Alemania 2006 (3)

Ya en su cuarto, al entrar se le cayó la tarjeta llave, se empinó enfrente de mi para recojerla, y aunque solo fue por un instante, fue maravilloso ver como una tanguita roja se escondía en ese trasero sensacional.

Alemania 2006

III Parte

Al día siguiente, mi hermana se encontraba agotada y no era para menos, el tremendo cojidón que le habían puesto los negros había sido fortísimo. La excusa que me dió fue que había bailado mucho, si no hubiera sabido la verdad tal vez le hubiera creido, es una muy buena mentirosa. Me molesté un poco mientras me platicaba los detalles de como gracias a un tipo con el que había bailado le facilitó los boletos para el México-Angola a un muy buen precio. Tuve que soportar su historia cuando ambos sabíamos que en realidad, tuvo que follar con tres negros que casi la parten en dos, dejandóla con el ano destrozado.

A comparación de todas esas emociones fuertes en días anteriores, los siguientes días previos al partido pasaron de lo mas normal, recorrimos los puntos interesantes de Hanover, conocimos a gente de todo el mundo y vivimos el ambiente mundialista como cualquier otra persona lo hacía. A la primera oportunidad que tenía, trataba de mirar detalladamente el cuerpo de mi hermana, sus piernas me volvian loco y parecía que cada dos segundos recordaba de nuevo esas imágenes de ella cojiendo como toda una puta, primero con el viejo Alemán, luego con esos negros que hicieron de ella lo que les dió en gana.

Por fin llegó el día del partido. Ana y Yo, habíamos acordado irnos temprano al estadio para echar un poco de relajo con nuestros compatriotas. Cuando la vi salir de su habitación tuve una erección inmediata, se había puesto una camiseta verde, ajustada, con vientre descubierto y con cuello en V. Una minifalda blanca que por momentos parecía que se le podían distinguir las líneas de sus nalgas al verla por detrás. No había hombre que no le dirigiera una mirada llena de perversidad o que le lanzara algún piropo. Parecía que sus tetas en cualquier momento harían reventar esa camisetita que traía puesta. Durante todo el trayecto desde el hotel al estadio, mi verga estaba durísima. Ay Ana!

Durante el relajo previo al partido, en las afueras del estadio, el ambiente era sensacional. No me quedó la menor duda que la afición Mexicana era de las mejores para el reventón. Sobraron los tipejos que se le lanzaban a mi hermana y a ella le encantaba la atención, canija puta.

Por fin llegó la hora del partido, el sentimiento general era que México no tendría problemas para sacar la victoria pero el gol no llegaba, el portero de Angola salvó su marco en varias ocasiónes claras de gol. La vibra de fiesta que predominaba por todo el estadio poco a poco fue convirtiendose en desesperación. Pero la mayoría de mi atención se concentraba en Ana. Mi mirada siempre sobre sus piernas, sobre su escote, sobre sus labios que los imaginaba sobre mi verga. Un par de veces Ana me vió observandole las piernas pero no dijo nada, estaba mas metida en el partido que yo. Llegó el pitazo final y con el un 0-0 con sabor a derrota. Ana estaba enojada, seguramente molesta por que esa cojida que le pusieron no valió la pena. Pero todo eso duró poco, por que nuestros paisanos Mexicanos, a pesar del resultado, se encargaron de volver a cantar y gritar como locos por la selección. Al salir del estadio Ana y Yo caminamos sin destino fijo, simplemente seguíamos a la manada de compatriotas enfrente de nosotros hasta que llegamos a una plaza donde conocimos a un grupo de personas de Monterrey con quienes la pasamos muy bien. Las horas se nos fueron rápido, y también el alcohol. Tenía algo asi como una hora desde que había perdido de vista a Ana. La busque hasta que la encontré bailando con un chico Mexicano, decidí que terminara la canción para decirle que ya nos fueramos a dormir pero entonces vi que ella puso sus brazos en el cuello del chico se le acercó y lo besó. Me dieron unos celos tremendos, me dirigí a ella la jalé del hombro interrumpiendo el beso.

-Que te pasa imbécil- Me dijo el chico que se besaba con Ana

-Tranquilo, es mi hermano-

-Ah, no te preocupes cuñado que te la estoy cuidando bien JAJAJA-

Al escucharlo decir esto, me llené de coraje y sin pensarlo le solté un izquierdazo que lo mandó al suelo como a un costal de papas.

-Antonio! Que onda! Que te pasa???- Me gritó Ana

-Para que no se burle el pendejo… ya vámonos que tu tampoco me tienes tan contento, parece que nomás estas viendo a quién le das las nalgas-

Ana no esperaba que le contestará así, estaba sorprendida. Bien pudo ser toda esa cerveza que había ingerido lo que hizo que le contestara así pero en cierta forma era verdad. La gente que estaba alrededor de nosotros comenzaba a murmurar y los amigos del tipo al que acababa de noquear se acercaron a el para tratar de reanimarlo y uno de ellos se dirigó hacía mi pero mi hermana se puso en su camino.

