Alejandra y sus travesuras (17) no me lo esperaba

Esa noche, fue la peor de mi vida. Sentir a tu hija desgarrándose de dolor es lo peor que le puede pasar a una madre y no descubro nada diciendo esto, pero saber que había sido yo la que causaba tanto dolor, transformaba todo en algo aún más tétrico y lamentable

Alejandra y sus travesuras (17) un final inesperado

Esa noche, fue la peor de mi vida. Sentir a tu hija desgarrándose de dolor es lo peor que le puede pasar a una madre y no descubro nada diciendo esto, pero saber que había sido yo la que causaba tanto dolor, transformaba todo en algo aún más tétrico y lamentable

Estábamos los tres en el pasillo intentando que Agustina abriera la puerta. La que había sido la mejor noche de mi vida, nunca había gozado tanto como aquella vez, se estaba transformando en la peor de las pesadillas

-        Por favor Aguas, dejame explicarte

-        Que me queres explicar? Hay algo para explicar? Gritaba mi hija del otro lado de la puerta

-        Por favor, abrinos, decía Mica ahora llorando también

Mariano, que estaba sentado en el piso, no pronunciaba palabra y se agarraba la cabeza con ambas manos.

-        Creo que tenemos que hablar, aunque no nos guste, dije

-        ¿Que no nos guste? Recién parece que te gustaba, ¿no? Decía Agustina a los gritos

-        Todos somos culpables, decía Mica, ahora un poco más calmada

-        ¿Cuánto hace que cogen vos y Mariano, mami?

-        Es la primera vez, dije mintiendo. Era la segunda

-        No les creo, no les creo

-        Te juro…dijo Mica

-        Y vos también te lo cogiste a mi novio

Micaela me miró paralizada. Las dos lo miramos a Mariano. Recién en ese momento él levantó la cabeza para decir algo

-        No, a ella no.

-        Ah ahora hablas vos hijo de puta! Decía Agustina, ahora sin llorar

-        Te puedo explicar todo, prometiéndote una sola cosa

-        Que me vas a prometer hijo de puta?!! Caradura! Decía Agustina a los gritos

-        Que te voy a contar todo, toda la verdad

Lo miramos a Mariano las dos con gesto de sorpresa. Me acerqué a su oído para decirle

-        Tratá de calmarla y que no le cuente al padre

Mariano hizo un gesto asintiendo con la cabeza

-        Agus, dejame entrar y hablamos, si queres me quedo quieto todo el tiempo que quieras para que me insultes y me pegues, pero necesitas saber la verdad y tengo ser yo quien te la cuente

-        No, dijo ella, quiero verlos a los tres a los ojos, si les abro, pasan los tres

-        Ok, dije yo

-        Está bien, dijo Micaela

Escuchamos como le quitaba la llave a la puerta y volvía a sentarse en su cama. Ninguno de los tres quería pasar. Fue Mariano quien bajó el picaporte y abrió la puerta con decisión. Admiraba el coraje de este muchacho para enfrentar esta situación.

-        Agustina, dijo él

-        Ojo con lo que vas a decir, dijo mi hija mirándolo con rabia

-        Solo la verdad.

-        Es lo mínimo que espero

-        Primero, cada uno de nosotros tres va a decir una palabra y después yo voy a hablar. En algo estamos los tres de acuerdo y es…

-        En coger, dijo Agustina con bronca

Que tenemos que pedirte perdón, así que primero lo digo yo, perdón, dijo Mariano y me miró

-        Perdón, dije yo con lágrimas en los ojos mirándola a Agustina y me giré a mirar a Micaela

-        Perdón, dijo Micaela llorando como una niña, casi que lo era en ese momento

-        No los voy a perdonar nunca

-        Lo sé, dijo Mariano, pero necesitábamos decírtelo

-        Me importa un carajo lo que necesitan ustedes.

-        También lo sabemos, dijo él lacónico

-        ¿Qué me vas a decir?

-        Escuchame bien y préstame mucha atención dijo Mariano y arrancó

Lo que siguió fue una catarata de palabras impresionante en donde le explicaba a Agustina, cosa que ella ya sabía y disfrutaba, la energía sexual que él tenía. Iban pasando los minutos y nosotras tres lo mirábamos con admiración, incluida Agustina que hacía 15 minutos lo quería matar

-        Por lo que puedo ver, esta energía sexual que yo tengo y que vos también tenés, la tienen tu mamá y tu hermana

-        Si, pero eso no quiere decir que ustedes estén habilitados a coger entre ustedes

-        Tenés razón, reconocía Mariano, tendríamos que haber sido nosotros los que incluyéramos a tu hermana y tu mamá, dijo con una soltura tremenda

-        ¿Vos queres decir que tendríamos que habernos enfiestado con mi hermana y mi mamá?

