Al fin lo conseguí con mi cuñada
Un deseo tan deseado se presento sin siquiera proponérselo.
Llevamos doce años de matrimonio con Verónica, mi esposa, más unos cuantos años de pololeo, en todo este tiempo siempre me atrajo mi cuñada, no como amor, sino que calentura, sus tetitas, sus piernas y su trasero, varias veces la vi desnuda probándose ropa o un traje de baño, ya que entre nosotros había una gran confianza pues me miraba como a un hermano mayor, incluso más de una vez ella me vio desnudo a mí en nuestra casa. Debo hacer ver que la diferencia de edad con mi cuñada es de diez años, yo tengo treinta y ocho y ella cumplirá ahora en agosto los veintiocho. Siempre le tuve unas enormes ganas.
Como conté en una de las confesiones anteriores, cada vez que la saludaba, ponía la mano de tal manera que siempre le tocaba un pecho y a veces le daba un pequeño apretoncito que terminaba en una mutua sonrisa, pero de ahí en adelante nunca pasó nada pues no daba pie a nada más. Lo que contaré sucedió el otro día víspera de un feriado, llamó su esposo en la noche y habla con Verónica, su cuñada, y le pide si puedo ir yo a darle una mirada a su lavadora automática que no funciona, como algo entiendo de intruso, pues quiere cerciorase de que cual es la falla que tiene antes de llamar al servicio técnico, como ha habido una serie de engaños en las reparaciones le pidió a Verónica que yo la viera antes, entonces quedaron de acuerdo que yo iría al día siguiente. Al principio no me hizo mucha gracia ya que quería quedarme en cama con Verónica para disfrutar de una mañana de sexo, pero partí de no muy buena gana.
Al llegar a su departamento toco el timbre y abre mi cuñada Laura envuelta en una bata de genero de toalla, con su pelo mojado, notándose que venía saliendo de la ducha. Hola Raúl, pasa adelante, nos saludamos y como de costumbre puse la mano para tocar uno de esos senos que me tienen loco, y siento algo exquisito al palparlo sin el sostén, nos miramos y la sonrisa de siempre.
Que haces por acá, me pregunta, ¿cómo?, dije yo, no te dijo Eduardo que venía a ver la lavadora, seguramente se le olvidó decirme, contestó ella, ahora no se encuentra, tu sabes lo fanático que es por los Sky, así que ha partido a la nieve con los niños. Pero pasa, entro y la quedo mirando de arriba abajo con su bata que le llegaba más arriba de las rodillas, pudiendo apreciar sus torneadas y blancas piernas, con un grueso cinturón apretado a la cintura que hacia marcar aún más su lindo trasero. Pensé para mis adentros, son iguales estas hermanas, mi Verónica es mas morena, no sé por qué me calienta tanto Laura. Me sacó de mis pensamientos con un, ven por aquí está la lavadora.
Caminamos a la loggia mientras me preguntaba por su hermana, y yo detrás de ella con los ojos clavados en su culo y sus piernas, acariciándolos con la mirada. Se quedó al lado mío mientras yo me disponía a revisar el artefacto y seguíamos conversando de una y mil cosas. Saqué la tapa de posterior que para soltar el último tornillo me tuve que arrodillar, apreciando sus piernas y parte de los muslos, entrándome un morbo extraordinario.
Podrías sujetarme este cable, pedí yo, solo por tenerla mas a mi lado, al agacharse para tomarlo pude deleitarme con el nacimiento de ese busto que me traía tan mal de tantos años, me pasé lentamente por detrás de ella para sacar la otra tapa, como el lugar era estrecho y de caliente me refregué en su culo sin presionar mucho solo para tantear terreno, ella al principio no se movió, pero como lo hice lentamente, cuando estaba por terminar de pasar, ella se corrió un poco, esa actitud me dio más morbo pasándome cualquier película con la situación, iniciándoseme una erección más o menos potente, pero me dije, que pasa si insisto, veamos.
