Al otro lado del charco 5
Estén donde estén, estén haciendo lo que estén haciendo siempre encuentran un momento para mirarse, aunque las miradas sean breves. Se prestan atención inconscientemente, se buscan, se desean....todo en silencio.
Bella
Extasiada por su cercanía y con mis sentidos impregnados por el contacto me acerco centímetro a centímetro, a respirar su aliento y a juntar sus labios con los míos. Me detengo a 2 milímetros de su boca sintiéndome culpable. ¿Qué estaba haciendo? ¿Quién era yo para robarle un beso a Anjou?
Me quedo petrificada observando su bello rostro en una oscuridad azul aportada por la débil luz que se colaba por la ventana. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo me alejo de ella? Mientras ideaba un plan para zafarme de su abrazo sucedió algo inesperado. En el segundo en el que mi piel dejó de estar en contacto con la suya su mano derecha se desplazó a mi nuca mientras la izquierda se coló por detrás de mí cintura, acariciando a su vez mis caderas. Antes de que pudiese reaccionar sus brazos tiraron de mí, juntando de una vez nuestros labios, decidiendo por sí mismos el curso de mi dilema personal.
La culpa se esfumó como el humo cuando noté nuestros labios encajar como si de dos piezas de puzle se tratase. Cerré los ojos y me perdí en la humedad de su boca, en el calor de su cuerpo juntándose con el mío y en el ardor de mis pulmones rogándome que cogiese aire; pero yo, no quería parar. La humedad de mi boca se extendió en forma de sudor por todo mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna, que empezaba a rendirse a la sensación de la lengua de Anjou paseándose por mi boca como si de mi propia lengua se tratase. No podía más, la necesitaba, me estaba asfixiando.
Anjou
Cuando Bella me anunció que ambas dormiríamos en la misma cama sonreí con nerviosismo. Vale que con el dolor de cabeza que tenía no me diese por pensar en muchas cosas, pero por amor de dios… ¿¡Cómo coño no voy a pensar en ella si está durmiendo semidesnuda a mi lado!? Se metió con unas braguitas y una camiseta de tirantes en la cama, esperó a que yo entrara y apagó la luz de la mesilla.
Pasaron 3,5,10,20 minutos y yo seguía observando la inmensidad del oscuro techo en el que se vislumbraban las sombras de los objetos del cuarto de Bella como si de una pantalla de cine se tratase. La oscuridad y el silencio no mejoraron el estado de agitación en el que me encontraba, ya que eran factores determinantes para explotar mi imaginación, que divagaba libre como una luciérnaga en una noche de verano y se posaba cándidamente en el cuerpo de Bella.
Pasado un tiempo, no sabría si hablar de minutos u horas porque por las noches uno nunca sabe, encerré a mi luciérnaga en el frasco de pensamientos, me giré dándole la espalda a mi compañera de cama, hice un esfuerzo por cerrar los ojos y me aventuré a dormir. Cuando por fin me encontraba a medio camino entre la consciencia y la vigilia noté algo rozar mi espalda.
Temblé, no de miedo, si no de puro placer cuando el roce subió de mi baja espalda a mi nuca. Noté como sus dedos jugaban con los pelos sueltos de mi moño flojo y dejé de respirar durante un momento mientras tomaba una decisión arriesgada. Liberé a mi luciérnaga por segunda vez esa noche y me di la vuelta quedando cara a cara con ella, aunque mantuve los ojos cerrados por miedo a no poder cumplir mi resolución.
La acogí entre mis brazos y enredé mis piernas con las suyas, pero cuando noté sus pezones endurecidos por debajo de la ropa la vergüenza se apoderó de mí y empecé a regañarme mentalmente por lo que pretendía hacerle a una inocente chica como Bella. No sabía si Bella estaba dormida o no, pero poco importaba cuando escuché un ligero jadeo salir de sus labios y me di cuenta de que estábamos a escasos centímetros la una de la otra. Sentí mis labios, temblorosos e inmóviles quedarse secos cerca de su boca. Pasaron unos segundos interminables en los que solo podía escuchar su respiración y la mía. De repente noté como sus músculos se tensaban y hacían fuerza lentamente intentando zafarse de mí.
