Al maestro con cariño

Celebrar a quien se quiere también tiene un sentido de homenaje para agradecer lo que generosamente se convertirá en inolvidable. A nuestro Maestro con incondicional cariño.

Como cada último viernes del mes, Las Mal Portadas nos reuníamos en un bar a elección de una de nosotras. Esta vez me tocó elegir. Las cité a todas a un pequeño y coqueto bar/restaurante de la plaza Ñuñoa.

No importaba si éramos dos o cinco las integrantes. Era la oportunidad de reunirnos religiosamente, porque de eso se trataba nuestra  amistad. Siempre una para todas.

La única ausente esta noche era Josefina quien después de conocer a Juan Diego, socio y amigo colombiano de Andrés decidió que en los brazos de aquel magnifico y fantástico hombre, Medellín era un lugar maravilloso para vivir.

Bernardita deslumbrante como siempre después de un breve periodo de ausentismo, también se unió al grupo para esta ocasión.

-¡No saben cuánto las extrañé, que agradable es volver a compartir con ustedes! ¡Un salud por estar nuevamente en circulación y libre de todo compromiso!- exclamó  levantando su copa de espumante con un cierto dejo de nostalgia.

Nos miramos todas con extrañeza porque lo último que sabíamos era que su relación con Felipe a quien conocíamos plenamente, iba fantásticamente bien.

Ella nos observó sonriendo con toda la calma y antes de que cualquiera hiciera la pregunta de rigor, se adelantó a los hechos.

-¡Felipe decidió que jugar al Polo era mejor deporte que hacer el amor a toda hora  y como no estoy dispuesta a ser una yegua más en su establo! ¡Que disfrute con su taco por donde más le guste, así que hasta luego, bye, bye! -

  • ¡Barbie, te felicito! ¡Esa es la actitud que debe tener siempre una Mal Portada! Exclamó Maite con admiración y orgullo.

  • ¡También quiero brindar! – Prosiguió hablando mientras buscaba con la mirada al camarero para que le sirviera otra copa.

-Encuentro fabuloso que nos hayamos vuelto a juntar, queridas – exclamó Maite levantando su copa de mojito - ¡Porque si mal no recuerdo nuestro Andrew cumplirá años en unas pocas semanas más y se hace imperioso que organicemos algo como se merece! -

-¿Pero si no estuvo de cumpleaños hace poco? – Preguntó Constanza algo distraída rodeando con el dedo índice el borde de su vaso sin prestar mayor atención.

Constanza era de las amigas más fieles y leales que conocíamos, pero a la vez la más desconocida. Siempre estaba con su cabeza en otro mundo.

-¡Mmm, creo que hace 11 meses, linda! ¡Cony, despierta! ¡Houston llamado a Constanza! - Exclamó Maite chasqueando los dedos  molesta porque su idea no lograba captar la atención esperada.

Bernardita sin embargo estaba atenta a lo que planteaba Maite así es que de inmediato ofreció su ayuda apoyando la idea.

-¡Buen punto Maite! ¡Tienes razón! ¿Has planeado algo Fabiola para celebrar a Andrés? - intervino apoyando la moción de su amiga.

-Jajajajajaja ¿planeado? ¡Pues, nada!- Respondí sonriente encogiendo los hombros con cierta inocencia.

Mi respuesta debió ser algo desconcertante que hasta Constanza  dejó de jugar con la servilleta que insistentemente doblaba de una u otra forma.

-¡Fabiola!  ¡Andrés estará de cumpleaños el próximo mes y tú no has pensado nada de nada! - Preguntó Bernardita mirándome extrañada.

-¿A ver? ¡Festejarlo si, por supuesto! ¡Pero en privado como lo hacemos desde que estamos juntos! – Respondí risueña –  ¡Además celebramos como corresponde todos los días! ¡Me encanta apagar la velita…bueno! – Hice una pausa mirándolas a todas y carraspee - ¡Mejor dicho, el velón! – exclamé sonriendo.

-Jajajajajaja – rieron todas a carcajadas  levantando sus copas – ¡Así se habla Fabiola, por eso eres nuestra venerada Madre Superiora! -

Llevábamos un buen rato de conversación cruzada hasta que  me levanté de la silla para sacar el teléfono de mi bolso.

Maite que estaba enfrente en la mesa no tardo en bromear con el gesto.

-¿Vas a Llamar nuestro Andrew para preguntarle si quiere celebrar su cumpleaños con todas nosotras, las más guapas, sensuales y deliciosas? -

-¡No querida hermana! –Respondí con solemnidad – Solo le voy a avisar que esta mañana cambie las clave de seguridad de la casa – sonreí mientras la miraba de reojo.

Maite con disimulo  acusó recibo de mi respuesta pero no pudo evitar que en sus labios se dibujara una leve y pícara sonrisa.

Levantando la voz con el teléfono en la mano exclamé.

-¡Creo que es necesario que la Congregación  se reúna en pleno esta noche, por lo tanto! … ¡Llamáremos a Josefina para que se una a nuestra reunión! -

Busque su contacto en WhatsApp y la llamé por video. Todas apiñadas frente a la pequeña pantalla del celular esperábamos ansiosas que respondiera al llamado.

Pasó menos de un minuto cuando nuestra amiga apareció radiante junto a Juan Diego  al otro lado de la pantalla.

-¡Pero que linda estas! - fue la exclamación unánime al verla con un suelto vestido blanco que contrastaba con el dorado bronceado de su piel que hacía resaltar sus bellos ojos verdes.

La emoción fue total porque desde que se había decidido mudar a la ciudad de Medellín solo habíamos tenido la oportunidad de juntarnos un par de veces y de eso habían pasado unos cuantos meses.

  • ¡Mis Mal Portadas!  ¡Qué sorpresa pues! – Respondió emocionada nuestra amiga con leve acento paisa.

-¡Qué bien hace el clima de esos lados porque tu cara de felicidad  llega a dar envidia! - exclamó Constanza con nostalgia.

-¡Ufffff supieran amigas! ¡Juan Diego me trata como a una reina! -

-¡Supongo que bien atendida! - exclamó Maite con curiosidad.

-¡Pues atendida como la dueña de mi corazón que es! - Respondió Juan Diego besándola en la mejilla.

  • Ahhhh - Suspiramos todas con alegría.

  • ¡Jo! Necesitamos tratar urgente un asunto contigo – dijo Maite en tono serio. – Necesitamos conocer tu opinión al respecto -

Nos acomodamos nuevamente en nuestros asientos y dejamos el teléfono en medio de la mesa para iniciar la conversación.

-¡Podrás creer Josefinita que Fabiola no quiere celebrar a nuestro Andrew que va a cumplir 40 años de guapo, rico y exquisito! -  Abrió Maite los fuegos.

Ante el comentario de Maite sólo atiné a sonreír  y escuchar atentamente que salía de esas cabezas que brillaban a la hora de concretar ideas geniales.

-¿Fabiolita, es verdad  lo que dicen mis parceritas? - Preguntó Josefina imitando el acento colombiano.

-¡Están exagerando hija mía! – respondí juntando las manos como en oración

  • Como todos los años Andrés ya me advirtió que su cumpleaños lo quería pasar de la forma más sobria posible. Un par de amigos , nosotras y… ¡pare de contar! ¡En un restaurante y con horario acotado! – exclamé encogiéndome de hombros.

-¡De la manera más aburrida posible, querrás decir! –  Interrumpió  Maite moviendo negativamente la cabeza.

-Creo que nosotras nos deberíamos hacer cargo de esta celebración – dijo Bernardita – ¡porque además de ser nuestro amigo es… un hombre…!

-¡Fuera de serie! – completó  Constanza la frase.

-¡Nuestro bien amado gurú se debe celebrar como realmente merece! ¿No crees, Fabiola? –  Prosiguió Bernardita – ¡Porque cuarenta años son cuarenta años! -

Pasaron varios minutos donde cada una argumentaba los motivos por los cuales Andrés debía tener su fiesta de cumpleaños.

-¿Chicas porfa, por qué no dejan este asunto de lado para que Josefina nos cuente como va su vida en Colombia?- exclamé tratando de interrumpir la conversación para no seguir entrampadas en el mismo tema.

Pero fue un rotundo fracaso porque ninguna de las Mal Portadas se dio por aludida y siguieron buscando la fórmula para hacerme cambiar de opinión.

-¡Fabiola no lo entiendo!– dijo Bernardita hablando en nombre del resto – ¡Porque eres tan cerrada y te niegas hacer esto por Andrés! -

-¡No seas exagerada Berny y tampoco me niego! ¡Ustedes saben que a su Andrés le gusta mantener un perfil bastante bajo! ¡Vamos!  ¡Como si no lo conocieran!  Pocos amigos, cero formalidad y cuando dice no, es exactamente eso. ¡No! – Exclamé mientras miraba la hora en mi reloj pulsera – ¡Yo simplemente respeto sus deseos, nada más! -

-¡A ver cómo les explico! – Dije observándolas a todas -  Esto del cumpleaños lo conversamos hace un par de semanas y no dudó un segundo en responder con esa mirada asesina que coloca cuando no quiere saber nada sobre algo que no le interesa. Y esto del cumpleaños no está dentro de sus prioridades.  Así que mejor dejemos hasta aquí este tema y Josefina, lo siento pero tendré que cortar. ¡Es tarde y me tengo que ir, mañana tengo turno!  ¡Besos, te quiero! -

-¿Alguna se va conmigo? ¡Tengo el auto afuera! – pregunté.

Maite, Bernardita y Constanza se miraron entre ellas como si se adivinaran el pensamiento.

-¡No te preocupes Fabiolita, todas vinimos en nuestros autos! ¡Nosotras nos quedaremos otro rato terminando nuestras copas y luego nos vamos! ¿Cierto lindas? - Les preguntó  Maite guiñándoles un ojo.

No me di cuenta de ese detalle así que me despedí de cada una, tomé mi bolso y salí del bar camino del estacionamiento.

Pero ese peligroso trio se  había quedado en el bar lo que indicaba que tenían algo en mente donde por supuesto, no estaba incluida.

Llegue a casa poco antes de la medianoche. Subí la escalera sin hacer ruido por si Andrés estaba durmiendo.

Cuando salía con las Mal Portadas aprovechaba de meterse temprano en la cama con la excusa de ver alguna serie pero siempre lo encontraba con el control remoto en la mano y plácidamente echado en los brazos de Morfeo.

Pero esta vez para mi sorpresa, fue diferente. Cuando abrí la puerta de la habitación Andrés me tomó desprevenidamente por la espalda. Me dio un susto de muerte.

-¿Porque tan temprano? - Preguntó mordiendo y besando mi cuello.

Le sonreí con cierta coquetería. Me senté en el sofá del dormitorio y tiré los zapatos sobre la alfombra.

Andrés se recostó en la cama solo con ropa interior y con los brazos detrás de la cabeza esperando que también lo acompañara.

Me quité lentamente el vestido y como gata en celo lo fui acechando pasó a paso hasta llegar a sus pies.

Mis pechos fueron rozando primero sus pies, luego subí por sus piernas para terminar de frotarlos intencionalmente sobre su ropa interior.

Su pene duro y erecto sobresalía por sobre el bóxer. La punta y dureza de mis pezones eran más que evidente aún con el sostén puesto.

Mis manos recorrían sus muslos y mi boca audaz mordía el borde de su ropa interior hasta dejar al descubierto su potente virilidad.

-¿Cómo te fue con las chicas? - preguntó Andrés con la voz agitada preso de la excitación.

-¡Mmm…! ¿De verdad quieres que te lo cuente en este preciso instante? - Pregunté quitándome las bragas ya húmedas e intentando  lamer su glande.

-¡Vaya que llegaste misteriosa! – Exclamó intentando controlar las palabras porque mi boca ya había atrapado su pene.

Mi lengua lo recorría de norte a sur y en círculos queriendo hacerlo explotar para sentir su semen desbordando mi boca y chorreando entre mis pechos.

Su respiración agitada y sus manos tirando fuertemente mi cabello eran la señal de que mi lujurioso deseo  se estaba por cumplir.

Pero estaba tan excitada que no pude resistir más. Me levante de un salto y me monte a horcajadas introduciendo su pene en mi vagina. Lo empecé a cabalgar con locura.

Andrés sujetaba mis caderas para  controlar los movimientos y poderme penetrar hasta lo más profundo. Mordía mis pezones hasta hacerme gritar de placer.

