Al Caribe por trabajo (4)

Cristina, una bella auditora, viaja al caribe por trabajo, pero, ¿solo trabajara? Capitulo 4: Problemas en el aeropuerto

Capitulo 4: Problemas en el aeropuerto

El resto del vuelo transcurrió sin ninguna circunstancia especial. Los chavales siguieron riéndose y humillando a Ángel todo lo que fueron capaces, la cual aguanto el tipo lo mejor que pudo, ya que era inevitable que notáramos algo extraño, eso sin ellos saber que habíamos podido ver con todo lujo de detalle todo lo que había ocurrido en el compartimento contiguo.

Pasadas un par de horas por fin tomamos tierra en un aeropuerto cercano al complejo hotelero al que nos dirigíamos todos los ocupantes del avión. Era un aeropuerto bastante pequeño, en el cual se accedía a la zona de recogida de equipajes y comprobación de la documentación a pie directamente desde la pista de aterrizaje.

Todos los viajeros nos dispusimos a bajar, no sin antes Kevin acercarse a nosotras para emplazarnos a vernos y tomar unas copas una vez llegáramos al hotel, cumplido al que tanto Susana como yo accedimos gustosamente, no solo por ser hijo del jefe, sino por lo guapo y simpático que nos parecía.

Me dispuse a bajar los escalones del avión, atusandome la falda lo mejor que pude, y colocándome el top y la chaqueta de la manera mas elegante posible. No era fácil bajar con mis tacones, pero lo hice lo mejor que pude. Susana me seguía justo detrás.

Cuando íbamos caminando por la pista me fije que desde una ventana del aeropuerto una persona vigilaba nuestra llegada. Tenia pinta de oficial por la pinta de la ropa que llevaba, pero tampoco me quise quedar mirando, por lo que seguí caminando rumbo a recoger mi equipaje y realizar los tramites administrativos por la llegada al nuevo destino.

Una vez recogido el equipaje, nos dirigimos a la ventanilla para presentar nuestros pasaportes. Debido a que mi maleta fue la ultima en aparecer, también fue la ultima en colocarme en la fila para presentar mi documentación.

Tanto los chicos como Susana rápidamente formalizaron su entrada en el país, por lo que me llego mi turno. Le entregue mi pasaporte a la chica de la ventanilla, y cuando me sello el mismo e iba a devolvérmelo, en ese momento recibió una llamada telefónica. Vi como asentía a lo que escuchaba que le decían por teléfono.

Una vez colgó, su mirada hacia mi cambio radicalmente. De una sonrisa amable su semblante paso a tener un rictus serio. Replegó sus manos, llevándose con ellas mi pasaporte hacia su regazo. Yo no entendía nada de lo que ocurría.

  • Hay un problema con su documentación. Tenemos que comprobar unos datos, por lo que le ruego se dirija con este oficial a la sala habilitada para la espera – me comento la chica de la ventanilla

  • ¿Un problema? ¿como que un problema? ¿que clase de problema? – gritaba yo como una histérica sin comprender que ocurría, cuando note que me agarraban por mis brazos colocándomelos a la espalda con fuerza.

  • Acompáñeme señorita. Por las buenas todo se solucionara mas rápido, ya lo vera – me dijo al oído el oficial que había comentado la chica y que yo no había visto llegar – Seguro que es un mínimo error que se subsana rápidamente. Acompáñame por favor.

Vista la situación, y que por la fuerza no iba a conseguir nada, ya que el oficial me sacaba dos cuerpos de ancho, le indique que me soltara las manos, que iría voluntariamente a la sala habilitada por el aeropuerto, porque estaba convencida de que no habría ningún problema con mi documentación.

Mire hacia donde estaban el resto de mis acompañantes, y vi a Susana hablando acaloradamente con un oficial del aeropuerto, un  hombre de raza negra con una altura impresionante, y que me pareció reconocer como la persona que nos estaba observando a nuestra llegada.

Nos dirigimos el oficial y yo hacia una puerta en un lateral de la sala, la cual dio paso a una estancia no muy amplia sin ventanas que solo tenia como mobiliario una mesa y dos sillas en el centro de la misma. Me indico que entrara y esperara en las mismas a que se resolviera el problema, y salio cerrando la puerta, dejándome a solas en la habitación. Una vez cerro note que la sala estaba insonorizada, ya que deje de escuchar instantáneamente el bullicio del aeropuerto.

Una vez sola en la habitación, rápidamente saque mi móvil del bolsillo de la chaqueta donde lo llevaba, y llame a mi jefe en Madrid para contarle lo que ocurría.

  • Hola Cristina, que tal el viaje? Supongo que ya habréis llegado al complejo – dijo Don Felipe, mi jefe, nada mas descolgar la llamada, sin darme tiempo a nada mas.

