Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (05)

Silvia me cuenta muchas cosas de su hijo. Nunca me imaginé todo lo que ella me dijo, es el inicio de una nueva vida... pero el final de esta serie. Les mando una foto de doña Yola.

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua 05

Ingrid se comenzó a contonear muy sensualmente, su cuerpo delgado era todo un poema. Ella es bajita, como yo, mide no más 1.63, es de piel muy blanca, casi pálida, ojos celestes y achinados, cabello castaño claro. Sus facciones eran como las de una muñeca de porcelana, finas y delicadas, su cuerpo delgado daba cosa, parecía tan frágil que podía romperse en cualquier momento. Su cintura era de avispa, sus caderas estrechas pero sus nalgas paraditas, no muy grandes, pero si redondas y duritas. Sus senos se veían grandes, no tanto porque lo fueran sino por el contraste que hacían con su cuerpo, cualquier hubiera esperado unas tetas pequeñitas, pero ella las tenía de buen tamaño, como todas las Mayén.

Entonces escuché a lo lejos el llanto de mi bebé, Tonito. Lo sentí mucho por Ingrid y por mi pero el era primero. Claro, ella me comprendió sin necesidad de explicaciones y me acompañó hasta donde el se hallaba, luego de ponerse una bata. Amamanté a Tonito hasta que se volvió a dormir, y luego volví a lo mío con Ingrid

Lamentablemente ya no la encontré, su mami la había enviado a realizar unas diligencias en la calle. Silvia me vio a lo lejos, esbozando una pícara sonrisa, yo me puse roja pues me sentía descubierta.

Ingrid no está Laura

Si… ya me di cuenta

No te preocupés, ya va a regresar y te aseguro que todavía va a tener ganas.

Me ofreció una taza de café y me llevó a la cocina, allí, sentadas las 2, volvimos a retomar el tema de convertirme en la mujer de Beto.

Es que todavía no alcanzo a asimilar que ustedes sean aun familia incestuosa. Nunca me lo imaginé de Beto, nunca… y creo que una situación como esta se debió reflejar en la calle.

Nosotras nos esmeramos porque no fuera así, desde el principio tuvimos claro lo que queríamos para mi bebé, que el se convirtiera en un hombre de bien, hecho y derecho, como ya no hay

Y lo lograron

Su, afortunadamente lo logramos… pero todo eso incluyó que el tuviera la vida más normal que le pudiéramos dar. De esa forma, aunque por las noches nos convirtiéramos en sus insaciables esclavas sexuales, nunca dejamos de ser su familia. Yo siempre fui su madre, sus tías, pues sus tías, y mamá su abuela. Por eso te queremos a su lado.

Si… si

Te voy a contar una anécdota que pasó hace casi 10 años, y que ilustra como era Beto de normal en comparación con otros muchachos. Un día le pescamos una revista pornográfica.

¡¿Cómo?!

Era una Play Boy

¡Pero esa no es porno, es una revista erótica!

¡Para mi si era porno!

Pero cuénteme, ¿qué pasó?

Como recordarás Lalita, el, cuando cumplió los 20, estudiaba Agronomía aquí, en Xela, tu ya te habías casado con Kike, un año después decidimos venirnos a vivir aquí. En realidad no fui yo quien le encontró la revista, fue mi hermana Rosario, que lo recibió de la U. Ella es una mujer muy curiosa, que le gusta meterse en lo que no le importa a veces.

Pues bien, ella registró la mochila de mi bebé y encontró la dichosa revista. Como buena mujer que es (todas las mujeres somos curiosas) se puso a hojearla y pues… se calentó. Caminó sensualmente, según me contó Beto después, al cuarto de mi hijo, que es la habitación principal, donde dormía antes mi madre y mi padre, y se plantó en la puerta. Revista en mano y mirada libidinosa, le habló fríamente a mi nene.

Beto, ¿y esta revista?

¿Ah? ¿Cuál, esa?

Sii, esta revistita que tengo aquí.- le dijo meneándola en el aire muy coquetamente.