De adelante hacia atrás  me movía con tal fuerza hasta que de pronto, quedé suspendida y me detuve conteniendo la respiración.  Mi vagina se comenzó a contraer y estremecer una y otra vez de forma descontrolada. Estaba teniendo un orgasmo apoteósico. En ese mismo instante comencé a sentir los espasmos de su pene liberando su tibio y abundante semen dentro de mí.

Con la respiración agitada y recostada sobre su pecho sentía como mi corazón latía con la misma fuerza que el suyo.

Pasados unos minutos cuando la calma se apoderó de nuestros cuerpos, me levanté para recostarme a su lado. Su semen se escurría lentamente de mi vagina aposándose en las sabanas.

-¡Andrés! -  Exclamé a la vez que comenzaba a acariciar suavemente su pecho.

-¡Las chicas quieren organizar algo entretenido para  celebrar tu cumpleaños! -

Se quedó unos minutos en silencio mirando el techo hasta que exclamó.

-¡Mi amor, te dije que no quiero nada! ¡Por favor, no sigan insistiendo con esa tontería! ¡Alexa, apaga la luz! – Se recostó y me besó suavemente los labios – ¡Buenas noches, que descanses! –

Ninguna de las explicaciones que entregué fue válida o sirvieron para convencer a Maite de que Andrés no quería celebrar ninguna fiesta.

Así que esperó que mi figura desapareciera tras la puerta del bar para dar rienda suelta a la idea de organizar el cumpleaños de Andrés. Costara lo que costara.

-¡Bueno queridas, ya que Fabiola más conocida como la sumisa obediente no quiere participar del suceso que se avecina, les propongo que nosotras nos hagamos cargo! ¿Qué les parece?- preguntó mirando directamente a cada una de las chicas reunidas.

-¡Esperen un momento! – Dijo Constanza tomando su teléfono – ¡Josefina también se debe unir a esto, no nos perdonaría si la dejamos fuera! – Llamando nuevamente a su WhatsApp – ¡Hola de nuevo, Jo! – Exclamó risueña frente a la pantalla mientras se acomodaba al lado del resto.

-¿Cony? ¿Pasó algo? – Respondió Josefina preocupada del otro lado.

-¡Hola Jo! - Volviendo a saludar a nuestra amiga levantando los vasos.

-¡Tranquila, no ha pasado nada solo que Maite tiene una idea y queremos saber si nos apoyaras en lo que vamos hacer! -dijo Constanza mirando al resto buscando su aprobación.

Bernardita que estaba sentada en un extremo, con su característica calma, tomó el teléfono de Constanza y lo ubicó en el medio de la mesa para que la panorámica las incluyera a todas a la vez.

-¡Recién estábamos comentando con Juan Diego lo bonito que sería juntarnos de nuevo y más aún para celebrar a nuestro Andrés, que después de todo fue quien nos presentó! ¡Se lo debemos, así que cuenten con nosotros para lo que necesiten! -

-¡Bueno vamos al grano! – Exclamó Maite tomando las riendas del asunto – ¡Como Fabiola se niega a  participar, la trataremos como la esposa engañada! ¡Será la última que se entere! -

Las palabras de Maite provocaron risas en general lo que hizo que Constanza volcara su vaso sobre la mesa.

Mientras el camarero limpiaba, Maite explicaba paso a paso lo que tenía en mente al resto de nuestras amigas.

-¡Creo que deberíamos hacer una fiesta apoteósica, con comida española la favorita de Andrew, música y un buen show por supuesto, preparado por nosotras mismas! – terminó diciendo con una pícara sonrisa y guiñando un ojo.

Cada una de las chicas escuchaba atentamente los planteamientos de Maite porque la decisión era unánime de celebrar a su mejor y gran amigo.

En eso aparece Juan Diego  llevando un vaso a Josefina y sin querer se unió a la conversación.

-¡Pero que ramillete de bellezas hay por acá! ¿Qué tal  la vida? - Exclamó con su inigualable acento.

-¡Acá estamos, pues! - Respondió Maite tratando de imitarlo – Decidiendo con las parceritas como celebrar a Andrés en su cumpleaños.

-¡Como se merece, pues! - agregó Juan Diego – ¡Unas buenas bandejas paisa, carnes de todo tipo, mucho aguardiente y la infaltables arepas que Josefinita aprendió  a hacer que son de rechuparse los bigotes! ¡Unos cuantos músicos por ahí, si hasta Shakira podríamos llevarle, no sé a Maluma, Carlos Vives, al que quiera le llevamos, pues! – Exclamaba entusiasmado.

Todas se miraron asombradas porque la idea de Juan Diego, si bien era bastante exagerada, no estaba lejos de lo que realmente querían hacer para que ese día fuera inolvidable.

-¡Lo podríamos hacer en mi casa de campo! -  exclamó de pronto Bernardita entusiasmada – ¡Solo me tienen  que decir el día! -

-¡Esperen un momento! -  Dijo Maite poniendo orden – ¿Ustedes de verdad quieren   hacer una fiesta campestre? ¡No era la idea que tenía en mente! -

-¡Pues claro mija! - dijo Juan Diego – ¡Mi amigo Andrés merece lo mejor por lo que tenemos que celebrar al menos por dos días como lo hacemos en esta tierra con los parceros, pues! ¿Cierto mi amor? - Preguntó a Josefina besándola cariñosamente.

-¡Juan Diego tiene razón! ¡Su cumpleaños comenzó un miércoles y terminó el domingo! -  Respondió Jo entre risas.

-¡Bueno! – Exclamó Maite - ¡No era precisamente lo que había pensado, pero si me gusta eso de los dos días! ¡Como para perderse celebrando! ¿Qué les parece a ustedes, chicas? -

-¡Maravilloso! - Respondieron Bernardita y Constanza – ¿Pero no conocemos los gustos de Andrés para que la sorpresa de verdad sea de su agrado? ¡Con Fabiola ya sabemos que no podemos contar!- Terminó por decir Constanza.

Todas se quedaron en silencio hasta que a Bernardita se le iluminó la cara y dijo.

-¡Creo tener la solución a ese problema! - ¡Muriel! - agregó  sonriendo.

-¿La españolita? - Exclamó Maite algo sorprendida.

-¡Muriel adora a Andrés y haría lo que fuese por el! – prosiguió Bernardita.

-¿Entonces la tendríamos que invitar? – Preguntó Maite no muy feliz.

-¡Jajajajajaja Por supuesto que sí! – Respondió observando como el rostro de su amiga se iba desfigurando cada vez más.

-¡Pero hay dos problema al respecto! - Manifestó Maite creyendo que con eso descartarían invitar a Muriel.

-¡El primero es que se lo contaría de inmediato a Fabiola y adiós sorpresa! ¡Y el segundo es que la única que la puede ubicar es la mismísima Fabiola y ella no está! ¡Así que lo siento niñas! ¡Muriel, descartada! – terminó su frase recobrando la sonrisa.

-¡Espera un poco, Maite! – Dijo Bernardita mirando su reloj y tecleando su teléfono. Todas se quedaron en silencio hasta que dijo:

-¿Muriel, cariño? ¡Disculpa por llamar a esta hora! -

El asombro fue general porque ninguna había recordado que  Muriel fue la abogada que asesoró a Bernardita en el trámite de divorcio con Pipo, su ex marido.

-¿Bernardita, pasó algo, estáis bien? -  Se escuchó decir por el alta voz del teléfono – ¡Son las seis  de la mañana así que imagino debe ser algo muy importante lo que me queréis decir! ¡Me estáis asustando! -

-¡Hola Muriel! – saludaron todas incluyendo Juan Diego y Josefina.

-¡Hola! - Respondió confundida – ¿Fabiola estás ahí, que significa todo esto? - Preguntó.

-¡Muriel, disculpa la hora de nuestro llamado pero te necesitamos y si no es ahora…!- Respondió Bernardita con toda calma.

-¡Fabiola no está con nosotras, querida! – Interrumpió Maite tratando de ser amable –  ¡Y ni se te ocurra decirle que te hemos llamado! -

-¡De verdad me estáis preocupando! ¡Qué cojones está pasando! ¡Soltadlo de una puñetera vez, coño! – agregó molesta Muriel que aún no entendía el motivo de la llamada.

-¡Muriel, ponme atención! - prosiguió Bernardita -  ¡Estamos organizando la fiesta de cumpleaños de Andrés pero tu querido amigo se niega a celebrar sus cuarenta años como merece y nosotras consideramos que eso no puede ser posible!  ¡Y como Fabiola está fuera de esto por razones obvias, pensamos que tú nos podrías echar una mano! –

-¡Me cago en la leche!- Exclamó  Muriel - De verdad alucino y flipo en colores con todas vosotras. ¡Me llamáis a las seis de la mañana para organizar una fiesta de cumpleaños! ¡Estáis como una puta cabra! –

Una vez más calmada, Muriel prosiguió la conversación.

-¡Dejadme adivinar! Apuesto que él gilipollas de Andrés las mandó a hacer puñetas diciendo: ¡No quiero nada y basta de tonterías! -

-¡Algo parecido! ¿Te sumas? – Preguntó Bernardita inquieta.

-¡Por supuesto que me sumo!- respondió entusiasmada–  ¡Fabiola me colgará de las tetas, pero por mi amigo cualquier cosa vale la pena! -

-¿Que tienen pensado chicas? - preguntó

Con esa pregunta se inició una larga conversación entre mis amigas, Juan Diego y Muriel donde al final quedó organizada la gran fiesta de cumpleaños.

Se haría en la casa de campo de Bernardita ubicada en Melipilla pueblo distante a 70 km de Santiago. Sería un evento campestre que comenzaría el viernes al medio día con un almuerzo con asado y delicias colombianas preparado por Juan Diego y dos chef que vendrían directamente desde Medellín al evento, especialistas en carnes y parrillas.

Por su parte Muriel estaría encargada de coordinar junto al equipo de cocina de la casa la preparación de algunos platos típicos españoles que se servirían en la cena.

Bernardita se encargaría de la decoración, ubicación de las mesas, las bebidas, de coordinar a los camareros y bartender, buscar y contratar lo más importante. La orquesta y el show.

Maite y Constanza estarían encargadas de entregar las invitaciones a las personas que más apreciaba Andrés, que no eran muchos. Pero lograron reunir un grupo aproximado de setenta entre amigos/as y conocidos/as cercanos.

Faltando cinco días para el cumpleaños, Maite Bernardita y Constanza aparecieron sorpresivamente en la cafetería de la clínica.

Al  verlas todas juntas pensé que algo le había sucedido a Andrés. Me levanté asustada y preocupada de la silla que casi rueda la taza de café sobre mi delantal, pero Maite calmó mi impaciencia y con una sonrisa me dio a entender que nada grave estaba pasando.

-¡Fabiolita! ¡Por fin te pudimos encontrar! ¡Por Dios que cuesta dar contigo! –  reclamó mientras se sentaba a mi lado.

-¡Esto de tener como amiga a la más joven y brillante gineco obstetra de Chile tiene su precio! – dijo Constanza con cariño

-¡Del continente, querrás decir! – terminó diciendo Bernardita saludándome con un beso.

-¡Imagino que nada bueno las trae por aquí! – exclamé sonriendo con la certeza de que la sorpresiva visita tenía relación con Andrés y su cumpleaños.

-¡Qué imagen más negativa tienes de nosotras madre superiora! - Respondió Maite haciéndole señas a uno de los camareros para que le trajera un café.

-¡Bueno Fabiolita….! - carraspeó

-¡Sin rodeos, Maite! -  Interrumpió Bernardita algo ansiosa.

-¡Fabiola, estas cordialmente invitada al cumpleaños de Andrés que celebraremos el próximo viernes y sábado en la casa de campo de Bernardita! -  Dijo Maite como ametralladora con la intención de que no la interrumpiera.

-¡Jajajaja, no puedo creer que aún insisten con ese tema!- Respondí – Ya les dije lo que Andrés opinaba al respecto.

-¡Bueno, esto ya dejó de ser un tema! ¡Es una invitación formal! – insistió Bernardita.

-¡Me están diciendo que organizaron una fiesta para Andrés aunque él no quiera! – pregunté sonriendo pero preocupada.

-¡Si! - respondieron las tres al unísono asintiendo con la cabeza.

-¿Y ustedes pretenden que yo se lo comunique y me convierta en cómplice? ¡Así las lindas quedan liberadas de su furia! – exclamé algo molesta.

