Al este del Meridiano de Greenwich 11

Mar reía empezó a hablarle como solía hacer en casa, convencida de que el bebe reconocería su voz y se movería jajajajaj dios era increíble en ese momento mi hijo se volvió enseñando su carita y moviendo la manita, sus tías soltaron la carcajada por que realmente parecía que estuviera saludando.

Por fin encontré a mi chica la buscaba por toda la casa, desde que regresamos de Valencia, Mar estaba algo triste pero mejoraba de humor  a ojos vista; la encontré en el solárium estaba sentada mirando hacia la laguna, con un pantalón de gimnasia y un jersey de cuello vuelto en tonos ocre y gris, con esos calcetines tan monos de florecillas, sentada en un sofá de jardín con las piernas encima y la barbilla sobre ellas viendo el espectacular atardecer rojo y aguamarina.

Varios días la encontré así, melancólica y pensativa, pero la diferencia es que ahora hablábamos de ello. Mar me había abierto completamente su corazón , me contaba anécdotas de su vida de los niños reímos y lloramos juntas, los días en Valencia fueron duros, me pidió mil veces perdón,  aunque yo no lo quería ni necesitaba, solo quería que estuviera bien y que regresara conmigo.

Mar  decidió vender  esa casa no quería comenzar una nueva vida allí, quería desconectar y ya tenia casa en Alicante en la playa.

Decidimos vivir a caballo entre el norte de Alicante cerca del cabo de la Nao y Madrid. Establecería mi clínica en Madrid y en verano viviríamos en Alicante; nuestra casa como decía Mar, estaba justo al pasar el borde del meridiano de Greenwich, siendo esta zona la única que quedaba al esté del meridiano de toda España, y a Mar le parecía un buen principio, ya que me decía que yo le había devuelto la ilusión por la vida y venia del este, eran esas cosas románticas que Mar tenia en su cabeza.

Me acerque por detrás, parecía dormida de tan quieta y silenciosa que estaba, la abrace por los hombros inhalando el suave perfume de su cabello aun húmedo de la ducha, el pequeño Mofletes dormía a los pies de Mar, el perrito estaba agotado después de salir a correr por la montaña detrás de Mar. Bese su mejilla sonrosada y cálida pues aun entraba algo de sol, sonrió sin moverse del sitio estiro las piernas tirando de mi para sentarme sobre ellas.  Me abrazo por la cintura, sentada sobre ella me acomode de lado con mi cabeza en su hombro, apoyadas en el respaldo del sofá sin hablar observando el paisaje mientras caía el atardecer.

Así estuvimos, nuestras respiraciones sincronizadas, tan cálidas y relajadas apunto de dormirnos. Mar me acaricio el cabello metiendo sus dedos entre mi espesa melena negra, me besó en la frente y me dijo. –Sabes cariño, te añoro, mas bien te necesito, vamos a ayudar a Meritxell  con la cena que esta noche quiero acostarme temprano, estoy algo cansada- me dijo con su sonrisa de medio lado mas que traviesa, jajaja.

Sabía lo que eso significaba, estábamos más de dos semanas sin estar juntas a la manera bíblica y Mar aunque estos días estuvo muy cercana y comunicativa, no había tenido ánimo para el sexo y  yo solo quería verla bien.

Me beso acariciando muy suavemente mis labios con la punta de su lengua, de manera infinitamente delicada, atrapando mis labios entre los suyos en una sensual caricia. Su boca sabia deliciosamente a frambuesas frescas, dulce y algo acida, un fantástico sabor que junto al suyo propio, invadió todos mis sentidos, desde los más primarios, como el más sofisticado deseo carnal, despertando nuestra libido, dormida durante dieciocho días.

Nos deseábamos de manera desesperada. –Mar cariño, para, para, mi amor  el jardinero esta fuera y puede vernos -le dije con la voz entrecortada por la pasión,  y poniendo mis manos en sus mejillas para interrumpir el beso, sabia que si seguíamos terminaríamos haciendo el amor allí mismo, y desde luego no era el momento más apropiado

.