Luego de sacar la tapa de adelante volví a pasar al otro lado con el pretexto de revisar los enchufes, advirtiéndole que no soltara el cable ya que iba a revisar las conexiones, esta vez al pasar hice una mayor presión en su trasero, sintiendo en mi pico la partidura de sus nalgas, deduciendo que si venía saliendo de la ducha y estaba sin sostén también estaría sin calzones. Esta vez ella no se movió, no sé si fue idea mía o por el morbo y calentura tan grandes que tenía, o que fue real, es que sentí en ella un pequeño estremecimiento, yo al ver esa reacción me devolví a buscar algo, cualquier cosa, la idea era pasar de nuevo.
Tomé lo primero que encontré y volví a pasar, ya con una erección total sintiendo más esa separación de sus nalgas en mi pico, ella pudiéndose haber corrido no lo hizo, me envalentoné y la abracé por la cintura y me apreté a su culo iniciando en forma muy suave el típico movimiento de la relación sexual, ella estaba como paralogizada, no hacía ni decía nada, solo respiraba profundo. Pensé, estoy metiendo las patas seguramente aquí se va ha armar la grande o le está gustando. Ya estoy metido ahora sigamos hasta donde la cosa reviente, me incliné y comencé a besarle el cuello y acelerar el movimiento de mi pico en su potito. Al sentir mis labios en su cuello ella inclinó la cabeza hacia atrás ofreciéndome sus labios, que yo rápidamente tomé, metiendo mi lengua en su boca y jugando con la suya.
Me fui dando vueltas para ponerme al frente de ella, siempre besándonos, yo temblaba como una hoja al viento cuando empecé a meter las manos por debajo de la bata para tocarle un pecho, comencé a acariciarlo poco a poco hasta alcanzar a rozarle el pezón duro, tieso, parado, que placer estaba sintiendo yo, y ella también pues se movía apretándose contra mi pico, que ya se me arrancaba. Tomé todo su pecho con mi mano sintiendo la tibieza de una carne suave, lo apreté con cierta morbosidad, diciéndome, al fin mío, como poco a poco serás entera mía, desabrochándole el cinturón de su bata. Nuevamente fui arrancado de mis pensamientos en forma brusca, cuando Laura me dice, por favor basta no sigamos, ya no doy más de caliente y no quiero pecar de infiel a mi marido y a mi hermana, yo no quise escuchar lo que oía, así que continué desatando ese cinturón para abrirle la bata y deleitarme con ese cuerpo que siempre me tuvo loco.
Nuevamente, por favor basta no sigas que me estás trastornando, de nuevo sordo, metí mi mano en su zorrita, encontrándome con una mata de suaves pelitos mojados por el abundante jugo que emanaba de su interior, producto de la gran calentura que estaba sintiendo, al igual que yo. Cuando le rocé los labios vaginales, se me pegó a mí, dando un grito, ¡ bastaaaaa! No doy más, no más, por favor, que no podré retenerme, le aplique los labios con fuerza en su boca, juntando nuestras lenguas con desesperación, le introduje un dedo en la vagina alcanzándole el clítoris, creo que hasta ahí llegó su fidelidad, pues siguió besándome y emitiendo pequeños quejidos de placer, yo continué con un suave movimiento en su clítoris y las caricias en sus pechos.
Estábamos tan incómodos en ese lugar que comencé a llevarla hacia el dormitorio, pero solo llegamos al living, que quedaba más cerca. Ahí le fui sacando la bata para dejarla totalmente desnuda y deleitarme con esa figura que siempre deseé tener, ella solo respondía a mis besos y no decía nada. Solté por un momento sus pechos y me empecé a soltar los pantalones, viendo mi complejidad para desvestirme, ella me ayudó a sacarme el chaleco, así que saqué la mano de su zorrita y me desvestí por completo, quedando ambos como díos nos echó al mundo. Reinicié mis caricias y ella llevó sus manos a mi pico empujando lentamente el cuero hacia atrás, con dos dedos formando una argolla, cuando vio que no se podía empujar más lo comenzó a llevar hacia delante dándome una masturbación que me provocaba un placer inmenso.
