Alejandra y sus travesuras (11) mi hija menor

Ella me pidió que le contara detalles de lo que había pasado esa noche. Yo le dije que pasaron cosas muy fuertes y que no eran para que las hablen madre e hija. Quise mantener la distancia un poco, pero ella insistía en que le cuente todo.

Habían pasado menos de 24 horas de esa cogida memorable con Mariano, el novio de mi hija. No podía hilvanar mis pensamientos con claridad y me costaba mucho concentrarme, incluso hasta en las tareas más sencillas y cotidianas de la casa.

Por un lado, me asaltaba la culpa y el remordimiento. No sabía cómo iba a mirar a los ojos a mi yerno. Con mi hija, no había problemas porque parecía estar totalmente en otra, no se daba cuenta de nada aparentemente.

Por otro lado, me sorprendía a mí misma recordando esos momentos de sexo con mi yerno en la habitación de mi hija y no podía evitar que la sonrisa se dibuje en mi rostro y más de una vez me masturbé recordando esa cogida tremenda que nos habíamos pegado. Recordaba perfectamente cada detalle de su cuerpo. Me concentraba y volvía a sentir su pija dentro de mi culo. Era una locura total.

Si bien seguía muy caliente y creo que estaba transitando la etapa de mayor excitación cotidiana de mi vida, sentía que esto que había vivido con mi yerno podría haber sido el cierre de un momento de calentura. Lo que no sabía era que aún quedaban cosas muy calientes por vivir.

Recuerdo que esa noche tuve un sueño rarísimo y pude encadenar muy bien los motivos. En el sueño estaba siendo penetrada a cuatro patas por alguien, el tamaño de la pija era la de Mariano, mi yerno, pero cuando alcancé el orgasmo giré la cabeza y vi que era mi hermano. Cuando me puse a interpretarlo era obvio que la pija de Mariano sumada al comentario de mi cuñada haciendo alusión a la verga de mi hermano eran los principales motivos del sueño. La condensación de todos estos pensamientos, terminaron en ese sueño hermoso.

Con mi cabeza hecha un tormento por el sueño me voy a la cocina y veo que está Micaela sola esperándome para hablar conmigo

-        Hola Mica, ¿cómo estás? ¿Dónde están todos?

-        Papá y Agustina se fueron por lo que estamos solas, me dijo seriamente

-        Ah

-        ¿Me vas a contar? Dijo sin preámbulos

-        ¿Qué cosa?

-        No te hagas la boluda

-        ¿Por qué?

-        El otro día con la tía Romi en la camioneta que se fueron con Mariano… ¿qué onda?

-        Qué onda, ¿qué?

-        ¿Ella sabe lo tuyo con Mariano?

-        Bueno, si

-        ¿Y porque no me dijiste?

-        No sé, no tuve tiempo

-        cuando se fueron a comprar helado, yo me di cuenta…

-        ¿De qué?

-        De la cara que tenían los tres

-        ¿Los tres? ¿Qué cara?

-        Decime la verdad mami, me dijo

Le conté que Romina nos había descubierto un día en que nos estábamos tocando con mi yerno y desde ahí se mostró muy cómplice con nosotros. Ella me pidió que le contara detalles de lo que había pasado esa noche. Yo le dije que pasaron cosas muy fuertes y que no eran para que las hablen madre e hija. Quise mantener la distancia un poco, pero ella insistía en que le cuente todo.

-        ¿Te lo cogiste a Mariano?

-        No nena, le dije mintiéndole

-        ¿Se lo cogió Romina?

-        No no, nada que ver

-        Y entonces, ¿qué hicieron?

-        Bueno, tu tía Romina manejaba mientras con Mariano en el asiento de atrás nos matábamos

-        Mmmmm, mami, en serio hicieron eso?

