Alba la novia de mi hijo (3)

Alba a pesar de estar con Sergio un novio encantador y atento, sigue siendo infiel con el padre de su novio Don Diego, esta vez se irán juntos por viaje de negocios, pero Don Diego le tiene preparada una gran sorpresa.

ALBA LA NOVIA DE MI HIJO (3)

Llevaba un par de meses en mi nuevo trabajo, y estaba encantada, mi jefe el padre de mi novio me colmaba de atenciones, mi trabajo era sencillo, sin grandes complicaciones ni responsabilidades, tan solo tener contento a mi jefe, y por lo que veía estaba encantado y para colmo mi retribución era espectacularmente alta.

Lo único que no llevaba bien era el saber la situación en la que quedaba mi novio Sergio, no se lo merecía, un sentimiento de culpabilidad me corroía y más cuando veía a Sergio deshacerse en atenciones hacia mí, pero sinceramente no sabía porque reaccionaba así, nunca antes le había sido infiel ni pensé que pudiese serlo, pero sentía como poco a poco nuestra relación se resentía, y lo peor de todo es que no podía culpar a nadie de la situación y menos a Sergio.

Para colmo Don Diego no es que me pusiera una pistola en la sien o me obligara a hacer algo que yo no quisiera o desease, la situación me desbordaba, Don Diego sabia como provocarme para hacer que todos mis resortes saltasen por los aires, me hacía perder la cabeza y las situaciones eran a cual más excitante y morbosa, me hacía sentir viva, interesante, saberme deseable y deseada me encantaba y me hacia estar en permanente excitación, no había duda que Don Diego sacaba lo más oscuro y perverso de mi ser.

Así que ahí estaba yo en mitad de una situación cuando menos complicada con dos hombres atractivos e interesantes cada uno a su manera, completamente diferentes uno del otro, pero complementarios.

Hasta la fecha los encuentros sexuales entre Don Diego y yo habían sido constantes casi a diario, pero eran encuentros furtivos, nada serio, con el solo era sexo, nunca había estado con él un día completo, pero eso en breves iba a cambiar ya que me había indicado que a finales de esa semana lo tendría que acompañar a un importante viaje de negocios, en el que estaríamos varios días.

En cuanto me lo comunico sabía que Don Diego me tendría preparado algo especial, el simple hecho de pensar lo que podría ser hacia que me mojase, normalmente estaba excitada pero desde que me comunico lo del viaje hacia que babease y no pensase en otra cosa, mis pensamientos volaban imaginándome poseída por Don Diego, sin prisas, sin miedo de ser pillados infraganti y para colmo Don Diego hacia unos días que no habíamos coincidido y lógicamente no habíamos tenido sexo, algo raro, pero que provocaba que me subiese por las paredes, ya que necesitaba mi ración diaria y últimamente estaba muy cachonda y muy desatendida.

Así pues ese día no pude más, cuando llegue a casa, Sergio estaba preparando la cena y olía genial, no sé lo que estaba haciendo pero tenía una pinta espectacular, tras los besos de rigor, deje el bolso en el recibidor y me tire a sus brazos, quería follar, necesitaba follar, y en la cocina me parecía un lugar perfecto, tras un primer intento poco fructuoso de mi novio por esperar a después de cenar y utilizando mis armas de mujer conseguí mi objetivo.

Tras esto fuimos a cenar y me lleve una sorpresa muy grata ya que Sergio había decorado el cuarto de estar con múltiples velas olorosas y un precioso ramo de rosas rojas coronaba la mesa donde se suponía íbamos a cenar.

Me volví hacia mi novio y lo bese con ternura y pasión, era un pedazo de pan, era la persona más encantadora que conocía, me quería y me lo demostraba cada dos por tres, ese día después de cenar nos metimos en la habitación y disfrutamos de nuestros cuerpos como pocas veces lo habíamos hecho, pero a diferencia de su padre ese día el sexo que tuve con Sergio fue apasionado, dulce y sensual.

Antes de dormirnos mientras estábamos relajados y abrazados, me incorpore un poco y mirándolo a los ojos le indique que esta semana me tenía que marchar de viaje con mi jefe.

Pude ver como Sergio se ponía serio y me pregunto cuántos días iba a estar fuera, yo le dije que no estaba segura pero al menos un par de días, pude ver como no le hacía ni pizca de gracia lo que le estaba diciendo, yo intente justificarme pero la verdad es que ni a mí misma me sonaba convincente.