  • Por eso le llamo, don Felipe. Hay un problema con mi pasaporte, no se cual porque no me lo han dicho, pero me tienen retenida en el aeropuerto. Le ruego que haga las llamadas que crea necesarias para aclarar este tema. Le estoy llamando a escondidas ya que no me han quitado el móvil – le conteste.

  • Joder Cristina, todavía no has entrado al país y ya estas en problemas. Creía que eras una chica mucho mejor preparada y que no me iba a defraudar de esta forma. Te he dado una oportunidad única y así me lo pagas, no teniendo ni tu documentación en regla – oí gritarme por el móvil a Don Felipe con voz de estar bastante enojado conmigo.

  • Pero Señor yo no...

  • Ni Señor ni mierda. Usa tus armas para salir de este problema que tu sólita has creado, o coge el próximo vuelo de vuelta y ya mandare a alguien mejor preparado que usted. Y no me llame para estas pamplinas, solo para cosas realmente importantes joder – me volvió a gritar, colgando a continuación y dando por finalizada la charla y dejándome con la palabra en la boca.

Explicar la cara de perplejidad que se me quedo es difícil, solo se que me vine abajo y me puse a llorar como una niña pequeña porque por una tontería como esta iba a desperdiciar la mayor oportunidad de mi vida. No era justo, yo no había hecho nada malo, pensaba yo cuando se abrió la puerta de la sala, viendo como Susana ingresaba a la misma con un gesto de preocupación en su rostro.

  • No llores cielo, todo se va a arreglar – me dijo Susana abrazándome al ver mi estado, y apoyando mi cara contra su esplendido pecho.
  • Pero yo no se que ocurre, yo no he hecho nada – decía yo con mi voz entrecortada por el llanto.
  • He estado hablando con el jefe, que es amigo mio, y he intentado solucionarlo, pero no he sido capaz. No me ha contado que ocurre tampoco, solo que tiene que hacerte un interrogatorio antes de dejarte entrar al país.
  • Un interrogatorio? Pero porque razón?
  • No lo se cariño, pero espero que todo se arregle tras el mismo. He entrado para comentarte que no podemos esperarte aquí a que todo se solucione, ya que Kevin y el resto de los chicos deben estar en el hotel en una hora, y yo también tengo una reunión muy importante, ademas de que el bus nos esta esperando hace rato. Esta es la dirección del hotel. En la puerta del aeropuerto hay taxis esperando que te llevaran al complejo hotelero una vez todo quede perfectamente aclarado. Nos llevamos tu maleta para que no tengas que preocuparte de nada mas – me dijo poniéndome en la mano una tarjeta del hotel al que me tenia que dirigir.
  • No te vayas Susana eres lo único que me queda. Don Felipe, mi jefe, se ha enfadado y me ha amenazado con mandar otra persona en mi lugar. No se que puedo hacer... – Le rogué a Susana agarrándome mas fuertemente a ella, y hundiendo mi cara entre sus pechos.
  • Usa tus armas de mujer Cristina. Eres una mujer espectacular, aprende a usar ese poder que la naturaleza te ha dado. No puedo quedarme, pero estoy segura que todo se va a arreglar rápidamente y nos vamos a reunir en el hotel. Suéltame por favor que tengo que irme cielo.

En eso estábamos cuando se abrió la puerta, por la que entro el hombre que había visto hablando con Susana anteriormente.

  • Por favor Susana abandona la sala que tengo que iniciar el interrogatorio – dijo el hombre, que debía ser un oficial importante por el numero de medallas que llevaba en su chaqueta.
  • De acuerdo Don José. Cristina te espero en el hotel, y haz caso de mis consejos – me dijo dándome un cálido beso en la mejilla y saliendo de la habitación, dejándome sola con el tal don José, que no sabia quien era.

El hombre me indico que tomara asiento en una de las sillas, lo cual hice rápidamente. Don José se quito la chaqueta que llevaba puesta, dándose la vuelta y colocando la en una percha que había en la pared que no había advertido hasta entonces. Una vez hizo esto aproveche para fijarme en su aspecto.

Era muy alto, yo le llegaría al hombro y no soy precisamente una enana. Su piel era negra, pero con un tono típico de los países caribeños, muy parecido al mio. Tenia unas espaldas tremendas de anchas, y por lo ajustada de la camisa se podía observar que no estaba en una gran forma física, ya que se adivinaba su sobrepeso claramente. Tendría unos 50 años por lo que me pareció, y no era especialmente feo, pero si olía fatal. Su camisa presentaba marcas de sudor por todo su contorno, en los sobacos y la espalda principalmente, que quedaron a las claras cuando se quito la chaqueta.

Parece que advirtió que estaba observándolo, porque me dedico una sonrisa que me dejo observar como los pocos dientes que conservaba tenían un color entre amarillento y negruzco que me dio muchísimo asco. No se si me lo noto en mi cara, pero su gesto cambio bruscamente. Era insufrible para mi estar allí con el, por los nervios que tenia ademas del hedor de su presencia.

