Al Caribe por trabajo (7)

Cristina, una bella auditora, viaja al caribe por trabajo, pero, ¿solo trabajara? Capitulo 7: Cena con los directivos

Capitulo 7: Cena con los directivos

Mi mente no paraba de dar vueltas a lo que Kevin me decía. Sufría una mezcla de pánico y placer. Que sentiría si esa enorme polla me reventara el culo. Solo de pensarlo mi coño se humedecía, a la misma vez que me aterraba mirar su polla, ya flácida pero aun de un enorme grosor e imaginarla entrando en mi pobre ano.

En eso andaba mi cabeza cuando me dijo Kevin:

  • Vamos Cristina cielo, vuelve de donde estés y adecentate que tenemos que salir de aquí, que si no recuerdas estamos en mitad de una piscina Vip pero a la postre publica. Tendremos que abrir las cortinas en algún momento y disimular lo que podamos, aunque escuchándote berrear no creo que la gente tenga mucha duda de que estábamos haciendo jajajaja.

Note como mis mejillas se encendían al pensar lo que me había dicho Kevin. Que vergüenza si algún conocido me hubiera visto en esa situación. Lo único que me calmaba algo era que allí no me conocía nadie, o al menos eso creía yo entonces.

Me puse a buscar mi bikini pero no lo encontraba por ningún lado. Debía haberse caído al agua mientras follábamos. Que iba a hacer, como iba a salir desnuda de allí.

  • Kevin por favor podrías ir a buscar mi ropa antes de abrir la cortina? No la encuentro, debe haberse caído al agua – le pregunte para que me ayudara, ya que el si se había colocado ya el bañador para tapar sus partes intimas.

  • Jajaja Cristina no se puede ser tan guarra como eres, no se puede uno poner a follar y olvidarse de todo. Esto te servirá para aprender para otra ocasión.

Y diciéndome esto me dio un empujón de la tumbona hundiéndome en el agua de la piscina totalmente desnuda, a la vez que abría las cortinas y nos dejaba a la vista de todos los presentes. Note como los pocos bañistas que estaban no quitaron ojo de nosotros una vez saque mi cabeza del agua, principalmente una pareja de hombres que estaban tumbados muy cerca de donde nos encontrábamos Kevin y yo, y que debían haber escuchado perfectamente nuestro jueguito de hace un rato.

Vi que hablaban entre ellos sin dejar de mirarme, que estarían diciendo, que pensarían de mi, que era una zorra o algo muy similar. Lógico. No podía pretender otra cosa.

Lo que no encontraba era mi ropa por ningún lado. Me movía con sumo cuidado para mantener mi cuerpo debajo del agua para que se me viera lo menos posible al menos, ya que el agua de la piscina era cristalina y se debía imaginar bastante de mis curvas. Pero no tenia otra opción.

  • Cristina cielo que andas buscando? No sera tu ropita? Jajaja – Escuche decir desde la otra punta de la piscina. Al mirar pude ver que se trataba del grupito de amigos de Kevin. Al fijarme mas detalladamente vi como uno de los chavales tenia en sus manos mi diminuto bikini.

  • Chicos ya vale de juegos por favor. Devolvedme mi ropa – les indique mientras nadando lo mas despacio posible me acerque hacia donde se encontraban.

  • Si la quieres nos la tendras que quitar jajaja – oí decir a los chicos, a la vez que el chaval que tenia mi bikini levantaba las manos todo lo alto que pudo.

No me di cuenta del porque de esta acción hasta que llegue a la altura de la piscina donde se encontraban los chavales. No cubría mas allá de la cintura, por lo que si intentaba cogerlo dejaría a la vista mis pechos sino algo mas al elevarme para alcanzarlo. Que podía hacer, pensaba. No iban a acabar jamas mis humillaciones desde mi llegada a ese maldito país.

  • Cristinita no tenemos todo el día. O lo coges o nos vamos, que tenemos mejores cosas que hacer – escuche decir a la vez que hubo una carcajada generalizada, que no solo venia de los chavales. Volví la vista para comprobar que las pocas personas que estaban en la piscina estaban atentas a nosotros. Especialmente note que los dos hombres que estaban al lado de nuestra tumbona anteriormente se habían cambiado a una mas cercana para tener una mejor visión del jueguecito.

Me moría de vergüenza, pero no me quedaba otra opción. Era eso o pasearme desnuda por todo el hotel. Una vez llegue donde estaba el chaval que tenia mi ropa, lo mas rápido que pude salí del agua estirándome todo lo que mi cuerpo daba para agarrar mi bikini, pero antes de alcanzarla el chaval se lo paso a otro amigo, quedando de pie desnuda de cintura para arriba.

Comprendí de que iba el juego. Iban a pasarse mi ropa hasta que se hartaran de contemplarme mis tetas desnudas mientras yo intentaba conseguir mi bikini. Cada vez que me acercaba a la persona que lo tenia, hacia una bola y lo pasaba a la otra punta del corro que habían formado a mi alrededor. Si notaba que cada vez se cerraba mas, recibiendo alguna caricia también mi trasero o algún agarron brusco de mis tetas de los chavales que se colocaban a mi espalda.