-        No me hagas acordar que me caliento, me sinceré con una brutalidad desconocida

Si bien yo me había dado cuenta de que a mi hija menor le excitaba que le relate mis aventuras, no daba para explayarme en detalles. El tema es que mi excitación ya era tal que era capaz de cualquier cosa. Para colmo de males mi hija me dice muy sincera:

-        Mami, me re calienta que me cuentes lo que hicieron

-        ¿Te calienta que te cuente? Le pregunté

-        Si, mami, mucho

-        Mmmmm, como sos, eh!

-        Sí, soy calentona, tengo a quien salir, ¿no?

-        Si, En eso saliste a mi

-        El otro día cuando me contaste y me toqué me quedé con ganas de mas

-        Yo también me quedé caliente ese día, le reconocí

Ya habíamos abierto la puerta de la sinceridad total, pero no estaba preparada para la proposición que me hizo mi hija.

-        Mami, ¿te puedo pedir una cosa?

-        Si, ¿qué? Pregunté extrañada

-        ¿Me podés contar con lujo de detalles todo lo que hiciste?

-        No sé, mirá que es muy fuerte…

-        Por favor…

-        Bueno, le dije muy excitada a esta altura

-        Y puedo tocarme mientras me contás

-        Sí, claro, le dije

-        A mí no me molesta si vos te queres tocar también, me dijo ella mirando como mis pezones estaban duros

-        Bueno, le dije

-        queres que nos toquemos cada una a sí misma, aclaró, mientras me contás?

-        Menos mal que aclaraste cada una a sí misma, jeje, le dije

-        Si, a menos que quieras tocarme, jaja, decía divertida

-        Mmmmm, me parece muy fuerte que nos masturbemos en compañía, pero…

-        Pero estás re caliente como yo, ¿no mami?

-        Sí, es verdad

-        A mí me parece una idea genial, estamos solas

-        Bueno, entonces te voy a hacer la representación exacta de lo que hice ayer con Mariano, le dije con una calentura extrema

-        Bueno, la tía Romi nos hizo ir atrás y me saqué la remera y el corpiño le dije

-        ¿Te la vas a sacar ahora?

-        Esperá que trabo la puerta por las dudas

-        Si, mejor

-        Bueno, de entrada, me saqué la remera y el corpiño. Así. Dije y me saqué ambas cosas quedando en tetas delante de mi hija

-        ¿Puedo hacer lo mismo mami?

-        Claro, le dije

-        Bueno me saco todo yo también. Mica se sacó el corpiño y la remera.

Hacía mucho que no la veía en tetas y realmente tenía unas tetas de película, un poco más chicas que las mías, pero bien paradas, blancas y con unos pezones rosados hermosos.

-        Bueno, te digo contando, Mariano empezó a chuparme las tetas….

-        Mmmmm, mami me encanta, dice mi hija y se empieza a masajear sus propias tetas

-        Mmmmm, no sabes cómo me las chupaba, decía yo mientras me acariciaba mis tetas también

-        Ayyyy mami, me encanta lo que me contás

-        Bueno, llegamos a la heladería y tu tía Romina, una genia, se baja a comprar el helado y nos deja solos

-        Mmmmm, me imagino

-        No, no te imaginas

-        ¿Porque?

-        Porque en ese momento no sé cómo me animé, pero me saqué toda la ropa, quedé totalmente desnuda

-        Mmmmm, mami, y ahora lo vas a hacer también

-        Si vos haces lo mismo, si

-        Mmmmm, dale, saquémonos todo las dos

En ese momento estaba tan caliente que era capaz de ponerme en bolas y tocarme delante de mi hija. Así que le propuse subir a mi cuarto para estar más cómodas y ella aceptó de inmediato. Nos acostamos en la cama y nos mirábamos desnudas

-        No puedo creer que esté desnuda en la cama donde mami y papi cogen

-        Cada vez menos cogen mami y papi, me sinceré

-        ¿Por eso te calentás tanto con Mariano?

-        Con todo me caliento últimamente, ahora por ejemplo…

Nos acostamos en la cama, las dos completamente desnudas y mirándonos, recorriendo nuestros cuerpos con la vista.

