Al Caribe por trabajo (1)

Cristina, una bella auditora, viaja al caribe por trabajo, pero, ¿solo trabajara? Capitulo 1: Vuelo al Caribe – Masaje a bordo

Capitulo 1: Vuelo al Caribe – Masaje a bordo

Hola, me llamo Cristina. En la actualidad tengo 33 años, estoy casada, tengo dos hijos pequeños (uno recién nacido y otro de año y medio de edad) y un marido encantador que me tiene igual de enamorada que el primer día que lo conocí.

Gracias a que mi marido tiene un trabajo muy bien remunerado, desde que di a luz a nuestro primer hijo me dedico a criar a mis hijos, ya que de las tareas del hogar se encarga una criada que tenemos contratada.

Debido a este hecho, dispongo de bastante tiempo libre, que a veces dedico a leer relatos en la web, no solo eróticos como los de esta web, bastante variados en su argumento. Aunque he de reconocer que los que mas me llenan de satisfacción y otras cosas son los eróticos.

Después de mucho pensarlo, y a modo de terapia personal y como si se tratara de un diario personal de aquellos años, paso a relatarles las vivencias que me sucedieron. Este es un tema que nunca he hablado con mi marido, ya que los hechos que les contare sucedieron antes de conocerlo, y espero que no llegue a saberlos jamas, ya que se trata de una persona bastante convencional y chapada a la antigua en los temas sexuales y de pareja, estando convencida de que si llega a enterarse me pediría el divorcio ipso facto.

Físicamente soy una mujer bastante atractiva, y esto no lo digo yo, sino que me baso en las opiniones de las personas que me rodean. Considero que uno de los motivos fundamentales son mis rasgos exóticos, debido a los genes heredados de un padre de raza negra y una madre con rasgos españoles muy marcados. Debido a ello, mi color de piel morena, radiante como si tomara el sol durante todo el año, hace que sea objeto de admiración (por parte del genero masculino) y envidia (por parte del femenino) a partes iguales, siéndome difícil pasar inadvertida en cualquier lugar que me encuentre.

A ello le uno un cuerpo bastante bien moldeado, un poco venido a menos en la actualidad que en la época que les comentare mis experiencias, pero que intento mantener a base de dedicación en el gimnasio. Mi pecho sin ser exagerado, considero que esta muy bien proporcionado con respecto a mi cuerpo, destacando en los mismos mis dos aureolas, negras como el carbón, y mis pezones, que ante cualquier mínimo motivo se ponen erguidos, difícultando a veces que no se note su presencia si mi vestimenta es un pelin ceñida.

Mi estatura es de 1,75, con unas piernas largas y bien esculpidas, las cuales son admiradas tanto a base de piropos y halagos que recibo de todo tipo, tanto elegantes por parte de mis amistades como soeces a través de algún piropo callejero, pero que a pesar de todo me encanta recibir. Pero si hay una parte de mi cuerpo que destaca por encima del resto se trata de mi trasero, con dos nalgas respingonas que son alabadas allá donde me encuentre, las cuales no trato de ocultar con ropa holgada, ya que son un regalo divino, y de las cuales me siento especialmente orgullosa.

Mi marido dice que tengo cara de muñeca, no se si sera la pasión lo que lo lleva a decirlo. Considero que atractiva si soy. Tengo un pelo y unos ojos negros preciosos heredados de mi madre que me resaltan los rasgos españoles que poseo. En la actualidad llevo el pelo corto, pero anteriormente llevaba una melena a media espalda, la cual me encargaba de alisar diariamente con mi plancha de pelo, fiel compañera de viaje en mi vida, ya que mi pelo natural es algo rizado. Mi nariz tiene rasgos egipcios, y poseo dos labios carnosos y con una coloración natural que los hace ver bastante sexys.

Como podréis imaginar debido a la conjunción de todos estos rasgos, no me faltaban pretendientes en mi época universitaria, siendo una de las chicas mas cortejadas en mi centro. Sin embargo yo estaba bastante centrada en mis estudios, no por mojigatería ni falta de libido sexual, solo consideraba que me quedaba suficiente vida por delante para disfrutar del sexo en todas sus variantes. Tuve mis escarceos algún que otro día de fiesta, e incluso llegue a tener un par de novios que no me duraron demasiado.

No lo he dicho, pero estudie Derecho, acabando mi carrera con una media de Sobresaliente. A continuación realice un máster bastante prestigioso y caro, sufragado por mis padres, en dirección de empresas, por lo que recibí bastantes ofertas de empleo, entre las cuales escogí trabajar para una empresa de auditoria cuya sede estaba asentada en Madrid, por lo que me desplace a vivir a la capital.

La oferta económica que me hicieron era irrechazable para una chica sin experiencia como yo, pero lo que mas me motivo para aceptar el trabajo era la oportunidad para visitar distintos lugares y ambientes de trabajo, ya que su alcance de negocio abarcaba toda la península, incluso habiendo propuestas puntuales en el extranjero. Yo era una chica de provincias que había salido poco del hogar paterno, y esto me llamaba bastante la atención.

La empresa era líder en su sector, y requería dedicación plena en el ejercicio de su tarea, por lo que mi vida en aquel momento se limitaba a mi vida laboral, no disfrutando de mucha salida nocturna, que si bien no he frecuentado nunca, si me agradaba a veces. Uniéndose mi trabajo con el hecho de vivir en una ciudad nueva en la que no conocía mucha gente aparte de la de la empresa en la que curraba, mi vida social era bastante escasa.

Tras mas de un año había conseguido ganarme el respeto de mis jefes, y cada vez mis proyectos iban ganando en complejidad, lo cual a modo de orgullo profesional me hacían estar encantadas de mi decisión de aceptar su oferta laboral. No tanto en el tema de los viajes, ya que mi vida se centraba en pasar días enteros encerrada en una empresa, para a continuación dormir en un hotel de la ciudad que me tocaba en suerte. Había muchos sitios a los que fui de los que solo conocía lo que me daba a tiempo a divisar en mis trayectos en taxi del aeropuerto de turno a la empresa o al hotel.

A primeros de Mayo, recibí la llamada de uno de mis jefes de personarme en su despacho, ya que tenia que comentarme un proyecto nuevo. Por aquel entonces tenia 23 años. Como la empresa era bastante seria y convencional, mi vestimenta consistía casi a diario en un traje chaqueta bien acompañado de una falda por la rodilla o un  pantalón, que aunque no resultaban muy sexys, si que dejaban adivinar la voluptuosidad de mi figura, observando tanto en mi trabajo como en las empresas que visitaba los cuchicheos a mis espaldas, y las miradas de puro placer sexual que me comían con los ojos, sobre todo mirando mi trasero, que no podía ocultar a pesar de mi recatada indumentaria.

Mi jefe, Don Felipe, me informo de un proyecto a desarrollar en un hotel del caribe, el cual se alargaría al menos durante un periodo de tiempo mínimo de 2 meses, en los cuales permanecería viviendo en sus instalaciones. La empresa propietaria del hotel era el cliente con mayor facturación del negocio, por lo que me halago especialmente que pensaran en mi a la hora de encargarme la tarea. A ello añadí mis ganas de aventura que me llevaron a aceptar el trabajo, por lo que 2 meses en el caribe me parecían un sueño hecho realidad. Si aceptaba tenia que salir al día siguiente, pero no lo dude en ningún momento.

Me dijo que me presentara con mi pasaporte en el aeropuerto a primera hora de la mañana, y que me enviarían por email toda la documentación para que la estudiara durante el trayecto, y que pusiera todo mi empeño ya que era la tarea mas importante en ese momento para la dirección. Me dio el resto del día libre, el cual aproveche para llamar a mi familia y despedirme de ellos, ademas de hacer las maletas para mi prolongada estancia en el país caribeño.

