Alcohol y sexo... ¿Un amanerado volverse hombre?
Después de tiempo, encuentro a mi amigo Luis algo cambiado... ¿Habrá sido una noche de alcohol el motivo de su cambio?
Luís Pérez, o Luchín, como cariñosamente lo llamábamos sus compañeros de clase en la universidad, era un muchacho tímido y hasta un poco tartamudo, de unos 24 años de edad. Lo recuerdo con mucha simpatía puesto que éramos y somos buenos amigos, es más, recuerdo que hablábamos unos 5 minutos diarios los días q casi casi no nos veíamos. Incluso armábamos escenas, en las que cualquiera que nos viera pensaba q nos íbamos a pelear. Lo hacíamos sólo para ver la expresión en sus rostros y para saber si nos detenían o simplemente se limitaban a observar tantas cosas que se pueden ver en la naturaleza humana, nuestra continua atracción subconsciente por el morbo. En fin, los años pasan y luego, como dice la canción, llegamos al final de la carrera y tomamos rumbos separados. Sí, es un buen amigo. Sólo una cosa más, él era gay. Un gay virgen. Yo no soy gay. Tampoco virgen.
Esta es la historia de cómo, a veces, el destino puede corregir, en algo, las travesuras de la naturaleza y de cómo aquella frase "árbol que nace torcido jamás su tronco endereza" algunas veces (sólo algunas) puede remediarse.
Un día, después de una atareada mañana, logré verlo caminando a unos 20 metros de mí. Para entonces yo me encontraba trabajando ya hace 6 meses. Alguien me había avisado de un trabajo en el área de ventas. Lo admito, cuando fui a aquella cita ya tenía una decisión parcialmente tomada. Pero aquella persona aquél Doctor logró convencerme de que lo que estaba buscando estaba en su empresa y, dado que siempre me gusta aprender del mejor, me vendió la empresa, (su empresa) de tal forma que dije, "Ajá! Algo puedo aprender ". Seis meses y 75% de la costa peruana recorrida me doy con la sorpresa de que no había salido de Lima por aproximadamente 2 semanas (algo muy inusual). En aquella ocasión aproveché para revisar el estado de mis papeles para mi ansiado título de Ingeniero que se me hacía tan esquivo. Fue allí, justo saliendo del baño, casi 10 minutos después de haber recibido la pesada noticia de que tendría que volver a hacer mis papeles que vi a mi amigo.
Lo saludé con un fuerte apretón de manos y hablamos nuestros 5 minutos reglamentarios. Sin embargo lector, como deberás comprender, a veces el tiempo pasa muy rápidamente y tienes ese deseo de enterarte y contar tantas cosas que el tiempo siempre queda corto y habiendo recibido la llamada de un cliente, que me cancelaba la cita para el día siguiente le propuse el tomar algo. Ahora que lo pienso quizás fue algo en su manera de hablar, o no lo sé exactamente, pero sentí la necesidad de continuar la plática. Accedimos ambos a una Inka Kola muy fría para sofocar el calor de las tardes de verano en una tienda cercana.
Allí, entre vaso y vaso, me contó algo en extremo singular. No sé si alguna vez ustedes, estimados lectores, han escuchado u oído hablar acerca de aquel tío, que en una noche de alcohol con amigos, desencadena una personalidad oculta, escondida a los ojos de todos, un tanto homosexual vamos, una personalidad gay. La historia de mi amigo es exactamente opuesta a la que, eventualmente, si no han escuchado, escucharán.
Y expongo la siguiente pregunta Que pasaría, si el alcohol, una chica simpática y bien parecida y un grupo de 7 muchachos (entre ellos mi amigo) se juntaran en una casa solitaria?
Mi amigo en cuestión, conoció a Chica Bonita y a los otros muchachos en una estación experimental de mi Universidad. Una estación muy muy lejana de la civilización debo decir. En aquella pequeña estación, mi amigo solía hacer las labores que su tesis le demandaba, incluidas otras relacionadas al departamento de investigación que le pagó la tesis. Junto con él, se encontraban otros 6 muchachos de diferentes universidades y una Bella chica, con la que todos estaban encandilados.
Se hicieron amigos rápido. Es más, debían, puesto que la lejanía y el ímpetu de socializar del ser humano al casi no haber personas aquella estación hizo que todos poco a poco hablaran y hasta los más tímidos pudieran conversar. Y tal como la naturaleza de Luchín dictaba, se hizo mejor amigo de la chica y ésta comenzó a contarle cosas pequeñas de su vida primero y luego las un poco más complejas, hasta que se sintieron en tal sintonía que solían hablar hasta altas horas de la noche y era común encontrarse con ellos en las mañanas ambos con grandes círculos negros por debajo de los ojos. Sí, casos así se prestarían fácilmente a segundas interpretaciones por parte de sus nuevos vecinos. Sin embargo, ni siquiera en sus más locos sueños hubieran sospechado siquiera más que una buena e inofensiva amistad.