-        Son muchas cosas las que quiero decir

-        ¿Cuales? Decilas

-        Vos sabes que a mí me encanta chupar las tetas, ¿no?

-        Si, pero…dijo Agustina

-        Mirá lo que son las tetas de tu mamá! ¿Ves?

-        Si, lo sé, siempre vi como las mirabas, pero de ahí a cogértela

-        ¿Y vos que te pensás? ¿Que tu mamá no siente deseos?

-        Sí, tengo y encima tu papá… quise intervenir.

Hasta ese momento no había abierto la boca, lo dejé a Mariano con su declamación y convenciendo a mi hija de que las circunstancias eran inevitables y que había sido una cuestión de tiempo que termináramos cogiendo todos con todos.

-        ¿Qué pasa con papá?

-        Que papá no la atiende como corresponde, dijo Micaela

-        ¿Y por eso te cogiste a mi novio?

-        Un poco si, dijo Mariano interviniendo

-        ¿Un poco?

-        Si, otro poco es porque yo la busqué, no te lo voy a negar

-        Yo también, dijo Mica

-        ¿Vos también qué?

-        Yo también me caliento y soy capaz de cualquier cosa

-        Bueno Agus, vos también cuando te calentas podes perder los estribos

-        Si, bueno, Agustina agachó la cabeza

-        Acá no estamos en posición de juzgar a nadie, dijo Mariano, quien reconocía su falta, pero le parecía totalmente justificada

-        Lo único que te pido es que no le cuentes a papá, dije yo

-        No le voy a contar, dijo Agustina

-        Gracias dijo Micaela y se sentó a su lado y la besó en la mejilla

-        Agus, podemos hacer una prueba

-        ¿Que prueba?

-        Es una pequeña prueba

-        ¿Para qué?

-        Es solo para demostrarte algo

-        Alejandra, ¿podrás sacarte el corpiño y dejarte solo la remera esa?

-        …? Lo miré extrañado

-        Date vuelta para que no podamos verte, le pedí

No entendía a donde quería ir Mariano con este juego, pero no me sentía en condiciones de discutirle nada. Hasta acá habíamos logrado lo más importante que era que Agustina no cuente nada de los que había visto. Así fue que me giré y me saqué la remera de espaldas a ellos tres y me saqué el corpiño, volviendo a colocarme la remera. Mis pezones se endurecieron.

-        ¿Me puedo dar vuelta?

-        Si, dijo Mariano

Me giré y los tres dirigieron la mirada a mis tetas. Tanto Mariano como mis hijas me comían las tetas con la mirada. Eso, lejos de perturbarme, me excitó

-        ¿Ves? Le dijo Mariano a su novia

-        Así la vi una vez a ella, dijo señalándome

-        ¿Y?  no te pudiste controlar? Lo desafiaba Agustina

-        Si, me pude controlar de abalanzarme y agarrarla, pero no pude desviar la mirada, como te pasa a vos

-        Si, reconoció Agustina

-        Es verdad, reconoció Micaela

Mariano se puso de pie y se acercó hacia donde yo estaba. Se colocó detrás de mí y me tomó de la cintura sin apoyarme. Las miró a mis hijas, pero especialmente a su novia y continuó

-        Un día, la rocé apenas el culo con la pija, dijo y me apoyó con firmeza

-        Mmmmm, se escapó de mi boca

Las chicas miraban atónitas lo que hacía y decía Mariano. Está loco, pensaba yo. No podía entender como un pendejo así pudiera tenernos a todas bajo su control. Me impresionaba ver como las tres estábamos poniéndonos a su merced

-        Agustina, tenés que reconocerme que tu mamá es muy sexi

-        Si, eso lo reconozco, pero…

-        Mirale las tetas, los pezones, Mariano la interrumpió mientras me apoyaba desde atrás

-        Aghhhh, me restregaba yo contra esa pija dura

-        Mirá bien, y una mano empezó a masajearme la teta

Agustina y Micaela miraban con los ojos bien abiertos cómo mi yerno me apoyaba y me tocaba

-        Ahora díganme la verdad, continuó Mariano

-        ¿Que? Dijeron las dos

-        No están calentándose

-        No, dijo Agustina

-        Yo, si dijo Micaela

-        Entonces Agus, si meto mi mano dentro de tu concha, ¿no estas para nada mojada?

-        Bueno, reconoció Agustina, poniéndose colorada

Agustina estaba perdiendo sus batallas y eso la enojaba, pero la escena era tan caliente, que no podía dejar de mirar

Una mano de mi yerno se metió por debajo de la remera y empezó a acariciar mi pezón jugando con él lentamente. Yo cerré los ojos y me dejé llevar por la calentura que sentía en ese momento.