Mi último pensamiento fue “o ahora o nunca”. Con determinación la agarré con suavidad de la nuca y de la cintura y con fuerza la atraje hacia mí, poniendo en mi acto toda la valentía que poseía en ese momento, poniendo la mano en el fuego. Me sorprendió la compatibilidad de nuestras bocas cuando ambas encajaron como eslabones de una misma cadena.
Me rendí a los encantos de la húmeda boca de Bella y jugué con su lengua a mi antojo, saboreando sus encías y acostumbrándome al calor de su saliva. La deseaba, con cada segundo que pasaba notaba como el calor de mi cuerpo iba en aumento y como mis manos la apretaban con más fuerza, con más ganas. Mi mano izquierda se deslizó aventurera hacia la curva de su culo mientras la derecha descendió por su cuello hasta llegar a uno de sus duros pechos, en cual apreté con fuerza. Un fuerte gemido salió de su boca y se coló en la mía, lo que me sacó del trance en el que me hallaba sumergida.
Súbitamente paré, sin saber si había hecho algo mal. ¿Algo mal?¿En qué estaba pensado?¿¡Algo mal!?¿¡Acaso estar tocando de esta forma a una compañera de clase, a una amiga que me ha ofrecido su casa no está mal!? Con la confusión y el arrepentimiento creciendo dentro de mi saqué las manos de los muslos y del pecho de Bella, a la vez que sacaba mi lengua de su boca. Aún sin abrir los ojos y con todo el descaro, la vergüenza y la cobardía del mundo, me hice la dormida y volví a mi posición inicial, con el corazón cabalgando todavía desenfrenado dentro de mi pecho.
Bella
Cuando creí que iba a morir asfixiada entre los placeres de la boca de Anjou, suavemente noté como ambas manos tomaban nuevos rumbos. Una de ellas dejó de pegar nuestras cinturas para acariciar mi culo y colarse entre la suavidad de mis mulos mientras la otra dejó de empujar mi nuca para posarse sobre uno de mis pechos. Lo agarró con fuerza, lo cual me arrancó un gemido en el que se mezclaba el placer y el dolor, ya que los tenía algo sensibles porque faltaba poco para mi periodo.
Anjou debió notarlo, ya que después de una pausa retiró sus manos de mi cuerpo, rompiendo el contacto entre nosotras. Después de balbucear un poco volvió a darme la espalda, como al principio. Espera….¿¡esto significa que todo este tiempo, ha estado durmiendo!? Incrédula volví a mirar su silueta en la oscuridad y efectivamente, su respiración sonaba calmada y apacible. Me quedé sentada en la cama, muda, mirando al vacío hasta que se me secaron los ojos y empecé a lagrimear.
¿A quién pretendía engañar? Comencé a llorar de los frustrada, caliente e insatisfecha que estaba. Empecé a llorar en silencio porque esta noche no cambiaría nada en nuestra relación, nada cambiaría porque Anjou ni siquiera se había enterado y seguía durmiendo como un bebé. Seguro que estaba soñando que se estaba tirando a Bri o alguna de las golfas del campus. Me quedé dormida llorando y acostada lo más lejos que pude de ella.
Anjou
Después de lo que pasó, apenas pude pegar ojo. Desperté a las 10:26 de la mañana siguiente con el sabor de Bella aún en la boca. Noté el lado derecho de la cama vacío y me puse a contemplar la sombra danzante de las cortinas sobre el techo de la habitación. Todavía me preguntaba por qué. ¿Por qué no pude controlar mis jodidos impulsos con ella?¿por qué le hice creer que estaba dormida?¿por qué me di la vuelta? Pero sobre todo me preguntaba:¿por qué se sintió tan bien?
