Al servicio de una organizada banda

Unas chicas son secuestradas, no imaginan su triste paradero. Una banda de seis muchachos, luego de vivir una vida criminal por muchos años, deciden relajarse mudarse a una casa de campo y tener al fin un par de putas a su servicio

La madrugada alborotó de presencias la habitación. Los cuerpos semi ocultos, semi amontonados al centro de la habitación eran el gran trofeo. Todos los allí presentes no desviaban la atención de las tres chicas, que yacían adormecidas en la alfombra. La luz era tenue, pero el  tiempo lo tenían  a su favor.  Así que el jefe ordenó que se dispersaran y dejaran que las conejitas salten, sería más divertido atraparlas entonces. Cerraron con un pesado madero, la rústica habitación que habían improvisado para las jóvenes. Ellas quedaron ahí tendidas, luchando con un sinfín de pesadillas, retomando en pequeños sorbos el conocimiento.

Eran seis los hombres que cruzaron el patio, agachando la cabeza, para que el hielo del amanecer no les acuchillara los ojos. Abrieron la liviana puerta de madera y se instalaron en una cocina acogedora, calentada por una estufa vieja ubicada a la derecha. Uno de ellos repartió cervezas entre los presentes y todos vertieron el amargo licor por sus gargantas, celebrando por lo conseguido.

-Ahora si, tenemos lo que mínimamente nos merecemos, unas putas que estén a nuestro servicio, unas buenas hembras que nos satisfagan y nos atiendan- Dijo Rafael, el que estaba mas inquieto desde un inicio.

-No lo creas- lo contradijo Victor – Primero vas a tener que domar bien a esas yegüitas para que no te acuchillen mientras duermes jajajaja

  • O para que no te muerdan. Si no lo haces terminaras tu chupándoles las chuchas, aunque tu tienes bastante experiencia en eso- se burló Diego, de inmediato

  • Si, tu le metías la lengüita a la tal Mónica, mientras sus primos le reventaban el orto – Comento Jesús y de inmediato Rafael se levantó de su lugar y aventó su silla unos cuantos metros en dirección a la puerta de salida, con un gesto que deformaba de rabia su cara.

-¡Basta! No hagan tanto alboroto ¡Por mis huevos, que me jode la bulla!- dijo Manuel y todos guardaron silencio de inmediato, el jefe solía ser un hombre de pocas palabras, tenía un gesto paternal ante el cual todos sucumbían, era líder por naturaleza. Pero la virtud de la paciencia no era suya, sabían que en sus arrebatos había mutilado hombres, torturado vírgenes y degollado amigos. Así que todos cuidaban y respetaban determinado silencio que había que mantener en su presencia, sabían todos que no debían perturbarlo.

Después de un incomodo silencio, el más callado y joven de todos Rodrigo, el único junto con Manuel, que no parecía muy ansioso, anunció que ya había amanecido y que sus jóvenes invitadas, ya estarían buscando respuestas. No hay que hacer esperar mucho a las damas, agregó. Sus cuatro amigos se acercaron con disimulo a la puerta, esperando la señal que los permitiera salir y abalanzarse encima de las ricas cachorritas. Pero Manuel, se mantuvo callado y con el rostro fijo en la ventana, pasados unos minutos en el cual los cinco secuaces jugueteaban con los dedos de las manos en signo de ansiedad, este se incorporo y dijo:

-Vamos, dos años juntos, estamos bastante organizados y hemos logrado burlar la ley sin mayores contratiempos. Hemos llevado la vida de piratas que tanto soñamos. Y ahora chicos, ha llegado el momento de empezar a disfrutar nuestros tesoros. Esta cabaña, esta lo suficientemente alejada y camuflada, a la vez que es bastante confortable, será una buena guarida. Y definitivamente necesitamos unas perras guardianas- Rieron todos al unísono - ¿De dónde han traído a las putas?-

