Al fin mi amigo Juan
Todavia somos amigos, ya no se como explicarlo
Juan ya es un hombre, ya ha dejado esa edad en la que eres joven y vas asumiendo poco a poco una madurez, en su caso muy bien llevada, la barriguita típica de esa edad todavía no se deja entrever. Todo empezó cuando teníamos 18 años, nos conocimos, en poco tiempo nuestra amistad se convirtió en algo más, sin darnos cuenta nos enamoramos, nos pasábamos horas al teléfono, contándonos historias de chicas, pero disfrutando en silencio de la cercanía del otro. Pero con una amistad tan fuerte nuestro amor inconfeso y secreto no llegó a ver la luz. La vida nos separó y juntó en diversas ocasiones, mientras nos casamos con nuestras respectivas novias, pero siempre que nos encontrábamos esa llama volvía a florecer, ese ardor, esas fantasías en la que dibujaba su piel con mis manos, las ganas de fundirme con él en un solo cuerpo, y tantas y tantas situaciones en los que nos imaginábamos desnudos y disfrutándonos hasta límites que con nuestras mujeres no alcanzábamos.
Con los años nuestra confianza era plena, y nos contábamos nuestras prácticas sexuales preferidas, al pensar en nosotros en la cama con nuestras mujeres ya nos llevaba a un éxtasis, y siempre aparecía en nuestra charla el trío, los dos a la vez con una mujer, la opción perfecta para poder estar los dos desnudos, piel contra piel y disfrutar a la vez de una mujer. A la final decidimos materializar esta fantasía, y fue de la mano de un contacto a través de una página de internet, nos anunciamos como dos amigos en busca de amiga y tras largos e interminables mails al final se terció. Ella una mujer con curvas, una belleza serena, una mujer mujer, pelo moreno, piel suave y tersa, dos enormes tetas, que el paso del tiempo había situado un poco más abajo, un culo apetitoso, y un morbo arrollador.
Una tarde quedamos en un hotel de una ciudad cercana, tomamos unas copas y al final nos decidimos a subir. Los tres llegamos a la habitación, ella se me colgó del cuello metiéndome la lengua hasta la garganta, mientras el le sobaba el culo con una mano y con la otra le agarraba las tetas, yo notaba su fuerza a través de ella, como le metía las manos por debajo de la ropa, ella se separó un poco ladeo la cabeza y le metió la lengua, la misma que segundos antes se atornillaba con la mía. Juan le tenia una mano metida dentro de la blusa, y la otra por debajo de su braguita diminuta. Ella volvía hacia mi boca, apretándose a mi cuerpo, mi polla totalmente dura se apretaba con la mano de Juan, él no hacia ningún ademán de retirar la mano, le tenia metidos los dedos, haciéndola llevar un ritmo que se dibujaba en mi paquete, la situación se calentaba cada vez mas. La ropa de ella cayo en el suelo, solo se quedó con unas braguitas blancas. Ella me tumbó en la cama, desabrochándome la camisa primero y luego los pantalones, dejándome en calzoncillos tipo bóxer, con toda la polla marcada en ellos, no había ninguna duda de mi anatomía que aunque no es muy larga si lo compenso en el grosor y en dos impresionantes huevos, Juan me observaba con curiosidad, no perdiendo detalle de la poca ropa que lucía, mientras ella hizo lo suyo con él dejándole en las mismas condiciones, su slip era una tienda de campaña, se le intuía buen rabo debajo, ella lo tumbo a mi lado en la cama, los dos solo en calzoncillos con toda la artillería preparada esperando, ella tomó la iniciativa y me desnudo del todo, cuando me bajo el bóxer mi polla salió disparada hacia arriba, la mirada de Juan no perdía detalle, las manos de ella bajándome la piel para luego dejar paso a su lengua, la misma que antes nos había metido en la boca, giré la cara hacía Juan y lo vi con la mirada fija en la boca de ella, se le escapaba la lengua por la comisura de sus labios, deseando que fuera su boca la que se deleitaba con tan rico manjar. Lo que pasó a continuación fue sin premeditación, mi mano cobró vida y se acerco a Juan, se metió debajo de su slip, y acarició esa polla abandonada, caliente, vibrante, no hubo reacción en contra, mi mano la agarro firmemente, la tenía dura como una roca, y poco a poco comencé un vaivén con mi mano provocando un temblor en todo el cuerpo de Juan, nuestras miradas se cruzaron, él se abandonó a su cuerpo, con mi mano y su ayuda le quite la ropa que le quedaba y comencé a pajearlo salvajemente. Ella decidió cambiar de objetivo y se abalanzó sobre la polla de Juan, dejando la mía libre, la mano de Juan se apropió de ella rápidamente, la apretó con firmeza, demasiado firmeza, sus movimientos eran bruscos y nerviosos, demasiada contención acumulada durante años.