-¡Ahhhh de eso no! - agregó Maite – ¡Esa no es tu misión! –  tenemos el emisario perfecto para esa diligencia. ¡De eso no te preocupes! -

-¿Y entonces, que? – pregunté sorprendida

-¡Queremos saber si falta alguien por invitar a la fiesta! – Pasándome una lista impresa - ¡Solo tú conoces a todos los que tendrán el privilegio de estar presentes en  homenajear a nuestro Andrew! -

-¡Es que no creo que sea una buena idea! - Insistí dudosa mientras revisaba los nombres en la lista – ¡Después yo tendré que pagar los costos! -

-¡Si quieres te puedo ayudar a pagar! - Exclamó Maite de inmediato sabiendo a lo que me refería.

-¡Podría ser, siempre y cuando no olvides traer el paraguas! - respondí  disfrutando la expresión de Maite al oírme.

Sonrojada no hizo ningún comentario siguiendo con la conversación.

-¡Entonces! ¿Falta alguien a quien invitar? -

-¡También invitamos a Muriel pero nos dijo que estaba con algunos asuntos que la retrasarían un par de días, que no podía llegar para esa fecha! -

-¡Mmm, claro! ¡Qué pena! -  Exclamó Constanza mirando a Maite y Bernardita.

Fui leyendo uno a uno los nombres de las personas más cercanas y queridas que Andrés querría ver en su cumpleaños. Había sido un gran trabajo. Estaban todos, no faltaba ninguno.

Una vez que terminamos nuestros cafés di una mirada a la hora en el celular y casi morí de un infarto al ver que llevaba media hora de atraso para la atención de mis pacientes.

-¡Que locura! ¡Me debo ir de inmediato! -  Exclamé tomando mis cosas de la mesa. - ¡Y, gracias amigas por todo lo que están haciendo!   Si Andrés no lo agradece, yo lo hago con todo mi corazón, las quiero.-

Salí corriendo de la cafetería mientras mis amigas se quedaron terminando algunos temas pendientes.

-¡Maite! ¿Por qué no le dijiste que Muriel llegaría a la fiesta y que venía a Chile con un grupo de  amigas? - Preguntó Constanza con cierta intriga.

-¡Elemental mi querida Cony! ¡Porque así la sorpresa será doble! ¡Tanto para Andrew como para Fabiola! -  Respondió sonriendo.

-¡Don Andrés, el señor Juan Diego dice que viene lo viene a ver desde Colombia y lo está esperando! – anunció la secretaria mientras abría la puerta de la oficina. – ¡No lo tengo en la agenda! ¿Lo hago pasar o lo digo que está ocupado y que pida una cita? -

Era miércoles a mediodía cuando uno de los mejores amigos de Andrés apareció en su oficina.

-¡Gracias Marisol, hágalo pasar y nos trae dos café, por favor! -  Sorprendido se levantó de su escritorio para saludar a tan inesperada y sorpresiva visita.

-¡Esto si es una sorpresa! – saludando con un fraternal abrazo.

-¡Como le va mi parce! ¡Mire que gusto poder verlo  de nuevo y agradecerle una vez más la felicidad que me dio con Josefinita! -

-Jajajaja- i Nada que agradecer Juan, además poco tuve que ver en ese encuentro – respondió Andrés invitándolo a sentarse.

-¡No me avisaste que venias a Chile! ¡Qué te trae por acá! ¿Algún negocio en especial? - Preguntó curioso mientras vapeaba  con su cigarrillo.

-¡Verá usted mi parce! ¡Josefinita y yo venimos para celebrarle su cumpleaños pues…! ¿No vaya a pensar que lo habíamos olvidado? ¡Eso, por nada del mundo! - Exclamó con satisfacción Juan Diego.

  • ¿De qué estás hablando, Juan? ¡Te lo agradezco, pero sabes que no suelo celebrar esas fechas! ¡Tú  me conoce! – exclamó Andrés reticente.

-¡Porque lo conozco y lo estimo es que me he tomado la libertad de invitarlo para que le demos la bienvenida a esos cuarenta, como Dios manda!-

-¿Fabiola, tiene algo que ver con esto, Juan? ¡Ella sabe que tengo la reserva en un restaurante para este viernes! ¡Tenía planeado una celebración bastante más íntima! – Exclamó Andrés dubitativo.

-¡Anule todo y la llevamos también, pues! ¡Josefinita estará feliz de verla, si todos los días se acuerda de su grupito de las que se portan mal! ¿Es así como le dicen, no? – Exclamó risueño.

-¡Mal Portadas Juan Diego, ese es el nombre de su grupo de amigas! ¡Y juntas son un peligro público, te lo advierto! – le respondió sonriendo meneando la cabeza.

-¡Eso mismo pues, así es que no me haga planes para este viernes que yo paso por usted y su mujer! ¡Tengo reservado un lugar que le va a encantar! ¡Vamos pues y anímese amigo! ¡No me haga quedar mal, pues! ¡Mire que Josefinita no me lo perdonaría así me regresara de rodillas a Medellín! -

Ambos rieron con la última frase de Juan Diego y tal como lo había planeado quedaron de viajar juntos el viernes por la mañana.

La tarde del mismo día había llegado a la casa antes que Andrés y estaba lista para entrar al jacuzzi para darme un relajante baño de burbujas, cuando comenzó a sonar el timbre de manera insistente. Me cubrí molesta con una toalla y me dirigí a ver los monitores de las cámaras de seguridad que estaban instaladas en la entrada a la casa. Al ver la imagen me llevé las manos a la cara cayéndose la toalla y grité de alegría. Apreté nerviosa el botón que abría los portones y corrí hacia la puerta.

La abrí y apareció delante mío Muriel con el séquito de amigas que había conocido en mi último viaje a Madrid.

-¡Mi amor, aquí estoy! -  Exclamó Muriel emocionada tirándose a mis brazos.

-¡No sabes! -  decía mientras me besaba toda la cara – ¡Cuanto me costó guardar el secreto! -

-¿Muriel? ¡Pero qué diablos estás haciendo aquí! -  pregunte sin salir de mi asombro  –  ¿Y ustedes, también? - Exclamé mirando al resto que me observaban muertas de la risa.

-¡Pues nada, estamos invitadas a la fiesta de Andrés! Y el tío parece tan majo que si me reconvirtiera  sería al primero que me follaría – exclamó Rosario riendo – ¡Para ser un tío, está bien bueno! -

Venían con Muriel, Mariana  la chica de los tatuajes,  Lola la hermana de Rosario, la dulce y pequeña María.

Una vez recuperada de la impresión por la llegada de Muriel y sus Bien Portadas como las bauticé en España, les mostré la casa y cada una de ellas acomodó su equipaje en las habitaciones de invitados.

-¡Joder tía, menuda casa te gastas, debes estar forrada para vivir en esta casita que parece diseñada por Frank Gehry, el mismo del Guggenheim! – dijo Mariana mirando asombrada por el balcón de mi habitación.

-¡Y que cama!  ¡De tres cuerpos! ¿No os perdéis en la oscuridad? - Exclamó Lola tirándose de un salto sobre ella. ¡Hay que joderse, además tiene un jacuzzi! ¡Y una viviendo en un piso de 30 mts2! -

  • ¡No os entusiasméis tanto, queridas! -  Dijo Muriel tomando a Lola de la mano para ayudarla a bajar de la cama.

-¡Este lugar es solo para nosotras! ¿Cierto mi amor? - Preguntó besándome en la boca.

-¡Para los tres querrás decir! – La corregí sonriente – Andrés va de este lado, tú del otro cuando estás y yo… bueno ¡Ustedes adivinarán cual es mi lugar! –

Bajamos a la terraza y nos sentamos alrededor de la piscina. Nos entretuvimos un buen rato conversando acerca del viaje y de cómo se unieron a la celebración del cumpleaños de Andrés. Allí me enteré cómo Bernardita las había contactado y los planes que tenían para la fiesta.

Fue unos días después que Muriel en su reunión semanal con sus amigas les comentó de su viaje a Chile y Rosario sin timidez le preguntó:

-¿Y por qué no nos invitáis a conocer ese país del que tanto habláis? ¡Ya estoy harta de que nos contéis historias de Chile  y no tenga ni puta idea! -

-¡Yo me apuntaría! - dijo Mariana- Tengo un par de días libres en la universidad.

-¡Soy mi propia jefa, dejó a mi socia en la tienda y….! ¡Nos vamos para Sudamérica!  Terminó Lola levantando su vaso de cerveza.

-¡Dicen que los mariscos en Chile son muy buenos! – exclamó tímidamente María.

-¡Muy bien, sea! ¡Entonces Las Bien Portadas harán su presentación oficial en Chile! - Exclamó Muriel emocionada  -

Luego de comer algo ligero en la terraza y con varias cervezas, cubatas y copas de espumante en el cuerpo, Rosario se levantó de la silla, se quitó las zapatillas, el pantalón y exclamó:

-¡A esta hora debería estar durmiendo en mi cama abrigada hasta las orejas, en este lado del mundo hace un calor de mierda! ¿Quién se tira un chapuzón conmigo para espabilar un poco? -

Se levantaron Muriel, Mariana y Lola al mismo tiempo. Se empezaron a desnudar mientras corrían alrededor de la piscina para tirarse al agua. María se quedó sentada en su silla mirando a sus amigas, bostezando de vez en cuando. – El jet lag – se disculpó sonriendo.

Me levanté de la silla y me preparaba para meterme a la piscina cuando apareció Andrés en el umbral del ventanal. Se quedó unos instantes desconcertado mirando a un grupo de chicas que no ubicaba, hasta que de pronto exclamó.

-¡Pero si no es la españolita de mi alma! ¡Qué mierda estás haciendo aquí! - Exclamó emocionado mientras se acercaba al borde de la piscina.

Muriel salió de la piscina y lo abrazó largamente mojándolo completamente.

-¡Pues aquí me tienes querido amigo mío! ¡No podía estar ausente de los abrazos de los cuarenta! -

-¡Y mira! ¡Las Bien Portadas como les dice Fabiola, también se sumaron a los festejos! -

-¡Vaya sorpresa! – Dijo seriamente - ¡En realidad no lo esperaba!…. Respondió mirándome con ojos asesinos para saber si yo tenía algo que ver con todo esto.

-¡Parece que hoy ha sido el día de las visitas sorpresivas! – Exclamó finalmente.

No tuve nada que explicar porque Andrés sabía que era incapaz de guardar el secreto de que Muriel venía a celebrar su cumpleaños.

Ella era parte de su círculo íntimo y más querido. Agradecía en silencio el esfuerzo que había hecho  por acompañarlo en su cumpleaños.

-¡Guardaste bien el secreto! - Exclamó mirándola a los ojos – ¡Tanto que ni siquiera Fabiola lo reveló! -

-¡Mi amor tampoco sabía que venía, querido! ¡La sorpresa debía ser doble y… lo conseguimos! - gritó Muriel alentando al resto que aún jugaba en la piscina.

Andrés se sentó en el sofá de la terraza. Muriel por un lado y yo por el otro nos turnábamos para acariciarlo y besarlo como era nuestra costumbre.

  • ¡Fabiola! no logro entender cuál es la gracia que le encontraste  a este tío porque se gasta un genio de los mil demonios! ¡Llega a asustar!- preguntó y exclamó Lola

-¡Pero si tiene tantas! – Le respondí coqueta – ¡Te mencionaré solamente tres para que lo vayas sabiendo! -

-¿Tres? ¿Estás de coña, cierto? - Respondió Muriel desafiándome – ¡Vamos quiero escuchar esas tremendas gracias, mi amor! ¡Sorpréndeme! -

-¡Primero!- comencé a decir mirando al resto de las chicas que escuchaban atentas al borde de la piscina.

-¡Su sonrisa! ¡Esa es su primera gracia! ¡Con ella me derrite cada vez que lo miro, es como si…! -

-¡Como si te follara Jennifer López! - Interrumpió  Mariana alzando la voz para que se todas escucharan.

-¡Deja que termine Mariana! ¿Que si tiene más gracias juro que me podrían gustar los hombres? ¡Bueno ese hombre! – termino apuntando a Andrés quien entregado sonreía meneando la cabeza.

-¡Silencio por favor, chicas! ¿Cuál es la segunda, Fabiola? - Insistió Muriel acomodando sus piernas desnudas sobre las de Andrés.

-¡Su brillante inteligencia! – agregué subiendo también mis piernas sobre él.

