Alejandra y sus travesuras (16) solos los tres

Ni bien se fue Agustina con sus amigas nos miramos con picardía. Ninguno decía nada, así que fui yo la primera en romper el hielo.

Ni bien se fue Agustina con sus amigas nos miramos con picardía. Ninguno decía nada, así que fui yo la primera en romper el hielo.

-        Vení Mica, vamos al living a mirar la tele

-        Vamos mami, me dijo

-        Vení Mariano, vení vos también

En el jogging ya se le estaba empezando a formar una carpa. Pude verlo cuando se acercaba y sé que sabe cómo va a terminar esta noche, aunque no se anime a dar el primer paso.

-        Mica, le digo

-        ¿Que?

-        ¿Sabes que le pasa a Mariano?

-        ¿Por?

-        Tiene como inflamado ahí, digo señalando su bulto

-        Acá? Dice él riendo

-        A ver… vení acércate, le digo

En el sillón del living estamos las dos sentadas y Mariano con una carpa enorme delante de nosotras y mirándonos desafiante. Me miro con mi hija y volvemos nuestra mirada a él.

-        ¡Qué lindo es verlas juntas! Dice contento

-        Queres que te la chupemos juntas de vuelta? Dice Micaela claramente heredando la putez de su madre

-        ¡Me encantaría!

-        Empiezo yo esta vez, dijo Mica y le bajó el pantalón de un solo movimiento

La pija de Mariano saltó como un resorte. Nuestros ojos se movían como siguiendo una pelota de tenis, estábamos embelesadas ante tan hermoso ejemplar. Creo que ya la he descripto antes, pero siento que debo hacerlo. La verga de Mariano es de un tamaño normal, tirando a grande. Tiene una cabeza hermosa, roja y que parece latir cuando se excita. El tronco está surcado por unas venas gruesas y palpitantes. Al tacto se le percibe una dureza tremenda y desprende un calor intenso.

-        Mmmmm, siiiii, chupala así, alentaba yo a mi hija

-        Siiiik chicas chupenme la pija que me vuelve loco

-        Mmmmm, me sumé yo también a la felación

Le chupábamos la pija como dos poseídas. Mientras Mica chupaba con avidez sus huevos yo me esmeraba en su pija, y viceversa. Él a todo esto no dejaba de decirnos cosas calientes para terminar de encendernos mientras nos acariciaba la cabeza.

Sé que va a parecer de un cinismo total, pero mientras veía la actitud de Mariano pensé en la suerte de mi hija en estar con un chico que supiera tratar tan bien a una mujer. Bueno, en este caso, a dos. La madre y la hermana de su novia

Volviendo a la escena sexual, les puedo decir que no tardamos más de dos minutos en estar completamente desnudos los tres. Yo ayudaba a mi hija mientras Mariano me desnudaba a mí. La cuestión es que empezamos un festival de lamidas y chupadas que no paraba

Creo que Mariano no se animaba a pedir la penetración. Valoré en ese momento que mantuviera el respeto y que sepa que ese paso solo sucedería cuando estemos las dos preparadas

Mariano le chupaba las tetas a Micaela, mientras yo le chupaba la pija a él. Después fue bajando y comenzó a chuparle la concha a Mica. Esa imagen me encantó. Ver a mi hija con la cabeza de Mariano entre sus piernas me gustaba mucho. Dejé a Mariano para ir a chuparle las tetas a mi hija. Después del beso mientras le chupábamos la pija, este era el primer acto lésbico explicito que Mariano presenciaba de su cuñada y suegra. Y todavía quedaba mucho por ver

Le chupé las tetas y empecé a bajar a la concha que estaba siendo chupada por Mariano. Él cuando sintió mi presencia levantó la cabeza para mirarme y lo besé sin dudar. Tenía el sabor de la excitación de mi hija en su boca. Si bien ya lo conocía, me puso a mil sentirlo en la boca de Mariano, así que lo besé y le chupé la boca por un tiempo, mientras nuestras cabezas eran acariciadas ahora por mi hija

Me situé para chuparle la concha a Mica mientras ella le decía a su cuñado

-        Vení que te la chupo

-        Mmmmm, siiiii

-        Mmmmm, yo chupaba como loca la concha de mi hija

-        Quiero que me cojas Mariano, dijo Micaela

-        Tenés forros? Le pregunté yo

-        No, pero… intentó una excusa

-        Yo me cuido, mami, tomo pastillas, vos sabes

-        Es que…quise poner un freno, pero no pude

-        Quiero sentirla adentro, dijo Mica

-        Por favor, me miró Mariano

-        Dale. Metésela, dije separándome y dejando a mi hija con las piernas abiertas a la espera de que su cuñado se la meta

Mariano lentamente se fue acercando y dirigiéndose con la punta de la pija hacia la concha de mi hija

-        Puedo ayudar? Intervine

-        Claro, dijeron los dos al unísono

Con una mano agarré la verga de mi yerno y la pajié y con la otra la pasé por la concha de mi hija y pude percibir su lubricación, que era total a esta altura.

