Al despacho del Director

Castigo brutal al que fui sometida por dos de mis profesores.

Mi nombre es Mabel y voy a contar una dura experiencia a la que fui sometida hace un par de años, demasiado injustamente, como castigo a mi lascivia adolescente.

Soy una chica guapa, no la típica niña mona, no, Soy una preciosidad y lo sé, además no he dudado nunca en aprovecharme de mi físico para conseguir lo que quería. Sabía que tenía mala fama en el colegio por ello, pero no me importaba, no íba a dejar que mis sueños se escaparan por lo que pensasen un montón de envidiosos, pero no sabía cuan equivocada estaba al respecto de lo que íba a pasar conmigo.

En aquellos días andaba interesada en un chico del colegio, tenía un buen nivel económico y aunque no sentía nada por él, me estaba costeando las juergas de los fines de semana de los últimos meses, por tanto no me importaba compensarle sus favores con otros más "carnales".

Un día decidimos saltarnos una clase y dar rienda suelta a nuestra pasión en uno de los baños, con tan mala fortuna que fuimos sorprendidos por un profesor, que indignado, nos hizo acudir al despacho del director del centro para la consabida bronca. Primero entró él, no tardó mucho en salir, bastante nervioso y sonrojado, a continuación me tocaba a mí, así que me armé de valor para enfrentarme a una charla moralizante o lo que era peor, una llamada a mis padres.

El director estaba sentado en su escritorio con semblante grave, ni siquiera me invitó a sentarme, por lo que permanecí de pie frente a él, con las manos cruzadas a la espalda e intentando poner mi mejor cara de niña buena.

-¿Qué ha pasado Mabel? –Me preguntó el director

  • Bueno es que Nacho y yo… pues…que no hemos ido a clase pero

-¿Y por qué no habéis ido?

-Es que íbamos a ir pero

-Pero ¿Qué? ¿tal calentón teniáis que no habéis podido esperar?

Me sorprendió mucho escuchar eso de boca del director, que era un hombre muy correcto, me dejó sin habla.

-Así que es eso…Estabas caliente y te ha faltado tiempo para meter al chico en el lavabo y follártelo.

-Yo no…no

-No disimules ahora, que ya he oído todo lo que cuentan de tí, y por mucho que te sonrojes a mí no me vas a engañar, en todos los años que llevo en este colegio he conocido a muchas chicas como tú.

-Pero es que

-Ni peros ni nada. Ven aquí – me dijo, haciéndome gestos de que me acercase a él-

No quería hacerlo, pero estaba tan asombrada por la situación que avancé con pasos tímidos hasta situarme junto a su sillón.

Para mi sorpresa, levantó mi falda y hundió su naríz en mi vagina, que se marcaba a través de las braguitas húmedas a causa del calentón del baño con Nacho.

-¿Lo ves? Estás mojada niña, y hueles a zorrita que da gusto.

No daba crédito a lo que acababa de suceder, miré atónita al director sin saber qué decir ni qué hacer.

Él se levantó de su sillón, y pude ver el bulto de su pene duro a través del pantalón., Aquello no podía estar pasando, quise gritar pero me puso su mano en la boca y sofocó mi grito susurrándome

-Pórtate bien zorra o llamo a tus padres ahora mísmo y les cuento lo que has hecho.

No quería que llamase a mis padres, pero estaba tan asustada que hasta eso me parecía preferible, pero no, no podía ser cierto, seguramente el director sólo quería darme un susto, aquello no podía ser real.

-¿Te vas a portar bien?

Asentí con la cabeza pues aun tenía la boca tapada con su mano, ví cómo cogía un rollo de cinta adherente de su mesa y me tapaba la boca con ella, después, me ató las manos a la espalda con otro trozo de cinta, y me sentó de un empujón en una silla. Cerró la puerta de su despacho con llave y le indicó por el interfono a la secretaria que no le pasase llamadas de teléfono ni visitas de nadie, que estaría ocupado durante unas horas.