–Adriana por favor si es casi de noche, dentro de un instante no podrán vernos en la oscuridad, mi amor de verdad que te necesito, anda por favor déjame. –La tome de la mano la levante y nos fuimos al interior de la casa. Mar me miraba con una cara de contrariedad muy graciosa como una niña enfurruñada a la cual han quitado su juguete preferido. Me agache y bese su pequeña nariz mientras le decía al oído.

—Mira cariño hoy quiero amarte lentamente, y en el solárium empezarías a tiritar de frío, Meri seguro que sale a buscarnos y yo no quiero prisas, quiero disfrutarte todo lo que seas capaz de soportar; despacio y suave.

Mar hoy quiero hacerte el amor, yo también te necesito, necesito tu sabor en mis labios, tu piel en la mía, tu calor, tu olor, te he echado mucho de menos,  mi amor sabes lo feliz que me hace el compartir contigo “todo” que me cuentes, que me incluyas en tu vida. En lo bueno y lo malo todo, quiero que te pienses lo que hablamos, lo de compartir una familia y si decidimos que no, te prometo que así será.

–Le dije a Mar, atrayéndola de la nuca hacia mi cuerpo y abrazándola, mientras ella asentía y se abrazaba a mi cintura.

–Si mi hermosa Doctora, te prometo que lo pensare, además te doy una fecha después de las vacaciones que comienzan en menos de dos semanas te daré una respuesta. Quiere decir que dentro de cinco semanas, tendrás mi respuesta definitiva. Pero no pienses que voy partiendo de un no, de acuerdo, pero lo tengo que meditar.

Y mirándome a los ojos me dijo -mi amor es algo muy serio, que no tiene vuelta atrás y tenemos que estar seguras, entiendes- y me volvió a abrazar fuertemente hundiendo su cabeza en mi pecho.

Entramos en casa Meri canturreaba, mientras sacaba los diferentes ingredientes los cuales iba colocando  en la bancada. La abrace dando a mi hermosa y embarazadísima hermanita, un sonoro beso en la mejilla, otro en la barriguita. Soltó una gran carcajada, mientras revolvía mi pelo, cosa que sabía que no me gustaba nada, pero que también me hizo reír. Adriana se acerco hacia nosotras y entre las dos la abrazamos, fastidiándola un rato, en justa venganza, entre risas Meritxell me dijo—Cielo mañana voy a  ver a Marta la gine. ¿Podrías venir, con Adriana a la consulta? Como te perdiste la eco de veinte semanas, pues pensé…--Pues claro bicho no seas tonta, sabes que no nos lo perderíamos por nada. Bueno casi nada, si no nos salen más matones de donde coño quiera que sean, allí estaremos, nosotras te llevaremos, mas si cabe no estando tu casi marido, en casa.

-Le dije a Meri, mientras la obligábamos a sentarse y preparábamos nosotras la cena.

Llego la hora de irse a la cama Meritxell se dormía encima, se fue a una habitación cercana a la mía. Cuando estaba sola dormía conmigo o en esa habitación, estaba más cerca y podía oírla en caso de que necesitase cualquier cosa; se fue derecha a la cama estaba muy cansada, al momento entre a ver si estaba acostada y ya estaba en otra dimensión, le bese la frente la arrope, ya que se había tirado en la cama de cualquier forma y volví junto a mi mujer, que terminaba de recoger los últimos cacharros y conectaba el lavavajillas.

Me miro con sus profundos ojos verde esmeralda y tendiéndome su mano agarro la mía, y besando mis nudillos me condujo hacia nuestro dormitorio, lento sin apresurarnos, con su brazo derecho sobre mis hombros. Yo apoye mi cabeza en su hombro, y así llegamos hasta nuestra habitación. Entramos al baño juntas, nos lavamos los dientes y preparamos para dormir.

Aunque  estaba recién duchada me encantaba meterme en la ducha con mi Doctora, que estaba cansada y le dolía la espalda había estado operando desde el amanecer, hasta bien entrado el medio día y luego viajado aquí.