Rodrigo, Rafael y Víctor se apuraron en responder, pero Rodrigo ganó la palabra y dijo – Las encontramos en el círculo de tiendas de centro comercial, una de ellas estaba medio ebria y regañaba a su amiga, que salía con un tatuaje de estreno arriba del trasero- Terminada esta frase, los seis giraron la cabeza, alertados por un ruido, hacia una de las ventanas que permitía ver la construcción del frente, la caseta que servía como una especie de granero antes de que ellos fueran dueños. Era inminente que las chicas habían despertado, Manuel ordeno que de inmediato cruzaran el patio, que entraran rápidamente al cuarto y volvieran a trancar la puerta. Así fue, atravesaron el patio, rápido y en silencio, entraron al granero y volvieron a trancar la puerta. Las chicas estaban arrinconadas hacia una de las paredes, una parecía haber estado intentando salir por un agujero que se vislumbraba en el techo, el ruido debía haber sido producto de su caída. Se asustaron pero no atinaron a decir nada y observaron silenciosas como las seis sombras se acomodaban por el resto de la habitación. La luz se filtraba lo suficiente para poder observarlas, las tres eran hermosas, admitió Manuel, sus secuaces no tenían malos gustos, había una pelirroja con unas tetas de infarto, cuando se levanto pudo ver que era algo rellenita y de estatura baja, pero tenía dos piercings en las cejas y las nalgas bien contorneaditas. La otra tenía el pelo castaño, era la menos agraciada de ambas, tenía un cuerpo bien proporcionado, pero no se veía tan bien como sus amigas, la tercera era la más blanca de todas y llamó de inmediato la atención de Manuel, tenia ojos marrones y el cabello oscuro, su cuerpo era delgado y sus rasgos finos, su expresión de susto y sus pequeños senos, generaban un morbo total. Manuel dio una orden, y en un segundo la pelirroja y la chica de cabello castaño tenían a alguien sujetándoles los brazos y las piernas. El se abalanzó contra la chica que había estado mirando, la agarro de los pelos y anunció: - A esta puta me la llevo yo,  hagan lo que quieran con ese par-

Los chicas, ya con su realidad explicita, comenzaron a gritar e intentar defenderse. Mientras ellos les amarraban ambos brazos atrás y aprovecharon las cuatro columnas del recinto, para amarrar sus tobillos a las maderas. Quedaron ambas amordazadas, paradas con las piernas abiertas y los brazos atados atrás en medio de la habitación. Todos los chicos allí presentes estaban algo sudados por la lucha que habían dado las mujeres antes de ser atadas, pero a la vez mostraban el éxtasis en sus rostros, habían estado con muchas mujeres, muchas veces también por la fuerza, pero solían abalanzarse sobre una víctima, que nunca los reconoció ni los reconocería. Ahora en cambio, debían domesticar, porque estas nenitas serian sus perras, sus sirvientas, sus esclavas, debían enseñarles todo para ser satisfechos a plenitud.

Víctor, se acerco a la pelirroja por adelante y Rafael por detrás. Rodrigo cargó hasta delante de esta, una mesa que habían mandado a preparar, la mesa tenía dos agujeros al centro, la acomodaron debajo de la chica y ubicaron los pechos justo en los agujeros. Las pobres ya habían sido desnudadas en el trayecto. Así que solo ubicaron sus pechos tocándola y magreandola todo lo que pudieron, lo que provoco que los ojos de la chica se inundaran de lagrimas.

-La muy puta está llorando- dijo Rafael

-Quizás quiere contarnos algo- agregó Rodrigo, se acerco a la chica y le susurro- mas vale que no grites, porque nos molesta el ruido- Le quito suavemente la mordaza y le acaricio con el pulgar los labios y le introdujo el dedo a su boca. Ella solo cerró los ojos y trato de apretar los labios- cuéntanos puta, como te llamas y cuantas veces has follado grito- como no obtuvo respuesta inmediata, Victor le propino una nalgada a la chica que le hizo reaccionar y responder como autómata

-Me llamo Raiza-

-¿Asi Raiza? Y cuantas veces has follado por qué tienes una cara de zorra que no te imaginas. ¡Responde puta!- dijo Rodrigo y la abofeteo.

  • Solo dos, solo dos- lloró la chica

-Cuéntanos, queremos escuchar que agujeritos ya te han abierto-

-No por favor, no me hagan nada, yo solo me he acostado con mi novio, hace unos meses, solo hemos tenido sexo vaginal, no me hagan nada se los suplico, mis padres tienen algo de dinero, les juro que les van a pagar-

-JAJAJAJA, la putita piensa que vamos a pedir recompensa, no vales nada zorrita, aquí te vamos a dar lo que te mereces no te preocupes, vas a vivir como una perrita feliz y obediente ¿entendiste?, ahora zorra, abre la boca y chupa. ¡Chupa carajo perra de mierda!- Gritó Rodrigo, mientras cogía fuertemente de los pelos  a Raiza y le empujaba la cara contra su bragueta, la soltó riéndose, y le dijo, ni siquiera abres la boca puta, pero no importa, ya aprenderás como debes de tratar a tus amos, primero te pondremos tu nombre - ¿Quién se va a encargar de bautizar a esta primera perra? -