En esa función nos fuimos corriendo al dormitorio, todo el trayecto fue de caricias y besos, cuando llegamos la hice tocar la cama con la parte posterior de sus piernas, lentamente la fui sentando, cuando ya lo estuvo, yo me enderecé quedando mi pico a la altura de su cara, yo continuaba con mi mano en sus pechos, así que con la otra le tomé la cabeza y se la acerqué al erecto pene, que se presentaba brillante y morado ante sus labios. Ella empujando el cuero hacia atrás hizo que se dilatara el hoyito saliéndole una pequeña gota de líquido, lo miró y con una suavidad extrema depositó sus húmedos labios en la punta de mi pico sorbiendo el néctar que salía. Sentí su ardiente y húmeda boca que lentamente se iba tragando mi pico, produciéndome un goce indescriptible, en la medida que se lo metía a la boca empujaba el cuero para atrás, se lo retiraba y llevaba el cuero para adelante.
Le tomé la cara para mirarla a los ojos, al cruzarse nuestras miradas denoté un gesto de placer tan grande y a la vez de que estaba cometiendo un reprochable delito. Bajó la vista y continuó con su trabajo de masturbación y de mete y saca la verga de su boca. Me empecé a colocar de tal manera que pudiera tener acceso a su chucha, para iniciar un tremendo sesenta y nueve. Cuando logré ubicarme sin que ella me lo soltara, metí mi boca entre sus piernas que le abrí enormemente viendo una zorrita, roja y mojada, me deleité un momento con ese panorama que se me ofrecía y que luego de tantos años sería mía.
Comencé a besarle los muslos y fui subiendo por ellos hasta tocar los pelitos abrí bien los labios con los dedos e inicié un lento y profundo chupa y lamé hasta que llegué a darle el placer que yo esperaba al tomar un duro y dilatado clítoris, en la medida que aumentaba la fricción con mis labios aumentaba la emanación de jugos de su vulva anunciándome que ya se venía, entonces empecé una succión en el clítoris que luego de un rato la llevó a un desesperado orgasmo.
Orgasmo que manifestó con pequeños grititos sin soltar mi pico que mantenía dentro de su caliente boca, sintiendo su lengua subiendo y bajando a lo largo de él, llegaba desde la punta bajaba por el frenillo hasta los testículos y se devolvía mojándolo con saliva que resbalaba a todo lo largo, cuando de repente con la boca llena soltó un grito de placer que se mantuvo durante unos largos segundos. Pensé sin tratar de comparar, pero se me vino a la mente, que las dos hermanas eran iguales en todo, pezones, vagina, pechos, hasta en casi en la forma de acabar, pero si existía una diferencia, al parecer mi Verónica había tenido un mejor maestro que mi cuñada, yo.
Cuando comencé a sentir los primeros síntomas que ya iba ha acabar, me fui saliendo para ponerme al lado de ella y abrazarla, nos fundimos en un apretado y tierno abrazo, me acomodé para colocárselo entre las piernas, mientras le preguntaba que como se sentía. En lo sexual extraordinariamente bien, hay muchas cosas en que yo me siento coartada ya que a Eduardo no le agrada mucho besarme y chupar mi choro, como tampoco le gusta mucho que yo se lo chupe a él, en ese aspecto es muy tradicional y conservador, es un excelente esposo y padre, lo quiero mucho, pero en la parte sexo es como que me falta algo. Por favor no lo tomes como que es una razón para justificar lo que estamos haciendo, tengo que ser franca siempre deseé hacer esto contigo, tanto como tú, pues siempre se te notó, que yo me hacía la tonta era distinto, cuantas veces me tocaste los pechos al saludarme, en el fondo de mi siempre lo deseé.
