Alejandra (2)
Tarde-noche de sábado y domingo por la mañana, follando y disfrutando con Alejandra.
Sigo narrando el relato de lo que le hice a Alejandra, una mujer muy femenina y simpática, a la que conocí un día de viento, en uno de mis paseos por El Retiro.
Al acabar la urgencia volví a casa y Alejandra me estaba esperando, estaba desnuda, con el parche, y con las botas, tal y cómo la había dejado, aún no se había acabado de limpiar los restos de semen que yo le había dejado antes, se estaba bebiendo una cerveza, estaba fumándose un cigarro y viendo algo en una tableta que llevaba.
Tenía puesta la tv del salón y estaba viendo una corrida de toros.
No os he comentado que Alejandra es periodista y que le gustan muchos las RRSS y estar al día de las noticias, algo que tengo en común con ella. Tampoco os he dicho que sus orígenes están en la bonita ciudad de Bilbao.
El hecho de pillarla fumando, me excitó mucho, a pesar de que, a priori, debería ser
anti-tabaco
, teniendo en cuenta los antecedentes de mi padre, pero, supongo que, ver toda la situación, y ver a Alejandra, me hizo volver a ponerme cachondo.
Le dije a Alejandra que no me importaba el hecho de que fumara, pero que prefería que saliera al jardín cuando quisiera fumar, para evitar que la casa se llenara del humo y el olor del tabaco, además, mi amigo Alfredo, que en muchas ocasiones me visita para ver partidos del Real Madrid, podría sospechar y enfadarse al oler el tabaco.
Cuando llegué a casa, eran en torno a las 21:00, por lo que, antes de volver a casa, al acabar la urgencia, pasé por un supermercado e hice algo de compra, para poder preparar a Alejandra una buena cena, regada con un poco de vino bueno.
Le dije a Alejandra que me acompañara a la cocina, para que me ayudara con la cena, a pesar de que fue un poco a regañadientes, porque la cocina, según me dijo, no era lo suyo, me acompañó.
Pasé por la cocina para dejar la bolsa con la cena, le di un apasionado beso en la boca a Alejandra y me fui a mi habitación a ponerme cómodo, y volví a la cocina, dónde Alejandra ya había abierto el vino y había servido dos copas, una para cada uno.
Mientras preparaba la cena, hubo ocasión para untar a Alejandra con mayonesa, en una de sus tetas, y lamerla.
Alejandra me dijo que quería untar mi polla con algo, y también chupármela, así que le di el bote de mayonesa, le dejé que me untara bien la polla con la mayonesa, y estuvo un buen rato chupando y relamiéndose.
Una vez que ya la cena estaba hecha, fuimos de nuevo al salón y empezamos a cenar, disfruté mucho, tanto de la cena, como de la compañía de Alejandra, pues, hasta ese momento, lo habitual era que cenara en solitario.
El simple hecho de escuchar su voz ya me hacía sentir bien.
Para el postre, compré algo con chocolate, mi gran pasión, para que Alejandra disfrutara un poco más del postre, le dije que me esperase, que tenía una sorpresa.
Fui a mi habitación, saqué unas esposas que tenía, por si se daba una situación para jugar, como era en ese momento, y bajé al salón y le mostré las esposas a Alejandra, que se dejó esposar sin oponer resistencia.
Una vez ya esposada, agarré, con la cuchara, un trozo de pastel de chocolate, y se lo metí en la boca a Alejandra, con cuidado de que no se manchara, aunque, al ir metiendo más trozos, se fue poniendo perdida, a pesar de mis esfuerzos.
Al acabar su ración de pastel, le lamí la zona de la cara que se había manchado, estaba muy rica, todo hay que decirlo, y, aproveché para empezar a besarla.
Mientras la besaba, le metí un dedo en su coño, que estaba húmedo, pues el estar esposada le estaba haciendo disfrutar, y me dijo que quería que me la follase ahí mismo, porque se estaba poniendo a mil y necesitaba sentir mi polla dentro de ella.
Alejandra, con las esposas, y el parche que seguía puesto, me bajó los pantalones y el calzoncillo, y yo empecé a meterle mi polla, que ya estaba muy dura, porque yo también estaba excitado, en su húmedo coño.
Debido a la excitación de Alejandra, no tardó mucho en correrse, pero fue una primera experiencia con Alejandra (La primera vez que me follaba a Alejandra, no a una mujer en general) que me gustó mucho.