A media tarde me llego un email con los pasajes del avión, así como con las instrucciones que tenia que seguir en el aeropuerto, ya que por lo visto la empresa propietaria del hotel tenia un jet privado, en el cual íbamos a realizar el vuelo. Por lo que pude leer iba a ir acompañada por la Gerente del hotel, así como por el Director Comercial del mismo que se encontraban en España y volaban de vuelta, de ahí la urgencia para tomar mi decisión y aprovechar la oportunidad de viajar en dicho vuelo privado. Ademas recibí información acerca del hotel en el cual iba a hospedarme a gastos pagados durante 2 meses, el cual se trataba de un hotel de 5 estrellas todo lujo con todas las comodidades y caprichos imaginables.

Casi no dormí esa noche de la emoción que me embargaba. Nada mas empezar a aclarar el alba, me di una ducha rápida, me alise mi melena negra y me vestí con la ropa que había escogido la noche anterior. La indumentaria era a la vez cómoda y sexy de cara a lo largo del viaje, así como bastante fresquita, ya que empezaban a dejarse notar los calores del cercano verano. También tuve en cuenta que mi destino era el caluroso y húmedo Caribe.

Me eche crema por todo el cuerpo para que mi piel reluciera aun mas de lo que lo hacia de forma natural, para a continuación pasar a colocarme un tanguita negro precioso que se me ajustaba perfectamente a las redondeces de mi trasero, llevando por delante unicamente un triangulo negro para tapar mi depilado chochito, el cual por higiene personal siempre llevaba rasurado. Me encantaba en mis frecuentes tocamientos nocturnos en la soledad de mi hogar pasarme la mano por el y notar su suavidad.

Para el viaje escogí un traje chaqueta blanco de manga corta con ribetes negros que iba acompañado por una falda del mismo color hasta casi la rodilla, pero con una raja trasera que si me descuidaba podía dejar a la vista parte de mis ocultos encantos, debido a la voluptuosidad de mis glúteos y lo amplia de la misma. Debajo de la chaqueta, que pensaba llevar desabrochada, me puse un minúsculo top a rayas negro y blanco a juego que me tapaba cuanto mis tetas, sin sujetador tanto por comodidad como por estética. Para completar mi indumentaria me coloque un collar dorado fino en el cuello parecido al de los animales pero bastante mas fino, que me da un toque erótico innegable, y unos zapatos blancos de tacón anudados a la pierna, ya que a pesar de mi altura siempre me gusta llevarlos para que aun resalten mas mi figura.

Quería dar buena impresión a mis acompañantes en el vuelo, para lo cual si tenia que tirar de mi físico no me importaba. La comida dicen que entra por los ojos, pero las personas también. Una buena primera impresión en una relación laboral es fundamental, y ese era mi propósito.

Llame a la compañía de taxis y me encamine al portal de mi bloque con mis maletas para esperar su llegada. Tardo unos 5 minutos en llegar, en los cuales no faltaran miradas de excitación y algún que otro piropo por parte de los viandantes que cruzaron por delante de mi portal. Una vez llego mi taxi y se puso en marcha, creí que íbamos a tener un accidente en el trayecto al aeropuerto, ya que el conductor se paso mas tiempo mirando por el espejo retrovisor mis piernas que el trafico que teníamos delante.

No se el porque pero la situación me excito tanto que en ningún momento intente cerrar mis piernas para evitar que me viera los muslos, incluso dado la abertura de mi falda creo que pudo llegar a  ver mi diminuto tanga en algún momento. Cuando me quise dar cuenta el grado de excitación al verme observada de esa forma me llevo a mojar un poco mi tanga, deseando haber estado en un lugar mas privado para aliviar mi calentura, pero aguante la compostura como pude durante el camino. Ver los ojos desorbitados del taxista mirándome me puso a cien, sin poder darle una explicación lógica al tema, ya que era un viejo barrigudo nada deseable. Yo era una chica formal con bastante control de mi cuerpo. Achaque mi estado a los nervios por el cambio que iba a experimentar mi vida en los siguientes meses, sin tener ni idea en ese instante de hasta que punto iba a cambiar.

Una vez acabo el trayecto, y pasado el stand de facturación de mi equipaje, busque mi puerta de embarque. Una azafata me indico que podía esperar en la sala VIP del aeropuerto, en el cual podía degustar un desayuno cortesía de la compañía. Al ser la primera vez que tenia acceso a dicho lugar, me encamine con toda mi dicha hacia dicho emplazamiento, como una niña con zapatos nuevos, ademas que tenia tiempo de sobra ya que aun restaba mas de una hora para la salida del vuelo.

Una vez entre en dicho compartimento, dentro se encontraban dos personas mas, un hombre y una mujer, que en ese mismo momento llamaron mi atención. Me quede mirándolos embobada como si no hubiera visto jamas dos bellezas iguales en mi vida, aunque he de confesar que también sentí sus miradas desnudarme una vez entre en la sala.

El hombre debía medir sobre 1,80 y tenia un cuerpo escultural que marcaba con un polo que se ceñía a su cuerpo, adivinando las horas de gimnasio que le había costado conseguirlo, así como unos pantalones vaqueros ceñidos que le hacían destacar un trasero acorde con el resto. Que decir de su cara y su pelo rubio, parecían esculpidos por un artista, todo en una justa proporción irresistible. Le eche en torno a la treintena de edad en ese instante.

Pero si el era espectacular, quedaba ensombrecido por la despampanante figura de su acompañante femenina. Debía rondar los 35 años, y tenia unos ojos verdes que destacaban sobre manera en sus facciones, con una nariz triangular rozando la perfección, y unos labios carnosos que imagino eran fruto de alguna operación, o era pura envidia la que sentía, no se explicarlo mejor. No me atraían las mujeres sexualmente, pero no había visto espécimen mas bello en toda mi vida. Llevaba una blusa estampada que dejaba entrever gran parte de su pecho casi hasta adivinarse la aureola de sus pezones, los cuales eran bastante mas prominentes que los míos. A ello unía una cintura de avispa que hacia resaltar aun mas un culo y unas piernas de escándalo enfundadas en unos pantalones también estampados y bastante ceñidos, que dejaba poco a la imaginación respecto a su cuerpo. Todo ello rematado con una melena sedosa color castaño a la altura de los hombros que culminaban su aspecto de diosa celestial, o mas bien de demonio venido para volver loco a cualquier mortal con el que se cruzase.

Tras no se cuanto espacio de tiempo en que estuve observando a estas criaturas, y volviendo a la tierra, note que estaban ambos mirándome, por lo que no pude controlar un ataque de vergüenza, saliendo unos colores en mis mejillas, a pesar del colorete que me había aplicado en mi casa. Vi como ellos esbozaban una sonrisa al notar mi rubor.

En ese momento el hombre tomo la palabra:

  • Debes ser Cristina, la auditora que nos ha enviado Felipe a vivir con nosotros. Yo me llamo Adrián, y soy el Director Comercial del Hotel, y este encanto de mujer (lo cual dijo con especial entonación, o yo imagine por la situación creada) es Susana, la Gerente del Hotel.

En ese momento quise que me tragara la tierra, porque si mi intención era crear una buena impresión, había quedado para mi parecer como una quinceañera que se ruboriza ante la visión de dos cuerpos espectaculares como los que tenia enfrente mio.

  • Encantada de conoceros – dije.

No me salia ni una palabra del cuerpo en ese momento, solo atine a hacer ese soso comentario, lejos de lo que de una auditora experta como se supone que era cabe esperarse.

  • No seas insolente Adrián, que para mujerón esta chica que nos va a dar el placer de convivir con nosotros en nuestro hogar caribeño. Me encanta que Felipe nos envíe una mujer joven y preparada como tu. Tenemos muchas esperanzas depositadas en ti. Relájate y disfruta del desayuno que paga la empresa -- replico Susana.