Yo también dije, siempre te quise tenerte, me excitas mucho. Mientras conversabamos yo le comencé a poner la punta del pico en los labios vaginales, que se encontraban terriblemente mojados y empecé a presionar lentamente, pero como no estaba bien puesto, ella lo tomó y se lo empezó a pasar por su choro apuntándole al clítoris, gozaba y también me hacía gozar a mí, de una manera exquisita, de pronto lo apuntó al centro de su choro y empujaba para metérselo, yo sentí en la cabeza del pico lo caliente que estaba adentro de su chucha que de un solo envión se lo metí hasta chocar pelvis con pelvis, continuamos con los besos y caricias en sus pechos, sentía como gozaba esa mujer y eso me producía una calentura y un morbo tan grande.
La tomé y la fui poniendo encima mío para que luego se fuera sentando en el pico, al estar ya ubicados y cómodos ella inició un violento cabalgar que hacía que se le moviera el busto a un ritmo que de solo mirarlo me hacía gozar. Yo le miraba la cara, ella con los ojos cerrados se movía, se refregaba, suspiraba y más de un grito salió de su boca, ¡qué rico!, como me haz hecho gozar. Le tomé una mano y se la llevé a su vagina, la otra se la llevé a un pecho, iniciando una masturbación que desembocó en un tremendo nuevo orgasmo, más violento y alborotado que el anterior. Esto duró ahora unos minutos, tiempo que me costó aguantar las ganas de acabar como lo deseaba.
Al verla tan caliente, quise gozar el mayor tiempo posible, y por que no decirlo, dejar sentado el precedente de un macho tremendo para hacer gozar a las mujeres. Pensé en una y mil cosas, mi esposa, la letra que debía pagar el lunes, el trámite de esto y lo otro para hacer durar más esa tremenda cacha que nos estábamos echando. Lo logré, hice que acabara hasta quedar exhausta, transpiraba por todos sus poros, sus tetas estaban con los pezones erectos, se pasaba la lengua por los labios que al parecer los tenía resecos. Yo en mi fuero interno me dije, esto será inolvidable para ella.
Cayó encima de mí, deslizándose a un costado, quedando inerte. Tomé su cara con ambas manos y comencé a besarla suavemente, en la frente, en los ojos, en los pómulos, terminando en su boca. Solo ahí comenzó a reaccionar. Continué con tiernas caricias, dándole tiempo a mi pico para que se le bajaran un poco las ganas de acabar, para entrar a una nueva etapa. Pregunté, como te sientes ahora, maravillosamente bien respondió ella. Que deseas que te haga me preguntó, nado dije yo, solo déjate llevar por lo que yo te haga.
Me puse encima de ella tomando sus piernas se las abrí llevando sus rodillas a la altura de sus costillas, me hinqué entre sus piernas apreciando lo dilatado y rojo que tenía su choro, puse mi pico al centro y debido a la gran cantidad de jugos, este entró suavemente, ejercí una presión pareja hasta llegar al tope, ahí estiré sus piernas apoyándola en mis hombros y comencé a levantarla desde los tobillos logrando una penetración total acompañada de una frotación de su zorra contra mi pelvis que le provocaba un placer inmenso. Ella se acariciaba los pechos tomándose los pezones y estos se erizaban más en la medida que aumentaba su gozo. Mi pico al parecer topaba fondo en su útero por que más de una vez soltaba grititos de dolor y placer. En la medida que sentía como mi pico tocaba algo y la reacción de ella que iba en aumento, además de lo mojado que se encontraba y lo caliente que se sentía yo ya no daba más, presintiendo que ya acababa.
Desde la posición en que estaba veía como entraba y salía de adentro de esa maravillosa zorra. Laura comenzó a suspira más seguido a quejarse y un a emitir una constante ¡ ummmmmm! Que avisaba que venía y de repente inició un tercer súper orgasmo, tomándose la cabeza revolcándose de placer, se le escapó un grito ronco con una expulsión de aire que había estado reteniendo, grito que yo me imaginé se debió haber sentido en todo el edificio.
