Alejandra 4 mi nueva vida

Vamos, vamos, adentro chiquilla que ya es hora de que cumplas tu parte

Me ha dado por tomar del maquillaje de mi mamá y de la ropita de mi hermana.

Como asisto a la escuela secundaria por las tardes, la mañana es para mí solita: papá y mamá en el trabajo, mi hermana en la universidad, todo el escenario para mí.

Verdaderamente deliciosos mis sentimientos al ataviarme con faldas, blusas y pantaletas de mi hermana.

Las zapatillas y maquillaje de mi mamá complementan el atuendo.

Luzco hermosa, mi cabello largo y negro enmarca un bello rostro juvenil.

Descubro una natural tendencia a manejar hábilmente mi cabello y armonizar los tonos del maquillaje para obtener el aspecto deseado, por ejemplo el de alguna mujer joven como en la foto de alguna revista.

Los deseos expresados a través de mi cuerpo de ésa energía que me pone muy caliente y deseosa de ser penetrada por un varón, pueden más una noche y me vuelvo a escapar como antes, pensando que no se dan cuenta de mis andanzas y correrías.

Rápidamente llego al departamento de Fernanda que justo va saliendo en ése momento para iniciar su noche de trabajo.

Sonriendo alegres nos abrazamos con ternura y pasamos a un encendido beso.

Te extrañé me dice, yo también le respondo.

Amor continúa Fernanda, tengo que salir a trabajar, la renta vence mañana y no la completo aún.

Fernanda, la atajo, si mi vida dime, me sonríe tomando mi mejilla, ¿podría vestirme como tú lo haces y salir a la calle?, abre sus ojos admirada y me dice con una linda risa, mi amor, vaya que te habías tardado, ¿eh?, dos meses respondo ruborizada.

No importa mi amor, ya tengo algo de experiencia en hacerlo y me interrumpe ruiseña sin dejarme continuar, si es así mi amor, te dejo en tu casa y toma lo que necesites, recuerda, si algun hombre te ocupa, llévalo al hotel de enfrente, es económico y ahí le das servicio.

Sólo tengo una llave y la necesito ahora mi amor, cuando te canses, vienes y me esperas, te prometo que estaré pendiente.

Me planta un largo beso en la boca y me deja, verdaderamente está apurada.

Me conmueve su confianza ciega en mí, pero, nosotras manejamos un sexto sentido, muy útil en el conocimiento de las personas.

En su apuro pensó confundida que ya me había prostituído antes, pero solo me he maquillado y vestido, aunque ya estoy desflorada y dilatada de mi culito, no lo he hecho por dinero ni menos, me he ofrecido en la calle.

Antes de que desaparezca, le grito por la puerta abierta, ¿cuánto cobras?, riendo me dice la tarifa y me parece abultada, pero lo valgo.

Hurgo en el departamento y con nostalgia encuentro el atuendo completo que Fernanda usaba la noche en que nos conocimos, llena de excitación, lo saco del armario, encuentro unos zapatos negros de tacón bajito y totalmente cerrados.

En el cajón de la ropa selecciono una pantaleta bikini rosa, no usaré bra, no lo necesito ya que imagino como ofrecerme al que me ha pagado sin necesidad de tanto preámbulo.

Unas calcetas y listo, me siento desnuda frente al espejo y peino mi cabello en dos colas de caballo, como colegial, lindo.

Hábilmente encuentro lo necesario en las cajas de maquillaje profesional de Fernanda, pasando a realizar con habilidad una transformación de mi cara en el inocente rostro de una colegiala.

Termino de vestirme y emocionada me contemplo en el espejo de cuerpo entero de la recámara.

Salgo rápidamente a la calle cerrando la puerta tras de mí, un escalofrío que sube por mis piernas y nalgas al golpearme una ráfaga de viento fresco de la noche, mi falda al levantarse no pasa desapercibido para uno de tantos transeúntes y se acerca a mí desnudándome con la mirada: hola preciosa, que lindo culito se asomó de tu falda al levantarse con el viento, me dice, pero si pareces una chiquilla continúa el hombre, ¿cuántos añitos? me pregunta lujurioso, diez y ocho, miento, hmmmm, sos pollita muy joven y culito todavía muy apretadito, ¿eh mamita?, dime continúa sis dejarme hablar, ¿cuánto por un rato agradable ahí en el hotelito de enfrente?; le doy mi precio bajando la mirada de pena y enrojecida, me fijo en la polla que empieza a asomarse en su entrepierna, por lo cachondo de la transacción.

Vamos, me toma de la mano y lo sigo obediente al hotelillo que paga y en la escalera me dice con sorna: las damas primero y obediente comienzo el recorrido, menéandole la cola a la que morboso se asoma al subir tras de mí.