Esa es la única pregunta que me mantuvo despierta hasta el amanecer: ¿por qué se sintió tan bien? La noche anterior me sentí arder entre sus labios, entre sus brazos y entre sus piernas pero al contrario de lo que esperaba ese calor no era tanto de pasión o de deseo, si no de otra cosa. Aunque mi mente se niegue a admitirlo mi cuerpo me ha demostrado que Bella claramente me perturba.
Un rugido procedente de mi estómago me indica que es hora de dejar de pensar y alimentar un poco el cuerpo. Como no estoy en mi casa me cambió el pijama por unos vaqueros, una camiseta blanca y una sudadera azul para bajar a desayunar. Doy dos pasos hacia la puerta cuando noto que aunque por fin he recobrado el equilibrio el dolor se niega a desaparecer y maldigo el momento en el que cogí la botella de vodka. Bajo las escaleras y vislumbro la media melena castaña de Bella.
Me quedo observándola desde el marco de la puerta de la cocina y no puedo evitar pensar lo hermosa que se ve. Está vestida con unos pantalones verdes caqui y un suéter blanco puro. Tiene las piernas cruzadas y un brazo apoyado en la mesa, brazo que a su vez sostiene su cabeza. Frente a ella tiene un bol de piña troceada, un café con leche a medio beber y una revista de jardinería. Un rayo de luz se cuela por la ventana e impacta contra su pelo, sacándole destellos rubios y rojizos y contra sus ojos, acentuando su color anaranjado y convirtiéndolos en dos verdaderas piedras preciosas.
Esa visión se esfuma en cuanto sus ojos encuentran los míos. De nuevo me asalta la cobardía y tengo ganas de huir, pero para mi sorpresa ella se levanta, me abraza y me dice: “buenos días”. Vuelvo a estar entre sus brazos y no sé cómo actuar. Me siento en una nube y la culpa cae más pesada que nunca sobre mi cabeza, rompiendo mis esquemas en mil pedazos. La abrazo con fuerza y tan solo tengo ganas de llorar, algo que ella nota.
Bella- ¿Te pasa algo?¿Te encuentras bien?- dice algo preocupada y confundida.
Yo- limpiándome un par de lágrimas que caen por mi cara- Nada, es solo que me duele un poco la cabeza- digo sonriéndole con tristeza, porque no podía sonreírle de otra forma en aquel momento.
Dicho eso me agarró de la mano y me llevó a la mesa para que pudiese desayunar y tomarme algún analgésico que calmase el dolor. Poco sabía ella que los analgésicos poco efecto iban a tener sobre mí. El resto del fin de semana pasó en un suspiro y el lunes volvimos a clase.
Bella
Después de esa noche decidí que me alejaría un poco de Anjou. Necesitaba alejarme de ella para pensar un poco, porque si las cosas seguían así acabaría enamorándome de ella. El fin de semana lo pasamos en casa, viendo películas, durmiendo y jugando a las cartas con mis padres, contra los que apostábamos solo para acabar perdiendo.
El domingo por la mañana recibí un mensaje de Rubén preguntándome cómo se encontraba Anjou e invitándome a jugar a los bolos con Darío, André, Matt y unos amigos suyos de otra universidad el sábado siguiente. Acepté su invitación, ya que me vendría bien no tener tiempo libre para pensar en Anjou.
El lunes fuimos Anjou y yo juntas a la universidad ya que su hermana no regresaría hasta el martes. Nada más bajarnos del coche, vimos en la entrada del campus la inconfundible melena pelirroja de Bri acompañada de Maia, Vero y Cris, quienes charlaban alegremente. En cuanto Anjou entró en el campo de visión de Bri, ésta echó literalmente a correr a sus brazos y se colgó de su cuello como un koala.
