajaja, no lo decía por eso. He visto como te has quedado cuando tu chico ha dicho que él no estaba a la altura de los otros hombres que ahí por aquí. Solo quería que supieses que no es cierto, de hecho, te aseguro que no he sido la única en fijarme en él, y eso que yo he tenido la ventaja de hablar con él y darme cuenta de que de verdad que merece la pena...
- ¿Cómo dices? –me sobresalté.
- Que no he sid… -la interrumpí.
- Si, lo sé, te entendí a la primera, me refiero a que quien, ¿quién se ha fijado en Alex? –sentí como el corazón me dio un pequeño vuelco.
No me resulto nada divertido, Julia me dio indicaciones de al menos otras dos mujeres que según decía se habían fijado en Alex. Una era una señora madura, tendría quizá unos cuarenta y muchos o cincuenta y muy pocos. La otra no, la otra era una rubia de nuestra edad, bajita, con buen cuerpo y bastante mona de cara. Reconozco que me sorprendí, después de que Julia me lo dijese, me quede en silencio mirando a ambas de forma discreta, y entonces, cuando estuve atenta, fue cuando si vi que efectivamente, ninguna de las dos perdía de vista a Alex, ambas parecían muy interesadas en él, lo que no me hizo la mas mínima gracia. Una hora más tarde nos fuimos los cuatro a comer juntos al comedor del hotel, tras terminar nos fuimos para las habitaciones, citándonos para el día siguiente de nuevo en la piscina, ya que por la tarde los cuatro teníamos actividades programadas y no coincidíamos para nada.
Antes de nada, me gustaría hacer un inciso, veréis, el que una mujer pueda mirar a Alex, que pueda gustarle, no es que me moleste mucho, o al menos, no en exceso, lo entiendo ya que pese a todo lo que él diga, como dijo Julia, tiene su aquel. Lo que de verdad me molesta es cuando le miran devorándole con los ojos, que parece que le estén ya babeando para poder follárselo después, especialmente como esas dos de la piscina, que lo estuvieron haciendo delante de mis morros, y lo que fue aún peor, que yo no me di cuenta de nada hasta que Julia me lo señalo.
Esa tarde, Alex me sorprendió al decirme que tenía programado un masaje completo que según él, me iba a dejar como nueva, en la pura gloria. Cuando llegamos a las cabinas de masaje del balneario, a mi me pasaron con un chico joven, de veintipocos, fornido, musculoso, con ojos azules, todo un autentico adonis, ¡¡¡Dios que bueno que estaba el cabrón!!! A Alex por el contrario, le pusieron con un señor de unos cuarenta y pocos, lo que me hizo quedarme algo más tranquila, ya que cuando vi al mío, en seguida pensé en que a él le pondrían una chica despampanante, cosa que por fortuna no ocurrió o me hubiesen dando las cuarenta cosas… Sinceramente y aun acosta de parecer una celosa patológica, no sé si de haberle puesto algo semejante a Alex, no hubiese hecho alguna estupidez del estilo de hacer que nos los cancelaran a los dos…
Me encontraba tumbada con tan solo una toalla por encima de mi culo, sintiendo esas maravillosas manos en mi espalda, dándome un masaje que me estaba llevando al cielo, medio dormida por completo, relajada… en la gloria. Me espabile enseguida, de pronto noté como su manos habían bajado un par de centímetros de más hacia mi culo, no dije nada, pero me puse un poco tensa, la siguiente vez que sus manos regresaron a la zona, volvieron a moverse por esa zona, sin embargo, esta vez subieron de mas por mis muslos, por el lado externo en dirección a las caderas. La tercera vez, sus manos directamente terminaron sobre mis glúteos, en ese momento salté, pensando que el muy cretino había pensado que sería una presa fácil con la que follar…
¡¡¡Tú!!! ¡¡¡ Quita las manos de ahí inmediatamente…!!!
De eso nada, pienso mantenerlas por esta zona un buen ratito mas… -escuche la voz divertida de Alex.
Ve revolví enfada, vi que Alex estaba a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja masajeándome los glúteos con firmeza, mientras que yo empezaba a verlo todo rojo, muy mosqueada por el jueguecito este. Enseguida pensé que el muy cabrón no se fiaba de mí y me había puesto a prueba con el macizorro que me había empezado a dar el masaje.