Emmmm… bueno… es que se la estaba guardando a un amigo. – ""se la estoy guardando a un amigo…", ¡imaginate que excusa tan tonta!

¿A un amigo? ¿Siiiiii?

Si, si, a un amigo.

Mmmmm… pero, ¿no lo pensabas ver antes amorcito?

¿Yooooooo? No tiíta, como vas a creer.

Es que eso va a pensar tu mamá cuando lo mire.

Nooo, no se lo vayás a decir.

Mmmmm… tal vez no. – le dijo entrando a su cuarto, sonriendo pícaramente todavía y mirándolo directo a los ojos, mi bebé entendió de inmediato.

¿Y, cómo debo… redimirme? – preguntó, sabiendo de antemano la respuesta.

Mmmmm… pues… no sé. – le respondió la calentona de mi hermanita, pero la respuesta era más que obvia por las cosas que se puso a hacer. – Beto, decime, ¿tú crees que yo pudiera ser una modelo como las que salen en esa revista que "tu amigo" te dio a cuidar?

Si tiíta, claro que si.

¿Y como creés que tendría que poner esto? – lo dijo mientras se tocaba su hermoso par de chichotas.

Mmmmm… pues no se. Tal vez así. – y el también calentón de mi hijo se le fue encima, tocándole suavemente los senos, acariciándoselos y apretándolos contra la blusa roja que traía.

Eso no era nada nuevo para mi bebé, el estaba acostumbrado a copular con sus tías y primas desde los 13 años. Y ese día, a sus 20, era todo un experto en hacer gozar a cualquier mujer, podía hacer berrear hasta una piedra. Pues bien, en un 2 por 3, mi hijito ya estaba mostrándole a mi hermanita las poses más populares entre las modelos de pornografía. Totalmente desnuda, la hizo ponerse en 4, mostrando su regordeta vulva, siempre semiabierta, como lista para se poseída. La puso boca arriba, con las pierna abiertas y separándose con los dedos los pliegues de su intimidad, también hizo que se chupara los pezones de su senos hermosos, mordisqueándoselos y sobándolos. Para esos momentos, mi hermanita estaba ya más que caliente.

Muchachito malcriado, venía aquí que ya no aguanto.

Rosario se le fue encima, gateando sobre la cama se abalanzó contra su entre pierna y le abrió la bragueta. Automáticamente el gigantesco miembro de mi nene saltó de su prisión. Soy una madre que puede decir orgullosa que su hijo tiene un pene de 21 cm, por 5 de grueso, es como un garrote.

Mi hermana ama chupar palomas, realmente es muy buena en eso, y con la de mi hijo es mejor todavía. Creo que es porque ella fue quien se lo chupó por primera vez. Ella guarda un gran cariño por esa palomita que una vez introdujo en su boca, cuando esta era aun lampiña y delgadita, y de niño. Pero ya estaba lejos de ser aquel muchachito, mi hijo ya se había convertido en un hombre hermoso, imponente y resistente… ¡cuántas noches pasé en vela empalada en el garrote de mi hijo adorado!

Se la chupó como solo ella sabe, era casi la única de la familia capaz de hacerle una succión profunda, de esas en que se la meten casi hasta la garganta. A mi niño le encanta cuando su tía le hace esto, lo calienta tanto. Por eso termina, como ese día, apaleándola como un loco.

Fue en ese momento en que entró a la habitación mi sobrina Lesbia. Ella es hija de mi hermana Blanca, y es un año mayor que Beto. Entró al cuarto porque escuchaba sonidos "raros", que no eran más que los gemidos, inútilmente acallados, de mi hermana siendo penetrada por mi hijo. Acostada boca arriba sobre la amplia cama, sus piernas en los hombros de mi hijo, Lesbia la encontró sudando la gota gorda, los ojos y la cara fruncida por el esfuerzo supremo de recibir un garrote como ese, y gruñendo entre dientes, los que tenía pegados y apretadísimos.

Ella se quedó con la boca abierta sin saber qué decir… solo se le ocurrió poner cara de asombro y hacerse la vaca. Trató de salir de la habitación, pero Rosario la detuvo.