Ya con eso y la sensación que experimenté en mi pico al sentir como salían sus flujos vaginales, que comencé ha acabar soltando semen a borbotones. Deje caer sus piernas y me tiré encima de ella abrazándonos y moviéndonos como desesperados, hasta soltar mi última gota de semen.
Ella contraía su vagina de una manera tal que ese movimiento que sentí daba la impresión como si me masajeara el pico en su interior, alargando aún más ese placer de acabar.
Nos quedamos abrazados por un largo rato, sin hablar, luego ella me besó profundamente diciéndome, ahora no me arrepiento de lo que hicimos, por el lado de Eduardo, ya que nunca me ha hecho gozar de esta manera, lo siento por mi hermana.
No te preocupes le dije, si ella supiera lo feliz que te he hecho, sacándote esos gustos escondidos me felicitaría, pero igual esto será un secreto entre nosotros hasta que... y me uní en un tremendo beso en que nuestras lenguas jugaban, se empujaban y comenzábamos a acariciarnos, ella me tomó el pico con la mano manteniendo la misma delicadeza de la primera vez, comenzó a besarme el cuello siguiendo por el pecho, el estómago, hasta llegar al pico, que se encontraba aún flácido por la tremenda guerra anterior, pero ella inició una chupada magistral que de a poco mi pico comenzó a revivir, yo me quedé dejándome hacer todo lo que ella quería, cuando me di cuenta que se estaba acomodando ella solita para que le chupara el choro, a buen entendedor pocas palabras, la tomé por las nalgas y llevé su entrepiernas a mi boca, lamentablemente tenía aún de mi semen en su interior, pero me dije que si ella me lo estaba pidiendo no me podía poner con objeciones, así que comencé a sorber los jugos que emanaban de su choro conjuntamente fui metiéndole ambos dedos índice en el ano, provocándole una dilatación que en un principio ella quiso resistir, inmediatamente puse mi boca en su agujero y se lo llene de sus líquidos con mi semen, se calmó cuando le tomé el clítoris con mis labios y comencé a apretárselo y metiéndole los dedos en su ano ahora ya lubricado con lo que le había echado, en la medida que le chupaba toda su zorra juntaba sus líquidos con mi saliva y se los introducía por su ano.
Sentía como su boca recorría mi pico a lo largo, ayudándose con la mano a correr mi cuero de arriba abajo, lentamente empezó a acelerar sus movimientos y a sufrir contracciones en su choro y en su ano, señal que le venía un nuevo orgasmo, entonces también aceleré la succión de su clítoris y ya le tenía metido tres dedos en su hoyo trasero, comenzó a gemir y a soltar nuevos jugos apretando su choro contra mi cara y moviéndolo en forma desesperada, sentí como acababa en forma magistral, ocasión que aproveché para meterle más a fondo los dedos para aumentar la dilatación y lubricar mas su hoyo, ella en vez de rechazarlo continuaba con su movimiento sobre mi cara. Cuando fue disminuyendo su alteración yo me salí de la posición que estaba debajo de ella y la mantuve hincada, hincándome yo por detrás, quedando su trasero paradito a mi vista.
Sin mayor preámbulo coloque mi pico en la entrada de su ano que tenía una buena dilatación por los masajes que le había dado, puse mayor cantidad de saliva más algo de sus jugos y se lo fui metiendo, se quejó, algo reclamó, pero no cedí, la tomé fuerte por las caderas y con los pulgares le abría las nalgas y de un envión entró la mitad de mi pico, pegó un gritito, sentí un hoyo caliente extremadamente rico, me quedé ahí iniciando un muy lento movimiento de mete y saca, a pesar que tenía una buena lubricación, cuando lo retiraba le echaba saliva, cosa que al entrar mantuviera la lubricación.
