Alana. La emancipación
Alana es una chica rusa que antes de prostituirse, tuvo una vida normal. Así se emancipó.
ALANA. La emancipación.
[continuación del primer relato EL PRINCIPIO, de la serie: ALANA.
La jovencita Svetlana se había casado con el jovencito Alexei con mucho por descubrir: como en tantas parejas jóvenes, sus primeros años de vida juntos fueron de una alta intensidad sexual.
Ekaterinburg no es precisamente un centro internacional industrial y de negocios y por lo tanto la perspectiva laboral de un traductor-intérprete como Svetlana era limitada. Por la vertiente de traducción ciertas oportunidades le permitieron mantener contacto con extranjeros y en concreto con españoles. En una ocasión y a raíz de su relación con una editorial española, viajó hasta Barcelona para terminar un proyecto. Svetlana tenía 22 años y jamás se había alejado más de 100 kms de su ciudad natal: aquello era toda una oportunidad de ver mundo. Lamentablemente Alexei no podría acompañarla.
Svetlana estuvo apenas diez días de marzo fuera, pero aquél viaje resultó revelador. A partir de aquél momento incorporó a su proyecto de vida un irrenunciable objetivo: irse a vivir a España e instalarse en un lugar con vistas al mar. A cualquier precio.
Otra revelación fue lo larga que le resultó la abstinencia sexual de apenas semana y pico sin Alexei: se sorprendió de su dependencia carnal y hasta dudó de si de Alexei o de un compañero de cama; tanto como de que en la sesión de sexo que siguió a su regreso, sin apenas tiempo para cerrar la puerta tras de sí, Alexei no fuera capaz de correrse dos de las al menos tres veces a que la tenía acostumbrada en cada sesión. Además, tras lavarse comprobó que la cantidad de semen que él había alojado en su vagina era sensiblemente inferior a la de su primera corrida del día. Y llevaban días sin verse.
Con el mayor entusiasmo le contó todas sus vivencias en Barcelona, sus paseos por la ciudad, junto al mar, la vida social al aire libre, la simpatía de los lugareños y en definitiva su determinación a buscar la oportunidad no solo de repetir el viaje sino de lograr trasladarse a vivir allí. Obviamente la reacción de Alexei no fue la de "olvidarlo todo y largarse a España", pero tampoco de negación absoluta a pesar de mostrar unos lazos de unión a su tierra, a sus costumbres y a los suyos, cuando menos, mucho menos quebradizos que los de ella.
En cualquier caso, las infundadas sospechas de Svetlana sobre Alexei y su decaimiento físico-sexual, empezaron a atormentarla y aquello fué el principio del fin de su matrimonio. Fuera porque Alexei no la siguió ciegamente en sus nuevos objetivos, fuera porque su relación parecía entrar en otra fase, fuera porque se instaló la sospecha en su cama, la cuestión es que hasta el sexo entre ellos cambió. No cambió la frecuencia porque ella era la primera que en alguna ocasión y tras un enfado con él, le había dicho:
- Que esté cabreada contigo no significa que no podamos follar -. y al menor descuido, en la cama, conseguía acercar sus labios a su pene y relamerlo hasta que él no podía evitar la erección que les llevaría a la siguiente fase, a pesar de que al día siguiente aún no hubieran resuelto su conflicto y siguieran sin dirigirse la palabra. Por supuesto lo mejor venía cuando hacían las paces. Entonces sí que el consiguiente acto tenía un componente casi recreativo: de espectáculo porno.
Pero pasaron los meses y la situación no mejoró lo cual terminó por fatigar a ambos. La guinda fué una buena y sólida oferta a Alexei para, en el plano laboral, trasladarse a Moscú: la planteó sabiendo que estaba poniendo fecha al epílogo de su matrimonio.
Cuando Svetlana aceptó que sus vidas empezaban a tomar caminos distintos tuvo la lucidez de reconocer a Alexei no solo sus sospechas, sino la probable falta de fundamento de las mismas, pero también que los años junto a él habían sido los mejores de su vida, que su vínculo emocional había decaído, que el sexual no, y que no quería irse a vivir a Moscú: ella quería forjar su propio futuro laboral y jamás se perdonaría no intentar al menos cumplir su ibérico sueño.
Alexei se comportó como el mejor de los amigos, le ofreció su ayuda en lograr su sueño, le deseó la mejor de las suertes, le brindó apoyo económico, le rogó que no guardara un recuerdo equivocado de él y en su último adiós, ya con las maletas de él tras la puerta, lo celebraron como antaño en las gélidas tardes de invierno, cuando llegando de sus respectivos trabajos y cerrada la puerta tras ellos, apenas se bajaban los pantalones hasta las rodillas, ella apoyaba sus antebrazos sobre el radiador junto a la entrada, y de cara a la pared él la tomaba desde la retaguardia mejorando, entre otras cosas, la temperatura ambiente del frío apartamento.