Parece que esas palabras obraron una paz en mi ser, y consiguieron relajarme y distender dicha situación creada por mi inexperiencia. Pasamos a degustar el magnifico desayuno que estaba preparado, y pasamos a charlar para conocernos un poco mejor antes de que comenzara el vuelo que nos llevaría a nuestro destino, previa escala en New York según me comentaron ellos.

Me dio tiempo a informarme que ambos llevaban un año destinados en el hotel, ambos eran divorciados. Ella tenia una hija que estudiaba en Suiza, pero desde luego secuelas del parto no le habían quedado. Ambos tenían una conversación bastante animada, y se interesaron también por mi vida tanto laboral como personal. Fue un desayuno bastante provechoso para romper el hielo del primer encuentro. Se notaba que estaban ambos acostumbrados a este tipo de situaciones, aparte que eran bastante agradables y cordiales en el trato. Al igual que ellos me contaron, yo tuve que contarles que no tenia novio y que mi vida actual giraba en torno a mi trabajo.

  • Chica, pues con ese cuerpazo que te gastas debes tener loca a toda la oficina. Te habrán mandado con nosotros para relajar al personal unos meses, ya que no imagino como se podrán concentrar con tu presencia -- dijo Susana en un momento de la charla.

  • Gracias Susana por tus palabras de elogio, pero tu no debes hablarle de cuerpazo a nadie viendo lo que estoy viendo yo en este momento. No creo haber visto mujer mas guapa en mi vida -- respondí yo para hacerle un cumplido,  bastante merecido por otro lado.

Note que le habían alagado mis palabras, notando que me miro de arriba a abajo con una intensidad diferente, deteniéndose en mis piernas, que por la postura que tenia sentada en un cómodo sofá enfrente de ambos, no se si alumbraba entre mis mulos mi diminuto tanga negro, o unicamente se deleitaba con la visión de mis hermosas extremidades. Para no parecer mas mojigata y tonta que cuando llegue, a pesar de esa mirada fija a ratos en mi entrepierna, permanecí en la misma postura invariable el resto del tiempo que estuvimos en dicha sala, a costa de poder estar enseñando mas de lo que deseaba.

  • El que debe estar encantado soy yo por hacer un viaje con dos bellezas como vosotras. Que lujo y que disfrute de viaje, ni en sueños se puede escoger esta compañía -- dijo Adrián siguiendo en el tono que iba la conversación.

  • Ten cuidado con este gigolo Cristina, que es conocido por ser un ladrón de corazones y de algo mas -- dijo Susana acompañando el comentario de una amplia sonrisa, que dejo a la vista una dentadura blanca y perfecta como el resto. Que envidia y perfección de mujer, pensaba yo en ese momento.

Yo le quite hierro al asunto aclarando que estaba acostumbrada a quitarme moscones de encima, a lo que Adrián añadió un zumbido emitido con su boca que hizo que los tres irrumpiéramos en una carcajada. A pesar de lo distendido del momento, notaba que también Adrián echaba miradas furtivas a todo mi cuerpo, especialmente a mis muslos y a mi entrepierna como Susana, lo cual estaba haciendo que me excitara al igual que me ocurrió en el taxi. Notaba como mis muslos empezaban a estar pegajosos de mis fluidos, y esperaba que no fuera eso lo que los tenia tan atentos a mis piernas.

Decidí ir al lavabo que había en la misma sala antes de que embarcáramos, ya que quedaban apenas 20 minutos para despegar. Me levante mi falda hasta la cintura y me dispuse a orinar. Cuando termine, cogí un pañuelo para secarme, rozándome mis labios vaginales al secarme, y sintiendo un latigazo que me estremeció el cuerpo entero. Dios, que me estaba ocurriendo.

Toque mi tanga, el cual tenia completamente mojado de mis fluidos. Pase mi dedo por mis labios y sentí una sensación de placer como pocas veces había experimentado. No se que me ocurrió en ese momento, pero decidí aliviar mi tensión sexual antes de que empezara mi viaje. Jamas se me ocurrió anteriormente hacer algo parecido en público.

Me senté en la taza del inodoro, y puse mis piernas abiertas apontonando mis tacones contra la puerta del lavabo. Comenzé a acariciarme lentamente con mis manos mi coño, pasando por mis labios vaginales, y parándome en mi clítoris, el cual cada vez que me tocaba me producía una sensación de placer extremo. Con una mano introducía un dedo dentro de mi mano en el interior de mi coño, sin olvidar con la otra acariciar en todo momento mi clítoris, que había aumentado considerablemente su grosor debido a la excitación. Poco a poco fue introduciendo otro dedo en mi cavidad, notando el contacto de los mismos con las paredes de mi chocho, ya que al no haber tenido muchas relaciones sexuales y por pura genética, mi coño aun esta poco dilatado, dándole la sensación a mis ligues de estar penetrando a una virgen.

Así debí estar varios minutos, jadeando y notando como el sudor corría desde mi cara hasta el canal entre mis tetas. Entonces recordé que llevaba mi barra de labios en mi bolso. Rápidamente la saque y la pase por mis labios vaginales, para lubricarla suficientemente para a continuación introducirla en mi coño, ahondando todo lo que podía, adentro y afuera en repetidas ocasiones, buscando mi punto g, el cual de mis caricias en mi casa tenia bastante localizado.

  • Aahhhhhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiii, aahhhhhhhhhh, aahhhhhhhhhhhhh – jadeaba y gritaba sin acordarme del lugar en que me encontraba en ese momento.

Todo ello me llevo a un estado de placer y excitación hasta que estalle en un orgasmo bestial como jamas había tenido. Acalorada y volviendo poco a poco a recuperar la respiración, rápidamente me vestí y salí para reunirme con mis dos compañeros, llevándome la sorpresa de que Susana también estaba dentro del cuarto de baño.

No sabia si me había escuchado masturbándome o había entrado a posteriori, no hizo ningún gesto en un sentido u otro, solo me indico que me diera prisa que el vuelo iba a despegar en menos de dos minutos. Le dije que ya estaba preparada, notándome creo mi excitación en los colores que habían vuelto a mis mejillas como cuando nos conocimos, y ambas nos dirigimos a la puerta de embarque, donde nos esperaban las azafatas del vuelo, en este caso los azafatos, dos para ser mas precisos, los cuales nos acompañaron y nos indicaron nuestros asientos en la zona Vip del Jet, que también constaba de una zona parecida a la de los aviones comerciales, aunque con menos plazas, debido al tamaño del aparato.

Los azafatos, que según ponía en sus placas se llamaban Jairo y Michael, eran dos chavales que aparentaban una edad similar a la mía, y sin llegar al nivel de mis acompañantes, tenían un look bastante atractivo. Por su color de piel, un poco mas oscura que la mía, se deducía una genética afroamericana, que en su entonación al hablar el español quedaba mas que evidente. Vinieron a mi mente en ese instante los prejuicios acerca de la potencia sexual de la gente de color, advirtiendo que mi masturbación en los lavabos no había bajado el estado de mi libido sexual. Que me estaba ocurriendo, a mi, a Cristina, a una persona que ponía el sexo en un nivel no preferencial de su existencia, y que llevaba un día desde que me monte en el taxi en continua efervescencia sexual.

Empezaba a preocuparme mi estado, pero seguía achacándoselo al inicio de mi aventura caribeña, estando convencida de que en ningún momento iba a dejar notar mi estado a la gente con la que me relacionara en mi futuro próximo, ya que mi principal cometido era realizar mi labor con el mayor grado posible de profesionalidad, como me habían requerido mis jefes, dejándome caer mi jefe Felipe que del buen desempeño de este proyecto podía depender un ascenso vertiginoso en mi carrera, y por consiguiente en mi escalafón en la empresa.

