Al final, Alicia también.

Como era previsible, Alicia consiguió tener sexo conmigo.

Hola. Soy Lara. En las últimas semanas he ido narrando, por capítulos, toda una serie de vivencias que sucedieron previa y posteriormente a la experiencia que vivimos, mi novio y yo, un inolvidable puente de noviembre.

Resumo un poco, para aquellos que no han leído los relatos anteriores: se acaba el verano de 2021 y un episodio altera la vida de toda la familia de mi novio, Bruno, afectando, inclusive, nuestra vida sexual. Recurro al porno para aliviar mi “tensión” sexual, hasta que un día consigo poner en forma a mi chico con juegos sexuales hasta entonces desconocidos para ambos. A raíz de esos juegos hacemos una escapada, en el puente de noviembre, en la que tuve relaciones sexuales con otro hombre, un maduro muy guarrete que me hizo disfrutar como nunca. Fue tal el gozo que sentí que quise devolverle el gran favor a mi pareja, consintiendo que se acostara con otra mujer. No fue fácil, nuestra gran favorita, una compañera de trabajo mía, se resistía, confesándome sus ganas de hacerlo conmigo. Finalmente, entre la nochevieja y el día de año nuevo, encontramos a la hembra adecuada en la persona de nuestra cuñadita Andrea, que tenía ganas de mi chico y nosotros dos de ella. Fueron mis primeros cuernos y con ella hice mi primer lésbico.

Cuando llegue de trabajar, la noche del domingo día dos, Bruno estaba en el sofá de casa. Le di un beso y noté que algo le pasaba. Tenía cara de agobiado.

Y-¿Qué pasa Bruno?

B-¡Estoy muy rallado Lara! No sé si tú te das cuenta, pero me he tirado a la novia de mi hermano. Él lo sabe, Lara. ¡Lo sabe! Sabe que soy un cabrón sin escrúpulos.

Y- Bruno, cariño. Creo que estás sacando las cosas de quicio. No sé por qué, pero creo que tu hermano tiene problemas para satisfacer a tu cuñadita y ha encontrado en la familia la forma de tenerla contenta. Piensa que no sólo tú te la has follado. También Rai. El novio de tu hermana. Tu hermano sabe que tu cuñado se folla a su novia y tu hermana sabe que su novio folla con otras tías, incluida la novia de su hermano. Uf. Cuesta de entender, pero no creo que tú seas culpable de nada.

B-Tú lo ves muy claro todo Lara. No es tu familia. ¿Qué dirías si tu cuñado se acostara contigo y tu hermana lo supiera?.

Y-Por dios Bruno. Me imagino a Héctor desnudo y se me baja toda la libido, (el pobre del marido de mi hermana no es un adonis que se diga)

B-¡Hostia Lara! Te estoy hablando en serio.

Y-Y yo a ti. ¡A lo hecho, pecho! Basta ya, Bruno. Te has tirado a tu cuñada porque ella y su novio lo han querido, no porque tú la hayas forzado. ¿Gozaste?, Sí, ¿Gozó ella?, ¡como una perra! y te aseguro que tu hermano también habrá gozado, con lo que ella le habrá contado y viéndola a ella feliz..

B-Si tú lo dices.

Y-¡Venga tontorrón! (cambiando a un tono de voz dulce y sensual). Bésame y deja que me duche. Tenemos toda la noche por delante. ¿Sí?

B-Siempre acabas convenciéndome. Lara, esto tiene que acabar. No quiero ir más allá. Por favor, dejemos en paz a la familia.

Y-Y renunciar a Andrea. ¿es eso lo que quieres?

B-Sí. No seas mala, Lara. Reconozco que Andrea está muy buena y folla de maravilla. Gocé con ella, pero ahora tengo un lio mental enorme. No me compensa. No insistas.

Y-¡Bueno machote! Como tú quieras. Ahora me voy a la ducha.

B-¿Has visto a Alicia hoy?

Y- ¡Serás cabrón! Con la familia no, pero la guarrona de mi compañera te pone, ¿verdad cerdo? Me voy a la ducha… Luego te cuento.

B-¿Lara? Un momento.