Sinceramente la situación me incomodaba sobremanera, mi novio se había esforzado mucho por demostrarme sus sentimientos y prepararme una velada maravillosa, mientras yo le mentía y ocultaba mis verdaderas intenciones en ese viaje, en ese mismo instante me sentía sucia y mala persona, a la vez que egoísta ya que aunque lo último que pretendía era hacerle daño, si llegase a enterarse de mis aventuras con su padre lo destrozaría.

Cuando creía que Sergio iba a protestar por el viaje, me puso un dedo en mis labios para que dejase de hablar y me pregunto cuando me iba, yo le conteste que el miércoles, entonces el me dio un beso y me dijo que esperaba que esa noticia no empañase la gran noche que habíamos tenido y tras unos besos y algún arrumaco nos dormimos entrelazados.

Y así llego el miércoles el día del viaje, yo había dormido muy poco esa noche, nerviosa por lo que me depararía el viaje y muy excitada ya que hasta hoy Don Diego parecía que me había esquivado, y andaba con la mosca detrás de la oreja.

Decidí aprovechar que Sergio estaba en la cama, me deslice hasta llegar a media cintura, para despertarlo como a él le gustaba, con una buena mamada.

Cuando Sergio sintió que cogía su polla y me la introducía en mi boca, abrió uno de sus ojos y pasándome dulcemente su mano por mi pelo se volvió a tumbar, para disfrutar tranquilamente de mi trabajito sobre su soldadito, que rápidamente se puso firme, momento que aproveche para sentarme sobre él a horcajadas e  introducírmelo, cabalgándolo como si no hubiese un mañana, no tardo mucho Sergio en avisarme que se corría.

Tras este polvo mañanero me fui a la ducha, aunque estaba algo más relajada gracias a mi novio, no es menos cierto que estaba ansiosa por llegar a la oficina, y ver que me tendría preparado Don Diego en esta ocasión, sinceramente no entendía como podía estar tan excitada con la noche tan maravillosa que había tenido con un hombre tan maravilloso que, me quería y sabia que me esperaría en casa.

Con Don Diego era todo diferente, el sexo con él era un sexo guarro, autoritario y duro, diferente a todo lo que sentía con su hijo, pero no por ello menos placentero.

Al llegar a la oficina Don Diego me estaba esperando, me pregunto si tenía preparada la maleta, yo le indique que si, entonces me pregunto que donde la tenia ya que quería revisar lo que había cogido.

Baje al coche como me ordeno Don Diego, cogí mi bolsa de viaje y subí nuevamente a la oficina, una vez allí Don Diego me la cogió la puso sobre la mesa y la abrió, me miro un segundo para después comenzar a sacar toda mi ropa interior y tirarla a la papelera.

Don Diego:”Tranquila guapa donde vamos no vas a necesitar nada de esto, y además por si no te lo había dicho no quiero que uses ropa interior cuando estés conmigo”” ¿Pero qué coño de ropa es esta?, ¿así pretendes excitarme? ¿Con ropa de monja?”

Y mientras lo decía vi como me tiro alguna camisa o pantalón que pareció no  gustarle, tan solo me dejo un par de faldas bastante cortas y alguna blusa o camisa ajustada.

Tras este incidente con mi jefe, que me dejo sin palabras, nos dirigimos a su coche, ya dentro del coche y de camino al aeropuerto Don Diego nuevamente me sorprendió.

Don Diego:”Bueno guapa a que esperas”

Y diciendo esto vi como se bajaba la cremallera  de su pantalón, yo introduje una de mis manos  y saque la polla de Don Diego para comenzar a masturbarle suavemente, cuando la tuvo completamente dura, me la introduje en la boca para hacerle una mamada.

Estaba dedicada en cuerpo y alma a esa mamada, quería agradarle y que estuviese contento conmigo, cuando sentí como reducía el vehículo, seguramente por algún semáforo, cuando estuvo el coche completamente parado sentí como Don Diego me cogía la cabeza y me forzaba contra su pelvis, casi no podía respirar, podía sentir como el movía su cadera y me provocaba grandes arcadas,  cada vez que su polla golpeaba el fondo de mi garganta.

Gracias a Dios no tardo mucho en dejarme de presionar la cabeza, para volver a colocar sus manos en el volante, yo levante la cabeza para poder respirar, y cuando estaba cogiendo aire vi como el copiloto del coche que teníamos a nuestra izquierda se asombraba y abría los ojos como platos al verme salir de entre las piernas de Don Diego, solo duro un segundo ya que Don Diego acelero y no volví a verlo, además del hecho de que cuando me recupere continúe con lo que estaba haciendo.

