Al final de la jornada

Termina un duro día en la oficina, hay silencio, la mayor parte de la gente ya se vuelve para casa. Montse, mi secretaria, pasa a mi despacho a despedirse hasta mañana agendando la primera reunión de mañana por la mañana.

La tarde estaba ya a punto de terminar, la ciudad se veía muy bonita desde el gran ventanal de la 28 planta del Edificio Torre Europa en el centro de Madrid, al lado de Castellana. La zona financiera y poderosa de la ciudad. El centro de Madrid se ve precioso desde aquí.

La luces de los coches tintileaban alli a lo lejos, abajo, muy lejos, las pequeñas luces rojas y blancas de los faros se veían con claridad arrancar y detenerse al ritmo pausado de los semáforeos, eran las cinco y media de la tarde y la gente empezaba a volver a sus casas, ya casi de noche en invierno.

Miraba absorto por el ventanal cuando Montse, mi secretaria, me sacó de mis pensamiento para dejarme unos informes encima de la mesa.

  • Aquí le dejo Sr. Manzano los contratos que me ha pedido

  • Gracias Montse, eres una secretaria estupenda, acuerdate de organizarme la reunión de mañana a primera hora antes de irte, es una reunión importante

  • Descuide, si, ya he contactado con ellos, y la reunión se ha fijado a las 12:30,

  • Estupendo, veo que te has recuperado muy bien de los 3 dias de baja que has estado, te he echado de menos ..., ¿Totalmente recuperada?

  • Al 100% Sr. Manzano

su voz era respetuosa,firme y con caracter como corresponde a una buena secreataria ejecutiva, su elegancia moviéndose hacía el resto. Siempre con vestido ceñido, ajustado como un guante, impecable, esta vez azul marino, justo por encima de la rodilla, cinturon de hebilla dorada y un broche,  panties de encaje en sus piernas y tacón alto, el perfume suabe. Físicamente perfecta. Seis año a mi servicio y una de mis mejores secretarias de los últimos veinte que llevo con mi empresa. Montse es eficiente, delicada y servicial con mis necesidades.

Continuo con la conversación

  • Montse, gran trabajo, que tal el cumple de tu hijo Jaime ayer (Jaime es su hijo de 6 años)

  • Muy bien, fue una fiesta divertida con los del cole, se quedaron varias madres en casa charlando ¿desea algo más Sr. Manzano?

  • ¿Tienes hoy prisa Raquel?

  • Puedo quedarme un rato más si desea algo más de mí

  • Siempre deseo algo más de tí ...

Estas dos últimas frases son el código entre nosotros.

Sin cursar media palabra más, se recoje el pelo mientras me mira a los ojos, se da media vuelta y se dirije hace el butacón de piel del despacho, un butacón grande, mullido, de amplio respaldo

y apoyabrazos fuertes. Cierro remotamente desde mi mesa la puerta con el mando a distancia.  Sin decir nada, Montse de espaldas a mí. mirando el butacón, comienza a plegar su falda recogiéndosela hacia arriba dejando a mi vista sus bien contorneadas piernas. Deja a mi vista unos largas piernas con unas medias de rejilla negras con un dibujo rojo en forma de cadena, Va enrollando su falda hasta dejarme ver unas braguitas semitransparentes diminutas negras a través de las cuales se adivina un precioso culo, rendondito, carnoso, alzado.

  • ¿Me pongo como a usted le gusta, Sr. Manzano?

  • Lo estás haciendo fenomenal ...

Se sube al butacón dándome la espalda, apoya csus rodillas separadas en el mullido cojín del butacón con su cabeza sobre el respaldo. Su cara la tiene girada hacia mí, sus dos manos apoyadas en el respaldo. Una maravillosa visión desde mi mesa. Una mujer de 35 años, en lo mejor de la vida, afreciéndose servicialmente un culo maravilloso, moldeado por interminables

sesiones de fitness.

Es la mejor manera de terminar una dura jornada, las reuniones, el estress, prisas,... la tensión acumulada debe liberarse para llegar a casa, relajados y satisfechos.