Don José se sentó en la otra silla, y apoyando los codos en la mesa, inicio el interrogatorio

  • Muy bien  putita. Aquí tenemos una nueva guarra que quiere entrar al país haciéndose pasar por española. ¿Como te llamas? – me pregunto.
  • Me llamo Cristina, señor, soy española y no tiene derecho a tratarme...
  • A ver si te enteras de una vez que aquí no tienes derecho alguno, zorra. Estoy cansado de ver como caribeñas como tu se hacen pasar por españolas para entrar al país y después dedicarse a zorrear – me dijo cortándome a medio hablar.
  • Pero yo soy española, señor. Puede comprobarlo en mi embajada – le conteste.
  • Con ese color de piel, no me jodas. Encima quieres tomarme el pelo. Te vas a enterar de lo quien manda en este país.
  • Señor, por favor, compruébelo. Mi padre es de raza negra, pero español como mi madre, de ahí mi color de piel, pero es la primera vez que vengo al Caribe. No me pueden hacer esto, me van a hundir mi carrera profesional por un error – lloraba desconsoladamente intentando que me hiciera caso.
  • ¿Su carrera profesional? Su carrera de puta querrá decir guarra
  • No Señor, por favor escúcheme. Vengo para realizar un informe en el complejo hotelero de Susana, la mujer que estaba aquí antes de que usted llegara. Llamela por favor, y aclárelo, o bien llame a la embajada española, por favor señor – Le rogaba, casi le suplicaba.
  • Me esta empezando a hacer dudar, voy a salir un momento a realizar unas llamadas, y enseguida vuelvo.

Lo vi levantarse de la silla y salir de la sala, cerrando la puerta al hacerlo. Estuve esperando no se cuanto tiempo, a mi se me hizo eterno, y le rece a todos los santos de los que me acorde en ese instante, cuando se volvió a abrir la puerta y apareció de nuevo Don José con una risa en su cara.

Cerro la puerta, y echo un cerrojo que había en la puerta, que impedía que entrara nadie desde fuera. Se sentó en la silla y me miro fijamente.

  • Muy bien Cristina, vamos a acabar con este juego, y vamos a dejar las cartas claras sobre la mesa. Aquí mando yo, y yo decido si entras al país o te vuelves a España. He comprobado que eres la persona que dices, pero desde que te vi bajar del avión me tienes caliente perdido guarra.
  • Señor por favor...
  • Cállate de una puta vez. Solo hablaras si te doy la palabra. Volviendo al tema aquí mando yo. Puedo hacer que entres al país sin problema alguno, dándote el pasaporte que tengo en mi chaqueta sellado perfectamente. O te puedo poner trabas de todo tipo cada vez que intentes entrar. Es tu decisión, y tienes que tomarla ahora mismo. Debes escoger que opción quieres... – me dijo Don José

A continuación de esto, vi como se ponía de pie. Comenzó a desabrocharse sus pantalones, dejándolos caer hasta sus tobillos. El olor a suciedad y orines fue totalmente desagradable, por lo que arrugue mi cara. Luego se bajo sus calzoncillos, apoyando en la mesa un cipote que parecía una serpiente de la selva, tremendamente larga de tamaño, y no precisamente delgada, no tan gorda como la de Kevin pero no distaba mucho.

  • Sobre la mesa tienes la opción de conseguir el pasaporte, o bien puedes salir por la puerta y optar por la segunda opción. Tu decides Cristinita jajajjajaja – me dijo mientras se reía de manera escandalosa dejándome ver nuevamente la poca higiene de su boca.

Yo no salia de mi asombro. Porque me ocurrían a a mi estas cosas. Yo era una chica decente que jamas me había visto en este tipo de situaciones. Miraba su polla apoyada en la mesa, que no sabia como iba a poder tragarme por ningún agujero, y miraba su asquerosa cara de satisfacción al saber que me tenia en sus manos.

Tenia que decidir rápido, seguir siendo la chica pulcra que salio de Madrid, o hacer caso de mis atributos como me había sugerido Susana y solucionar el problema. La lucha del bien contra el mal, pero en un mundo donde el mal tiene muchos mas argumentos. Decidí hacerle una pregunta.

  • ¿Y que se supone que debería hacer?
  • Veo que te estas decidiendo por la opción primera jajajaja – se sonrió pasando su mirada de mi cara y mi cuerpo hacia su polla – Harás todo lo que se me apetezca guarra por supuesto. Ademas nadie se enterara porque ya te habrás fijado que esta sala esta insonorizada, para tratar a zorras como tu como os merecéis.

No sabia que hacer. Mi carrera estaba en juego, pero este hombre me daba muchísimo asco. ¿Valía la pena mi carrera dejarme follar por este animal? En ello andaba pensando cuando Don José se acerco hacia mi sitio con su polla colgando flacidamente. Joder, pensé, no esta ni empalmado y le llega a mas de medio muslo.

