Al este del meridiano de greenwich 9

Me llevo a la silla, me senté y tire de ella hasta dejarla sentada a horcajadas sobre mi desabroche los botones de su precioso vestidito dejándolo caer por sus hombros tomando inmediatamente sus preciosas tetas, ya que no llevaba sujetador pues con ese vestido no hacia falta.

Frio y oscuridad, un lejano murmullo, quiero abrir los ojos pero no puedo, ¿Joder que me pasa, donde estoy? Y sobre todo. ¿Quién es este, que me esta hinchando a ostias? –Mar, Mar, cariño por favor despierta. –dijo Adriana, con lagrimas en la voz.

No se preocupe Doctora Rizzi, despertara, sus constantes son buenas, pero a tragado bastante agua y sobre todo el principio de hipotermia la tendrá unas horas así. No cuenta con suficiente energía, bien sabe usted que tiene que subir la temperatura por encima de 35º, para que empecemos a ver movimiento.  –dijo el Doctor Andressi.

Adriana se inclino en la cama, besando a Mar, dios mio, que miedo había pasado. Cuando nos lanzamos a esas gélidas aguas, nos golpeamos con algo, por suerte, yo sufrí un golpe leve en el costado, Mar se golpeo la cabeza, al emerger no la encontraba por ninguna parte, después de pocos minutos buceando, pude agarrarla de un brazo, el tiempo se me hizo eterno, hacia poco que habíamos cenado y el alcohol tampoco ayudo mucho.

Manteniendo su cabeza fuera del agua, fui acercándome a la orilla, por suerte desde una ventana, alguien vio la escena llamando a las emergencias, en la orilla, empezaron a  acercarse  unos chicos  que nos ayudaron a salir del agua, fuera del agua la temperatura era de 1º sobre cero, estaba agotada, pero aun así comencé la respiración boca a boca, consiguiendo que Mar escupiera gran cantidad de agua, por suerte las emergencias llegaron muy rápido, trasladándonos al hospital. En la propia ambulancia, comenzaron a suministrarle los medicamentos necesarios.

De eso habían pasado más de catorce horas, y aun no conseguía despertarse. Por fin, Meritxell, que la pobre, estaba blanca como el papel con Fabricio  furioso, por lo que había pasado,  entraron en la habitación. –Por favor dinos Adriana, ¿que tal esta, porque no despierta? –pregunto Meri, mientras Fabricio acercándose a la cama le hablaba a Mar con mucha ternura. –Amiga sé que estas heladita, pero tienes que  despertar,  te voy a frotar como cuando vamos en moto, que siempre dejo que metas tus congeladas manos, bajo mi camiseta para calentarlas, aquí te esperamos, sé que me escuchas, no tardes demasiado. –dijo Fabricio besando su frente, que tenia un buen raspón y empezaba a verse amoratada.

Adriana contestando la pregunta de Meri le comunico lo que estuvo hablando con el Doctor, solo quedaba esperar.

Horas después.

Uy madre, que dolor de cabeza, tengo mucho frio y me duele todo. Tengo que abrir los ojos, venga nena abre los ojos, me arengo a mi misma, uumm que placer noto una mano calentita en la mejilla, es la mano de mi chica, me esta hablando, no comprendo que me dice, venga Mar un esfuerzo más, abre los ojos y veras a tu novia, ahora hablo conmigo en tercera persona, estaré volviéndome majareta, lo estoy consiguiendo, por fin veo, enfoco mi vista y ahí están esos maravillosos ojos verdes, brillantes a punto de desbordarse por las lagrimas.

Intento hablar pero mi voz es de ultratumba. –Cariiñoo vámonos a casa no me gusta el hospital, tengo mucho frio, y además la comida es una mierda. – Si amor mio, en cuanto te dejen ir nos vamos a casa.-dijo Adriana. Todos empezaron a reírse, Meritxell me abrazo un buen rato y Fabri me frotaba las manos.  No se en que momento me volví a dormir, pero cuando desperté ya era de noche.