Habíamos visitado las obras de la nueva clínica, ido a correr, estaba bastante cansada; la había visto bostezar durante la cena, nos recogimos el cabello y conecte la ducha de hidromasaje, a la vez  le masajeaba los hombros y espalda. Adriana suspiraba de placer, me enjabone las manos y fui trabajando todo su cuerpo, mitad masaje, mitad caricia, todo,  su espalda, sus glúteos por el exterior y el interior, su precioso pubis, sus fantásticos y ricos pechos, bajando por sus piernas hasta las plantas de sus pies.

Cuando recorrí todo su cuerpo, nos quitamos el jabón y atrape con mis labios su rosado pezón, lamiéndolo de manera suave dando círculos con la punta de mi lengua, endureciéndolo. Alcance la toalla, comenzando a secar lenta y minuciosamente su esbelto cuerpo, de curvas generosas, era el cuerpo de una mujer, una preciosa mujer.

Adriana quería secarme a mí, y yo quería llevarla cuanto antes a la cama, termine dejándola hacer. Una vez secas la conduje a la cama y le dije. —Mi amor si estas muy cansada lo dejamos para después. ¿Por qué no dormimos y cuando despertemos descansadas, te hago el amor, hasta que no seas capaz de soportarlo más? –le dije a Adriana repitiendo sus palabras del solárium.

--Ni hablar, Mar dije que te haría el amor y te lo haré, tengo demasiadas ganas de ti. Y no voy a dejar de hacerte el amor por estar cansada, tu masaje a obrado maravillas, y te deseo muchísimo, además tampoco estoy tan cansada. - le dije a Mar  arrancando una carcajada en ella, que me miro con infinito amor y tendió sus brazos en los cuales fui a refugiarme.

Comencé a besar su cuello de manera lenta y sensual, dando pasadas cortas con mi lengua, la saboreaba como si fuese la primera vez. Me embriagaba su sabor ligeramente salado, hacia que mi cuerpo segregase gran cantidad de endorfinas, era como una droga, estaría lamiendo todo su cuerpo para siempre, uhmmm fui bajando, pasando mi lengua por entre sus pechos, bajo ellos succionando sus crestas.

Las aureolas de Mar eran algo mas claritas que las mías, aunque teníamos la misma talla de pecho, las dos éramos de formas generosas, cuerpos fantásticos, pero como dice Natalia, había de donde agarrar jajajjaj.  Además Mar era completamente atlética, con unas piernas esculturales, mi mujer me tenía completamente fascinada.

Pasaba mis labios, dando ligeros besos en la suave cicatriz de su abdomen, me encantaba que por fin me dejara tocarla en esa parte, sin ponerse tensa, pase mi lengua recorriendo infinitamente lenta por encima de esa finísima línea, Mar se estremecía de placer, jadeaba flojito me hizo reír, pues intentaba mantener un control que estaba lejos de sentir. –Te voy a amar lentamente, amor necesito demostrarte todo lo que eres para mí, Mar.

Seguí besando ese cuerpo que amaría por siempre, el suave pubis la hice volverse boca abajo, me encantaba pasar mis labios por su espalda, besando sus cicatrices; paseando mi lengua delineando sus vértebras hasta su nuca, la cual bese, mordisqueando y succionando, arrancándole a mi mujer unos jadeos cortos y rápidos, que ya no podía reprimir, mis manos acariciaban de manera lenta y sensual su cálida piel, arrebolada algo erizada, sumamente sensibilizada.

La deseaba profundamente, después de casi tres semanas en las que ambas nos recuperamos, sobre todo Mar que solo necesitaba consuelo, pero hoy ella misma me necesitaba y yo no la iba a defraudar.

Pase mi lengua por la curva de su cintura, los hoyuelos de sus lumbares, mordisqueando las dunas de sus glúteos, tersos y en extremo apetecibles.

Mar se giro atrapando mis labios, entre las suyos siguiendo el contorno de mi boca con su húmeda lengua, me abrazo profundizando el beso, nos besábamos tiernamente, haciéndonos el amor mutuamente despacio sin prisa, besando nuestros cuerpos, su boca, su sexo esa noche hicimos el amor tiernamente.

