Alejandra y sus travesuras (9) cómo parar esto

Decidida como estaba, llamé a Micaela mi hija menor y le pedí ayuda para que se fuera con su hermana al shopping o a algún lado a comprar algo. Mientras tanto le mandé un mensaje a Mariano para decirle que quería que venga a mi casa para hablar. Él me respondió con entusiasmo y no quise decirle nada

La jornada terminó sin muchas más cosas para contar. Solo puedo decir que cuando saludé a mi yerno le rocé el paquete levemente. Por la noche tardé en dormirme. Si bien me había encantado todo lo que habíamos hecho en la camioneta, no dejaba de darme un poco de culpa la situación con mi hija.

Al otro día, me desperté con la disyuntiva de cogerme a mi yerno o darle un corte definitivo a todo esto. No podía pensar en eso, me atormentaba haber llegado tan lejos y no poder parar.

Tenía que cortar con esto de raíz, explicándole a mi yerno que había sido un error y que no podíamos continuar con esto. De manera que decidí urdir un plan para poder hablar con él a solas. Necesitaba estar con él durante media hora para poder explicarle y que entienda el quilombo que se podía armar si esto trascendía. No sabía cómo hacer, hasta que se me iluminó la mente como un rayo. Era necesario que me reuniera con él y que recapacitáramos juntos.

Decidida como estaba, llamé a Micaela mi hija menor y le pedí ayuda para que se fuera con su hermana al shopping o a algún lado a comprar algo. Mientras tanto le mandé un mensaje a Mariano para decirle que quería que venga a mi casa para hablar. Él me respondió con entusiasmo y no quise decirle nada hasta tenerlo enfrente

Una vez tejido el plan y llegada la hora sonó el timbre de casa. Era Mariano, mi yerno

-        Pasá le dije

-        Hola, y me quiso dar un beso en la boca, que esquivé rápidamente

-        ¿Pasa algo?, intuyó bien

-        No, bueno si, le dije

-        ¿Qué pasó? ¿Se enteró Agus?

-        No, no es eso

-        Ah, suspiró y se vino a abrazarme

-        Esperá, le dije separándome

-        ¿Qué pasa? Me insistió

-        Vení sentate, le dije y lo llevé al sillón del living

Él me agarró de la mano y se vino conmigo. Nos sentamos y él me miraba de cuerpo entero deteniéndose como siempre en mis tetas. Yo me había vestido muy recatada con un jogging y un buzo con capucha para no generar expectativas equivocadas en mi yerno. No sabía cómo empezar así que, con muchas dudas, me largué

-        Mirá Mariano empecé con un tono muy serio

-        Si Ale, decime…me miró con una carita tan tierna que hacía que me costara muchísimo lo que le iba a decir

-        Estuve pensando mucho en estos días y…

-        Si, decime, me acarició la mejilla mientras me miraba

-        Bueno, dije incómoda por su caricia, tomándole la mano y separándola

Necesitaba marcar distancia. Lo miré y el rictus de su cara era de total seriedad. Se trabó para decirme solo una palabra

-        Si…

-        Te decía que estuve pensando en que debemos cortar con esto

-        ¿Con esto? ¿Con que?

-        Con esta relación que estamos teniendo, le dije

-        Bueno, sí, no hay problema por mi parte, pero…

-        ¿Pero qué? Quise saber

-        Bueno, ¿esto sería como una despedida?

-        No, bueno, sí, dije contradicha

-        ¿Nos vamos a despedir con todo? Me preguntó acercando su boca a la mía

-        ¡No! ¿Que haces?  le dije separándolo

-        No me hagas esto, me dijo

-        ¿Esto qué?

-        Esto de citarme a solas para nada

-        Lo siento, es que pensé que era lo mejor, decírtelo personalmente

-        Es que es muy difícil, después de lo de ayer….

-        Que es lo difícil

-        Difícil tenerte cerca y no querer tocarte, me dijo y se acercó unos centímetros a mi boca

-        No, Mariano, no hagas eso…

-        ¿Que cosa? Se sonrió

-        No te acerques tanto…

-        Bueno, dijo, pero no se separó

-        …me mordí el labio inferior mirándolo a los ojos

-        Un beso de despedida…

-        No Mariano

-        Uno solo

-        Te decía que tenemos que parar, es una locura lo que estamos haciendo

-        Una locura que me encanta…dijo y me corrió un mechón que cruzaba mi cara para ponerlo detrás de mi oreja

-        Ayyyy, no me acaricies, no me la hagas más difícil

-        Sí, quiero hacértela difícil

-        ¿Porque? ´

-        Porque no quiero dejar esto acá, me niego a no poder besarte al menos

-        Por favor…

-        Dejame besarte por última vez suegrita….

-        Mmmmm, no me pidas eso

-        ¡Por favor!