Bri- Anjou!!!Por dios, mira como tienes la cara! Te encuentras mejor? ¿Bella ha estado cuidando bien de ti?-curiosamente dijo eso mirándome a mí en vez de a ella.
Rodeada por las chicas del grupo y con el jovial ambiente universitario Anjou parecía más relajada y alegre que cuando estaba en casa.. ¿Acaso no disfrutaba estando conmigo? Estuvo rodeada todo el día por gente que venía a preguntarle qué le había pasado y si podían hacer algo para ayudarla. Me molestaba la gente(como Bri) que aprovechaba cualquier ocasión para acercársele o ayudarla cuando ya estaba yo ahí para eso.
Como no tenía mucho sentido que estuviese pendiente de ella cuando estaba Bri como un perro guardián escoltándola en la universidad, me fui con los chicos. El martes por la noche apareció Ana Kepner con un BMW serie 1 color azul marino oscuro en la puerta de casa para recoger a su hermana. Me sorprendió el aire maduro que se respiraba de esa chica, ya que Anjou me había hablado de ella y la había descrito de forma distinta. Me hizo gracia el poco parecido que había entre las hermanas. Ana superaba con facilidad el 1,70 de altura, tenía el pelo rubio pajizo, los ojos marrón claro y era unos tonos más pálida que Anjou. Sin embargo, poseían la misma expresión, ambas tenían una mirada suave y tenían una forma de sonreír bastante parecida( aunque la de Anjou me parece más atractiva, obviamente).
Ana entró en casa y estuvimos todos charlando un rato hasta que dieron las 10 y las hermanas Kepner se dispusieron a marcharse definitivamente. No sé qué me invadió, pero cuando entré en mi cuarto y vi todos los espacios de las cosas de Anjou me entró algo de desasosiego y me abracé a mi almohada suspirando de forma casi inaudible.
Durante toda la semana las cosas continuaron igual en la universidad, Bri, Anjou y las chicas por un lado, los chicos y yo por otro. He de admitir que los chicos son más interesantes y divertidos de lo que recordaba, ya que aunque habíamos sido un grupo mixto algo grande no tenía mucha relación con ellos. Es gracioso porque parecen considerarme, de cierta forma, uno más.
Darío, italiano de pura cepa y estudiante de Erasmus, intenta ligar con cuanta chica mona se le paseé por delante. André es gallego, un chico algo reservado, bohemio e intelectual, algo así como un personaje antagónico de Darío, aunque se llevan muy bien. Matt es de origen inglés, pero se crió en España. Es un chico alto, serio de apariencia y solo de apariencia, alegre, desinteresado y caballeroso. Por último está Rubén, responsable, atractivo y aficionado a los deportes (especialmente al voleibol) lo que le hace bastante popular entre las chicas.
Lo que empezó siendo una semana, se convirtió en un mes y uno se convirtió en dos. En algún punto dejé de pasar tanto tiempo con las chicas dentro de la universidad (en especial, con Anjou). Sin embargo, no he podido dejar de pensar en ella y eso, me preocupa. Cuando estamos en los vestuarios, se me escapan los ojos a su esbelta espalda, cuando esculpe, pinta o dibuja no puedo dejar de fijarme en lo sensuales que son sus manos, en lo perfectos que son sus dedos. Sigo fijándome en los brillos de su pelo, en su hoyuelo característico y en la forma que tiene de sonreír de lado. Sigo poniéndome nerviosa cuando estamos a solas, trato de salir o un poco antes o un poco después de que ella haya salido al parking para no encontrármela y ya no le hablo tanto por whatssapp.
Si han pasado ya como dos meses desde esa noche, ¿por qué sigo pensando en su mano agarrando mi pecho de esa forma tan jodidamente…sensual!? Muchas noches, como esta, me da por recorrer el mismo camino que sus manos hicieron ese día y no puedo evitar tocarme pensado en ella. No puedo evitar sentir sus labios besando los míos, su lengua mojando mi cuerpo y sus dedos penetrarme intensamente hasta que me corro. Tengo que dejar de pensar en estas cosas. Hasta que no deje de pensar en ellas no puedo volver a la vida que llevábamos antes,¿ qué tipo de amiga sería si quisiese follarme a mi amiga todo el rato?
