Al regresar mi esposa de fiesta V

Una nueva oportunidad para salir a ver que pasa...

JORGE

Pasaron varias semanas sin que nada ocurriera. Me refiero a nada con ningún tercero, ni nada parecido. No había noticias de Luis tampoco. Desconocía si Carla había estado hablando con él, me parecía que no debía preguntar. Pero el sexo entre nosotros... madre mía. Me estaba quedando seco… jejeje. Lo hacíamos a diario, muchos días incluso repetíamos (siempre que convivir con los niños lo permitía). Seguíamos fantaseando, en muchas ocasiones, con el tercero, jugando con la polla de goma que usamos muchas veces. Solo que ahora, cuando Carla llevaba los ojos vendados y la follaba con esa polla, le ponía nombre: Luis. Y no me importaba. También, muchas veces, me pedía que me pusiese las lentillas. Tal vez no os lo he contado nunca, pero el mayor fetiche de Carla son los ojos claros. Compré una vez unas lentillas de color claro, mis ojos naturales son marrones y a Carla le encanta que me las ponga cuando lo hacemos.

Y así, entre lentillas y antifaces… pasaron las semanas… hasta que tuvimos ocasión de volver a salir, de dejar a los niños. Reservé un hotel en la ciudad, pues nos apetecía desconectar y pasar más tiempo juntos. No preparé nada, no contacté con Luis ni busqué ningún candidato para mi mujer. Ese finde la iba a disfrutar yo, aunque bueno, si surgía…

CARLA

Por fin llegamos al hotel, solos, sin niños. Sin duda, aquellas semanas, desde aquellos encuentros con Luis, algo en mi había cambiado. Me sentía muy segura de mi misma, me gustaba vestir sensual, me gustaba sentirme observada por otros hombres. Y me encantaba follar con mi marido, se había vuelto en una rutina indispensable para mí. La verdad es que no habíamos hablado mucho del tema, excepto si follábamos y me tapaba los ojos, momento en que, mediante la polla de goma que solemos usar, rememoraba aquella noche tan llena de sexo, me empapaba, y gozaba como nunca en la cama. Y por supuesto me encantaba, como siempre, cuando Jorge se ponía los ojos claros, me excitaba sobremanera.

No pude evitar, aunque me había resistido mucho tiempo, a hacerle saber a Luis, con un mensaje, que aquella noche estaríamos de vuelta por la discoteca en que nos encontramos:

-Hola, soy Carla, supongo que te acuerdas de mí. Sólo quería decirte que el sábado vamos a salir, seguramente estaremos por la discoteca de siempre. Por si coincidimos. Besos.

Y la verdad, su única respuesta me había desmotivado un poco para con aquél muchacho:

-Ok. (Y un emoji con el besito)

En fin, pués que aquella tarde en el hotel, después de disfrutar un rato del spa, echamos un polvo, como no podía ser de otra manera, en la habitación. Y allí, mientras me follaba, si que Jorge me lo mencionó:

-¿Te imaginas coincidir con Luis nuevamente esta noche? ¿Te gustaría? –me susurró al oído mientras, encima de mí, me empujaba una y otra vez con fuerza…

-Ah… si… si… pues…. Le he escrito….

-Ah, ¿si?.. no me digas…

-Sólo para avisarle que estaremos de fiesta esta noche…

-Pero… ¿te gustaría reencontrarte con él? ¿te gustaría volver a gozar de su polla enorme…?

-Oh… si… -las palabras de mi marido me encendieron…- siiiiiiiiiii – y nos corrimos a la vez…

Ya recuperados, fue Jorge quién insistió en el tema:

-Pues, si vamos a reencontrarnos con Luis, conviene que te vistas adecuadamente…. Ejem… ya me entiendes….

-No te hagas muchas ilusiones –le corté- la verdad es que hemos perdido el contacto, y por su respuesta, no creo que quiera volver a repetir. Supongo que una vez hecho, es de esos hombres que ya no repiten….

-Bueno –contestó mi marido- ya veremos. Vamos a divertirnos y ya está. Pero aún así, si no es por él es por mí, espero verte vestida como ya sabes que a mí me gusta.