Una semana más tarde de aquella despedida, Svetlana llegaba en avión a Barcelona. Por internet había conseguido contactar con algunos y algunas compatriotas y tenía alquilada una habitación en un piso de estudiantes y media docena de contactos que en lo laboral le permitirían iniciar la que debía ser su independencia económica. Allí conoció a Ann, compañera de piso, una moscovita un año menor que ella que estudiaba en la ciudad.
La editorial para la que había trabajado, inicialmente no le garantizó nada, pero pocas semanas después la incorporó a un nuevo proyecto que le daba más trabajo del que podía atender. Pasó once semanas ocupadísima. No tuvo descanso ni los fines de semana. Le hicieron un contrato de trabajo por obra y servicios y obtuvo un permiso de residencia temporal. No la asustaba el trabajo así que se tomó la punta de trabajo como un esfuerzo pasajero, y como ejercicio de ritmo que debería mantener hasta conseguir un contrato de mayor duración (y tranquilidad). En tres meses había ganado en confianza, en oportunidades, en relaciones laborales y en recursos económicos. Ni tiempo para gastar dinero tenía.
Trabajaba desde casa y tenía prácticamente el pequeño apartamento a su disposición, ya que Ann se había ausentado a menudo durante varios días por motivos relacionados con las prácticas laborales que realizaba para una empresa fuera de Barcelona.
Al final del proyecto y antes de iniciar el siguiente encargo, decidió tomarse unos días de descanso. Coincidió que Ann estaba de vuelta por unos días y ésta le propuso mostrarle la Barcelona diurna y nocturna que conocía.
¡¡¡ Svetlana no había salido ni una sola noche !!! Bien, en realidad ni de día. Llevaba meses en Barcelona y apenas conocía la ciudad, pero ello se debía a su dedicación a solucionar su futuro laboral primero y la inmersión en su proyecto después.
Aprovecharon una tarde de viernes y pasearon por algunos lugares de Barcelona, sin las prisas del turista por visitar todo lo posible y con la tranquilidad de quien tendrá tiempo para ello.
Al atardecer paseaban por el Parque Güell. Hasta ese momento habían visitado un par de lugares y apenas habían tenido tiempo de conocerse y charlar de ellas, pero en un momento en el que se sentaron en un banco a descansar, se cruzaron un par de chicos, que después de oirlas hablar en ruso, soltaron un comentario entre ellos que tenía toda la intención de dejarse notar fundamentalmente porque ellas como turistas no debieran haber comprendido. Fué la ocasión para que, tras una cómplice sonrisa entre ellas Ann, aprovechara para arrancar su curiosidad.
¡ Mira qué jovencitos ! Y guapos ¿Eh? - interrogó a Svetlana.-.
Sí - respondió Svetlana.-. ¡ El rubio hasta se parece a mi ex ! -.
¡¡¡¿Tu ex?!!! ¿Estuviste casada? ¿Tan joven? -.
Si. Aún no estoy divorciada, pero nos separamos una semana antes de llegar a Barcelona. -.
¡¡ Una semana !! Ha debido ser duro ¿no?. Ahora entiendo que lleves aquí varios meses totalmente concentrada en tu trabajo. Ya pensaba que ibas para monja -. dijo Ann riendo para no dar la impresión de querer ofenderla.
La verdad es que hay días que encuentro a faltarle. Después de todo nuestro matrimonio no fué un desastre; hace pocos meses era muy feliz en él, y fué un cúmulo de situaciones, las cuales supongo que algún día hasta diré que desafortunadas, las que precipitaron la rotura de un proyecto de vida en común. Pienso que si no fuera ahora por la distancia, probablemente tendríamos oportunidad de retomarlo.-.
Uuuuuy, ya veo que en algún momento tendrás un bajón anímico y te irás corriendo para Rusia.- dijo Ann.
No creo. Uno de los factores que precipitó nuestra separación fue mi determinación a salir de Rusia y venir a Barcelona. Además coincidió con que a él le propusieron irse a trabajar a Moscú y eso precipitó mi venida.
De todas formas para monja puedo asegurarte que no iba.-. terminó.
Entonces tendremos que buscarte un novio que te ayude con el bajón cuando llegue ¿no? - le propuso Ann-.
Bueno, bueno, no corras tanto. Ahora no me apetece nada gestionar ningún compromiso - respondió Svetlana.-.