Yo me retocía en la silla e intentaba liberarme, pero sólo sirvió para que me diese un bofetón y me amenazase con más si seguía intentando escapar.

Me costaba respirar, estaba llorando y me estaba ahogando con mis propias lágrimas, pero él me ignoró, volvío a su escritorio y continuó trabajando.

Estuve así durante más de una hora, el tiempo justo de que acabasen las clases y el colegio se quedase vacio fue entonces, cuando se acercó de nuevo a mí y de un tirón me abrió la blusa, dejándo al descubierto mis tetas, encerradas en un pequeño sujetador, volví a gritar aterrada, pero la cinta que me tapaba la boca hacía inaudibles mis gritos,

Me revolví, intenté darle patadas, pero comenzó a darme una tanda de bofetones que me dejaron prácticamente sin sentido.

De pronto alguien llamó a la puerta, -mi salvación, pense- volví a patalear y chillar, intentando que quien fuese me oyera y me rescatase, pero cual fue mi sorpresa al ver aparecer a Don Julian, mi profesor de matemáticas, el que me había descubierto en el baño con Nacho.

-¿Cómo se ha portado la putita?-Le preguntó al director

-Ha estado llorando y gimoteando como una idiota, cómo sí le fuese a servir de algo

-jajaja pobre imbécil no sabe a dónde ha ido a parar, vamos a ponerla encima de la mesa, así estamos más cómodos.

Don Julián me agarró del pelo y de un fuerte tirón me hizo ponerme de pie y me arrojó contra el escritorio de un empujón, a base de tirones consiguieron sentarme en él y me abrieron las piernas a la fuerza, las rodillas me temblaban y sentí que todo me daba vueltas.

Don Carlos, el director, sacó una navaja de su bolsillo y me rasgó las bragas, dejando al descubierto mi parte más íntima.

-menudo coño tiene la muy cerda, se nota que le han dado bien ya, pero lo tiene bonito

-ya te digo, y anda que no venía mojada, el gilipollas de su amiguito la tenía a punto de caramelo, ¿verdad guarra? ¿verdad que venías calentita? Pues no te preocupes, que te vamos a quitar esos ardores

Y se reían mientras me sobaban el coño y las tetas. Estaban empalmadísimos y no tardaron en sacarse las pollas y comenzar a restregármelas por todo el cuerpo.

Tenía tantas ganas de vomitar…ya no me quedaban lágrimas, ni fuerzas para seguir resistiéndome, me dejé hacer por miedo a que volviesen a pegarme o algo peor.

De pronto Don Carlos me agarró y me puso de espaldas sobre el escritorio, me separó las piernas de una patada y me ensartó el coño con su polla, yo estaba muy cerrada por los nervios y me hizo un daño terrible, le costaba entrar pero a base de empujones consiguió meterla entera y comenzar una serie de brutales embestidas, a las que yo respondía con alaridos de dolor.

-Destápale la boca, me pone más cuando gritan –Le dijo a Don Julián, que de un tirón me quitó la cinta de la boca, pude coger aire, pero no tardé en volver a quedarme sin respiración debido al dolor causado por Don Carlos en mi maltratado coño.

-jajajajaja para un poco que la vas a romper – Se reía Don Julián-

Don Carlos sacó su polla y empezó a frotar el glande contra mi coño, de pronto entre gemidos me preguntó que si alguna vez me habían dado por el culo, saqué fuerzas para decirle que no y él me contestó –Pues prepárate, que hoy va a ser la primera vez que te lo rompan-

Si ya el coño me dolía a morir no quise imaginarme el destrozo que me haría Don Carlos en el culo, volví a llorar y a retorcerme, suplicando que no lo hiciese, que haría todo lo que me pidiesen pero que por favor no me hiciese eso. Entonces volvío a metérmela en el coño, empujando aun con más fuerza y diciéndome:

-Que sepas que te estoy follando a pelo, como eres una estúpida que no sabe elegir lo que le conviene, te voy a seguir follando hasta llenarte este coño de puta que tienes de leche, ¡Te voy a embarazar perra! A ver qué haces luego con el bombo, se van enterar todos de lo zorra que eres y te voy a joder la vida, por imbecil

-No! –Grité-, por favor no…!