Y- Dime, cariño.

B- Si te masturbas en el baño, se discreta.

Y- ¡Serás cerdo! Me espías

B- Larita, gemías como una putita. Era imposible no escucharlo.

Mientras repasé junto a Bruno todo sobre Alicia: lo de los besos; le conté que me había metido mano en el vestuario del curro; lo del cambio de bragas; lo de las fotos pornográficas que me enviaba y que yo eliminaba de mi teléfono por la vergüenza que me hacía pasar. Todo. Se lo dije todo. Bruno se reía y alucinaba. De vez en cuando me hacía comentarios guarros y sexistas y recibía un buen puñetazo cada vez que lo hacía. Yo creo que se calentó mucho con todas las guarrerías que me hacía Alicia.

Y-Hoy ha sido ya lo más, Bruno. Me ha propuesto irnos a un hotelito una mañana. Dice que no puede esperar más para darme placer y me ha mordido una teta.

B-Es una guarra del carajo. Si ya te digo yo que cuanto más viejas, más calentorras

Y- ¡Ya te digo! Te aseguro que Alicia está salidísima. Va loca por llevarme a la cama.

B-Te digo yo que el Juan Luis ese, tendrá la polla más grande y gorda que yo, pero que le da poca caña a la muy zorra. Así está la tía, más caliente…

Y-No te digo que no Bruno. Además, me ha dicho Alicia que su marido se irá un fin de semana, después de fiesta, por ahí con sus amigotes y la deja plantada aquí. ¡Podríamos aprovechar!

B-Lo pensamos Lara. Hoy no estoy para malos rollos. Estoy muy rallado.

Esa noche, Bruno me hizo el amor de la forma más rara que me lo había hecho nunca: muy despacio, en silencio y con una mirada que pretendía atravesarme. Nos tumbamos semidesnudos en la cama: él sólo con su slip y yo en braguitas. Me acariciaba de la cabeza a los pies: los pechos, el abdomen, el pubis por encima de las braguitas y metiendo un dedo bajo la goma elástica, los muslos. Yo le acariciaba la cara, el pecho, los labios, jugaba con su pelo. Todo, siempre, en el más absoluto silencio y mirándonos fijamente a los ojos. Finalmente, cuando ya me tenía muy excitada y desesperada por su lentitud, comenzó a frotar mis braguitas por la zona de mi rajita. Abrí ligeramente las piernas para facilitarle la labor. Notaba como empezaba a mojar. Sus caricas se concentraron entonces a la zona donde se encontraba mi vulva y mi clítoris. Yo suspiraba y él suspiraba también, pues yo empecé a acariciar su bulto también. Poco a poco mi respiración se iba acelerando, al igual que mi deseo de ser penetrada. Cerré los ojos y se venían a mi mente imágenes sexuales soñadas, algunas de las cuales no incluían a Bruno y si a algún familiar de él, aunque lógicamente no dije nada. Mi novio seguía masturbándome: con una mano me tocaba ahí abajo y con la otra me acariciaba los pechos, pellizcándome los pezones y magreando toda mi teta. Cuando yo intentaba agarrarle la polla, Bruno se separaba de mí. No quería que le tocara. Estuvimos así un rato que se me hizo eterno. Fueron muchos minutos sin mediar palabra. Sólo caricias. Y miradas. Las mías de deseo, las suyas parecían interrogarme. ¿te gusto, Lara? ¿me deseas Lara? ¿qué quieres de mí, Lara? Finalmente, Bruno se atrevió a romper el silencio. Lo hizo en un tono inquisitivo que pocas veces Bruno utiliza. Sólo cuando estamos jugando y quiere someterme. Sabe que no me gusta, aunque algunas veces acepto participar de ellos, por darle placer a él.

B-¿Cómo tienes el coñito Lara?

Y-Venga Bruno, ¿quieres comérmelo un poquito?

B-No has respondido a mi pregunta. Hazlo y te diré.

Y-Dame placer con tu lengua, ¡cabrón!

B-Te olvidas de responder mi pregunta, Larita

Y-Tengo la rajita empapada Bruno. Mis braguitas están muy mojadas y seguro que huelen bien a hembra

B-Así me gusta que sea mi chica, una putita obediente.

