Al sol del verano

Noté que el sujetador del bikini se aflojaba, mientras mis manos descendían hasta su culo, que apreté con vehemencia.

AL SOL DEL VERANO.

(Dedicado a Locutus, por la inspiración que me ha proporcionado. Un beso, Locu).

Julio siempre es el mes más caluroso, y ese no iba a serlo menos que otros. El aire acondicionado del coche, hacía que fuera más soportable, pero el volante estaba ardiendo y me quemaba las manos.

¿Por qué estaré haciendo esto?, ¿No será una locura?, pensaba, mientras avanzaba por la autopista rumbo a Gijón.

Me encantaba aquella ciudad, por eso cuando Javi me invitó a la Semana negra de Gijón, no me lo pensé dos veces. Hice la maleta, cogí mi coche y salí rumbo a Gijón. Era casi de noche cuando llegué y empezaba a refrescar. Me encantan las noches de verano junto al mar, por eso elegí aquel hotel, el hotel Asturias, porque estaba junto al mar. Además no era muy caro y la primera vez que estuve allí me trataron muy bien.

Al llegar a la habitación, llamé a Javi para decirle que ya había llegado. Y quedamos en vernos al día siguiente, en el paseo marítimo.

Me levanté nerviosa y excitada. Después de haber chateado y practicado cibersexo con Javi, saber que íbamos a vernos cara a cara me ponía nerviosa. Me preguntaba si tendríamos la misma química, si podría surgir algo entre nosotros. Pero no tardé en poder comprobarlo.

Eran ya las nueve de la mañana, habíamos quedado en el paseo marítimo, junto a la playa de San Lorenzo.

Yo llevaba un corto vestido, de tirantes, muy veraniego, pues pese a ser temprano, ya hacía calor, y un bikini debajo, ya que habíamos quedado con Javi que pasaríamos un rato en la playa, tomando el sol. Llevaba sólo unos minutos esperando, cuando le vi aparecer, enseguida me reconoció, pues había visto algunas fotos mías, venía sonriente y alegre.

¡Buenos días, Princesa guerrera! – me saludó al verme.

Mi corazón iba a mil por hora, pero traté de controlar mis nervios y le dije:

¡Buenos días!

¿Qué tal?

Bien ¿y tú?

Bien, ¿vamos a tomar el sol? – me preguntó con voz picarona.

Vamos.

Bajamos a la playa y extendimos nuestras toallas sobre la arena. Yo me quité el vestido, quedándome sólo con el bikini. Javi me miró de arriba abajo, mientras se quitaba los pantalones cortos que llevaba, y dijo:

Estás guapísima, preciosa.

¡Bah, si estoy muy blanca!

¿Y que más da? Eso no le quita belleza a tu piel nacarada, todo lo contrario.

Gracias, tú siempre tan halagador.

Nos miramos a los ojos y entonces me di cuenta. Si, había química entre nosotros, la misma que por el chat o en el foro, ambos estabamos pensando lo mismo, aunque ninguno de los dos terminara de decidirse a dar el primer paso.

¿Vamos a nadar? – le propuse.

Vale.

Entramos en el agua, estaba fría, había poca gente bañándose, ya que aún era temprano, la mayoría de la gente paseaba por la arena o tomaba el sol. Nos adentramos en el agua, hasta que esta nos llegó a la cintura y entonces le salpiqué con el agua. Javi empezó a reírse y salpicándome me dijo:

¡Qué sinvergüenza eres!.

¡Aaaahhh! – grité, volví a salpicarle y salí nadando.

Él vino tras de mí, intentando cogerme del pie. Me atrapó, me hundió, y cuando pude sacar la cabeza del agua, mi puño golpeó su pecho.

¡ Qué malo eres!

Y de improviso, me abrazó con fuerza, y me besó con violencia, primero intenté separarme, pero después me dejé llevar. Sentía atracción hacía él, sentía que las chispas saltaban entre ambos desde el momento en que nos habíamos conocido, así que me dejé llevar. Su lengua entró en mi boca, la mía se unió a la suya y empezó la batalla. Sus manos empezaron a deslizarse por mi piel, bajando por mi espalda, hasta llegar a mis nalgas. Me apretó contra él y sentí su sexo erecto chocando con mi vientre. Mis manos también acariciaron su espalda.

Noté que el sujetador del bikini se aflojaba, mientras mis manos descendían hasta su culo, que apreté con vehemencia.

Javi me quitó la parte superior del bañador y me acarició un seno. Estabamos a mil, y aunque la gente empezaba a mirarnos, nosotros pasábamos de ellos. Ya no nos importaba quien hubiera a nuestro alrededor, sólo deseábamos sentirnos.

Sentí los labios de Javi sobre mi pecho, besándolo y mi cuerpo se erizó. Mientras mi mano derecha acariciaba su sexo, primero por encima del bañador y después deslizándola por su interior, acariciando los huevos suavemente. Acaricié el pene, sujetándolo con la mano, y moviéndolo arriba y abajo. Con la otra mano tiré el bañador hacía abajo.

Las manos de Javi, metiéndose dentro del bikini, sobaban mis nalgas. Sentí sus dedos acariciando mi clítoris y mi cuerpo se erizó excitado. Un gemido escapó de mi garganta, lo que hizo que algunas de las personas que estaban más cerca de nosotros nos mirasen escandalizadas. Me retorcí de placer, al igual que él, mientras mi mano seguía masajeando su pene arriba y abajo. No miramos a los ojos y nos besamos, larga y apasionadamente, mientras mi cuerpo se pegaba al suyo. Aparté su mano de mi sexo y le abracé con mis piernas, aparté el bikini, guié su erecto falo hacía el mío y dejé que entrara despacio y sin dificultad, dentro de mí. Sentí su sexo deslizándose por el mío hasta queme llenó por completo. Nos besamos, le abracé, mientras él me sujetaba por las nalgas. Empecé a moverme despacio, subiendo y bajando sobre el erecto falo con parsimonia, tratando de sentirlo dentro de mí, entrando y saliendo.

Poco a poco empecé a aumentar el ritmo. Ambos gemíamos excitados, sintiendo el agua y el sol sobre nosotros en una comunión perfecta. Nuestros movimientos eran cada vez más acelerados, nos movíamos en una carrera imparable hacía el placer. Su sexo dentro de mí, me hacían sentir llena. El agradable cosquilleo del placer comenzó a desatarse en mi sexo, poco a poco, siguiendo a aquel ritmo sabía que el éxtasis no tardaría en llegar. Su sexo empezó a hincharse dentro de mí. Javi empujaba con fuerza hacía mí. Ambos empujábamos el contra el otro tratando de sentir el goce que nos proporcionábamos mutuamente. Hasta que sentí como el placer explotaba en mi interior, arqueé mi espalda, empujando con fuerza hacía él. Eso precipitó su orgasmo, que explotó justo después de mí, llenándome con su semen.

Terminamos de convulsionarnos abrazados. Javi, me soltó ayudándome a hacer pie sobre la arena. Me puse bien el bikini, al igual que él y salimos del agua. La gente nos miraba, pero a nosotros no nos importaba, habíamos pasado un agradable momento y eso era lo único importante.

Tomamos el sol un ratito más y después fuimos a comer juntos. El resto del día lo dedicamos a hacer turismo y por la noche nos despedimos muy cariñosamente, ya que al día siguiente yo volvería a Barcelona.

Erótika (Karenc) del grupo de autores de TR.