Se coloco a mi espalda y me susurro al oído mientras notaba su apestoso aliento:

  • Vamos putita una follada mas o menos en tu vida no te va a suponer ningún trauma seguro jajajaja. Toma prueba la medicina que te voy a dar.

Una vez dijo esto, note como coloco algo sobre mi hombro derecho. Al girar mi cara para ver que era, comprobé que me había colocado allí su polla. Su olor era indescriptible a orines, aparte de tener pegotes blancos de esperma de anteriores pajas que se habría hecho que no había limpiado. Era asqueroso, y para hacerlo aun peor empezó a restregármela por mi cara.

  • Vamos abre esa boquita preciosa que tienes y trágate mi serpiente jajajajaja – me decía a la vez que me restregaba la polla por toda la cara.

Yo estaba como paralizada por el miedo. Me dejaba hacer mientras pensaba como iba a salir de allí. Pensaba en lo que me había dicho Susana, usar mis armas de mujer. Don José, un  tipo viejo y gordo como el  no tendría mucho aguante, y a lo mejor con una buena paja lo dejaba para el arrastre y me entregaba mi pasaporte. Eso decidme, y me puse manos a la obra.

  • Ok Don José acepto su proposición, pero déjeme hacer a mi. Siéntese por favor en la silla y relájese – le dije mientras me levantaba y retiraba mi cara de su apestosa polla, y le indicaba con la mano que se sentara en la silla.
  • Muy bien putita como tu digas. Voy a dejarlo en tus manos pero si no me gusta lo que me haces lo haremos a mi modo – me dijo mientras se sentaba en la silla.

Me quite la chaqueta lo mas sensualmente que pude, no por calentarlo mas, sino para no llenármela ya que no tenia mas ropa hasta que no llegara al hotel. Me puse a gatas y fue caminado hacia el lo mas sensualmente posible, para acelerar lo mas posible su corrida.

  • Así guarra vamos acércate. Sabia que eras una putita de primera desde que te vi bajar de ese avión – me jaleaba cuando me acercaba hasta donde se encontraba.

Una vez llegue coloque mi melena negra detrás de mi cabeza, cogiendo su enorme polla con ambas manos, y al mismo tiempo mirándolo a los ojos hacerle un gesto de estar relamiendome los labios por comérmela, lo que hizo que notara rápidamente la rigidez que adquiría la misma en mis manos.

Pase a masturbar manualmente con ambas manos su polla, consiguiendo endurecerla con la ayuda de mis gestos de deseo con mis labios y lengua. La polla iba ganando firmeza, e incluso gano un poco mas de largura. Era asquerosa por la falta de higiene, pero impresionante al mismo tiempo pensaba.

  • Vamos puta cometerla o me vas a enfadar – me dijo Don José.
  • Tranquilo cariño que no tenemos prisa – le indique muy amorosamente
  • Yo ninguno, y tu no te vas a poder mover cuando acabe contigo jajajaja

Yo me reí también con su comentario, pero mas que por el mismo por lo que pensaba de que rápidamente iba a tenerlo desecho tras una buena paja. Decidí empezar a usar mi boca para acelerar el resultado.

A la vez que masajeaba con mis manos su polla, me agache y con mi lengua empece a hacerle caricias con mi lengua en sus pelotas, El sabor amargo y agrio de las mismas me hacia tener arcadas que retenía como podía poniendo caras de estar disfrutando al hacerlo. Era lo mas denigrante que había hecho en mi vida hasta entonces.

  • Así puta así comete mis cojones vamos – me decía

Me metí uno a uno sus enormes huevos en mi boca, chupando como podía ya que me llenaban completamente mi boca. Ya me estaba empezando a olvidar hasta del asqueroso sabor que tenían, a todo se hace una que se dice. Yo seguía a la vez masajenadole la polla con mis manos, la cual cada vez estaba mas dura, y pensaba que cuando descargaran sus pelotas viendo su tamaño iba a tener una corrida tremenda.

En esos pensamientos estaba cuando levanto sus piernas para arriba,y cogiéndome por mi melena me empujo la cabeza mas hacia abajo hasta la altura de su ano. El olor que me llego a mis fosas nasales me hizo intentar echar la cabeza hacia atrás pero su fuerza me lo impidió. Estaba a su merced joder.

  • Cómeme el culo vamos rápido. Usa tu lengua para algo que no sea decir estupideces zorra – me dijo Don José
  • No por favor no lo he hecho nunca y me da mucho asco señor – le suplique
  • Me importa una mierda. Si quieres tu pasaporte ya sabes, a comer culo jajajajaja – me indico haciendo un gesto hacia donde estaba colgada su chaqueta.