Y-Eres un hijo de puta, Bruno. Cabronazo, chúpame ya.

Bruno me sacó entonces las braguitas, comprobó que era cierto lo que le había dicho pasando la lengua por la zona húmeda de las mismas. Emitió un largo y extenso uuhmmm, señal de que le agradaba el aroma que emanaba de aquella pieza de ropa íntima. Lo disfrutó, vamos.

Seguía sin comerme ni penetrarme. Sólo jugaba con sus deditos en mi vagina. Me estaba penetrando con los dedos. Los metía, los sacaba llenos de jugos y se los metía en la boca. Los chupaba deleitándose y recreándose. Volvía a empezar, meter dedos, sacar dedos y los metía en mi boca. Yo chupaba mis propios jugos, disfrutándolos. Luego vino lo que tanto deseaba. Su lengua caliente buscó mi cosita, jugando con mis labios vaginales y dándole ligeros mordisquitos a mi clítoris. Después de estar así otro rato, finalmente Bruno se decidió a penetrarme. Se sacó el slip, se agarró el pene que lo tenía duro como un hierro. Me frotó su precioso glande, la seta le llamo yo, hasta que estuvo bien mojado. Luego me penetró despacio, muy despacio. Yo me subía por las paredes. No sé a qué estaba jugando Bruno, pero me lo estaba haciendo pasar mal. El cabrón de mi novio se había propuesto volverme loca, no de placer precisamente. y lo estaba consiguiendo. Tenía ganas de ser follada como siempre, a lo bestia como a una buena zorrita y Bruno me lo estaba haciendo suave, suave, como a una princesa. He de reconocer que mi chico me estaba proporcionando mucho placer, pues tenía los bajos empapados, pero no estaba acostumbrada a tanta delicadeza. Mis jadeos iban aumentando de frecuencia y de volumen, hasta que no pude más y estallé en un bonito orgasmo. Y sin tocarme.

Y-Bruno, Bruno, me corro. No aguanto más. Qué placer cariño, síii

Bruno me tapó la boca y aprovechó para clavarme su polla hasta el fondo de mi vagina, antes de eyacular en mis entrañas, llenando mi coño de leche calentita. Fue una situación muy extraña. En el silencio total que reinaba en la habitación. Sólo el gemido final de Bruno, seco y breve delataba que mi novio se había derramado en mi interior. Y luego, la sorpresa. ¡Clara! Nunca y cuando digo nunca, es nunca, Bruno me había llamado Clara. Empecé a golpearlo.

Y-¿Por qué, Bruno? ¿qué te he hecho yo? Eres un hijo de puta. No me gusta lo que me estás haciendo.

B-Calla Lara. Cállate de una vez, por favor. ¿No te ha gustado cómo te he hecho el amor?

Y-¡Eres un cabrón! (lloriqueando)

B-¡Contesta! Lara, contesta cariño.

Y-Síiiii, joder, síiii

B-¡Te quiero, amor!

En condiciones normales le hubiera dicho que era un ñoño, pero estaba tan hecha polvo que me quedé callada. Yo también. No  entendí que pretendía Bruno haciéndome el amor de esa forma.

A media tarde del lunes recibí un mensaje de Andrea diciendo que, si quería tomar un café, al día siguiente, con ella y con Yolanda. Quedé con ellas para después del trabajo. Cuando se lo comenté a Bruno, quien aún estaba muy raro, durante la cena, me dijo que Ok, pero que no volviera muy tarde. Esa noche, volví a follar con Bruno. No os aburriré con los detalles, pero volvieron las travesuras: hicimos sexo oral y después me penetró a cuatro patas, para acabar corriéndose en mis tetas y restregándome todo el semen por los pechos, como había hecho con Andrea. Eso sí, me negué a que utilizara mi culo. No estaba preparada para que me lo volviera a petar.