Así continuamos hasta que el corro se cerro a mi alrededor del todo,y note sus manos correr por todo mi cuerpo: mis tetas, mi espalda, mi culo, mis muslos, mis labios vaginales… Tenia manos por todos lados, quería gritar que me dejaran en paz pero no me salia el habla, me estaba calentando nuevamente demasiado

  • Así disfruta Cristina que ahora nos toca a nosotros también disfrutar de ti – escuche que me susurraban a mi oído, a la vez que se empezó a escuchar una melodía de móvil, que rápidamente comprendí que se trataba de la que le tenia asignada a mi jefe, a Don Felipe.

  • Por favor chicos mi móvil esta sonando. Es mi jefe, dejadme que conteste por favor – les suplique

  • Y si te dejamos que conseguimos a cambio? – Me preguntaron

  • Lo que queráis chicos pero dejadme contestar – les dije casi sin pensar. Solo quería conseguir hablar con mi jefe, que después de nuestra ultima charla debía estar bastante enfadado conmigo

  • Ok, un trato es un trato. Chicos acercadle el móvil – escuche decir a un chaval que supongo que seria el cabecilla cuando no estaba Kevin presente.

Una vez me lo acercaron, descolgué rápidamente:

  • Si?, conteste

  • Cristina por fin puedo localizarla. Espero que haya solucionado los problemas de nuestra ultima conversación telefónica

  • Si Don Felipe, me alegra escuchar su voz. No se preocupe, todo esta arreglado. Ya me encuentro en el complejo hotelero para realizar el trabajo

  • Me alegro, pero no quiero volver a ser molestado con tonterías de niña pequeña, y supongo que dentro de poco recibiremos su primer informe, ¿Queda claro?

  • Siiiiii Don Felipe

Mientras hablaba dos chavales se habían colocado a mi espalda, y mientras uno se encargaba de besarme mi cuello a la vez que manoseaba mis pechos a la vista de todos los presentes, el otro había metido su cara entre los pliegues de mi culo y pasaba su lengua por mi agujerito posterior, lo que podía hacer gracias a que entre todos me habían elevado un poco para que sacara mi culo del agua, dejándola a la altura de mis rodillas.

Hablando con Don Felipe poco o nada podía hacer por evitarlo, pero tampoco estaba muy por la labor.

  • ¿ Que le ocurre Cristina con esos jadeos? Me pregunto Don Felipe

  • Es la humedaaad que es muy altaaaa y me provoca sofocos constanteeees – le conteste con lo primero que se me vino a la mente, ya que mi cuerpo estaba a mil, sobre todo tras que el chaval que me estaba chupando el ano, con su mano introdujera un par de dedos en mi coño y empezara a follarme con ellos.

  • Joder, pues si que nos ha salido delicadita la niña. Bueno espero que ya se encuentre manos a la obra, y que recibamos en breve el primer informe.

  • No se preocupe Don Felipeee que no he parado desde que aterrizo el avión – no de trabajar pero si de otra cosa pensé – Ademas esta nooooche tengo una cena con los directivos para perfilar y organizar la tareaaaa – le dije para intentar hacer ver que estaba dedicada a la labor que me habían encargado, y por la que había llegado allí, y no para follar como una coneja que es lo que estaba haciendo.

  • Bueno la dejo trabajar, ademas que hablar por teléfono debe sentarle mal porque los sofocos van cada vez mas en aumento – y sin decir mas corto la comunicación.

  • O si Dios aahhhhhh, seguid chicos, folladme o hacedme lo que queráis pero hacedme correr como una perra. Dios siiiiiiiiii – me escuche decir una vez acabe la conversación.

Los chavales no se lo pensaron demasiado. Rápidamente iban quitándose sus bañadores para proceder a calmar mis calenturas. Vaya cachos de pollas que tenían estos chavales, ya las había visto en el ordenador en la orgía del avión con la azafata, pero en persona todo ganaba. La polla de Kevin era la mas grande, pero las que tenia en ese momento a mi alcance no le andaban muy a la zaga que digamos.

No perdí tiempo y con cada mano agarre una polla de los chavales que tenia mas cercanos a mi y empece a masturbarlos. Ya ni me acordaba de que nos encontrábamos a la vista de todos los bañistas. Solo tenia ojos y mente para las pollas de estos chavales.

En eso andaba cunado sonó una fuerte sirena por los altavoces, a la vez que se indicaba que era la hora de cierre de la piscina, que por favor saliéramos de la misma y nos dirigiéramos a la salida del recinto.

Los gestos de lamento de los chavales fueron bien sonoros, pero Kevin apareció en ese momento diciéndoles que salieran del agua, que ya tendrían tiempo de follarme en condiciones, a lo que en ningún momento puse objeción de ningún tipo. Es mas, deseaba y necesitaba que fuera en ese instante para calmar mi fuego. Pero algo les dijo que tenían prisa, por lo que dejándome mi bikini, gesto que me agrado por su parte, abandonaron el recinto.