-Tranquilo…. –le dije- se le van a ir los ojos a más de uno…- y le sonreí-…

Jorge se acercó a besarme, mientras me apretaba fuerte el culo y me atraía hacia él…

-Como me pones….- me dijo-

JORGE

En el bar del hotel, la espera a que Carla bajara para encontrarnos se me hizo larga. Me dio para dos cañas, esperaba a pedir el shandy para ella a que llegara. En mi cabeza me la imaginaba, guapa como es ella, vestida de la manera más provocativa. ¿Elegiría un vestido corto, o unos leggins marcando culo…? Era increíble, pero notaba la polla en mis vaqueros que me empezaba a apretar. Y solo me estaba imaginando a mi querida esposa. Definitivamente, habíamos cambiado. Si antes ya éramos una pareja muy sexual, desde que Carla se “liberó”, nos habíamos vuelto dos animales. Pero debo reconocerlo: me encantaba.

Entonces llegó. Esta vez no reparé en si el barman le dió algún repaso, o unos muchachos sentados en un sofá. No podía quitarle los ojos de encima. Llevaba una camiseta de tirantas roja, que no le había visto nunca antes. Pero esta era otra Carla. La camisa descendía por sus pechos, sin sostén, marcando sus pezones, en un pico bastante por debajo de los mismos. La espalda iba al aire prácticamente. La seguía una negra con vuelo, cortita. Sus piernas, relucían con un zapato de cuña al final, en el mismo color negro, que las realzaba. Una pequeña rebeca, una torera, que se puso por el camino mientras venía hacía a mí, alcanzó a disimular sus pezones… Nos besamos…

-Madre mía… -alcancé a decir-

-¿Te gusta…? –preguntó coqueta-

-Buffff… tu qué crees…

CARLA

La noche estaba resultando genial. Para la cena, Jorge me llevó a un sitio romántico, a picotear nuestros platos favoritos: unas gambitas a la plancha, un pulpo a la gallega, y unos chipirones. Jorge siguió con cerveza, yo me pasé a los mojitos tras el shandy en el bar del hotel. Ver la reacción de Jorge cuando me vió con mi indumentaria no tenía precio. Sabía que le iba a encantar. Cuando mi marido bajó al bar y empecé a arreglarme, me lo probé. Me puse un tanguita negro , muy sexy, y tras ponerme la falda me miré en el espejo. No sé si era por la cantidad ingente de sexo del último mes, pero me veía más delgada. El conjunto era atrevido, si, pero me favorecía. Los pechos bailaban libres bajo la camisa, pero con un par de movimientos comprobé que no se me iban a escapar. Con un par de vueltas sobre mí, comprobé que si me giraba demasiado rápido se podía ver más de lo necesario… en fin, me dije, con unos mojitos esto se me olvida… y para alegrarle la noche a mi marido, salí tal cuall. A medida que avanzaba la cena, entre risas, caricias y arrumacos, mi preocupación por cómo iba vestida se me pasó. . Además, mojito tras mojito, gamba tras gamba, empezaba a notarme achispada, alegre. En realidad, hice un par de visitas al baño, y en el camino noté más de una mirada, sobre todo hacia mis pechos... (en el baño comprobé como, quizás por el alcohol quizás por la excitación de las conversaciones con mi marido, se me notaban perfectamente los pezones).

JORGE

Estaba a mil. La cena iba sobre ruedas, y mi preciosa Carla estaba cada vez más feliz, alegre, y despampanante. Ya un par de veces, mientras hablaba con ella, había reparado en como se notaban sus pechos a través de la camisa. Pero la polla me dio más de un chispazo cuando Carla, de camino al baño, era “repasada” por más de un comensal (cosa de la que yo no perdía detalle, y comentábamos luego entre risas). Aquello a mi me excitaba, pero a ella notaba que todavía más. Me encantaba. Ya hubo un momento en que deseaba llegar a la disco, deseaba verla bailando en la pista, como iba vestida, preciosa, sensual….

Tras la cena fuimos directos para allá. Debo reconocer que en el camino, me la hubiera comido, me la hubiese follado en cualquier rincón. Pero todo fueron besos, caricias, achuchones. El deseo era mutuo, lo sabía. Me gustaba que Carla estuviese tan predispuesta. Llegamos al local, fuimos a la barra, y pedimos un par de copas. Ya había bastante ambiente, gente en la barra, y sobretodo gente en la pista bailando al ritmo de la salsa, la bachata, lo que iban pinchando. Carla me rogó que fuese a la pista con ella, pero le dije que alguien debía vigilar su bolso, y aparte, yo no me movía bien… nos meneamos un poquito en el lugar, sensualmente, mientras nos besábamos.

-Hola –nos interrumpieron. Al mirar vimos a Luis..