-¡Bueno, un punto a tu favor, en eso estamos de acuerdo! - Exclamó Muriel levantando los brazos -  ¡Para tener una mujer como tú! ¡Inteligente hay que ser!-

Ante el piropo de Muriel me levanté para besarla tiernamente en la boca mordiendo sus labios al final.

Las chicas ya habían salido del agua  y mientras se secaban unas a otras, Lola  no dejó pasar el detalle de la última gracia.

-¡Pero falta una! -  Agregó animándome a que lo dijera.

-¡Lo que tiene entre las piernas! ¡Eso no es de este mundo! - exclamé quitando las piernas de Muriel acariciando su  pene sobre el pantalón, mientras lo besaba apasionadamente.

Andrés no dijo nada sobre esta intima confesión. Solo bajó la cabeza sonriendo.

-¡Joder tío! ¡No deja de ser importante lo que dice tu mujer! ¡Tendremos que confiar en lo que dice Fabiola porque no hay evidencia que lo demuestre! - Dijo Rosario indicando las entrepiernas de Andrés.

-¡Me huele a publicidad engañosa! -  Exclamó Mariana desafiante.

Muriel no dejaba de reír ante la intervención de Mariana y yo no me iba a rendir así como así de fácil.

-¡Mi amor porque no les demuestras que todo lo que digo es verdad y que toda la evidencia está guardadita justo aquí! - señalando con mis manos la bragueta del pantalón.

-¡Que lo muestre, que lo muestre! – gritaban alborotadas las amigas de Muriel.

-¡Otra vez no Fabiola con el mismo show de siempre! ¡Ya parezco un mono de feria! ¡No sigamos con esto, por favor! – exclamó Andrés suplicante.

-¡Vamos amigo, Como si fuera la primera vez que lo enseñas, además que le hace el agua al pescado! ¡Muéstrales y que salgan de dudas! ¡Deberías estar orgulloso de ese tremendo don que te regalaron! - dijo Muriel avalando mi postura.

-¡Estás mujeres están más locas que las de tu congregación, Fabiola! – respondió Andrés.

Pero las chicas no se conformaron e insistieron en que Andrés diera fe  de lo que yo estaba afirmando. No paraban de reír.

-¡Relájate, nosotras te ayudamos! ¡Muéstrales el tremendo potencial que tienes entre las piernas, capaz que alguna se reconvierta! – dijo Muriel mientras nos arrodillábamos para quitarle el pantalón.

Andrés entregado, se dejó llevar por la situación. Y ya sin tapujos exclamó:

-¡Todo de ustedes, hagan de mí lo que quieran! -  dijo extendiendo los brazos accediendo a que le quitáramos el  pantalón.

Entre aplausos y carcajadas Muriel logró despojarlo del pantalón y yo aún más audaz, con la boca mordí el borde de su bóxer y lo comencé a bajar lentamente.

-¡Queremos más, más abajo Fabiola! -  gritaban las chicas hasta que apareció el pene erecto de Andrés en su máxima expresión frente a ellas.

Por unos segundos fue todo silencio hasta que Lola exclamó y preguntó.

  • ¡Es alucinante! ¿Se  puede tocar?-

-¡Por supuesto! -   respondimos al unísono con Muriel –  ¡Vean que es real y mucho mejor que los dildos y vibradores que tienen escondidos en sus veladores! – Terminó por decir Muriel riendo al borde la las lágrimas.

Mariana se acercó lentamente hasta donde estaba Andrés, colocó su  dedo índice con cierto resquemor en la punta del glande, lo presionó y empujó hacia abajo y este rápidamente volvió a su lugar. El impresionante tamaño no dejaba indiferente a ninguna de las chicas. Estaba recto como espada y duro como piedra.

Andrés miraba complacido sin resistir  hasta que preguntó en voz alta.

-¿Alguien más quiere probar? -

-¡Yo al menos no, no sé si alguna de vosotras! – Respondió Rosario – ¡No me interesa esa monstruosidad! ¡Prefiero un delicioso clítoris y un buen par de tetas que tú glorioso pene, como dicen tus dos mujeres! ¿Y eso le cabe a una tía normalita? –preguntó intrigada.

-¡A mí me cabe perfectamente bien! – Exclamé sonriente y pícara - ¡Pero si es tan suave y delicioso! – introduciéndolo en mi boca ante la mirada atónita del resto.

Poco duro mi incursión porque Andrés le puso  fin al juego.

-¡Ya chicas basta, se acabó el espectáculo! ¡Tengo que trabajar y debo revisar un montón de papeles! -

-¡Ohhhhh, debe ser un coñazo para ti que estas hermosas chicas prefieran los clítoris, vaginas y tetas, en vez de penes! - Dijo  Mariana  lamentándose.

  • ¡Bueno, bueno! – La interrumpí - Algunas tenemos la suerte de tener lo mejor de los dos mundos – dije con cierta con satisfacción – acariciando con una mano el culo a Muriel mientras sostenía el pene de Andrés con la otra.

  • ¡Ídola! - Gritó Muriel encantada.

Andrés apagó la luz del estudio y miró hacia la terraza  porque aún las amigas de Muriel se tomaban la última cerveza.

Nosotras sin embargo, recostadas en la cama esperábamos que Andrés abriera la puerta para darle una sorpresa.

Ambas desnudas ocupábamos cada lado de la cama para darle el lugar entre las dos.

-¿Y ustedes, qué onda? – Preguntó sonriente al vernos – Las hacía dándose un festín de dioses – exclamó mientras se quitaba la camisa y los pantalones para quedar solo con el bóxer.

-¡Nosotras queremos que participes de nuestro festín, Andrés! Ven acá, que tu lugar está esperando - dije insinuante palmoteando las sábanas.

-¡No te hagas de rogar, no te lo vamos a pedir de nuevo, vamos! ¡Son pocas las ocasiones  que estamos los tres en la cama con ganas de jugar! – Agregó Muriel acariciando mis pechos para provocarlo – ¡Incluso te podría dejar que me metieras la puntita! ¿No te gustaría hacer eso? – insinuó con voz sensual

Nos observaba sonriente desde los pies de la cama pero sin la menor intención de acostarse con nosotras.

Al contrario. Dio la vuelta, se quitó el bóxer y se sentó cómodamente en el sofá con los brazos abiertos enfrente nuestro luciendo su potente erección como trofeo.

-¡Aprovechen ustedes que son las que deben recuperar el tiempo perdido! ¡Yo las miro desde la primera fila! -

-¡Pero mi amor, como te vas a perder estos dos fabulosos culos! – le dije mientras me volteaba para mostrar mi trasero.

Muriel comprendió el mensaje y lanzándose sobre mí cuerpo me sujeto por los brazos y comenzó a morder el cuello para luego continuar por mis pechos quedándose un largo rato chupando mis pezones para luego bajar por mi vientre.

No era necesario que me sujetara los brazos porque ya no ponía resistencia. Abrí mis piernas para que acariciara mi clítoris con su lengua. En suaves círculos lo recorría como las manecillas de un reloj que entre cada hora salía de mi boca un ahogado gemido.

Muriel mordía mis labios mayores y se abría paso entre los menores mientras metía sus dedos en mi vagina que resbalaban empapados por la humedad.

Si seguía me iba a correr en un segundo así que calme mi respiración y la saque de entre mis piernas.

La tome del cabello, mordí sus pezones. Uno primero y después el otro estirándolos hasta que sus gemidos se hicieron más intensos.

Mientras jugaba con Muriel no perdía de vista a Andrés quien desde el sofá nos miraba extasiado acariciando su pene. Con su mano derecha lo estrechaba subiendo y bajando controlando la intensidad de sus movimientos.

Me abrí de piernas para meterme entre las de Muriel frotando su clítoris contra el mío que  húmedos se deslizaban como queriendo reventar. Era una tijera deliciosa.

Nos movíamos con frenesí gimiendo sin cesar hasta que Muriel encorvó su espalda y agarrando las sábanas con ambas manos se dejó llevar en un orgasmo interminable, donde cada músculo de su cuerpo se contraía al ritmo de nuestras vaginas.

Mientras Muriel jadeaba agotada por el intenso orgasmo que había vivido,  no lo pensé dos veces y corrí hacia Andrés. Quité sus manos  y montándome sobre su pene lo introduje en mi vagina. Una deliciosa sensación me invadió al sentir como se iba abriendo paso en mi interior hasta hundirse más allá del útero.

Fue un acto tan sorpresivo que no atinó a nada más que mirarme a los ojos. Una vez que tomó el control comenzó a mover sus caderas rítmicamente  junto a las mías.

Hundido en mi pecho gimiendo casi sin aliento de pronto se detuvo para dejar que su pene descargara dentro de mi vagina un río de tibio semen que se comenzó a desbordar corriendo entre las piernas.

Andrés estaba en plena eyaculación cuando se abrió la puerta de la habitación y entraron Mariana, Lola y Rosario, Al ver la escena de Muriel desnuda y tirada jadeante sobre la cama  y yo montada sobre Andrés se quedaron hipnotizadas y mudas.

Hasta que pasados unos segundos Rosario rompió el incómodo silencio para decir:

-¡Upsss, parece que no estábamos invitadas a la fiesta que por lo que parece, ya  está terminando! -

-¡Jajajaja pero si queréis podéis uniros al baile final! – respondió Muriel sin moverse de la cama.

-¡Joder tías! ¡Estos chilenos sí que son cachondos! - Dijo Lola riendo.

-¡Ya joder, os pido disculpas por la intrusión pero necesito que os digáis cómo putas encendéis  las luces en esta casa porque buscamos algún interruptor en las paredes y no hay ninguno! – Exclamó Rosario sin salir todavía del asombro de lo que estaba observando.

Andrés las miró sonriente, sacó su pene de mi vagina y me hizo a un lado suavemente. Se levantó dirigiéndose con su enorme miembro semi erecto que aun chorreaba gotas de semen al pequeño aparato que había sobre una de las mesillas de noche y dijo:

-¡Alexa, enciende las luces de los dormitorios 3,4 y 5! –

En las horas siguientes fueron pocas las oportunidades que tuvo Andrés para compartir con las invitadas porque debía dejar resueltos algunos temas pendientes en su trabajo antes de partir  con Juan Diego por fin de semana.

Se deshizo en excusas con Muriel porque  debía dejarla sola en casa con sus amigas, ya se había comprometido con su amigo colombiano. No le podía fallar.

El festejado no sospechaba que una vez que él se subiera al auto con Juan Diego, ellas   estarían arriba del minibús que había contratado Muriel para llevarlas a la casa campestre de Bernardita. La excusa para madrugar y no levantar sospechas fue que harían la Ruta del Vino por el valle de Colchagua y se quedarían a comer en Santa Cruz.

El viernes muy temprano Juan Diego llegó a la casa y era todo un espectáculo ver como entraba con su impecable sombrero blanco,  camisa de seda ajustada con los botones abiertos para mostrar su tonificado torso, jeans ajustados, cinturón de gran hebilla y las infaltables botas vaqueras. Me parecía estar viendo un personaje de la serie Narcos, pero Juan Diego era un prestigioso empresario cafetero.

-¡Fabiolita pues, pero que gustó verla tan linda y delicada, como lo hace usted para estar cada día más radiante! – saludándome con un cariñoso abrazo

-¡Juan Diego, que alegría volverte a ver! ¡Y gracias por tanto cumplido! La receta es la misma que usas para tener a Josefina tan linda – expresé sonriente

-¡Es que Josefinita es…el mismo cielo, Fabiolita! – Respondió suspirando – ¡Y dónde está mi parcero, que ya es hora de irnos, mire que tengo las reservas hechas para el mediodía, pues! – terminó diciendo mientras me guiñaba un ojo porque sabía que estaba enterada de la sorpresa.

Subimos al auto de Andrés, Juan Diego iba a su lado así es que aproveche de revisar mi teléfono y  dar aviso a las chicas que íbamos en camino.

Muriel y sus amigas  no paraban de reír y gritar cuando Josefina, Constanza y Maite comenzaron a subir al minibús que las llevaría al campo de Melipilla.

-¡Muri, cariño, tanto tiempo sin vernos! ¿Cómo estás? Le preguntó Maite  besándole ambas mejillas.

-¡Maite joder, que guapa estáis! – Exclamó sin soltarle las manos- Ven, te que quiero presentar a mis amigas que vinieron conmigo desde España.

Ella es Mariana, Lola, la pequeña es María y esta es la terrible pero guapísima Rosario.

Al escuchar su nombre, se levantó del asiento y lentamente se acercó a Maite para besarla.

