Ale, un amigo muy caliente

Aprovechando un viaje de trabajo el compañero de nuestro protagonista le prepara una agradable y sensual sorpresa de iniciación.

Hace un tiempo atrás la empresa en la cual trabajo nos mandó a mí y a un compañero de trabajo (Alejandro) a una convención que se realizaba en Miami.

Me llamo Fabián y no tenía muchas ganas de viajar ya que hacía poco me había peleado con mi novia y no estaba de énimo, pero Alejandro me alentó a que no lo dejara solo. "Si vos no vas, me aburriré como una ostra en el Mar Muerto y si vas me comprometo a hacerte un regalito" me dijo.

Su carita me conmovió. Y dije "bueno esta bien".

Alejandro tiene 23 años, mide como 1,80, ojos negros profundo y muy buen lomo. En donde yo vivo, Montevideo, es todo un ganador. Muchas veces me llamaba para que saliéramos juntos a tomar algo o bailar, pero me molestaba un poco, porque siempre entraba en la disco y a los 10 minutos enganchaba una mina y se borraba. Yo tengo 28 años, mido 1,75, y ojos verdes. Para algunas personas soy atractivo.

Llegamos a Miami y nos fuimos al hotel. Yo quería una habitación para cada uno, pero nos metieron en una doble. Ale estaba contento, estuvo "coqueteando" con una azafata la cual le pasó su teléfono, pero la chica seguía para Europa. Él aún así estaba contento, porque era otra conquista.

De noche salimos a tomar algo. La convención empezaba al otro día. Nos recomendaron una discoteca cerca del hotel. Cuando llegamos Ale se puso a tomar vodka con martini al igual que yo. La música aturdía y en el tercer trago, Ale ya bailaba solo. Al poco rato se me desapareció de la vista y lo que veía no podía creerlo. Mi compañerito de laburo estaba sobre uno de esos cubos que hay en las discos, bailando sin camisa. Al principio me reí, pero después, y no sé por qué, lo empecé a mirar con otros ojos. Como si nunca lo hubiera conocido. Entre el humo, las luces y el alcohol, me di cuenta que Ale era un tipo muy sensual, con un movimiento de caderas bárbaro y un cuerpo muy bien formado. Quizás no me había dado cuenta porque en Montevideo, era un chico que siempre se comportaba "normal".

De repente alguien me golpeó en el hombro. Era una chica la cual se puso a hablar conmigo, de dónde era, qué hacía... lo de siempre.

De repente me di vuelta y Ale había desaparecido. Me supuse lo de siempre... enganchó a alguien. A la chica le dije "chau" y decidí volver al hotel.

Abrí al puerta de la habitación lentamente y sentí unos quejidos. Lo que suponía, Ale se había traído a su "conquista" al hotel. Pensé en irme, pero decidí no hacerlo. Ale no podía hacer siempre lo que él quisiera. Por lo menos miraría su "show". Todo estaba en penumbra y los dos cuerpos se movían en la cama. Pero había algo que no me convencía y fue cuando me di cuenta, Ale estaba en la cama pero no con una mujer sino con un chico. No lo podía creer. Mi amigo con los ojos cerrados disfrutaba cuando el boy le chupaba la pija lentamente.

Me empecé a excitar, me excitaba ver cómo Ale gozaba. Y lentamente me comencé a sacar la ropa. Tenía unas copas de más, quizás por eso lo hice. Yo miraba al chico cómo se la chupaba, pero cuando lo mire a él, sus ojos estaban clavados en mí. Ale volvió a cerrar los ojos. Me acerqué lentamente a la cama y comencé a tocar el cuerpo del "nuevo amigo". Sin sacar mi mirada de los ojos de Ale, que los volvió a abrir, llevé mi mano hacia el agujero del chico. Estaba todo lleno de crema y le comencé a meter un dedo. El chico gemía y le chupaba a Ale cada vez más fuerte, yo con la otra mano me pajeaba. Entonces recordé que dentro de la mesa de luz había un condón. Lo busqué me lo puse y comencé a meterle al boy mis 18 cm.

Tenía un agujero recaliente y bien abierto, por lo que supuse que Ale ya había estado ahí. De repente el chico me sacó la pija de su culo, y se sentó sobre la pija de Ale, que mide como 20 cm, la cual estaba protegida por un preservativo. Se puso bien inclinado y me di cuenta. Quería las dos pijas adentro. Y las tuvo.

Era increíble, el pedazo de Ale y el mío dentro de ese boy. "Acabo" grité y saqué mi pija, Ale hizo lo mismo se sacó el condón y un chorro impresionante de leche terminó sobre su cuerpo. El chico le acabó también encima. Ale se levantó y se fue al baño. El chico tomó su ropa y salió por la puerta. Yo quedé sobre la cama impactado por lo que había pasado. Y esto no sería nada, lo que vendría sería aún mejor.

Sentí la ducha y Ale dijo: "Fabián, te querés duchar".

Me gustó esa actitud suya como si nada hubiera pasado. Entré al baño y vi cuando él salía. Le sonreí y me sonrió. Cuando salí de la ducha estaba sobre la cama, desnudo y me preguntó: "Qué te pareció, este era el regalito que te prometí".

Y me comenzó a besar. Estaba que tocaba el cielo, jamás me había sentido tan bien. Comenzó a bajar lentamente sobre mí y me comenzó a chupar la pija. Lo hacía muy bien. Llegó a los huevos y entonces su lengua pasó a mi agujero. Me quedé quieto, no sabía qué hacer pero adivinaba su intención. De abajo de la cama sacó un pote con crema y me comenzó a meter con un dedo la crema adentro del agujero. Entonces y para mi sorpresa, se puso en posición de 69, con su culo sobre mi cara y me pasó el pote de crema. Quería que hiciera lo mismo y lo hice. Tenía un culo divino, muy firme y con un agujerito rosado. Yo le metía un dedo y él también. Así lo hicimos hasta llegar a los tres dedos cada uno. De repente me dijo,"ahora viene lo mejor". También y de abajo de la cama sacó un consolador, esos que son una larga pija con dos cabezas. Yo los había visto en las películas pero nunca "en vivo y en directo".

Se puso acostado frente a mí, y vi como se lo metía en el culo y con la otra punta buscaba mi agujero. Lo logró y sentí como aquel "pijón" entraba en mi culo y se deslizaba lentamente gracias a la crema que me había introducido Ale y al "magistral" trabajo con sus dedos.

Mi amigo gemía y se pajeaba y yo hacía lo mismo. Cada vez nos acercábamos más, lo que hacía que el consolador ingresara en nuestros agujeros. Ale comenzó a lanzar chorros de leche lo me llevó a que yo hiciera lo mismo.

Nos sacamos el consolador y nos dormimos. Antes de cerrar los ojos me di cuenta de que mi viaje iba ser divertido.

La mañana siguiente fue aún más caliente. Pero eso es otra historia.....

Fabián

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