Estaba en esas cando escucho el tono de llamada de mi móvil. ¡Qué susto joder! Suena una segunda vez y ya algo más calmada contesto. Es Rubén.
Yo- ¿Si?¿Qué pasa?- digo sonando lo más calmada posible.
Rubén- Ey hola! Mira, te llamo porque estoy con los chicos tomando unos chupitos en el club este que acaba de abrir, por si te querías venir- pensé en la pereza que me daba tener que ponerme vestido y tacones, además de tener que maquillarme.
Yo- La verdad es que no me apetece mucho….- dije intentando escaquearme.
Rubén- Venga va mi bella Bella, vente que estamos todos aquí joder! Venga, que si vienes te invito yo a lo que quieras. Además están las de clase también.
Yo- ¿Quiénes de clase?- pregunté yo con recelo.
Rubén- ¿Quiénes van a ser? Bri, Anjou, Cris, Vero y Maia además de alguna más de clase que se ha venido con ellas.
Al escuchar el nombre de Anjou tuve sentimientos opuestos. Por un lado me moría de ganas de verla, pero por otro algo me decía que hacía mal si iba solo a verla. ¿Qué narices? ¡He estado huyendo de ella estos dos últimos meses, quiero verla!
Yo- Ah bueno, vale-revisé el reloj y eran las 12 de la noche- como en una hora estaré por ahí.
Colgué y procedí a ducharme y a prepararme para salir de fiesta. Mientras conducía hacia el local pensaba en cómo iría vestida Anjou y en los centenares de babosos que estarían tras su falda, de solo pensarlo me enfadaba. Aunque hayan pasado dos meses no puedo evitar ponerme celosa. Tardé un rato en aparcar, ya que el local estaba en pleno centro y a la entrada me esperaba Rubén acompañado de André y de Matt, al parecer Darío se había lanzado a la pesca en solitario.
Fuimos a pedir una copa y nos lanzamos a la pista de baile, donde estaban las chicas bailando entre ellas o con diversos pretendientes. Anjou llevaba un vestido negro que enseñaba lo justo pero le quedaba como un guante. A su lado, Bri llevaba un conjunto de falda y top que hacia juego con su pelo color fuego. Estaban rodeadas por un par de chicos altos y apuestos con camisa lisa de marca que intentaban acercárseles. Por el momento decidí no acercarme y bailar con los chicos. Cuando nos cansamos y se nos acabó la bebida fuimos a por más a la barra y nos sentamos en unas zonas con sillones y mesas bajas. Más tarde las chicas se nos unieron, excepto Bri y Anjou que seguramente seguían acorraladas por esos dos armarios.
Pasamos un buen rato todos juntos, pero a partir de determinada hora todos fueron desapareciendo: se iban a casa(con alguien o sin él), iban a por más bebida(aunque ya estábamos bastante tocados) o se iban a quemar calorías a la pista de baile. No sé cómo pasaron las cosas pero en algún momento Rubén y yo nos quedamos completamente solos, riendo y medio borrachos en los sillones.
Lo siguiente que recuerdo es una lengua en mi boca. ¿Qué es esto?¿Está pasando otra vez?¿Anjou? No, definitivamente esta lengua no era de Anjou, era demasiado grande. Pero entonces…¿de quién es esto? Reaccioné al poco de sentir una boca besando la mía dando un cachetazo a ciegas que pilló la mejilla rasposa de alguien. Salí con paso rápido del local mientras Rubén seguía mis pasos.
Yo- Rubén, ¿Qué coño haces?- dije ya en la calle mientras me pasaba el dorso de la mano por la boca para limpiarme la humedad que él me había dejado en la boca.
