Ale y Pablito

Pablito, está pasando unos días en casa de Alejandro, en el campo. Aunque haya una gran diferencia de edad entre ellos, se gustan y las cosas se van a poner hot.

ALEJANDRO:

A Pablito lo conocí el verano pasado. Mi primo Marcos, que vive en Inglaterra, se casó con la madre de Pablito y me pidió si podía pasar unas semanas conmigo. Marcos y su nueva mujer tenían que viajar a Londres, pero Pablito tenía que dar unos exámenes en marzo y por tanto se tenía que quedar en Buenos Aires. Vivir en mi casa, en el campo le iba a venir bien para estudiar.

El día de su llegada, lo fui a esperar a la estación de micros en el pueblo. Me sorprendió mucho al verlo. A los 18 años era un muchacho particularmente hermoso. Alto y delgado, piel oscura, pelo muy negro y unos hermosos ojos negros. Si bien evitaba relaciones con chicos jóvenes, la verdad es que no pude dejar de pensar que bien estaría una encamadita con el pendejo. Yo a los 50 años, no estaba mal, pero en el fondo no sabía si a Pablo le gustaban los hombres y sobre todo los de mi edad. Así que no pensé en ningún tipo de acción.

En el viaje, nos fuimos presentando. Pablito parecía simpático y serio. Le veía el perfil, realmente muy lindo. Empecé a reparar en más detalles. Los brazos, fuertes y cubiertos por mucho vello, suave y oscuro. Unas manos preciosas. Los labios gruesos y la sonrisa luminosa. En fin, un pendejo precioso.

Cuando llegamos a la chacra, serían las cinco de la tarde, le pregunté si quería comer algo, si quería dormir o ir a la pileta. Eligió lo último así que fue a cambiarse. Le indiqué su habitación y le dije que lo esperaba en la pileta.

Cuando apareció en bermudas casi me muero. El cuerpo era realmente sexi, duro, liso y de piel brillante. El pecho con bastante vello, igual que las piernas. La panza chata y unos pies que hay nomás querías querías tocar, por no hablare del culito.

PABLITO

Creo que Alejandro me estaba mirando más de la cuenta y eso me estaba calentando. Siempre tengo las hormonas a mil y necesito varias pajas al día (si no tengo algo mejor) para no andar siempre con la pija dura.

Tenía que saber cuanto le interesaba y si estaba decidido a algo más que mirar. La pileta podía una buena oportunidad. Decidí mostrarle disimuladamente algo que lo motivara. Alejandro entró en la casa y yo me recosté en un cómodo sillón a tomar algo de sol, lo hice boca arriba para que notara el bulto y me hice el dormido para disimular la "involuntaria" semierección que estaba teniendo. Me puse lentes de sol que me permitieran ver a Alejandro y como me miraba mientras yo estaba dormido.

Cuando regresó Alejandro y vió el espectáculo que le estaba dando no pudo quitar los ojos del bulto no sin antes intentar asegurarse si yo estaba dormido. Creo que logré disimular muy bien porque siguió mirando con una mezcla se asombro y desesperación.

No es para menos porque estoy muy bien dotado, como estaba debía medir como 20 cm por 5 de ancho y a toda potencia llega casi a 30 cm por 6 con una cabeza bien grande y ancha y con unas bolas grandes como naranjas.

Alejandro estaba tan atento mirando que no se dio cuenta que había una mesa y tropezó con ella. Al sentir el ruido tuve que hacer como que me despertaba y tratar de disimular el bulto. Le dije que me iba a tirar a la pileta.

ALEJANDRO

Hoy en la pileta, Pablito se quedó dormido tomando sol. Y como buen pendejo la pija se le paró. No pude creer el bulto que tenía. Me dejo helado: una cara de angel con semejante cuerpo y semejante bulto. Como un boludo no podía dejar de mirarlo y me llevé la mesa por delante, tiré las latas y los vasos y el pibe se despertó. Pobrecito, le dio vergüenza darse cuenta la erección que tenía. Tratando de disimularlo se metió en el agua. Cuando salió ya se notaba que no la tenía parada, pero igual el tamaño no era nada despreciable, y todo mojado, quemado, brilloso estaba para comerlo.