A pesar de realizar frecuentes desplazamientos en avión por mi trabajo, nunca me he sentido a gusto a bordo de los mismos. Cabe decir que jamas había realizado un trayecto tan largo y que requiriera de tantas horas para llegar a mi destino, ya que mis vuelos no solían alargarse mas allá de una hora, y tampoco a esa edad había realizado demasiados viajes de placer, y los mismos habían sido todos a ciudades europeas, no habiendo cruzado nunca el charco, como decimos los españoles al

trasladarnos al continente americano. Todo ello hizo que una vez realizado el despegue acepte con agrado el ofrecimiento de Jairo, uno de los azafatos como ya explique, de tomar una copa de champagne. No estaba acostumbrada a beber entonces ni ahora en el presente, pero todas las situaciones vividas hasta entonces, mas el encontrarme a no se cuantos miles de pies del suelo firme hacían que mi boca estuviera bastante seca.

Susana y Adrián también aceptaron el ofrecimiento. Jairo al ver que rápidamente acabamos los tres con el contenido de la copa, procedió a llenárnoslas de nuevo, dejando la botella con el resto del liquido espumoso en una cubitera especial para aviones que era nueva para mi como el resto de las comodidades de esa instancia.

La zona Vip consistía en 5 asientos muy confortables y amplios, nada que ver con mis viajes cotidianos en zona turista, totalmente reclinables casi como si se tratara de una cama abatible, y que podían cambiar su posición como una peonza hacia cualquier ubicación, como si se trataran de una silla de oficina, excepto en el momento del despegue y aterrizaje, que eran fijados por los azafatos, o bien por decisión del usuario de turno si decidía por ejemplo echar una cabezada durante el vuelo. Como Adrián había decidido echar una cabezada, y al ir Susana y yo enfrascadas en una conversación bastante amena, gire mi asiento tras el despegue 180 grados para tener una visión frontal de su persona, ya que iba sentada a mi espalda.

Charlamos durante mas de una hora acerca de lo humano y de lo divino, de nuestros gustos y aficiones, intentando aprovechar el vuelo para conocernos mejor, ya que íbamos a pasar bastante tiempo juntas de convivencia en los dos siguientes meses. Ademas, como ya comente, como primera impresión, aparte de guapisima, me parecía una persona bastante simpática, al menos en ese instante. Al encontrarme bastante relajada, tanto por la conversación  que manteníamos como por la ingesta de champagne a la que no estaba acostumbrada (debíamos llevar tomadas 3 o 4 copas al menos), ya que Susana cada vez que apurábamos nuestra copa con rapidez se encargaba de rellenarla, decidí adoptar una posición mas confortable, y dado la amplitud de los asientos, flexione mis piernas y las coloque encima de los mismos, reclinando mi cuerpo hacia el espaldar.

Note rápidamente como su mirada volvía a quedar fija a ratos en mis muslos. Con disimulo baje mi vista para comprobar como al sentarme en dicha postura mi falda se había subido varios centímetros por mis piernas, estando casi segura que debido a la abertura trasera de la misma podía degustar de una visión deliciosa de mis mulos y de mi encantador tanga negro, que escasamente abarcaba para esconder mis labios vaginales.

Aunque en cualquier otra ocasión anterior en mi vida hubiese corregido la postura, me producía un morbo enorme que una mujer de una belleza tan despampanante como la que tenia enfrente a escasos metros, que seguro se relacionaba con gente de toda condición y sensualidad, quedara admirada ante mis encantos, que decidí no realizar ningún cambio en mi posición y dejarla disfrutar de los mismos.

Continuamos tanto nuestra charla como los furtivos pero constantes escarceos visuales de Susana hacia mi ser, cuando en un momento ella cambio el tema de conversación hacia temas mas íntimos y sexuales, que yo a pesar de mi incomodidad para hablar de mi vida privada tolere debido supongo al efecto del alcohol, y no ver ninguna mala intención por su parte.

  • No puedo creerme que no tengas novio, Cristina. Con el cuerpo que gastas y tu tono de piel tan exótico no creo que pases desapercibida en ningún sarao en el que te encuentres – me comento Susana en un momento dado.

  • Pues creetelo – le conteste – mi vida social es bastante penosa desde que me mude a la capital. Prácticamente me dedico a dormir y trabajar, y poco mas

  • Chica, pues es una pena desperdiciar tu juventud cuando seguro que podrías escoger a cualquier hombre o mujer que quisieras – agrego Susana

  • No te niego que a menudo recibo miradas o piropos, pero soy bastante tímida en esos aspectos, y suelo huir para que no se note mi falta de seguridad. Todo lo segura que soy laboralmente hablando, soy lo contrario en mi vida personal.

  • ¿Miradas como la que yo llevo echando a tus piernas mientras estamos aquí charlando?

Debió notar como me ruborice en ese instante, ya que comenzó a reírse con una gran carcajada. No sabia si lo estaba haciendo conmigo o de mi, pero no podía dejar de apreciar su belleza mientras lo hacia, resaltada aun mas por su rictus al reírse. Aunque no me habían atraído nunca las mujeres, no sabia si reñirle por su osadía o besarla por sus encantos, pero decidí no hacer ninguna de las dos cosas y ver como evolucionaba la conversación.

  • No te enojes conmigo Cristina, es una broma – añadió – . Aunque reconozco que tienes unas piernas preciosas dignas de admiración tanto sea una mujer o un hombre quien las observa. No solo unas piernas... Pero relájate y sígueme contando de tu vida sexual .

No sabia si estaba intentando ligar conmigo, dejarme evidente que sabia que me había dado cuenta de sus miradas o simplemente era un cumplido que me hacia, aunque pensaba que como se iba a fijar en una cualquiera como yo ese pedazo de mujer. En mitad de esos pensamientos, y debido al alcohol que siempre me produce somnolencia, bostece, y rápidamente añadí:

  • No te creas que me aburres al verme bostezar Susana, todo lo contrario, es que el champagne creo que esta haciendo efecto en mi. Ademas llevo un día bastante ajetreado y nervioso con todo este cambio de país y de vida tan repentino. No se que mas contarte de mi vida, soy una chica bastante normal en ese aspecto.

Creí ver un atisbo de una pequeña mueca de agrado en su expresión, pero se lo achaque al exceso de alcohol ingerido desde el despegue. Para descargar la tensión y relajarme del stress Susana se ofreció a realizarme un masaje en el cuello, cosa que acepte al tratarse de una de las cosas que me encanta recibir en mi vida, ademas que nunca una diosa como ella se había dignado en concederme esa dicha, realmente tampoco había conocido nunca nadie como ella.

Procedimos a girar mi sillón a su posición original, para que quedase Susana a mi espalda, y reclinar un poco el mismo para que pudiera cómodamente realizarme el masaje. Le comente que me daba apuro que nos vieran los azafatos, lo cual ella soluciono indicando por un interfono que no deseábamos ser interrumpidos hasta nueva orden.

Me recline en mi asiento, estirando mis piernas, y aprovechando ese movimiento para colocar mi falda un poco mas abajo de donde se encontraba. Susana me aconsejó cerrar los ojos para disfrutar del masaje mas intensamente, lo cual obedecí sin dudar con tal de que empezara a realizarmelo y confiando en sus castas intenciones.

Oí como rebuscaba en su bolso, y sentí como si extrajera algo del mismo. Me comento que era mejor que me quitara la chaqueta para tener mejor acceso a mi cuello, pero que no me moviera, que ella se encargaría de desabotonarmela, ya que al subir al avión me la habia cerrado debido al aire acondicionado. Me indicó que no me moviera y siguiera con los ojos cerrados intentando relajarme. Le hice caso y seguí en la misma posición.

Pasaron unos segundos que a mi me parecieron horas, cuando note una mano que bajaba por mi garganta camino de los botones de mi chaqueta. Su tacto era sedoso y delicado, como era posible que una mujer fuera tan perfecta era lo que rondaba por mi cabeza en ese instante. Lógicamente todo ello hacia que mi entrepierna empezara a despertarse como le estaba ocurriendo durante todo ese día.