Justo antes de llegar al aeropuerto conseguí que Don Diego se corriese en mi boca, como siempre me trague hasta la última gota, sin derramar nada como le gustaba a Don Diego.

Aparcamos el vehículo en el parking y Don Diego me indico que me cambiase de ropa, en un principio no lo entendí, pero haciéndome signos con la cabeza mire a la parte de atrás del vehículo y vi que había un paquete, mire a Don Diego algo extrañada.

Don Diego:”Vamos cariño, no tenemos todo el día, sal del coche y cámbiate”

Yo:” ¿Aquí?”

Don Diego:”Venga si aquí, es un segundo y casi no hay gente, venga date prisa”

No sé porque pero tras un segundo de duda le obedecí, salí del coche y abrí el paquete que había en la parte de atrás del coche, era un vestido negro de licra corto, me lo coloque rápidamente, pero no tan rápido como hubiese querido ya que no pude evitar que un par de chavales jóvenes me viesen completamente desnuda mientras me colocaba el vestido.

Oi como comentaban lo buena que estaba, mientras sentía como mis mejillas cambiaban de color, cuando recogía la ropa que llevaba puesta Don Diego me cogió desprevenida y metió una de sus manos entre mis piernas.

Don Diego:”Umm estas divina, veo que los comentarios de esos chavales te han gustado ¿eh?. Estas irresistible y lo sabes.

Yo no dije nada, pero es verdad que con ese vestido me veía irresistible, y se ajustaba a mí como una segunda piel, cuando sentí los dedos de Don Diego en mi vagina instintivamente abrí aun mas mis piernas y apoye mis manos en el maletero abierto quedando mi culo y mi entrepierna a su entera disposición, por lo que deje que Don Diego me sobase a su antojo.

Don Diego:”Toma preciosa, con esto estarás irresistible, venga póntelos y vamos que llegamos justos de tiempo”

Me dejo a medias, estaba muy excitada con el manoseo, por lo que no pude mirarlo con cara de loba ansiosa, con un gesto de suplica para que continuase, pero cuando me gire vi que en una de sus manos llevaba unos preciosos zapatos de tacón negros de punta abierta con cordones tipo sandalia.

En cuanto me coloque los zapatos fuimos directos a la zona donde había unas naves modulares donde había estacionados varios aviones pequeños o Jets, vi como un par de hombres trajeados vinieron a nuestro encuentro, nos cogieron las maletas y nos acompañaron hasta un jet privado que estaba a pie de pista encaramado en una de las pistas de despegue, subimos y una azafata muy atractiva nos dio la bienvenida.

Al poco tiempo el avión despego y no tardamos más de una hora en tomar tierra, el viaje lo realizamos sin más, Don Diego iba absorto en sus papeles mientras yo observaba por la ventanilla del Jet el paisaje, intrigada sin saber a dónde me llevaría, también observe varias veces a la azafata, sentía curiosidad, ¿Don Diego se la habría beneficiado?

Era una mujer joven muy atractiva y el uniforme que llevaba era muy del tipo de Don Diego, una falda recta muy corta que varias veces vi como la chavala se bajaba para evitar enseñarlo todo y un top blanco ceñido con un escote prominente y hasta el ombligo que dejaba intuir un vientre plano y perfecto, con un pañuelo azul en el cuello, deduje  por como se le marcaban los pezones que al igual que yo no llevaba ropa interior, justo como le gustaba a Don Diego.

Una vez llegamos a la ciudad en cuestión, me llevo hasta un hotel, me dio unas tarjetas y me dijo que me comprase algo para esta noche.

Don Diego:”Bueno hermosa, yo ahora me voy a una reunión muy importante, hasta las 5 estarás sola, aprovéchalo, luego iremos a una fiesta, en la que tú serás la guinda, así que no me decepciones y compra algo especial para el evento””Confió en ti”

Mientras me decía esto, podía ver como se dibujaba una sonrisa y me miraba fijamente, era evidente que esa noche quería presumir de mujer.

Tras la marcha de Don Diego, me di un baño relajante, para después vestirme y hacer una de las cosas que más nos gustan a las mujeres… “IR DE COMPRAS”

Reconozco que la tarjeta que me dio Don Diego la aproveche bien aprovechada, compre de todo, cuando llegue a la habitación la tarjeta echaba humo, todavía era pronto y como ya estaba duchadita me tumbe en la cama, hasta que vino Don Diego y me despertó de mi siesta.

