Al fin...se dio con mi cuñada
El horario convenido, el hogar desolado...todo listo para nosotros. La narracion del punto culmine de un plan perfectamente diseñado para tener sexo con mi cuñada.
Lento, con el nerviosismo y la ansiedad imperando en mi, di unos pasos mas, hasta alcanzar la puerta, me detuve frente a ella, la contemple cerrada, obstaculizándome. Sonreí diciéndome que pronto ni siquiera recordaría el color de la madera. La tenue oscuridad del pasillo me envolvía, el silencio sonaba ahogado, mi corazón retumbaba en mi pecho, mi boca estaba lánguida mi deseo en su punto culmine. Aun no estaba del todo preparado, sin embargo mi mano me traiciono y tomo el picaporte empujando hacia adentro dejando delante de mi el panorama de su cuarto. Directamente a mi izquierda reposaba ella sobre una silla, su espalda era mi destino. No se movió, ni siquiera altero su respiración, nada en ella hacia pensar que pudiese saber lo que se avecinaba y lo sabia.
Entre e inmediatamente cerré la puerta tas de mi, mis ojos recorrieron el lugar y mi cuerpo lo incorporo como intentando habituarse a ese espacio. La cama estaba directamente frente a mí, a la derecha se erguía un placard grande de madera oscura, al final de la habitación una ventana comunicaba al exterior y dejaba que algún ocasional rayo de sol penetrara las sombras que reinaban adentro. Algo de ropa se hallaba tirada sin orden alguno sobre los pliegues de la cama, así mismo un par de zapatillas sobre el calido piso alfombrado. Inmediatamente a mi izquierda se alzaba un mueble tipo biblioteca que contenía algunos libros, y sobre todo aguantaba los vestigios de la niñez de la mujer que ahora cada noche dormía allí.
Ella aun inmóvil solo aguardaba Lo entendí y avance hacia ella, mi traslado era sutil, lento, sin embargo la distancia que nos separaba era escasa, pronto estuve donde deseaba estar, justo a sus espaldas, solo separados por algunos centímetros y la madera del respaldar de la silla que aun la sostenía. Me detuve unos instantes a contemplarla, llevaba una camisa amplia con finos tirantes de color celeste, era evidente la ausencia del sujetador, sus piernas estaban cubiertas solo con un diminuto short blanco que ajustaba su hermosa y trigueña piel. Mis manos se posaron tímidas sobre sus hombros y luego iniciaron un suave descenso por los brazos, profundizando las caricias, surcando la piel, absorbiendo su esencia. Al llegar a sus manos entrelace sus dedos con los míos y apreté con una sutil fortaleza, la solté y mis manos pasaron a su abdomen, terso, joven las primeras caricias fueron sobre la tela, pero la ansiedad pudo mas y pronto mis manos hacían contacto directo son su estomago, una de ellas inicio indiscretamente el ascenso, la otra atravesó el elástico del short y continuo hacia abajo en busca de aquella profundidad, se vio entorpecida con otro reborde de tela flexible, este era mas fino, menos poderoso, de textura mas suave, pero tan franqueable como el anterior, los dedos prosiguieron su camino estaban tan cerca.
Hacia arriba la otra mano empezaba a rozar la curvatura con la que se iniciaban esos pechos duros, turgentes, tensionados. Mis dedos rodeaban cada seno dando vueltas sobre ellos. Mis ojos notaban los pezones erectos marcarse sobre la tela celeste. Ambas manos hicieron un nuevo movimiento, la de abajo rozo el inicio de sus labios vaginales, la de arriba paso sensiblemente por la punta de uno de los pezones. El cuerpo femenino se arqueo sutilmente, su respiración se soltó haciéndose mas veloz, su lengua asomo humedeciendo sus labios secos. Aun a sus espaldas me incline mas aun sobre ella y el respaldar de la silla, y pose mi boca sobre la parte baja de su nuca, mi lengua abandono mi boca y lamió sus oídos, los lóbulos de sus orejas prontamente fueron humedecidos con mi saliva. Una nueva contorsión de su cuerpo, y un nuevo movimiento de mis manos, una aprisionando uno de sus senos la otra llevando uno de mis dedos a la entrada de su vagina que ya comenzaba a humedecerse irrevocablemente. Sus piernas se abrían permitiendo mi entrada, era un movimiento instintivo, su autocontrol comenzaba a flaquear. Me detuve en seco y me retire ante su mirada de sorpresa, hable suave, casi paternalmente.
Quítate la camisa suavemente, en calma, pero hazlo ahora
No puedo me da pena Sus palabras eran ciertas, jamás había vivido nada parecido, estaba asustada y excitada y no sabia como manejarlo.