Eran las diez de la mañana Entramos a la consulta de Marta, charlando con ella, mientras Meritxell se desnudaba y se colocaba una bata para sentirse mas cómoda, una vez acomodada en la camilla Marta comenzó poniendo gel en el abdomen de Meri que me tenia agarrada la mano y  me miraba a los ojos con una estupenda sonrisa, Marta conecto el ecógrafo de alta resolución y enseguida apareció la imagen y el sonido del bebe.

Tenia cogida la mano de Mar estaba nerviosa, ya estaba de seis meses y medio de embarazo, aun no tenia una tripa colosal pero ya estaba grande, mi bebe apareció en la pantalla mire la cara de Mar que estaba extasiada, mirando con una gran sonrisa en la cara y los ojos húmedos. Mar miro a Adriana la abrazo y beso, y juntas mirábamos la imagen en la pantalla de mi bebe, Mar reía empezó a hablarle como solía hacer en casa, convencida de que el bebe reconocería su voz y se movería jajajajaj dios era increíble en ese momento mi hijo se  volvió enseñando su carita y moviendo la manita, sus tías soltaron la carcajada por que realmente parecía que estuviera saludando.

Era increíble lo bien que se podían ver las facciones del bebe, miraba la cara de mi mujer que estaba feliz, pero le veía en sus verdes ojos una mirada de anhelo deseaba estar ella en esa situación y en definitiva yo quería hacerla feliz, a pesar de todo yo también empezaba a desearlo. Pase mi mano por su cintura acariciando su espalda, la atraje a mi cuerpo y la bese en la mejilla, apoyo su cabeza en la mía, el bebe tenia el pulgar en la boca era precioso, no sabíamos el sexo, a Meritxell y Fabricio tampoco les importaba demasiado, siempre tenia las piernas cruzadas de tal manera que resultaba imposible verlo al parecer nos quería sorprender, Meri pregunto a la doctora si podía viajar la doctora le dijo que no había problema si llevaba cuidado y descansaba lo suficiente, en semana y media viajaríamos a Cancún, después visitaríamos diferentes sitios de México tres semanas descansando y divirtiéndonos los cuatro juntos, serian las ultimas vacaciones de los cuatro las próximas serian tranquilas en casa, con el nuevo miembro de la familia.

--Mi amor despierta, Adriana vamos no seas perezosa, nena porfa levanta quiero que veas algo. Adriana estiro las sabanas tapándose con ellas la cabeza, cosa que me hizo soltar la carcajada “porque eso era lo que hacia yo” jajaja. –Per dio amore, no entiendo que parte no entiendes de estamos de vacaciones y no me quiero levantar al amanecer, cuando te pones así me entran ganas de… de zurrarte el trasero. –Adriana me dijo esto realmente cabreada, habíamos llegado  la tarde anterior a esa magnifica villa en la isla de Cozumel, el sitio era esplendido la verdad la señorita Marion Mc Nally y su compañera Mari Oliveira habían preparado todo el viaje de manera muy profesional, concertando las visitas a múltiples sitios, la mayoría poco frecuentados, parajes naturales prácticamente vírgenes.

Me tire sobre ella haciéndole cosquillas, dios se puso furiosa, mi chica cuando sacaba su genio italiano era temible, la tenia inmovilizada bajo mi

cuerpo, agarre su cara entre mis manos, mirando sus ojos que despedían llamaradas de furia, estaba muy cansada y eso la ponía de mal humor, me encantaba hacerla sacar el genio de vez en cuando, parecía Sofía Loren, en esas antiguas películas con Marcelo Mastroianni de enredo en las que era igualita a mi temperamental Adriana, una tía dura, capaz de comerme viva jajaja pose mis labios en los suyos en un beso calido y sensual, devorando su boca cuando comenzó a responder a mi beso, le di un mordisquito en el labio seguido de un buen azote en el trasero, la solté y comencé a correr camino hacia la salida alcanzando la blanca y suave arena.