Yo:” ¿Qué tal fue la reunión Don Diego?

Don Diego:”Perfecta, aunque todo va a depender de cómo te portes”

Ese comentario me dejo algo mosqueada, que quería decir con eso de que la cosa dependía de mi comportamiento…

Don Diego parecía intuir lo que pasaba por mi cabeza, asi que con una sonrisa me dio alguna pequeña pincelada.

Don Diego:”Haber guapa, hoy si todo sale bien, y nuestros acompañantes terminan satisfechos cerrare una de las mejores operaciones que mi empresa ha hecho en años y será gracias a ti, pero necesito que nuestros acompañantes salgan completamente satisfechos, y son gente muy exigente y como acostumbrada a que los rechacen”

Al oír eso un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, ósea la operación dependía de cómo me comportase yo.

Que ingenua fui al pensar que Don Diego quería estar a solas conmigo, disfrutar plácidamente de una romántica velada..

Nuevamente Don Diego parecía leerme la mente.

Don Diego:”Si no estás dispuesta o no te apetece puedo cancelarlo, y disfrutar juntos los dos solos de una bonita velada… “Puedo contratar a otra mujer para que te sustituya””Aunque contaba contigo porque pensé que te gustaría, la experiencia es única y creo que lo pasarías bien y eres perfecta para eso”

La verdad es que había conseguido despertar mi curiosidad, y tampoco era la primera vez que habíamos incluido a otras personas en nuestros juegos, y reconozco que me habían gustado.

Yo:”Valeeee, y cuantos se suponen que son esta vez…”

Don Diego:”No estoy seguro”

Yo:” ¿Cómo?” “Y de que se trata..”

Don Diego:”Es sorpresa y no me gustaría estropearla, si finalmente aceptas claro, solo puedo decirte que te gustara y yo estaré allí en todo momento”

La verdad es que me estaba asustando un poco, deducía que serian más de dos, y tanta intriga me inquietaba, pero no sé porque algo dentro de mi quería saber que tramaba o que era lo que tenía pensado esta vez Don Diego para mí.

Yo:” ¿Dónde es la fiesta Don Diego?”

Don Diego:”Aquí en el hotel tenemos una sala solo para nosotros”” A ver enséñame lo que has comprado”

Tras enseñarle todo lo que había comprado, Don Diego se quedo pensativo, estaba valorando que quería que me pusiese, hasta que al fin se decidió, y la verdad es que me sorprendió un poco ya que eligió un juego erótico de ropa interior que me había cogido pensando más en Sergio que para esta ocasión, era una prenda súper sugerente  compuesta por dos piezas realizadas en encaje de color negro. Ambas cuentan con aberturas que dejaban mis zonas erógenas a la vista.

El sujetador tenía tirantes ajustables, con unas anillas decorativas en color dorado y una banda ancha de encaje bajo el busto.

La pieza inferior era diferente y original, puesto que era un tanga con cuatro ligueros ajustables incorporados y tiene una decorativa perla con cadena sobre la abertura central.

Cuando me lo puse vi la mirada lasciva de Don Diego, y como se dibujaba una sonrisa maquiavélica que me estaba dando miedo, pero también estaba intrigada, excitada y el morbo y la situación me superaban, era evidente que Don Diego sabia sacar lo peor de mí, y que lo que estaba viendo le estaba gustando.

Cuando ya estábamos preparados Don Diego me dijo que esperase, y saco un abrigo de pieles precioso, y un collar de perlas espectacular, pero me llamo la atención que llevaba una especie de hebilla en el centro, pero bueno.

Así con esas pintas salí de la habitación aferrada al fuerte brazo de mi hombre Don Diego.

Cuando bajamos a la sala que teníamos reservada, justo antes de entrar Don Diego saco una cadenita de su bolsillo me ordeno que parase, se coloco delante de mí,  cogió la hebilla del collar y con un mosquetón que llevaba la cadena que había sacado me la coloco.

Don Diego:”Quiero que sepas que hoy vas a ser mi perra””Vas a obedecerme y vas hacer todo lo que te digan””Si te portas bien tendrás tu premio”

La verdad es que me pareció muy humillante que Don Diego me llevase como una perra, ahora entendía la función de esa hebilla en el collar.