-        Quiero ser yo quien la meta, dije como supervisando

-        Mmmmm, siiii, dijo él adelantando su cuerpo y metiendo la punta de la cabeza

-        Aghhh, metémela por favor, suspiraba Mica

-        Vamos despacio, intervine yo

-        Por favor, perdía mi hija

-        Empujá despacio, yo le ordenaba a mi yerno mientras agarraba su verga fuertemente y la acompañaba en el ingreso en la cueva de mi hija

-        Mmmmm, decía él

-        Siiiii, cogeme gemía Mica

-        Asiiiiii? Decía yo y dejaba que la pija entre por completo en su concha

Mariano la metió toda y se quedó unos segundos dentro como disfrutando. Yo lo besé en la boca y luego hice lo mismo con mi hija. Él continuaba sin moverse.

-        Vengan, les dije

Y sin que separen sus cuerpos los atraje para besarlos a los dos. Hicimos el mejor beso de a tres que se puede hacer. Lenguas que corrían de un lado para el otro, caras que se giraban y se ofrecían y se quedaban disfrutando del beso de los otros.

-        Quiero que acabes adentro, dijo Mica

-        Dale, lo alenté yo

Sentí que me iba a quedar sin que Mariano me la metiera y eso me bajaba un poco, pero debía respetar los deseos de mi hija.

-        Siiiii, dijo mi yerno empezando a bombear arrodillado en la alfombra del living

-        Cogeme, cogeme, si si si, Mica estaba desatada

-        Cogetela así decía yo y le acariciaba la cola a mi yernito

-        Siiiii, si decía él

-        Dale cogeme, que me encanta, seguía mi hija

-        Voy a chuparte los huevos mientras te la coges, dije y me tiré en la alfombra como un mecánico debajo de un auto y tuve un primer plano de la cogida

-        Aghhhh dijo él

-        Mmmmm, siiiii, lléname de leche por favor decía Mica

-        Estoy por acabar

-        Dale que acabo yo también decía Mica

-        Siiiii, decía Mariano

-        Acabooooooo, ah ah ah ah ah ah, decía mi hija estallando con un grito tremendo

-        Mmmmm, me metí los dos huevos de Mariano en la boca y le metí un dedo en el culo

-        Aghhhhh ah ah ah aaaaaaaahhhhhh acababa Mariano

Podía sentir el ano de mi yerno apretando mi dedo por las pulsaciones de su acabada. Eso me excitó tanto que estuve a punto de acabar, aún sin tocarme

-        Aghhhhh ahah ah ah ah

-        Aghh mmmm ah ah ah

Seguían los gritos de ellos, que parecía que no pararían nunca de acabar como locos

-        Salí, le ordené a Mariano, dejame chuparle la concha con tu leche

-        Aghhhh mami, dijo Mica

-        Mmmmm, si dijo él y obedeció

-        Mmmmm, en cuatro patas me dediqué a chupar a mi hija con los restos de la acabada de mi yerno

-        Cogétela a mi mamá ordenó Mica

-        Siiii, dije yo, cogeme la necesito adentro

-        Mmmmm, seeeee, dijo Mariano y se colocó detrás de mí para metérmela

-        Aghhhhh, fui sintiendo como entraba y necesité bajas mi mano para tocar mi inflamado clítoris

-        Ammmmm, si chupame así

-        Mmmmm, sentía la leche de mi yerno que empezaba a aparecer

-        Mmmmm, Mariano bombeaba desde atrás como una máquina de ritmo perfecto

-        Aghhh Aghh ahhhhhh ahhhh, acababa yo

Acabé como nunca, sentía el sabor de la concha de mi hija mezclada con el semen de mi yerno, siendo penetrada por él y con mis dedos frotando con intensidad mi clítoris

Mariano se derrumbó sobre mi espalda. Micaela nos acariciaba la cabeza a los dos. Levanté la mirada y encontré la de mi hija sonriente.

Cuando de repente todo cambió.

Micaela desvía la mirada y su cara se transformó en una mueca de espanto, dolor y sorpresa. Giré mi cabeza y vi que Agustina estaba parada contemplando la escena con lágrimas en los ojos y un gesto de desgarramiento interior.

Cuando pudo asegurarse que los tres la habíamos visto, salió corriendo a su dormitorio sollozando y gimiendo.

(continuará…)

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