Alberto, sauna y turco

Tanto le insistió Claudia, que al fin se dejó llevar por el deseo

Alberto, sauna y turco

Después de haber experimentado esas emociones tan fuertes, cuando mi esposa me penetró por el ano y notó como lo disfruté; ella no dejaba de empujarme a que experimentara lo que es sentir un buen pene en el ano, quería que lo viviera y lo gozara como ella lo hacía; nunca me he considerado homosexual, no tengo nada contra ellos y respeto muchos sus gustos; al contrario, me parece excelente que se dejen llevar por ese tipo de emociones y disfruten plenamente cada momento; lo único es que no me gustan los hombres; pero por otra parte, no podía dejar de pensar en la experiencia que mi esposa me hizo vivir; quería volver a sentir esas emociones, intensificarlas de ser posible; en fin, quería hacerlo, pero no sabía cómo; le comenté a Claudia y ella se entusiasmó y me sugirió que debería probar, que eso no me hacía menos hombre y que la vida había que gozarla, que además a ella también le gustaría disfrutarla cuando yo le contara todo; así que me decidí; en internet ubiqué unos salones de baños turcos y saunas para hombres; la mayoría eran para gente de “ambiente”, así que me decidí y me fui un sábado; dudé un poco al llegar, pero finalmente entré, pagué el costo de la entrada y accedí al club, tenía dos salas de sauna, dos salas de baño turco, dos salas para masajes, un jacuzzi pequeño, salas de videos y bar.

Al entrar me dieron una llave para un casillero, me desnudé y me coloqué las pantuflas y la toalla; salí y uno de los encargados me enseñó el lugar y me ofreció el servicio extra de masaje, le dije que quizás más tarde, aunque la verdad me dieron muchas ganas de sentirme masajeado por un hombre; entré al sauna había varios hombres allí que voltearon a mirarme, como buscando encontrar mis gustos, tal vez mi aspecto o mi rostro no era lo más frecuente en estos sitios; me dirigí al turco; era una sala doble, en la primera había buena iluminación, pero hacia la del fondo no se veía nada, me senté en la primera y comencé a disfrutar de un intenso calor; al cabo de unos minutos salió un hombre de la sala interior, era tan oscura que no sabía que había alguien allí; se sentó un poco cerca y me saludó con un leve gesto de cabeza, lo miré y era un poco mayor que yo, se veía de buen aspecto y buen cuerpo, se notaba que se cuidaba bastante, más que yo, que solo juego baloncesto una vez a la semana; unos minutos después de nuestro silencio y algunas miradas que me dirigía, me atreví a hablar, le pregunté varias cosas del lugar, si venía muy seguido; en fin, creo que se rompió un poco el hielo, aunque no fue mucho.

Después él salió y me quedé otro rato más esperando si alguien más entraba; finalmente salí y me dirigí al sauna, allí estaba el hombre del turco con otros más, me sentí más tranquilo y me senté en la parte interior del sauna, había un solo hombre sentado sobre una gran silla de madera, me miró al entrar, incliné la cabeza en señal de saludo, él hizo lo mismo; me quité la toalla y la puse sobre la silla y me acosté boca abajo mirando de reojo al sujeto que no me quitaba el ojo de encima, traté de abrir un poco las piernas para que el calor me penetrara por entre las nalgas, me sentía un poco lanzado; el hombre abrió más los ojos y me dijo que tenía un buen cuerpo, que si hacía mucho que visitaba estos sitios y cosas así, charlamos un rato y él me miraba con mucha intensidad; entendí que quería algo y le pregunté por sus gustos; me dijo que era 100% gay que no le gustaba para nada las mujeres, y que era preferiblemente activo; yo me quedé quieto, mirándolo; le pregunté que le gustaba y acercándose me dijo: “Esto”, acariciándome levemente las nalgas, yo me sorprendí un poco, pero me excité; mi pene se endureció bajo el cuerpo, me moví un poco para facilitarle la caricia, entonces el sintiéndose más tranquilo empezó a tomar parte de mis nalgas y apretarlas levemente era muy rico, luego recorrió todo mi muslo interior hasta llegar a la abertura de la nalgas y otra vez comenzaba desde abajo, cada vez subía más, su mano y la temperatura del lugar me excitaban mucho, de pronto se agacho y me dio un beso muy cerca de la región del ano, me hizo temblar, luego con las dos manos me abrió bien las nalgas y comenzó a masajear mi esfínter que ya palpitaba de gusto…….nuevamente se agacho y me puso su lengua en el ano y comenzó a acariciar en círculos tratando de entrar, la posición mía era excelente y cómoda pero sabía que él estaba un poco incomodo; traté de bajar una pierna para facilitarle y entonces entro a la sala el hombre que había charlado conmigo en el turco, se me quedó mirando y se sentó al frente, el señor que me acariciaba dudó un poco y le dije que continuara; entonces con uno de sus dedos me penetró, muy fuerte y profundo y yo abrí la boca para suspirar de gusto, el hombre del turco me miraba fijamente y vi que tenía una gran erección.