Mi amor, ¿como estas, te encuentras mejor, te duele la cabeza, necesitas algo? –me pregunto en batería Adriana. –Estoy bien, estoy contenta, ven aquí bella Doctora Rizzi. – le conteste. –Mar mi amor, como puedes decir que estas contenta, con lo que a pasado, si casi te ahogas, he pasado las peores horas de mi vida. —dijo Adriana.

Pues claro que estoy contenta, tu estas bien, no nos han apuñalado, secuestrado, violado o vete tu a saber, sino algo peor, estamos bien, que son unos golpes.-- Adriana mi amor, si llega a pasarte algo grave a ti…o imagina que hubiesen venido tu hermano y Meri, joder claro que estoy contenta y agradecida, al destino, a los dioses, al cosmos a quien sea.- le dije a Adriana. -- Mi amor, tu crees… ¿que podría comer algo? Tengo mucha hambre, en este país siempre pasa algo con las comidas. –le dije a Adriana con carita de pena.

Adriana soltando la carcajada, me beso en los labios, tocando mi pelo. –Bueno amor, ya mire tu grafica y como soy medico, te dejare comer pero no digas nada, Fabricio me trajo un menú de un restaurante, muy bueno, como ya paso el ultimo turno lo compartiré contigo. –me dijo Adriana.

Cenamos ese estupendo menú de restaurante, Adriana solo me dejo comer las cosas más ligeras,  note como empezaba a sentirme mejor, uumm que sopita tan rica, notaba que Adriana estaba muy cansada, me fui haciendo a un lado de la cama. – ¿Mar se puede saber que haces? No pienso meterme en la cama contigo, tienes el cuerpo muy dolorido.-dijo Adri.

Anda por favor Adriana, no seas pava, yo quiero dormir contigo, no me harás daño, por favor tengo frio…hahaha –le suplique con mi carita más mimosa. –Adriana riéndose, bueno mi amor vale, por no oírte más, pero oye  ¿Qué fue eso que me llamaste, pava? Hahaha, anda mimada déjame sitio. –me dijo Adriana todavía riendo.

Adriana se acostó a mi lado por mi parte sana, me sentí muy bien, puse mi cabeza en su hombro, y pase mi brazo sobre su cintura, y así agarradas muy flojito, nos dormimos casi de inmediato, inhalando su aroma natural, sintiendo ese calorcito maravilloso. Finalmente descansaría con mi chica.

Adriana fue la primera en despertar.

Las primeras luces del alba, empezaban a teñir de claridad, las sombras de esa habitación de hospital. Mire la cara de Mar, que seguía dormida, el hematoma en la frente ya tenia un color purpureo  muy oscuro. A pesar de todo, estaba feliz, pensé que la perdía

. Cuando conseguimos salir del agua, apenas le encontré el pulso, ahora estoy aquí mirando su cara,  esas pestañas tan largas,  las pequitas, cuando duerme así tan relajada, seguramente producto de tantos analgésicos… con ese rebelde mechoncillo de cabello que le cae sobre la frente y que echara para atrás millones de veces durante el día. Esta preciosa y es mi ragazza.

Si, realmente estoy decidida a irme a vivir a Madrid o donde sea, no quiero desperdiciar ni uno solo de los días que podamos pasar juntas, y lo demás, bueno, cuando Meri y yo hablemos, ya veré una manera de abordarlo.

Sera mejor que me levante, antes de que me pille la enfermera, seguro que no le hace ninguna gracia, cuando empecé a salir de la cama, me abrazo más fuerte, abriendo sus ojos y regalándome esa sonrisa de medio lado tan sexi, que forma ese hoyuelo en su mejilla.

– ¿Mi amor donde crees que vas? - Me pregunto Mar con esa voz, que me enciende por dentro. –Nena,la enfermera estará a punto de hacer la ronda, no quiero que me llame la atención. –le dije a Mar, besando sus labios, que cuando despertaba, siempre estaban muy calentitos. –Adri no seas tan formal, y que más nos da, si nos encuentra así, hoy nos vamos de aquí, ¡Sino me dan el alta, la pido voluntaria, quiero irme a casa! –Bueno ya veremos, no seas niña, venga me quedo en la cama, consentida…jajaja.- le dije a Mar, que no le hacia ninguna gracia, tener que quedarse más tiempo en el hospital.