No podía hacer nada. Su fuerza me tenia con mi cara a un palmo de su culo sin poder evitarlo. Hice de tripas corazón y con mi lengua empece a rozar suavemente los laterales de su ano. La arcada que me dio hizo que me subiera un acceso de bilis que trague como buenamente pude, intentando que no lo notara. Una vez algo recuperada, seguí con mi labor, rodeando su agujero hasta que Don José haciendo uso de su poderío empotro mi cara contra su culo

  • Vamos guarra cómeme el culo de una puta vez y déjate de tonterías, o salgo ahora mismo por esa puerta y no entras en mi país en tu puta vida – me grito muy enfadado.

Hice de tripas corazón, y empece a pasar mi lengua por todo su agujero. No podía hacer otra cosa, me tenia mi cara pegada totalmente a su culo, a veces hasta me costaba respirar de la presión que ejercía. Así seguí un buen rato, mientras el quiso. Yo pensaba que mal había hecho para verme en esa situación. Una vez se canso me soltó la cabeza y se volvió a colocar en la silla normalmente, momento que aproveche para intentar controlar de nuevo la situación.

  • Relájate cariño que te voy a hacer la mejor mamada que te han hecho en tu vida – le dije mientras cogía aire y le colocaba una mano en su pecho para que se reclinara relajadamente en el asiento, lo que Don José hizo sin pestañear.

Aquello me dio ánimos, creí ser la que mandaba. Cogí su polla por la base con una mano, aunque no era necesario, ya que estaba dura como una roca, y empece a jugar con mi lengua. La pasaba por su glande de manera suave, dándole pequeños besitos en la punta que lo hacían estremecer. Mi ego aumentaba a pasos agigantados. Tras un rato de suaves caricias en la punta de su polla, pase mi boca lateralmente por toda la longitud de la misma, primero por un lateral y luego por la otra, de cara a lubricarla con mi saliva para facilitar la acción de mis manos.

A Don jose estaba claro que le estaba gustando, ya que emitía gemidos cada vez que rozaba con mi lengua su capullo. Una vez bien lubricada, a la vez que mis manos subían y bajaban por el tronco de la polla, me introduje su polla como pude en la boca. Poco mas de la punta pude meter en mi boca, el tamaño era impresionante y simplemente no era capaz de meterme mas. Así seguí un rato, dándole chupetones al capullo mientras mis manos seguían haciendo su trabajo. Notaba que Don José cada vez emitía menos quejidos, hasta que me quito las manos y se levanto.

  • Vamos Cristina colócate tendida boca arriba sobre la mesa, pero con la cabeza por fuera de la misma – me indico dando un golpetazo con su palma sobre la mesa
  • Pero para que quiere que haga eso señor? – le pregunte
  • Ahora lo veras, y la boca bien abierta entendido? – me dijo
  • Si Señor – ya no pensaba solo me limitaba a obedecer, sin saber lo que quería pero esperando que acabara pronto.

Me coloque como me dijo, pero sin sacar la cabeza por fuera. Me cogió de los hombros y tiro de mi hacia donde se encontraba. Mi cabeza perdió la sujeción de la mesa, cayendo hacia abajo si no hacia esfuerzos por sujetarla. Don José me coloco la melena hacia abajo, cosa que no le costo debido a la posición, y me indico que abriera la boca mientras me acercaba la polla.

  • No don José por Dios que va a hacer – le dije mientras trataba de incorporarme pensando que me iba a ahogar si me metía la polla en la boca en esa postura.
  • Estate quieta de una puta vez, y haz lo que te diga entendido de una vez zorra? – me grito mientras me daba una bofetada que me volvió la cara, a la vez que me volvía a colocar por la fuerza bruta en la misma posición.

Varias lagrimas salieron de mis ojos. Nada podía hacer. Me limite a abrir la boca como me pedía. Don José acerco su polla a mi boca y literalmente me la metió hasta que hizo tope en mi garganta. Creía que moriría en ese instante asfixiada. Me movía intentado buscar aire, pero me tenia sujeta por los hombros para que no me moviera. Pensé morderle la polla pero me hubiese matado allí mismo. Estuvo mucho tiempo allí, demasiado para mi, hasta que me la saco. Escupí saliva sobre mi cara una vez me saco la polla, creo que era saliva o incluso bilis, y respire lo que pude. Digo lo que pude porque a los segundos tenia de nuevo su polla alojada en mi garganta, y aun quedaba una buena porción de polla fuera de mi boca.

Así siguió un buen rato. Metía y sacaba su polla de mi boca cada poco. Mi cara y mi pelo estaban llenos de mis propias salivas. Cuando se harto de esto empezó a hacerlo todo mas rápidamente. Literalmente me estaba follando la boca. Mi cuerpo se tensaba cada vez que me penetraba, mi mandíbula estaba dormida de la apertura que debía tener para aceptar su polla. Los minutos que pasaron fueron un suplicio, cada vez aumentaba su velocidad y sus gestos eran mas y mas bruscos. No se que tiempo paso hasta que empezó a berrear como un animal, y me metió aun mas si cabe su polla en mi garganta.