-        Bueno, seguí contándome, me dijo con brillo en los ojos

-        Me acosté en el asiento de atrás, él quería chuparme la concha

-        Mmmmm, mami, estoy re mojada

-        Yo también, como en ese momento con Mariano

-        Uffff,

-        Bueno. Él empezó a chuparme la concha con una delicadeza tremenda

-        Aghhhhh, decía mientras se frotaba la concha mi hija

Yo desde mi posición podía verla, aunque no tan claramente como me hubiese gustado. Afortunadamente ella pareció darse cuenta de mi interés y abrió un poco más las piernas

-        Mmmmm, me encanta ver cómo te tocas, le dije

-        Y a mí verte a vos también, me respondió

Estábamos las dos acostadas frente a frente. Yo ahora también con mis piernas abiertas y masturbándome frenéticamente mientras que ella, venciendo su timidez, se tocaba suavemente la concha con las piernas abiertas. Mis ojos le recorrían el cuerpo y los de ella hacían lo mismo sobre el mío.

-        Volvió Romina con el helado y nos vio a los dos desnudos y no lo podía creer

-        Mmmmm

-        Encima yo toda abierta y con la cabeza de Mariano, acá dije señalando mi concha y sin dejar de tocarme

-        Aghhh mami estoy a punto de acabar

-        Yo también, pero esperá a que te cuente…

-        ¿Hay más?

-        Si, le dije

-        ¿Que?

-        Me siguió chupando hasta que acabé y después me puse a chuparle la pija

-        Aggghhh mami, era la primera vez, ¿no?

-        Casi que sí, pero esta vez se la chupe como Dios manda

-        Y como sería eso

-        Yo me puse así, y me puse en cuatro patas

Ponerme en esa posición delante de mi hija era de un descaro total. Tan excitada estaba que no me importaba nada. No sé si fueron mis tetas colgando o la cara de puta que le puse a Micaela, la cosa es que estalló en un orgasmo anunciado

-        Mmmmm, mami voy a acabar

-        Aghhhh, yo también dije mirándola

-        Aghh ah ah ah ah ah aaaahhhhhh, acababa mi hija

-        Mmmmm, aghhh ah ah ah aghhhhh, acababa yo

-        Seguí contándome, a ah ah ah, mi hija no tenía intención de parar

-        Yo se la chupe mucho, aghhh, decía yo entre sollozos mientras intentaba recuperarme del orgasmo reciente

Me acosté nuevamente frente a ella, aunque vencido cierto pudor, me puse más cerca.

-        ¿Y te acabó en la boca? Seguía Mica intentando continuar

-        Siiiii y me tragué todo, aghhh, decía yo mientras me pellizcaba nuevamente los pezones

Ella me miró las tetas e hizo lo mismo acariciándose los pezones con auténtica lujuria adolescente.

-        Mmmmm, y la tía no miraba?

-        Si, en un momento se dio vuelta y pude mirarla a los ojos

-        Mmmmm, estaría re caliente, ¿no?

-        Si, tanto que me acarició suavemente

-        Aghhhh, ¿sí? En donde, mostrame, me decía mi hija entregada totalmente

En ese momento el mundo se detuvo. Sabía que lo que iba a hacer podía significar un punto de ascenso en nuestra masturbación, o el fin de todo. No dudé un segundo, tal era la calentura que tenía. Años de educación acerca de la prohibición del incesto se fueron por la borda y acercando mi mano temblorosa le acaricié una teta a mi hija,

-        Aghhhh, mami siiiii

-        Mmmmm, ella hizo lo mismo y me acarició las tetas, con pasión

-        Mmmmm, Mica sé que no está bien esto, intenté justificarme

-        Aghhhh, si, seguí mami

-        pero… no pude seguir

-        Mmmmm, mi hija se abalanzó a chuparme las tetas

-        Aghhhh Mica, mi amor, Mmmmm

-        Mami, desde que te pusiste en bolas que me muero por chuparte las tetas, me dijo

-        Mmmmm, yo también dije con sinceridad

-        Siiiii, chupémonos mami.

(continuará…)

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