Yo rápidamente me puse mi ropa, recogí mis pertenencias, y a paso ligero recorrí el camino de vuelta a mi habitación. Tenia que apagar mi calentura como fuera, me habían dejado ardiendo esos chavales. Me quite mi diminuto bikini, me tendí en la cama boca arriba abriendo mis piernas en V todo lo posible, y empece a follarme con tres dedos de mi mano, que con lo mojada que estaba entraron sin ningún obstáculo. Era tanta mi necesidad de correrme, que con poco mas de un minuto así me corrí como una zorra cualquiera, quedando exhausta en la cama.

No se que tiempo estuve durmiendo, solo se que oí sonar el timbre de mi suite y desperté de un placido y relajante sueño. Rápidamente me coloque la única ropa que tenia a mano, mi diminuto bikini, que andaba esparcido alrededor de mi cama, pero el pareo no pude hallarlo en ese instante, por lo que me dirigí a la puerta con esa escasa por decir algo indumentaria.

Una vez abrí me encontré nuevamente en la puerta a Julio, el empleado del hotel. Que pensaría de mi este pobre chico, me había visto bañada en semen, casi desnuda esa misma mañana tapada solo con una sabana, y ahora le abría la puerta con un bikini que lo menos malo que podía decirse de el es que era poco recatado, hablando claro era de guarra. Así no trate de evitar ni se me ocurrió por la cabeza decirle nada al chico por la mirada de pies a cabeza comiéndome a la misma vez que me hecho. La culpa era solo y exclusivamente mía, me halagaba que le gustara pero no era mi intención realmente, pero la situación me había llevado allí.

  • Hola Julio, me alegro de volver a verte, ¿Que deseas? – le pregunte para intentar romper el hielo.

  • Si yo le dijera lo que deseo en este momento señorita... – y se quedo mirando mi pequeño tanguita que a duras penas tapaba mis labios vaginales.

  • Perdona por abrirte de esta guisa pero es que acabo de llegar de la piscina, y es lo único que tengo que ponerme, ya que aun no me han traído mi maleta – le dije para intentar que entendiera que no estaba vestida así por propia decisión.

  • Por mi no deje de vestirse así señorita, esta para comérsela, pero poquito a poco, si prisa, saboreandola – me contesto mientras se mordía su labio inferior.

  • Julio por favor – le corte a pesar de que me gusto que me piropeara, no lo voy a negar

  • Perdone señorita pero uno no es de barro. Hablando de ropa, Doña Susana me manda a traerle esta caja que contiene según me ha dicho un vestido para la cena que tienen esta noche. En una hora la espera en el Hall.

  • Oh gracias Julio

  • Perdóneme señorita por mis modales, y por favor no le diga nada a Doña Susana. La dejo para que se prepare para la cena – me dijo mientras se retiraba hacia la salida

  • No te preocupes Julio, esto queda entre tu y yo. La culpa no es solo tuya, también en parte mía por abrir de esta manera.

  • Gracias señorita.

Y diciendo esto abandono mi suite. Rápidamente abrí la caja para ver su contenido. Dentro venia un vestido de noche de color negro precioso, jamas había tenido en mis manos algo tan bonito. Se trataba de un vestido con un escote en V muy pronunciado que se amarraba detrás del cuello dejando la espalda completamente desnuda, para posteriormente ceñirse en la cintura. Era largo cubriendo mis piernas en su totalidad, pero con una raja en la delantera hasta medio muslo. El vestido era precioso pero debía ser bastante sugerente, nunca había llevado estos trapitos. También venia en la caja un preciosos tanga negro de encaje y unos zapatos preciosos con un considerable tacón.

Un sobre venia en la caja que pase a leer:

Querida Susana, te envío este vestido para que estés radiante en la cena de esta noche, y mis dos colegas se queden perplejos ante tu belleza.

Como aun no he encontrado tus maletas, que menos que regalarte el vestido mas elegante y lindo que había en nuestra boutique.

No te envío sujetador porque quedaría poco sexy al llevar la espalada al aire.

Contando los segundos para verte enfundada en esa preciosidad, te espero en el Hall para acercarnos juntas al restaurante.

Besos, Susana “

Oh mi adorada Susana. Solo de pensar que ella quería verme vestida así, todos mis complejos se fueron de mi mente. Rápidamente me di una ducha rápida, y pase a ponerme la ropa. El tejido era de una clase que nunca soñé poder poseer uno igual.

Me lo cole y me mire en el espejo. Estaba radiante a costa de parecer presuntuosa, pero la verdad es la verdad. El vestido parecía hecho a mi medida, se ajustaba a mi figura en el pecho y en mi cintura, para luego ganar vuelo camino de mis piernas. Me coloque los zapatos de tacón alto, lo que aun realzo mi ya de por si elevada estatura, a la vez que resaltaba mi trasero. Jamas me había visto tan guapa en mi vida.

Me cogí un moño alto en mi pelo moreno, para dejar a la vista mi sensual cuello y la totalidad de mi espalda, y me pinte con el maquillaje de cortesía del hotel que encontré en la habitación. Coloree mis labios de un rojo intenso para resaltarlos aun mas, ya de por si con una coloración natural muy sugerente.

Baje al hall del hotel y allí estaba esperándome mi amada Susana, vestida con un traje chaqueta con pantalón conjuntado con una camisa blanca de corte bastante formal, pero que en su espectacular cuerpo quedaba muy sexy. No se si me dejaba llevar también por mis sentimientos, pero a mi Susana me gustaba de todas las formas posibles, ya que solo me la imaginaba desnuda como ya la había podido ver anteriormente.

