Alberto, sauna y turco, nuevamente

Nos gustó tanto mi experiencia, que decidí repetir

Alberto, sauna y turco, nuevamente

Confieso que anoche me atreví; fui nuevamente al club del sauna y turco para hombres; mi esposa Claudia insistía en que debería repetirlo; que ella igual que yo lo había disfrutado; estaba empeñada en que fuera nuevamente, así que acepté; estaba muy emocionado y tan pronto entré me fui directo a la sala de sauna; en ella habían dos hombres mayores, me miraron interrogativamente y luego se miraron entre ellos, la verdad yo no entendí si debía dar alguna señal que identificara mi inclinación sexual o algo así; entonces me quite la toalla la extendí y me acosté completamente desnudo en los tablados para tal fin; deje que el calor me llegara a todo el cuerpo, primero me acosté boca abajo y trate de abrir un poco las piernas, comencé a excitarme de sentirme observado; después de un buen rato y al no percibir ningún movimiento, me di lentamente la vuelta y me acosté de espalda, dejando ver mi pene que ya se encontraba algo erecto; en ese momento si vi que ellos se movieron inquietos en su asiento, estaban sentados aun con sus respectivas toallas a la cintura, entonces miré fijamente al que estaba más cerca y sin apartar la mirada me acaricie levemente el pene, se levantó de su lugar y acercándose me pregunto si podía acompañarme, le dije que por supuesto y se sentó muy junto, me dijo que tenía un buen pene; me pregunto: ¿puedo?, haciéndome una señal con la cabeza en dirección a mi pene, asentí y deje que me tocara; al sentir su mano tocarme tan suave, mi pene reaccionó instantáneamente, se puso duro; él, al notarlo, lo apretó solo un poco y comenzó a recorrer con su mano todo lo largo.

El otro hombre no quitaba los ojos de nuestros movimientos y también se acercó; cerré los ojos para disfrutar más de la caricia; sentí como me apretaba más el pene, lo recorría todo lo largo hasta los testículos, allí me apretaba más y metía su mano bien abajo, como tratando de alcanzar el ano; abrí más las piernas; en ese momento sentí que el otro hombre me empezó a acariciar el pecho y el abdomen; entre los dos me ayudaron a ponerme de pie y me acariciaron todo el cuerpo, que sensación tan placentera sentir como cuatro manos muy expertas acariciaban todos los rincones de mi cuerpo, el cuello, la espalda las nalgas; uno trataba de hacer presión sobre mi ano, mientras el otro me cogía el pene y los testículos con sus dos manos, fue acercándose más, sentí su rostro muy junto, buscando mi boca, me quede muy quieto, yo nunca me había besado con otro hombre, me sentí muy extraño, pero el placer me inmovilizaba; sin darme cuenta me empezó a besar toda la cara, yo sentía su respiración caliente, sus labios suaves y ansiosos, me apretó fuertemente el glande cuando sentí sus labios en los míos, era tan excitante que me deje hacer; al sentir mi aceptación, metió su lengua en mi boca profundamente y la movía como queriendo explorar toda la boca y la garganta; era una sensación nueva, diferente pero muy exquisita, mientras el hombre de atrás ya estaba tan pegado a mí que sentí su duro pene pegado a mis nalgas, acerque una mano y lo tomé, que rico, era muy grueso y estaba totalmente duro y caliente, se apretó más y me pegó su pene entre las nalgas, yo instintivamente abrí mis piernas facilitándole lo que quería, de pronto el hombre que me besaba dejo de hacerlo; me sentí algo desilusionado porque me gustó mucho su lengua en mi boca, pero al momento la estaba sintiendo su boca en mi pene, que delicia, me comía y lamia todo el contorno yo estaba a mil; mientras el de atrás me penetró con un dedo, fue delicioso; se levantaron los dos al tiempo y me dijeron que si pasábamos a un reservado donde me podrían hacer gozar todo lo que yo quisiera, claro que acepte; nos fuimos al reservado que hay en el mismo club y allí me hicieron vivir la experiencia más placentera de mi vida, nunca pensé que un hombre podía darme tan gusto y mejor si eran dos, que rico, me hicieron de todo.

Les diré que los dos hombres que me acariciaban tan placenteramente en el sauna me llevaron hacia el sector de los reservados; es un pasillo con cuartos muy pequeños en donde se puede contar con mucha más privacidad, entramos los tres, yo estaba muy nervioso pero supremamente excitado, tan pronto cerramos la puerta el hombre alto, me tomó del cuello y me beso en los labios con mucha fuerza, me metió una lengua larga que me llegaba casi hasta la garganta, al principio no me gustó mucho pero tan pronto sentí como el otro hombre mayor me besaba los testículos y el pene, me olvide del disgusto de mi boca y empecé a disfrutar; el hombre alto, mientras me besaba con mucha pasión me empezó a acariciar la espalda, el cuello la cabeza, yo estaba muy excitado y sentía que si seguían así me haría eyacular muy fácilmente, así que traté de retirarlo un poco, pero me dijo, tranquilo disfrútalo todo; le dije que eyacularía y entonces ambos me dijeron déjate llevar que eyacularas varias veces hoy, eso me emocionó tanto que efectivamente me dispuse a aprovechar la experiencia al máximo y dejar que me hicieran lo que quisieran.