La mañana pasó rápido, por supuesto cuando entro la enfermera, nos miro con desaprobación, dándonos una regañina, Mar por detrás la imitaba y le sacaba la lengua…jajaja.

Ha pesar de estar en el hospital fue muy divertido, cuando llego el medico, miro todas las graficas, charlo con Mar, y ante la insistencia de esta, accedió  a darle el alta, con la condición de que descansara unos días, y nada de realizar un viaje, tan largo inmediatamente.

Nos visitaron mis padres, Meri y Fabricio, esperaron con nosotras para llevarnos a casa. En casa fueron pasando los días, Mar fue mejorando, mimada por mi mama, que ya la quería más que a mí.

Estoy ardiendo de manera literal, woow que calor. Miro el reloj todavía no son las seis, Adriana duerme sobre mi, hoy por fin regresaremos a casa, llevo una semana en casa de los padres de Adri, y aunque hemos estado, muy bien, tenemos que volver a la rutina.  Me va a resultar difícil, después de casi un mes, separarme de ella, eso me pone algo nerviosa, espero que pronto podamos estar juntas.

No puedo evitar pasear las puntas de mis dedos por su suave piel, hoy me encuentro genial, noto mi cuerpo calentarse de otra forma, y es que desde el día de acción, con salto incluido al rio, no habíamos estado juntas.

Durante esta semana Adri tubo el periodo, estuvimos liadas con la policía, que consiguieron detener a algunos de los asaltantes, que eran muy peligrosos, con antecedentes en todo tipo de delitos, entre otros, el secuestro.  La policía dijo que tuvimos mucha suerte, eran exmilitares de la antigua Yugoslavia . Campaban a sus anchas por toda Europa cometiendo todo tipo de delitos.

Adriana fue despertando alentada por mis caricias, metió su mano por debajo de mi pijama, el simple contacto de su piel en la mía, provocaba unas oleadas de calor entre mis piernas, empecé a notar, como se humedecía mi culotte de encaje negro, que enseñaba más que tapaba, y que volvía loca a mi novia. Pasó su mano por mi abdomen, ascendiendo hasta llegar a mi pecho, que apretó con fuerza, subiendo mi camiseta y sacándola por la cabeza en el proceso. –Cariño, ¿quieres que te haga el amor, estas segura, no te hare daño? – Me pregunto Adriana, mirándome a los ojos.

Tome su cara con mis manos, atrapando sus labios con los míos, dándole un beso ardiente pero tierno, expresando en ese solo gesto todos los sentimientos que se desbordaban de mí, la abrace muy fuerte, bese su cabello. –Contesta esto a tu pregunta preciosa. – le dije a Adriana, con mi voz un poco temblorosa. —Adriana hazme el amor, o como me sigas  tocando voy a terminar antes de empezar, me tienes ardiendo. –Le dije a Adriana tocándola yo también. Quería sentir su piel, lo quería todo de ella, y esta noche, cada una dormiría en su cama. Me costaba un mundo separarme de Adriana.

Adriana acariciaba mis labios con su lengua, siguió besando mi cuerpo, suave deleitándose, dándome ligerísimos besos por mi rostro, sobre mis parpados, la punta de mi nariz, mordiendo mi barbilla, lamiéndome el cuello, besándome hasta llegar a mis pechos, dando ligeros toquecitos en mi pezón. No pudiendo aguantar más esa tortura, la tumbe sobre la cama, sacándole su ropa por la cabeza, aparte su tanga tirando de él. Tenia que hacerla mía, me senté con las piernas cruzadas,  levante sus caderas depositando sus nalgas sobre mi, tire de su cuerpo con fuerza, hasta atraer un pecho a mi boca, succionándolo con fuerza, degustando su sabor, era tan suave y duro a la vez, los flujos de Adriana mojaban mis piernas, se mezclaban con los míos quería hacer que se corriera así, sin tocarla solo devorando sus pechos. –Mi amor por dios, me estas matando, te necesito. –me decía Adriana jadeando, con su cuerpo arqueado hacia atrás. Había llegado al punto sin retorno, empezando a sentir las sacudidas del orgasmo, la deje caer en la cama y elevándola tomándola de las nalgas tome su rico clítoris entre mis labios succionando prolongando su orgasmo, hasta quedar inerte entre mis brazos.