- Maldito cabrón, me has puesto a prueba- grité.
- No, pero lo hare dentro de muy poquito si es que decides regresar a tu posición para que pueda continuar con mi masaje.
- Pero… -alzó una mano.
- Shhhhhhh… tengo la titulación necesaria para poder ser masajista y trabajar de ello de quererlo así, de modo que no te preocupes, soy todo un profesional. Aprovéchate del novio que tienes, y ahora… ¡vuelve a tumbarte! –exclamó con tono divertido, dándome una palmadita en el culo.
Me volví a tumbar de nuevo tal y como me había pedido, aunque un leve mosqueo sí que tenía todavía con todo esto. Lo cierto, es que una vez tumbada me volví a relajar, sabiendo que quien estaba dándome el masaje era Alex, que ahora sí, estaba completamente desnuda en sus manos, me empecé a excitar. Note como se situaba a horcajadas sobre mis muslos, pero sin el menor contacto con mi piel, aunque podía sentirle donde estaba. Un liquido espeso y caliente cayó sobre mi espalda, sus manos lo extendieron con suavidad, lentamente, despacio, notaba como poco a poco el mismo se iba bajando hacia mis pies. En un momento dado sus manos empezaron a recorrer mis muslos, por su cara interna, por la externa, rozando mi cada vez más mojado sexo…
Repitió la operación una par de veces más, en la última pasada del liquido, sentí como se apretaba contra mí, sin guardar ya las distancias, note la cabeza de su glande en la entrada de mi coño, frotándose todo a lo largo hasta terminar punteándome un poquito el culo. Hubo un instante en el que estuve a punto de darme la vuelta para derribarlo y follármelo yo de una vez de lo cachonda que me encontraba, pero logró convencerme de permanecer tranquila, solo unos pocos minutos después de esto alcance un orgasmo que me dejo muerta, me corrí mientras su lengua lamia mi espalda subiendo hasta mi nuca. Apenas había tocado mi sexo, sin embargo había conseguido que me corriese aullando de placer mientras una de mis manos prácticamente estaba incrustada en mi boca para apagar el sonido y que no me oyese hasta el apuntador, es decir, todos los ocupantes de las demás cabinas a nuestro alrededor. No sé porque, pero empecé a estar segura de que el hecho de tener esa cabina tan centrada tenía que ser cosa del cabrón de mi novio…
Pensé que aquí se terminaría todo, me intente mover para al menos hacerle una mamada y que se desahogase, ya que sentía sobre el canal de mi culo su polla con una gran erección. Tras impedirme hacer nada, note como se movía rápido quitándose de encima, cuando me quise dar cuenta, estaba casi en cuatro, con el culito en pompa y metiéndome la lengua en el coño… dándome una lamida de antología, no podía evitar gemir y soltar algún que otro gritito que intentaba ahogar como podia… Llego un momento en que le suplique que se dejase de lamidas y me la metiese, que lo que deseaba era sentirle dentro, algo a lo que, para mi sorpresa, me hizo caso, clavándomela casi al momento hasta el fondo.
Tenía a mi chico sobre mí, estaba abierta de piernas, con sus manos bajo mis caderas sosteniéndome, con su polla entrando y saliendo de mi coño sin parar, recibiendo un montón de sensaciones placenteras con las que no podía hacer otra cosa que agarrarme a la camilla con fuerza y gemir, gemir como creo que nunca nadie había conseguido que lo hiciese, a la vez que la situación de la cabina me obligaba a tratar de que no se me escuchase so pena de montar un espectáculo. Puede parecer una tontería, pero todas estas pequeñas travesuras de Alex elevaban mi lívido hasta el cielo. No sé como lo hizo, pero cuando estaba al borde de correrme introdujo un dedo en mi culito, desatando un caos de placer en mi mente, provoco que ve corriese de un modo increíble, mi coño expulso un chorro de flujo… toda la sensación placentera aumento cuando Alex empezó a correrse dentro de mi… sentí como los chorros de semen golpeaban en mi interior, provocando que mi orgasmo se dilatase un poco más, fallándome las piernas y haciendo que volviese a quedar tendida, completamente agotada.