El primer botón de la chaqueta de los tres que desabrocho se encontraba a la altura de mi ombligo, y con gran habilidad lo retiro sin casi notarlo. Lo que si note es su mano subiendo por mi estomago camino del siguiente obstáculo que debía superar para poder quitarme la chaqueta. Poco mas arriba estaba el siguiente, que con igual destreza paso a desabotonar.

El último botón quedaba a ala altura del canalillo de mi pecho. No podía dejar de pensar en el momento que sus manos pasaran cerca de los mismos. Mi estado de excitación iba cada vez en aumento. Mi tanga cada vez estaba mas empapado, estaba deseando poder aliviar mi estado y volver a masturbarme como había hecho unas horas antes, pero intentaba que Susana no notara mi estado.

Cuando mas concentrada pensaba que estaba note unas manos rozar mis pechos a la búsqueda del botón, y tuve que ahogar un gemido tan fugaz como evidente debió resultar para ella. Con igual destreza retiro el último impedimento, y desde esa posición de manos abrió la chaqueta para proceder a retirármela, dejándome unicamente con mi diminuto top para cubrir toda la parte superior de mi figura.

Al retirar sus manos hacia los laterales de mi cuerpo, cada una de las manos rozo delicadamente y sin querer supuse yo cada uno de los pezones de mis tetas, lo cual volvió a hacer que tuviera que amortiguar un nuevo quejido. Pero hay no quedo la cosa. Como ya comente, mis pezones son una de las partes mas sensibles de mi cuerpo, y al sentir ese mínimo roce acompañado de mi excitación, se pusieron firmes intentando escapar de mi vestimenta, notando yo claramente su grosor intentando atravesar el top, e imagino que también Susana debía notar su presencia, ya que son difíciles de esconder en ese estado, y mas sin llevar sujetador puesto.

Una cosa que no note en ese instante fue que la falda se me había subido nuevamente debido a los dos momentos de agitación vividos, y principalmente al elevarme un poco para que me retirara la chaqueta y colocar mi cuello de forma que quedara a su disposición, colocándose nuevamente como cuando estaba sentada frente a Susana, ocultando desde su posición a mi espalda solamente el final de mis muslos y mi empapado tanga.

Mi imagen a posteriori he pensado que debería ser espectacular y tremendamente erótica en ese momento, avergonzándome del modo que me comporte, no teniendo ni un leve sentido del pudor ante mi aspecto y actitud ante la que iba a ser mi clienta una vez llegáramos al destino. Pero en ese instante solo pensaba en que Susana comenzara a realizarme por fin el masaje.

No me acordaba ni que Adrián estaba durmiendo en el asiento delantero al que yo ocupaba, o eso pensaba yo, pero nada mas lejos de la realidad. Solo se había recostado sin poder llegar a conciliar el sueño, y estuvo en todo momento escuchando la conversación entre Susana y yo, pero prefirió hacerse el dormido para poder escuchar el desarrollo de la misma. En ese momento ya se había incorporado al saber que estaba con los ojos cerrados, y se encontraba de rodillas en su asiento contemplando embelesado mi cuerpo. Le lanzaba miradas de complicidad a Susana sobre la presa que si sabían jugar bien sus cartas iban a tener a su disposición, ya que el desde su ubicación si podía ver claramente mi entrepierna, y divisar el estado en que se encontraba mi tanga, cada vez mas empapado de fluidos vaginales a cada segundo que pasaba. Yo mientras seguía expectante por recibir el masaje de manos de Susana, intentando relajarme para controlar mi efusividad, ajena a los pensamientos de mis compañeros de vuelo.

Susana, temiendo que pudiera abrir los ojos y descubrir como Adrián observaba toda la escena, me coloco en los ojos un antifaz muy tupido de los que siempre hay presentes en todos los aviones, por si quieres descansar sin que te moleste la luz reinante del compartimento. Para no oprimir mi pelo con el elástico del antifaz, y que no le molestara al realizar el masaje, cogió delicadamente mi melena negra y pasándola muy cerca del lateral derecho de mi cuello, el mas próximo a la ventanilla del avión, la ubico sobre la parte superior de mi cuerpo, depositándola con una elegancia inusual por toda mi garganta hasta colocar el final de la misma a la altura de mi pecho, debido a la largura de la misma.

Tanto al dejar mi pelo como al retirar sus manos tras depositarlo, note un ligero roce de sus manos por el interior de mi pecho, ya que el final de la melena como dije se coloco en el canal entre ambos. También sentí un leve toque en mi pezón izquierdo, que volvió a suponerme una descarga de electricidad casi inaguantable, sofocando mi suspiro mordiendo con mi dentadura la parte inferior de mis carnosos y sonrosados labios.

En un gesto instintivo tras recibir dicho roce, arquee levemente mi espalda en un intento de reprimir su intensidad, abriendo y separando mis piernas aun mas de lo que ya estaban por mi postura al estar tumbada en el asiento, dejando a la vista de Susana a pesar de encontrarse a mi espalda una pequeña visión de mi inundado tanga.

Ni que decir que la visión que Adrián tenia de mi entrepierna tras este leve movimiento era digna de una película erótica. Desde su perspectiva podía ver en todo su esplendor mi tanga negro hasta poder observar sus delicados encajes laterales, y debido a la humedad que había acumulado por la perdida de mis fluidos, al estar pegado a mis labios vaginales, podía tener una imagen nítida del contorno formado por los mismos. Al estar seguro de que no podía verlo al tener puesto el antifaz en mis ojos, había comenzado a tocarse groseramente su paquete por encima de sus pantalones, ante la mirada de deseo y complicidad por parte de mi improvisada masajista.

Escuche a mi espalda un ruido similar al de la apertura de un bote, que supuse que era lo que imaginaba traía Susana en su bolso. Al momento note correr un liquido helado por mis hombros que con el contraste del calor que tenia yo en mi cuerpo me hizo dar un pequeño salto en mi asiento, así como emitir un leve quejido que en esta ocasión no pude contener.

  • Relájate y disfruta cariño. Vas a sentirte en la gloria con este masaje. Siempre me han alabado mi habilidad con las manos para dar placer – dijo Susana con una voz melosa muy cercana a mi oído.

El no saber donde estaba al tener los ojos cerrados me tenia en un estado de calentura como pocas veces en mi vida había sentido. Cuando me hablaba notaba en mi oreja su respiración, lo que me erizaba la piel. Dios, creía sentirme en el mismísimo cielo y aun no había empezado a recibir el masaje. Que iba a ser de mi cuando el mismo comenzara. Contrólate, pensaba en ese instante.

En ello estaba cuando note como sus manos, suaves y bañadas en el liquido que me había rociado por mis hombros, el cual tenia una fragancia mentolada y con tonos florales exquisitos, se posaron en mi cuello, unas manos que desprendían un calor insoportable para mi libido, o era yo la que traspasaba mi furor interno a dichas manos.

Fuera lo que fuese, las manos de Susana empezaron a recorrer mi cuello y mis hombros de manera suave, incrementado su presión poco a poco. Se deslizaban por mi piel sabiendo en todo momento el punto en donde concentrarse. Fue cambiando la velocidad y la fuerza que aplicaba al masaje, demostrando un talento natural, así como supongo una maestría adquirida durante los años, que me tenían al borde de la locura.

  • Cielo, te gusta como te estoy realizando el masaje? – me susurro al oído Susana tras varios minutos de afanarse en la tarea

En ese momento yo no sabia en que lugar me encontraba, estaba en otra dimensión en la que solo habitaban la pasión y el placer. Oír su tono de voz me hizo erizar los vellos de mi piel, deseaba besar a esa mujer que me estaba dando mas placer que cualquier otra persona en mi vida.

