Al sol en una reposera
Primera experiencia con una mujer en un fin de semana con nuestras parejas
Mis dudas sobre mi sexualidad comenzaron hace unos años. Llevaba viendo porno lésbico y alguna que otra vez he chateado con alguna chica, intercambiando fotos, mensajes pero nunca había concretado nada. Siempre creí que era parte de una fantasía que me daba vueltas.
Hace poco más de un año alquilamos una quinta para pasar un fin de semana con los amigos de mi pareja y sus novias. La segunda tarde mientras una de ellas paseaba por el parque con su hija se acercó a mi mientras tomaba sol y me pregunto si llevaba protector. Le dije que no así que se ofreció a pasármelo por la espalda. Le agradecí pero comenzó a insistir en que me haría mal. Para que se vaya accedí. Sentí sus manos frías en mi espalda mientras que me elogiaba la piel suave. Sin que me diera cuenta estaba sentada conmigo en la reposera detrás mío diciendo que también me notaba contracturada así que comenzó a darme masajes en el cuello. Se sentía muy bien y estaba mucho más relajada. La nena dormía así que reinaba el silencio. En medio de ese masaje por el cuello sentí como su mano se colaba por mi busto. Inmediatamente me sobresalté y le pedí que se vaya, quitándole la mano. Pero insistió diciendo que tenía unas lolas hermosas, al tiempo que notaba su mano nuevamente y sin darme cuenta me estaba tocando los pechos y me sentía a gusto. Su mano se metió en mi bikini y me acariciaba suavemente mis tetas. Me decía que me relajara que no nos veía nadie desde ese lugar, lentamente mis tetas se iban poniendo más firmes y comenzaba a sentir cosquillas abajo. No me di cuenta y solté una respiración agitaba, cargada de placer y libido. Fue por más. Sabía que me gustaba lo que hacía así que bajo por mi vientre lentamente mientras me decía al oído que me dejara llevar. Iba caminando con sus dedos hasta que llegó mi sexo. Me susurro que ella estaba igual de mojada y mientras me lo dijo comenzó a estimularme el clitoris. La sensación fue tan hermosa que me abrí de piernas inmediatamente. Sentí como me metía un dedo dentro de mi concha mojada. Se apoyó detrás mío, sentí sus pezones erguidos y su calor. Siguió metiéndome el dedo y sin decir palabras yo solo me movía . El silencio era maravilloso en aquella situación. Sentí sus labios en mi cuello y sus manos que aún jugueteaban hábilmente con mi clitoris y mi vagina. No podía dejar de moverme y quería más así que le tome la mano y la ayude a que me tocara más adentro , la sentía como jugaba , como iba sintiendo más seguridad y me revolvía de placer. Continuó haciéndolo unos minutos más hasta que me vine en un estallido y solté un pequeño grito de placer. Me acoste sobre ella, sientiendola aún caliente pero satisfecha de su labor.