No mujer, no hablo de compromisos, solo hablo de sexo.... y no olvidar que no vas para monja. Ja, ja, ja...- le espetó Ann.-.
Bueno, ¿y tú? ¿Como andas de novios? ...porque te veo bien liberada .- preguntó Svetlana-.
Bien. Ahora mismo no tengo novio. Aunque en realidad debería decir que tengo un par.- dijo Ann.-.
Te explicas como un libro abierto... ¿Un par? - se sorprendió Svetlana-.
En realidad no es un novio. Es un amante - precisó Ann.-.
Si, si... pero has dicho un par.- le devolvió Svetlana.-.
Bueno... bien, cierto que se trata de algo peculiar, en la que mantengo una relación amorosa con un chico. Es una relación digamos que de corto recorrido porque hasta el momento hay aprecio (y obviamente sexo), pero no hay amor, al menos no del de "para toda la vida" y, bueno, como decirlo....- Ann dudaba....-
Oye, deberíamos pensar donde ir a cenar,¿No crees? - cortó Svetlana, tratando de cambiar de tema para no caer en una curiosidad que tal vez incomodaba a Ann.-.
Si, si, no te preocupes, conozco un lugar aquí cerca, pero déjame que te acaba de explicar, si estoy encantada de poder hablar de esto con alguien.- respondió Ann-.
De acuerdo, pero no pretendo que te veas obligada a contarme lo que no desees. No quiero parecer una cotilla.- sonrió Svetlana.-.
Ya te digo que lo hago encantada. La cuestión es que conocí a Gerard hace ya casi un año, puesto que solíamos coincidir en un bar de copas. y bueno, es un chico moreno, alto, guapo y tiene un tipazo atlético además de ser un auténtico "macho ibérico". Total, que una noche terminamos en la cama. Tengo que decir que fue maravilloso. De hecho lo fué ese día y en todas las sesiones de sexo que hemos tenido hasta la fecha. Hasta ahí todo normal, pero hace poco más de cuatro meses fuí a verle, quedamos en su apartamento nos pegamos unos estupendos revolcones y me quedé a dormir allí. Al día siguiente yo tenía que ir a la universidad y él a su trabajo, así que después de darle otra alegría al cuerpo, nos fuimos cada uno por su cuenta. Bueno, aunque fuera de mañana, nuestras sesiones son de "alto voltaje" y esa mañana en pleno francés... ¿sabes a lo que me refiero... No?
Una de mis ejercicios favoritos.- siguió Svetlana.-
Pues en pleno francés, me desvié de mi objetivo, mi fogosidad me jugó una mala pasada y le dejé un moretón en una nalga. Cerquita de su testiculo izquierdo. Hasta ahí... normal. Bueno... digamos que normal.
Eres una ninfómana - dijo Svetlana.-
Correcto. Entonces... ¡¡ No !! ¡ Qué dices ! ¡ Si soy una chica muy decente...! bueno..., normal ¿no? Bueeeeno si, después de todo... , tal vez sea un poco más lanzada que otras....
Decía que cuando terminé ese día en la universidad le llamé y me presenté de nuevo en su apartamento y pegamos otro polvo estratosférico. Y un poco más tarde cuando, je, je, je... - Ann sonreía mailiciosamente - le andaba recuperando del primer "round" con mi lengua entre sus piernas, se me ocurrió regalarle otro moretón a ese culito tan rico para equilibrarlo con el de la mañana, y me sorprendió que ya no lo tenía. Se le había ido en cuestión de horas, cuando lo normal es que dure más, pero mi especialidad clínica no és la dermatología, así que no le dí mayor importancia y le propiné otro en la nalga derecha.-.
Decidimos quedarnos allí viendo una película y retozando en el sofá como nos viniera en ganas y poco antes de cenar me dijo que bajaba un momento a buscar tabaco. Bien. Volvió... y solo cruzar la puerta se acerca para darme un beso, y aunque yo andaba tirada sobre el sofá desnuda y provocando todo lo provocable, no dejó de sorprenderme que el muy animal se abalanzara sobre mí y me diera un repaso del kamasutra de la A a la Z. Yo estaba alucinada con su aguante, su potencia, su frescura y la capacidad de regeneración de su próstata. Antes de que él desfalleciera tuve tres orgasmos a cual más satisfactorio, aunque eso a mí suele ocurrirme: el 99% de las veces: el último siempre es el mejor, ¡¡Ja, ja !! Pero de verdad que me dejó realmente cansada del ejercicio físico y el agotamiento mental que te provoca cada "llegada":
A pesar del cansancio me picó la curiosidad y aún solo para tratar de encontrar su límite le provoqué de nuevo y eso fué definitivo. Cuando me apliqué en levantarle la moral con mis labios, me dí cuenta de que tenía mi lametón en la nalga.... ¡¡ izquierda !! ¿¿¿¡¡ te lo puedes creer !!??? - se detuvo Ann.-.