¡Ay nena! ¿No querés jugar un ratito con tu primito y tu tiíta? – y por supuesto, Lesbia aceptó, todas las mujeres en mi familia son bien calientes.

Pues bien, para no hacerte más largo el asunto, solo te diré que mi nene les pasó encima sin contemplaciones de ninguna clase. Las puso y les dio como quiso, en 4, boca arriba, con las piernas sobre sus hombros, de ladito, con el abajo. Al final de la jornada, las puso en 4 a las 2 y la comenzó a penetrar, una ensartada a una y otro a la otra, y así hasta que se derramó. Le tocó a Rosario recibir su extensa carga de semen sobre las nalgas, para que luego Lesbia se pusiera a chupárselas después, hasta dejarla brillante de limpieza.

¿Y qué pasó con la revista Silvia?

Bueno, por supuesto que me enteré de la revista. Solo que a mi no me calentó como a Rosario, no, ¡a mi me emputó!… ¡qué jodidos tiene que hacer Alberto con una revista pornográfica cuando tiene en su casa a más de 15 mujeres, todas parientes cercanas del muchachito, dispuestas a volverse hasta en putas con tal de darle gusto y complacerlo en todo! – no pude menos que romper en risas, Silvia podía ser muy caliente y liberal, pero seguía siendo la misma mamá celosa y protectora que Beto siempre tuvo.

Después de esa plática, platiqué con Beto un rato, seguía en el hospital, aparentemente el accidente que había tenido su mozo era grave, pero se iba a poner bien. Me dijo que regresaría por la tarde, así que tuve que almorzar con todas sus parientas, que se deshacían para atenderme.

Recorrí la casa, es grande y amplia, con un jardín grande y repleto de flores, como muchas otras casas de pueblo. Beto duerme en el cuarto principal, donde dormían antes su abuela y su abuelo, pero esta le cedió la habitación pues era el hombre de la casa, por lo tanto le correspondía. Además le dijo que "así podrás concebir s tus hijos en donde yo concebí a los míos". Esta es una habitación grande y muy amplia, con baño propio. No tiene cama, el duerme dentro de una especie de aposento árabe, no sé cómo se llama. Es un cómodo colchón sobre el suelo, con una larga cortina que cae del techo y que lo rodea por completo. Era reciente y lo puso, según me enteré, después de que rompió su cama mientras se cogía como un loco a sus tías y a su madre… ¡qué mujeres!

Su madre, abuela y tías duermen en cuartos contiguos al principal, una por cuarto, aunque no siempre duermen en ellos, ya que por lo menos una noche a la semana la pasan con Beto. Aunque la frecuencia de estos encuentros ha disminuido, sobre todo por el paso de los años en sus mujeres, ya no le aguantan el paso a su "nene".

Beto puede sentirse orgulloso, pues, hablando en serio, a cualquier hombre le apetecería tener mujeres como las que el tiene. Son blancas, sonrojadas, de cabello y ojos claros. Todas tienen un cuerpazo de miedo, chiches grandes, bien grandes, cintura estrecha y caderas amplias, con unas nalgas bien paradas y duritas. Difieren en proporciones, estaturas y otros rasgos, pero siguen siendo deliciosas. Y todas son unas calentonas, a Beto no le cuesta nada hacerlas hervir y ponerlas abiertas de piernas para recibirlo al palo duro, que así es como les gusta.

Durante todo ese día me decidí averiguar todo lo que pudiera de la vida de Beto, tenía que saber a qué me estaba metiendo, porque dijera lo que dijera, prácticamente ya me había decidido a darle el si. claro, aun me sentía muy insegura, por lo que decidí que aplazar el asunto todo lo que pudiera era lo mejor.

