Albercas y mi sobrino travieso

Algo que jamás acabará entre mi sobrino y yo.

Hola mis queridos lectores, sé que me he ausentado mucho, pero pues mis cosas personales a veces no me dejan, empiezo.

Mi nombres es Antonella Rodríguez y tengo 19 años, actualmente vivo en México, pero soy de Argentina, si podrán ver hasta escribo diferente porque ya llevo mucho tiempo por acá viviendo y es muy diferente el escrito por acá.

El domingo siempre todos nos reunimos en familia para ya sea comer, tener una simple reunión para platicar o de vez en cuando salir. Esta vez nos tocó ir a unas albercas, yo de mi parte llevaba un traje de baño muy coqueto color negro, y sí, a mi sobrino le encanta verme en traje de baño y si es provocativo mucho mejor jajajaja bueno, llegamos a nuestro destino, acomodamos todo lo que llevábamos, la comida para toda la tarde y unas cuantas chucherías.

Obvio que cuando vamos en familia pues Alan y yo sabemos disimular para no despertar sospechas, ya que tenemos tiempo con esta relación, cuando todos andaban distraídos, de vez en cuando se pegaba atrás de mí para que sintiera su erección y es que este niño por todo se le para, el poder de la adolescencia. Y ya después de un rato mi sobrino:

Alan: Bueno familia, yo me iré metiendo a la alberca porque se ve muy deliciosa el agua, ¿no quieres ir Anto?

A lo que yo respondí con un “sí, claro”.

Me dediqué a quitarme la ropa que traía para sólo quedarme con mi traje de baño, que hasta mi papá se quedó pelando los ojos jajajajajaja (ya se saben esa historia), y Alan solo tragó saliva, total, nos dirigimos a la alberca, nos metimos normal, jugamos un rato en el agua, por suerte de nosotros casi no había gente y pues el muchachito empezó a agarrarme un pecho mientras se pegaba por detrás para ponerme su verga bien parada en mi trasero, lo podía sentir porque traía un traje de baño de colales o tanga como dicen por acá.

Nos alejamos un poco de donde estaban todos, atrás de las toboganes, ahí se dedicó a estarme acariciando mis pechos por encima del traje, y la verdad es que sus caricias son lo mejor, sintió que mis pezones se pusieron al 100 y de un golpe me bajó top de arriba, dejando mis pechos al aire, después bajó su mano derecha y me empezó a masturbar aún con mi colales puestos, sabía que estaba muy mojada que primero me metió dos dedos y después tres, me sentía en la gloria, esa sensación y cosquilleo en mi interior, con ganas de tener un orgasmo.

Paró y ahí mismo parados, me empezó a bajar mi tanguita, él traía solamente una bermuda para la playa, se la jalé y se le calló al instante, fue cuando me dijo en el oído:

Alan: Anto, quiero hacerte mía aquí, ¿te la puedo meter mami?

A lo que yo le dije ya desesperada por tenerlo adentro: ¡Sí Alan, no me pidas permiso y métemela!

Al escuchar eso, fue como si le hubiera dando pila, que solo me dijo:

Alan: Por eso te amo mi amor, porque siempre sabes cómo prenderme, te la voy a meter toda mi tía goloza.

Yo misma le dirigí su verga en mi entrada de la vagina y de un golpe me la metió toda, la tenía tan dura y gruesa que me dolió por un momento, pero después fue puro goce, no me dejaba de decir:

Alan: Tía, eres lo mejor que me he pasado, me dejas que te la meta donde sea y cuando quiera, eso es lo que me gusta de ti, me encanta cogerte Anto, me gustas.

Con sus palabras más me excitaba y más me ponía al 100 y es que tenerlo adentro es único, sentir como sale y entra esa verga, con mis fluidos, eso simplemente hace sentirme tan rico y mujer. Duramos ahí en esa pose como una media hora o 45 minutos, yo ya sentía tener un orgasmos, tanto que se lo dije.

Yo: ¡Alan por favor no te pares que me voy a venir! ¡BEBÉ! ¡BEBÉ SIGUE QUE TENGO UN ORGASMO!

Mi sobrino cuando estaba escuchando eso, aceleró mis embestidas que hasta sus huevos rebotaban en mis nalgas, se escuchaba como rebotaban y eso me excitó mucho más que grite, y le dije:

Yo: ¡BEBÉ ME VENGO! ¡BEBÉ ME ESTOY VINIENDO! ¡SIGUE POR FAVOR! ¡AAAHH! ¡AAAAYY!

Él no se vino, pero hizo tener dos orgasmos seguidos muy ricos, volteábamos para ver si nadie venía y no, por suerte, en eso me dijo:

Alan: Anto, bebé, quiero cogerte por el culo, ¿puedo?

Y como negarle nada, si es mi bebé, le voltee a ver y con mi mirada se lo dije todo, agarró su verga me la empezó a tallar en mi vagina para tener flujos que todavía me salía, me empinó un poco más y me la fue metiendo muy lentamente, que sentía como entraba muy despacio, la verdad es que se siente rico.

Empezó con el mete y saca, me jaló de mis pelos y me empezó a decir:

Alan: ¿Te gusta que tu sobrino te coja por el culo?

Yo ya teniendo sintiendo un orgasmo más, solo le respondí: Sí bebé, me encanta que mi sobrino me coja como quiera, pero no pares que estoy teniendo un orgasmo Alan, por lo que más quieras.

Él empezó a metérmela más recio, como perro en celo, yo por debajo le agarré los huevos y se los empecé a sobar para que se viniera más rápido, sintiendo eso me dijo:

Alan: ¡Anto me voy a venir mi amor! ¡Ya no aguanto!

Al escuchar esto yo sola me empecé a matar en su verga, me la metía y sacaba, se le puso muy dura y es donde me di cuenta que se vendría y yo igual, aceleré mis movidas.

Le dije que me vendría y él también me dijo, no sé cómo sostenerme en pie, ya que tuve un orgasmo demasiado grande que hasta mis piernas me temblaban, él se vino mucho, sentía sus chorros en mi culo y escurriendo, si verga atrapada en mi culo sin que se saliera, se hizo hacia delante y dijo:

Alan: Mi amor, gracias por siempre complacerme, eres una diosa y sabes cómo hacerme venir, por eso eres mi tía preferida, hay que cambiarnos porque no tardan en venir.

Y le respondí: Claro bebé, contigo siempre y lo sabes, me haces hacer cosas que no debemos pero me pones loca jajajaja y nos dedicamos a vestirnos o arreglarnos nada más, salimos de ahí y yo caminaba un poco incomoda pues tenía todo el semen de mi sobrino adentro de mi culo, pero vaya que lo había disfrutado y él también, cuando ya íbamos para donde estaban todos, justo iba mi papá a buscarnos, nos preguntó que dónde andábamos, a lo que le respondimos que fuimos a los toboganes para ver si servían pero nos habían dicho que no.

Mi papá se quedó de aaah ok pues, ya nos vamos para que se vistan, y nosotros de… Claro, ahorita, pero riéndonos porque habíamos hecho otra cosa.

A veces pienso que he tenido suerte porque jamás nos han descubierto, pero también sabemos disimular bien, este niño me trae loca y no sé qué pase más adelante, pero por el momento, lo disfruto mucho. Que tengan lindo día, les mando un beso, se cuidan, abajo les dejo mi correo por si quieren contactarme y preguntarme lo que quieran.

Correo: [email protected]

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