  • Cometerlo todo guarra no quiero que desperdicies ni una gota.

Y dicho y hecho. No me quedo mas remedio que tragármelo o me asfixiaba su semen. Me descargo 6 o 7 corridas que prácticamente pasaron directas a mi estomago, ya que su polla debía estar bastante cerca. Así me tuvo mientras se corría, y una vez termino, estando a punto de morir sin aire me retiro la polla de la boca, sentándose en la silla bruscamente.

Yo una vez sentí que salio la polla, y verme libre de su agarre, salte de la mesa hacia un rincón de la sala, donde me acurruque mientras tomaba aire, llorando e intentando recuperarme de la violación bucal que había sufrido por ese asqueroso oficial, esperando que aquello por fin hubiese acabado.

Pasaron mas de 15 minutos en los que no me moví de la misma posición. Solo lloraba e intentaba recobrar un poco de resuello tras lo vivido. Don José tampoco se movía, solo me miraba y se reía sadicamente.

Una vez parcialmente recuperada, al menos físicamente, me levante y acudí por mi chaqueta para colocármela.

  • ¿Que haces imbécil? – me pregunto
  • Pues ponerme mi chaqueta para que me de mi pasaporte y pueda marcharme de aquí y olvidarlo para siempre – le respondí colericamente
  • Jajajaja si te crees que con una mamada todo ha terminado estas muy equivocada. Los caribeños tenemos mucho aguante jajajaja  Créeme que no me vas a olvidar tan fácil, y si quieres tu pasaporte en vez de ponerte la chaqueta te vas a quitar sensualmente el resto de tu ropa, y te me recuestas de nuevo en la mesa
  • Por favor déjeme ya y no me vuelva a violar la boca por favor
  • No putita tranquila esta vez quiero comerte todo tu cuerpo cachito a cachito y violarte todo el resto jajajajaja Vamos empieza, rapido

Su risa cada vez era mas sadica, y yo temblaba de panico ante lo que se me avecinaba, pero que podia hacer: NADA

Deje mi chaqueta donde estaba, y haciendo de tripas corazon desabroche la cremallera de mi falda y la deje caer, doblandola y colocandola cuidadosamente en la misma silla que tenia puesta la chaqueta

  • Si eso en tu país es sensual vaya mierda de país del que vienes. He dicho sensual y no creo que te guste verme enfadado. Lo que te he hecho hasta ahora ha sido de buen rollo. Tu sabrás que haces.

Escuchar esas palabras y ponerseme la piel de gallina todo fue una. Decidí intentar hacerlo lo mejor que pudiera, pero no era una puta joder, no había hecho esto jamas. Me volví de espaldas, y mirándolo por mi espalda desabroche mi top sin que pudiera verlo. Poco a poco fui volteaandome con las manos en mis pechos aguantándolo, para de forma sexy quitármelo y lanzarselo a donde estaba. Me chupe los dedos y ensalive mis pezones, que adquirieron un color rosado precioso, al menos su vista eso decía.

Bailando sensual como si hubiera música me di la vuelta, y tomando mi tanga por los costados,y doblando mi cuerpo noventa grados para sacar aun mas mi apetecible trasero, fui bajándolo hasta sacarlo por mis pies, permaneciendo en esa posición para que pudiera deleitarse con la imagen de mi vulva y mi ano, que en esa postura estaban a su entero deleite.

  • Vamos túmbate en la mesa que quiero almorzar jajajaja – Grito dando un manotazo en la misma indicando donde me quería.

Yo me coloque como me indico, tumbada totalmente sobre la superficie de la mesa, que era lo suficientemente grande para poder hacerlo por completo. Don José se subió a ella también colocándose encima mía a la altura de mi vientre, con sus piernas a mis costados.

Comenzó a cogerme las tetas con sus manos de forma brusca, tironeando de mis pezones hacia arriba lo que me hacia dar grititos de dolor que lo encendían aun mas, cosa que notaba en mi barriga por los espasmos que hacia su serpiente. Con su boca y lengua empezó a recorrer mi cuello y mis orejas, lugar que me encanta que me toquen, y que me empezó a excitar un poco a pesar de la situación. De ahí subió por mis mejillas hasta colocar su lengua en mis labios, que yo mantenía cerrados a cal y canto.

  • Abre esa boca putita que te quiero comer entero he dicho.

Que hacer en ese instante? Pues abrí la boca, y le deje paso al interior de mi perfumada e higiénica boca a su lengua y sus labios, que destilaban un aroma a alcohol, tabaco y váyase a saber que cosas que aguantaba solo por el miedo que le tenia a que me echara de su país, como el decía. Me metía la lengua hasta la garganta casi, jugaba con ella por dentro de toda de mi boca, con sus dientes me daba mordisquitos en mis labios como si estuviéramos haciendo el amor. Yo desde luego estaba muy lejos en ese instante de estar haciéndolo, el no se si lo hacia por humillarme o porque razón.