Me dirijo hacia el butacón, acaricio su culo con la palma de mi mano, le doy un pequeño azote que rompe el silencio del despachi y paso la mano por todo su vagina, en ese momento ya abultada por la exxcitación. Le quito los zapatos empiezo a bajarle lentamente las braguitas y las medias con mis manos, las deslizo despacio por sus piernas y se las quito, lo dejo en el suleo. Su vestido,  recogido por la cintura. Es un ritual, pero siempre es un momento especial, mágico. Le paso la mano por su vagina carnosa, totalmente rasurada  y palpitante, hinchada de sangre, le aprieto los labios vaginales con mis dedo es una hamburguesa de deliciosa carne fresca. Ella ya está totalmente lubricada, recojo sus jugos en mis dedos y se los extiendo en sus muslos. Es una vagina preciosa, carnosa, vista desde atrás se descuelga entre sus muslos, se ve muy brillantes y con algún hilillo de su flujo vaginal por la abundante lubricación. Juego con los dedos, le introduzco primero uno y empieza a gemir muy bajito cuando siente el intruso entrar. Luego dos dedos entran también con suma facilidad, el tercero la obliga a acomodarse alzando un poco más el culito para facilitar el paso la penetración, mientras me mira indicándome con la mirada que está lista.

No puedo hacerla esperar, me situo detrás de ella, bajo mi pantalones, bejo mi boxer y sale como un resorte mi polla. Es una polla más gruesa de los normal y que en alguna ocasión me ha costado introducir en según que sitio, es gorda como una longaniza y  muy venosa.

  • Voy a reventar este coñito a pollazos Montse,

llevo tres días acumulando, justo los dias que no has podido venir, y estoy muy cargado, tengo los testículos hinchados y me duelen …

  • ¿Me ha echado de menos entonces? -me contesta- Métamela hasta el fondo y aliviese dentro de mi señor Manzano

su voz es dócil y suabe y mientras habla voy acomodando mi polla en su interior

  • ... y entonces en el cumpleaños ayer, bien, ¿le gustó mi regalo a Jaime? - ya tenia toda mi polla dentro de ella y empezaba a bombearla despacio -Me encanta que me hable de su vida familiar, de las cosas que hace en casa, del colegio de su hijo, sus vacaciones, las fiestas familiares,  mientras la bombeo inmisericorde-.

  • Si, muuuuy bien señor, aahhh, se lo pasaron muy bien todos los amiguitos, ahhhhh, me está abriendo, ahhhh, la noto más gruesa que otros días

comenzaba a jadear, y mientras hablaba del cumpleaños de su hijito yo follaba el coño como si no hubiera mañana, como si me fuese la vida en ello. Mis testículos no paraban de golpear la tersa piel de su culo.

  • ¿Qué tal con Daniel? -le pregunté para evitar correrme-

Daniel en su marido,...

  • Aaahhh, señor no me hable de mi marido por favor ahora,.... ahhhh,

Ver como se hundía, como se enterraba toda mi longaniza de grueso calibre dentro de ella era algo indescriptible, yo le seguía preguntando

  • ¿Sigue en aquella empresa de transportes? ¿Viaja mucho?

Su marido es un buen tipo, no tengo nada personal contra él, pero está casada con una mujer con necesidades que él no puede satisfacer, caprichos, algunos lujos y con pocos reparos...

  • Si, ahhhh, siento hoy que me está dilatando mucho la vagina, tenga cuidado, lo va a notar mi marido si luego él..., aaahhhh

  • No te van a quedar ganas de follar para cuando termine contigo Montse, creo que me voy a correr, aahhhhh, te voy a llenar cielo como si fueses un pavo de Navidad ...

Era el momento, la agarré de la cintura del vestido enrollado como si fuese una correa de montar, le metí la polla hasta presionar mis testículos contra su culo y comencé a correrme como un perro.

Fue una eyaculación larga, durante un par de minutos quedé literalmente pegado a ella inmovilizado, quería meterle mis testículos dentro de lo que la apretaba, me solté entre espasmos miestras me aliviaba. Me aparté y ví como rezumaba mi esperma por toda su vagina, le colgaba un hilillo. Le escurría por los muslo y goteaba en el butacón. Cogí con los dedos un poco de mi propio esperma, del que salía de su vagina, y le froté mi leche por la parte interior de sus muslo, por su culo y toda su pelvis en todo su canal vaginal hasta el ano. Me encanta huntar como si fuera con manteca a las mujeres que hago mías.