Cuando entramos a la sala, me quede perpleja, allí nadie iba vestido, había camareros y camareras desnudas con tan solo una pajarita y antifaz, con sus bandejas de comida o bebida, la salita no era muy grande, y en mitad de la sala había una plataforma donde una señorita desnuda y con antifaz bailaba para tres o cuatro hombres,  y un poco mas apartado vi varios aparatos que a primera vista no supe identificar.

Una de las chicas me saco de mis pensamientos, cuando me solicito el abrigo, al ver que seguía perpleja viendo todo lo que estaba pasando en esa sala  Don Diego dio dos o tres tirones de la cadena para que obedeciese.

Como si no tuviese personalidad, me quite el abrigo, Don Diego también se quito toda la ropa y se la dio a la chica para que la guardase, mientras Don Diego cogía un antifaz, cuando lo fui a coger yo Don Diego me indico que a mí no me iba hacer falta, así que lo deje nuevamente en el mostrador, tras esto dio varios tirones a la cadenita para que lo siguiese y nos adentramos en la sala, no había mucha gente pero cuando mire a mi alrededor vi que la única persona que no llevaba antifaz era yo.

Conforme nos acercamos a la plataforma y a pesar de llevar antifaz reconocí a la chica que estaba bailando, era la azafata que había venido con nosotros en el avión, ella al verme me sonrió y me cuco un ojo, la chica tenía un cuerpo precioso.

Nos apartamos un poco y fuimos a unos sillones donde se encontraban tres o cuatro hombres, con varias chicas.

Don Diego:”Bueno señores, aquí tienen lo prometido, esta mujer sabrá atenderles de forma sumisa a todas sus peticiones””Es única, una vez que la caten no se olvidaran”

Yo mire a Don Diego, para después mirar a todos esos hombres y regalarles la mejor de mis sonrisas, me sentía estúpida y ridícula, pero no podía defraudar a Don Diego.

Vi como el hombre más mayor me observaba  de manera lasciva, se estaba relamiendo, hasta que Don Diego le entrego la correa, como si de un objeto se tratase acababa de pasar de unas manos a otras, ya no pertenecía a Don Diego, ahora era propiedad de ese desconocido que me miraba de una manera que me asustaba.

Cuando tuvo la correa en sus manos dio un tirón fuerte hacia el que me hizo caer  y quedar de rodillas en el suelo justo frente a él apoyada en sus muslos, yo no dije nada y tras la sorpresa inicial lo mire fijamente y me sonreí, no le iba a dar el gusto de que viese que me tenia dominada o asustada, aunque solo fuese una ilusión.

Don Diego:”Esta putita nunca se niega a nada, es vuestra atenderá todas sus atenciones sin protestar”

Oír eso de Don Diego me entristeció, me estaba ofreciendo a un desconocido como una puta cualquiera, como quien ofrece algo de comer o un simple objeto, reconozco que me sentí humillada y ultrajada, pero aun así estando a los pies de un desconocido y atada a él con una correa me producía un hormigueo y cierta curiosidad.

Yo:”Bueno chicos la noche pasa rápido, nos dejamos de palabrería y pasamos a la acción o que, porque yo me estoy quedando fría”

El desconocido, mi dueño ahora se sonrió miro a los cuatro hombres que había en la mesa y levantándose tiro nuevamente de la correa para que me levantase y lo siguiese como una dulce perrita, vi como se enrollaba parte de la correa en su mano, para que estuviese más cerca, y cuando se levantaron todos volvió a tirar de la correa para que lo siguiese, sentí como varios de ellos posaban sus manos en mi culo o pechos, mientras iba detrás del señor mayor.

Cuando pasamos cerca de la plataforma me fije en la otra chica, en la azafata, vi que le habían colocado varias pinzas en sus pezones y uno de los presentes tiraba de ellos con una pequeña cadenita que los unía, mientras ella estaba en medio de dos hombres que se la follaban sin compasión.

Por fin llegamos hasta donde me querían llevar, vi como se paraban ante lo que parecía ser un potro de gimnasia rítmica, pero cuando lo mire más de cerca vi que en el centro del potro había algo era como una especie de silla y algo que sobresalía en el centro.

El viejo verde, tras un par de tirones, como queriendo demostrar quién mandaba, me miro fijamente y vi como se dibujaba una sonrisa en su rostro.