En esta ocasión, Alejandra me pidió que me corriera dentro de ella, porque quería sentir mi semen dentro de su coño, así que yo le hice caso y me corrí dentro de su coño.
Al acabar de follar, Alejandra se encendió otro cigarrillo, me ofreció uno a mí, pero yo decliné la invitación, por una vez, le dejé que fumara en el salón, porque fuera era ya de noche y hacía mucho frío.
Mientras Alejandra fumaba, yo me saqué un moco, y estaba jugando con él, cuando Alejandra me dijo que le llamaba la atención mi gusto por los mocos, yo le expliqué que era una de las dos únicas cosas que mi padre me había enseñado, en los años que compartimos juntos, puesto que mi padre era un experto saca mocos. (Lo otro que me enseñó mi padre, aunque no de forma directa, es que tuviera cuidado a la hora de elegir pareja, para que no me pasara lo que le pasó a él con mi madre)
Pero, volviendo al tema de los mocos, se produjo una situación que, yo llevaba tiempo deseando, y pasó.
Alejandra me dijo que quería probar el sabor de mis mocos, que tenía curiosidad, pues, en realidad, se consideraba una cochina, y los mocos, eran de su agrado y le excitaba ver a un tío
hurgándose
la nariz, aunque era algo que mantenía en secreto.
Sin pensármelo, le metí en la boca de Alejandra el moco que me había sacado y con el que había estado jugando, lo hice con esa rapidez, para evitar que Alejandra se echara para atrás, pues una oportunidad así, por desgracia, no suele haberlas a menudo.
Empezó Alejandra a probar el sabor del moco, vi su cara de felicidad cuando los aromas del moco penetraban en su lengua, y el moco se iba, poco a poco, deshaciendo en su boca. Claramente, a Alejandra le estaba gustando y estaba disfrutando del momento moco, algo que me alegró y me puso muy cachondo.
Estuvimos un buen rato charlando, hasta casi las 3 de la mañana del domingo, cómo ya era tarde, le dije a Alejandra que se quedara a dormir, y que, al día siguiente, pues ya la llevaría yo a su casa, pues tenía una cita de negocios a las 11 en Madrid y tenía que ir, por tanto, a la ciudad.
En ese rato de charla, también me dijo Alejandra que, antes, cuando me pilló meando, después de romperle el culo, y que fue al baño porque me sonaba el móvil de emergencias, que, la próxima vez que meara, quizás su boca podría ser un buen lugar para que yo me aliviara las ganas de mear, es decir, quería probar la lluvia dorada.
Alejandra me dijo que se quedaba, porque estaba disfrutando mucho, además, tenía muchas ganas de seguir follando y haciendo cosas y guarradas conmigo, que seguía muy cachonda, a pesar de todo lo que ya habíamos hecho en el poco tiempo que había pasado desde que nos conocimos.
Supongo que el bajón de tener que llevar el parche, lo empezaba a cubrir follando, y eso me gustaba.
Subimos al dormitorio, le quité a Alejandra las botas, por lo que ya sólo llevaba el parche, le di un beso en la boca de buenas noches, y nos fuimos quedando dormidos, juntos y abrazados.
Al día siguiente, domingo
Tras dormir apenas cuatro horas y media, me desperté, Alejandra estaba en la cama, seguía desnuda y con el parche puesto, le di un beso de buenos días, en el cuello, me respondió con un ronroneo de placer, y llevó la mano a mi polla, fue palpando por mi cuerpo, pues no había abierto el ojo que llevaba sin parche, cuando dio con mi polla, empezó a pajearme, y yo, que estaba ya con ganas de jugar, pues empecé el domingo de la mejor manera posible.
En esta ocasión, la corrida fue en el ojo sin parche de Alejandra, algo que a ella le puso muy cachonda, aunque, durante unos segundos, hasta que le dejé una toalla para que se limpiara, la dejó casi ciega, lo que le desconcertó un poco, pero también le excitó, según me dijo, después, mientras nos dábamos una ducha.
Después de la paja mañanera para despertarme, le dije a Alejandra que fuera a la ducha, mientras yo iba a la cocina a preparar un rico desayuno dominical, pero que me esperase, pues yo me iba a unir a la ducha, y también le dije, parafraseando a Ama Masturbadora (Una profesora que tuve en mi colegio, que me puteaba cada vez que tenía ocasión), que se preparase, porque iba a sufrir un poquito.