Si alguien hubiese entrado parecería que eramos dos amantes besándose. Cuando se harto de hurgar mi boca, bajo poco a poco hacia mis tetas y comenzó a lamerlas una a una. Mientras que una se la metía en la boca dándole chupetones que me dejaban marcas en las mismas, la otra era sobada por sus manos, dándome a la vez mordiscos en mis pezones y tirando de ellos hasta que veía mi gesto de dolor y lo soltaba. Así estuvo deleitándose con mis tetas un buen rato, pasando de una  a otra. La verdad que este momento no se me hizo largo, incluso disfrute algo de como me sobo Don José, pero no se lo iba a reconocer.

Tras 10 minutos siguió bajando por mi cuerpo y se centro en mi sexo. Pasaba su lengua por mi raja, una lengua que he de reconocer que sabia moverla, adentrandola dentro de mi cueva, apartando mis labios vaginales con sus manos para facilitarle la acción. Nunca olvidaba mi clítoris, bien dándole pasos con su lengua, o no dejando de masturbarlos con sus dedos. Estaba empezando a calentarme, lo que notaba Don José ya que recogía todos mis fluidos dando sorbetones que tragaba mirándome con cara de satisfacción.

  • Veo que te esta gustando zorrita. Mi lengua es conocida en la zona, te vas a derretir jajajaja

Y así era, me estaba derritiendo. Sin querer mi mano fue a su cabeza para aprisionarla contra mi coño, y movía mis cadera para que el roce con su lengua fuera mas y mas caliente cada vez. No dejaba de soltar flujos de mi coño, cuando Don José se bajo de la mesa y tiro de mi hacia el.

Me coloco mis piernas hacia arriba en forma de V y empezó a comerme también el ano. Joder vaya gusto, no se que ocurrió cuando me acaricio con su lengua, pero me corrí como una loca con solo notarla. Quede desmadejada sobre la mesa, Vaya con Don José lo que escondía detrás de su horrible fachada pensaba. Que lengua, y que polla claro.

  • Jajajajaja te lo dije putita jajajaja Vamos colócate aquí en la silla con tus rodillas en el asiento y coloca tu cuerpo sobre el respaldar, que te voy a hacer disfrutar y hacer lo yo también un rato.

Obedecí rápidamente sus ordenes. En ese momento no pensaba tras la corrida que había tenido. Me coloque como me dijo. En esa postura mis agujeros quedaban perfectamente expuestos para el. No sabia que iba a hacer pero no me importaba.

Don José comenzó a pasarme la lengua de nuevo por mi trasero, incluso la introducía dentro de mi agujero un poco, lo que me hacia sentir escalofríos por todo mi cuerpo. A la vez vi como se lubricaba dos dedos, los cuales introdujo de golpe en mi coño sin dejar de comerme el culo, lo que hizo que diera un grito mitad dolor mitad gusto. Empezó a taladrarme con los dedos cada vez mas rápido, Mi cuerpo estaba vencido, a duras penas aguantaba en el asiento. Mi coño parecía un rio soltando liquido. De dos paso  a tres y hasta cuatro dedos a la vez por mi coño. No podía mas cuando note que me los sacaba, y todo sin dejar de comerme el culo, me incrusto en mi coño su serpiente hasta la mitad de su tamaño.

  • Aaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh Aahhhhhhhhhhhhhhh Sacala por dios aaaahhhhhhhhhhhhhhhh Me duele Me duele aaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh – le rogaba porque parecía que me habían abierto en canal como a un cerdo. Jamas había sentido un dolor ni similar en mi vida. Mi coño no aguantaba semejante polla.
  • Aguanta un poco y vas a disfrutar. Acostúmbrate a mi polla. Tranquila no te muevas.

Yo hacia justo lo contrario, intentar huir, cosa que me era imposible porque me tenia agarrado por mis caderas. Así me tuvo un par de minutos suplicándole que me la sacara. Note que retrocedía un poco, pero solo fue para coger impulso y clavármela aun mas adentro. Del dolor que sentí pegue un espasmo hacia adelante que hizo que cayéramos al suelo con silla incluida.

Quede despatarrada en el suelo con su polla tocando mi matriz, y aun le quedaba un cacho fuera. Dios mio pensaba mientras intentaba acostumbrarme al dolor que sentía. Pero Don José no quiso esperar mas, y en aquella posición como si hiciera flexiones, comenzó a martillear mi coño con su tremenda polla. Notaba como la punta de esta chocaba contra mi matriz cada vez que entraba, cada vez mas rápido, y el dolor no cesaba. Me estaba desgarrando por dentro el cabrón.