Ambos quedamos exhaustos sobre la camilla de masajes. En lugar de dejarme ir, Alex se empeño en terminar con su labor, de modo que continuo con sus masajes, esta vez normales, mientras sentía mi coño rezumando leche y flujos sobre la camilla. Cuando me levanté me di la vuelta para enfrentar al cabrón de mi novio al que me encontré con una sonrisa de oreja a oreja. Entonces, y antes de que pudiese decir nada, mirándome a los ojos Alex se agacho lentamente, luego pasando su lengua sobre la camilla recogió todo lo que pudo, para de inmediato acercarse a besarme, pegándome un besazo de tornillo de escándalo, mezclando nuestras salivas con los restos de mis flujos y su semen… ¡¡¡Dios, pero que morboso que podía llegar a ser el muy cabrón!!!
La verdad es que Alex jugaba conmigo como quería, por la noche intente que volviésemos a follar, reconozco que estaba perrísima con él, necesitaba follármelo como fuese, sin embargo no lo permitió, me conmino a esperar, ya que según él, aun nos quedaban un día y tenía más sorpresitas preparadas para mí. Esa noche, follar no folláriamos, pero cuando creí que por fin se durmió, no os cuento el dedazo que me hice a su lado, frotándome suavemente contra él mientras me lo hacía, aunque reconozco que no tengo muy claro eso de que estaba dormido... En un momento dado, justo tras correrme, le mire para asegurarme que seguía dormido, en ese momento me pareció que me miraba con los ojos entre abiertos y una sonrisita extraña… me estremecí pensando que quizá hubiese estado despierto mirándome… pero no pude verificarlo, cuando lo comprobé me pareció estar profundamente dormido…
A la mañana siguiente me desperté con Alex dándome besitos en el estomago, mientras una de sus manos jugaba suavemente con mi coñito, me notaba mojada de nuevo. No me dio tiempo a reaccionar, cuando vio que intentaba medio incorporarme para mirarle, movió don rapidez su mano, metiendo dos dedos y frotando mi clítoris con el pulgar. No tengo no idea de cómo lo consiguió, pero lo cierto es que de nuevo alcance un orgasmo a sus manos. Una vez pasó, quede jadeante sobre la cama, cuando vi su cara cerca de la mía me alce buscando sus labios, buscando devorarle vivo con un beso al que correspondió con toda la pasión.
Después de desayunar fuimos de nuevo a la piscina, coincidimos otra vez con Mario y con Julia. Sin embargo esta vez fue bastante diferente, si la vez anterior, pese a lo que ella dijo, quien se veía claro que quien tenía interés era Mario, en esta ocasión, me di cuenta que quien más interés mostraba era la propia Julia. En un momento dado me sentí incluso incomoda con ella, no paraba de mirar a Alex, solo le estaba faltando relamerse pensando en comérselo… me levante cogiendo a Alex de la mano e hice que saltara conmigo al agua. Sonriendo, una vez dentro me llevó entre bromas al borde opuesto de la piscina de donde se encontraban en ese momento Mario y Julia… Me situó en la esquina donde me podía poner cómoda, luego empezó a hablarme mientras me daba besitos, en el cuello, en la mejilla, me mordisqueaba la oreja… Nuevamente me estaba empezando a poner cachonda, pese a la conversación…
- ¿Qué pasa?
- Nada
- Si, algo pasa, estas celosa de cómo me mira Julia…
- Te diste cuenta
- Por supuesto, claro que sí, pero no te preocupes por ella, ya verás cómo después de esto aun mirara mas…
- ¿Después de que? –pregunté perpleja.
- De esto… que me has puesto en bandeja… uhmmmmm… de mi plan de sorpresas para hoy… -me susurro al oído mordiéndome suavemente el lóbulo de la oreja.