Alberto es amante de su abuela, de su tía Blanca y de sus hijas Beatriz, Lesbia y Marisol. Aunque con Beatriz ya había terminado esa relación, ella está casada felizmente y desea serle fiel a su esposo; Lesbia y Marisol son prácticamente sus putas. Es amante de su tía Berta y de sus hijas Jeannette, Linda e Eleane. Con Eleane y con Linda su relación ha parado, las 2 han encontrado la felicidad al lado de otros, Jeannette es, al igual que su mamá, su esclava. Su tía Rosario y su hija Ingrid también son sus amantes, siendo Ingrid una de las más cercanas a el. De su mamá y de su hermana mayor, Silvia, también lo es, ambas son totalmente entregadas a el.

Beto también es el amante de las 2 hermanas de su abuela, sus tías Carmen y Maritza, y de algunas de sus hijas y nietas. Y lo más insólito, creo yo, es que el es capaz de cuidarlas a todas y de satisfacerlas. El título de "Semental" que ellas le dan no es solo por coincidencia, literalmente el es el semental de un grupo de impresionantes potras.

En cuanto a los medios que le permiten mantener a esta impresionante cantidad de mujeres, pues bien, el es Ingeniero Agrónomo e Ingeniero Forestal, como tal maneja la gran finca cafetalera que su abuelo les dejó antes de morir. También puso una posada muy bonita de estilo colonial, que los turistas gustan mucho, con un café muy bonito, de estilo romántico e íntimo con música en vivo las noches de los fines de semana. Sus mujeres se encargan de ambas.

Igualmente maneja un terreno grandísimo que su tía abuela Maritza le quitó al infeliz de su ex marido en su divorcio, y que ahora el alquila al padre y amigos de un buen amigo suyo de la universidad, para tener ganado. Otra parte de esa finca se la dio, en alquiler también, a una ONG (Organización No Gubernamental) para no sé qué estudio. Además, se ha metido a varios negocios con amigos suyos que le han dado buenas ganancias, como verán, Beto está muy bien montado.

También me dediqué a averiguar sobre los gustos sexuales de "el semental de las Mayén", que como sabrán es muy viril y tiene una resistencia de caballo. No obstante es muy cariñoso y tierno, siempre está velando por que sus mujeres estén bien, porque no les falte nada. Es muy buen amigo también, muy fiel, y sus amigas lo adoran, porque aparte de ser guapísimo, es muy respetuoso y amable con ellas, eso ya lo sabía yo de sobra. Es el hijo político que toda madre quisiera tener.

En la cama es un tigre, muy resistente como pude comprobar. Su descomunal falo puede llenar a cualquier mujer y alcanza para muchas, sus testículos, grades también, son un verdadero prodigio, producen cubetazas de semen. Cada eyaculación suya es un auténtico torrente de dulce y suave leche.

Sus gustos sexuales dependen en gran medida de su mujer. Por ejemplo, con su tía Bertita y con su abuelita el se porta muy dominante, a la vez que cariñoso y tierno, pues a ellas les gusta que las dominen, que las trate como putas. Con Blanqui es más respetuoso, y más cariñoso y tierno, pues ella tiene una manera de hacer el amor muy romántica y tierna. Con Rosario es pícaro y juguetón, porque su tía es pícara y juguetona, además de muy caliente y traviesa; junto a Rosario el ensaya cosas nuevas que sus amigos le han hablado o que acababa de imaginar. Con su madre es muy tierno y se porta como un niño. En realidad se porta como un niño con todas, porque son mujeres muy maternales. Con Ingrid es paternal, la cela bastante. Con sus otras primas, depende de ellas.

Le encanta las felaciones profundas que su tía Rosario le da, casi la única capaz de engullir hasta el fondo esa tranca. Le encanta también la mansedumbre de su abuela y de su tía Berta, que se dejan hacer de todo por el. Le gusta también amarrar a sus amantes, claro, si a ellas les gusta eso (y a casi todas en su familia les encanta). Es una sensación de dependencia total, de ser obligadas, de sumisión total, yo lo encuentro muy estimulante, la verdad.