-Rosario, de raíces moras y andaluzas, ya podéis imaginar la gracia y el salero que me gasto. Un gusto conocerte mi niña, porque de placer podríamos hablar más tardecito – Exclamó guiñándole un ojo y contorneándose coquetamente.

-¡Hola a todas! - respondió Maite algo turbada sintiendo como la mirada de Rosario la traspasaba al punto de sentirse desnuda.

Josefina y Constanza se unieron de inmediato al grupo y durante todo el trayecto no hicieron más que reír y recordar los buenos tiempos de las Mal Portadas.

-¡Que alegría verlas, pues! ¡No saben la falta que me hacen estando tan lejos! -

-¡Si mal no recuerdo fue usted Josefinita, pues! – Dijo Maite imitando su acento colombiano – ¡La que se entusiasmó con ese filete de primer corte, pero algo campesino para mi gusto y ahí… la perdimos! -

-¡Maite no hables así! – Agregó Constanza abrazando a Josefina  que iba junto a su asiento – ¡Hizo lo que le dictó su corazón! –

  • ¡No sabía que el corazón lo tenías entre las piernas, amiga! – Contestó rápidamente Maite lo que hizo reír a todas las pasajeras.

-¡No has cambiado nada, amiga! – Le respondió Josefina con cariño – ¡Ves, por estas cosas es que las extraño! -

-¡No cambiéis nunca, Maite! – Dijo Rosario mirándola fijamente – ¡Porque así… estáis  perfecta! - tirándole un beso.

-¡Ohhhhh Maite! ¡Parece que tienes una admiradora por estos lados! – dijo Muriel resaltando el interés de su amiga Rosario.

-¡Tengo tantos admiradores y admiradoras que ni te lo imaginas, españolita! ¡Por eso uso gafas oscuras, para no tener que firmar autógrafos! Y tampoco se entusiasmen mucho, lindas ¡Hetero hasta la muerte! - Terminó Maite arreglándose el cabello y mirando de reojo a Rosario para ver su reacción.

Mariana, Lola y María no prestaban atención porque  apoyadas una sobre otra dormían profundamente.

El tiempo calculado de viaje fue exacto para que llegaran antes que Andrés, Juan Diego y yo.

A esa hora, Bernardita las esperaba luciendo su estilizada figura con un ligero vestido y el cabello tomado en un moño que le dejaba algunos mechones revoloteando dándole un aire casual y elegante.

-¡Como no se les ocurre mirar sus teléfonos por dios! ¡Pensaba que no iban a llegar! – reclamaba mientras abrazaba a cada una al bajarse del minibús.

La última fue Muriel y una vez más quedó impresionada por la belleza y estilo de Bernardita. Se fundieron por unos segundos en un gran abrazo y Muriel le dio un beso en cada mejilla. – ¡Que guapa estas! – le susurró al oído.

Maite que estaba atenta a la situación, al pasar por el lado de Muriel no pudo evitar decir:

-¡Murielita, cariño, cierra la boca que te podrían entrar las moscas! –

-¡Jajajaja, Pero Maite deja de decir tonterías y ayúdame a colocar las flores en las mesas! – Le ordenó Bernardita –  ¡Cuando llegue nuestro invitado no quiero que falte ningún detalle! –

El día estaba completamente despejado así es que decidieron hacer la celebración al aire libre. Bernardita, Juan Diego y Muriel financiaron todo lo necesario y al más  alto nivel porque consideraban que Andrés lo merecía y con creces.

La fiesta estaba organizada para un total de cien personas entre amigos, familia y algunos socios y colaboradores de su empresa que además, eran de su confianza.

Entre ellos se encontraba Nicolás, su asesor personal,  ingeniero comercial, experto en el área de negocios y relaciones internacionales, Ernesto, primo de Andrés y Cristina su esposa también estaban entre los invitados. Cristina además de ser familia era también mi amiga y colega. Gracias a ella y a su insistencia, fui a aquella cita a ciegas en un bar con el primo de su marido que venía llegando de España. Finalmente resultó ser Andrés, con quien llevaba una relación inseparable de siete años.

-¡Amigos, amigas por favor ubíquense en ese sector que el cumpleañero acaba de llegar! -  Ya era casi mediodía cuando Bernardita nos pidió que nos ubicáramos en la pérgola sin hacer ruido para que la sorpresa fuera total. .

Andrés se ubicó en uno de los estacionamientos al lado de la SUV Mercedes Benz del año de Bernardita. Ni siquiera se percató de la presencia del Minibús y del moderno Autobús que trajo al resto de los invitados.

Juan Diego bajo primero y fue directamente a encontrar a Josefina quien coquetamente lo besó en la boca tratando de evitar que le pellizcara el culo.

-¡Fabiola, Andrés! ¡Mis amigos del alma, que emoción poderlos abrazar nuevamente!- dijo Josefina  con los ojos brillantes de la emoción.

-¡Pero qué guapa estás Josefina, no cabe ninguna duda que el aire de Medellín te ha hecho muy bien! – Respondió Andrés  sonriendo.

-¿Está melo Josefinita? – preguntó Juan Diego –

-¡Todo perfecto, pues! – Le respondió ella tomándolo de la mano.

-¡Pues acompáñeme amigo Andrés, mire que este cumpleaños sí que lo va a recordar todita su vida! – Exclamó riendo Juan Diego.

Andrés también tomó mi mano y me miro buscando respuesta a la petición de Juan Diego, pero me hice la desentendida porque tenía claro que en unos breves instantes,  tendría que empezar a dar explicaciones.

Andrés y yo caminábamos de la mano siguiendo a Juan Diego y Josefina  entre la arboleda cuando ante nuestros ojos apareció la gigantesca carpa con mesas  adornadas con un estilo  campestre y en  medio de ellas un escenario, donde un grupo de músicos  estaban listos para entonar la canción de bienvenida  al más puro estilo colombiano.

-¡Que los  cumplas feliz, que los vuelva a cumplir, que los siga cumpliendo, hasta el año 3000! -

El rostro de Andrés en ese momento era indescriptible. Abrió sus grandes ojos claros y sonrió nervioso apretándome fuertemente la mano como si en ella pudiera encontrar las respuestas a lo que estaba sucediendo.

-¡Que parte del “no quiero celebrar mi cumpleaños” no se entendió! - Masculló fingiendo una sonrisa.

-¡Soy una blanca e inocente paloma en todo esto, mi amor! ¡Yo lo entendí perfectamente! ¿Pero ellas? ¡Parece que no lo entendieron muy bien! – exclamé señalando al grupo de las Mal Portadas y a Muriel que cantaban a todo pulmón.

Andrés fue saludando uno a uno a los invitados, hecho que no era de su agrado. Las multitudes lo agobiaban y ser el centro de atención, peor. Andrés siempre mantenía un bajo perfil en su vida y su trabajo. Pero todos sabían que era el poder oculto en las sombras que manejaba todo a su antojo. Era como un poder fáctico. Por eso no le gustaba exponerse públicamente.

Pero estaban todos quienes por una u otra razón hubiesen elegido para estar ese día.

Entre ellos Ernesto su primo y Cristina, Jairo el mejor amigo y socio de Juan Diego, Nicolás su asistente, sus socios, clientes importantes y amigos de la infancia.

Llegamos  a la mesa que nos habían asignado frente al escenario, cuando Josefina apareció nuevamente para abrazar a Andrés.

-¡Amigo mío, Felicidades y este regalo es para agradecer todo lo que hiciste por mí, por Juan Diego y por todos los aquí presentes! ¡Te mereces esto, el cielo y mucho más! ¡Te queremos y mucho! ¡Un fuerte aplauso para Andrés! – pidió a los concurrentes.

-¡Ni que fuera una ONG de beneficencia! – me susurró al oído.

De lejos se empezó a escuchar el Happy Birthay to you que venían cantando a coro Muriel, Maite, Constanza y Bernardita a la que se sumó Josefina y finalmente todos.

Andrés movió la cabeza  sonriéndoles como clara señal de que una locura como esta sólo podía haber salido de esas cabezas. De todas ella juntas.

-¡Es un  privilegio tenerte en mi casa, Andrés!  – Lo saludó abrazándolo Bernardita – ¡Es lo que menos puedo hacer para agradecer lo mucho que me has ayudado! ¡Felicidades y sabes que te amo con todo mi corazón! –

Cuando fue el turno de Constanza, no alcanzó a articular ninguna palabra y se largó a llorar. Simplemente lo abrazó fuertemente y entre lágrimas le susurró:

– ¡Felicidades y gracias por ser como eres! -

-¡Déjense de tonterías y miren que pedazo de hombre! – Dijo Maite señalándolo de pies a cabeza a todos – ¡Cómo no lo íbamos a celebrar! ¡My Andrew, Felicidades y estoy a su servicio para cuando usted lo desee! – y al final del abrazo le mordió la oreja.

En último lugar estaba Muriel que emocionada se acercó a su amigo para abrazarlo por un largo rato.

-¿También participaste en este complot? ¡Me hicieron caer redondito! – le dijo Andrés al oído.

-¡Joder Andrés! ¡Solo por ti he sido capaz de asociarme a tus locas amigas!  ¡Ufffff gracias por todo! ¡Eres realmente un hombre increíble! ¡Te  amo! -

Andrés con más calma y  aceptando que  no había más remedio que dejarse llevar, comenzó a disfrutar del momento.

Mientras Andrés se repartía saludando y conversando con los invitados, aproveché de buscar un lugar más tranquilo y quitarme los zapatos de tacón que me estaban matando. Estaba en eso cuando escuché detrás de mí la inigualable voz de Cristina.

-¡Estoy viendo un fantasma, es igualita a una amiga que tuve en el pasado! -dijo pasándome una copa de espumante.

-¡Cristi, siempre tan exagerada! ¿Cómo estás? -  la saludé mientras me masajeaba los tobillos.

-¡Bien Fabiola! ¡Desde que te convertiste en la jefa del área no te he visto la nariz en la clínica! ¡En la familia creen que fueron abducidos, porque la última vez que los vimos! ¿Fue? -

-¡Para el año nuevo Cristina y eso fue hace un par de meses!  Sabes lo que me cuesta hacer que Andrés sociabilice un poco más y yo con este nuevo cargo, el tiempo es escaso para la vida familiar y social – le comenté a mi amiga con lástima.

-¡No sabes cuánto extraño esas interminables charlas en la cafetería y el gran trabajo en equipo que hacíamos cuando entrabamos juntas a pabellón! ¡Eran buenos tiempos! – exclamó con nostalgia. -¡Bueno lo importante es y nos tranquiliza mucho  saber que el gruñón de mi primo político  no anda solo y perdido por el mundo! -

-¡Jajajaja Cristina! ¡Andrés no es gruñón! - le respondí –  ¡Más bien guapo, serio  e inteligente! -

-¡Quien te ha visto y quién te ve Fabiola! ¡Hace siete años atrás eras un pollito que apenas hablabas y no hubiera apostado por más de un par de semanas con Andrés! – exclamó sonriente.

-¡Bueno, he crecido un poco y ya van…Hummmm 364 maravillosas semanas! -

Mientras  bebíamos las primeras copas apareció en el escenario Juan Diego que frente al micrófono empezó a decir unas palabras.

-¡Buenas tardes pues a todos! ¡Andresito esto es para usted mi parce! ¡Porque todas sus mujeres lo han querido homenajear y si mi Josefinita me lo pide… yo solo la complazco! -

-¡Así es que dele nomas parcero y que comience la rumba! – volteándose para animar a la orquesta.

Durante el resto de la jornada nos dedicamos a disfrutar del generoso y delicioso asado  que preparaban los chefs colombianos, a beber variedades de cerveza artesanales, licores y una exquisita variedad de vinos de la zona que las Bien Portadas aprovecharon de buena gana.

Jairo desde que había llegado no le quitaba los ojos de encima a Nicolás quien advertido por Andrés le dijo.

-¡No me vayas a dejar botado y partir tu también a Colombia, amigo!- le dijo sonriendo  mientras le tocaba el hombro al pasar.

Por otro lado, Rosario se intentaba acercar con cualquier excusa a Maite. Desde preguntarle donde se encontraban los baños hasta  si le gustaría conocer Madrid.