Apreté mi carrera por la orilla de esa playa desierta en la que comenzaba a despuntar el alba, Adriana corría tras de mi, quería llegar a unas lisas y negras rocas que formaban un refugio perfecto para lo que tenia en mente

La oía cada vez mas cerca se reía anticipándose a su victoria era mas rápida y sus piernas mas largas.

Por fin llegue ha ese santuario que formaban las negras piedras, detrás la costa era verde y frondosa con altas palmeras que destacaban de la blanquísima arena coralina, me lance en una manta que tenia sobre la arena jadeante de la carrera y la risa que me embargaba. Adriana cayó sobre mí como un jaguar sobre su presa, directa a mi cuello mordiéndome algo ruda pero sin causarme daño. –Nena, sabes que estas algo tocada, bueno dime el puñetero misterio por el que me has levantado de esa estupenda cama de dos metros de ancho.-me dijo mientras amasaba mis pechos entre sus manos. –Espera y veras preciosa, si estoy loca, loca de amor por ti. Te amo mi hermosa Adriana. –Cariño eres perfecta, tierna, dulce, romántica y  si joder un demonio- me dijo Adriana devorando mi boca a continuación, yo le correspondía de buen grado, cada día la amaba mas, era una mujer maravillosa, cuando regresásemos de las vacaciones, por fin viviríamos juntas en nuestra casa.

La abrace entre mis brazos, quería ver con mi gran amor ese fantástico amanecer caribeño. El sol comenzó a ascender lentamente, convirtiendo la calmada superficie del mar en un gran espejo plateado. Prepare dos tazas de riquísimo cacao que llevaba en el termo, bien caliente como le gustaba a mi chica me sonrío con adoración, bese sus labios suavemente como el aleteo de una mariposa, ella acaricio mi mejilla con sus largas pestañas, se arrebujo entre mis brazos, de lado, entre mis desnudas piernas encima de la manta, contemplando el amanecer purpúreo, que coloreaba a su paso nuestra vida en ese preciso instante, el celeste rabioso del mar, el profundo verde de la vegetación, la infinidad de pequeñas plantas de vivo colorido, todo enmarcado en una perfecta bóveda celeste.

La recosté sobre mi cuerpo, y viendo ese milagro de la naturaleza tapadas por una sabana nos quedamos dormidas, protegidas del sol y la brisa entre esas suaves moles de piedra, arrulladas con el suave sonido de las olas batir en la orilla, de las aves y la vida que regresaba con el día, a ese paraje idílico. Adriana con su mano dentro de mi pijamita de algodón, por supuesto agarrada a su premio, con su cabeza entre mi hombro y cuello, acariciando con su pausado aliento mi lóbulo de la oreja, era tan hermosa cuando dormía.

Durante la noche descubrí ese lugar, no podía dormir mi mente me traía imágenes y pensamientos, pero sobre todo una pregunta ¿como seria tener un hijo con Adriana? Desde que vimos el bebe de mi perfecta Meri, no pensaba en otra cosa, tenia miedo, pero a la vez una tremenda sensación de anhelo, deseaba hacer feliz a mi mujer, disfrutar con ella ese fantástico viaje a lo nuevo, lo desconocido, pero a la vez tan familiar para mi, que eso precisamente era lo que me frenaba me hacia sentir presa del pánico. Hasta entonces todo lo que ame había desaparecido de mi vida. Ya me costaba separarme de Adriana con el miedo que algo malo me la arrebatara. Dios sabía que era absurdo, pero me costaba ser racional en esos momentos.

Mire la serenidad en el rostro de Adriana, estaba feliz, acariciaba su cabello que estaba impregnado de olor a mar, me hicieron gracia mis pensamientos por el juego de palabras, olía a mi y a la fragante brisa marina.

La abrace fuertemente protegiéndola y caí en un apacible sueño junto con Adriana.