Durante el martes empecé a darle vueltas a la cabeza. ¿qué querrían mis cuñadas? Andrea quizás quería repetir, pero Yoli. ¿habrían hablado entre ellas? ¿quería ofrecerme a Rai? ¿quería hacerlo con su hermano? Por dios. Si Bruno escuchara semejante locura. Una vez juntas, empezamos a hablar de temas banales. Yoli quería apuntarse al gym, pero no quería ir sola. Yo no podía a las mismas horas que ella y Andrea tampoco. Estuvo intentando convencernos, pero nada. Llegó el momento crítico:

Yl-Lara, me ha dicho Andrea que lo pasó muy bien con vosotros en año nuevo.

Y-Y nosotros con ella Yoli, pero no sé qué quieres decirme

Yl-Ay chica, no hace falta que disimules. Andrea me ha contado lo que pasó entre vosotros. No te preocupes. No saldrá de aquí. Ni mis hermanos ni Rai, sabrán nada de esta conversación

An- Sé que es tu novio, Lara, pero no me podía estar de decirle a su hermana el pedazo de macho que es su hermanito del alma.

Yl-¡Qué suerte, Lara! Me alegro por ti, y por él también y por Andrea que lo gozó lo suyo. Me dais envidia. Es broma. Bruno jamás osaría tocarme un pelo. Lo sé, pero me alegra saber que mi “niño” es tan buena persona y tan buen amante

Y-No sé lo que te habrá contado Andrea, Yoli. Fue una noche genial. He de reconocerlo, pero ahora estamos pagando las consecuencias. Yo aquí con mucha vergüenza y tu hermano que está ralladísimo desde el mismo momento que Andrea salió por la puerta de nuestra casa. Creo que lo está pasando mal. Tiene un gran cacao mental.

Yl- No te preocupes Lara. Déjalo en mis manos. Le voy a leer la cartilla al niñato de tu novio. Como buena hermana mayor de él que soy. Jajaja (lo decía con alegría, quitándole importancia al asunto)

An- Lo siento Lara. No pensé que se lo tomaría así.

Y-Son cosas que pasan chicas. Quien con niños se acuesta, mojado amanece.

Yl- Venga chicas, que han pasado cosas muy bonitas estos días, entre nosotras y tenemos que seguir así. Olvidemos los malos rollos y disfrutemos

An- ¡Amen! Jajaja.

El día de reyes por la mañana visitamos, Bruno y yo, a mi hermana y a mi sobrinito Alex. Rosa se ha puesto como un tonel. Casi tiene la mismita barriguita que su marido Héctor, pero la criatura es preciosa. Por la tarde hubo reunión de la familia de Bruno en nuestra casa. Volvimos a juntarnos todos: Ricardo y Elvira, mis suegros , Toni y Andrea; Rai y Yoli y nosotros dos. Mientras los hombres jugaban en la nueva videoconsola de Bruno, yo pude presumir del precioso regalo de mi novio: una preciosa pulsera con una enigmática inscripción que mi novio aún no me había explicado: “tan lejos, tan cerca” ¿qué querría decir?. Aquella tarde nos reímos mucho todos, pero como datos curiosos remarcaré lo amable que estuvo Toni conmigo y con su hermano, nunca lo había visto así; las miradas de deseo de Rai, aunque estaba convencida que Yoli no le había contado nada de lo nuestro con Andrea, creo que el mismo ya me tenía bastantes ganas desde lo de la nochevieja en la bodega y finalmente, como muy destacable, Bruno no llegó ni a cruzar la mirada con su hermano, aunque Toni miraba de darle conversación. Con Andrea fue un poco más generoso. Le dio un par de besos y cruzó varias palabras, aunque evitaba mirarla. Tuve que llamarle la atención.

Y-Bruno, ¡te estás pasando! Intenta relajarte y deja de comportarte como un niño

B-Lo intento Lara. Creo que estoy superado por la situación

Yoli debió intuir lo que pasaba y vino al rescate.

Yl-Te robo a mi hermanito Lara, a ver que me va a regalar, jajaja.