Y claro, inevitablemente tuve que preguntar acerca de los embarazos, alguien como el tiene, forzosamente, que tener más de un hijo. Además, las Mayén parecen cuyos, se embarazan solo porque las miren. Su tía Rosario fue la primera, ella se moría por otro niño, como solo pudo tener a Ingrid. A pesar de que habían acordado tener mucho cuidado para que eso no ocurriera, pues Beto hacerse cargo de una bebé antes de los 20, ella se las arregló para embarazarse, a sus 39 y a los 16 de el. Casi se Silvia y casi la mato. Nació Luis Alberto, que ya tenía 12.

Luego le ocurrió a su propia madre, si, por muy enfermizo que parezca, Silvia Mayén, mamá de Alberto José, en un descuido de su parte, quedó preñada de su amado hijo. 9 meses después dio a luz una hermosa niña, Sofía, que ya tiene 9 años y es preciosa. Berta, Blanca y doña Yola no tenían ese problema, pues ellas ya habían pasado la menopausia, más no así sus hijas. Terminaré diciendo que procreó con Lesbia, Marisol, Jeannette e Eleane.

Pues bien, en cuánto el llegó, platicamos, le expuse todas mis dudas y miedos y el me comprendió, pero me dijo que igual me podía hacer muy feliz. La verdad que no lo dudaba, todas sus familiares brillaban de felicidad. Por supuesto que pasé la noche con el

Tu primita me dijo que te gustan los juegos

¿Y tú tenés ganas de jugar? – solo le lancé una pícara mirada

¡Pasé amarrada en su cama toda la noche! Me había atado los pies a un palo, para que mantenerlos separados, y mis manos a mi espalda. Me cogió duro, hincándome la verga sin contemplaciones hasta terminar, tal y como se lo pedí. Aquella sesión duró horas, yo me mantuve mojada todo el tiempo, me excitaba tanto estar en esa posición. Sus tías y su madre llegaban a comerme el sexo y a sentarse sobre mi cara para que yo se los comiera a ellas, todas se dieron la grande conmigo.

Comí y tragué semen todo la noche, Beto parecía una fuente, quedé embadurnada, llena de fluidos y de semen en mi cara, senos y vagina. Me tomó en todas las posiciones que se le dio la gana, y yo sin poder (ni querer) defenderme. Claro, aquello tuvo consecuencias… un mes después, supe que estaba embarazada… esa también es una historia que les contaré.

Después de esa tórrida noche regresé a mi casa, aun tenía mucho en qué pensar, y naturalmente se lo conté a Kike. Claro, a el no le hizo gracia y estuvo lejos de agradarle la idea de compartir a su esposa con otro. Pero igual, ¿con qué argumentos me lo iba a prohibir? El no iba a dejar a Javier ni a su padre, y por más que me prometiera pasar más tiempo conmigo, ambos sabíamos que no era posible.

Lamentablemente, antes de darle una respuesta definitiva a Beto, me enteré de mi embarazo, y nuevamente caí en una crisis, así soy yo, ya les dije que las mujeres somos complicadas… y yo soy muy mujer. Pero esa vez mi cabeza, y la de Kike, estaba más fría y despejada, evitando que me metiera a hacer cosas estúpidas. Por otro lado, Beto no me dejó sola nunca.

Yo opté por irme a pasar una temporada con mi madre, a mi vieja casa en la capital. Allí les conté todo a mi hermano Juan Carlos y a mi hermana Lucía. Mi madre no podía saber ni una palabra de esto, claro, a ella le dije que Kike tenía que hacer un viaje muy importante, y por mi nuevo estado de gravidez no me quería dejar sola.

Pero bueno, esa es otra historia que les contaré más adelante, basta por ahora que les diga que, al final de cuentas, le di el si a Beto, convirtiéndome en la señora Laura Ovalle de Estrada y de Mayén, la amorosa y enamorada esposa de una perra insaciable, Kike; y la nueva yegua de mi amado Semental, Beto. No me queda más que agradecerles su fina y amable atención, invitándolos a enviarme sus comentarios y críticas a mi correo electrónico, que con gusto las leeré. Y al final, les mando una foto, logré convencer a doña Yola que me dejara publicarla en una pose bastante comprometedora… claro que sin cara.

Besos y abrazos.

Fin.

Garganta de Cuero.