Con “esto”, Alex se refería a meterme la polla en el coño a traición y con alevosía, según me lo decía note como me entraba hasta el fondo, allí, en la esquina de una piscina llena de gente desnuda. Luego para terminar de arreglarlo me dijo al oído que iba a intentar que me corriese a gritos delante de todos los que por allí estaban. No os podéis creer como me sentía, contra la pared de la piscina, con la polla de mi novio dentro de mí, follándome, diciéndome guarradas que me ponían cardiaca y con más de veinte personas bañándose completamente desnudas justo “a nuestro lado”... de las más de cincuenta en total que habría dentro del agua, más los que estuviesen tumbados fuera de ella, aquello podía ser todo un espectáculo. Mi calentura era tal que me costaba dios y ayuda mantener mis gestos de placer bajo control… incluso mordí a Alex en un hombro para evitar gemir y jadear. El muy cabrón me pregunto si no me sentía como una putita, siendo follada allí, delante de todo el mundo, donde cualquiera podría vernos, donde podrían observar cómo se correría, de la cara que pondría de zorra… y la verdad es que si, nada mas decirlo el hijo de su madre me metió un dedo en el culo y me empecé a sentir así, como una verdadera guarra, aumentando mi placer y mis ganas de seguir follando con él…
Unos minutos después me corrí como una burra dentro de la piscina, enterrando en el hombro de Alex mi grito de placer, mientras el descargaba su semen en mi interior, haciéndome sentir llena, plena del todo. Cuando me recupere…
- Te voy a matar por esto –le susurre al oído-, te juro que de esta te mato...
- Antes o después de que te vuelva a follar ahora mismo otra vez… esta vez toca tu culito… –me dijo.
- ¡¡Ah!! ¡¡¡No!!! –dije.
Le empuje suavemente y a la carrera casi me puse a nadar en plan olímpico para escapar en dirección hacia donde teníamos las cosas, el volver a follar allí con él era de lo último que en ese instante quería hablar, y por mi culo menos aun... y no, no me lo había tomado a broma porque le sabía mucho más que capaz de hacerlo si me pillaba. A estas alturas ya era consciente de que si le permitía el más mínimo movimiento o conversación conmigo de nuevo allí, en la esquina, completamente atrapada con él, terminaría sucumbiendo a sus manejos. Cuando llegamos a donde Mario y Julia nos esperaban, esta mandó a su marido y a Alex a por bebidas para los cuatro. Cuando se hubieron marchado…
- Espero que te lo hayas pasado bien, menuda envidia que me has dado.
- No sé de qué… -me sonrió alzando levemente la mano para que parara.
- Déjalo, os he estado mirando y sé que en ese ratito en que habéis estado los dos dentro estuvisteis follando. Joder, menudo morbo que me habéis dado los dos Olga.
- Díselo a Mario y anímate, te aseguro que lo vas a disfrutar...
- Ojala fuese como tu Alex, este no querrá para nada con algo tan arriesgado, igual que lo que sea que hicierais los dos ayer por la tarde durante el masaje… Chica –sonrió maliciosa-, vaya escandalo…
- Nosotros… veras es que… -me quede cortada sin saber bien que decir.
- No te preocupes, creo que solo me di cuenta yo. Estaba en la cabina de al lado recibiendo un masaje, mi masajista abrió un poco la puerta de mi cabina. Vi por el hueco como Alex entró y salió el masajista que te pusieron, así que no es difícil, con lo que escuche, saber que estabais haciendo los dos allí –sonrió-, aunque te confieso que también mucho de lo que oí fue porque estuve muy pendiente.
Empezaba a entender el repentino aumento de interés de Julia por Alex. No es que Alex tuviese una gran polla o fuese un gran amante, aunque reconozco que sabía muy bien lo que se hacía y que teclas tocar, conmigo además cada vez parecía ir tocándolas mejor. Pero sin embargo, Alex lo cierto es que era muy capaz de ponerme como una moto en cuanto se lo proponía, me embarcaba en un montón de locuras que provocaban que mi excitación llegase a cotas que nunca había sentido. Me empecé a dar cuenta de que Alex en cuanto te fijabas un poco en él, le mirabas dos veces y empezabas a ser consciente de los pequeños detalles que dejaba entrever… generaba un enorme magnetismo y cierto misterio, o quizá, más bien curiosidad. También tenía ya muy claro por qué la puta de la tal Ana iba tras él como una perra en celo, especialmente si, como sospechaba, durante aquel mes y pico que estuvieron juntos la estuvo tratando de esta forma.