Tranquila ve paso por paso, como si estuvieses sola, a punto de bañarte, simplemente despójate de ella - Mi tono de voz era convincente, seguro.
Se deshizo de la camisa, su torso quedo desnudo, hermosamente sin nada que lo cubriera, sus pechos se mantuvieron erectos, tensionados Mi boca volvió a su cuello ahora mis dos manos exploraban sus senos, con las palmas pasaba sobre sus pezones duros, provocándole un suave ardor Mi lengua se aproximaba presurosa a su boca. Giro su cuello intentando regalarme nuestro primer beso, nuestros labios se unieron, su boca se abrió tímida, mi lengua la invadió. Mis manos seguían amasando sus pechos, pellizcaba con suavidad sus pezones y mis oídos disfrutaban sus incipientes gemidos. Luego ambas manos descendieron acariciando la parte baja del pecho, el estomago y penetrado por debajo del short, esta vez el avance fue mas rápido, enseguida las manos estuvieron bajo sus bragas y mis dedos acariciaban todo el contorno de su vagina. Su cuerpo temblaba suavemente. Sus manos querían moverse, pero no se animaban la mire casi permitiéndole que se soltara, que se dejara sentir. Lo entendió. Sus manos viajaron rápido a mi bragueta y pronto dejaron mi pene en libertad, este suelto de su prisión se poso sobre el hombro femenino, dejando su glande cerca de la boca femenina. Ella lo miro insegura. Me detuve nuevamente y me aleje unos centímetros impidiendo el contacto.
Ponte de pie Le pedí tranquila y directamente. Acato sin mas.
Ahora desnúdate totalmente para mi
Las palabras casi la golpean, dudo unos instantes y luego lo hizo, sus manos se metieron en los costados de su pantalón y lo deslizaron conjuntamente con sus bragas dirigiendo todo hacia el piso. Desnuda dio media vuelta y me enfrento por primera vez. Robo de mi el control momentáneamente, se deshizo de mi camisa y mis pantalones, me desnudo totalmente, cada movimiento era mas veloz, mas desesperado que el anterior. Dio un paso más hacia mí y me beso, ahora fue su lengua la que colonizo mi boca. Nos mantuvimos así durante algunos minutos .Ella sintiendo mi dureza restregarse sobre su piel desnuda y tibia, yo grabando cada sensación en mi recuerdo.
Luego la lleve a la cama y la senté al borde. Me arrodille frente a ella. Acaricie sus tobillos y sus gemelos, mis manos iban subiendo, la punta de mis dedos iban y volvían por sus muslos, mi boca se unió a mis manos, mi lengua pronto estuvo cerca de su vagina mis dedos abrieron con cuidado sus pliegues dejando su clítoris a mi total voluntad. Lo mordí con algo de fuerza, se sobresalto y luego tirándose para atrás se relajo dejándome hacer. Volví a morderlo y lo cubrí completo con mi boca, lo succione y lo estimule con mi lengua, lo solté y nuevamente arremetí contra el, esta vez libre, lo chupe una y otra vez; bese sus costados y me aplique en los labios vaginales también; su savia comenzaba a fluir, sus gemidos escapaban y cada vez mas eran de hembra en celo.
Me mantuve allí algunos minutos, luego .la hice girar, casi obligándola a darme la espalda, la cola, la puse en cuatro patas, aun me mantenía de rodillas. Mi lengua ahora se avoco a su orificio anal el primer contacto con la humedad de mi boca la hizo gritar de placer, mis dedos buscaron su vagina y la penetraron en tanto yo continuaba humedeciendo su ano con lentitud, repasando su entrada e ingresando en ella. Mis dedos ya eran dos y el movimiento de su cuerpo los llevaba cada vez mas adentro. De repente su cuerpo se tensiono por completo y en forma homogénea, supe que el orgasmo estaba próximo y quise saborearlo, volví a colocarla en la posición original y me arroje sobre su vagina, mi lengua tuvo que trabajar poco con pocas lamidas se vino en mi boca, fue mas caudaloso de lo que esperaba y me fascino que así fuera, la seguí masturbando mientras su orgasmo se desarrollaba, su cuerpo tiritaba, su rostro se modificaba, mordía sus labios, y apretaba las sabanas con sus manos el espasmo duro unos instantes, gimió y grito durante ese tiempo y luego comenzó a calmarse jamás separe mi lengua de su vagina.