No entiendo nada .- respondió Svetlana-.
Te lo pondré fácil y te contaré el final. Luego descubrí que Gerard... ¡¡ tiene un hermano gemelo !!. ¡¡ Són idénticos !!. Bueno, idénticos no, porque luego ya me puse a buscar y alguna diferencia les he encontrado, pero la cuestión es que los dos me follan indistintamente suplantando una única identidad. Cuando Gerard bajó a buscar tabaco no volvió: ¡¡ Volvió su hermano !!. Y claro que venía fresco y descansado. Como que no era el mismo.
Y yo que por el momento no quiero resolver la situación porque son dos ángeles haciendo diabluras en la cama, les estoy engañando sobre su farsa y me lo paso de maravilla. Aunque en realidad lo estaría pasando fatal y ya habría matado a alguien si mis pretensiones fueran otras (porque es obvio cuales son las de ellos), pero... Como que no es así...
Nunca había oído nada igual.- dijo Svetlana.-.
Espera que sigo. El DNI de Gerard lleva aún la dirección de casa de sus padres, en la otra punta de la ciudad. Ni te cuento mi cara de sorpresa un día que decidí hacer de espía y les ví salir del edificio a los dos juntos.- contestó Ann.
De todas formas estoy pensando en como vengarme de ambos y ya tengo una idea que he ido elaborando...- prosiguió -.
¿En qué piensas? - interrogó Svetlana -.
Lo que te he contado del intercambio de hermanos no ha ocurrido solo una vez, sino que se ha repetido. Lo que no sé es cuantas veces ocurrió antes de que lo descubriera. Así que me las ingenié para obtener el tfno de sus padres y en una ocasión llamé a su madre y conseguí su correo electrónico con el pretexto de enviarle una oferta tipo tele-vendedora. A la vez les he provocado a ambos indistintamente para, en alguna de nuestras noches locas, posar juntos, ligeritos de ropa ante la cámara y por tanto tengo algunas fotos, con uno y con el otro, y confío en que mamá sí será capaz de distinguirlos. - prosiguió.-.
¿Piensas chantajearles? - preguntó Svetlana.
Sí. - afirmó Ann.
Si consigo asustarles con ello, puedo conseguir de ambos lo que me proponga.- dijo seriamente.
Cuidado con su reacción.-
Bueno, todo depende de como lo diga y de lo que les pida, ¿No?.- dijo Ann.
De momento estoy pensando en "obligarles" a hacer un trío. Me excita enormemente la idea de que tengan que satisfacerme a la fuerza. Hasta he pensado en cubrirme las espaldas indicándoles que hay quién estará avisado del chantaje y que si algo me ocurriera, la policía recibiría el correspondiente aviso.- terminó.
¿Estás segura de no correr riesgos? - apuntó Svetlana.
Bueno, la cuestión es hacerles saber, con uno de ellos basta, que conozco a su madre. Luego un día pillarles por sorpresa exponiendo que sé lo que están haciendo conmigo, que vean que no me lo he tomado mal, pero que van a tener que "pagarlo" a mi modo como única salida al "conflicto".
¿Salida? - dijo Svetlana- No entiendo.-.
Fácil. - contestó Ann.- Si nos acostamos los tres y nos hacemos una foto juntos con la mejor de mis sonrisas, el chantaje se termina. Su madre puede escandalizarse de lo golfos que son sus niños, pero tenderá a pensar que yo lo soy más que ellos dos juntos con verme en una foto con ambos, con lo que siempre podrán excusarse. ¿No crees?-.
No sé si eres una golfa, pero desde luego eres toda una ninfómana, como decía antes - rió Svetlana.
Y ahora que lo pienso, hasta podría incrementar mi nivel de exigencia y decirles que además de satisfacerme a mí, voy a traer una amiga que me va a ayudar a "matarlos a polvos". - dijo riendo.
No estarás pensando... - dudó Svetlana.
¿Por qué no? Te ofrezco la posibilidad de tirarte a un macho ibérico y a su fotocopia, según tus condiciones y sin compromisos de ningún tipo. ¡ Como tú querías ! ... ja, ja, ja. - río Ann.
¡¡ Joder !! ¡¡ Como me estás liando !! - se asustó Svetlana.