Ella decidiendo el ritmo me dijo que la follara, se separó el hilo del tanga blanco y me dejo libre el camino para su ardiente coño. Juan tumbado en la cama con la boca de ella lubricándole bien la polla y yo detrás de ella metiéndosela de un golpe, lo que le provocó un gemido, de placer...., dolor..., fue mi venganza por separarme de mi amigo. Mientras empecé con un ritmo largo, se la metía a fondo, la sacaba fuera hasta que aparecía el capullo rojo y vibrante y se la volvía a meter, este roce la volvía loca, las lamidas a la polla de Juan se iban acompasando a mis embestidas. Nuestros ojos se buscaban, Juan tenía la boca medio abierta, y se le escapaban suspiros, él observaba como yo disfrutaba con las cornadas. Ella se tumbo boca arriba, así podía exhibir como le metía la polla, Juan le acerco sus huevos a la boca, y ella se encargo de repasarlos con su lengua, jugando con ellos hasta el mismo ano, dejándome delante su polla húmeda, cerca de mi boca, casi podía olerla, no hizo falta buscar su consentimiento y acerqué mi cara a ese capullo reluciente, mi lengua lo acuno y poco a poco fue entrando en mi boca, casi me muero de placer, mi polla embistiéndola y disfrutando de la polla de Juan, este cogió mi cabeza con suavidad y me marcó el ritmo, mi boca obedecía, jugando con todo el capullo, chupando y relamiendo. Juan tenía la mirada perdida, notar una lengua jugar con sus pelotas y su culito todavía virgen, y otra boca, la de su amigo, su amor, comiéndole la polla con auténtico fervor, necesitaba de toda su concentración y aguante para no estallar en ese momento.
Ahora le tocó el turno a Juan, y pasó a ocupar mi sitio, meter la polla donde había estado la mía le procuró un morbo añadido, él se acopló con gran ímpetu, ella gimió, Juan se movía con gran maestría, con la ayuda de sus brazos le separó bien las piernas, la imagen era un poema, ella bien abierta de piernas y Juan dejándome su culo a la vista, lentamente le acerqué mi polla a su ojete, jugando alrededor suyo, él tiró su cabeza hacia atrás y nuestras bocas se fundieron en un beso, apasionado mientras mi capullo se hacia sitio, luchaba para entrar en ese culito ya dilatado, mi lengua se metía hasta la garganta cuando por fin mi polla entró, el cuerpo de Juan se erizó, y espere a que se acostumbrara a mi polla, ya metida hasta los huevos, unos segundos después empezó de nuevo a bombear a la tía, mientras mi polla se lo follaba a él. La situación era de alta tensión, no creo que fuera consciente, mis gemidos cerca de su oreja, mis embestidas, su cuerpo sudoroso, y ella mirándonos, con cara de lascivia, el ritmo la enloquecía y la fuerza de la follada la superaba, no hizo falta esperar mucho a que sacara mi polla precipitadamente de su culo y le regalara la mejor de mis corridas en toda su espalda, mientras el se corría de gusto dentro de ella.
Acto seguido ella se arrodilló entre los dos y golosamente nos fue dejando las vergas bien limpias, sin ningún rastro de leche.
Esa misma noche, al llegar a casa, mientras agarraba a mi mujer en la cocina, no pude evitar pensar en mi amigo, y en su culo, en su rabo, y en las ganas que tenía de volver a follar...