--Nena, amor, Mar despierta, venga vamos a la cama que ya me duele todo de estar en el suelo.- me decía Adriana dándome besitos y palmaditas en la mejilla. –Hay amor vete tu, no me puedo levantar no he dormido ni una hora. —Venga que antes bien me fastidiaste para traerme aquí, ya se que estas muy cansada te llevo hasta la cama dormimos hasta hartarnos y después…jajajajja. Vamos pequeñaja- me dijo Adriana tirando de mi. –Bueno si no me dejas otra opción, pero necesito dormir, tengo hasta nauseas del cansancio. –Lo prometo cariño.-Adriana me dio la mano y volvimos caminando esta nuestra habitación, caí en la cama como un fardo, mi querida doctora me saco el short y las zapatillas, se acostó detrás de mi abrazando mi cintura, quedando dormidas de manera instantánea aun era muy temprano.

Nos despertamos totalmente felices, Meritxell toco a la puerta avisando que el desayuno estaba listo, nos levantamos no sin antes darnos una buena sesión de dulces caricias y tiernos besos. No poníamos hacer esperar más a la pareja de embarazados jajaja. Empuje a Adriana fuera de la cama, nos pusimos algo visibles y salimos hacia la terraza, sin molestarnos en ducharnos ya que pensábamos bañarnos en esa magnifica playa. A la luz del día la casa era preciosa, no demasiado grande, pero muy bonita y confortable, con una cocina abierta que literalmente se fusionaba con una esplendida terraza exterior, todo muy bien equipado, cuatro habitaciones dobles, con su baño completo cada una, sala de cine y juegos, también contaba con otras estancias para leer y una preciosa piscina exterior a la cual se bajaba por una escalinata grandísima desde el borde de la terraza, la piscina con bordes rebosantes, se confundía con la cercana masa de agua de mar dando un especto aun mas pronunciado de parecer infinita.

Llegamos a la mesa en la que ya esperaban los hambrientos embarazados, con caras se querer comernos hasta a nosotras jajajaj. –Buenos días hermosa. ¿Que tal descansaste con esa pancita después de la paliza de viaje? – Pregunte a Meri al sentarme a la mesa, y arrebatarle una tortita con sirope, al tragón de Fabricio.

–Muy bien canija dormí genial, no como vosotras que habéis vuelto en la mañana, con Adriana arrastrándote a la cama…--Dios no me hables, que de poco no la estrangulo, me despertó después que casi no me dejo dormir tampoco la noche anterior con sus nervios, parece una niña cuando no controla las cosas, se pone como una moto por la excitación, quería que viera el amanecer jajaja. Y si es divino pero vamos a estar aquí bastantes días. –No me lo cuentes que la conozco desde…uy pues si, desde siempre, acostúmbrate cuñadita que quien así nace así muere, pesada hasta decir basta, pobre de ti Adriana jajaja.

–Ale venga no os cortéis un pelo, si seguir hablando como si no estuviera, ingratas, desde cuando vosotras habéis disfrutado de un precioso amanecer, mirar lo que os digo ya no tendréis el placer de ver ninguno y como decía mi abuela, -hacer bien por un cochino que luego te lo comes.– les dije sacándoles la lengua y tirando de la coleta de mi mujer. –Venga un beso mi amor, no te enfades Mar que solo era una broma. –Broma la que nos está gastando este tragaldabas, que mientras no paráis de criticar se esta zampando el desayuno de las tres. – les dije a mis chicas, mientras Fabricio muerto de la risa, ya que se había zampado gran parte del desayuno. –Bueno mujeres preciosas, no tendréis tanta hambre si no paráis de mover la boca, solo para parlotear jjajaja.

Tío te vas a poner hecho un Zeppelin; así comenzamos nuestro primer día de vacaciones con bromas y comiendo esas frutas riquísimas, café, tostadas, tortitas, leche bien fría con cacao, cosa que me sorprendió mucho y le pregunte a Adriana, quien lo había traído. –Pues nadie, cariño mío, le dije a Marion y ella se encargo de comprar todo en una tienda de productos españoles, y sabes que se acordaba de la marca que tu tomas cuando vienes por trabajo. –me dijo Adriana tomando mi cara y devorando mis labios.