Respirábamos aceleradamente, Adriana recuperándose del orgasmo y yo presa de una ardiente excitación, me tumbe en la cama con Adri sobre mí,  besando su boca en profundidad  mi chica, me devolvía el beso metiendo su mano dentro de mis bragas, completamente mojadas por nuestros jugos lubricantes. –Nena tienes las braguitas chorreando…jajaja. –me dijo Adriana. –No me digas, ¿y de quien es la culpa? – le dije a Adriana, levantaba las caderas buscando un contacto más profundo, necesitaba tenerla en mi interior, Adriana se deslizo sobre mi cuerpo dejando a su paso un sendero de húmedos chupetones, hasta alcanzar las húmedas bragas que mojadas aun eran más transparentes, mordisqueando por encima mi vulva, inflada y extremadamente sensible. Adriana con sus dientes y manos desgarro el encaje negro y húmedo, estuve  a punto de correrme, al oír como se rompía esa prenda, era una sensación primaria, animal,  interno su lengua entre mis pliegues, directo hacia mi vagina, pasando su nariz por encima de mi clítoris, inhalando mi olor, mientras gemía, lanzándome con una sacudida, hacia la liberación, interno dos dedos dentro de mi, llevando el dedo índice de su otra mano, hacia mi ano perfectamente lubricado por nuestros jugos, estimulándolo frotando suavemente con su dedo, bajando su lengua besando ese agujerito de perdición , me penetro con  su dedo poco a poco, mi cuerpo se tenso apretando su dedo, mezcla de la sorpresa y la sensación de libertad, sin tabúes. Completamente llena, poseída por mi mujer, que mantenía un ritmo de penetración  cada vez más rápido, hasta que  mi cuerpo se convulsiono, apretando sus dedos en un estallido final, que me dejo fuera de este mundo, Adriana capturo mí grito, en su garganta.

Adriana mantenía mi cuerpo abrazado sobre ella, nuestras piernas entrelazadas, disfrutando de esa intimidad, después de compartir nuestros cuerpos, Adriana  acariciaba  mis cicatrices, sabia que tenia necesidad de saber, pero todavía no estaba preparada para ello, no sabia como enfrentarme a mis propios demonios. Era un capitulo que un día tendría que cerrar, era consciente de ello. Adriana me miro a los ojos preguntándome. -- ¿Cariño que te pasa, ha que viene esa mirada de pesar?  --No tengo ningún pesar, estoy muy feliz, he tenido el mejor orgasmo de mi vida jajaja.  Mi amor solo es que no quiero separarme de ti, no poder verte en toda la semana… se me hacen los días eternos, necesito saber que pronto estaremos juntas, por favor dame una respuesta.  Acepta mi propuesta, de que me sirve, si lo que quiero a mi lado no lo tengo.-le respondí a Adriana. –Mi amor, ya tomé una decisión pero como paso esto, no te dije nada, claro que me voy contigo, yo tampoco puedo estar sin ti, no quiero desperdiciar ni uno solo de los minutos que pueda estar contigo. –me dijo Adriana tomando mi cara entre sus manos.

Nos sonreímos, mi mente ya trabajaba a mil, pensando en un edificio, en la Avda. O´Donnell en Madrid, por su parte Adriana ya  tenía planeado contractar un neuro, para suplir su plaza en Barcelona. Estuvimos hablando un rato en la cama, apenas eran las ocho, ya no tenia sueño y nuestro avión salía por la tarde. --¿Adriana nena, otra vez estas con tu libro erótico de Ella, todavía no lo has terminado? Venga por favor déjame, que yo también quiero leerlo. –Le dije a Adriana intentando quitárselo de las manos, peleando con mi novia. –Mar, ni de broma te lo dejo, que luego no me dejas acabarlo, hasta que tú lo termines.  –Me dijo Adriana, a carcajadas.  –A, pues entonces no te doy este, enseñándole la cubierta de el segundo libro, que había comprado para mi chica. –Le dije a Adriana.  Esta al verlo ya estaba ansiosa por meterle mano a la segunda parte, jajaja. –Vale  viciosita te dejo acabarlo, pero date prisa, que ya note lo bien que te lo pasaste anoche leyendo y estoy algo celosilla, jajaja. –Le decía a Adriana, mientras miraba la foto de esa chica, que había batido record de ventas. Esta chica seguro que es neoyorquina, tiene una pinta muy cosmopolita. –dije pensativa.  ¡Si, estoy convencida que le encantan las pelis de 007…jajaja! –Mar que cosas más raras dices, sólo es una foto.- dijo Adriana.  Estuvimos un rato bromeando, besándonos, sin poder dejar las manos quietas.