Viejo:”Parece que lo vamos a pasar muy bien esta noche””Espero que Don Diego este en lo cierto””Ahora súbete al potro y calienta guapa lo vas a necesitar””Mientras preparamos los preparativos para nuestro juego”

Y diciendo esto entrego a uno de los acompañantes mi correa, yo me subí al potro, pero no estaba muy cómoda ya que el saliente me daba justo en la entrepierna, sin embargo me quede atónita cuando ese saliente empezó a vibrar y la punta daba justo en mi clítoris, podía sentir como me sonrojaba, como se oía un zumbido que salía claramente de mi entrepierna.

Cuando mire vi como uno de ellos tenía una especie de joystick que al parecer era lo que provocaba esta vibración que me estaba matando de placer, además sentía como  aumentaba la intensidad.

Mientras observaba como algún que otro hombre se acercaba a donde estaba, para ver cómo me mojaba con el trajín de ese aparato, observe como el viejo dirigía a un par de chavales para colocar una especie de arnés, cuando parecían a ver terminado el viejo volvió a tomar el mando y recuperando la cadena me dio un tirón que casi da con mis huesos en el suelo, la verdad es que me hizo bastante daño, pero antes de que volviese a tirar de ella, me baje del potro, parecía una babosa ya que vi como brillaba la silla del potro fruto de mis fluidos.

Viejo:”Bien, veo que estas lubricada, perfecto”

Estaba frente a mí a escasos centímetros, cara a cara, en ese instante, me fije en su mirada, era la de un loco, estaba fuera de si, me dio miedo, pero ya era tarde para echarse atrás, intente mirar a mi alrededor buscando a Don Diego, en la sala no había mucha gente pero menos los tres o cuatro hombres que disfrutaban de los placeres de la azafata todos los presentes estaban pendientes de lo que ocurría ahí, y entre ellos Don Diego, con una sonrisa triunfante y a la expectativa de lo que iba a pasar.

Así ese viejo del que ni siquiera sabía su nombre, me beso, yo no lo rehusé me deje llevar, mientras con una mano me quitaba la correa, con la otra me sobaba dulcemente uno de mis pechos, para terminar por pellizcármelos de forma violenta, sus formas eran bastante rudas y violentas, me estaba haciendo daño.

Fui a retirarle su mano cuando con un movimiento hábil cogió mi mano y me la ato a una barra de acero que colgaba, mientras uno de sus compinches cogía mi otra mano y hacia lo mismo, después de inmovilizarme las manos, sentí y vi como el viejo de manera dulce deslizaba una de sus manos por todo mi cuerpo hasta llegar a uno de mis tobillos, la verdad es que consiguió que se me erizase la piel, tan solo con rozarme, me coloco una tobillera en la que había una argolla y vi como me ataba ese tobillo a otra barra de acero que estaba en el suelo, para posteriormente hacer lo mismo con el otro tobillo.

Estaba amordazada en forma de equis, y justo en ese momento volví a ver esa expresión en su cara que me asusto, fue en ese momento cuando uno de sus colegas trajo unas pequeñas pinzas que me coloco en mis erectos pezones, al colocarlos me hizo bastante daño pero cuando tiro de ellos me hizo ver las estrellas, la cosa no quedo ahí, ya que me coloco varias pinzas en los labios vaginales que el igual que los de los pezones me provocaban bastante dolor.

Tras esto sentí como me golpeaban en mis nalgas con lo que parecía ser una fusta, mis glúteos se sonrojaron, cada vez me golpeaban mas fuerte, con más saña, dejándome evidentes marcas y provocándome una sensación de irritación y dolor, pero lo peor de todo fue sentir como esa situación, y ese tratamiento hacia que me mojase, me estaba gustando, como podía ser tan zorra.

Varios hombres se acercaron para tirarme de las pinzas o simplemente manosearme, introducirme algún dedo por alguno de mis agujeros e incluso fustigarme

Al cabo de un rato vi como tanto el viejo como sus cuatro acompañantes estaban completamente desnudos y con las pollas en sus manos, mientras mi posición empezaba a cambiar.

Dos hombres tirando de las cuerdas que parecían sujetar mi arnés hicieron que mis piernas se levantasen y quede evitando, el viejo se coloco frente a mí, su polla quedaba a escasos centímetros de mi cara, y comenzó a darme golpecitos con su polla en mi cara, no sé porque pero cuando la sentí intuitivamente abrí mi boca para comenzar a mamarle esa preciosa verga, el mientras le chupaba la polla me atusaba el pelo como si fuese su mascota.