Ella segúia en la misma posición en el butacón, inmovil, con su vagina abierta. Recogí la braguita del suelo y se la volví a poner sobre vagina empapadas de sus jugos y de mi leche, la bajé el vestido y la dí un pequeño azote en el culo. Le puse las medias y la besé. Era la señal de que habíamos terminado.

  • Ha sido estupendo Montse, tienes una vagina deliciosa, es suave como un guante de terciopelo, , sabes muy bien que lo necesito todos los días

  • Si Sr. Manzano, aquí me tiene, para lo que desee, como siempre

Luego pásame la nota del tinte del vestido como siempre o pásame el ticket si

te compras otro ...

  • Descuide, me encanta su olor.

Cuando termié de vestirla de nuevo, me separé un poco hacia atrás, yo seguía sin los pantalones, mi pene aún morcillon goteba

  • ¿Te importa terminar?

  • Claro que no Sr. Manzano

y unos instantes despues, sentada en el butacón, mirándome, me acercó agarrándome de las cadera hacia ella, agarró mi pene flácido con una mano mientras con la otra pesaba mis testiculos

y se lo metió en la boca sin decir nada. Ver como desaparecía mi pene en esa boca de labios perfectamente pintados y perfilados era uno de mis placeres favoritos.

  • Creo que ... aún me queda algo más para tí Montse, aaahhhh

  • Descuide señor, buah. buuha, buhaa ... -me estaba haciendo una limpieza maravillosa, como siempre-

segúia mamádola mientras presionaba mis testículos ligeramente para facilitar la estimulación. Volvía a ponerse dura mi polla y notaba como aumentaba la dificultad de Montse para mantener

ese trozo de carne en su boca. Acompasaba su mivimiento agarrándola de la nuca hacia mi, hasta hundir literalmente su nariz en mi vientre. Fueron unos segundos largos, comenzaba ella a estar fatigada de tener la boca abierta de esa manera, notaba su respiración dificulosa y esa tensión en ella no hacía sino excitarme más.

La saqué de su boca, me aparté un poco porque ya estaba a punto de correrme otra vez

  • La fuí abriendo la camisa mientras me miraba atentamente sentada, la solté en sujetador y un par de maravillosos pechos quedarón a mi vista

Sus tetas son maravillosas, grandes, con unos pezones abultados y una gran aureola, me encanta mamárselos, y aún me relamo de cuando estuvo dándole el pecho a su hijo … pero esa es otra historia.

  • Quiero correrme en tus pechos cariño

Ella me miró, y empezó a pasarse mi pene por sus tetas, la chupaba con la lengua, pasaba mi longaniza por sus pezones, y no dejaba de comprimirme y aflojar mis testículos ... y me corrí de nuevo en sus pechos.

Vacié los últimos jugos de mis testículos por sus pezones y deje escurriendo un chorrito de esperma por el canal del escote.

  • Lo has vuelto a hacer cielo, ahhhh

Casi caigo del placer intenso de esta segunda corrida, me temblaban las piernas. Me tomé unos segundos para mirar su carita de angel con los labios y el carmín totalmente desdibujados. Le subí el sujetador de nuevo, le fue abotonando de nuevo la camisa botón a botón, y la dí un beso en la mejilla.

Esta vez ya sí que me subí los pantalones y volví hacia mi mesa viendo como ella se iba recogiendo y arreglando. Pasó un momento al baño a arreglarse el pelo y el maquillaje y cunado salió volvía a estar perfecta de nuevo.

Me senté de nuevo en mi sillón, me volví y segúi mirando la calle a través del ventanal, ya de noche del todo, con la luces de los coches tintileaban a lo lejos...y oí como se despedía de mi Monstse

  • Hasta mañana Señor Manzano

le abrí la puerta con el mando, oí como se cerraba la puerta detrás de mí. Ella acababa de irse y yo me quedaba absorto en mis pensamientos.

Por cierto, me llamo Fernando, Fernando Manzano.