Rubén- Mira, lo siento Bella….yo….no sabía lo que hacía, estoy un poco borracho- decía el intentando explicarse.
Yo- ¿Cómo que no sabías que hacías?¿Estas de coña?¿por qué lo has hecho?-silencio- ¿acaso te gusto?- le pregunté mientras le miraba incrédula.
Rubén- La verdad es que si, vale?-dijo mirándome directamente a los ojos- desde que te conocí me has gustado. Llevo un año y medio detrás de ti y desde que empezaste a salir más ccon nosotros me has ido gustando más y más, hasta el punto en el que me es difícil ocultarlo.
Yo- ¿Qué……?-dije pasmada.
Rubén- Bella, me gustas y quiero intentar salir contigo, si tú quieres claro.
Yo- Me eché una mano al cuello mientras la otra descansaba en mi cadera y eché a andar de forma lenta alejándome un poco de él- Rubén, tu y yo somos amigos…nada más- suspiré negando levemente con la cabeza- y nada menos. No te he visto nunca ni podré hacerlo de la forma en la que tú quieres que te vea.
Rubén- Creo que todo es cuestión de intentarlo, no te pido que me quieras desde este instante. Quiero que me conozcas y que a medida que lo hagas te vayas enamorando de mí- admiré la firmeza de su voz mientras decía esas palabras, pero para mí, aquellas palabras viniendo de él, no tenían ningún peso.
Di media vuelta y anduve a paso rápido los metros que me alejaban de él hasta abrazarle por el cuello, ya que es bastante más alto que yo. Con lágrimas asomando en los ojos y la voz entrecortada le dije:” Yo también amo a alguien de la forma en la que lo haces tú, perdóname” Y lloré ahí mismo, en una calle más allá de la entrada de una discoteca de moda, en plena madrugada de invierno con el frío cortándonos la piel, en los brazos de un chico que decía que me amaba, en el pecho de un amigo al que no podía corresponder. Lloré, porque mi amor, tampoco era correspondido.
Bri
Desde el día del accidente de Anjou las cosas han cambiado en la universidad. No sé si es por culpa o qué, pero Bella ya no está todos los días alrededor de Anjou, por lo que tengo la vía más libre que nunca. Sin embargo, aunque ya no están siempre juntas puedo sentir esa conexión extraña que tienen.
Estén donde estén, estén haciendo lo que estén haciendo siempre encuentran un momento para mirarse, aunque las miradas sean breves. Se prestan atención inconscientemente, se buscan, se desean….todo en silencio. Y no lo soporto, quiero que Anjou me mire solo a mí. Aunque puedo afirmar que no le soy indiferente del todo, quiero más, mucho más. La quiero a ella, sin esas miradas que le lanza a Bella, sin esos suspiros misteriosos que se le escapan de entre los labios, sin esas sonrisas de complacencia que utiliza para no preocupar a la gente.
Creo que mi amor no es obsesivo, tan solo es egoísta. ¿Qué hay de malo en querer que la chica a la que quieres tenga ojos solo para ti?¿Acaso no es el deseo que tenemos todos? Sin embargo me preocupa que por culpa de la situación entre ellas dos Anjou no se pueda concentrar en una relación conmigo. Y sí, he dicho relación. Creo que Anjou vale demasiado como para querer echar solo un polvo con ella. Cualquiera que piense eso debe ser un idiota.
Desde el incidente, Anjou y yo nos hemos hecho amigas, más que compañeras de clase. Ahora conozco lo suficiente como para poder rellenar un informe de hospital sobre ella sin titubear. No me canso de aprender cosas nuevas de ella cada día, como que llavero tiene o la marca de zumo de piña que le gusta, que talla de pie usa o cómo coge mal el bolígrafo y por lo que le cuesta coger palillos chinos.¿ Es esto lo que llaman interés desinteresado?¿Acaso es este el amor del que Maia hablaba?