  • Vaya vaya que ven mis ojos. Una diosa ha bajado a cenar con unos humildes mortales esta noche. Por Dios y todos los santos Cristina te ves espectacular. Vas a derretir a nuestros acompañantes. Menos mal que no me ha dado tiempo a cambiarme y ponerme guapa, ya que hubiera sido en vano – me piropeo Susana nada mas verme entrar en el Hall.

  • Pues para no prepararte estas preciosa. Ademas yo solo he hecho que seguir tus instrucciones al pie de la letra – le susurre intentando controlar mi vergüenza por sus comentarios, que aunque alagadores no dejaron de subir el tono de mi cara, los que solo quedarían mitigados por el colorete.

  • Así me gusta que me hagas caso. Hazlo también en el futuro próximo y te ira mejor, a las pruebas me remito. Vas impresionante cariño. Dame un beso y vamos rápido al restaurante que ya deben estar esperándonos los directivos.

Y dándome un beso suave en los labios, me agarro con sus manos por mi desnuda espalda y me acompaño hasta el lugar de nuestra cita. Por el camino iba pensando en lo que había dicho sobre hacerle caso en el futuro, pero como no lo comprendía rápidamente me concentre en disfrutar de su compañía.

Llegamos al restaurante y el maitre nos acompaño a un salón privado donde nos esperaban Juan y Jonathan, los dos directivos de los que me había hablado Susana en el trayecto. Al abrir la puerta del reservado mis piernas se pararon en seco, mi cara enrojeció de pudor como nunca, me entraron escalofríos por todo mi cuerpo, quería hacer un agujero en el suelo como un avestruz y esconderme en el.

  • Vamos Cristina cielo, ¿Que te ocurre? Parece que hubieras visto un fantasma. Ven que te presento a Juan y Jonathan – me dijo Susana notando algo extraño en mi actitud

  • No te preocupes Susana que creo que ya nos conocemos de esta tarde – dijo uno de los hombres, Juan como posteriormente sabría.

Y vaya si los conocía, no de haber hablado con ellos nunca en mi vida, peo si de algo mucho peor. Juan y Jonathan eran los dos hombres de la tumbona de al lado mientras Kevin y yo follábamos en la piscina publica. Notaba como me daban un repaso visual a todo mi cuerpo, como me comían con la mirada. Que pensarían de mi, como iba a conseguir que me tuvieran el respeto que por mi trabajo  me deberían tener. Mi mente no hacia mas que pensar y pensar en la vergüenza de presentarme ante ellos dos, mientras mi cuerpo seguía inmóvil a la puerta del reservado.

  • ¿Ah si? ¿Y de que os conocéis si puede saberse? – pregunto Susana

  • Supongo que puede ¿no Cristina?. Hemos coincidido en la piscina esta tarde, y allí ya nos ha llamado la atención, a nosotros y al resto de los bañistas. No ha pasado desapercibida ni un segundo, aunque claro no sabíamos que se trataba de la nueva auditora que había llegado de España – dijo el otro hombre, Jonathan.

  • Pues si esta tarde iba guapa no me negareis que ahora mismo va impresionante verdad – alego Susana para piropearme

  • Desde luego que si. Nada que objetar Susana. Aunque el espectáculo de esta tarde tampoco es para despreciarlo jajajaja – dijo Juan

  • ¿A que espectáculo te refieres? – pregunto intrigada Susana. No podía ser que se enterara de mis actos esa tarde. Que pensaría de mi aparte de que era una golfa

  • Nos referimos al modelito que llevaba. Era espectacular. Le quedaba de cine – respondió rápidamente Jonathan. Mi cuerpo se relajo algo intentando creer que no iban a aprovecharse de lo que habían visto.

Una vez aclarado esto, Susana me los presento formalmente a ambos, a los cuales me acerco con muchísimo pudor a dar dos besos en la mejilla. Ellos aprovecharon para al oído decirme que me relajara, que disfrutara de la cena que ellos eran una tumba, que nada se sabría por su boca. Susana me pregunto que que estábamos cuchicheando, a lo que yo le dije que me estaban piropeando por lo guapa que estaba con el vestido que me había escogido ella.

Nos sentamos a la mesa, y una vez el camarero nos sirvió el vino, lo cual ocurrió al instante, le di un buen trago para intentar recuperarme del ataque de nervios que seguía sufriendo. No era ni soy muy bebedora, por lo que fácilmente me achispo. Ademas no comía nada desde el desayuno.

La cena fue muy entretenida, estuvimos hablando de como enfocar el proyecto que me había llevado hasta allí, a la vez que nuestros acompañantes iban contando divertidas historias del país. Ambos había nacido allí, pero habían cursado estudios universitarios en Estados Unidos. Rondarían los 40 años, y se mantenían en muy buena forma, aparte de ser muy divertidos e inteligentes.

La cena fue exquisita, pero no demasiado copiosa, como suele ocurrir en los restaurantes modernos. Eso si, lo que no falto fue el vino. En ningún momento los camareros dejaron que nuestras copas se vaciaran, lo que hizo que me relajara al fin, a la vez que estaba un pelin alegre.