-No quieres que te preñe so cerda?

-No…!

-Pues entonces me corro en tu culo, ¡elige guarra! ¿Coño o culo?

-c…culo

-¿Cómo has dicho? ¿culo?¿quieres que te rompa el culo putita? ¿Sí? Pues pídelo en condiciones joder!

Me daba azotes en las nalgas mientras me lo decía, y me ví obligada a pedirle a gritos que me diese por culo, quería humillarme, quería escucharme decírle cosas obscenas.

-Dame por culo, por favor

-Más zorra, ponle más empeño

-Métemela, rómpeme el culo

-Puedes hacerlo mejor guarra… mira que tengo ganas de correrme y se te acaba el tiempo!

-Reviéntame el culo joder!!- Dije sollozando-

Esto pareció satisfacerle pues me sacó la polla del coño y comenzó a empujar en mi ano, yo era virgen analmente y la situación no ayudaba, no le dio tiempo a dilatarme lo suficiente antes de correrse, y noté los espesos chorros de esperma caliente en la entrada de mi coño.

-¿Ves lo que has conseguido cerda? Todo por no decirte antes, ahora te vas a quedar preñada igual, por gilipollas, pero tú a mí no me engañas, es lo que tú querías, un buen lefazo en el coño, pues ya lo tienes so zorra, ya puedes descansar tranquila, que yo ya he acabado contigo durante un rato. Toda tuya Julián, dale bien que todavía tiene que estar caliente.

No tuve tiempo ni de respirar, enseguida me encontré la polla de Don Julián continuando el trabajo que había empezado Don Carlos, no tardó mucho en tener su polla dentro de mi culo y en destrozármelo mientras yo aullaba de dolor, las piernas no me sostenían y me temblaba todo el cuerpo, sólo sentía dolor.

-Anda que te habrás quedado a gusto eh? Está chorreando todavía de lo tuyo, ¡me está poniendo los huevos perdidos!

-jajajaja es que menudo coño tiene la chavala, ya le tenía yo ganas no te creas, pero vamos, que no te preocupes, esta puta te los va dejar bien limpitos por dentro y por fuera!

Y enseguida tuve la polla de Don Julián en la boca, y me la follaba con rabia, pese a mis arcadas. Sabía a sangre, y tenía restos de heces, creí que me moría.

-Chupa guarra, que eso se te da bien, ya te he vísto lo que le hacías a tu amiguito en el baño

Y seguía empujando en mi boca cada vez más rápido hasta que sentí el sabor agrio de su semen derramándose en mi lengua, sacó su polla ya fláccida y por fín pude respirar, tras escupir su semen al suelo.

-¿Qué haces puta? Eso no es para que lo escupas, es tu premio por ser tan guarra, ¡lámelo del suelo ahora mísmo! –Me agarró del pelo y me estampó la cara en el charco de babas y semen que había dejado en el suelo. –Bébete esa leche ahora mísmo, y como la vuelvas a escupir te juro que te mato zorra.

No me quedó más remedio que lamer hasta la última gota del suelo sucio, luego me puso los huevos en la boca y tuve que quitarle los restos del semen que Don Carlos había dejado en mi coño antes. Cuando por fin estuvo limpio, me desataron las manos,

Me sacaron casi a rastras del despacho y me bajaron al parking del colegio, me metieron a empujones en el coche de Don Carlos y por fin me hicieron bajar en una calle oscura cerca de mi casa, advirtiéndome antes de dejarme marchar que si se me ocurría contar si quiera que había sido violada me matarían.