Volamos juntas hasta Barcelona, era poco práctico pero quería estar más tiempo con mi preciosa Doctora,  me costó un mundo separarme de ella, llegamos a las cuatro, nos metimos en su cómoda bañera, hicimos el amor allí mismo, dulcemente, más para darnos cariño que placer, aunque esto último tampoco falto. A las nueve tenia que coger el puente aéreo, Fabricio me recogió en Barajas, ellos habían regresado hacia algunos días. Mi humor era verdaderamente horrible, volvía a casa después de casi tres meses fuera, pero no me ubicaba, no me sentía a gusto, recorría la casa, sin saber que hacer, y las noches me daban pánico, al estar sin Adriana todo se agolpaba en mi mente.

Salir a correr me relajaba, ir por los senderos de la finca de noche, a la luz de la luna, me acompañaba el pequeño alíen de Meri, un diminuto bulldóg francés, de color negro con el pechito blanco y una orejita caída, Meri le puso un nombre como Rocko, o algo así, pero se quedó con Mofletes, pese al disgusto de Meri porque yo le llamaba así y es que solo tenia Mofletes, es un chucho muy vago, pero te mira con esa carita y  te traspasa con sus ojitos negros como canicas. Me lo comería de la ternura que me produce. –Hola  amiguete, otra vez te vienes conmigo, mira que no pienso llevarte en brazos, si vienes tienes que volver hasta casa tu solo, y no me mires con esa expresión que no te va a servir, eres igual de que tu dueña hacéis lo que queréis conmigo.-le decía al alíen mientras le acariciaba detrás de sus orejitas, el lamia mi mano.

Comencé a trotar con mofletes entre mis piernas, sintiéndome mejor casi de inmediato, no sé,  tenía la sensación de cuando te estas equivocando con algo, pero todavía no sabía qué, cuando tengo esa sensación normalmente no suelo ir descaminada, seguí por el sendero subiendo hacia la colina era una delicia todo verde con el fragante olor de los pinos y los romeros, por supuesto Mofletes ya respiraba con dificulta detrás de mi, y es que estos animalitos de diseño tenían la nariz demasiado pequeña y se resfriaban con facilidad no tardaría en pararse, íbamos dando la vuelta a la colina y por supuesto el perrito se tumbó en el suelo, hasta aquí habíamos llegado, me senté con el en brazos, dándole tiempo de respirar,  abrí la cremallera de mi chaqueta acomodándolo  dentro, en ese momento me vino la inspiración, puestos a trasladarnos porque no volvíamos a Valencia, podríamos conservar esta casa, para el tiempo de trabajo ineludible en Madrid, y en el AVE, en menos de dos horas estábamos en Valencia, a Meritxell, le encantaría echaba de menos la playa, además estaríamos cerca de Merche, que a pesar de todo, era una madre para mi.

Eche a correr con más velocidad, cuando tenía una idea, mi mente no descansaba hasta ponerla en practica,  el perrito ladro como con aprobación, porque él era mi oráculo de Delfos le consultaba antes que a nadie, llegue corriendo a casa bañada en sudor, tome rumbo al estudio, ni siquiera me daba cuenta que Mofletes iba dentro de mi chaqueta, hasta que al inclinarme en la mesa el pobre gruño molesto. –Ay perdona, Alienígena ya te dejo, soltando el perrito.