Loa árboles se han quedado definitivamente desnudos. Una a una las hojas han caído rendidas ante el cortante frío del invierno. Dentro de unos días nos darán las vacaciones de Navidad. Ya hemos acabado entregas y exámenes, ahora solo falta esperar los resultados. Para celebrar con antelación las navidades, los de clase hemos quedado para salir de fiesta a un nuevo local que abre en el centro.
Le propuse a Anjou quedar en su casa para vestirnos, maquillarnos y peinarnos juntas. Me ha dejado echar un buen vistazo dentro de su armario(el cual es gigante) y he encontrado un vestido de una pieza de color negro que simplemente derrocha sensualidad por cada puntada del tejido. Conseguí convencerla de que se lo pusiese, a lo que ella respondió riendo que ese tipo de ropa no iba bien ni con su cuerpo ni con su personalidad.
Llegamos sobre las 12:40, cogimos algo ligero de beber y nos adentramos con Maia y Cris en la pista de baile. Vero estaba bailando con un chico con barba y de aspecto agradable. Preguntamos dónde estaban los chicos y ambas señalaron hacia los palcos donde se podía observar a Matt y André bailando de forma ridícula para entretener a un grupo de chicas mientras Rubén observaba desde un lateral; pero de quien no había rastro era de Darío.
En un momento dado vimos como los tres de dirigían a la salida, según Cris, porque iba a venir la popular Bella. No los vimos volver a entrar porque vinieron a darnos caza dos chicos que además de ser altos como torres ocupaban cada uno lo mismo que un armario empotrado de doble puerta. Después de una serie de preguntas que nos pareció interminable y de un par de copas ofrecidas por los dos chicos procedimos a desaparecer “al baño”, aunque en verdad necesitaba ir por lo que Anjou me acompañó.
Pasaron siglos hasta que conseguí pasar, ya que había una cola kilométrica en el baño de chicas. Ya con la vejiga vacía nos adentramos a buscar a nuestro grupo, el cual estaba disperso. Nos encontramos con nuestros dos hombres de confianza, Matt y André, quienes medio borrachos soltaron algo que nos dejó heladas, por diversas razones, tanto a Anjou como a mí.
Matt- Rubén y Bella están solos en los sofás de arribaaaaas. NO los molestéis que nueshtro querido amigo Rubén se le va a confeshar por fin a princess Bella. AAJAJAJAJAJAJAJAJJA- dijo Matt riendo como una hiena.
Tardé demasiado en agarrar a Anjou, quien con los pies pesados se hacía hueco para llegar a la escalera que daba al segundo piso, el de los palcos en los que estaban los sofás. Cuando llegué a su lado contemplé lo mismo que ella. Rubén y Bella besándose de forma algo apasionada tirados en los sofás. Anjou comenzó a bajar los escalones con los pies más pesados que antes, uno a uno y sin prisa. No sabía lo que debía hacer o lo que debía decir en un momento como ese. No tuve mucho tiempo para pensar ya que como un minuto después vimos salir a Bella escopetada del lugar, seguida de cerca por Rubén y con nosotras dos pisándoles los talones.
Dejamos de andar a medio camino, en un lugar en el que pudiésemos observar lo que pasaba pero sin estar demasiado cerca. Por desgracia o por suerte, en este caso, no pudimos escuchar nada de lo que decían ninguno de los dos. Cuando Bella corrió a los brazos de Rubén y ocultó su rostro en su pecho, agarré fuerte la mano de Anjou. Cuando Rubén abrazó a Bella por la cintura, puso una mano conciliadora detrás de su cabeza y le dio un beso en la frente Anjou agarró la mía aún con más fuerza.
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Hasta aquí la 5a parte, después de un año de parón creativo.Lamento haber tardado tanto!!!Aprecio los comentarios, gracias
Un saludo y gracias por leer
PD:subiré la próxima parte lo antes posible