-Hola tio, ¿Cómo estás? –nos dimos un apretón de manos…-

-¿Qué pasa guapo….? –Carla le dió dos besos y comprobé como se le alegraba la mirada de repente….

-Pués nada, por acá de nuevo… -y con un tirón de su mano, puso a nuestro lado una mujer mulata, alta, muy guapa la verdad- os presento a Júlia, mi novia. Júlia, estos són Jorge y Carla, unos amigos…

Nos dimos un par de besos.

-¿Bailas? –me preguntó Júlia…

-La verdad que no –desistí cortésmente- no es lo mío. Venimos aquí más por ella –dije señalando a Carla.

-Entonces amor, voy a darle un rato con Héctor, ¿ok? –dijo Júlia a Luis.

-Dale, vida –contestó Luis dándole un pico- nos vemos por ahí, a lo mejor saco a Carla un rato… -y cogiendo de la mano a Carla me dijo: - ¿te importa Jorge?

-Nooo –contesté- claro que no, si ella quiere…

Se fueron a la pista, pero no vi en Carla la misma mirada de ilusión que tenía apenas un rato antes, cuando nos sorprendió Luis con su presencia..

CARLA

Mientras Luis me llevaba de la mano a la pista, mi cabeza no dejaba de pensar: ¿Novia?? ¿Cómo que novia? ¿Pero este no decía que iba de flor en flor, que no le gustaban las ataduras? No sentía celos, o eso creía… pero me había sorprendido. En fin, nos empezamos a mover en la pista, pero notaba como no había el feeling de la última vez, los movimientos no eran tan sensuales, no me sentía deseada como antes, en las otras ocasiones. Tras un baile movido, pusieron una lenta… qué oportuno. Luis se acercó y me atrajo hacia él:

-Carla, lo siento no sé si debía habértelo dicho…-hablábamos con nuestras cabezas una al lado de la otra, al compás de la balada-

-Nada, tranquilo, es tu vida, hace un mes que no sé de ti, aunque debo admitir que me sorprendió…

-Lo sé, yo no soy muy de novias, pero conocí a Júlia hacer tres semanas, y no pude resistirme, me gusta mucho y estamos saliendo…

-Que me parece genial, eres joven, cada uno tiene su media naranja…

-Ya pero no tenemos porque perder la amistad, si quieres. A mi me caéis muy bien tanto tu como Jorge…

-No veo porque no –sonreí- además tú también eres un encanto… y tranquilo, lo vivido con nosotros es un secreto a salvo, Júlia no sabrá nada…

-No, si Júlia lo sabe…

Abrí los ojos como platos:

-¿Júlia sabe que follamos los tres?

-Noooo, no no… jajaja. Júlia sabe que he hecho trios, y cosas de esas. Pero de vosotros solo sabe de ahora, cuándo os presente como amistad.

-Ahhh… -menos mal, pensé. Sólo me faltaba la sombra de una novia celosa aquella noche.

-Aunque…. –Luis no siguió la frase…-

-¿Qué? –pregunté-

-Si que le conté lo nuestro a un buen amigo, Óscar. Somos amigos desde la infancia, él también ha hecho cosas así… y le conté que eras puro fuego Carla, porque lo eres…

-Jajajjaja… -me reí- no será para tanto…

JORGE

Llevaban un rato en la pista. Recuerdo que no perdía detalle mientras iba dando cuenta de mi gintonic. Pero no había mucho que ver. Bailaban pegados, hablando, pero no vi ningún gesto como para pensar que esa noche íbamos a tener suerte, e íbamos a repetir lo de hacía un mes antes. De hecho en más de una ocasión mis ojos se perdían explorando la pista, explorando el resto del local. Me sorprendí, fijándome más en hombres que en mujeres. Y aunque debo admitir que había hembras en aquel sitio que quitaban el hipo… mi objetivo era ver a Carla de nuevo gozando como nunca, disfrutando. Vamos, quería verla exhibirse, quería verla bailando “suelta” como la otra vez con Luis, incluso, debo admitirlo, no podía dejar de imaginarla de nuevo follando como la otra vez. Así estaba, en mis pensamientos “obscenos”, cuándo apareció ella…

-Eiiii –me besó- ¿me pides otro mojito?

-Claro –le sonreí, y le pedí la bebida, junto a otro gin para mi- ¿Qué tal todo?

-Pués… -me miró y me puso puchero, graciosa- hay malas noticias… nuestro amante se ha echado novia….