En esas estaba, cuando sentí como se colocaban detrás de mí y sin previo aviso me penetraban, podía sentir como una polla de buenas dimensiones se abría paso en mi interior sin ninguna dificultad gracias a mi excitación, en ese momento agradecí que me hubiesen obligado a subirme al potro ya que ese cabron no había perdido el tiempo en lubricarme, me penetro sin más.

Las embestidas, provocaban que me tragase la polla del viejo, no tarde mucho en sentir varias manos manoseando todo mi cuerpo, incluso alguien me coloco un consolador en el culo, después de echarme algún tipo de lubricante que hacía que sintiese un calor insoportable.

Sinceramente perdí la noción del tiempo, ni supe a ciencia cierta cuantos hombres tuve a mi alrededor y disfrutaron de todos mis orificios a su antojo, manoseaban o tiraban de las pinzas de mis pezones, usaban todo tipo de consoladores y artilugios tanto en mi culo como en mi coño, y me colocaban en innumerables posiciones tirando de las cuerdas de mi arnés para que adoptase la mejor postura para poder seguir profanando mis orificios a placer ya fuese con algún consolador o con sus propias pollas.

Cuando me bajaron del arnés casi no podía tenerme en pie, pero observe como era el centro de atención, tanto la azafata como Don Diego estaban dentro del publico que observaba lo que ocurría o incluso participaban del evento.

Me llevaron en volandas hasta la plataforma del centro y me di cuenta que aun llevaba algo en mi culo, era un consolador con una especie de cola, como si fuese la cola de un zorro o en este caso mejor dicho de una zorra.

Al llegar a la plataforma me esperaba la azafata con una amplia sonrisa, yo estaba muy cansada, agotada y bastante extenuada y tampoco sabía muy bien que quería que hiciese, sin embargo pronto lo descubriría.

La azafata se tumbo en el suelo y abrió sus piernas ofreciéndome unas vistas impresionantes de su vagina completamente rasuradita y sin un solo pelito, con la mejor de sus sonrisas y con uno de sus dedos en su boquita me invitaba a acercarme haciéndome signos evidentes con un dedo mientras movía sus caderas de forma cadente y sensual.

No se porque pero como una autómata fui hasta ella, me arrodille y me metí entre sus piernas, nunca había estado con una mujer, ni pensé que me gustaría, el caso es que cuando estaba a escasos centímetros me fije un momento y pude ver como la vagina de la azafata estaba sonrojado y dilatado, fruto del trajín recibido, no se era como si me atrajese y sin que nadie me lo ordenase o pidiese, comencé a darle varios lametazos a esa sonrojada vagina, la sensación no era para nada desagradable, y no sé porque pero seguía chupando y lamiendo ese conejito cada vez con más ganas y mas rápido.

No tardo mucho la azafata en cogerme de la cabeza y apretarla contra su entrepierna mientras movía sus caderas de forma circular para disfrutar la comida de conejo que estaba realizándole, pero lo que más me alucinada era que no podía dejar de succionar y chupar ese conejito que ya sentía humedecerse, y chupar esa pepita hinchada que tenia por clítoris.

Tan ensimismada estaba en mis tareas que no me di cuenta como el viejo nuevamente se acerco a mi, me retiro el consolador que ocupaba mi orificio trasero y coloco su hermosa barra de carne en  las puertas de mi orto para con un golpe seco y duro de cadera introducirme más de media  polla, eso sí que me dolió, sentía como mi culo cedía de forma violenta a la profanación  y cuando intente chillar o protestar me fue imposible ya que la azafata me tenia completamente amordazada con sus piernas sobre mi cuello  y sus manos sobre mi cabeza.

El viejo al verlo se dio prisa para darme una nueva estacada y enterrarme toda su pinga en mis entrañas.

Dios mío que dolor, sentía como me partía en dos, como me quemaba mis entrañas, intentaba sacármelo de encima pero me era imposible, era más fuerte que yo y con su cuerpo y la ayuda de la azafata casi no podía moverme.

No le debía parecer poco el dolor que me estaba proporcionando ese cabron de viejo que no dejaba de azotarme cada vez más fuerte primero mi nalga derecha para más tarde comenzar con el mismo tratamiento en la nalga izquierda, parecía que en cualquier momento mi culo fuera a partirse en dos, era insoportable y mis glúteos los sentía irritados y doloridos.

El ritmo del viejo era endiablado hasta que sentí como varios cañonazos de semen inundaba todo mi recto.

Cuando me saco la polla del interior sentí una sensación de vacío y un gran alivio, también sentí  que manaban de mi culo gran cantidad de fluidos, no me podía creer que eso fuese solo semen (mas tarde descubriría que también era sangre).