  • Siiiiiiiiiiiiiiii, meeeeee encantaaaaaaaaaaaaaa –  fue lo único que fui capaz de añadir, intentando controlar sin conseguir mi estado de excitación próximo al orgasmo. Lo que ya no podía controlar era mi vagina, una fuente derrochadora de flujos, que notaba recorrer por mis muslos hasta caer en mi asiento.

Ajena estaba a la situación que se estaba dando a mi alrededor a la vez que recibía el masaje. Adrián, sin poder aguantar mas quieto en su sitio, y una vez observado mis muslos y mi clítoris en todo su esplendor, se había quitado los vaqueros y su polo, quedando solamente vestido con unos slip blancos, en los cuales resaltaba un tremendo bulto fruto de la prolongada visión de mi cuerpo.

Se había trasladado detrás de Susana, repegándose a su cuerpo todo lo que le era posible sin importunarle que continuara dándome el masaje. Le daba besos suaves en su cuello y oreja, que encendían de pasión a Susana, a la misma vez que pegaba su masculinidad a su trasero, colocando su polla entre sus dos nalgas, sintiendo perfectamente ella su calentura y grosor a pesar de tener colocados sus pantalones. Las manos de Adrián se habían colado por debajo de su blusa, y jugaban con sus tetas, masajeando esas dos prodigiosas montañas de carne con las que la vida le obsequio. A veces paraba en sus dos pezones, dandole pequeños retorcijones en los mismos que hacían hervir sus entrañas, por lo que para no hacer notoria su excitación, Susana aplicaba el masaje con mayor fuerza, desahogando de esta manera parte de su furor en el cuerpo de Cristina.

Así continuaron durante un buen rato. Susana seguía dando un masaje por los hombros y cuello  de Cristina, que cada vez estaba en un estado de desenfreno mas evidente, habiendo bajado sus manos hasta la altura de sus muslos, los cuales se acariciaba casi sin ser consciente de donde se encontraba, amen de haber abierto sus piernas aun mas de lo que ya de por si las tenia, subiéndose la falda por inercia casi a la altura de las caderas, pudiendo disfrutar sus acompañantes de la visión de su tanguita negro y bastante mojado a  pesar de encontrarse ambos a sus espaldas.

Susana cada vez aplicaba el masaje con mayor intensidad, dado que cada vez le costaba mas apaciguar su calentura, lo cual hay que decir que le encantaba a Cristina, ya que Adrián no contentándose con seguir besándole el cuello, lo cual le volvía loco desde siempre, había desabrochado el frontal de su pantalón, y colado una furtiva mano entre sus muslos, que acariciaban su intimidad por encima del minúsculo tanga que llevaba para que no se notara con su ceñido pantalón. Adrián no era ajeno a este estado de excitación, ya que la visión de las dos mujeres que tenia a su alrededor, hacia que su slip difícilmente pudiera contener el grosor que estaba adquiriendo su miembro.

Ambos se miraron un segundo a los ojos, y por el grado alto de complicidad existente entre ellos, decidieron que era momento de dar un paso mas en su objetivo, que no era otro que disfrutar del cuerpo exótico y sensacional que tenían delante en ese momento en todo su esplendor. Susana, como experta seductora tanto de hombres como de mujeres, bajo suavemente sus manos desde el cuello de Cristina hasta casi el comienzo de su pecho, para comprobar la reacción de ella ante estas caricias. Todo con calma y degustando el camino hasta ese lugar, para que no pareciera que vulgarmente quería meterle mano, aunque eran sus reales intenciones.

Cristina en ese instante estaba transportada a otro mundo. Su mente vagaba en una nebulosa en la que mandaba su lujuria. Podían hacer con ella lo que quisieran en ese momento. Nunca lo reconocería de viva voz, pero su cuerpo hablaba por ella. No paro el avance de las manos de Susana en ningún instante, mas bien todo lo contrario, su actitud ante dicho intento fue comenzar con constantes jadeos cada vez que esas magistrales manos se acercaban a sus pechos, aparte de morderse el labio inferior en todo momento hasta el punto de casi hacerse sangre por la intensidad de sus sentimientos.

  • Cariño, voy a quitarte si estas de acuerdo el top que llevas para no llenártelo de aceite, y así poder darte el masaje por todo el cuerpo, si estas de acuerdo, claro – dijo Susana guiñándole un ojo a Adrián, que se saco su pene haciendo un gesto obsceno que los llevo a ambos a hacer un gesto con la cara a modo de risa cómplice.

Al oír este comentario, por la mente de Cristina  pasaron varios pensamientos contradictorios a la vez. Era la consabida lucha del angelito contra el diablo, cada uno sentados en un hombro, que se ve en muchas películas. Era la lucha de una educación recibida, de una manera de andar por la vida, de una timidez que le impidió siempre quedar desnuda delante de extraños, no habiendo hecho topless jamas en la playa a esa edad, de no exponer su cuerpo a la mirada de otros por mucho que tenia claro el deseo de la mayoría.

Pero el diablo ese día tenia las mejores cartas de la baraja. No podía darle una explicación lógica a su comportamiento, su defensa era que sus hormonas estaban alocadas por el comienzo de su aventura caribeña, pero cada vez le daba menos veracidad a este pensamiento. ¿Estaría cambiando a consecuencia del cambio repentino acontecido en su vida? ¿Estaría su cuerpo esperando este momento para despertar como nunca lo había hecho? Mil y una preguntas similares rondaron su mente en escasos segundos, pero decidió aparcarlas hasta otro momento de mayor sosiego.

  • Haz lo que creas oportuno, Susana. Me da un poco de apuro que me veas semidesnuda, pero peor seria que se me llenara el top, ya que no traigo recambio hasta que lleguemos al hotel. Y Adrián esta aquí al lado, que vergüenza si se despierta y me ve en ese estado – respondí.

Lo que quería decir es que por Dios me quitara ya de una vez el resto de mi ropa y me comiera como creyera conveniente, que era suya para lo que deseara, que era la primera vez en mi vida que me sentía atraída por una mujer, pero mi pudor me impedía reconocerlo. De ahí mi respuesta, de ahí mi ambigüedad para dejar en su mano la decisión, para poder mentalmente buscar una excusa a posteriori que pudiera aliviar mis remordimientos. Todo fachada, porque el diablo de mi hombro había dejado sin argumentos hace tiempo al angelito.

  • No te preocupes por Adrián. Desde aquí lo veo y duerme como un bebe. Y los azafatos están avisados de que no nos molesten. En cuanto a mi llevo años haciendo nudismo en la playa. Los cuerpos desnudos son solo eso, cuerpos desnudos. Algunos como el tuyo mucho mas bellos que otros, por supuesto, pero en definitiva un cuerpo.

  • Lo que veas mejor Susana. Si es mas cómodo para ti adelante – le conteste sin dejar evidente las ganas de que me lo quitara de una vez y siguiera posando sus manos por todo mi cuerpo.

Susana le guiño un ojo a Adrián, indicándole con un gesto que fuera el quien me apartara el top. Ella retiro sus manos del cuerpo de Cristina, peor no las dejo ociosa, ya que empezó a acariciarle el pene por encima de su slip.

Cabe indicar que mi top apenas si cubría mis pechos, dejando al descubierto todo mi estomago. No teniendo tirantes, solo una tira de tela alrededor de los mismos, teniendo un broche en su parte delantera que al retirarlo se abría como si fuera un sujetador para retirarlo cómodamente. La única diferencia con este era el grosor del mismo, pero lo cual tampoco evitaba que se notaran mis descarados y rebeldes pezones.

Note el contacto de unas manos en el canal de mis pechos sobre mi top, las cuales pertenecían a Susana en mis pensamientos pero no en la realidad. Con gran destreza quito el broche, retirando hacia el lateral cada mitad del mismo, pasando con esa acción cada mano por toda la extensión de mis tetas, rozando mis sensibles pezones, provocando en mi ser una excitación que no pude controlar. Mi espalda se irguió, mis piernas se abrieron aun mas, mis manos buscaron mis muslos y mi entrepierna, mi boca exhalo un sonoro quejido de placer...