Finalizando la comida, antes de que sirvieran los postres, a Susana le sonó el móvil, y se disculpo saliendo de la sala para atender la llamada. Nos quedamos el resto conversando a la espera de que volviera, cuando Juan se levanto de su asiento, colocándose a mi espalda.

  • Putita a que no sabes que queremos de postre jajaja – me susurro al oído mientras me acariciaba la espalda.

Me quede paralizada de pánico. No podía ser que ellos también quisieran aprovecharse de mi. Pero así era, note como sus manos se colaban por los costados de mi vestido y me aprisionaba mis tetas con sus dos manos por la parte baja y me las balanceaba arriba y abajo

  • Así putita que se muevan como esta tarde en el jueguecito jajaja Que ganas de follarte nos dejaste, pero creo que pronto nos vamos a resarcir jajaja – me seguía susurrando Juan mientras se daba el lote con mis tetas – Vamos Jonathan ven y disfruta de esta ricura.

  • Tranquilo Juan que no quiero que se enfade Susana, que es muy celosona de sus hembras, y mas si están así de buenorras como esta. Lo que no creo es que sepa lo guarra y puta que es jajaja – dijo Jonathan hiriendome aun mas en mi orgullo.

Yo mientras seguía sin moverme ni un ápice, me dejaba toquetear a su gusto, no era capaz de reaccionar, me había quedado paralizada en mi propia humillación. Pensaba que me lo tenia merecido por puta, pero no podía dejar de pensar en mi mala suerte desde que había llegado a ese dichoso país.

  • Llevas razón, mejor nos controlamos un pelin, hasta que acabe la cena, pero solo si Cristina nos promete portarse bien después. Y portarse bien quiere decir tratarnos como trato esta tarde a nuestro vecinito de hamaca jajaja. Tu decides, o eso o le contamos con pelos y señales a Susana todo el show de esta tarde – me interpelaba para que tomara una decisión, pero yo era incapaz de abrir la boca.

  • Vamos Juan siéntate en tu sitio. Después ya te podrás hartar de sobar esos melones que tiene esta putita. Como no dices nada supongo que aceptas el trato, pero como prueba de conformidad el resto de la comida la vas a pasar con las piernas bien abiertas, para que podamos fácilmente meterme mano por entre esa raja que tiene tu vestido sin que Susana se de cuenta – dijo Jonathan mientras agarraba la pierna que tenia elevada sobre la otra y la desplazaba para dejarla abierta, a la vez que retiraba el vestido hacia los lados, dejando visible el tanguita de encaje negro que me había regalado Susana.

  • Muy  bien así me gusta que cooperes. No quiero que cierres esas piernas en ningún momento, ni que hagas el mínimo gesto de disconformidad, ni aunque estén presentes los camareros. Como Susana esta sentada frente a ti no podrá ver nada de lo que ocurre. ¿ Has comprendido? – me pregunto Juan.

Me limite a asentir con mi cabeza sin articular palabra. En ese momento Susana volvió de hablar por el móvil, sentándose en su asiento frente a mi. Nada mas sentarse note como desde los costados de la mesa donde estaban sentados apoyaban su mano en mi muslo mas cercano a su posición, y empezaban  a manosearme a su antojo. Subían y bajaban por todo lo largo de mis muslos hasta llegar a la altura de mi pubis, donde me acariciaban por encima de mi tanga. A pesar de ser forzada, la situación me estaba empezando a excitar.

Yo casi no participaba de la conversación, me limitaba a soportar los tocamientos impúdicos que recibía, pero ellos llevaban a cabo una charla muy distendida con Susana, que parecía no darse cuenta de lo que estaba ocurriendo por debajo de la mesa.

En el momento que un camarero vino a tomar nota del postre que íbamos a tomar, ambos metieron la mano por el costado del vestido hasta la altura de mi cintura, dejándome mi tanga a la vista del camarero, que por su expresión no daba crédito a lo que veía, a pesar de que intentaba disimularlo. Juan y Jonathan agarraron cada uno mi tanga por la tira de cada costado, y mirándome a los ojos para que no se me ocurriera evitarlo o sabia lo que me ocurririria, tiraron hacia bajo del mismo hasta dejarlo a la altura de mis tobillos, a lo que yo ayude elevando mi trasero para ayudar a la vez que acelerábamos el proceso, ya que me parecía inevitable que sucediera. Algo debió notar Susana ya que me pregunto:

  • Cariño que te ocurre que no paras quieta en la silla. ¿Te sientes mal?

  • No Susana es solo que estoy intentando cambiar de postura, ya que llevamos sentados mucho rato. No te preocupes, todo esta perfecto – le conteste

  • En cuanto nos tomemos el postre podemos ir a tomarnos unas copas y bailar un rato, bueno vosotros podréis ir ya que yo tengo un compromiso. Pero no creo que estos señores quieran dejar sola a una mujer como tu – dijo a posteriori

  • No te preocupes que nosotros te la cuidamos. Confía en nosotros. Yo creo que ella ademas querrá quemar unas cuantas calorías con un poco de ejercicio ¿verdad Cristina? – dijo rápidamente Juan a la vez que posaba su mano sobre mi ya desnudo coño.

