Alba, una hermana muy obediente] CAPÍTULO 1

Inicio de una serie que me gustaría continuar, incluirá, dominación y BDSM y sexo con hermanas (con ningún otro familiar)

Mi familia estaba formada por mi madre llamada Sonia, mi padre, Miguel; mis dos hermanas Sara de 16 y Alba de 17 y yo con 18 años.

Yo me describiría como una persona cuya figura es alta y musculada, fornida pero no excesivamente. Mis piernas son gruesas bien marcadas, con los cuádriceps fibrados. El final de mi abdomen marca una V con el inicio de mi pubis, el cual se halla totalmente rasurado, mi polla no es excesivamente grande pero si lo necesario para satisfacer tanto en cuanto tengo la oportunidad. Mi abdomen es plano pero marcado de una manera sedosa, pero muy atractiva aun sin ser la parte más prominente de mi cuerpo. Mi pectoral es prieto y robusto. Los brazos de forma similar a las piernas son gruesos, bien marcados, preparados para el ejercicio. Pasando a la zona superior, mi mandíbula es bien marcada, todos mis rasgos son proporcionados, pero en el que más se suelen fijar las chicas son en mis dientes blancos totalmente relucientes y perfectamente alineados. Mis ojos son muy redondos verdes pardos y brillantes. Mi cabeza no es demasiado grande, la cuál está adornada con una melena de pelo negro como el azabache, no se podría decir que tengo el pelo largo, pero si es considerable para ser un chico.

Mi familia y yo vivimos en el sur de España no daré más detalles, pero he de decir que hace mucho calor, la casa en la que vivimos mi familia y yo es grande pues no es ningún secreto que mi familia es muy acomodada en lo económico y social, mis padres por su situación acostumbran a viajar mucho.

Ahora sí, paso a contar la historia que viví con Alba principalmente. Alba es una chica de 18 años, su piel es muy clara, los más osados dirían pálida pero para mi su tono está perfectamente equilibrado entre lo que es erótico y sensual y lo que desagrada, tiene una figura sinuosa, con curvas, totalmente estilizada respecto a su corta altura de 1,65 sus nalgas son voluminosas sin ser extramadamente grandes, voluptuosas, firmes y bienformadas, tornadas en torno a sus piernas delgadas, su abdomen es plano, se nota ciertamente trabajado pero aún así no llega a ser desarrollado. Sus senos son de un muy buen tamaño, como para que no quepan en mano, su talla para ser más exactos sería talla 105C. Su cabeza está perfectamente compensada con el resto de su cuerpo, sus preciosos labios muy finos en tamaño pero bien contorneados en volumen , con un tono exquisito que invita a la acción, sus ojos eran dulces y bellísimos enmarcados en un iris azul coronando su figura con una deliciosa cabellera rubia como un diosa nórdica, su pelo era de muy largo tamaño lo que le permitía llevarlo de cientos de manera, en origen es totalmente liso, pero Alba acostumbraba a rizarlo o hacerle ondas.

Era un lunes de invierno, llegaba a mi casa tras mi entrenamiento de fútbol, entré y me dí cuenta que mis padres ya habían desaparecido por una semana entera como acostumbraban, al llegar me encontraba sudado y me dirigí a la ducha, oí que mi hermana se estaba bañando, dudé, pero no pude frenar mi excitación y entré, pillándola con la alcachofa de la ducha apuntando hacia su dulce coñito, totalmente excitada, mientras con la otra mano también empapada, no se sabe si de agua o sus propios jugos tapándose la boca tratando de ahogar sus quedos gemidos. Al verme se sobresaltó, dándose la vuelta, a la vez que me cerraba la vista a su jardín del pecado.

  • Disculpa, no sabía que te estabas duchando - dije maliciosamente a la vez que sonreía.
  • No te preocupes ya he terminado - dijo a la vez que alcanzaba su albornoz que no tapaba mucho por sus prominentes senos.

Salí del baño, con la polla más dura que el acero del titanic, me fui a mi habitación a esperar a que mi hermana saliera del baño para entrar a ducharme y bueno a satisfacerme. Salió Alba con la cara roja denotando su excitación y la palpitación de sus genitales debajo de aquel maldito albornoz.

Entré al baño, mi hermana se dirigía hacia su habitación, pasé a la ducha con la polla a punto de reventar, me duché y me puse mi propio albornoz, tras esto fui hacia la habitación de mi hermana, quería ver hasta dónde podía llegar para evitar la vergüenza de ser descubierta.

  • ¿Qué hacías en el baño?
  • Emmm… Estaba desahogándome, es algo natural - Dijo aún algo cachonda entre pequeños jadeos.
  • ¿Qué hacías? Quiero oírte decirlo de tu propia boca - Dije de forma tajante.
  • Me estaba masturbándo - dijo avergonzada, a la vez que aumentaba su calentura.
  • Yo creía que mi inocente hermana no hacía ese tipo de cosas, es un secreto muy gordo, te lo digo porque para callarme esto me vas a tener que dar algo a cambio.
  • Te haré los deberes durante 1 mes.
  • No quiero ese tipo de favores, algo más íntimo, no sé si me entiendes.
  • No voy a hacer eso, somos hermanos - dijo cambiando su gesto de incipiente excitación por uno de enfado.
  • Mira te lo voy a decir bien claro o me haces una paja o publico lo que te he pillado haciendo
  • No tienes pruebas, y yo lo negaré, nadie te va a creer.
  • De acuerdo, tu ganas.

Decidí quedarme con las ganas y salir de la habitación, para prepararme para la venganza, que como bien se dice, se sirve en plato frío.


Quiero decir varias cosas, la primera pedir disculpas por los posibles errores ortográficos que haya podido cometer, sobre todo en la puntuación que es mi punto débil. También decir que esta serie me gustaria continuarla, en el próximo capítulo habrá partes mucho más explicitas. Me gusta mucho el BDSM, en especial la catidad femenina y esta historia después de unos capítulos introductorios girará en torno a esta temática, además, del sexo filial, me gustaría que llegase a ser una gran serie.

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