Lo cogió cariñosamente con los brazos enlazados, como si fueran una parejita y se fueron para una de las habitaciones. Estuvieron un buen rato encerrados y durante todo ese tiempo yo, aunque estaba en la sala, tenía la cabeza en aquella habitación. Mi mente racional me decía que Yoli estaría hablando y consolando a Bruno. Mi mente irracional me decía que podían estar follando los dos. Salieron en un rato, en el que nadie los echó en falta, excepto quizás Rai, quien estuvo hablándome de cosas que ni siquiera recuerdo. Venían riendo, pero los dos traían los ojos rojos. Bruno me explicó más tarde que habían llorado juntos, pero no quiso explicarme porqué.

B-¡Por favor, Lara! Créeme que si fuera algo que nos afectara como pareja te lo diría, pero es personal nuestro, de mi hermana y mio. No insistas, te lo ruego.

Nuestra relación volvía, poco a poco, a la normalidad una vez acabadas las fiestas. Bruno volvió a su trabajo en el negocio de sus padres; a sus estudios universitarios y a aguantar a la loca de su novia con largas sesiones de sexo, más o menos duro. Al principio no me dejaba tocar temas peligrosos: darle por el culito, Alicia, Andrea. Luego fue cediendo. Pude estrenar mi strap-on con su culito el fin de semana, mientras le masturbaba diciéndole obscenidades sobre Alicia. Menudo corridón que se pegó el cabrón. Me saltó la leche hasta la cara, llenándome todo el pelo. ¡Qué marica eres cuando quieres Bruno!, le dije.

Llegamos entonces al día en que Alicia me secuestró dentro del vestuario del trabajo, me metió a la fuerza en uno de los lavabos, cerró la puerta, me besó en la boca con furia y me metió mano, sobándome toda la pipa y haciendo que me mojara mi sexo, momento que aprovechó para meterme el dedo dentro. La separé a lo bruto y le solté un guantazo.

Y-Alicia, por dios. Perdóname, pero te he dicho muchas veces que aquí no.

A-No pasa nada, cariño. Hasta me ha puesto más cachonda tu bofetón.

Y-¡Anda guarrona!, dime qué te ha pasado.

A-Es Juanlu. Se marcha el viernes, a mediodía, con sus asquerosos amigotes. Soy libre.

Y-Estás loca Alicia. ¿Eso te hace feliz?

A-Sí, mi amor. He decido que le voy a poner los cuernos sí o sí.

Y-¡Qué surte!. Y quién es el afortunado, o afortunada, jajaja.

A-Qué perra eres Larita. Te aprovechas de que estoy colgadísima por ti. Estoy deseando comerte ese chochito tan rico que tienes ahí abajo.

Y-Nena, ¿le has pedido permiso a Bruno?

A-Jajaja. Si es necesario me lo follo también.

Y-Qué puta eras tú también Alicia. Cuando se te mete algo en la cabeza no paras hasta conseguirlo

A-Es que estás muy rica, niñita. Te juro que me pones más cerda que mi marido. Tócame aquí, amor.

Y-Mmmmm que guarrilla eres nena. Que rico está lo que sale de ahí (le dije llevándome el dedo empapado de su flujo a la boca). No obstante, aquí y ahora no. Alicia. Ya hablaremos.

Finalmente, el jueves le dije a Alicia si quería salir conmigo el sábado. Mi plan era, ir a cenar, luego un poco de disco, bailar, ponernos un poco a tono, ponernos cachondas y llevármela a casa, donde con el pedo nos meteríamos en la habitación y nos tiraríamos a Bruno y él nos follaría a las dos. Pero como las cosas nunca salen como una quiere, Alicia me contestó que ella no podía esperar al sábado. Llevaba mucho tiempo perdiendo el culo por mí, y ahora que había decidido dar el paso, no quería perder tiempo. La alternativa era el viernes, pero entonces decidí ponerla a prueba.

Y-Lo siento Ali. Normalmente, los viernes, Bruno y yo tenemos cenita íntima, y sesión de sexo del bueno. ¡Ya sabes! No entendería que le dejara por irme con una zorrita como tú.

A-¡A la mierda todo Lara! ¡Me importa un rábano! Quiero tener sexo contigo ya. Si Bruno quiere, podemos montárnoslo los tres este mismo viernes. Puesta a hacer cornudo a Juanlu, qué más da que sea con una tía , con un tío o con los dos.