No te preocupes mujer. No estás obligada a jugar a nada que no desees.
Durante y después de la cena Ann y Svetlana solo hablaron de lo mismo, aunque Svetlana, sin recibir más indirectas de Ann, dejó claro que ella jamás se prestaría al juego que Ann insinuó.
En los siguientes días, no coincidieron en el piso y no fué hasta la semana siguiente que al atardecer se encontraron en el apartamento y Ann se ofreció a preparar cena para las dos. Svetlana la acompañó en la cocina mientras Ann preparaba una ensalada y aderezaba un par de filetes de pescado. La notó eufórica, contando como le había ido durante la semana en la Universidad, sus progresos, etc. En un momento que Svetlana llevó platos y vasos al comedor aprovechó para preguntarle qué sabía de Gerard y Ann no le respondió. Cuando Svetlana volvió a la cocina la vió ensimismada con la sartén que balanceaba con un filete dentro, y le volvió a preguntar sobre Gerard. Ann volvió del despiste para responder que bien, que seguía viendo a los "Gerards" y que precisamente ahora había pasado por su apartamento. Su euforia había desaparecido. Svetlana comprendió. Se acercó a ella la tomó de la mano para seguir ella con la sartén sobre los fogones y la miró a los ojos:
¿Seguro que bien?. Anda... te pasa algo, ¿verdad?.-
Sí. Hoy nos hemos peleado. ¡ Mierda ¡.- soltó Ann.
- No soporto aceptar que esto ha empezado a afectarme, cuando creía controlarlo. Pensaba que no había más que sexo entre nosotros y cuando he tensado la cuerda resulta que yo soy la primera sorprendida al ver que tal vez había "algo más" cuando sé perfectamente que no debería haberlo y que no podrá haberlo. No debería haberme permitido encariñarme lo más mínimo con él. Vamos... con ellos. ¿sabes lo bueno del caso? Que se trata de un amor imposible, pero no sé exactamente cual. Quiero decir que no sé si me gusta Gerard, o si me gusta su hermano. O lo peor... ¿y si me gustan los dos? ¡¡ Porque para ciertas cosas es evidente que sí !! Me siento con el mismo ánimo y desánimo de encontrarte entre el amor y el odio. ¿Cómo puedo sentirme así cuando sé perfectamente a qué estaba jugando? Puedo sentir odio, pero no entiendo como puedo estar sintiendo algo contrario. Acepto estar cabreada. Lo que no acepto es estar cabreada por culpa no solo del odio, sino por verme como una perfecta tonta. Bueno. No sé. No me hagas mucho caso. Probablemente se trate solo de un mecanismo de autodefensa de "mi yo": simplemente me abruma que una discusión con Gerard me haya afectado la más mínimo.-.
Ann calló.
No puedo ayudarte mucho porque lamentablemente mis experiencias sentimentales distan mucho de las de tu nivel - dijo Svetlana sonriendo y encontrando la còmplice sonrisa de Ann - pero creo que simplemente lo que te está pasando es que acabas de darte de bruces con la Ann "persona" y con la Ann "mujer", con la más sensible y con la menos devoradora. A pesar de la coraza que has forjado alrededor de Ann y para los Gerards, resulta que tienes un corazón demasiado grande y menos duro de lo que pensabas. No te avergüences de ello. A mí me parece fenomenal. ¿No crees?-.
Bueno... Visto así... .- balbuceó Ann.
Por el momento vamos a abrir una botella de vino para ver si dentro de un rato ves las cosas de otra forma. Luego hablaremos de como resolver tu dicotomía, porque en una situación normal esto solo tiene dos soluciones, pero es que lo tuyo es un triángulo amoroso en toda regla y para más "inri" lo es "en familia". Yo solo veo una salida "mentalmente sana" y es cortar por lo sano. Cuando sabes que una relación sin futuro te afecta emocionalmente, seguir no es una salida. Y la mejor forma de cortar es terminar verdaderamente enfadada con Gerard y su clon.
Tienes razón - respondió Ann.
Pues ya está. Vamos a comer y a beber para celebrar que vas a tomar la iniciativa de cortar con tus Gerards. No siempre corta una con dos novios a la vez, contándoselo solo a uno de ellos ¿No? -. Y ambas se rieron.
Además, como te veo un poco indecisa y para darte la seguridad en este lance, voy a echarte una mano.
¿Ah sí ? - dijo Ann - ¿y cómo? ¿serás mi consejera espiritual? -.
No, por favor. Una consejera espiritual no se tira a los novios de sus amigas.-.
[continuará]
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AUTOR: Estrella (stellabig72@yahoo.es)