-        No saben lo dura que se me pone la pija tocando a mi suegrita, dijo

-        Mmmmm, ¿sí? Preguntó caliente Micaela

-        Sos un zarpado, dijo Agustina sin quitar la mirada de mis tetas que ahora eran recorridas por las habilidosas manos de mi yerno

-        Mmmmm, siiiii, está re dura, decía yo y volvía a frotar mi culo contra ese duro paquete

-        ¿Quieren verla cómo está? Preguntó Mariano separándose y mostrando la enorme carpa que se dibujaba en su jogging

-        Siiii, dijo Mica

-        Sos un hijo de puta, decía Agustina

-        No Agus, decía Mariano mientras se acercaba con su bulto a su cara

-        Si

-        No, soy muy calentón

Yo me quedé de pie con una calentura tremenda. No sabía qué movimiento hacer, así que solo me limité a mirar lo que hacía Mariano. De pie frente a su novia con la carpa a 20 centímetros de la cara de ella.

-        Yo la voy a sacar, decía Mariano convencido ahora del poder de su pija

-        ¿Para qué? Lo desafiaba Agustina

-        Para que le demuestres a tu mamá y a tu hermana…

-        ¿Que queres que les demuestre?

-        Lo que vos quieras demostrarles

Yo veía a mi hija mirar el bulto de su novio. La tensión era total. EL paquete empezaba a desinflamarse un poco. Mariano metió la mano dentro de su calzoncillo y la sacó mientras se empezaba a pajear lentamente y la acercaba a la cara de Agustina. Las tres mirábamos la pija como hipnotizadas.

-        Miren dijo Agustina moviendo su cabeza hacia cada lado mirándonos a mí y a Micaela

Lo que vi en ese momento juro que me impresionó. Agustina lo miró a los ojos a su novio, y nos sonrió de una manera que me costó identificar. No sabía se había perversión, socarronería u odio en ese gesto. Abrió bien la boca. La pija de Mariano estaba volviendo a su dureza total. De a poco mientras lo tomaba de las caderas empezó a meterse lentamente la pija en la boca llegando hasta la base y chocando su nariz contra la panza de mi yerno. Puedo asegurarles que nunca había visto nada igual. Agustina tenía toda, absolutamente toda, la pija dentro de sí. Mariano le acariciaba la cabeza y ella empujaba con sus manos desde la cola para tragar aún más, si es que se podía. Fue retirándose y la sacó completamente mojada y nos volvió a mirar diciendo

-        ¿Ustedes pueden hacer eso?

-        No creo, dijo Mica

-        Hacelo de vuelta, dijo Mariano

Agustina volvió a hacerlo, pero esta vez se quedó más tiempo con la pija adentro. Mi concha era un lago y mis tetas estaban paradas a mas no poder. Micaela por su parte no despegaba los ojos de lo que estaba haciendo su hermana al tiempo que se tocaba la concha por encima de la ropa. Mariano nos miró con una sonrisa al tiempo que se sacaba la remera

-        Siiiii, chupamela así, como vos sabes

-        Mmmmm, decía agustina y metía y sacaba la pija de su boca

-        Mmmmm, que bien me la chupas, mi amor

-        Mmmmm, Agustina ponía todo su empeño

-        Vení Ale, acércate, me dijo a mi

-        Mmmmm, dije yo y me acerqué tímidamente

-        Besame, me dijo Mariano

Agustina sin sacarse la pija de la boca miró hacia nosotros y vio cómo nos besábamos. El beso fue intenso y con lengua. Automáticamente me tiré al piso y me arrodillé para sacarle la pija, pero no para chupársela a Mariano, sino para besarla en la boca, pero antes le dije

-        Perdoname Agus, soy muy puta

-        Yo también mamá, me dijo y me besó con pasión

-        Mmmmm, nos besamos con avidez

Levantamos la vista y Mariano ya estaba besándose con Micaela. El gesto de Mica fue el mismo que el mío. Se arrodilló y besó en la boca a su hermana.

-        Perdoname a mí también, dijo con ternura

-        Te perdono, por esta vez

Lo que sucedió a continuación fue de lo más morboso y hermoso que viví en mi vida. Las tres chupándole la pija a mi yerno. Nos alternábamos y las otras dos se quedaban besándose. Las ropas fueron cayendo por toda la habitación de Agustina.