Antes de entrar págame amor, le pido, sonríe y me da el dinero que cuento, sonriendo coqueta y lasciva me muevo un poco de lado y me agacho para guardarme el dinero en el zapato mostrándole mi culo que empieza a sobar.

Vamos, vamos, adentro chiquilla que ya es hora de que cumplas tu parte, si mi amor, dulce le respondo y entro, cierra la puerta, tomo el broche de su cinturón, suelto su pantalón, me pongo en cuclillas y bajo el bóxer el pollón salta erecto ante mis ojos acompañado con la risa vulgar de mi cliente; rápida lo tomo y comienzo a metérmelo por la boca hasta que topa mi garganta, le pajeo el tronco y así sigo mamando rico, el falo de éste desconocido que no tardará en hacerme suya.

Traviesa, me levanto de un salto y brinco a la cama poniéndome en cuatro y levanto el culo, cógeme papi, hazme tuya , en un tono muy inocente, excitado contempla mi culo lo acaricia, soba y me baja la pantaleta, rauda, me unto saliva en mi ano, me apunta la hinchada cabeza de su venuda macana y el trozo hirviente se hunde entre mis nalguitas y me la como todita por la boca de mi anito.

Tres empujones y termino de comerme su polla, los huevos me acarician mis nalguitas, pero que apretadita, que rica nena me estoy cogiendo, no deja de balbucear el hombre, mi cliente del momento.

Y empieza con los

consabidos movimientos copulatorios, ricos, que me sacan gemidos y alguno que otro ay de dolor, pero me coge rico, mis rodillas se hunden en el colchón con cada embestida, llenando el cuarto con rechinido característico de una cama que alberga la cópula de una pareja, mi cabello brinca enloquecido amarrado en dos colas de caballo, ante la cabalgada que me están dando.

Enloquecedor rechinido cada vez más violento y rápido se mezcla con mis gemidos de placer, hasta que el hombre me clava la polla hasta el fondo y tieso por el intenso orgasmo, comienza a escupirme su leche muy al fondo de mi recto.

Como putita, recibo mi primera entrega de lechita.

Rico palo, sin complicaciones, te vuelvo a buscar chiquilla y me planta un beso para largarse raudo, echada en la cama de lado y con un grueso envoltorio de papel higiénico contra mi ano para no mojarme la pantaleta, contengo su leche que escurre de mi hoyito y espero a que cierre la puerta.

Sentada, ruidosamente expulso todo el semen que puedo.

Medito sorprendida sobre mis habilidades para el vestido peinado y maquillaje, innatas y ahora descubro mi habilidad para no comprometer mi cuerpo más allá de la transacción comercial que hago de mi culito y boca, no más, no es cuestión de amor, es cuestión de negocios: me das dinero, te doy las nalgas por un rato.

Pero me gusta, disfruto, perversa sonrío ante mis pensamientos.

Lista de nuevo pero sin poder retocar mi maquillaje, solo difumino muy hábilmente por cierto, lo que está intacto después de copular con el primer hombre de la noche, bajo de nuevo a la calle, distingo la luz encendida de la sala del depa de Fernanda, señal inequívoca de que está ocupa con un cliente.

Decidida a conocer más, recorro el lugar, la calle principal llena de gente, hombres y mujeres, cantinas, ruido, luz.

A mi paso, algunos hombres voltean y con sonidos vulgares me insinúan su deseo, indiferente pienso en el dinero, no en halagos.

Algunas chicas me ven con curiosidad, notan que soy nueva, otra callejera más.

Un hombre me aborda, nos separamos después de algunos minutos, no hay trato, no regateo mi precio y está muy ebrio para mi gusto.

Embobada por la calentura del lugar, el tiempo transcurre sin darme cuenta, cuando un auto se empareja y el hombre joven me pregunta ¿cuánto?, le doy mi precio, me mira las piernas y la cola para llevarme al mismo hotelito; paga la tarifa, tomados de la mano subimos las escaleras y me paga antes de entrar a mi ruego, me guardo el dinero de nuevo en el zapato que ya siento los envoltorios molestarme la planta de mi pie derecho.

De la cintura me toma y nos besamos, froto el pantalón y siseo al sentir una verga erecta que pugna por reventar su prisión y alojarse en mi caliente nidito.

Riendo con inocencia, atrapo por sobre el pantalón su endurecida verga y lo jalo conmigo hasta sentarme al borde de la cama, me acomodo coqueta la falda entre mis piernas abiertas y sin dejar de mirarlo y sonreírle como una chiquilla, le bajo el pantalón y la trusa.