-        Bueno solo un beso chiquito, le dije y cerré los ojos

-        Mmmmm, me besó

Su boca se apoyó sobre la mía y el mundo se me detuvo por segundos. Dos, tres besos largos sin abrir la boca y con infinita ternura. Abrió los ojos y me miró. Mis ojos se posaron en los suyos.

-        ¿Otro beso? Preguntó él

-        Si, dije, aunque hubiera querido decir, si por favor, lo necesito

Esta vez al beso se sumó mi boca abriéndose y permitiendo que su lengua se abra paso en mí. Nuestras lenguas no se detenían y ahora se acercó él con su cuerpo para abrazarse a mí. Yo lo correspondí y nos empezamos a matar a besos y caricias. Sus manos empezaron a acariciar mis tetas

-        Tenemos que parar, le decía yo

-        Si, decía él, pero no cejaba en su intento de tocarme y acariciarme

-        Es una locura decía, pero no dejaba de besarlo

-        Mmmmm, se paró el y me hizo poner de pie a mí

-        Solo un poco de caricias y listo, le decía yo

-        Y unos besos también, decía él y empezaba a tironear mi buzo para intentar sacármelo

-        Prometeme que me chupas las tetas y listo, le dije

-        No te lo puedo prometer, me dijo y me buzo y mi remera ya estaban en el suelo

-        Por favor, paremos con esto

-        Necesito chuparte las tetas suegrita….

-        Aghhh, porque me decís así? Dije yo mientras notaba la habilidad con la que me desprendía el corpiño con una sola mano

-        Mmmmm, me encantan tus tetas, decía mi yerno mientras mi corpiño volaba por el aire

-        Siiii? No me reconocía de la voz de puta que me salía

-        Mmmmm, seeee, decía él prendiéndose con su boca a mi pezón

La fuerza con la que me chupaba era tremenda, hasta me llegó a doler en un momento, pero no quise decir nada. Su lengua se movía hábilmente por areola haciendo círculos y me miraba a los ojos con una sonrisa perversa. Yo, por mi parte, le acariciaba la cabeza y lo miraba tiernamente. Me agarré la teta desde abajo y me la acerqué a mi boca para chupar el pezón junto con él y así juntar nuestras lenguas. Él me tenía agarrada por la cintura y su mano empezó a bajar por mi cola deslizándose hacia el botón de mi jean con la clara intención de desabrocharlo. Metí la panza para ayudarlo en su tarea que no le demandó más que un segundo. Mi mano fue en busca de su botón para hacer lo mismo. Volvimos a besarnos y solo pude articular unas palabras

-        Es una locura esto, tenemos que parar

-        No quiero parar ahora

-        Pero…

-        No puedo parar una vez que pruebo tus tetas Ale…

-        Mmmmm, me encanta

-        ¡Te quiero coger, suegrita! Me dijo

-        Aghhhh me derretí

RRRRRRRIIIIIIIIINNNNNNNNNGGGGGGGG

Sonó el timbre en ese momento. Nos miramos paralizados.

-        Juntá todo y subí al cuarto de Agustina, le ordené por las dudas

-        Si si, dijo y subió corriendo con el torso descubierto

-        ¿Quién es? Pregunté

-        Señora, disculpe que la moleste. ¿Tiene algo de ropa para donar?

-        Noooooo, grité

-        Disculpe…

En ese momento me vi con mis enormes tetas al aire y me reí sola. Así, con mis pechos al aire como estaba, subí la escalera y abriendo la puerta me metí en el cuarto de mi hija. Mariano estaba sentado y se sobresaltó cuando entré, pero su rostro cambió cuando me vio en tetas acercándome hacia él.

-        No era nadie, era uno pidiendo ropa

-        Uf, me asusté pensé que era Agustina

-        No, tu novia está en el shopping con la hermana, quedate tranquilo, le dije

-        Ah bueno, se tranquilizó y se puso de pie frente a mi

Había tenido la oportunidad de detenerme. De parar todo, pero no quise hacerlo. Estaba caliente y quería más.

-        ¿Dónde estábamos? Le pregunté y lo volví a besar en la boca

-        Abajo en el living, me dijo riéndose

-        ¿Ahora estas en el cuarto de mi hija chapando con su madre, a vos te parece? Le dije perversamente

-        Mmmmm, me encanta chuparle las tetas a mi suegra en el cuarto de mi novia

-        Uffff que perverso que sos, me gusta

-        Mmmmm, que tetas que tenés! Me vuelven loco

-        ¡Vos, me vas a volver loca! dije señalándolo

-        ¡Y a mí me volves loco vos! Me dijo tironeando de mi pantalón para bajármelo

-        Mmmmm, que me vas a hacer? Tenemos que cortar con esto

-        Si vamos a cortar con esto, que esta sea la despedida, me decía él con alternando su lengua entre mi boca y mis pezones

-        Mmmmm, lo besaba y trataba de bajarle el jean.