-¡Rosario, que amorosa eres, linda! ¡Pero fui un par de veces a España con un extraordinario folla amigo y la verdad que eso del seseo que tienen ustedes al hablar me pone muy nerviosa! ¡A veces ni entiendo lo que dicen! Eso de flipar en colores, a tomar por culo, que te folle un pez, los cerros de Úbeda o cagarse en todo, incluso en Dios – dijo persignándose – Como que no me gusta -

-¡Pero el seseo mi morena, te podría gustar si se hace al oído! ¿Quieres probar? - Le respondió sin dejar de mirarla a los ojos.

Maite inquieta y sin palabras al descarado coqueteo de Rosario, buscó la excusa perfecta para evitarla.

-¡Ya están por comenzar las carreras y no me las pierdo por nada del mundo! – dijo  apurando el paso hacia la pista.

Las carreras a la chilena son un deporte ecuestre típico de nuestro país que consiste en una competencia entre dos caballos chilenos sobre un terreno natural. Lo particular de esta competencia es que los jinetes no usan montura y solo corren 200 metros en línea recta. Es una prueba de velocidad y destreza.

Bernardita fue la de la idea ya que habitualmente se hacían en su fundo para los grandes festejos campestres. Además servía para probar los potrillos criados en sus haras.

Se corrieron cuatro carreras que fueron todo un espectáculo para los invitados, cuando se iba a realizar la quinta y última, Bernardita se subió a una tarima y exclamó.

-¡Amigos prestan atención, por favor! -  levantando la voz para ser escuchada – ¡En esta oportunidad nuestro festejado tendrá el privilegio de elegir el caballo ganador y no se entusiasmen mucho, esta vez no se aceptaran apuestas! -

  • ¿Sin apuestas? Preguntó Maite – ¡Así se pierde toda la emoción! -

Andrés la escuchó atentamente y la desafío a que apostara sin que el resto lo escuchara.

-¡Entonces apostemos! ¡Si tú ganas, pides! ¡Si yo gano pido algo a cambio! ¿Te parece el desafío? -  preguntó Andrés a Maite

Las Mal Portadas y yo oímos sobre la propuesta y nos sumamos al juego.

Andrés, Muriel y yo apostamos al caballo llamado Galán. Maite, Constanza, Rosario y Jairo a la que finalmente también se sumó Bernardita, apostaron sus fichas al otro caballo llamado Zorro.

Maite pensó que si Bernardita su propietaria, había apostado a ese caballo era porque iba a ganador. No había por donde perder apoyando la apuesta.

-¡Podría haber sido una yegua llamada Zorra! ¡Esa ganaría en cualquier pista! – exclamó Maite riéndose.

La carrera la terminó ganando por medio cuerpo Galán lo que causó la ira de Maite.

-¡Pero Berny! ¡Cómo pudiste elegir el caballo perdedor y nosotros como tontas te seguimos! -

Andrés sonreía complacido porque ya tenía en mente la idea de cómo cobrar su apuesta.

El día terminó con una cena fresca y agradable al más puro estilo español donde se terminaron de lucir los encargados de la cocina.

Unos cantaores de flamenco amenizaron la velada.

El pastel fue elaborado por una de las mejores pastelerías y a la hora de los postres fue presentada por Bernardita.

Andrés se puso delante del pastel y una vez que cantamos por enésima vez el cumpleaños feliz, Andrés apagó las velas.

Maite que estaba a mi lado no pudo evitar el comentario:

-¡Sopla como una tormenta tropical! ¡Ufffff, que calor me dio! -

A la mañana siguiente luego de un abundante desayuno, la mayoría de los invitados se empezaron a subir al autobús de regreso a Santiago.

Su grupo más íntimo nos quedaríamos el resto del fin de semana en ese acogedor lugar.

Las mal y bien portadas se habían integrado perfectamente después de una larga noche de divertidos juegos y de un animado karaoke.

Como ya tenía experiencia en karaokes, no perdí la oportunidad de cantar desaforadamente todas las canciones.

Bernardita luego de dar todas las instrucciones al personal de la casa se nos unió a la mesa del desayuno.

-¡Muy buenos días a todos! ¡No voy a preguntar cómo o con quien durmieron porque sería de muy mala educación! – dijo sonriendo.

-¡Bernardita pues, que la fiestica estuvo de lo mejor! ¡Su finca está súper bacana!

-¡Gracias a ustedes por venir desde tan lejos y gracias por aceptar que esta humilde servidora haya sido su anfitriona! ¡Espero que el festejado haya quedado contento con la sorpresa! -  Preguntó Bernardita mirando a Andrés que estaba sentado junto a Juan Diego y Nicolás, su sombra.

Jairo sentado frente a ellos le sonreía a Nicolás mientras tomaba su taza de café.

-¡Que puedo decir, simplemente gracias a  todos, todas y todes, como se dice ahora! – exclamó sonriendo  brevemente Andrés.

-¡Desde cuando hablas con lenguaje inclusivo! – pregunté sorprendida y curiosa.

-¡Mira a tu alrededor Fabiola, no tengo más alternativas! – exclamó riéndose y siguió hablando.

-¡Pero algunas de ustedes están en deuda conmigo! - dijo mirando a Maite.

-¡A mí no me mires, no te debo nada Andrew! ¡Tú decidiste celebrar anoche con tu españolita y Fabiola! - Respondió desafiante.

-¡No hablo de eso, sino de la apuesta que perdieron ayer! ¡Es hora de que paguen…y quiero! – dejando la última frase en suspenso.

-¡Ahhhh, era eso! ¡Pues usted ordena, su majestad! - lo siguió Maite –

-¡Quiero que esta noche cada uno de las perdedoras nos presente un número artístico! ¡Sé que son talentosas, les tengo mucha fe! -

-¿Y las que no apostamos? - Preguntó María algo despistada –

  • ¡A disfrutar del show por supuesto! - Exclamé entusiasmada

Maite se levantó de la mesa y usando un vaso como micrófono anunció.

-¡Señoras y bueno, las que quieren ser! ¡Señores! ¡Las Divinas presentarán esta noche su espectacular show! ¡No se lo pueden perder! -

  • ¿Las Divinas? - Nos preguntamos mirándonos con extrañeza. Era la primera vez que escuchábamos de ellas.

El asunto de Las Divinas no pasó inadvertido a pesar de que Bernardita ya tenía planeada las actividades para el resto del día. En medio de las actividades, las chicas aprovecharon para organizarse, porque el tiempo apremiaba y las ideas eran escasas.

El plan vespertino era hacer la Ruta de la Greda. Partimos visitando y comiendo en el pueblo de Pomaire donde la greda es el mayor atractivo turístico del lugar. Con este material lodoso se moldean hermosas figuras de cerámica y sobre todo, vajilla de uso diario muy cotizado en las cocinas criollas.

El almuerzo consistió en exquisiteces de la comida chilena, logrando las deliciosas empanadas que pesan un kilo hacer furor entre las amigas de Muriel.

-¡Esto es delicioso, un poco picante y condimentado para mi gusto, pero está muy bien! – Exclamó Mariana al dar el primer mordisco chorreando con su jugo todas sus manos –  ¡Es muy diferente a las gallegas que preparaba mi abuela! -

-¡Tuvimos una buena maestra! – Dije incorporándome a la conversación – Doña Inés de Suárez, dama española que vino en la campaña para la conquista de Chile se ganó la vida haciendo empanadas y así se incorporó a la gastronomía chilena.

-¡Gracias por el dato cultural, Fabiolita! – exclamó Maite levantando su copa para brindar y dar un giro a la conversación.

Rosario que estaba sentada frente a ella entrechocó la copa de Maite con la suya y le dijo en voz baja.

-¿Y qué tiene que hacer una española para conquistar a una chilena? -

-¡Linda, esa pregunta se la deberías hacer a tu amiga Muriel! ¡Esos terrenos no son los míos! – Respondió Maite que no comprendía porque se sonrojaba cada vez que Rosario se acercaba o le hablaba. No podía describir esa sensación que se parecía a la incomodidad, pero con sabor a seducción.

Luego de terminado el almuerzo subimos todos al autobús para recorrer una de las Viñas más prestigiosas de la zona. La Viña Chocalan.

Con una casa patronal impresionante y con atención preferencial a cargo del sommelier que resultó ser uno de los mejores amigos de Bernardita, terminamos la tarde degustando los mejores vinos combinándolos con frutos secos y chocolates.

Entre degustación y degustación se hacía evidente la atracción entre Nicolás, el asistente de Andrés con Jairo que era su símil de Juan Diego.

De las miradas pasaron a tomarse de la mano delante de todos y al final de la tarde ya se besaban y tocaban el culo apenas veían la oportunidad.

-¡Parece que te quedarás sin asistente! – le dije a Andrés sonriendo.

-¡Joder con estos colombianos! ¡Con ese acento empalagoso y zalamero todos quedan embobados! -  respondió el muerto de la risa.

Mientras degustaban la quinta copa de vino, Maite, Bernardita y el grupo de las perdedoras de la apuesta se reunieron para planear el show de la noche.

-¡Ya mis queridas artistas! –Exclamó Maite – ¡Veamos cuáles serán sus números para esta noche! ¡Andrew nos encargó la entretención y no lo vamos a defraudar! ¿Cierto? -

-¡Solo a ti se te ocurre apostar, Maite! – Respondió Bernardita complicada – ¡Pero ya tengo la idea perfecta para esta noche! –

-¡Ahora yo soy la culpable de perder la apuesta si tu caballo era más lento que una tortuga! ¡Además, también apostaste al mismo así que menos caritas! – Seguía reclamando Maite

-¿Y qué harás, Berny? - Preguntó Constanza curiosa.

-¡Sombras chinas! -  respondió sin vacilaciones – ¡Y no daré más detalles! – exclamó Bernardita.

-¿Sombras chinas? ¡Por dios que aburrido, Berny! ¡Hacer perritos y figuritas con las manos! ¡Ya que haremos un show infantil tendré que preparar un número de marionetas y títeres para no ser menos! – Exclamó Maite decepcionada.

Finalmente nos enteramos que Maite haría de maestra de ceremonias, Constanza y Jairo harían una performance sin dar más detalles, Bernardita con sus sombras chinas y por último Rosario un número de Pool Dance.

Así pasó la tarde y al llegar a la casa, cada una se dedicó a la preparación de sus números artísticos porque la cita estaba prevista para las diez de la noche alrededor de una fogata.

El fugaz coqueteo entre Nicolás y Jairo aún no se consumaba así que ya era hora que uno de los dos tomara la iniciativa porque de otra forma el fuego que ambos reprimían sería la postal Roma bajo el dominio de Nerón.

A pesar de la atracción casi irresistible que había, Nicolás seguía fielmente los pasos de Andrés porque era su jefe y además el festejado. Se había convertido en su sombra porque lo respetaba, lo admiraba, lo estimaba, lo quería y por sobre todo, porque lo consideraba su amigo. Andrés había sido la primera persona con quien se sinceró cuando decidió salir del closet y confesarle su condición homosexual. Recordaba claramente sus palabras finales después de una larga conversación.

-¡Vive y se feliz con quien tú quieras, no con quien te digan que lo hagas! -

Estaba compartiendo sentado en la terraza unas cervezas con Andrés y Juan Diego cuando el vibrador del teléfono hizo que el chico se pusiera nervioso.

Sin dejar de lado la conversación miró de reojo la pantalla de su celular y sonrojado se dio cuenta de que el mensaje que aparecía era de Jairo.

-¡En los establos en 15 min! ¡No te arrepentirás! –. El breve mensaje lo dejó descolocado y después de leerlo, su cabeza buscaba la forma de encontrar la excusa perfecta para acudir a su cita.

Dentro de las muchas características que tenía Andrés una de ellas era saber leer e interpretar muy bien el lenguaje no verbal en las personas y ante el notorio nerviosismo de Nicolás, dedujo de qué se trataba dándole la oportunidad de  encontrar una digna salida a su apuro.

-¡Mierda! - Exclamó de pronto Andrés mirando su reloj -  ¡Tengo que despertar a Fabiola, me pidió que lo hiciera a las 20 y se me pasó la hora! - dijo Andrés levantándose de su asiento -¡Nos vemos luego! -

-¡Adelante mi parce, nos vemos en el fogón! – exclamó Juan Diego

Nicolás  con los ojos brillantes y el corazón a mil, exclamó:

-¡Me disculpa don Juan, debo ir al baño, usted sabe, mucha cerveza! –

-¡Vaya no más, bizcochito! ¡No se me vaya hacer chichi en el camino! -

Nicolás salió corriendo a las caballerizas que se encontraban detrás de la pérgola.