La noche se venía linda y decidimos comer en la pileta. Me gustó porque podía seguir viéndolo sin remera, los músculos de los hombros, las tetillas cubiertas de vello. Entre la linda noche, el agua, la buena comida y la cerveza, fuimos entrando en confianza. Le pregunté si tenía novia y me dijo que no. No me animé a preguntarle si novio, y tampoco me dijo nada. Para esa hora yo ya estaba caliente a mil, enamorado como un burro.

Cerca de las 12, finalmente nos fuimos a dormir. Mi casa es chica, solo dos dormitorios y un baño en medio, así que íbamos a compartir el baño, lo que podía traer algún beneficio. Le dije a Pablito que use el baño primero. Mientras esperaba dejé la puerta de mi cuarto abierta mientras leía algo. Pablito fue al baño con las bermudas y una toalla. Al ratito escuche que se estaba duchando. Me lo imaginaba enjabonándose, el culito, la pija que debía ser descomunal. Me moría de ganas de espiarlo por la cerradura, pero pensé que no podía ser tan pendejo y me aguanté. Al rato salió con la toalla en la cintura, y me saludó desde la puerta. Se metió en su habitación, cerro la puerta, y esa noche terminó. Bueno en realidad, terminó con la paja terrible que me hice pensando en el pibe.

PABLITO

No sabía que hacer. Tenía dudas de si Alejandro le interesaba mi pija o simplemente se había impresionado por el bulto. Cuando me estaba bañando pensé en que si entraba al baño por cualquier causa intentaría que me viera desnudo para ver que pasaba. Pero no sucedió y tuve que bajarme la calentura con un par de pajas hecha con ambas manos subiendo y bajando con fuerza los casi 30 cm y pensando en Alejandro.

Estaba acostumbrado a practicar sexo a diario con mis amigas y amigos y disfrutar en grande de la pija que tenía. Pensé que pasar varias semanas en el campo a pura paja podría producirme alguna enfermedad.

Mientras Alejandro se bañaba estuve pensando varias opciones, la primera era ser más explicito mostrando mi bulto, y buscar conversación con temas más calientes, la segunda opción era pedirle a Alejandro para invitar a Patricia y a Juan con quienes cogía todos los días diciendo que eran novios y amigos y mis amigos. Pero la casa era pequeña y me parecía que esta opción no era muy posible.

Antes de dormirme les mande un mensaje de texto diciéndoles que estaba desesperado por cogerlos y pasaba todo el día con la pija dura.

Cuando me desperté con la pija dura y a toda potencia se me ocurrió hacer la primera jugada. Supuse que Alejandro vendría a llamarme entonces me desnudé y retire la sábana, así podría ver en vivo y en directo el bulto que ayer lo había impresionado y yo intentaría ver con cuidado que hacía.

ALEJANDRO

Hoy me levanté y fui a preparar el desayuno y cuando estaba listo, como Pablito no había venido lo fui a llamar. La puerta estaba entreabierta, golpee y me asomé. Cuando uno entra al cuarto de un hombre siempre espera ver algo, pero no esperaba lo que vi. El pibe estaba completamente en bolas, destapado, con la semierección de la mañana y la carita de dormido. Y lo que más me gustó es que no se avergonzó, se mostró desinhibido, me saludo y ni hizo ademán de taparse. Le dije que venga a desayunar.

Yo ya estaba a mil, y encima Pablito para desayunar lo único que se puso fue un boxer blanco de tela finita. Yo ya no podía disimular, en la mesa no podía dejar de mirarlo: el pecho, los brazos fuertes, las manos, y sobre todo la boca que me moría por meterle un terrible chupón. En un momento, se le cayo de la tostada un poquito de mermelada y justo aterrizó en el pezón. -Te lo limpio yo, le quise decir, pero no me animé.