Me pasé la lengua por los labios sin quitar la mirada de ese pene que se asomaba bajo la toalla, de pronto sin darme cuenta el hombre de atrás me metió uno o dos dedos más porque sentí gran presión en mi ano; aun cuando me sorprendió su grosor de esos dedos, me gustó mucho; me abrí más de piernas; el hombre de enfrente me hizo una señal hacia su pene, le dije que si con mi cabeza y se acercó, yo estire la mano y tome su pene bajo la toalla, que pene, tan caliente y grueso; me sentí tan excitado que mi pene estaba tan duro como hacía mucho no lo estaba, parecía a punto de estallar; él sin dejar de mirarme metió su mano debajo de mi cuerpo tratando de alcanzar mi pene, yo me levante un poco para facilitarle alcanzarlo; el hombre que estaba detrás al sentir que me levanté un poco creyó que quería más y me metió otro dedo; los empezó a rotar y abrir dentro del ano; estaba dispuesto a todo, quería sentir más, quería vivir lo que hacía bastante tiempo añoraba; no tenía un hombre, tenía dos, el del frente tomó mi pene tan suavemente que casi me hace eyacular solo rozándolo, luego lo recorría muy, muy suave en todo su largo y ancho, acariciaba con una ternura mi abdomen y los testículos, mi pene no aguantaba más; sentí que el sujeto que estaba atrás me tomo de la cadera y me levantaba con una facilidad asombrosa, era un hombre mucho más grande que yo, por lo que no le quedó difícil levantarme y bajarme hasta la otra escalinata del sauna para acomodarse atrás mío; sentí su grande y duro pene que se acercaba a mis nalgas, me lo acercaba por todo lado me ponía la punta en el ano y cuando yo trataba de empujar hacia atrás, se retiraba y lo ponía más arriba para que sintiera sus testículos, sabía cómo excitarme más; el otro hombre se quitó la toalla y me dejo ver su pene, era largo pero sobre todo muy grueso y con unos testículos inmensos, no me contuve y se los acaricié con mis dos manos, entonces él me dijo: espera, e inclinándose se arrodilló y se metió todo mi pene en su boca; justo en ese momento sentí como me penetró el hombre de atrás; aunque lo esperaba, nunca había presentido ese doble impacto tan fuerte, empecé a sentir los temblores de un increíble orgasmo todo mi cuerpo temblaba, sentí que mi ano estaba supremamente abierto que ese pedazote de pene me entró hasta donde nunca nada había entrado y que mis nalgas quedarían abiertas para siempre, era tan placentero, a la vez sentir como ese otro hombre se comía mi pene que le llegaba hasta la garganta y se bebía todo mi semen que seguía saliendo como una llave de agua que no se cierra, salía, salía y él chupaba cada vez más fuerte, como queriendo sacar más y más mis fluidos; el de atrás se movió aún más fuerte y sentí como me quemaba con su semen caliente en mis entrañas, que delicia, hummmmmmmmmmmm; nunca podré medir cuanto placer me dieron. Sabía cómo disfrutaríamos esa noche con mi esposa al revivir cada instante; ahora estaba seguro, tendré que seguir probando esta maravillosa experiencia.