Poco duro esa sensación de alivio y vacio ya que no tardaron mucho en ocupar el espacio dejado por el viejo y volver a  introducirme otra polla, y otra más y así un largo y agotador periodo que no se cuanto duro, ni cuantas pollas más me introdujeron por el culo.

Para colmo cuando la azafata se corrió en mi cara mi boca también fue profanada y utilizada por varias pollas, yo hacía rato que no lo disfrutaba, estaba desfallecida, agotada, y dolorida, deseaba que todo esto acabase, incluso en un momento dado y no sé cómo pero en un momento dado, me vi en medio de tres hombres, con todos mis orificios ocupados por una o incluso dos pollas al mismo tiempo, me había convertido en un muñeco de trapo en manos de esos sátiros.

Termine desfalleciendo, y cuando me desperté me encontré magullada y dolorida en la habitación, no podía abrir los ojos por puro agotamiento, pero sentí como unas manos pequeñas y suaves  de mujer (seguramente la azafata) me enjabonaban el cuerpo y me metían en la cama con la ayuda de un hombre (imagine que de Don Diego) para después darme una especie de pomada o ungüento en mis partes nobles provocándome un escozor considerable.

Cuando desperté estaba hambrienta y magullada, al ver a Don Diego me saludo con una bonita sonrisa.

Don Diego:”¿Que tal estas princesa?””Tienes mejor carita””Y ya llevas casi dos días durmiendo” “¿No tienes hambre?”

No daba crédito a lo que acababa de oír, ¿Llevaba dos días en la cama?”Pensé que había pasado todo la noche anterior… Justo en ese momento mis tripas crujieron contestando por mí a Don Diego.

Me dejaron un rato sola para que me asease un poco y me vistiese para bajar a comer algo, cuando entre en el  baño y me mire se me veía una cara  bastante demacrada pese a ver dormido dos días seguidos, pero cuando me quite el pijama me quede helado, mis pechos y prácticamente cada centímetro de mi cuerpo estaba magullado y lleno de marcas.

Como podría ocultarle esto a mi novio, tenía un problema que no sabía cómo podría afrontarlo.

Realmente tenia más de un problema ya que me costó bastante poder andar con cierta normalidad, estaba bastante lastimada, casi no podía sentarme, tras comer algo con cierta fruición, Don Diego me conto todo lo ocurrido y me enseño varios videos que había grabado y otros que le habían pasado en la fiesta.

La verdad es que verme en esa situación sentí como mi vagina parecía volver a la vida, como se humedecía, no daba crédito a todo lo que paso realmente, no había sido consciente de que tantos hombres abusaran o disfrutasen de mi cuerpo.

Don Diego:”Cariño, esto ha sido increíble y espero que estés dispuesta a repetirlo”

La verdad es que no le conteste, pero lo mire divertida y le sonreí como una colegiala a la que acaba de besar su amor platónico.

Vi como la cara de Don Diego mudaba, no había duda que había disfrutado mucho con lo de la fiesta y el hecho de que no me negase a repetirlo le gustaba.

Tras esto nos fuimos al hotel hicimos las maletas y volvimos a casa.

En el avión me fije como me miraba la azafata, varias veces se cruzaron nuestras miradas y me regalaba una de sus mejores sonrisas, hasta que se decidió a acercarse hasta mi y se preocupo por mi salud.

Azafata:”Que tal estas guapa, después de lo del otro día, no tenía muy claro que no necesitases ir al hospital”

Al ver mi cara de asombro me lo explico.

Azafata:”Cuando subimos a la habitación y tras asearte, me fije que de tu culo no dejaba de manar sangre, es evidente que te lo habían desgarrado y no estaba segura que no necesitases algún punto””Imagino que no lo pasaras muy bien los próximos días cuando vayas al baño, pero tranquila curara pronto”

Mientras me decía esto se sonreía, más cuando me vio mis esfuerzos por intentar sentarme sin que me doliese, y me dio una tarjeta en la que ponía su nombre y su teléfono.

Azafata:”Por si te animas algún día”

Ya en casa Sergio me esperaba con la cena preparada y un hermoso ramo de flores.

Pero no estaba para noches románticas,  ni mucho menos que Sergio viese todas esas marcas que me habían hecho esos hombres en la fiesta y me fui a dormir.

Espero que les haya gustado y se aceptan sugerencias para seguir con la saga.

Según su aceptación se continuara