Comencé a desarrollar mis ideas en papel de plotter, estaba tan inmersa en mis pensamientos, escuchando Aprendiz de Brujo de Malú, que a mi amiga Elí le fascinaba, que cuando me abrazaron por detrás al grito de  ¡Buu!  del susto, pegue un grito haciendo un agujero  en el papel, que tanto Meri como Mofletes, pegaron un bote…jajaja. --¡MERITXELL  JODER!!! Me  vols matar de l´esglai, con se t´ocorre fer-me aço folla. ¡Me cague en la puta, bicho que esglai,  fotre.-dije enfadada.

(Me quieres matar del susto, como se te ocurre, hacerme eso loca. ¡Me cago en la puta, bicho que susto joder!)

—JAJAJA . Mira que eres peregosa jajaja, me partixc el cul de rialla vore eixa cara que se te ha posá.-dijo Meri doblada de la risa. (Mira que eres miedosa jajaja, me parto el culo de risa de verte esa cara que se te ha puesto)

—MERI dona eres una…fotuda, te lliures perque  portes al meu chiquet, sino te tirava a la bassa. –le dijo Mar con sonriendo por lo bajo. (MERI mujer eres una…jodida, te libras porque llevas dentro a mi bebe, sino te tiraba a la piscina).

Meritxell me abrazo, besándome la mejilla. –Nena venga, a la ducha, que hoy me voy a tu cama, que Fabricio esta roncando de lo lindo.-me dijo Meri, quitándome las cosas de la mano mientras me  empujaba  hacia la escalera.

–Meri, no ves que estoy trabajando, además vienes a fastidiarme, en la cama, mira que estoy días sin sexo, lo mismo y me aprovecho, jajaja. Meri me atizo un cachete en el culo. —Eso te pasa por grosera, además en lo que estés trabajando lo dejas para mañana, seguro que tomaste notas en ese estúpido block.-me dijo Meri sacándome la lengua.

Me empujo hasta la ducha. –Venga  tontorrona, ya estas helada. ¿Además, que has hecho que estas chorreando de sudor?-me decía Meri mirándome con cariño.

Por fin estábamos en la cama calentitas, yo pasaba mi mano por la barriguita de mi bichito, que estaba muy hermosa con el embarazo.

Meritxell me pregunto. --¿Mar te acuerdas de esa foto que nos hizo tu padre  cuando yo nací?—Pues claro, como no voy acordarme.- le conteste a Meri. – ¿Sabes que después de mis padres fuiste la primera persona que me tuvo en brazos? Te pusiste a llorar, diciendo que querías coger al bebe, mi madre siempre lo recuerda, te sentaron a los pies de la cama, conmigo en brazos. Mar eres mi mejor amiga pero sobre todo mi hermana, y me gustaría que fueras la primera en coger a mi bebe. –Me dejas sin palabras pero sabes que no podrías impedirlo aunque quisieras.-le dije a Meri. –Mar yo quería decirte, que siento esos años en los que te deje de lado, tu me necesitabas…y  yo…bueno quería salir con esas imbéciles del instituto, no les gustabas porque siempre te vieron como un cerebrito, pintando ante el mar en la playa, las mejores notas, yo no debí alejarme de ti, es algo, que nunca podre reparar.

Mar aclarándose la garganta le dijo a Meritxell. –Mira cariño, yo nunca te reprocharía nada, es normal, yo era algo mayor, mis padres estaban enfermos, me tuve que hacer mayor de repente y es normal, que con diecisiete años, quisieras salir con tus amigas, con algunos chicos, que los hubo, que no estaban nada mal, jajaja no era el momento de tener problemas de adultos.-le dije a Meri.

–Ya pero yo me daba cuenta como nos mirabas cuando pasábamos delante de tu puerta, después me dio vergüenza, el como me comporté, y cuando volví, de la facultad  ya te habías trasladado a Madrid. –me dijo Meri. --¿Qué hubiera pasado, sino te hubiera encontrado, en el centro comercial? ¿Qué seria de nosotras? Nos habríamos perdido tantas cosas.-dijo Meri con pesar.

Jajaja. Anda boba no seas tan profunda, claro que habríamos retomado la relación, nena si vivíamos puerta con puerta, y en aquel entonces fue cuando yo regrese a Valencia con Marc. –le dije a Meri dándole un abrazo,- venga ahora importa el futuro- nos dimos la mano y así, como millones de veces antes que esa, nos quedamos dormidas.

