Al otro lado del tabique
En las habitaciones de un hostal barato se oye todo.
Mañana debo madrugar para coger un vuelo muy temprano que me llevará de regreso a casa después de un ajetreado viaje de trabajo. El día de hoy ha sido intenso, se me ha hecho muy largo, así que después de una cena frugal me voy directo a mi habitación con intención de darme una buena ducha y ponerme a dormir lo antes posible.
Mi empresa para ahorrar costes ha elegido un hotelito es bastante modesto, sin pretensiones, la habitación sencilla y algo pequeña. No me importa demasiado ya que mi intención es la de acostarme lo antes posible y descansar al fin después de este cansado día.
Tras la ducha, ya más relajado, me echo sobre la cama desnudo, cojo el mando de la TV y doy un rápido repaso a los canales disponibles. En este tipo de hoteles suelen tener algún canal privado donde emiten películas de pago y también algún canal porno para alegrar la estancia a los huéspedes solitarios como yo.
Paso rápidamente por los canales de noticias, de deportes, de divulgación científica y los locales. Luego llegan los de teletienda, para al final llegar a uno que pone cortos de chicas en ropa interior muy sexy, con rótulos en la parte inferior de la pantalla donde se indican los números de teléfono para contactos.
Antes de que me pudiera interesar por alguno me quede dormido sobre la cama. Sobre la una me desperté sin saber por qué. Tras dar varias vueltas tratando de volver a conciliar el sueño que tanto necesito, me doy cuenta que a través de la pared llegan ruidos que son lo que perturban mi sueño.
Primero un traqueteo intenso contra la pared, sin duda el cabecero de la cámara de la habitación contigua, luego unos gemidos y finalmente un “aaaahhhg” muy propio de un tipo que se acaba de quedar bien satisfecho. Por suerte el episodio ha durado menos de cinco minutos, pronto ha vuelto a reinar el silencio y puedo volver a llamar al sueño.
Por unos instantes resuenan en mi cabeza los gemidos que he oído y no puedo evitar pensar en lo poco que ha durado el polvo de mis vecinos y lo bien que me vendría a mi darme un gustazo igual para relajarme de una vez. A ella no la he oído manifestarse en ningún momento, con lo que dudo entre que es mucho más silenciosa y discreta que su pareja o que no ha tenido tiempo ni para excitarse lo suficiente para necesitar gemir.
Cuando ya estaba a punto de coger el sueño me llega a través del tabique un ronquido insoportablemente fuerte que me pone en alerta y me despeja por completo. Un par de minutos mas tarde se pone en marcha el TV de la habitación contigua mezclándose los sonidos del aparato con los espantosos ruidos de mi vecino.
Me pregunto una y otra vez como pueden convivir ambas cosas: el ronquido y el volumen elevado de la TV. Supongo que mi vecina se ha desvelado y se ha puesto la tele mientras su pareja duerme a pierna suelta roncando como si fuera un tractor viejo.
Doy muchas vueltas en la cama, trato de no pensar en ello, pero la mala calidad de la construcción me hacia sentir el dichoso ronquido justo detrás de la oreja impidiéndome conciliar el sueño. Me empiezo a poner nervioso y el sueño se aleja más y más.
Me tapo con el cojín, las mantas y me hago unos tapones de papel para los oídos. Como el ruido lo tengo metido en el cerebro me resulta imposible volverme a dormir.
Veo el teléfono sobre la mesilla, pone el número de habitación, deduzco que mis vecinos tendrán uno igual con el numero coincidiendo con el numero de habitación. Se me ocurre llamarles, si consigo que se despierte mi vecino roncador, y yo después puedo dormirme antes que él, se habrá terminado mi problema.
Cojo el auricular y marco el número esperando que suene varias veces y que logre despertar a mi vecino roncador. Sólo da tiempo a que el aparato de dos señales de llamada antes de que una voz femenina responda:
- “¿Si?...dígame.”
Cuelgo inmediatamente pues el plan no ha resultado como pensaba. No ha habido tiempo para que el ruido del teléfono haya podido despertar al que me está maltratando con sus ruidos.
Pasan varios minutos y la situación continua igual, mi vecino roncando, la televisión en marcha y yo sin pegar ojo. Me armo de valor y vuelvo a llamar por teléfono esta vez con intención de pedirle por favor que dejen de hacer ruidos y molestarme, necesito dormir unas horas.
Descuelgan el teléfono y la misma voz femenina responde:
- “¿Si?¿quién es?”.
Me atasco un poco porque no se como decirle que me están molestando mucho, ella con la tele y su pareja con los exagerados ronquidos.