El miembro bamboleante se estremece al ritmo de su respiración, sin dejar de sonreírle con picardía y mirándolo tomo con una mano su caliente miembro para guiarlo hacia mi boca abierta para arropar su linda cabeza con mis labios.

Me la como hasta donde puedo y con mi otra manita jugueteo con sus lindas pelotas, las masajeo, las acomodo en la palma de mi mano y suavemente las aprieto, saco su verga de mi boca y sonriendo le paso mi lengua por el tibio tronco, arriba y abajo, lamo sus huevos despacio, húmeda mi lengua deja su rastro de baba, como un caracol que se desliza, me meto todo lo que puedo una bola y succiono suavemente, la dejo, tomo aire y tomo la otra, el hombre resopla y no me suelta de mis dos colas de caballo como marcando el rumbo con las riendas a su yegua.

Lo suelto y traviesa y picaresca me empino en la cama con mi culo bien levantado y mi cabeza sobre la almohada que traigo a mí.

Al deslizarse mi faldita sobre mis nalguitas, las deja al descubierto cubiertas solo con la linda pantaleta rosita, hmmmm ronroneo como gata, cógeme, tómame papito, te espero.

me acaricia por las piernas, muslos, me acaricia las nalgas, mi espalda, baja la pantaleta y apunta su garrote, la cabeza encuentra mi hoyito y comienza a penetrarme en medio de un ahhhhh que sale de mi garganta, lubricada como estoy por el semen del anterior hombre, resbala hasta topar su pubis con mis nalgas y comienza nuestra cópula.

El cuarto resuena con el choque de mis nalgas y su pubis, cada vez más violentos, me la mete y saca más rápido, pero se detiene con toda su verga hasta el fondo, unos segundos en lo que controla el deseo de eyacular y de nuevo comienza despacio a extraer el garrote que sale largo y brillante de mis nalgas, para de nuevo comenzar a comérmelo despacio por mi boquita anal.

Largo rato el mañoso me disfruta, repitiendo la misma técnica para no venirse, hasta que a cada extracción, aprieto fuertemente mis anillos y los suelto al iniciar una nueva penetración , excitado se detiene pero no lo dejo, comienzo a contraer como puedo y rápido mis anillos para masajearlo por la base y no puede más, estalla en chorros de leche caliente muy adentro de mi culito.

Qué rico jadea, me gustas, te busco de nuevo preciosa niña.

se viste y me deja en el cuarto.

Presurosa, ya va a comenzar a amanecer, me siento en el baño y expulso de nuevo todo el semen que puedo, limpio mi colita con el papel sanitario y me subo la panty, para salir corriendo al depa de la Fernanda.

Un frío me invade al no responder a mis llamadas, grito su nombre, ¡no está! y ya casi es de mañana, ¡mi ropa está encerrada ahí dentro!.

Asustada pienso rápido y noto los billetes que lastiman mi planta del pie derecho, los tomo y salgo a buscar un taxi que me deposita una cuadra lejos de casa de mis padres.

Vestida de nena, llego y abro la puerta, la cierro tras de mí ¡y las luces se encienden!, papá y mamá no dan crédito a lo que ven: ahí estoy, vestida de nena, mi hermana se asoma sorprendida sin creer lo que ve, despierta por los gritos de mi padre que me insulta y me grita que me largue, ante las súplicas de mi madre.

Harta, abro la puerta y salgo para no volver nunca más, salvo las comunicaciones telefónicas con mamá, ya no regresaré.

Con mis ojos llenos de lágrimas, distingo la borrosa figura y color amarillo de un taxi que me deja frente a la casa de Fernanda.

Abre la puerta y la abrazo fuertemente llorando.

Asustada me pregunta ¿qué pasa Alejandra?, ¿qué tienes mi amor? y llena de besos mi lacrimoso rostro bañado con los restos del maquillaje que resbalan por toda mi cara.

Juntitas en el sillón de la salita, sentadas y tomadas de la mano, Fernanda escucha mi historia.

Cuando termino, me abraza y me pega a su pecho, me dice que me ha extrañado mucho, sueña conmigo, está enamorada de mí; la atajo diciéndole lo mismo, las noches en que soñando despierto con ella, me imaginaba vivíamos juntas, la locura de la pasión que me inspira, que yo también estoy enamorada de ella.

¡quédate conmigo!, me propone, vivamos juntas, trabajemos como una pareja que se ama y afronta la vida con su amor, ¿querés?.

sí, es mi respuesta; andá, continúa, vamos a nuestra cama mi amor, mañana, ya será otro día mi vida.

Tomadas de la mano nos encaminamos a nuestro cuarto, a nuestra cama, abrazadas, conciliamos el sueño, sí, es verdad, mañana ya será otro día.