Y-¡Eso es una hembra cachonda! ¡Con un par de ovarios! ¡que a guarra no te gane nadie, zorrita!

Por la noche le conté el plan a Bruno. No lo encontré receptivo. Me puso los mil y un peros. Desde que Alicia estaba muy loca y era muy guarra, que estaba enamorada de mí y eso era peligroso, que el imbécil de su marido nos la liaría si se enteraba. Tuve que utilizar todas mis artes persuasorias para camelármelo. Sólo lo conseguí ofreciéndole mi culito

B-Esta me la vas a pagar zorra. Te pienso reventar el culo en cuanto pueda. Y no descarto reventárselo a ella. ¡que lo sepas!

Y-Seguro que cuando la tengas a cuatro patitas, con las tetorras colgando empapadas de lefa, enseñándote el asterisco, ella misma te pide que se lo abras bien.

El plan para el viernes comprendía pasar prácticamente todo el día con Alicia. Por la mañana iríamos juntas al gym. Después comer y trabajo. Al salir, cena y un poquito de marcha y acabar en casa. Bruno dijo que nos esperaría en casa. Está en época de exámenes y no quiso salir. Yo creo que tenía un poquito de pánico.

Había quedado con Alicia que pasaría a recogerla por su casa a las diez de la mañana. Allí me presenté a la hora acordada: mallas negras ajustadas, con un mini tanga efecto segunda piel; crop top blanco, sin sujetador (ya he dicho que mis tetas no son muy grandes); zapatillas de deporte negras; pelo recogido en una cola; anorak de plumas hasta la cintura y bolsa de deporte al hombro. Pico al timbre, me responde Alicia que suba, que aún no está preparada. Hace frío y sin pensarlo subo para arriba. Entro en el pisito de mi compañera y cierro la puerta.

A-¡Pasa Lara!, Estoy en la habitación, ahora salgo.

Y- Venga niña, que llegamos tarde

Aparece Alicia. Va vestida de la siguiente manera. Sujetador negro de encaje, con bordados en color azul eléctrico, braguita brasileña a juego con el sujetador. Especie de bata de tul, totalmente transparente.

Y-¡Por dios Alicia!

A-Lo sé nena, pero no podía dejar pasar la oportunidad. Llevo mucho tiempo deseándote. Te juro que cumpliré mi promesa y me acostaré con tu chico esta noche. ¡Larita, por favor! (con voz melosa)

Y-Ali, estás muy desesperada. ¿No te folla bien tu marido o qué?

A-Hace más de un mes que no tengo sexo con Juanlu. ¿te gusta mi nuevo conjunto de ropa interior?

Y-¡Estás preciosa Ali! Me has pillado fuera de juego totalmente

A-Anda cariño, sácate ese anorak que vea lo guapa que estás. ¡Qué culito tan bonito tienes, guarrona! ¿Llevas braguitas?

Y-Llevo braguitas Ali. Quieres que me las quite ya, o prefieres que las moje un poquito más.

A-¡Como sabes lo que quiero!. Anda, ven aquí. Me saco las tetas y me las chupas un poquito. Me pone muy cachonda que me muerdan los pezones.

Alicia estaba sin freno. Después de sacarse las tetas, no sé ni cómo se las arregló, pero en breves minutos me tenía en la cama de matrimonio, tumbada boca arriba, como mi madre me trajo al mundo. Completamente desnuda, con ella encima, sus tetas colgando, siendo devoradas por mi boca y ella abriéndome las piernas y acariciándome el coño con sus dedos.

A-Que perra eres Lara. Me encanta lo cachonda que eres. Estás mojando ahí abajo a chorros. Tu coño es como una fuente.

Y-Buf, Ali, no hagas eso con el dedo. Sáca ese dedo de mi conejo y chúpame. Cómeme el coño, por favor. Me derrito, nena. Cómeme, loba.

A-Larita, Larita. Que rica estás, Dame todos tus caldos en mi boquita cariño. Qué hembra tan rica.

Y-Cómeme Alicia, chúpame el coño. No tardaré en correrme. Te voy a soltar toda la meada en tu boquita.