Me puse un calzoncillo que encontré por ahí, y bajé a la cocina a preparar algo para desayunar, en esta ocasión, desayuno para dos.
Después, volví a subir a la habitación, me quité el calzoncillo y fui al baño, donde me estaba esperando Alejandra, desnuda, en la ducha, la pillé masturbándose.
Para la ducha, se había quitado el parche, para que no se le mojara, así que, por primera vez, la vi totalmente desnuda.
Pillé a Alejandra por sorpresa, y le metí mi polla, toda dura, en su culo, que, aunque no esperaba recibir esa visita, la aceptó sin demasiado problema.
Alejandra iba recibiendo mis embestidas, mis pollazos, y empezaba a gemir, así es que yo, preparado ante esa posibilidad, antes de meterme en la ducha con ella, había sacado del cajón una mordaza de bola, y se la puse a Alejandra, en cuanto que comencé a oír sus gemidos.
Recuerdo a los lectores, que es algo que Alejandra me había pedido probar, debido al volumen de sus gemidos de placer al follar.
Me corrí dentro de su culo, y cuando ya me había corrido, le quité la mordaza a Alejandra. Finalmente, cerré el agua de la ducha, agarré una toalla y comencé a secar a Alejandra.
Cuando acabé de secar a Alejandra, fui a agarrar el paquete de parches, saqué dos parches del paquete, y le dije a Alejandra, que, durante el desayuno, iba a probar algo nuevo que, tal vez, le pudiera gustar.
Le puse a Alejandra un parche en cada ojo, le puse las botas que llevaba del día antes, la tomé de la mano y le dije, al oído, que confiara en mí.
Costó un poco que Alejandra bajara las escaleras, al no poder ver nada, pero, poco a poco, fuimos bajando.
Llegamos al salón, donde había dejado una bandeja con el desayuno preparado, y ayudé a Alejandra a desayunar, para que no tuviera que esforzarse, aunque, esta vez, sin las esposas.
Durante el desayuno, le comenté a Alejandra que, aparte de la cita ya programada para las 11, tenía el domingo libre, por lo que podríamos hacer cosas en Madrid, así que me dijo que no habría problema, que la llevara a su casa, para cambiarse, y que, después, nos volveríamos a ver para disfrutar del domingo.
Se manchó un poco en una teta, pues le salpicó la yema de uno de los huevos fritos, que se deshizo, pero, anduve rápido y pude lamer la teta de Alejandra, antes de que la mancha se secara.
Con cada lametón, los pezones de Alejandra se ponían más duros, y vi cómo su coño empezaba a humedecerse, por lo que le metí los dedos, a lo que Alejandra respondió con un gemido.
Mi polla volvió a ponerse dura, algo que Alejandra notó, con el tacto, y me dijo que quería acabar el desayuno, probando mi leche, por lo que se metió mi polla en su boca, y comenzó a chuparla.
Me corrí en su boca, y Alejandra se lo tragó, según me dijo, era la mejor leche para el café del desayuno.
Al acabar de desayunar, volvimos a subir a la habitación, pues ya me tenía que empezar a preparar para irme a Madrid, a atender la cita con un cliente a las 11, y eran en torno a las 09:30
Ayudé a Alejandra a vestirse, no le quité uno de los parches hasta que estuvo vestida, me dijo que le había gustado mucho la experiencia, aunque, al principio, le dio un poco de miedo, y que, la próxima vez, quería alguna capa más de venda, pues aún podía ver un poco por los laterales.
Mientras Alejandra se maquillaba, yo me vestí para salir hacia Madrid.
Cómo Alejandra no había sospechado lo que iba a pasar en el parque, se tuvo que poner la misma ropa que llevaba el día anterior.
Cómo yo no acostumbro a tener compañía femenina en mi casa, pues toda la ropa que hay en mi casa, es mía, de hombre, por lo que tampoco podría prestarle nada a Alejandra.
Agarramos el coche, y fuimos hasta la dirección que Alejandra me indicó, nos despedimos con un beso, pero quedamos en que, al acabar mi reunión, y mientras ella aprovechaba para cambiarse de ropa, nos volveríamos a ver, para pasar el resto del domingo juntos.
Lo que pasó el domingo por la tarde, lo contaré en el próximo capítulo de este relato.
El autor acepta comentarios, emails de los lectores/as.
Próximamente iré escribiendo más partes de los distintos relatos que tengo en mente.
El autor recuerda a las
Alejandras
del mundo, que está abierto a hacer sus fantasías una realidad.