Adrián y Susana también notaron el descontrol de mi cuerpo, lo cerca que estaban de cazar a la presa con la que estaban jugando, pero querían seguir paso a paso no se les fuera a escapar a ultima hora por acelerar el desenlace, casi inevitable ya a esas alturas. Adrián volvió a retirarse a las espaldas de Susana para seguir con el sobeo de esta increíble hembra, no habiendo notado Cristina nada, ya que sus manos no llegaron a estar en contacto directo con su piel, solo a través de la tela del top.

  • Mucho mejor ahora cariño, así podre seguir aplicándote el masaje sin miedo a llenarte la preciosa prenda que llevabas puesta. Que maravilla de cuerpo tienes. Eres preciosa, con esta piel de marfil que acrecenta mas aun tu belleza. Se nota que tus pezones son muy sensibles, y que han reaccionado rápido al aire acondicionado de la sala, los tienes en punta, tenían que estar reventado bajo la tela del top – afirmó Susana, volviendo rápidamente a aplicar el masaje para que no se me pasara el estado de calentura.

Si supiera la verdad, pensaba yo, que con el calor que mi cuerpo expedía, lo ultimo que notaba en ese momento era el aire acondicionado del avión. Podía derretir un helado con solo que lo pusieran sobre mi cuerpo. No advertí de la ironía en su voz al decirlo, no estaba yo para grandes florituras mentales, mi concentración estaba unicamente centrada en controlar los impulsos de mi cuerpo, cosa que no había conseguido en absoluto.

Susana continuaba realizándome el masaje con una destreza maravillosa. Sus manos se deslizaban desde mi cuello continuando por todo mi pectoral, rodeando por mi costado el contorno de mis pechos, que yo deseaba con todo mi alma que acariciara sin contemplaciones, continuando por mi vientre, el cual por deseo divino, ya que jamas en mi vida hice ningún tipo de dieta, era exquisitamente plano, notando el contacto de sus manos con mis costillas, como apretaba las mismas y yo instintivamente me retorcía en mi asiento, como rodeaba delicadamente el circulo de mi ombligo, volviendo nuevamente a subir en busca de mi cuello y mis hombros, y a continuación a bajar nuevamente por el frontal del mismo, teniéndome en un estado de efervescencia sexual admirable.

  • Estas dos también tienen derecho a su parte de masaje, jajajaja, ¿verdad amor? – casi intuí mas que escuche su comentario a raíz del estado en que me encontraba, notando como en una de sus bajadas desde mi cuello sus manos esta vez si que se paraban en mis pechos. Susana rodeo con cada una de sus manos untadas en aceite cada uno de mis pechos, acariciándolos con una delicadeza y un amor que me llevo a no poner ninguna resistencia a tamaña intentona, la cual no hubiese consentido jamas en mi vida anterior.

Susana se concentro en mis tetas durante unos minutos, acariciando y estrujando a intervalos cortos un pecho con cada mano al principio, haciendo movimientos envolventes que me hacían morderme mis labios y arquear mi espalda, dejando aun mas a su merced mis pechos, parecía que la invitaba a saciarse con ellos, que era lo que en realidad mi cuerpo pedía, y mi mente intentaba cada vez con menos credibilidad evitar.

Seguidamente paso a aplicarse a conciencia con cada uno por separado, sujetándolo con una mano por la base apretando hacia arriba, para con la otra hacer el movimiento contrario desde arriba del pecho, con lo cual me estrujaba mis tetas que parecía que quería sacarle leche de la contundencia con que lo hacia, pero que yo ya no podía soportar sin emitir jadeos y gemidos, sin importarme donde y en que situación me encontraba. Ya no recordaba ni que Adrián en principio seguía dormido a escasos metros de donde me encontraba.

  • Ahhhhh, por Dios Susana que me haces, jooodeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrr, -- incluso soltaba algún que otro taco, lenguaje que jamas usaba en mi vida cotidiana, de lo que podían dar fe mis allegados.

  • Tranquila cariño, que no estoy haciendo nada que tu cuerpo no desea que haga. Noto como el vello de tu piel se eriza, como jadeas. Relájate y disfruta – me comentaba Susana como susurrándole a mi oído, para a continuación acercar sus labios a la parte trasera de mi oreja para darme un suave y cálido beso con sus carnosos labios que me transporto al mismo cielo.

  • Ahhhhhhhhhh, paraaaaaaaaaaa, Ahhhhhhhhhhhh, – salia de mis labios a la vez que mi mente pedía que continuara besando mi cuello, que siguiera amasando mis tetas, que hiciera conmigo lo que buenamente deseara.

Y eso es lo que Susana precisamente tenia pensado hacer, disfrutar de mi cuerpo a plenitud. Tenia claro que ya no había marcha atrás, ni por mi parte ni por la suya, ya que ella también sentía en su entrepierna los continuos toqueteos de Adrián, el cual ya se había despojado de sus slips y frotaba su miembro sobre su entallado pantalón, unido al trabajo que sus manos realizaban tanto en sus tetas como en su coño la tenían a punto de caramelo. Solo no aceleraba por el morbo que representaba tener a una hembra como Cristina a su disposición, por lo que quería gozarla en toda su plenitud y sin ninguna urgencia, no dejar un milímetro de su reluciente piel sin tocar y por supuesto acariciar.

Sentí una ligerísima ráfaga de viento recorrer mi costado, a la vez que Susana descendía con sus manos por mi cuerpo, pasando por el lateral de mi coño para detenerse a la altura de mis muslos, los cuales empezó a masajear haciendo movimientos desde mis rodillas hacia arriba, en cada subida quedándose mas cerca de mi entrepierna.

  • Voy a cambiar de posición para poder acariciarte también tus muslos, que los tengo muy abandonados – me comento Susana cuando se desplazo de mi espalda a mi frontal para tener mejor acceso a los mismos – . Coloca tus manos hacia arriba y sigue relajada.

Ni note que ya no hablaba de masajear, hasta el subconsciente a Susana le había traicionado y dejaba a las claras cuales eran sus verdaderas intenciones, acariciar y algo mas el cuerpo de Cristina. Pero esta seguía sumida en su letargo, que solo le permitió ejecutar la orden que recibió, dejando caer sus manos por encima de su cabeza hacia la trasera del asiento, postura que le hizo arquear un poco la espalda y la pelvis, como si estuviera dándole libre acceso para que la degustara a conciencia, que era lo que ciertamente deseaba, pero todos estos gestos los hacia de forma espontanea, pero no por ello dejaban de ser tremendamente eróticos.

Asi estuvo durante varios minutos, sobándole los muslos, porque no se le puede dar otro nombre a lo que estaba haciendo, llegando en varias ocasiones a rozarle los labios vaginales, llegando hasta los encajes de los laterales del cada segundo mas empapado tanga negro, el cual estaba pegado como una ventosa al coño, haciendo una perfecta delineación de la forma y el grosor de la vagina de Cristina. Aparte se estaba realizando una mezcla de líquidos en su entrepierna entre el aceite que usaba y los fluidos que salían del interior de la vagina, y que escapaban por causa de la gravedad en busca de sus muslos.

  • Ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh – eran todos los comentarios que efectuaba Cristina a los tocamientos de que era victima, aparte de tener cada vez mas arqueada la pelvis al ser incapaz de permanecer tumbada en el asiento. Sentía una electricidad recorrer todo su cuerpo, señal inequívoca de la llegada del inminente orgasmo.

Susana sentía como temblaba el cuerpo de Cristina ante sus avances, y como buena conocedora de la sexualidad femenina, viendo venir el orgasmo, decidió darle un pequeño respiro, no fuera a suponer que Cristina colmara sus expectativas y se quedaran a mitad del juego.

