Alejandra 5 FINAL
Muy despacito deslizo mi cabeza por la boca de su ano, me estremezco al sentir su calor, su humedad, me excito mucho al sentir como sus paredes rectales arropan mi carne que se abre paso en su templo, en Fernanda.
No separo la mirada del hombre, coqueta y provocativa le sonrío, lo animo a seguir, le hago sentir que me gusta lo que me hace, disfruto su hombría, que es un hombre de verdad, un experto.
Mi visual capta como mis piernas posadas sobre sus anchos hombros suben y bajan a cada embestida que me clava muy profundo su hinchado y duro pene.
Mis nalgas están alzadas lo más que puedo y por la boca de mi ano trago toda su verga a cada empujón copulatorio, se pierde entre mis nalguitas y vuelve a aparecer el largo garrote, para desaparecer de nuevo tragado por mis entrañas.
Aprieto mi anito cuando saca y lo aflojo cuando mete, en interminables y largos movimientos copulatorios.
Abro mi boca y toma el mensaje para depositarme un largo beso, mordisqueo sus labios y hundo mi lengua, corresponde a mi lujuria de igual forma.
Ah ah ahhh ammm aj aj ah ah ah.
se escuchan por el cuarto mis sonidos al ser cogida por éste hombre en sus sesentas, enamorado del tierno andrógino que lo mira con su rostro de niño-mujer encendido por la calentura del coito, enmarcado por mi largo cabello negro.
Su cadera inicia un frenético baile, frota mi recto con mayor rapidez con el tronco de su pene más endurecido y veo su rostro enrojecerse, aprieta los dientes y sus facciones se contraen con el rictus del orgasmo que está por llegar: Sí, así, dejáme tu lechita papi, quiero un recuerdo de tí.
cachonda lo animo y excito.
El clásico gruñido y me inunda con su tibio semen, escurre por mi orificio y en un hilillo se desliza por mis nalguitas empapando la toalla que experta, he colocado bajo mi cola para no manchar la cama.
La verga se escapa y me abandona; bajo mis piernas y lo abrazo tiernamente, permanecemos largo rato abrazados.
No hay prisa, no apuro a mis clientes, algo que ellos aprecian, no tengo necesidad de salir a la calle, dos años después de iniciar mi vida marital con Fernanda, de quien escucho algunos gemidos, copula con algún cliente en su habitación, contigua a la mía.
Gracias amor me dice el hombre, nos besamos, se viste y lo despido en la puerta totalmente desnuda con mis largas piernas, vientre y pecho plano lampiño y nalguitas que se asoman abajo de mi espalda.
El hombre toma de su billetera mi tarifa y agrega unos billetes extras como gratitud por el dulce momento que pasó conmigo.
Le agradezco con un rico beso, toma mis nalgas con una de sus manos y me pellizca, libidinoso me las acaricia.
Te vuelvo a llamar Alejandra, nadamás cargue mas leche y aquí estoy de vuelta por tu amor.
Si cariño mío, te espero agrego dulcemente y le planto un rico beso en la boca, cierro la puerta, me introduzco al baño, me siento y expulso en chorritos la leche del coito, tomo una ducha.
Termino y solo peino mi hermoso y largo cabello; solo una pantaleta como vestimenta y echada en el sillón, espero a que Fernanda se desocupe.
Escucho cerrarse la puerta principal y Fernanda tarda otros veinte minutos para asomarse a mi habitación, duchada y fresca, solo con bra y panty, me abraza, nos besamos largamente en nuestras bocas.
Te extrañé cariño mío, deseaba estar contigo, me dice, yo también, le respondo y nos revolcamos en la cama, abrazadas y con largas caricias tomamos nuestros cuerpos, lo recorremos y besamos nuestros cuellos, rostro y pechos.