En un momento me detuve y alejándome un poco pude ver a mis dos hijas chupándole la pija a mariano que estaba acostado en la cama. Sentí una especie de orgullo de madre. Mis dos hijas eran unas peteras hermosas, como yo

Agustina estaba arrodillada en el suelo chupándosela a su novio de costado en la cama. Yo me puse detrás de ella y empecé a chuparle el culo sin dudar. Ella pegó un gritito de placer y eso me envalentonó aún más. Chupaba como loca. Encima ella abrió bien las piernas y se arqueó quedando más expuesta que antes. Eso me permitía pegarle lengüetazos desde abajo y pasar por la concha y terminar en el culo. Le escupí el culo y se lo chupé con devoción.

Ahora Mica estaba cabalgando a Mariano y nosotras en el piso estábamos haciendo un 69 madre e hija dándonos lengua como dos desesperadas

En un momento me obsesioné con el culo de mi hija y empecé a meterle dedos, me asombraba la facilidad con la que entraban, era evidente que Mariano le había hecho la cola antes

-        Aghhhh si mami, cogeme la cola con los dedos

-        Mmmmm, decía yo

-        Si si, cogeme el culo

-        Quiero ver como Mariano te hace la cola…

-        Vení, dijo Mariano

Micaela salió de encima de su yerno y dejó su lugar a Agustina. Yo pensé que ella se iba a acostar boca abajo, pero no. Se sentó encima de él dándole la espalda y se acomodó la punta de la verga en la entrada de la cola

-        ¿Se creen que solo me la puedo tragar con la boca? Decía perversa mi hija

Empezó a bajar lentamente hasta que la tuvo toda adentro. Ahí empezó a subir y bajar. Mariano la ayudaba timándola de la cadera. Yo me paré y la besé en la boca nuevamente pasándole el sabor de su propia concha. Micaela con pocas dudas, se tiró a chuparle la concha a su hermana mientras subía y bajaba en ese duro pistón de carne.

A partir de ahí nos dedicamos los tres a proporcionarle placer a Agustina que acababa al grito de

-        Aghhh ah ah aaaaahhhhh

-        Mmmmm, yo le chupaba las tetas

-        Mmmmm, Micaela le mordía el clítoris

-        Aghhhhh, Mariano le taladraba el culo

-        Aghhhh ah ah ahahhhhhhhhhhhhhhh, acababa como loca mi hija

-        Mmmmm, le sonreía y volvía a besarla en boca

-        Mmmmm, correspondía mi beso

-        Te gusta que te cojamos todos a la vez

-        Siiii, me encanta

-        Aghhhhh, acabo en tu culo, decía Mariano

-        Siiii, lléname de leche la cola

-        Mmmmm, la besaba nuevamente

De a poco nos fuimos calmando. Agustina salió quitándose la verga del culo y chorreando sobre la panza de Mariano. Micaela le chupó la verga ya fláccida y le tomó toda la leche que quedó. Agus se vino conmigo y nos besamos nuevamente.

-        ¿Quieren dormir todos en mi cama? Pregunté

-        Yo si, dijo Mariano

-        Yo también dijo Micaela

-        Bueno, dijo Agustina

Sabiendo que mi marido no regresaría esa noche, así desnudos como estábamos nos fuimos a mi cuarto. Nos costó dormirnos. A eso de las 5 de la mañana me despierto con ganas de ir al baño, Entra algo de luz en por la ventana y se divisan los cuerpos desnudos de mis hijas y de Mariano. Aun en penumbras me levanto y hago pis. Cuando vuelvo desnuda puedo ver que Mariano me está mirando y se acomoda en la cama esperándome. Me le acerco y lo beso en la boca. Una mano mía busca su pija y para mi sorpresa y alegría está parada. Lo pajeo apenas y me acomodo para chuparle la pija intentando no despertar a mis hijas. La luz que entraba era perfecta, se divisaba todo perfectamente.

-        Chupame la pija, si! Dijo Mariano despertando a mis hijas

-        Mmmmm, ya están cogiendo ustedes dice Mica, despertándose

-        ¡Hay que aprovechar el tiempo! Dice Mariano alargando una mano hacia la concha de su cuñadita

-        Mmmmm, no me dejen afuera esta vez, dice Agustina risueña

Volvimos c coger los cuatro como desesperados. Las expresiones de placer se repetían una y otra vez. Cogeme. Si, chupame, rómpeme el culo, dame así, metémela y otras cosas, Estabamos en una orgía incestuosa total cuando me pareció ver una sombra extraña

Giro la cabeza y lo que veo me deja perpleja. Mi marido está parado en la puerta de la habitación mientras nos mira a nosotros cuatro en pleno bacanal de placer, en su propia cama matrimonial. Bajo mi mirada y veo que, pese a su cara de pánico, un bulto comienza a tomar forma a la altura de su miembro

F I N

Gracias por el apoyo recibido a lo largo de esta serie y los comentarios que me dejaron en reybaco2005@hotmail.com

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