Chica bonita vivía en Puno y era muy especial, puesto que como ustedes saben, Puno, una ciudad al interior de Perú, es conocida por sus bellos paisajes, un eterno lago del cual queda a sus orillas, y que además es el más alto del mundo. También se caracteriza por su población indígena. Chica bonita se diferenciaba en este aspecto, como un grano blanco de fríjol en medio de granos de delicioso café tostado, sus 22 años hacían pensar que había ingresado pronto a la universidad, su dejo, que había vivido en Puno por mucho, mucho tiempo y por último sus cabellos y color de piel, Rubios como el sol y blanco como el granizo. Un busto tan agradable como su derrier transportaba a todo hombre a su infancia con sólo verlos, a aquel deseo inocente y poderoso de succionar esos pechos y saciarse de su alimento. La chica destacaba.
La ciudad también tenía mucha historia, ya muchos años antes, había sido un asentamiento indígena, posteriormente, a la llegada de los españoles aquellos indios tuvieron que dejar a un dios que habían adorado por más de 5000 años, una religión casi tan antigua como el judaísmo por una nueva fe. Cubrieron sus creencias con el manto de otra religión. Eventualmente, nació la fiesta de la Virgen de la Candelaria. Excusa perfecta para que todo un pueblo festeje por una semana completa con grandes cantidades industriales por cierto, de cerveza y trago corto.
Al aproximarse aquella fecha tan celebrada en Puno, se le ocurrió a Chica Bonita invitar a sus nuevos amigos a pasar un bonito fin de semana por allá. Después de todo sólo uno de ellos había estado en Puno anteriormente y por tan poco tiempo que sólo le había permitido conocer las islas flotantes y uno que otro criadero de trucha. Fue su propia idea el invitar a sus amigos y hasta de llevarlos a su casa si es que no encontraban alojamiento en su linda ciudad, esto aprovechando la ausencia de sus padres y su pleno conocimiento (el de ellos) de que su preciosa hija se quedaría en la estación hasta después de las festividades. El plan, obvio, estaba en dejar todas las cosas como las habían encontrado antes de dejar la casa.
Para evitar tanto relato sólo diré que los ocho amigos llegaron temprano aquel día, y ya entrada la tarde habían comenzado con las primeras cervezas, ya al final de la reunión chupística, como a las 3 a.m. del día siguiente, todos se encontraban muy ebrios, y considerando la ciudad de Puno mounstruosamente fría, Chica Bonita decidió invitar a todos los huéspedes a su casa, pensando así q no pasarían frío (además, buscar alojamiento a aquellas horas era tan vano como ingenuo) por otra parte podrían continuar la reunión hasta que llegue la hora en la que el sueño simplemente los envuelva como las aguas de una piscina hasta quedar profundamente sumergidos en el sueño.
Una hora más tarde Chica bonita estaba alcoholizada. Por alguna extraña razón su resistencia natural (y adquirida al alcohol) se desvanecía rápidamente aquella madrugada, cabe resaltar que había asistido a aquella fiesta cada año desde sus 12 años, que su resistencia al alcohol era suprema y que a los 13 perdió su virginidad en una fiesta similar. El alcohol la hacía regresar a ese momento especial donde conoció el sexo y se entregó a su primer hombre. En aquel estado, sostenía una sonrisa pícara, también una botella la cual movía de un lado a otro con un vaivén casi hipnotizante mientras sus rubios cabellos se deslizaban por sus hombros y algunos más atrevidos entre su busto, húmedos junto con su piel por el calor generado del alcohol y de las cosas pícaras que en ese momento se hablaban en la mesa. Cada uno de los hombres (excepto uno) también llevaba una sonrisa pícara y más aún, un par de ojos un 90% llenos de lujuria dejando sólo el resto a la sensatez.