PIPIPI…pipipi… pi. Joder Meri, odio ese jodido despertador, no lo traigas a mi cuarto nunca más.-dijo Mar tapándose la cabeza con el edredón.

¡Venga arriba, vámonos a nadar, en el gim! No seas cascarrabias que ya es viernes…jajaja y esta noche revientas la cama con tu amorcito.  –me dijo Meri. –Meri, tia eres la cosa más cansina, sobre la faz de la tierra, porque no te da por ir a joder a tu pene andante. –le dije sacando por entre el edredón mi dedo corazón apuntando al espacio…jajaja.

Tuvimos un día agotador en la ofi, apunto de volver a casa, tuvimos que regresar, supuestamente no quedaba nadie en el despacho de Torre Espacio. Cuando entramos, de mi despacho salía un sonido inconfundiblemente sospechoso.  --¿Mar pero que ruido es ese, si parece como si a alguien le constara respirar?  No pudiendo aguantar más la risa.

–Meri, nena jajaja pero tú de donde sales…aaaajajajaja me muero contigo, anda que a veces no eres inocente- le dije reventando de la risa, las lagrimas me caían sin control. –puuufff jajaja no oyes que son Nata y Gabri, follando en mi despacho…jajaja.  Meri  al comprender también estallo en carcajadas, pobre casi, se mea patita abajo.  –lo que no entiendo porque os gusta…Aaaaajajaja…tanto a todos follar en mis sofás, mañana llama al tapicero que a saber los restos biológicos que tiene ese sofá, joder que yo me echo ahí la siesta jajajaja.

Nos fuimos por donde vinimos. Los eufóricos amantes no se enteraron, así de a gustito  estarían. Cuando llegamos a la estación a recoger a Adriana aun estábamos partidas de la risa.

Mi nena bajo del tren, que mujer más hermosa atraía todas las miradas llego a mi echándome sus brazos a el cuello, como siempre colapso la estación, pegándome un morreo que me dejo sin aliento, con mis braguitas húmedas y echando humo.

La hice retroceder para verla mejor, llevaba un conjunto de Victorio y Lucchino, un vestidito por encima de la rodilla, en tonos ocres y negros, con partes de encaje, unas preciosas medias de rejilla con motivos de naturaleza, unas botas altas sin mucho tacón, de Sancho en cuero negro, un, tres cuartos  de paño negro y un fular burdeos oscuro.

Olía a un perfume no especialmente caro de Adolfo Domínguez, LOVE LIVE, que en su piel producía una esencia espectacular, no se si aguantaría toda la cena, en un restaurante, ya estaba muy excitada y por la expresión corporal de mi mujer sabia que ella estaba igual.

Cenamos en el restaurante de Alberto Chicote, una cena esplendida, allí quedamos con Fabricio, toda la cena haciendo bromas, les contamos el episodio sexodilla en la oficina, Fabricio casi muere. Esos dos los embarazados solo hacían que pedir más cosas, que si postre, que si café, que ahora un licorcito,  Adriana y Mar, a punto de morir de combustión espontanea, porque sólo teníamos un vehículo, sino ya estaríamos en mi cama hacia siglos, y tendríamos en el contador varios orgasmos.

De verdad no podía más tenia un dolor,  por tanta excitación, y encima creo que estos cabrones, se demoraban a propósito, para hacernos sufrir.

Cuando por fin llegamos al coche, le arrebate las llaves a Fabri de la mano, el y Meri comenzaron a reírse, pero a mi ya me importaba un carajo, enfile la autopista hasta mi casa en la sierra de Guadarrama.

Al llegar baje corriendo le abrí la puerta a Adriana, la cerradura dactilar de la puerta, y  la lleve abrazada besándonos, y sobándonos por todas partes, Adriana con su mano metida dentro del bolsillo trasero de mi Jeans de Gucci, me acariciaba el trasero, me giro frente a ella, metiendo las dos manos y apretando mi pubis contra el suyo, comiéndome la boca, los labios, la lengua, prácticamente  nos arrastramos a la habitación, entramos enganchadas, Adriana cerro la puerta con un certero golpe de trasero, me llevo a la silla, me senté  y tire de ella hasta dejarla sentada a horcajadas sobre mi desabroche los botones de su precioso vestidito dejándolo caer por sus hombros tomando inmediatamente sus preciosas tetas, ya que no llevaba sujetador pues con ese vestido no hacia falta.