Estuvimos los cuatro juntos el resto del día, tras la cena nos despedimos intercambiando los teléfonos, ya que a la mañana siguiente nos iríamos cada uno para nuestras casas. Esa noche tenía muy claro que Alex no se me iba a escapar, no después de todas las que me había preparado en ese lugar. Cuando nos acostamos, le empecé a besar, obligándole a tumbarse de espaldas en la cama, me senté sobre él, bajándome un poco, lo justo como para que pudiese inclinar y alcanzar su polla con mi boca para ponérsela en forma. Nuevamente volvió a las andadas, estaba ocupada en ello cuando sentí que manipulaba algo, alce la cabeza para mirarle y vi que en sus manos tenía un gran pañuelo, me miraba con ojos malicioso. Lentamente lo acerco a mi cara, suavemente me tapó los ojos con él, haciendo un nudo, sin que por ello me atase o algo de ese estilo, que era lo siguiente que me esperaba.
Era increíble, seguía cabalgándole, con sus manos sobre mi cintura para sujetarme firmemente, mis restantes sentidos intentaban compensar el de la vista, note un perfume de orquídeas en la habitación, pensé que era algo preparado por Alex, algún tipo de dispensador de esos automáticos o algo así. Me movía suavemente, alzándome y sentándome, rotando las caderas, agachándome de vez en cuando para que sus labios alcanzasen los míos, estaba en la gloria con Alex dentro de mí. Fue entonces cuando empecé a notarlo, a sentirlo, a darme cuenta de que parecía que no estábamos solos…
Alex me tumbó sobre la cama de modo que mi cabeza quedase colgando a pocos centímetros de uno de los sofás de la habitación, al que escuchaba crujir de vez en cuando, o eso me pareció. Cuando me intente mover para saber que sucedía, me sujeto las muñecas, se colocó sobre mí y me empezó a follar con gran intensidad, le sentía entrar y salir a toda velocidad, arrancándome gemido tras gemido, jadeo tras jadeo, no daba más de mí, los crujidos habían pasado a un segundo plano. Entonces fue cuando Alex me quito el pañuelo de los ojos, el muy cabrón lo hizo con la boca, afianzando su presa sobre mis manos, entrelazando sus dedos con los míos.
Al mirar hacia el sofá abrí los ojos como platos al ver allí sentados a Julia y Mario. Julia le estaba cabalgando desesperada, dándole la espalda, mirando hacia nosotros con una cara de enorme lujuria y estar como una perra en celo por Alex, en la comisura de sus labios podía ver burbujear algo de saliva, se la veía que estaba a punto de babear incluso por estar mirándonos... pude ver en sus ojos la envidia al verme… os juro que me puso a mil. Ver aquello me galvanizo, fue como si el placer por las embestidas de Alex aumentase exponencialmente al ser consciente de que ella lo deseaba pero era a mí a quien estaba follándose, llegué a un orgasmo brutal en menos de un minuto tras verles allí mirándonos. Alex se corrió casi en el acto tras de mí, al sentir sus chorros golpeando mi interior hizo que mi orgasmo continuase unos pocos segundos más. Julia y Mario, por lo que vi, se corrieron dando un alarido apenas un minuto después de nosotros. Quede extenuada, jadeante sobre la cama… recordé lo que me dijo con lo de meter a otras personas cuando le dije que él era más de tríos… el cabrón me dijo que “solo seriamos él y yo, sin que nadie interactuara directamente con nosotros en ningún momento”… pensé que Alex era un cabrón de marca mayor y que manipulaba las palabras del mismo modo que lo hacía conmigo…
Para mi sorpresa Julia se levantó de donde su marido, se acerco a mí y me dio un beso en la boca, mire a Alex sin saber bien que hacer, vi como me sonreía y asentía, entonces me deje llevar, colaborando plenamente en el beso con ella, dándonos un morreo en toda regla. Después de eso, estuvimos recuperándonos durante un rato, cada uno tendido allí donde estaba, Julia y yo abrazadas mirándonos, aunque fui consciente que ella en realidad a quien miraba era a Alex tras de mí. Diez minutos después nos despedimos de Mario y Julia, de inmediato me abrace a Alex para dormir, empecé a pensar que debía de ir planteándome presentárselo de una vez a mis dos amigas más íntimas y confidentes…, me quede frita enseguida, estaba agotada.
CONTINUARA