Le permití retomar su ser, la espere unos minutos, en tanto la excitación me consumía, quería tomarla ya. Luego la lleve un poco mas arriba en la cama, me puse de pie, y me acosté lentamente sobre ella, dirigí mi pene a su vagina, y cuando estuve lo suficientemente cerca, lo coloque bien sobre el orificio ayudándome con mi mano, el glande se posiciono sobre los labios vaginales y con un leve empujón empecé a entrar en ella, luego el resto de mi ariete fue entrando poco a poco hasta sentirlo absolutamente adentro. La bese y comencé con el movimiento característico Mi excitación iba en aumento, conforme su cuerpo iba respondiendo, en tanto su boca emitía sonidos instintivos, sus muslos se contraían, los músculos de su vagina apresaban mi pene mientras entraba y salía de su cuerpo. Me separe ayudado por mis manos para poder apreciar mejor su expresión al ser empalada por mí. Sus ojos permanecían cerrados y su boca levemente abierta, su cuelo se hallaba en tensión me maravillaba ver sus pechos bambolearse con la cadencia de mis embestidas, baje a ellos y me los devore sin detenerme. Cada tanto ella abría sus ojos y miraba hacia abajo, como queriendo verse penetrada. Mi pene entraba y salía en forma fluida mostrando todo su cuerpo brilloso por la conjunción de nuestros líquidos sexuales. Intensifique la velocidad, mi pelvis se movía como un péndulo y las penetraciones eran cada vez mas profundas. La escena se volvía irremediablemente animal. Nuestros cuerpos comenzaba a aprontarse para el principio del fin, soportábamos la respiración para soltarla segundos mas tarde en forma de grito salvaje y ruidoso, gemíamos discontinuamente, sus manos presionaban desde mi cola para llevarme mas adentro, eventualmente se clavaban en mis hombros.
Un beso salvaje y fuera de forma, nuestras lenguas danzaban al compás de la penetración fuera de sus hogares, la saliva de ambos se esparcía por el rostro del otro. El orgasmo era inminente, bombee un par de veces mas y cuando me sentí reventar, me detuve en una acto de fuerza de voluntad que me sorprendió aun a mi. Permanecí así durante unos segundos, luego retome el coito lentamente, muy lentamente, aprese con fuerza uno de sus pechos, y de repente arremetí con fuerza inusitada, una vez y otra vez oí sus gritos como lejanos, denotaban esa exquisita mezcla de placer y dolor extremo. Una vez mas y una mas sus piernas me rodearon y apresaron, llevándome contra ella, un ultimo grito y luego el desborde. Fue mutuo, ni bien la oí gritar, eyacule profusamente en su interior. Mi pene latía adentro y en cada palpitacion expulsaba mas semen llenándola de mí. Intentamos un par de movimientos mas, como para volver eterno el momento. Quedamos allí, quietos, conectados, unidos La calma comenzaba a retomar su reinado, las pulsaciones volvían a su habitual interfase, el corazón había resistido y de a poco retomaba su regular frecuencia.
Iba decreciendo aun dentro de ella. Nos besamos, esta vez con mucha más ternura, fue un beso largo, sostenido, afectuoso. Me retire de su interior y me incorpore, la observe allí acostada desnuda, mujer. Sonreí en tanto juntaba mis ropas, aun desnudo abandone su cuarto, regrese al pasillo seguro de que nadie estaba por allí. La familia de mi novia no llegaría hasta dentro de por lo menos tres horas, mi novia en efecto aun estaba en horarios laborales.
Ambos sabíamos que debía ser ese día, en ese horario, en ese lugar, lo habíamos medido y planeado con tiempo y cuidado y había salido a la perfección. Entre al cuarto de baño, me higienice y mientras terminaba de vestirme halle mi rostro frente a mi, el espejo intento ajusticiarme con mi imagen, al hacerme ver como era, como lucia luego de tener sexo con mi cuñada. Por unos instantes algo de remordimiento llego a mi, sin embargo rápidamente me abandono, había sido un momento memorable, maravilloso, había sido consentido y premeditado y mi cuñadita de 19 años aunque ingenua y relativamente inocente, lo había deseado y disfrutado tanto como yo. Sonreí cuando el recuerdo de sus ojos mirándome al llegar al segundo orgasmo colonizo mi mente. Abandone el cuarto de baño y supe inmediatamente que aquella no seria la ultima vez Y no lo fue.
Gracias por el tiempo dedicado, desde ya mis disculpas por los errores cometidos, intento evitarlos pero regresan ineludiblemente.
Destaco que todas las criticas son consideradas, buenas o malas si son coherentes son siempre constructivas, gracias por ello también.
ADRIAN.