Al entrar solo se oían los relinchos de los caballos fina sangre que pertenecían al haras de la familia de Bernardita.

Desde uno de los establos salió Jairo haciendo la seña de que guardara silencio. Se acercó en puntillas y le tomó el rostro para besarlo.

Le tomó fuertemente por la cabeza, con su boca le abrió los labios para meter la lengua  y  enredarla con la el con una pasión desenfrenada.

Mientras se besaban se iban desabotonando las camisas con tanta urgencia que más de alguno perdió un botón en esa lucha desesperada.

Con sus torsos desnudos se comenzaron a acariciar tratando de dibujarse cada línea y músculo del cuerpo hasta que llegaron al borde del pantalón.

Jairo por un momento se detuvo con las manos en la entrepiernas de Nicolás para cerciorarse de que la excitación era compartida.

Le acariciaba el pene con firmeza mientras le susurraba:

-¡Pero que delicia, pues! ¡Usted me tiene al borde del infierno! - Decía jadeando mientras le mordía la oreja.

  • ¡Deja de hablar y  ven conmigo! - Respondió Nicolás excitado.

Él  ya había bajado la cremallera del pantalón de Jairo para meter la mano bajo la ropa interior y sentir en plenitud su pene erecto.

Jairo al sentirlo suspiro profundamente  y le bajo el pantalón con prisa para quedar ambos desnudos.

Lo empujó para apoyarlo contra la pared, se arrodilló y mordiendo la cara interior de los muslos se fue acercando lentamente hasta meter  el pene de Nicolás en su boca.

Lo recorría con su lengua siguiendo el ritmo de los gemidos que solo aumentaban más la tensión.

Mordía con suavidad su glande y justo cuando el deseo incontrolable de eyacular era inminente se detenía para cambiar de posición.

Fue entonces el turno de Nicolás quien tiró e Jairo sobre los fardos de heno que sirvieron de almohada.

Le comenzó a besar el cuello para luego jugar con sus tetillas de las cuales brotaban duros botones que al morderlos, hacían que Jairo se estremeciera.

Le abrió las piernas y luego de disfrutar también de su pene que recorría con su lengua de arriba hacia abajo, le levantó las caderas, colocó el pene entre sus nalgas  y lo introdujo con fuerza dentro de su ano.

Al sentir como lo penetraban, Jairo lanzó un gemido tan profundo que Nicolás le tuvo que cubrir la boca para que no se transformara en un grito.

Se comenzó a mover lentamente de adelante hacia atrás  jadeando sin control cuando Nicolás cerró los ojos, detuvo sus movimientos y dejó que su semen corriera como río dentro de Jairo.

Este último aún excitado se dio vuelta dejando su pene en los labios de Nicolás y se comenzó a masturbar, eyaculando dentro de su boca y chorreando su cara.

Luego de esto se fundieron en un apasionado beso.

Una vez apagado el fuego que los consumía se quedaron un rato abrazados sobre el heno riendo en silencio para no  ser descubiertos.

Estaban en eso cuando comenzó a sonar con insistencia el teléfono de Jairo dentro de su pantalón.

-¡Ya va, ya va! -  exclamaba mientras de rodillas buscaba el aparato.

  • ¡Donde estás Jairo! ­- se escuchaba  desde el otro lado del teléfono – ¡Son casi las nueve  y tú no estás por ningún lado! ¡No queda nada para el show y nosotros partimos primero! -

Constanza era la que buscaba con urgencia a Jairo porque era parte importante de su espectáculo.

-¡No se me desespere Constancita, pues!- le respondió Jairo sonriendo mientras acariciaba la espalda de Nicolás - ¡Que ya voy volando para allá! ¡Deme unos minuticos y ya…! -

  • ¡Diez minutos, Jairo, ni uno más!- respondió enojada Constanza y le cortó la llamada.

-¡Andrés tenía toda la razón, mi vida! ¡Las mujeres son igualitas en todas partes…En todas partes! – Exclamó Jairo

-¿Qué es eso de que te espera para el show? - Preguntó Nicolás contrariado mientras buscaba sus pantalones en el piso.

-¡Ayer perdí en los caballos y me toca pagar la apuesta y como la curiosidad mató al gato, me asocie con Constanza para hacer juntos un show! ¡Resultó que esa mamacita es rara, rara para sus cosas! ¡Bueno mi Nico, usted verá  mis dotes artísticos esta noche! ¡Como sabe si después nos gusta y  practicamos, que le parece pues! - Le respondió Jairo.

No hubo más diálogo entre ellos porque cada uno  ocupó su tiempo en vestirse rápidamente intentado sacudir todo el heno que se había adherido en el pelo y en sus ropas.

-¡Váyase usted primero mi Nico, que yo saldré por el otro lado para que Constanza se deje de cacarear! –

Era una suerte que el escenario que se había instalado el día anterior todavía no lo habían desarmado porque Bernardita al enterarse que Andrés había solicitado el pago de las apuestas con un show de talentos corrió hacia los encargados para que  lo desmontaran el domingo por la tarde.

Eran pasada las 22 horas cuando se encendieron las luces del escenario y al ritmo de la canción Lady Mermelade interpretada por LaBelle apareció bailando Maite vestida como una perfecta, hermosa y espectacular conejita Play boy.

Voulez-vous coucher avec moi, ce soir (ce soir)

Voulez-vous coucher avec moi (all my sisters, yeah)

Voulez-vous coucher avec moi, ce soir (ce soir)

Voulez-vous coucher avec moi (ohh) –

Por los altavoces instalados sobre el escenario sonaba a todo volumen la música que abría el espectáculo.

Había encontrado el disfraz perfecto cuando había acompañado a Bernardita a su habitación para estudiar los últimos detalles del show.

Mientras su blonda amiga le explicaba detalladamente los pasos a seguir durante su performance, Maite  buscaba dentro del gigantesco walking closet cualquier  indumentarios que le sirviera para convertirse en maestra de ceremonia.

Cuando ya se estaba dando por vencida en uno de los cajones de ropa interior encontró una caja con el sello de Victoria Secrets. Lo abrió a escondidas de Bernardita y grande fue su sorpresa al ver que se trataba de la  más sexy y original  lencería  de conejita. Seguro que la había comprado para sorprender, excitar a su inapetente y fugaz ex marido.

Por eso cuando Maite apareció en el escenario vestida con un  corset de encaje rojo,  medias de liga  negras acanaladas  y zapatos de tacón aguja con las típicas orejas  en su cabeza, todos se quedaron boquiabiertos por el derroche de sensualidad y belleza que emanaba aquella mujer.

Rosario se quedó extasiada en su asiento mirándola en silencio porque en ese momento no tuvo dudas de que debía hacer algo y rápido para que Maite le diera la oportunidad de mostrar todo su fuego interno que la estaba consumiendo completamente. El ver como bailaba su vagina lentamente se empezó a humedecer.

Cuando termino la música y el sensual baile, caminó con  elegancia hacía el micrófono y muy segura de sí misma dio comienzo al espectáculo.

-¡Damas y Caballeros aquí presentes! - Exclamó con voz ceremoniosa – Bienvenidos al espectáculo que debería ser sin dudas el número uno en Las Vegas, pero por desgracia todavía no lo conocen – Exclamó sacando risas entre los presentes.

-¡El show de esta noche está dedicado a nuestro querido Andrew! ¡Un cariñoso aplauso para él, por favor! – Lo señaló tirándole un beso con la mano.

Andrés le devolvió el beso a la distancia mientras con su mano acariciaba mis piernas a la vez que Muriel tomada de mi mano solo sonreía expectante.

Al otro lado estaba Juan Diego y Josefina que estaban más entusiasmados en jugar con sus manos bajo la manta que los cubría por el frío que por el inminente show.

Nicolás y las Bien Portadas se ubicaron tras de nosotras  sentados al borde de sus sillas.

-¡Solo una advertencia antes de empezar con el show de The Losers! – Prosiguió Maite con total parsimonia - ¡La franja horaria nos permite que esta noche no seamos ni tan damas ni tan caballeros en nuestro espectáculo, así que rogamos a las personas moralmente sensibles que se retiren y se vayan a dormir! ¡Dicho esto comencemos con el primer número de la noche! -

-¡Directamente del submundo del BDSM  y con su sensual y caliente látigo dejó con ustedes a la única e inigualable Dominatrix Constanza! ¡Lo acompaña en la presentación de esta noche! ¡Jairo!  ¡Quien nos visita desde las hermosas y calientes tierras de Medellín, Colombia! -

Luego de la presentación comenzó a sonar - You can leave your hat on – de Joe Cocker.

Salió al escenario Constanza vestida con un impecable y ajustado peto de látex rojo y una pequeña y ajustada falda del mismo material que exaltaba su bien conservada figura. El cabello perfectamente tomado en un moño y un antifaz que hacía resaltar sus grandes ojos almendrados. Completaba la vestimenta unas apretadas y brillantes botas de cuero negro que llegaban hasta más arriba de la rodilla.

Jairo caminaba tras de ella  solo con un diminuto zunga que hacía destacar su tonificado cuerpo y un redondeado culo que no dejaba indiferente a nadie.

-¡Pero que culote es ese, alucino tía! - Exclamó María eufórica –  ¡Dejadme tocar para ver si es real! -

-¡Es real! - gritó Nicolás quien no pudo contener la emoción al ver a su amigo sobre el escenario.

-¡Creo que tendrás que empezar a buscar un nuevo asistente!- le susurré a  Andrés – acariciándole su entrepiernas.

Muriel  se levantó de su asiento y se ubicó casi encima del escenario para ver de cerca la escultural y sensual figura de Constanza.

Y comenzó el espectáculo al ritmo o de la canción.

Constanza  bailaba  alrededor de Jairo empoderada de su papel de Dómina simulando que con cada latigazo  lo sometía bajo sus pies.

Jairo en cuatro sobre el piso se retorcía con cada golpe y levantaba el culo moviéndolo con sensualidad.

Constanza lo  rodeaba con paso firmes moviendo y contorneando sus caderas y cuando se arrodillaba frente a él abría y cerraba sus piernas mostrándole que no llevaba ropa interior.

  • ¡Mira entre mis piernas, puto! ¡Excítate, te lo ordeno! -

Luego se levantó colocándose detrás de él y dándole  un latigazo  le ordeno:

-¡Ponte  de rodillas y te masturbas para mí! -

Él obedeció su orden y mirando a Nicolás se quitó la zunga para tomar su pene erecto con las dos manos.

Fue masajeándolo de arriba abajo cada vez con mayor intensidad. Constanza detrás de bailaba sensualmente tomada de sus hombros mientras lo observaba con atención.

Cuando se dio cuenta que la eyaculación era inminente lo tomó del cabello y le inclinó la cabeza hacia atrás para que descargara su semen con gran fuerza frente al público que al ver como lo expulsaba gritaban presas de la excitación. Mientras Jairo eyaculaba, Constanza irguió su cuerpo y su cabeza. Sus ojos miraron al cielo y de un certero movimiento se despojó de su peto quedando con sus hermosos y turgentes pechos al descubierto.

Nicolás no lo dejaba de mirar con admiración y deseo, así es que una vez que termino su presentación subió al escenario para cubrirlo con su chaqueta y besarlo con pasión.

Cuando terminó la canción Maite salió sonriente al escenario abanicándose con las dos manos y exclamó.

-¡Menudo calentón que tengo! ¡No merecen un aplauso, sino una ovación! -

Los aplausos no se hicieron esperar. Constanza y Jairo tomados de la mano hicieron una gran reverencia.

Tocaba el segundo espectáculo y Rosario era quien presentaría su show. Pidió que ubicaran un taburete en medio del escenario y que Maite fuera quien se sentara en ella.

Por eso cuando le tocó anunciar el siguiente número ya está ubicada en su lugar.

-¡Continuando con el show! – Exclamó alzando la voz – Tengo el agrado de invitar a este escenario a la reina de la bohemia española. ¡Directamente desde el barrio más pijo y elegante de Madrid, desde el barrio de Salamanca la inigualable, Rosario! -

De inmediato el resto de las Bien Portadas saltó de sus asientos incluyendo a Muriel y se pusieron a gritar.

-¡Olé maja, oleé!  -

Rosario lucia radiante y hermosa. Una ligera y amplia falda con vuelos tipo flamenco de colores rojo y negro que se ajustaba más abajo de sus caderas y un top traslucido de tul negro que dejaba entrever sus grandes areolas y generosos pezones que había puesto en su maleta por si tenía la oportunidad de usarlo en la fiesta de cumpleaños.