A-Espera cariño, no quiero que te corras aún. Cómeme tú también. Tengo el coño ardiendo. Quiero tu lengua en mi chocho. Vamos a hacer el sesenta y nueve, y nos comemos mutuamente.

Y-Joder Ali, Menuda puta estás hecha. Se nota que no follas desde hace días. Esto si es un chocho sabroso. Si te pilla Lorenzo, te revienta a pollazos. Lo tienes rico, rico y con ese olorcito a perrita que tanto pone a los tíos.

A-Dame placer Lara, chupa, chupa guarrilla que me estoy corriendo. Vas a ver lo que es la corrida de una madura.

Y-Siiii, Ali, dios que bien, me meo de gusto, me estoy corriendo ya, cómeme guarra

A-Yo también nena, me matas con esa lengua. ¡Qué rica! Ufff. Tómala, comete toda mi meada.

El orgasmo de Alicia fue brutal. El chorro de líquido que salió del coño de mi compañera fue alucinante. Me empapó toda la cara, el pelo, las sábanas. ¡Joder con Alicia! Menuda perra cachonda estaba hecha. Después de aquel orgasmo tan rico, aún tuvimos tiempo de besarnos, comernos los pechos, acariciarnos y darnos placer, frotando nuestros sexos mientras nos comíamos la boca.

Nos duchamos, nos arreglamos, picamos algo y nos fuimos a trabajar. Parecía que Alicia se había calmado un poco. En el vestuario no me hizo ningún jueguecito, ni caricia, ni tocamiento. Estaba en mi mesa, cuando sonó mi teléfono.

Y-Bruno, cariño. ¡qué pasa! (Bruno, nunca me llama al trabajo. Como mucho me envía algún mensaje)

B-Nada Lara, tengo que decirte una cosa, pero dime, ¿cómo os ha ido en el gimnasio? ¿dónde habéis comido?.

Y-No hemos ido al gym, Bruno y hemos picado algo en casa de Alicia.

B-Habéis estado follando, ¿verdad?

Y- … (silencio)

B- Lo sabía Lara. Esa tía lo único que quería era llevarte al huerto y lo ha conseguido. Espero que, al menos, lo hayas disfrutado.

Y-Bruno, perdóname. ¿estás molesto conmigo?

B-No Lara. Nos metimos en esto los dos. No es sólo culpa tuya.

Y-Pero Ali me ha prometido que esta noche lo hará contigo.

B- Basta Lara. Ni puedo, ni quiero acostarme con Alicia.

Y- Pero…

B-Sí, ya lo sé. Está muy buena. Tiene unas tetas que lo flipas y a cuatro patas está para reventarla, (y no veas la de caldos que suelta la muy zorra iba a añadir), pero ahora no me apetece Lara.

Y-¿Qué pasa, Bruno?

B- Lo primero, que me voy para casa. No me encontraba bien, me he hecho una prueba y soy positivo. Luego, ya hablaremos.

Y-Voy para allá, yo también.

Como podréis imaginar no hubo más sexo con Alicia. Ni esa noche, ni ningún día después. Una pena, porque lo hubiéramos pasado bien los tres. No sé cómo, ni porqué, pero después de hacerme pruebas, yo no di positivo. Bruno estuvo unos días pocho, pero luego se recuperó rápidamente. Durante el confinamiento de Bruno, tuvimos tiempo de hablar y de analizar todo lo que habíamos vivido y preguntarnos qué era lo que queríamos en el futuro. Le prometí a Bruno centrarme y dejar de escribir, cuando llegara al punto de la cita con Alicia. Él no cerró la puerta a volver a tener sexo con otras personas, pero excluyó expresamente a su familia y a la loca de Alicia, según él.

Así pues, estas últimas líneas son de despedida. Sufrí y disfruté escribiendo por igual. Reí con algunos comentarios y algunos jueguitos. Encontré gente de todo tipo, intelectos, amables, tímidos, lanzados, exhibicionistas, pero todos muy auténticos. Seguid todos así.

Acabaré igual que siempre, con besos húmedos para todos.

Punto final.