- “Oye …mira…he tenido un día muy ajetreado y mañana me tengo que levantar temprano…me sabe mal tener que decírtelo pero no me dejáis dormir”, “¿puedes bajar el volumen de la tele y hacer que tu pareja deje de roncar”
Al otro lado del teléfono se hace el silencio… después…se oye una risita floja.
- “perdona, perdona… no te lo tomes a mal… es que eso es precisamente lo que yo querría…con el tiempo me he acostumbrado a sus ronquidos, me pongo la tele y cuando ya no puedo aguantar mas le sueño me quedo dormida… por agotamiento más que nada”
- “pues vaya…si que lo tengo mal”, le digo con tono de resignación
A modo de confidencia me confiesa que su marido duerme como un tronco y que ronca como un oso, “no lo despierta ni el ruido de la tele, ni el teléfono ni nada”. Ella se pasa parte de la noche en vela, me dice se entretiene leyendo, viendo la tele y recupera el sueño perdido durante el día.
Noto que está aburrida y que tiene ganas de hablar con alguien que no sea su roncador marido, aunque sea media noche. Yo me he desvelado y ahora ya no tengo la necesidad de dormir que tenia hace un rato, así que empezamos a hablar para entretener nuestro rato de insomnio.
- “Hacía mucho tiempo que no hablaba con una mujer en la cama que no fuese mi esposa”, le digo a modo de broma y haciendo un pequeño juego de palabras.
- “Jejeje... acaso en la cama te dedicas a hablar ¿no tienes otras cosas mejor que hacer?”, me dice ella entre risitas buscando la provocación.
- “Creía que cuando dos desconocidos se -van a la cama juntos- es para algo mas que hablar”, apostilla dándome la oportunidad para avanzar en el camino que se abre delante de mí.
Sabe que mientras el marido ronca y ronca… no se entera de nada, se permite reír, hablar con toda normalidad y confianza… como si estuviese sola.
- “Algunas cosas se hacer, aunque sería una experiencia nueva hacerlas con el marido de mi pareja presente. Me sentiría un poco agobiado…tiene mucho morbo”, le respondo.
- “Tu haz lo que te venga en gana, en esta ocasión es como si estuviésemos solos. Mi marido no se entera. Algunos días me levanto, voy al salón me pongo a ver la tele y cuando regreso, el sigue en la misma postura”.
- “Follar con otro mientras él ronca sería como una pequeña revancha para mi…jejeje”, dice entre risas.
- “Quizás es que le das un “buen calmante” antes de dormir... se queda muy agotado...y duerme como un angelito…luego la culpable eres tú”, le digo
- “No me puedo quejar de ese aspecto... soy bastante buena en la cama, pero seguro que no es la causa. Hoy no hemos hecho nada...nada... y ya le oyes...”
- “No disimules. Me ha parecido oír como te daba unos buenos empujones”, “o al menos daba golpes contra la pared…jejeje…”, le digo haciéndole ver que también los he oído antes cuando estaban en plena faena.
- “Eso no cuenta…hoy, como casi siempre, se ha corrido enseguida y me ha dejado a medias”, me confiesa
- “No me digas…así que estas caliente y sin nadie que te calme?”
- “Ya te estoy imaginando, desnuda, con el coño preparado y hambriento de polla”, me atrevo a decir para subir aún más la temperatura.
- “exacto…aunque eso se puede solucionar…fácil…me podría estar tocando mientras hablo contigo”. “¿Te gusta la idea?, me responde con un toque sensual en su voz.
- “¿la verdad? Pues si…me da mucho morbo pensar que detrás del tabique de mierda te estas tocando el coño hasta correrte mientras hablas conmigo”.
- “Tengo que confesar que hace un rato que meti la mano por aquí abajo mientras escuchaba tu voz…tiene un efecto maravilloso y me está dando mucho gustito”
- “¡Que tonto eres!... como puedes pensar en algo así a la una de la mañana, con alguien que no sabes como es y que además esta en la cama con su marido?”.
- “Pues que quieres que te diga, me da mucho morbo... te imagino con un camisón finito que deja resaltar un bonito pecho, el pelo suelto...las piernas abiertas, la mano entre ellas para tocarte bien rico”
- “No aciertas ni una...jajaja....tengo el pelo corto y llevo pijama”, me dice en voz baja.
- “Pues yo siempre duermo desnudo o solo con el slip. Siempre tengo calor y como mi mujer usa manta, necesito estar fresquito”.
- “Hoy ¿cómo estás?¿desnudo?...¿te estas tocando mientras hablamos?...”
- “Si… ahora mismo me estoy dando una lento sube y baja a tu salud”.
Se hace un silencio largo y denso que rompo diciéndole por teléfono:
- “Reconozco que me estoy tocando mis partes mientras hablamos”.