  • Claro, no te preocupes Susana que estos hombretones me sabrán cuidar – dije yo, que podía decir si no.

  • De acuerdo chaval toma nota de los postres y sirvenos rápido. Quita esa cara de pasmarote y despierta, que llevas embobado en mi invitada un rato sin quitarle ojo. Vete de mi vista antes que hable con tu jefe y te ponga de patitas en la calle – agrego Susana en un tono muy brusco al pobre camarero que no tenia culpa de nada.

Nos sirvió lo mas rápido posible, la reprimenda había hecho efecto, pero note que cada vez que venia no dejaba de ver el sobeo que los dos hijos de puta estos estaban dándole a mi coño, el cual acrecentaban cuando el camarero estaba presente. Toda esta situación he de reconocer que a pesar de ser muy delicada me tenia excitada. Estaba comprobando que me ponía cachonda al exhibirme en publico.

Una vez terminados los postres, Susana se disculpo por tener que retirarse, no sin antes darme un beso amoroso en mis labios delante de ellos, como marcando el terreno, y decirme que estaba deseando pasar un rato conmigo a solas para enseñarme el complejo, a lo que yo no me negué, quedando para el día siguiente. Ademas me dijo que teníamos que ir a la boutique del hotel a comprar ropa que se cargaría al hotel por la perdida de mi maleta, ya que no había manera de encontrarla por ningún lado.

  • Bueno pareja os dejo a este bombón. Cuidadlo que es muy frágil y se puede derretir a lo mas mínimo – dijo antes de despedirse.

Y dicho esto desapareció por la puerta dejándome a merced de esos dos salidos. Me pidieron que abriera aun mas mis piernas una vez salio, por lo que la ya de por si pronunciada abertura delantera de mi vestido se hizo aun mas evidente, dejando mi pubis a la vista de ambos, que no perdieron tiempo para sobar a placer mi coño, pasando sus dedos por mis labios vaginales a su entero placer.

Yo permanecía inmóvil en mi silla con la cabeza agachada, en parte por mi propia humillación, pero también para que no se notara demasiado que estaba empezando a ponerme cachonda. Que me estaba ocurriendo para comportarme de esa forma. Me estaban humillando en publico y me gustaba, que me pasaba. En ello andaba cuando note que a mi lado se colocaba alguien mas.

Al mirar pude comprobar que era el camarero, que había ido a retirar los cubiertos del postre, y estaba contemplando como me metían manos esos dos cabrones,

  • Te gusta lo que ves chico. Es una putita de primera ya ves. Le gusta una buena polla mas que nada. A lo mejor no tiene bastante con las nuestras. ¿Tu que opinas chaval? – le pregunto Juan

  • Yo estoy aquí para servir a la clientela, para lo que me necesiten señores – dijo el chico con una sonrisa en los labios mas que evidente, pero sin dejar de comprobar como Juan ya me había introducido un dedo en mi vagina, a lo que yo consentía sin moverme y a la vez comenzaba a suspirar de calentura.

  • Muy bien así me gusta. Buena respuesta chaval. Ve rápido por un par de copichuelas para nosotros dos. La putita no creo que tenga tiempo de beber nada hoy, estará ocupada en otros menesteres. Si lo haces rápido lo mismo tienes premio – le dijo esta vez Jonathan.

No he visto correr a nadie jamas como lo hizo aquel camarero para salir del reservado a la búsqueda de las copas

  • Por favor no me humilléis mas. Haré lo que queráis pero no me hagáis rebajarme aun mas en presencia de mas gente ahhhhh – les dije mientras me recostaba en la silla con un calentura de cuidado

  • Pero mírala a la puta esta, que esta a punto de correrse y quiere que la tratemos con respeto. Para que te quede claro, te vamos a tratar con el mismo respeto que te han tratado en la piscina esta tarde zorra. ¿Te queda claro o prefieres que llamemos a Susana para aclarar el tema, o mejor a tu empresa en España para que sepan el trabajito que estas realizando? – me grito Juan muy enojado pero sin dejar de introducirme ya dos dedos en mi encharcada vagina, cada vez de manera mas brusca, pero esa rudeza me gustaba también.

  • Si ahhhh siiiiiiii – fue todo lo que pude responder

Jonathan se había colocado a mi espalda, y había desamarrado el vestido de mi cuello, el cual me estaba besando delicadamente, erizandome la piel ya que eso me encantaba, para dejar a la vista mis tetas, las cuales me magreaba desde atrás, tirando de mis sensibles y ya excitados pezones cada pocos segundos. Me estaba empezando a derretir en manos de esos depravados, estaba pasando a segundo termino que me estaban forzando a complacerlos, porque ya no era esa la razón por la que permanecía en ese lugar, por mucho que me quisiera engañar a mi misma.

En eso andábamos cuando escuche el tintineo de unos hielos, era lógicamente el chaval que venia buscando su premio prometido por aquellos cabrones, que no era otra cosa que supongo que yo mismo.

  • Muy bien chaval, muy buen trabajo, y eso siempre se debe recompensar ¿No crees Cristina? – me pregunto Juan introduciéndome dos dedos bruscamente como si quisiera meterme la mano entera.