-No digas nuestro, -le dije- que parece que es mi amante también. Era tu amante, peor para él…

-Aunque…-y me sonrió picarona- dice que hay un amigo que quiere conocerme…

Mi mente, calenturienta, volvió a ponerse en modo “on”…

-Ah, ¿si?-le sonreí abiertamente…-

-Vaya –Carla debió notar mi expresión en la cara- parece que te alegras más que yo…

-Para serte sincero… -le dije- estas preciosa, es una lástima no compartir con alguien esta hembra tan bonita que tengo esta noche….

-Jajajajaja… pervertidito mío…. –me besó- ya veremos….

Carla apuró unos tragos de su mojito….

-Vuelvo a la pista, ¿vale?

-Claro mi amor, diviértete….

En esta ocasión la vi marchar sola a la pista, aunque no tardó en tener alrededor más de un pretendiente para mover el esqueleto con ella. Esa era mi niña… mmmm….

Seguí con mis tragos. Sorbito a sorbito, disfrutando de ver a mi mujer moviéndose en la pista. No le faltaban voluntarios en cada baile, aunque sabía que no eran de su agrado (por cortesía la vi bailar un par de veces con un señor algo mayor, almenos la notaba alegre, bailando, sonriendo, y de vez en cuando mirándome…)

-Hola amigo, ¿eres Jorge?

Me gire hacia la voz, que era de un chaval a mi lado. Era un poco más bajo que yo, moreno de piel, bastante joven, llevaba una camiseta de tirantas blanca que le permitía lucir un cuerpo muy cuidado. Pero lo que más me llamó la atención de él fueron sus ojos, unos ojos claros, que sabía que a mi mujer la podían volver loca.

-Eh… si. Soy yo. ¿Y tú?

-Encantado… soy Óscar –me estrecho la mano, y se acercó a hablarme más cerca, al oído- Soy el tio que esta noche se va a follar a tu esposa.

A lo mejor lo normal hubiese sido atragantarme con el gin, o mandarlo a la mierda directamente. Pero en vez de eso, debo reconocerlo, la polla me dió un chispazo….

-Ah…¿si? –fue cuánto acerté a decir….

-Soy amigo de Luis. Me ha hablado muy bien de tu esposa. Y me parece genial que tengáis este tipo de relación, oye…

-¿Y que tipo de relación tenemos? –me estaba poniendo nervioso, le di otro trago a mi copa-

-Pues…. ¿abierta, no? ¿No folláis con otros?

-Bueno, en realidad no. Sólo probamos con Luis, y yo soy hetero, solo participé, hicimos un trio pero solo para Carla…

-Si, si, si… tranquilo hermano, jajajaja. No quiero nada contigo. ¿Pero queréis repetir no?

-Pués… no sé… vas muy a saco, chaval…

-No, no voy a saco. He notado tu reacción cuando te he dicho que me voy a follar a tu esposa. A ti te pone eso, eres un cornudo consentido, aunque no lo habéis descubierto.

-¿Un cornudo consentido? –aquel chaval se estaba ganando una ostia, aunque sentía curiosidad por ver a dónde llevaba aquella conversación….

-Siiii, amigo, en confianza, he estado con gente como vosotros….

-A ver… -di otro trago a mi cubata, me relajé… empezaba a sentir curiosidad. Cuéntame más….

-A ver, por ejemplo… ¿a ti te gusta que Carla se exhiba.., que otros la miren con deseo?

Miré hacia la pista. Allí estaba ella, ahora sin pareja, pero con varios tios alrededor lanzándole más que una mirada de vez en cuando…

-Si, me encanta –dije sin dejar de mirarla….-

-¿Y no te gusta verla gozar, verla follando, aunque no sea contigo, verla disfrutar?

Las palabras de Óscar estaban haciendo que me empezara a excitar… además, estaba acertando de pleno….

-Si…-dije sin perder de vista la pista, sin dejar de mirar a Carla, que de vez en cuando miraba hacia nosotros con curiosidad, ya se había percatado de que tenía compañía…-

-Entonces, hay muchos hombres como tú, eres un cornudo consentido. Esta noche, si quieres, te lo haré comprobar….

Empezaba a marearme, el corazón me iba a mil. Aquel muchacho era pura seguridad, y sus palabras, ya lejos de molestarme, me estaban empezando a excitar….

-Ok, -le dije mientras vi que Carla regresaba hacia nosotros- si eres capaz de seducirla…

-Hola, -Carla me besó- ¿Quién es tu amigo?..

CONTINUARÁ…