Era su turno de servir la cerveza. Su vaivén torpe la hizo resbalar el pico de la botella desde el vaso y derramar un poco (sólo un poco) de cerveza accidentalmente sobre sus pechos. Se rió poderosamente por lo torpe de su acción. Sus amigos (menos uno) sólo atinaban a sonreír y a desear secretamente ser aquel pequeño chorro que poco a poco se adentraba en las ignotas áreas cuyo pecho conducía. Era cierto, el ambiente estaba cargado de lujuría y era un momento de quiebre los 6 amigos restantes cómplices en sus deseos comenzaban a verse entre ellos y la idea de que mañana nadie recordaría nada y que era posible echarle la culpa al alcohol ahora gritaba desde el interior de cada cráneo. Luis o Luchito, como prefieras llamarlo comprendió instintivamente toda la obra, como si de una obra de teatro se tratara. Podía presentir lo que pasaría si de pronto se quedara dormido. Se dio cuenta que era la última gota de cordura que le quedaba al grupo, tomó aire fuerte y profundamente y con una potente voz tan poderosa como la borrachera que traía encima no les pidió nada, sino que les ordenó a todos terminar la reunión y coger cada cuarto de aquella casa desierta (sus padres se encontraban de viaje en otra ciudad ) como alcoba. Cuando estaba en la mitad del discurso ya Chica bonita estaba con la cabeza sobre la mesa parcialmente dormida, y al final ya la tenía montada en sus brazos. Nadie lo contravino, la pequeña parte de razón residual en cada uno de los invitados les dijo que Luchito era el único en el grupo complemente confiable que no haría nada de lo que pudiera arrepentirse la mañana siguiente. Más de uno simplemente no pudo sacarse de encima aquella poderosa imagen de sus pechos húmedos con cerveza y hasta desearon que ese líquido fuese uno de su propio cuerpo luchando por meterse en sus rubias entrañas. Eran concientes que la tentación era muy, demasiado poderosa para ellos.
Luchito la cargó hasta el cuarto más grande (que Chica le había contado era el de sus padres) Aflojó sus ropas y al verla inconciente la arropó en el interior de la cama. Él se echó a su lado para proteger sus sueños, la abrazó para que tuviera más calor y 3 segundos después sintió su masculinidad aflorar, crecer y hacerse fuerte y dura. Sintió sus pechos, bajó un poco su mirada y volvió a verlos húmedos. Sacó la cobertura de su almohada secó sus pechos gentilmente vio que su ropa también estaba húmeda y en un toque de locura controlada decidió ponerle una pijama. Fue a buscar entre los cajones cercanos, encontró alguna abrigadora y decidió ponérsela, le sacó la ropa desabotonándosela gentilmente y para cuando ella se quedó sólo con brasier vió que era de color negro, recordó fugazmente una antigua conversación nuestra con respecto a la ropa interior de una chica "Si tiene ropa interior negra o sexy es interesante, ella espera usarla para alguien alguna vez, y mostrársela a alguien especial". Medio segundo después la vio a ella, vio su grandes ojos dirigirse a los suyos como quien trata de ver cuan extenso es el mar y le dijo con aquellos labios rojos y sensuales "Bésame".
Tres besos después (muy apasionados por cierto) se alejó de ella un poco y vio su brasier un poco mojado, se lo hizo saber "Tú brasier está mojado" e
"Tienes razón me puedo resfriar"
"Claro, habrá que quitártelo"
Se tomó su tiempo, como se abre un regalo en una caja colorida grande y un lazo rojo encima, suave, con paciencia sacó cada gancho que mantenían cubiertos esos dos pares de hermosas mamas con las que habían soñado tanto sus compañeros, al final las descubrió sólo para darse con la sorpresa de ese contraste de colores entre los pezones y la piel normal, llegó a besarlos, sin antes haber llegado poco a poco primero por el cuello, el hombro los costados de las costillas, y una vez en la teta, siguendo de forma elíptica hasta llegar a chupar ese pezón rosado y duro de tanta lujuria acumulada.
Ella también lo desnudó, y ya casi ni sentían el frío, cuando ella le bajó sus boxer y en su interior encontró su masculinidad, lo miró cómplice y se lo engulló lentamente,
Ahhhhhh!! No te puedes imaginar Feder!!, se sentía riquísimo!, con razón me decías que no sabía de lo que me perdía!!
Que forma tan agradable de que un amigo te de la razón. Sintiendo la mamada de una mujer hermosa. La vida te da algunas alegrías no?
Cerca de 2 minutos después aparecería su primer problema "de tiempo" y tuvo una sensación extraña en su cuerpo junto con un intenso placer, sentía palpitaciones o convulsiones en su árbol como si estuviese escupiendo algo espeso y extraño. Abrió los ojos y vio la cara de Chica, sus ojos clavados firmemente en los suyos mientras mantenía la boca cerrada encarcelando parte de él. Un imperceptible chorro blanco corría desde su comisura izquierda hacia la colcha de la cama, se lo sacó de la boca tiernamente, y sonrió, pudo ver claramente como dibujaba su sonrisa aquella sustancia blanca que aparentemente había salido de él y como tímidamente volvía a irrigarse allí abajo.
Sólo había sido el primer Round.