Pero no estaba satisfecho con la postura y me recostó de lado sin sacármela para seguir hundiendomela. Yo ya no se que sentía, se me pasaba el dolor pero tampoco lo disfrutaba demasiado, hasta que me metió de golpe un dedo por mi ano. Sentí a la vez un dolor y un placer diferente a todo lo anterior. No sabia que ocurría, pero mi coño volvió a empezar a destilar jugos.

Mi respiración era cada vez mas cortada, incluso emitía gemidos de gozo que hacia calentar aun mas a Don José que arremetía con mas fiereza aun. Incluso ya me estaba introduciendo dos dedos en mi culo sin mayor problema, cuando note como me sacaba tanto su cipote impregnado de mis jugos como sus dedos de mi ano, que me acerco a mi boca para que probara, cosa que hice sin pensármelo dos veces y deguste de forma asquerosa pensándolo ahora con el tiempo.

Don jose aprovecho que no estaba atento a lo que hacia mientras chupaba mis dedos, y coloco su glande sobre el agujero de mi culo, y dando un enorme empujón, me introdujo toda su cabezota en mi ano. Del dolor que sentí creo que hasta le mordisquee sus dedos. Arquee mi cuerpo intentando escapar de lo que me estaba haciendo. Me acababa de desvirgar mi culo el asqueroso de Don José, y me iba a reventar el muy cabrón como me había dicho.

Pero Don jose no me dejo escapar. Agarrándome por mi cintura dio otro empellón hacia delante, introduciéndome su polla hasta mas de la mitad. Era como si me metieran un palo ardiendo por el culo. Mis entrañas hervían literalmente, de mi boca escapaba saliva sin saber porque, mis ojos estaban llorosos, y mi mente a punto de desmayarse para no soportar ese dolor. Pero Don jose me quería despierta, quería escucharme gritar de dolor, por lo que me daba cachetadas en mis mejillas para espabilarme.

Me coloco de nuevo boca abajo, y colocándose encima siguió dando empujones hasta que me enterró toda su polla en mi culo, a lo que yo respondía con gritos y suplicas que no atendía. Una vez me la metió entera, se quedo quieto dentro y empezó a estimular mi clítoris con sus dedos, sin moverse un ápice de dentro de mi.

Este gesto hizo que mi cuerpo se fuera relajando, a la misma vez que se iba acostumbrando al grosor de su miembro. Pasados cinco minutos que no se movió, empezó poco a poco a sacar y volver a meter lentamente su cipote en mi culo, sin dejar de tocarme mi clítoris. Cada vez mis sensaciones eran mas diferentes, estaba pasando de un dolor extremo a sentir placer con su follada. Como era posible si me iba a dejar el culo abierto de por vida que lo estuviera disfrutando. Pero así era. Y Don José que era experto y lo sabia arremetia cada vez con mas bríos.

  • Te gusta putita que te abra el culo? Dime zorra
  • Aaahhhhhhh Siiiiiiiiiiiiiiii Dios sigue Parteme el culo cabrón – le contestaba sin saber casi que decía, dejándome llevar por el placer.

Y eso hacia, cada vez me metía y me sacaba con mas rapidez y fuerza su polla de mi culo. Incluso alternaba folladas en mi coño y en mi culo. Lo sacaba de uno y lo metía en otro como si tal cosa. Mis agujeros debían ser dos boquetes tras recibir tamaña polla. Pero en ese momento me daba igual, quería que me reventara, y lo estaba haciendo, pero de placer.

No se que tiempo estuvo, yo estaba en otro mundo, cuando note dentro de mi culo un estallido de su polla, que me tenia incrustada hasta el fondo, y empezó a soltarme su corrida en mis intestinos, lo que hizo que mi cuerpo no aguantara mas y sufriera o gozara mi segundo orgasmo de la noche, mucho mas escandaloso y espectacular que el primero, que me dejo en la posición que estaba toda despatarrada con la polla de Don José poco a poco volviéndose flácida dentro de mi culo y recostado sobre mi durante un buen rato.

Cuando se retiro de encima mio, incluso me volví y le di un caluroso beso de amante en su boca. Me había hecho llegar al cielo a pesar de como había empezado. Jamas había sentido tanto placer como con aquel hombre que me resultaba repulsivo. Tras besarnos como adolescentes, mas bien besarlo yo a el, nos recostamos en el suelo para recuperar energías, ya que ambos estábamos reventados físicamente. Yo notaba como su semen salia del agujero de mi culo, que debía estar tan abierto que seria incapaz de retener nada. Pero me daba igual en ese instante. Había disfrutado como nunca.

Continuara...


Gracias por anticipado por su lectura, y perdon por la tardanza de este nuevo capitulo. El verano es muy corto y hay que disfrutarlo. Espero recibir sus comentarios sobre este relato, tanto aquí como si lo prefieren a mi email.

Un saludo, y hasta la próxima, que sera en breve. Prometido.