Al terminar el desayuno, preparadas para el baño de sol, nos fuimos a la orilla de la playa, eso si antes cargamos a Fabricio como un perchero con toallas, cremas, y una nevera con agua y refrescos para no deshidratarnos jajaja pura escusa para vengarnos por su ataque de gula.

Tiradas en las hamacas, charlando y tomando el sol, mis dos locas que me hicieron embadurnarlas de pringosas cremas solares, yo que usaba una en spray para no tener que extendérmela, al ser tan blanquita no aguantaba mucho el sol, pero me encanta bañarme, y allí era un gran placer, en esas aguas cristalinas con su fuerte color turquesa, nade hasta donde estaba Fabricio buceando en el arrecife de coral, estaba muy superficial con lo cual podía bajar a pulmón, no era tan interesante en especies marinas como otros en los que habíamos estado pero era precioso por la explosión de color, si realmente mi amiga Eva tenia toda la razón, ella gran amante de México y sus gentes siempre me hablaba de lo mucho que le gustaba esa zona del caribe, sus costumbres y la gastronomía de origen Maya. Sinceramente lo que a mi me gustaba en general era America en si, el calor de sus gentes esa forma cariñosa de hablar, tan diferente de la española y a la vez tan parecida, donde se conservan gran cantidad de palabras del castellano antiguo ya desaparecidas en la península Ibérica.

Fabricio y yo regresábamos a la orilla cuando mi bella Doctora llego a mí, me tomo entre sus brazos besando mi boca, con hambre, Fabricio viendo el panorama miro a su hermana con complicidad, mientras salía del agua y regresaba a la casa con Meri, que necesitaba una siestecita antes de comer.

Me cargo tomándome por debajo de los glúteos elevándome hasta quedar mi mirada, posada en la suya, la abrace por el cuello el agua nos quedaba a la altura del pecho, pase mis piernas alrededor de sus caderas, Adriana me miró y con una sonrisa picara tiro del lazo de mi bikini, dejando mi pechos libres para ser acariciados por el agua marina, cosa que me encantaba hizo lo mismo con la parte de abajo, dejándome completamente desnuda con el agua y el sol lamiendo mi cuerpo, por supuesto yo no me quede atrás libere sus pechos cuyos bonitos pezones se rozaban con los míos, atrape uno en mi boca húmedo, fresco, salado pero conservando su rico sabor, con mi mano derecha fui acariciando su piel que ya tenia un bonito y leve bronceado, bajándola por su pecho, abdomen hasta llegar al pequeño triangulito que cubría esa preciosa y sonrosada piel sedosa de su sexo, acariciando alrededor de su clítoris, nos decíamos palabras inconexas, de puro amor y placer.

Adriana temblaba, coloco su cabeza en mi hombro, abrazándose a mí, besándonos mientras seguía acariciando su clítoris hinchado, gemía fuerte, era liberador y muy erótico hacer el amor así, al aire libre en una hermosa playa donde nadie podía verte y si querías podías gritarle al mundo los sonidos del amor.

Adriana comenzó a tocar mi clítoris, las dos estábamos muy excitadas, gemíamos y nos besábamos por toda la cara, metí un dedo en la vagina de mi mujer estaba tan excitada que se tenso, quedando su espalda sobre mi pecho, tocaba y pellizcaba sus pechos a la vez que seguía con la penetración, hasta que mi belleza de ojos verdes se vino, apretando mis dedos con su vagina y notando el extremo calor que su cuerpo, su sexo ardiente, su enrojecido rostro, cuyos labios tomaron un precioso color rubí.

Me abrazo fuerte por la espalda besando mi cuello como ella sabia que más me gustaba, nada más internar sus dedos dentro de mi vagina me corrí gimiendo su nombre como nunca había echo en mi vida.

Por fin lo termine. Gracias a todos los que en alguna ocasión habéis dejado un comentario y valoráis. Feliz navidad a mis queridas amigas de allén de los mares, como soy muy despistada no pongo nombres para no olvidar a nadie. Con todo mi cariño mucha suerte a tod@s en este nuevo año, espero que llegaremos jajaja. ;)   Mar.