Después del desayuno pasamos un rato a los sillones del living. Hay lo veía todo. El calzoncillo era casi transparente y se le notaba la mancha negra del vello púbico. Puso un pie sobre la mesita, y se le corrió el borde del boxer y pude verle hasta las pelotas. Casi me paro y le digo: -Pibe, mostrame un poquito más. Ya no disimulaba nada en mirarlo. Si el tipo tenía ganas yo ya estaba expuesto, aunque a lo mejor, como iba a pensar que un señor serio como yo…. En fin, le dije que iba a mi cuarto a trabajar, donde tengo la computadora y el me dijo que se iba un rato a la pileta.

Lo bueno es que desde mi ventana veo la pileta. El guacho apareció con la sunguita amarillita más chiquita que vi en mi vida. El culo le quedaba al aire y un triangulito adelante apenas le tapaba el semejante instrumento que tenía. Se puso a tomar sol. Al rato, yo no aguantaba más. Me iba a hacer una paja, pero me pareció mejor caer por ahí a ver que onda. No sea cosa que se aburra el nene.

Pablito se había quedado dormido, y tenia –como siempre- un principio de erección. El glande le salía por el borde de slip. Chau dije, yo me mando y que sea lo que dios quiera. Me agaché hasta su altura y le dí un beso en la boca, apenas, como para despertarlo. Cuando esperaba que me diese una terrible trompada, puso la sonrisa más linda que te puedas imaginar y me dijo: -Por fin, papi.

PABLITO

Ahora yo tome la iniciativa, puse mi mano detrás de su cabeza y lo besé metiendo mi lengua en su boca, jugando con la suya, mientras juntábamos nuestros cuerpos. No se cuanto duro ese beso, pero fue bastante tiempo, luego vino otro más intenso todavía mientras mis manos recorrían su espalda y las del la mia. Mi pija ya estaba a tope, se había saltado de mi sunguita, y me separé un momento de Alejandro para quitármela y quedarme desnudo.

Alejandro miraba asombrado mis 30 cm por 6 de grueso, como si no pudiera creer que algo así existiera, la tome con mis dos manos y le dije si quería chupármela, que era toda suya. Nos besamos nuevamente, me recosté en una reposera al lado de la pileta, Alejandro se acercó y comenzó a pasar su lengua por mi pija, lo hacía en forma increíble, nunca me lo habían hecho así, con una mano me masajeaba con suavidad las bolas y con la otra el pecho y los pesones, yo estaba mil. Luego con algo de esfuerzo se metió la cabeza de mi pija en su boca y comenzó hacer presión con su lengua y boca, era un maestro nunca me lo habían hecho tan bien, sabía como presionar y moverse en todas direcciones. A esa altura yo estaba casi gritando de placer, estuvimos así como por 10 minutos, hasta que sentí que me venía, se lo dije a Alejandro y me dijo que quería tomarse mi lechita. Fueron más de 10 chorros, pero a pesar de ser un gran tragador no pudo con tanta leche y algo de le escapó y fue a su cara.

Yo estaba tan caliente que seguía con la pija tan dura como antes, entonces le pregunté a Alejandro que quería hacer ahora? Yo sigo tan igual de caliente.

ALEJANDRO

Después de chuparle la verga preciosa a Pablito, y sacarle como un litro de lechito, el nene seguía al palo como si nada. Asi que pobrecito no tuve mas remedioi que dejarlo que me coja. Me senté sobre su pija, bien lubricada por mi saliva y su leche y me la coloquè justo en el orto... y presioné. Guau, pareciá que me entraba un camión, pero al ratito de mete y saca ya me había dilatado y el placer era inmenso, no podía creer. Un pibe tan hermoso y con semejante verga. Al rato lo sentí eyacular. Cuando me sacó la pija, ya estaba calmado, así que lo di vuelta y empecé a inspeccionarle el culito. Unas nalgas preciosas, bien duras y musculosas, y un agujero, bien marón y cerradito. A besos y lenguetazos se lo ablandé y me mandé. Me recibió con mucho gusto y me lo cojí genial. Justito cuando acabo, veo que por el camino de entrada llega la camioneta de mi amigo Marcelo. El "Oso" para los amigos, veterinario del pueblo y el mejor tipo que conozco.