Ven Alejandra, amor mío le susurro dulcemente al oído, te daré cariño continúo diciendo con dulzura al tiempo que la despojo de su pantaleta y bra, muy excitada se deja hacer, acariciar sus muslos, manoseo sus lindas nalgas y con pasión mamo sus pezones y senos.
Arrastro mi lengua por su cuello y rostro angelical, sus orejas y hundo mi nariz en la abundante, negra y rizada cabellera para llenarme de su aroma, dulce aroma a flores que me enloquece.
Se escapa de mi abrazo para tomar por sorpresa mi recto pene, hinchado por la emoción y con sus labios masajea mi cabeza, la succiona para arquearme lleno de placer, hunde toda la verga hasta las profundidades de su garganta y ahí permanece, vibro de la emoción, de las sensaciones que recoge mi pene de sus paredes bucales húmedas, tibias.
Extrae el largo e hinchado garrote de su garganta y un río de espesa saliva se derrama sobre mi tronco; en posición fetal se arrima a mi vientre, me acomoda sus nalgas, las empuja, presiona contra mi pubis, me dice sin palabras que está lista para ser penetrada.
Muy despacito deslizo mi cabeza por la boca de su ano, me estremezco al sentir su calor, su humedad, me excito mucho al sentir como sus paredes rectales arropan mi carne que se abre paso en su templo, en Fernanda.
Detengo la penetración de mi amada Fernanda cuando siento el leve abultamiento de su "avellana" y con los casi dos años de práctica, hábilmente masajeo su próstata dándole a mi amor el éxtasis del primer orgasmo "seco".
Con suavidad y ternura la llevo y mantengo en su meseta orgásmica, que la hacen retorcerse de desesperación en aquella punzada deliciosa que parece no tener fin en su sistema eyaculatorio: AGGHHHMMMMM.
grita sin control y comienza a depositar en la cama, en sus piernas, largos chorritos de su semen.
Jadea, no puede articular palabra y es mi turno, comienzo a penetrarla más profundo hasta la base de mi hinchado pene, mis huevos acarician la punta de sus lindas nalgas; la atraigo más fuertemente a mí, en un apretado e intenso abrazo, el sudor empapa su espalda, mi vientre y sus nalgas que se pegan resbalosas, nuestras piernas se untan, se frotan a mí, pidiéndo más de mi tronco en sus entrañas.
Estoy alucinado, extraviado en el éxtasis de poseer a mi amada Fernanda, la profundidad de su hirviente agujero, su cremosidad y el cómo sus paredes se abrazan a todo mi pene y cabeza, terminan por rendirme y grito tan desesperada como minutos antes lo hizo mi amada:AAAGGGGMMMMMMHHHH.
expulsando hácia la profundidad de sus entrañas mi leche, mi hirviente leche que le escurrirá más tarde como recuerdo de nuestro amor, como recuerdo de que ahí estuve en ella, con ella.
Hoy, con treinta años encima, recuerdos se agolpan en mi mente: siguiendo a nuestra madrugada de amor, al despertar, acordamos dejar de "trabajar" y con nuestros ahorros pusimos el primer micro centro de belleza,
que al día de hoy suman varios ya, distribuídos en la ciudad.
Con cirugías arreglé mi cuerpo para conservar mi virilidad y no tomar hormonas, como Fernanda lo hizo a temprana edad, lo que sí hicimos fué obtener el timbre femenino de nuestras voces en forma definitiva, gracias a los adelantos quirúrgicos.
Con el inevitable desarrollo de características faciales masculinas, algunas cirugías maxilofaciales y asunto arreglado.
Hoy pasamos por una pareja de lesbianas, cosa que no nos importa; somos una pareja exitosa, nos amamos como desde el primer momento.
No hay duda para mí, la vida hay que tomarla como viene y cultivarla con Amor.
Con razón hace ya varias décadas de éso, se nos viene diciendo: "Haced el Amor y no la guerra", cosa que a Fernanda y a Alejandra, LES HA FUNCIONADO DE MARAVILLA.
Un Beso