Diego se acercó rápidamente, pero Victor que había estado mas cerca desde un inicio, agarró de un zarpaso las caderas de la chica y dijo que él sería, que estaba cachondo hace rato mirándole el culo a esa zorra, que él se la quería follar. La chica comenzó a grita y a retorcerse, mientras Víctor se desvestía, agarro una de sus medias y se la metió en la boca y le dijo, no quiero gritos puta. Rodrigo, paso a explicarle a la asustada mujer, que ya no sabia como poner los ojos para que hagan caso a sus suplicas, cual seria el procedimiento

-Mira, perrita, lo que sucederá a continuación, será que aquí tu amo Victor, te va a reventar el culo, iremos contando todos el numero de embestidas que te da antes de correrse, ese numero, será tu nombre a partir de hoy zorrita-

Victor ya estaba desnudo detrás de la chica, Rodrigo fue por un par de ganchos de metal, que colocaron en los pezones de la chica, solo para disfrutar las muecas de su rostro inundado de lagrimas. Víctor se acerco, mojo una de sus manos y paso los cinco dedos como una lengua por el ano de la chica, luego ensalivo solo su dedo pulgar y empezó a presionar el huequito, dándole vueltas y vueltas a su dedo una vez que logro introducir un poco. Luego saco su pene erecto, no era muy grande, pero tenía un ancho respetable, sin dudarlo mucho, ni dilatar mas el ano de la chica, la penetró con fuerza, ahhhhhhhhh, se escucho el grito ahogado y las lagrimas a montón, Víctor empezó las embestidas, mientras sus compañeros comenzaron el conteo. El la golpeaba fuerte, además pellizcaba las nalgas mientras la penetraba, bamboleaba su cadera de atrás hacia adelante con una fuerza brutal y con un animado desesperado, ahhh ahh ahhh, se escuchaba gemir a la pobre chica, mientras se retorcía de dolor, al llegar al numero 33, se escucho a Víctor, gemir también, y llenarle de leche todo el agujero a la jovencita. Victor, se separo del dilatado esfínter, q goteaba un poco de leche y un poco de sangre. Rodrigo, le quito la mordaza a la chica y la abofeteo mientras le preguntaba. ¿Cómo te llamas zorra? Di tu numero puta, di tu numero.

-Treint… treee…

  • Treinta cinco puta- dijo Rafael, mientras de un solo golpe, volvió a penetrarla de sorpresa.

-ahhhh, noooooooooooo

-Callate, perrita, tienes que acostumbrarte a la verga calientita, toma perra, toma

  • Nooo, noo mas por favor

Rodrigo empezó a jalonearle los ganchos en los pezones, ¡Cállate puta! Tienes que decir, gracias mi amo, estoy para servirte, deja de quejarte, que eres una zorra, te utilizaremos todos los días perra, acostúmbrate.

Rafael, comenzó a envestirla con más fuerza, la cogía de las caderas y descargo toda su leche en el adolorido ano de la chica. Después de terminar, retrocedió y volvió a sentarse en una de las sillas y todos cambiaron sus miradas, y le prestaron atención a la joven que había quedado olvidada presenciando la horrible violación anal que le había hecho a su amiga. Rodrigo, le soltó la mordaza y le repitió las mismas preguntas que a la primera dime ¿cómo te llamas y cuantas veces has follado?. La chica, tenía un gesto de terror que opacaba al de su amiga, pero no había derramado ni una lagrima, llevaba el rostro seco.

-Habla puta, que me da ganas de patearte el hocico, hasta hacerte suplicar-

La muchacha, para sorpresa de todos, no espero mas amenazas, y comenzó son su respuesta  –Me llamo Daniela y he follado desde la pubertad, con mi padrastro, el ha hecho conmigo lo que ha querido, todas la veces que mamá ha tomado turno noche-

-Asi que ya estas toda usada, que asco, pero igual te terminaremos de usar zorra, ya que eres toda una experimentada, abre la boca y chupa- dijo Rodrigo y le acerco la punta de su verga flácida que se asomaba en la bragueta de su pantalón. Mientras tanto, Diego se acerco le desato las piernas. Jesus, había removido algunas cosas que dejaron a la vista un catre oscuro y con olor a naftalina, ahí se recostó desnudo. Rodrigo se separo de la chica y le señalo la cama, con una mueca de burla. Ella comenzó a caminar despacio, tanteando el suelo, se paro al lado de la cama y Diego la pateo.

  • De rodillas zorra, a partir de ahora caminas como la perra que eres ¿Entendiste?-

Ella se quedo en la posición en la que la caída la había dejado y agacho la cabeza, Rodrigo la sujeto del cabello

  • clávate la verga de tu amo, puta, ¿Qué te pasa zorra? ¿ya te olvidaste como se folla? Vas a complacernos puta, mas que a tu padre, zorra.