Se ubicó a un costado del escenario y dio  la señal para que comenzara la música. Empezó a sonar la canción de Rosalía y Bad Bunny – La noche de anoche –

-Porque la noche de anoche fue

Algo que yo no puedo explicar

Eso era dándole y dando sin parar… -

Con cada estrofa de la canción, Rosario rodeaba a Maite tomándola de los hombros y acercándose al limita de que sus labios y los de ella casi se rozaban.

Maite solo la observaba inmóvil  pero extrañamente sin la inquietud que antes le provocaba.

Rosario le revolvía el cabello  y acariciaba sus turgentes pechos que sobresalían por sobre el corset  que traía puesto. En una de esas caricias, Rosario se dio cuenta que sus pezones estaban duros, la miró fijamente y dibujó en sus labios una coqueta sonrisa.

Luego deslizó ambas manos por su cintura y al llegar a las caderas metió las manos entre sus piernas y la abrió para arrodillarse frente a ella.

Tú encima de mí

Yo encima de ti...

Cantaba Rosario mientras la miraba hacia arriba solicitando su permiso para seguir.

Maite no opuso ninguna resistencia y se movía al ritmo del son flamenco sin ningún prejuicio.

Entonces comenzó a besar lentamente sus muslos mientras movía sus manos que parecían palomas danzando alrededor. Siguió subiendo hasta llegar a su vulva cubierta solo por un pequeño tanga, lo deslizó hacia un lado y pasó su lengua sobre su vagina. Maite con los ojos cerrados embriagada por la música inconscientemente abrió un poco más las piernas pero Rosario se retiró y se levantó. Se paró delante de ella y la hizo ponerse de pie para hacerla girar sobre sí misma. Cuando se detuvo y quedaron nuevamente frente a frente, Maite cerró los ojos para esperar el beso que extrañamente deseaba.

Ambas bocas se unieron abriéndose al mismo tiempo para enredar sus lenguas.

Una vez que se separaron sus bocas, Rosario le indicó a Maite que se volviera a sentar en el taburete. Se ubicó bailando y contorneándose detrás de ella y se empezó a desprender de su ropa. Primero el top que voló hacia los asistentes dejando a la vista sus generosos pechos para luego soltar su falda quedando completamente desnuda. Giro alrededor de Maite y le susurró al oído.

  • ¡Todo lo que veis aquí es para vuestro deleite guapa, aprovéchalo! -

Muriel y yo no podíamos creer lo que estaba sucediendo arriba del escenario  porque de todas nosotras, la única que se había mantenido fiel a su convicción de no jugar en otros bandos, había sido Maite.

Cuando termino la canción, lentamente ambas se separaron sonriendo sin decir palabras.

El último número de la noche tenía un elemento extra que llamó poderosamente la atención a todas y todos los presentes, menos de Andrés que al ver el gran telón blanco sobre en el escenario con el potente foco que lo iluminaba desde atrás supo de inmediato de que se trataba.

-¡Esto parece que será bueno! – Exclamó cruzándose de piernas – ¡Porque las sombras chinas requiere de mucho talento! -

-¿Sombras que? - Preguntamos Muriel y yo extrañadas – ¡Bernardita es la última de las perdedoras y hacer figuritas con las manos no me parece muy ad hoc a lo que hemos visto hasta ahora! -

Por eso, cuando Maite apareció nuevamente sobre el escenario sonriente y tan radiante como al principio, guardamos silencio.

-¡Parece que los espectáculos anteriores tienen a todos los presentes en un estado de éxtasis y calentura colectiva extrema y eso que aún no han visto el último número de la noche y por lo que se, promete mucho!  – Exclamó Maite eufórica -  ¡Mejor no esperemos más!-

-¡Esta artista no solo se caracteriza por su blonda belleza si no porque tiene el cuerpo más divino y perfecto que se haya visto y debo reconocer humildemente que la envidia sana, me corroe! -

-¡Dejo con ustedes a nuestra inigualable, Berny! -

Apareció Bernardita sobre el escenario que con elegantes pasos de gacela cubierta solo con una transparente bata de tul blanco dejando entrever el diminuto cólaless negro que llevaba puesto, sus pechos  firmes jóvenes y turgentes iban al descubierto. Caminaba erguida como modelo ubicándose al centro del proscenio.

Muriel al verla se quedó sin aliento y le tuve que sujetar la barbilla susurrándole al oído:

-¿No trajiste el babero mi amor?  ¡Mira que la baba está llegando al suelo!-

Ella no me respondió y solo me beso en los labios  sin dejar de mirarla.

-¡Un momento de silencio, por favor!  – Pidió sonriente Bernardita apaciguando los gritos con las manos– ¡Para realizar este número  requiero la gentil colaboración de nuestro festejado, si acepta por supuesto! – invitando a Andrés a subir al escenario.

Sorprendido  se levantó no sin antes voltear para ver si  yo estaba de acuerdo.

Muriel y yo muertas de la risa levantamos el pulgar al igual que en el circo romano dando nuestra aprobación.

Las Bien Portadas tampoco quedaron indiferentes ante la espectacular imagen de Bernardita donde los gritos y silbidos no se hicieron esperar.

-¡Pero qué guapa es la tía esta, no te jode! ¿Estáis libre?  ¡Nosotras también! – Exclamaban casi todas juntas. Mariana buscaba con la mirada a Rosario  que no aparecía por ninguna parte.

Bernardita guio a Andrés tras el telón y le pidió que se sentara en un sofá dispuesto para el espectáculo. Habló con él por unos breves instantes y prosiguió con su show. Nosotras veíamos solo las siluetas de ambos.

Comenzó a sonar la canción –Me haces tanto bien – de Presuntos Implicados.

-No tocar, peligro de muerte…

Verte correr, verte pedirme más -

Al  ritmo de la música nuestra amiga se quitó la bata y se comenzó a contornear sensualmente delante de Andrés como una espectacular stripper.

A medida que avanzaba la canción el baile iba subiendo de tono.

-Me quemas con la punta de tus dedos

Tus manos hacen llagas en mi piel

Me abrazo con tu lengua que es de fuego

La sangre hierve o no lo ves -

Cuando se había quitado el cólaless y lo tiraba por sobre la cabeza, lentamente se arrodilló frente a Andrés y fue bajando la cremallera de su pantalón con toda delicadeza. Ante cada nota musical se contorneaba como una serpiente envolviéndolo con su cuerpo y rozando cada uno de los centímetros de su piel.

Subía y bajaba sin dejar de moverse al mismo tiempo que desabotonaba su camisa para dejarlo con su torso desnudo y el pantalón prácticamente en el suelo.

Desde nuestras ubicaciones se notaba el evidente estado de excitación de Andrés ya que a través de las sombras se veía como su pené erecto pasaba a ser el personaje principal.

Bernardita se acercó y dándole la espalda comenzó a mover sus caderas sobre el pene rozándolo con su vagina sin que la llegase a penetrar. Jugaba moviéndose en círculos dejando que el glande rozara sus entrepiernas sin atraparlo por completo.

Luego ella dio la vuelta y abriendo sus piernas se sentó a horcajadas y  lo comenzó a cabalgar con tal fuerza que a través de las sombras dejó a todo el público sin aliento.

Josefina y Juan Diego se comenzaron a masturbar mutuamente presos de la excitante escena que estaban observando. Más de algunas de las presentes tenía su respiración agitada y entrecortada.

Sin embargo no dejaba de mirar cada detalle de Andrés y lo mismo hacía Muriel con Bernardita.

Se movía  frenéticamente sobre Andrés. Este mordía y chupaba sus rosados y pequeños pezones mientras ella gemía y gritaba  pidiendo más.

Los calientes y desgarradores quejidos que se escuchaban en el ambiente excitaban más que las oscuras siluetas que se movían frenéticas a través del telón.

Bernardita movía de forma delirante sus caderas una y otra vez hasta que observamos como la negra silueta se quedaba quieta con su cuerpo erguido e inclinado hacia atrás y soltaba un jadeante y ahogado grito que estremeció a los espectadores.  Luego empezó suavemente a gemir y retozar de placer sobre el pene de Andrés intentando aprovechar las últimas y deliciosas contracciones de su vagina.

Justo cuando Bernardita empezaba su periodo refractario, la excitación de Andrés estaba en su punto más álgido. La levantó y la volteó dejándola en cuatro con su hermoso y perfecto culo delante de sus ojos. Risueña y aun jadeante no opuso ninguna resistencia y entre abrió sus nalgas permitiendo que los dedos comenzaran a jugar con su clítoris  que al untarse con la humedad de su vagina  resbalaban con total suavidad.

Andrés la tomó por las caderas y con su mano derecha acomodó su glande frente a la entrada de su vagina. Poco a poco la fue penetrando metiendo y sacando su pene cada vez más rudeza mientras jadeaba de placer.

Nuevamente Bernardita se estaba a punto de correr cuando Andrés la quitó de enfrente e hizo que se sentara mientras él permanecía de pie.

Sin entender por qué no había eyaculado dentro de ella, le tomó ambas manos y las puso sobre su pene para que lo masturbara.

Ella lo tomó  y lo introdujo en su boca para lamerlo y chuparlo. Suavemente su mano derecha lo apretó y la comenzó a deslizar de adelante hacia atrás a la vez que los dedos de su mano izquierda jugueteaban con su clítoris. Miraba hacia arriba y con una intensa satisfacción veía su rostro con los ojos cerrados gozando del placer que le estaba entregando.

Andrés ahogó un gemido, Bernardita retiró el pene de su boca recibiendo en su hermosa cara el intenso chorro de semen que la bañó por completo.

Cuando termino la canción veíamos a través del telón la silueta de Bernardita que  esparcía el semen de Andrés sobre sus senos y luego lamía sus manos para no perder ni una gota de tan preciado manjar.

Muriel aún no reaccionaba ante la asombrosa puesta en escena de Berny. Me puse de pie para aplaudir la osada presentación. Algunas de las Bien Portadas se habían masturbado viendo el caliente espectáculo. La excitación había llegado a tal punto que la pequeña María se introdujo el gollete de una botella de cerveza dentro de su vagina.

Se apagó la intensa luz que iluminaba por detrás el telón y apareció Maite tomada de la mano de Bernardita y Andrés ambos ya vestidos y exclamó sonriente:

-¡Con este magnífico y caliente polvo hemos terminado por hoy! ¡Bueno, mejor dicho, hemos acabado, de eso no hay  duda! –

-¡Un momento por favor, no apaguéis todavía las luces! – Se escuchó gritar a Muriel desde su asiento – ¡Todavía falta algo importante! –

Se levantó y empezó a caminar para subir al escenario. Una vez arriba, tomó el micrófono y dijo:

-¡Andrés, mi amado Andrés! – ¡Imagino que después de todo lo que ha pasado, tus cuarenta serán inolvidables! ¡Has visto cuanto amor has recibido durante estos dos días de parte de tus mujeres que te aman incondicionalmente, entre las que me incluyo, y el cariño de tus amigos! ¡No querías hacer nada, pero ninguna de tus amigas dudó un instante en que merecías una celebración como esta! ¡Imagina por un momento lo que es coordinar un evento de esta magnitud desde Madrid, Medellín y Santiago pero resultó espectacular tal como lo habíamos planeado gracias al inconmensurable trabajo de todas nosotras que llenas de cariño y sobre todo amor, nos entregamos cada una con lo suyo a que esto resulta un éxito! ¡Bueno, salvo el show de esta noche, que fue improvisado! ¡Y vaya como resultó, simplemente fuera de serie! ¡En las muchas sesiones que tuvimos por zoom nos preguntábamos! - ¿Que se le puede regalar a un hombre que lo tiene todo? –

-¡Empezamos a analizar y finalmente llegamos a la conclusión de que necesitas  entregar amor, mucho amor, tanto amor que incluso te da para compartirlo!- Exclamó Muriel largándose a reír - ¡Y nuestro regalo será para que sigas repartiendo amor! ¡Entiendo que no quieran tener hijos, yo tampoco los quiero, pero si me gustaría que nuestra singular familia creciera y se ampliara! ¡Es por ese motivo que a partir de esta noche no seremos tres, seremos cinco! –

Por detrás empezaron aparecer sobre el escenario Constanza, Maite, Bernardita y Josefina quienes traían en sus brazos dos cachorros Golden Retriever.

-Les presento a nuestros hijos, Pep y Leo -