- “¡Querrás decir la polla!, no me hables como si fuese una niña. Dímelo claramente... descríbeme como lo haces... me apetece oírtelo contar”.
- “Pues sabiendo que estas aquí al lado, y estoy hablando como si estuviésemos juntos en la misma cama, se me ha puesto bien gorda y dura. No la tengo muy grande, pero tengo un capullo muy hermoso, con forma de seta... que me gusta frotar con la conchita de mi pareja...”
- “Uhmmmm!!!, sigue... me parece que a estas horas me interesa eso que me cuentas...”,“me ayuda, ya sabes…”
- “Mira... ahora tengo todo el pellejo bajado... el capullo esta brillante, tenso, rojo lleno de fuego y sobre todo muy sensible. Ahora lo rodeo con la mano y lo aprieto...me produce un estremecimiento...¡que gustito!
- “Sigue...sigue...”, “Para que te animes un poco te diré que me no llevo bragas y que tengo la mano encima de mi coñito...que empieza a palpitar...”.”Me doy unos golpecitos para estimularme y luego me abro los labios para dejarlo bien abierto para tocármelo bien”
- “Estoy si que es sexo del bueno... sin tocar...si mirar... y tengo un empalme de los días de fiesta. Ahora me estoy pajeando suavemente pensando en ti...” le digo de forma entrecortada como si estuviera acompañando a mi mano en su sube y baja.
- “¡Que marrano!, que va a pensar tu mujer...” me dice como si fuera un reproche pero que en el fondo trata de provocarme aún más.
- “Si tu no dices nada a tu marido, tampoco diré nada a mi mujer...espero que no se enteren...”
- “El mío seguro que no... esta dormido como una roca...¿sabes una cosa…?”
- ¿qué?, le digo intrigado
- “Algunas noches juego con mi vibrador hasta que me vence el sueño. Hoy estoy disfrutando mucho mas con solo pasarme la mano por la rajita...me da un gustito...saber que me acompañas”
- “Pues yo me estoy pajeando solo en la parte baja para que me dure mucho más...”
- “¿cómo es eso de la parte baja?... me lo vas a tener que explicar...”
- “Es una técnica para retardar la eyaculación y tener un orgasmo espectacular, a saber... “
- “Tiras el pellejo todo atrás... rodeas el tronco con la mano de manera que el borde superior del índice de justo en la base del capullo... esa zona la humedeces con saliva... y haces que el movimiento principal sea bajar el puño hasta chocar con los huevos... al volver hacia arriba dejas golpear levemente contra el pliegue del capullo...con suavidad...”
- “Con cuidado, si lo haces con fuerza tu parea sentirá que se lo tratas de arrancar”, le prevengo.
- “¿Eso es lo que haces ahora?”, “Creo que me lo vas a tener que enseñar con mas detenimiento...o mejor... en persona”, me dice con tono que pretende ser lo mas sugerente posible.
Seguimos hablando mientras me masturbo y seguro que ella también hace lo propio. Después de un buen rato de conversación, intercambiando ideas y vivencias, unas intimas y otras mas triviales, anuncio a mi vecina que estoy a punto de reventar, los huevos no resisten mas presión y el capullo está tan sensible que empieza a dolerme.
Me pide que le siga contando con detalle lo que hago y lo que siento, y que llegue hasta el final. Ella por su parte me dice que esta completamente mojada y que tiene metido el dedo medio hasta el fondo.
- Ahora me la meneo rápido, muy rápido... voy a poner el teléfono al lado para que oigas como froto...le anuncio antes de poner el auricular junto a la polla para que oiga como me froto.
Para transmitir mejor mi próximo orgasmo, gimo y respiro hondo...apenas tengo que exagerar pues realmente me sale de dentro.
- “Mira, mira como sale mi lechecita...mas, sale mas... toda es para ti... uffff que pasada... me estoy mojando toda la mano... es una corrida inmensa... que fuerte!!!”
- “Hacía tiempo que no me corría así....”
- “Ha sido una maravilla....”, “ vaya corrida he tenido… se ha manchado hasta el cojin”
- ..... ..... (silencio al otro lado)
- “Perdona.... no podía hablar... yo también he tenido un orgasmo maravilloso. Ha sido fantástico...ahora te voy a dejar....me ha entrado un sueñecito delicioso y quiero aprovechar que mi marido apenas ronca”.
- “Yo también. Gracias...muchas gracias...te llamo por la mañana”.
- “Adiós amor, que descanses....”
Es una lastima que tenga que salir de viaje tan temprano y no pueda encontrarme con ella en persona. ¡Otra vez será!.
Deverano.