No habrán pasado 5 minutos y estábamos los dos de pie frente a frente completamente desnudos, al lado de la cama de mi hija, su novia. Era muy fuerte el contexto del cuarto de mi hija con sus cosas, sus posters, sus cuadritos. No sé si fue por eso que hice lo que hice

Nos separamos unos minutos para contemplarnos el uno al otro. Él con su cuerpo menudo y su pija totalmente parada invitaban a arrodillarme y chupársela con desesperación. Yo, por mi parte, con mis tetas con los pezones desafiantes y mi vagina húmeda esperando su acción

Yo sabía que estaba frente a un momento bisagra. O cortaba todo ahí, volvíamos a la relación normal suegra-yerno y nos veíamos desnudos por última vez o me adelantaba y lo besaba nuevamente en la boca para fundirnos y seguir con esta locura

No tuve tiempo de pensar demasiado porque él se acercó y me besó. Su pija chocó con mi panza y con mi mano la levante para acomodarla, no sin antes pajearlo suavemente. Su boca se abría y la mía más. Su lengua se movía y la mía mucho más. Sus manos recorrían mi cuerpo con desesperación y un dedo se coló dentro de mi concha. Entró con una facilidad increíble producto de mi lubricación que era total. Un temblor me recorrió y me arrodillé en la alfombra del cuarto de mi hija y se la empecé a chupar

No dudé un segundo en hacerlo y puse todo mi empeño en darle el mayor de los placeres que se pueden dar. Le acariciaba los huevos y lo miraba a los ojos, me metía su pija todo lo que me daba la garganta, la sacaba y se la chupaba nuevamente. Le ponía una cara de puta total. Nos mirábamos y nos sonreíamos. No hacían falta palabras para saber que nos queríamos matar a besos y caricias.

-        Aghhhhh, pará porque no quiero acabar todavía, me dijo

-        Bueno, le dije

-        Acostate en la cama y abrí las piernas

-        ¿Que vas a hacer? Le pregunté con miedo

-        Te voy a chupar la concha

Me senté en el borde de la cama de mi hija, con las piernas bien abiertas. No sentí vergüenza de exponerme así frente a mi yerno, ya habíamos cruzado hace tiempo esa barrera. Él se sumergió en mi entrepierna y como retribuyendo el trato que había tenido para con su verga, le dedicó especial atención a mi concha. Aghhhhh, como me hacía gozar este pendejo, por favor

Me chupó completamente y me metió la lengua bien profunda en la concha mientras al mismo tiempo me metía primero uno, después dos y por último tres dedos en la vagina que lo recibía feliz.

Me dio vuelta y me hizo colocar arrodillada en la alfombra y mis tetas apoyadas en la cama de mi hija, de mi bebe, y donde dormía ella ahora estaba su mamá con la cola expuesta para que su novio haga con ella lo que quiera. No estaba preparada para que me la meta y se lo quise decir

-        ¿Pará, que vas a hacer?

-        Te voy a chupar el culo, me dijo y me sacudió con sus palabras

Con las dos manos me abrió la cola y me empezó a chupar con fuerza y decisión. Jugaba con mi ano y le metía mucha saliva. Volvió a meterme dedos en la concha, esta vez no pude decir cuantos, pero me volvía loca. No dejaba de chuparme el culo y de pajearme con sus dedos. Estallé en un orgasmo, por primera vez en mi vida sin que mi clítoris fuera estimulado

-        Aghhhhhh, aghhhh, ahhhhhh

-        ¿Te gusta?

-        Me encanta, pendejo, ¡me volves loca!, le dije acabando

-        A mí me volves loca vos, Ale

-        Date vuelta, me ordenó

Quedé acostada con las piernas abiertas y el arrodillado con su pija lista para penetrarme. Un rayo de cordura quiso que lo detenga y le pedí por favor

-        No sé si estoy lista para coger, me parece muy fuerte

-        Tranquila podemos seguir jugando sin coger

-        Bueno, le dije

Me volvió a chupar la concha suavemente y a recorrerla con su lengua mientras me metía un dedo juguetón. Yo me volvía loca y le acariciaba la cabeza. Fue en ese momento que hizo algo que me detonó

Se arrodilló y acercó su enorme verga a mi concha. Yo me quedé dura y expectante, no podía creer que me la iba a meter sin decirme nada

-        Ojo lo que haces, le dije

-        Tranquila, me dijo con una adultez propia de un señor

Me pasó la punta de la pija por el clítoris jugando con él un ratito y me volvió loca. Después bajó el glande y jugó en la entrada de mi concha sin penetrarme ni un centímetro. Fue en ese momento en el que hizo algo que me volvió loca

(continuará)

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