Alba
Así es Alba, la protagonista de una trilogía sobre la infidelidad, el morbo y la sensualidad.
Alba es una mujer audaz y decidida, osada e inteligente con una intuición especial para saber lo que esperan de ella. Cuando usaba esa intuición era capaz de detectar los puntos flacos de los demás, lo que le permitía actuar con ventaja y robarle los pensamientos a quien estuviese con ella.
Físicamente era una mujer bastante espectacular, con un atractivo lujuriosamente sensual que acentuaba su melena negro azabache. Poseía además una misteriosa y tentadora mirada que hacía casi imposible desviar tus ojos de ella cuando nuestras miradas se cruzaban. Ella era conocedora de su belleza y la explotaba de forma elegante, siempre con la ropa apropiada, siempre con el maquillaje justo sin estridencias pero arrebatadora.
Siempre tuvo las ideas claras en cada etapa de su vida, lo que tocaba hacer en cada momento y lo hizo por decisión propia, se sentía feliz. Alba y Gustavo se conocieron en la adolescencia, donde compartieron pandilla de amigos de verano en un pueblo de la costa gallega. Eso fue a los 14 y a los 20 comenzaron a “salir” como novios, aunque tuvo un par de novietes anteriores, Gustavo fue su primer novio con algo más que derecho a roce. Se casaron con 24 años, dos años después ya tenían a sus dos hijos. Desde entonces todo fue según su hoja de ruta, Gustavo empezó a trabajar en la empresa familiar y Alba crió a los niños hasta la edad escolar, a la vez que empezaba en el turno de oficio además de algún caso particular que le surgía. Esa era la vida que había escogido y le gustaba. Su vida no fue aburrida ni es aburrida, con 45 años además del trabajo mantenían una buena vida social fiestas, cenas o viajes solos o con amigos nunca faltaban en su agenda. El sexo en con Gustavo era bueno y lo seguían practicando, les gustaba, pero sus energías siempre estuvieron centradas en otras cosas como la empresa y la familia. Dependiendo del día, hacían el amor o simplemente satisfacían al otro, cuando cuándo uno de los dos no le apetecía mucho. Podría decirse que la relación de Alba con el sexo, era o bien un acto de amor o una necesidad fisiológica.
Nunca le fue infiel a Gustavo, no lo había necesitado, lo quería, y ambos tenían el sexo que deseaban. Pero aquella tarde en los grandes almacenes, un ingrediente nuevo apareció en su vida, el morbo. Nunca había sentido esos nervios, ese estado de agitación interna, esa sucesión de deseos prohibidos que te produce el morbo. Ese momento en que la excitación sube a medida que vas rompiendo barreras, que antes ni te habías planteado o no sabías que existían. Nunca había sentido nada de eso, el descubrirlo, el saber de su existencia y el sentirlo en su propia piel, fue lo que la llevo a esta aventura con Luis. No buscaba consuelo el de una mujer despechada en brazos de un amante, no buscaba el placer de una mujer desatendida, no buscaba venganza por una infidelidad, solo se encontró con algo que desconocía, y ese descubrimiento genero el ella un deseo que quería explorar.
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