Ella subió, abrió las pierna, quiso controlar una penetración suave, pero Jesús la tomo por las caderas y la hundió súbitamente.

-ahhhhhhhhhhhh-

-callate puta, estas mas abierta zorra, aprieta un poquito perra que no te siento-

Daniela, comenzó a mover sus caderas con temor a mas golpes, todo el tiempo con la cabeza baja, mientras Jesús disfrutaba del mete y saca, además que la manoseaba por donde podía.

-Agáchate perra, quiero lamerte esas tetas que tienes- le dijo Jesús, ella curveo su cuerpo inmediatamente obedeciendo la orden. Rodrigo se acerco a la cabecera de la cama y aprovecho la posición de la chica, para apuntarle con el pene a unos centímetros de su rostro.

-Has dejado algo sin terminar zorra, chupa, chupa, metete mi pinga hasta la garganta… Ha llegado el momento putita de saber tu nombre, chicos cuenten, a ver que numero se saca esta perra-

Daniela, no sabía si contarían las veces embestidas que le estaba dando Jesús o que serian las de su boca, pero no guardo mucho tiempo esta duda, ya que comenzó a sentir una presión en su ano, quiso moverse, intento hasta tirarse hacia atrás. Pero la tenía bien sujeta. Rodrigo se follaba su boca, cogiéndola de manera salvaje de los pelos. Diego se había acercado lentamente y ahora yacía acuclillado detrás de la chica, apuntándole una enorme verga al ano. Le metió dos escupitajos y comenzó a forcejear el esfinter… mhggggg, mhggggg, se escuchaba a Daniela, entre las embestidas que le daba Rodrigo por la boca. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, al fin Diego logro su cometido, comenzó el conteo y las embestidas, el cuerpo de la chica era un poema, para los que no estaban participando de la triple penetración, ella se retorcía 3, 4, 5, mhggg, toma perrita vas a tragarte toda la lechita que te dan tus amos perra, deja de moverte así y complace puta sino después te destrozaremos el rostro a golpes zorra, porque si no sirves para follar no servirás para nada puta. Víctor y Rafael, cachondos por la escena, se acercaron a 35 y Victor le metió su dedo anular hasta casi hasta su garganta, mientras con la otra mano le jalaba los pelos, hizo presión y ya tenía toda la mano en la boca de la muchacha, se rio, aparto los dedos y le metió su verga. Ella no se resistió, estaba confundida y demasiado atemorizada. Chupa putita, que tienes que limpiar mi pene de tu sucia cola. Rafael aprovecho, ya que la chica seguía amarrada en la misma posición, para introducirle su verga en la vagina, ahhhh, la chica comenzó a gemir. Víctor le follaba la boca, y movía los ganchos en sus pechos… 42, 43, ahhhhh. Diego, había terminado, te llamaras 43, dijo y se separo de la chica palmeándole en las nalgas. Rodrigo, saco la verga antes de correrse, y le embarro los ojos y la nariz de espesa leche. Jesús, la hizo brincar, ya libre de las otras dos vergas un par de veces más y luego apretó con violencia sus senos para correrse, ignorando las quejas de la chica. Víctor se corrió en la garganta de 35 y Rafael tampoco demoro en mojarle la chucha.

Los chicos las dejaron ahí, se arreglaron un poco, se vistieron. Luego Rodrigo, busco dos fuertes sogas. Ya sin impedimentos, procedieron a volver a amarrar las manos a la espalda de 43 y la soga gruesa a su cuello. A 35, le quitaron los ganchos, la separaron de la mesa que había dejado marcas rojas al contorno de sus voluptuosos senos, le desataron los pies, y le amarraron la soga gruesa también al cuello. Rodrigo cogió a 35 y Diego a 43, las llevaron gateando hasta el patio, ellas obedecieron absortas y temerosas por todo lo último que les había pasado. Cerraron los ojos, ya que la luz del pateo las cegó, las amarraron a un tronco firme que había a un costado, cuando sus ojos ya estaban totalmente acostumbrados, estaban las dos amarradas del cuello al tronco, como si fueran dos perritas. Y los cinco chicos las rodeaban con una sonrisa burlona en el rostro, comenzaron a sentir unos chorros tibios en el cuerpo y se percataron que todos las estaban meando encima, trataron de cubrir sus rostros. Los jóvenes se alejaron hacia la casa de campo, haciendo comentarios de la violación. Y ellas se abrazaron y comenzaron a llorar desconsoladamente…

CONTINUARÁ