  • Uuuuuummmmmmmmmmmmffffffff – fue todo lo que conteste

  • Contesta joder, un poco de educación puta – dijo Jonathan dándome un fuerte tirón de mis sensibilizados pezones

  • Aaahhhhhhh siiiiiiiii aaaaaahhhhhhhhhhh – conteste.

  • Bien, así nos gusta. Pues mientras nos tomamos esta copa que tan generosamente nos ha traído el chaval y reposamos la cena, le vas a hacer la mejor paja que le hayan hecho en su puta vida ¿ Entendido puta? A no ser que el chaval tenga algún plan mejor para la noche, claro – informo Juan

  • No señor no tengo nada mejor que hacer jajaja – respondió rápidamente el chaval.

  • Bien pues entonces manos a la obra putita. – dijo Jonathan a la vez que ambos se retiraban para sentarse en un sofá que había en el reservado supongo que para tomar las copas posteriores a las comidas – Pero antes de nada haznos un striptease para que podamos gozar de tu cuerpo de zorra.

Y diciendo esto puso en su móvil la melodía de la película del mismo nombre. Me quede sentada sin hacer ninguna acción, quería seguir dejando que me tocaran, pero no ponerme a bailar para esos degenerados que me estaban humillando, y menos delante del camarero.

En esas estaba cuando Juan se levanto, y yendo hacia mi silla me dio una bofetada en cada una de mis tetas que me dejo casi sin aliento. Que dolor sentí en ese instante, pase de la excitación al miedo al pensar lo que me podían hacer esos dos, y tenia claro que el chaval estaba de su parte, como era lógico.

  • Puta, voy a volver a sentarme, y por tu bien no deberías hacer que me volviera a levantar – me aclaro juan mientras volvía al sofá.

Presa del pánico me levante del sofá, e insinuándome lo mejor que pude, ya que no había hecho eso jamas anteriormente delante de tanto publico, deslice hacia mis tobillos el preciosos vestido, que ya se encontraba enrollado en mi cintura tras desatarse anteriormente, quedándome como Dios me trajo al mundo, completamente desnuda a merced de los tres presentes.

  • Levanta las manos y baila sugerentemente al lado del chaval. Calientalo si no lo esta ya suficientemente – me indico Jonathan

Parecía que lo tuvieran preparado los cabrones. Supongo que no seria la primera vez que se aprovechaban de una mujer. Se alternaban en las ordenes, pero sin pisarse uno al otro en ningún momento. Y como lo que decían eran ordenes para mi a ello me puse.

Me acerque insinuándome hasta ponerme al lado del chaval, y poniendo las manos detrás de mi nuca empece a mover circularmente mis caderas sensualmente. Echaba mi espalda hacia atrás para adelantar mi pubis como si se lo estuviera ofreciendo, pero el se limitaba a observar sin tocarme.

  • Date la vuelta que podamos ver ese culazo que te gastas – me sugirió Juan, bueno, mas bien me ordeno

Y me di la vuelta continuando mi movimiento de caderas, y baje mis manos a mi cintura y a mis nalgas para hacer el baile aun mas erótico, como querían que hiciera. Incline mi cuerpo hacia adelante para que pudieran contemplar mis partes intimas sin ningún reparo. Me estaba empezando a gustar el baile, por lo que me acerque hasta el chaval, y colocando mi culo en su pubis por encima de su pantalón, empece a moverme al ritmo de la música.

Notaba un tremendo bulto a pesar del pantalón. El chaval debía estar bastante bien dotado, lo que aun me calentaba mas. El camarero no pudo aguantar mas, y me agarro por mis tetas, y empezó a puntearme mi culo como si me estuviera follando. Yo gemía a la vez que seguía bailando, me estaba poniendo a mil por hora. Así estuvimos un rato, no se cuanto.

  • Chaval no te pases de listo, que nadie ha dicho que te la vayas a follar, al menos antes que lo hagamos nosotros no creo. Quita esas manos de nuestra mercancía que nos la vas a gastar. Y tu puta lo dicho, arrodíllate delante de el y hazle la mejor paja que le hayan hecho en su vida. – me dijeron, no se ni quien ya que estaba con mi cabeza ida por la calentura.

Y no me lo pensé ni un segundo. Estaba deseando ver lo que se escondía debajo de esos pantalones. Se los desabroche y baje rápidamente. Empece a pasar mi boca por sus slips a la vez que jugueteaba  con mi lengua también. Incluso llegue a morderle suavemente la polla con mi dentadura.

Así estuve un rato hasta que me decidí a bajarle sus slip, y quedo a mi vista una enorme y larguísima polla, mas larga que gorda, pues era como mi cara o mas. Era impresionante, que ricura pensaba en ese momento. Se la empece a menear con mi mano a la vez que le daba lametones con mi lengua en su capullo, y retiraba las primeras gotas de liquido que ya asomaban. Lo tenia caliente como ellos me tenían a mi. Eso me enloquecía.