La diferencia de altura jugaba a mi favor quedando sus sabrosos pezones, dentro de mi ardiente boca sin ni siquiera moverme chupando y succionando como si de un bebe se tratara, estaba loca de deseo, mi mujer gemía fuerte con un sonido gutural del fondo de su ser, notaba la humedad de su sexo traspasar la tela de mis jeans, ay dios ese olor tan rico me estaba volviendo completamente loca, haciendo que mi entrepierna se mojase notablemente llegando al tapizado de la silla.

La levante por el trasero sacando su vestido,  me quede sin palabras Adriana llevaba un liguero sexi en extremo, sujetando esas bonitas medias que enfundaban sus kilométricas piernas, sentada como estaba con Adriana frente a  mi de pie comencé a bajar su minúsculo tanga de Veet, seda negra, con un minúsculo hilo, apenas un triangulito que no cubría mucho.

Me escurrí entre sus piernas quedando bajo su sexo, halando a mi mujer por las nalgas,  para hacer más profundo mi beso a sus labios inflamados en extremo, destilando ese dulce néctar, ávida de probar ese fantástico elixir, hice dar la vuelta a mi espectacular novia, quería morder su terso y firme trasero, mordisquee con algo de fuerza mi amor literalmente rugió, como una tigresa, con sus verdes y hechizantes ojos, empecé a lamer la piel de ese maravilloso culo, acercando mi lengua a el centro, donde sabia que mi mujer enloquecía, con mi otra mano estimulaba su para entonces duro, rojo e hinchado clítoris, probé a introducir mi pulgar en su lubricada vagina, entrando sin realizar ningún esfuerzo, Adriana sufrió un espasmo que aflojo sus piernas, la sujetaba contra mi pecho, se recupero un poquito gemía arqueando la espalda buscando una liberación que yo iba retrasando, pasee mi lengua por los bordes de su ano, Adriana gritaba. –Por favor mi amor, por favor, me suplicaba mi mujer, empuje mi lengua dentro de ese agujero prohibido, aumentando el ritmo de la penetración de mi dedo pulgar que chorreaba mojando la manga de mi camisa, Adriana estallo literalmente cayendo sobre mi. Las dos acabamos en la alfombra del suelo, presa de fuertes contracciones.

Bese su precioso cabello, la pobre acabo desmadejaba, haciendo un esfuerzo por no dormirse, pero como siempre me sorprendió, se levanto de encima de mi, y comenzó a desnudarme, me encantaba como me abraza desde atrás, desvistiéndome en el proceso, acariciando mi cuerpo, mientras devoraba mi cuello, detrás de mis orejas, doblegando mi cuerpo y espíritu hasta hacerme completamente suya y ella mía.

Me cogió por debajo de las nalgas haciendo que pasara mis piernas alrededor de su cintura, sin parar de comerme la boca, creía que me llevaría a la cama, era demencial me llevaba en brazos como a una niña, se metió conmigo encima en la ducha, regulando la temperatura del agua bien caliente, sin bajarme de sus brazos me puso contra la pared, mordiendo mi cuello, bajando hasta meter en su boca una buena porción de mi pecho, haciéndome gritar de pasión necesitaba que mi novia me poseyera completamente, tenia que explotar sino acabaría implosionando.

Adriana notando mi corazón completamente desbocado, salió conmigo, tirándonos en la cama completamente mojadas, ardiendo la piel por la ducha, se lanzo sobre mi clítoris desatando en un minuto un gigantesco orgasmo, mientras introducía su índice dentro de mi ano, prolongando el orgasmo hasta quedar desfallecida, me abrace a mi mujer, intentando recuperar el ritmo cardiaco .Adriana tiro del edredón tapándonos puso su cabeza en mi pecho dándome suaves besitos, agarro mi teta como le gustaba y así nos encontró Morfeo.

Nota: Subliminar preciosa espero que lo disfrutes. Un mega beso.

Siempre tuya Doña Mar.