Yo no hice mayor presión porqué el movimiento que tenía, más la visión de ese culo ensartado con mi pico, me producían un placer enorme, pero de repente sentí como era ella la que ejercía presión hacia atrás, buscando la forma de metérselo más adentro, entonces la tomé firme por las caderas y se lo fui metiendo despacio pero en forma continua. Bajé mi mano a su choro, él que estilaba jugos de placer.
Le pregunté si le gustaba, mucho, me respondió, me duele un poco pero me estás haciendo gozar, no te muevas muy fuerte, que es la primera vez que me lo hacen por ahí, no me imaginaba que gozaría tanto. Seguí moviéndome aumentando el recorrido, me pegué a ella hasta alcanzar sus pechos, que empecé a sobar y ha jugar con sus pezones, que se encontraban erectos, comencé ha sentir una calentura que hizo que las embestidas a su culo fueran mayores, ella metió su mano acariciándome los testículos, luego de un momento inició un jadeo distinto a los emitidos las veces anteriores cuando le venían los orgasmos, me empieza a decir, ¡voy ha acabar de nuevo!, no lo saques, ¿ayyy! Me voy, ¡ummmmmmmm! Que rico.
Comenzó unos sacudones y ha golpear hacia atrás con su culo, sintiendo como topaban mi hueso en los suyos. Yo me empecé excitar y sentía como se ponía más duro el pico y sucedió lo inevitable, no me pude controlar mas y solté un chorro de semen largo seguido de otro, en la medida que expulsaba semen ella golpeaba con su trasero hasta chocar en mi cuerpo, sus gritos de placer decían cosas, como que rico, hazme más, no pares, sigue, me duele, no lo saques, te amo, por que no lo hicimos antes, etc.
Después de largos minutos y sin sacárselo, la fui estirando para quedar acostada sobre su estómago y yo encima de ella, la tomé por sus pechos y le comencé a besar el cuello, susurrándole cosas al oido, te ha gustado, si mucho, dijo, me has hecho inmensamente feliz, si Eduardo quiere algo a la noche, tendré que decirle que estoy cansada o que me duele la cabeza, quiero mantener este placer en mi por mayor tiempo.
Y tú ¿tendrás relaciones con mi hermana a la noche?, no de ninguna manera, mentí, pues sabía que mi morbo me haría tener relaciones con mi esposa, para luego decir que me acosté con las dos hermanas en un mismo día. Este secreto quedará solo entre nosotros para siempre, me dijo. No solo se lo contaré a tu hermana Verónica, estas loco, nadie lo sabrá. Descuida déjamelo a mí.
Continuamos así por un espacio de unos quince minutos, cuando sonó el teléfono que estaba encima del velador, ella se apresuró a responder, sin demostrar agitación alguna dijo ¡alo!, hola hermanita, como estás tú, que bueno, yo también, muy bien, si tu esposo está aquí tratando de reparar la lavadora, al parecer le ha salido más largo de lo presupuestado, no te preocupes por el almuerzo yo le convido aquí, no, no es ninguna molestia, vengan a tomar un trago a la noche, los esperamos, no vemos, adiós.
Dejó el teléfono y me dice dándome un beso en la boca vistámonos ahora, bueno dije, sin hacer mayores comentarios. Sin siquiera lavarme me vestí, ella se puso su bata, yo me fui ha armar la lavadora, después de un momento al ir revisando todo encontré la falla, era una conexión suelta, típica en este tipo de máquinas, la apreté y la armé, dejándola funcionando perfectamente. Me di vueltas y le dije a mi cuñadita, está lista ha quedado como nueva. Lo haz hecho todo bien hoy día, dijo, arreglaste la lavadora y a mi también me haz dejado como nueva, nos dimos un sonoro beso y un abrazo muy fuerte, me fue a dejar a la puerta del departamento donde repetimos los besos, hasta la noche cuñada. Hasta la noche cuñado.
Me fui pensando que pasaría cuando llegara a mi casa, ¿que iría a pasar....? (no te la pierdas)