-No! por favor esta borracho no sabe lo que hace… tranquilo-

-Déjalo Ana… también para el tengo y no estoy borracho… órale wey! Entrale Puto!-

Pero el tipejo no hizo nada, simplemente me reclamó por lo que había hecho. De repente, Ana me jaló del brazo y casi corriendo me sacó de entre toda la gente que se encontraba en el lugar. Ana al parecer, se dió cuenta a lo lejos que se aproximaban unos oficiales.

-Apurate tonto, correle que ahí andan unos policías-

Cuando sentimos que estabamos lo suficientemente alejados del problema, nos sentamos en una banca.

-Te pasaste eh? Que feo me dijiste-

-Pues tu! Ni siquiera sabes quién es y ya te anadas besuqueando con el!-

-No era para tanto-

Ana comenzó a reirse.

-Que? De que te ríes?- Le pregunté

-JAJAJA del show que diste!... Oye que trancazo le diste al pobre!-

-Pues pinche mamón ‘pa que me dice cuñado y que te va a cuidar y no se que madres!-

Fue entonces, que nos dió un ataque de risa al reflexionar sobre lo que había pasado, en cierta forma, fue algo chistoso. Cuando por fin dejamos de carcajear, y después de no decirnos nada, Ana rompió el silencio:

-Oye… sentiste celos?-

-Pues… la verdad si-

-Que lindo eh? eres tremendo!-

Ana, al decir esto se acercó y me dió un beso en la mejilla. Fue un momento tierno, un momento lindo entre un hermano y hermana.

-Bueno, que hacemos? ! No quiero regresarme al hotel!- Me dijo Ana,

-Ana, ya estuvo bueno! Que mas quieres?-

-No seas aguafiestas Antonio!-

-No es eso sino que ya ando algo cansado-

Ana se quedó pensando un poco y me propuso:

-Que te parece si nos regresmos al hotel pero compramos unas cervezas y le seguimos otro ratito ahi?.. es que aún es muy temprano!-

-Bueno, OK- le contesté en tono indiferente.

Ya en el hotel y con varias cervezas decidimos seguir echando relajo en su habitación. No dejaba de apreciar su cuerpo cada vez que la miraba. Ya en su cuarto, al entrar se le cayó la tarjeta llave, se empinó enfrente de mi para recojerla, y aunque solo fue por un instante, fue maravilloso ver como una tanguita roja se escondía en ese trasero sensacional.

Nuncá pensé que la pasaría tan bien con ella. Platicamos mucho, recordamos tantas cosas. A pesar de que era mi hermana, esa noche supe muchas cosas de ella y ella de mi. Esta experiencia de pasarla juntos, solos y lejos de casa hizo que nos unieramos mas. Aunque siempre estuvo presente en mi mente lo que Ana había hecho con ese viejo Alemán y esos negros de Angola, sentí un cariño profundo hacía ella en ese momento de relajo que teníamos solo ella y yo, en su habitación, acostados juntos, viendo hacia el techo y donde cualquier tontería que dijeramos nos provocaba un ataque de risa.

Sin embargo, la noche llegó a sus horas tardes y poco a poco Ana y Yo fuimos cediendo al sueño y a las cervezas. Justo cuando sentía que se me cerraban los ojos, volteé a verla y ella ya estaba durmiendo. Sus tetas, siguiendo el movimiento de su respiración me hipnotizaban, su vientre tan suave. La minifalda dejaba ver todas sus piernas. Comencé a tener una erección.

Pensamientos muy graves se apoderaban de mi y trataba de resistirlos pero no pude. La lujuría me venció.

Presioné un poco su brazo, solo para medir que tan dormida estaba.

-Ana… Ana… - Le decía al mismo tiempo que presionaba un poco mas fuerte su brazo, pero no respondía.

Entonces me animé a mas, esta vez presione su pierna, pero igual, Ana estaba profundamente dormida. Y una vez convencido de esto, procedí a explorar de forma mas detallada su cuerpo.

Levanté un poco mas su minifalda, dejando al descubierto esa tanguita roja que se marcaba con algunos de los detalles de su vagina. Acaricié sus piernas, luego puse mis manos sobre sus tetas, primero suevamente, igual para cerciorarme que estaba bien dormida, pero depués mis manos subieron de intensidad su toque, para después terminar masajeando sus firmes tetas. Mi pene estaba tan duro que hasta sentía un ligero dolor. Quería ver mas, y después de pensarlo un poco, le baje un poco su tanga, logrando ver algo de su vello púbico, luego se la bajé un poco mas, y así hasta que su linda conchita quedo al descubierto. Una vagina que se miraba pequeña, apretadita y con poco vello. Lentamente comencé a tocarle ahi, abrí un poco sus labios vaginales, luego busqué su clitoris.