Seguí jugando con ella, ahora introduciendola en mi boca y empezando a chupársela con mis labios, pero sin dejar de jugar con mi lengua con su capullo. Debía gustarle porque no dejaba de suspirar de placer. Mi mano se había desplazado a sus huevos, los cuales masajeaba como si intentara ordeñarlo, cosa que por otra parte deseaba. Por mucho que intentaba no era capaz de meter en mi boca mas de la mitad de su polla, ya que tocaba en mi garganta y me daban arcadas, y tenia que sacármela. Mi rimmel estaba empezando a correrse de mis ojos, llenandome la cara de goterones negros.

  • Vamos zorra tragatela toda como buena puta que eres. No nos defraudes. Y tu ayudala, chaval – escuche decir

Y vaya si ayudo. Me cogió la cabeza por detrás y empezó a literalmente follarme la boca. Presionaba en mi garganta hasta que no aguantaba mas sin respirar, y aflojaba lo justo para que cogiera aire y volver a la carga. Por mucho que intentaba evitarlo apoyando mis manos en sus muslos, su fuerza o su estado de enajenación en ese momento eran superiores a mi, y nada podía hacer por evitarlo.

Por mucho que intento no fue capaz de meterme en la boca mas de tres cuartos de la misma, aunque yo creía que me había llegado al estomago. Creía que me asfixiaba cuando me la metía hasta el tope, pero a la vez me gustaba que me humillaran así. Tenia mi coño mojado mojado.

  • Joder chaval que torpe nos has salido. Si lo llegamos a saber nos buscamos otro camarero mas espabilado. Tu puta túmbate en la mesa boca arriba con la cabeza por fuera y la boca bien abierta. Vamos rapidito guarra. Y tu a ver si en esa postura res capaz de una vez de metersela hasta los huevos. Lo mismo tienes premio si lo consigues – nos dijeron los cabrones del sofá.

Yo nada podía hacer en ese momento. Tenia claro que tenia que acatar lo oído, por lo que me coloque en esa posición, con mi cabeza cayendo libre por fuera de la mesa, y mi melena casi rozando el suelo, ya que el moño con los estrujones anteriores del chaval se había soltado.

El camarero coloco su polla sobre mi boca, y empezó a metermela con brusquedad, apoyando sus manos en mi torso para que no me pudiera mover lo mas mínimo. Presionaba y yo notaba como poco a poco su polla se metía cada vez mas dentro de mi garganta, lo que me obstruía mi respiración. Pataleaba intentando que me dejara pero nada conseguía, hasta que note en mi nariz algo rizado y su piel. Había sido capaz el mamón de meterme su polla por completo, pensé, pero o me la sacaba pronto o moría allí. Ya no era capaz ni de patalear, estaba inerte.

Fue por poco. Cuando me la saco gran cantidad de babas acumuladas corrieron por mi cara camino de mi pelo, por la postura que tenia, a la vez que intente incorporarme ya que me dio un ataque de tos incontenible. Pero el chaval no me dejo moverme. Una vez me recupere algo empezó nuevamente a follarme literalmente la boca, pero en esa postura cada empellón que me daba mi nariz tocaba con sus huevos, y cada vez el ritmo era mayor. Yo aprovechaba para respirar en los momentos que me la sacaba algo, pero duraba poco. Mi cara cada vez estaba mas cubierta de salivas, al igual que mi pelo y el suelo cercano a la mesa.

  • Muy bien chaval. Como somos gente de palabra tienes premio. Te dejamos que te corras dentro de su boca. Y tu puta paladea cada gota de semen – dijeron.

Fue escuchar eso y el chaval recupero aun mas bríos de los que tenia, y por mi parte la calentura fue a mas. Con mis manos empece a tocarme mi clítoris, ya que yo también estaba cercana al orgasmo, a pesar del trato que estaba recibiendo.

  • Mira la puta Jonathan. Encima se masturba la muy cerda. Rápido trae la botella de champan que vamos a hacer un jueguecito. Y tu chaval córrete rápido que no aguantamos mas – dijo Juan

  • Estoy a punto. Vamos puta abre la boca masssssssss aaaahhhhhhhhh – dijo el chaval en ese instante

Yo notaba que estaba a punto igual que yo, notaba como su polla palpitaba con cada embestida a mi garganta, pero yo no andaba mejor, mis tocamientos en mi clítoris estaban haciendo su efecto, cuando note unas manos que me retiraban las mías

  • Quita putita que vas a disfrutar jajaja Abre rápido el champan que esta no aguanta – dijo juan nuevamente, supongo que refiriéndose a Jonathan, ya que por mi postura no podía ver que hacían.

Y en ello andaba cuando el chaval me metió su polla hasta el fondo, y empezó a berrear como un loco, y a disparar chorros y chorros de corrida directos a mi estomago, casi no podía ni saborearlos dado lo dentro que estaba la polla.

Estaba a mil cuando oí algo efervescer, y al momento note que me introducían algo en mi vagina y una explosión de liquido invadía mi interior, como si se hubieran descargado dentro mía, y me corrí como una burra. Me habían metido la botella de champan removido recién abierto en mi coño los cabrones

¡Que placer!

Continuara...


Gracias por anticipado por su lectura. Espero recibir sus comentarios sobre este relato, tanto aquí como si lo prefieren a mi email.

Un saludo, y hasta la próxima, que sera en breve. Prometido.