El hombre que me besaba, tomó mi mano y la puso sobre su pene, era un pene muy largo, caliente y lleno de venas, lo acaricie todo, baje la mano para apretarle los testículos, era una sensación tan placentera, sentir los testículos de otro hombre, sentirlos llenos y calientes, los apreté más fuerte y el hombre me dijo que los besara, sin detenerme a pensar, me agaché y pasé la lengua por ellos, también chupé la base del pene, quería sentir su pene en mi boca; llegué hasta el glande que estaba lleno de líquido, lo probé y me gustó, lo metí todo en la boca, luego me dispuse a darle una mamada bien buena y traté de meterme lo que más podía en mi boca, llegué hasta la garganta, sentía como trataba de entrar más y más; mientras el hombre mayor nos observaba y no dejaba de tocarse su gran pene, entonces se acercó por atrás mío y comenzó a tocarme otra vez suave, muy suavemente el pene y los testículos, que reaccionaron inmediatamente, se me puso tan duro que me dolía, se acercó por atrás; en la posición que estaba, chupándole el pene al otro, me encontraba un poco inclinado; entonces me puso su grueso pene entre mis nalgas, yo instintivamente me abrí más aún, quería sentir ese duro pene en mi ano, aunque sospechaba que no me cabria por su grosor, pero estaba muy dispuesto a probar; entonces me penetró el ano con sus dedos, lentamente igual que me había acariciado el pene, me metió dos dedos y entonces no me pude contener más, empecé a eyacular; él estaba muy atento y rápidamente metió mi pene en su boca y chupó todo mi semen, lo absorbía de una manera muy deliciosa, movía su dedos en mi ano como haciéndolos girar, fue una eyaculada larga y poderosa, pero mi pene seguía erecto, lo chupó muy bien y mientras, yo seguía chupando el pene del hombre alto, sentí que se contraía, estaba por eyacular pero no quería hacerlo, sacó su pene de mi boca y me empezó a besar nuevamente.

El hombre de atrás metió dos dedos más en mi ano, ya eran cuatro dedos, los sentía delicioso, mi ano estaba súper dilatado, los metía y sacaba ahora más rápido, los giraba y empujaba hasta el fondo, quería dilatarme muy bien y lo estaba logrando, entonces presionándome levemente de la espalda para que me inclinara más aún, me puso su pene en el ano, y empezó a empujar; por más dilatado que estaba y a pesar que yo mismo trataba de abrir bien mis nalgas el glande era tan grande que no entraba, era casi como mi puño de grueso, entonces el otro hombre me dijo que bajara la cabeza hasta la cama, y que abriera las piernas lo que más pudiera, enseguida él me empezó a besar el ano y me metía la lengua bien adentro, luego metió varios dedos en mi ano, creo que metió dedos de cada mano para abrime mejor; el hombre mayor que tenía el pene mucho más grueso, se acercó y lo empujó duro pero no entraba, el hombre alto me tomó fuerte de las nalgas y me las abrió en el mismo, en ese momento sentí como me penetraba, me partía, que sensación tan placentera, que fuerte dolor, pero sobre todo que sensación de llenura tan exquisita, era el placer más grande que haya vivido hasta ese momento, me entró todo el glande, sentí que mi ano se había rasgado, estaba tan excitado que el dolor era soportable, sentía ganas de que me lo metiera todo, hasta el fondo que me rompiera de una vez todo, traté de empujar buscando más penetración, pero ellos me dijeron que estuviese quieto que ahora venia lo bueno, entonces lo metía un poco y lo sacaba, solo un poco, no me metía mucho solo apenas para que sintiera como me dominaba, luego de varios movimientos adentro y afuera, adentro y afuera, lo sacó del todo, hummmmmmmm, que rico, sentí que me volteaba el intestino, sentí que mi ano se volvía al revés, y luego sin esperar si quiera a que disfrutara esa sensación me lo metió toooodoooooooooo, hasta el fondo, me sentí absolutamente lleno; que delicia sentí sus grandes testículos golpear contra mis nalgas y contra mis testículos, el gusto fue tan intenso que nuevamente me vine, pero esta vez la eyaculaba no paraba, seguía y seguía

Sentí como el hombre alto me apretaba los testículos para sacar hasta la última gota y acercando su pene a mi cara empezó también a eyacular untándome todo el rostro, yo estaba como poseído por el placer y me parecía estupendo que me mojara toda la cara con su semen, abrí la boca para probarlo, y él me metió su largo pene hasta el fondo de mi garganta y me inundo con su fuerte eyaculada………que placer, esta es una experiencia que indudablemente tendré que seguir repitiendo. Esa noche en la cama con Claudia le conté con todos los detalles lo vivido; ella no dejaba de masturbarme con una mano mientras con la otra se penetraba con su juguete favorito, fueron varios orgasmos los que tuvimos con cada recuerdo y decidimos que queríamos más, le dije que ahora era ella la que debería disfrutar del sexo con otra mujer.