Se miraba tan rica su panochita que no pude mas, me incliné y comencé a lamerle sus genitales. Primero suavemente con la punta de mi lengua, recorriendo desde arriba hacia bajo, al ver que mi hermana no reaccionaba, esas lamidas se convirtieron en besos que terminaron en chupaditas. Su vagina olía y sabía deliciosa.

De repente, escuché un suave gemido y sentí algo en mi cabeza. Era Ana que se había despertado. Me asusté y mi primera reacción fue la de detenerme.

-No… No… sigue!… sigue!… ahhh- Me dijo Ana con un tono muy suave, al mismo tiempo que me daba cuenta que aquello que sentí en mi cabeza, era su mano, que ligeramente me presionaba para que siguiera. Con algo de nervios, y a pesar de saber que lo que estaba ocurriendo no estaba bien, de estar en un estado de percepción acerca de la situación tan única que estaba pasando, nada de esto me importó y decidí adentrarme de la manera mas profunda en la degustación de la conchita de mi hermana, que rápidamente se mojaba mas y mas. Sus jugos vaginales eran deliciosos, nunca había probado algo tan exquisito.

-Mmm Ahhh… que ricooo, asi… asi Ahhhh-

Los gemidos de Ana eran mas intensos.

-Antonio… quieres hacerme el amor? Te animas?-

Al escuchar esto, me quedé estático. No supe que hacer ni que decir.

-Yo estoy dispuesta-

-Ana, creo que esto no esta bien… perdón, no debí hacer esto-

La confusión me volvía loco, seguramente todo eso era por culpa del maldito alcohol.

-Anda… hazme el amor si? Tu tranquilo que no pasa nada-

-Ana, no… será mejor que me vaya… tanta cerveza nos ha hecho mal-

-No… no te vayas-

Ana tomo una de mis manos y la colocó en una de sus tetas. Después,me jaló hacia ella y me besó, fue algo tierno al principio. Pequeños besitos, que poco a poco se convirtieron en un beso intenso donde nuestros alientos se mezclaron y nuestras lenguas se unieron.

-Anda… hazme el amor, si?-

-Mmm Ana… estas segura?-

-Si… te quiero dentro de mi-

Todos esos sentimientos de culpa se fueron por la borda a partir de ese momento. Me dejé llevar por el placer. Me bajé el pantalón y Ana me quitó la camiseta. Seguimos besándonos de una manera desesperada. Se quitó su camiseta y sus tetas rebotaron de una manera muy linda, las tomé entre mis manos y comencé a lamer y chupar sus pezones.

-Antonio!... mmm siii!-

Entonces, nos acostamos, yo encima de ella, abrí sus piernas y poco a poco, suavemente introducí mi verga en su vagina, que sensación tan mas increíble! Su tibia, mojada y apretada concha provocaban retorcijones de placer en mi. La penetraba a un ritmo lento pero intenso

-Ay que ricoooo!- Exclamaba Ana

No podía creerlo. Estaba teniendo sexo con mi hermana. Por Dios! Estas penetrando a tu hermana! El saber que lo que estabamos haciendo era algo prohibido, algo sucio, algo perturbante hizo que una sensación de placer como nunca antes había experimentado se apoderara de mi. Y no pude aguantar mas.

Apenas alcancé a sacar mi verga cuando tremendos disparos de semen cayeron sobre el vientre de Ana.

-Ahhhh Ana… Ahhhh-

Caí agotado a su lado, no duré mucho. Ana se volteó hacia mi, y con una mirada tierna sonrió. Me acaricio el cabello al mismo tiempo que limpiaba un poco del sudor de mi frente con sus dedos.

-Antonio… que onda? que piensas?-

-No lo se… estoy confundido…esto que hicimos, esta canijo-

-Tranquilo… no quiero que te sientas mal, quiero que sepas que para mi fue algo muy bonito-

-Ana… fue algo increíble para mi, pero si esta para sacar de onda, o sea… eres mi hermana!-

-Lo se, esto cambia mucho las cosas eso que ni que-

-Espero que todo este rollo no sea de consecuencias, Ay Wey!-

-Descansa, mañana platicamos-

Ana cerró los ojos, y yo también lo hice. Pero me la pasé pensando en lo que habíamos hecho y sentí algo de remordimiento. Pero también recordé todo ese placer que tuve. Eso, a final de cuentas, hizo que pudiera conciliar el sueño.

Continuará

fandeltabu@yahoo.com