  • Date la vuelta amor, que voy a continuar el masaje por tu espalda. Veamos si tu parte posterior es tan espectacular y suculenta como la frontal – le dijo Susana retirando sus manos de su cuerpo para apaciguar su furor, reclinando lo mas posible el asiento, casi convirtiéndolo en una mesa de masaje – . Te voy a quitar esta preciosa falda que me tienes que prestar para que no se te arrugue. Levanta el trasero para que pueda desabrochar la cremallera.

Y así fue como una decente y trabajadora chica como yo acabó vestida, por decir algo, solamente con un diminuto tanga y mis zapatos de tacón en mitad de la sala Vip de un avión, recostada en mi asiento boca abajo, dejando a la vista de quien quisiera verlas mis siempre admiradas nalgas, ya que la trasera de mi tanga era poco mas que un hilo que se escondía entre los pliegues de mi culo. Que llevo a que esto ocurriese aun hoy no lo puedo explicar, sigo pensándolo y no le encuentro lógica, pero que ocurrió doy fe que ocurrió.

Susana le había retirado la falda a Cristina aprovechando el cambio de postura para tenderse boca abajo. Como le indico se coloco de rodillas, pudiendo admirar el trasero, uno de los mas espectaculares que había visto en su vida, y habían sido muchos. Que maravilla, pensaba Susana, deleitándose con la visión de esas dos nalgas repletas de carne, respingonas pero sin llegar a la vulgaridad, ya que todo en el cuerpo de cristina estaba en perfecta armonía. Se le hacia la boca agua de pensar en hundir su cabeza en esa entrepierna, y aspirar el aroma y los jugos que desprendían, pero todo a su debido tiempo.

Bajo la cremallera de la falda, y la deslizo lentamente a través de las piernas de Cristina, sacándosela con cuidado de que no se le enredara en los tacones, que le daban así desnuda una visión lujuriosa increíble, Tiro la falda en el asiento contiguo, y apoyando la mano en su espalda la invito a recostarse completamente en el asiento, a lo cual obedeció sin rechistar para deleite y afirmación de que todo seguía por el curso trazado.

Mientras Cristina estaba recostada a la espera de que continuara su masaje, Susana miro para ver como Adrián se había sentado completamente desnudo en un asiento cercano y se masturbaba su polla mientras observaba la escena. Haciéndole un gesto nítido con su cara le invito a ser el quien disfrutara de ese cuerpo de pecado y continuara con el masaje.

Adrián se levanto rápidamente, dando por hecho que aceptaba la invitación. Su polla había notado la excitación de poder tocar por fin a Cristina, hinchándose aun mas y teniendo espasmos que si no lograba controlar iban a llevarlo a correrse en poco tiempo.

Susana se sentó en el asiento que ocupaba Adrián, bajándose eso si antes su pantalón hasta los tobillos, ya que necesitaba acariciarse para relajar su estado de excitación, después de sobar y al mismo tiempo ser sobada durante un buen rato. Tenia miedo de que Cristina notara el cambio del tacto de las manos y la forma de aplicar el masaje, pero necesitaba aliviarse, y decidió arriesgarse, Ademas Adrián también tenia derecho a disfrutar de la diosa de marfil que tenían tumbada delante.

  • Ohhhhh, Diiooooosssssss, que rico. Sigue Susanaaaaa, no pares por faaavoorrrrrrrrr – fue todo lo que dijo Cristina una vez sintió las manos aceitadas y rugosas de Adrián posarse sobre sus hombros y empezar a recorrer toda su espalda.

Los miedos de Susana se evaporaron en ese momento. Se recostó en el asiento y abrió sus piernas en V para empezar a darse placer. Su tanga estaba bastante mojado, no tanto como el de Cristina, pero también había notado en su cuerpo la excitación del momento. Se acaricio sus labios vaginales por encima de la tela, lo que le produjo un cosquilleo que la hizo arquear su pelvis instantáneamente, pero que a la vez le permitió un mejor acceso a su coño.

Rompió con un tirón violento en un ataque de ardor su tanga, dejando a su disposición su vagina. Comenzó a recorrer sus pliegues deleitándose con el suave tacto de su coñito totalmente rasurado y libre de todo pelamen, casi como el de una adolescente, solo que mas usado. Mientras una mano se dedicaba a acariciar sus labios vaginales, con la otra se afanaba en su clítoris, lo que le producía una agitación, que le llevaba a emitir unos gemidos que intentaba ahogar en todo lo que le era posible para que no se percatara Cristina. Intentando evitarlo, se coloco un pañuelo en su boca para amortiguar los sonidos.

Llegados a este punto, empezó a introducirse dedos en su cavidad vaginal, uno, dos, luego tres, con facilidad, ya que era una mujer con una dilatada carrera sexual, no era ninfómana pero intentaba no desaprovechar cualquier oportunidad que se le presentaba, como la actual. Todo acompañado por la estimulación continua de su clítoris le hicieron llegar al primer orgasmo de ese día, lo cual hizo que aun con sus dedos dentro de su coño se recogiera como un ovillo en su asiento, amortiguando el sonido que hizo con su boca gracias al pañuelo, aunque supongo que ayudo el estado en que se encontraba Cristina en ese momento.

Mientras todo esto ocurría Adrián se afanaba con el cuerpo de Cristina. Su polla erecta era fiel reflejo del placer que estaba consiguiendo al recorrer su cuerpo. Al contrario del delicado masaje de Susana, él era mucho mas rudo. Quería carne, y para ello apretaba sin miedo, sobre todo en las dos carnosas nalgas, en las que concentraba gran parte de sus tocamientos. Cogía cada apetitosa y respingona nalga con cada mano, realizando movimientos fuertes y envolventes con las mismas, como si amasara pan, que debido a la determinación con que los realizaba incluso dejaban marcados sus dedos en los glúteos de Cristina.

Esta, ajena a todo, se dejaba hacer. Solo disfrutaba, hacia rato que su mente ya no intentaba parar nada. Así andaba cuando noto como Susana, al menos para ella seguía siéndolo, tiraba de los laterales de su tanga hacia abajo, a lo que ayudo elevando su trasero, deslizándolo por su cuerpo y sacándolo por sus pies, dejándola solo vestida con sus zapatos de tacón blanco anudados al tobillo. Con un gesto en el costado de su cuerpo, sin hablar, le indicó que volviera a colocarse boca arriba, orden que ella acato sin pensárselo dos veces.

Adrián una vez saciado en parte de sus nalgas, ya que uno jamas se sacia de algo tan espectacular, quería disfrutar de sus tetas igualmente, de ahí que le indico que se volviera. Al igual que en su trasero cogió cada pecho casi por completo con cada mano, apretando y haciendo movimientos giratorios con los mismos, que hacían que parecieran un flan, el cual estaba deseando catar.

  • Ohhhhhhhhhhhh, aaaahhhhhhhhhhhh, Diosssssssssssssssss – era todo lo que salia de la boca de Cristina, con sus manos agarradas fuertemente al lateral de su asiento, y su pelvis levantada en señal de la excitación de la que disfrutaba.

Adrián se concentro ahora sí en su coño. Pasaba sus manos por el lateral de su coño, para luego apartarlos hacia un lateral para acariciar la entrada de la vagina. Cristina tenia unos labios vaginales bastante carnosos de los que estaba disfrutando manualmente, pero no le parecía bastante, por lo que ya no pudo aguantar mas, decidió probar dicho manjar...

Atrajo a Cristina hasta su posición, abriendo sus piernas y colocando sus rodillas hacia abajo para dejarse completo acceso. Se arrodillo en el suelo delante de su coño y se preparo para comérselo entero. Con sus manos retiro los labios vaginales de Cristina hacia los laterales, para empezar a pasar la punta de su lengua por toda la extensión del afeitado y jugoso coño de Cristina. Lamia desde el ano hasta el clítoris, parándose mas tiempo en este, aprisionándolo con su boca y estirando de él para producir un profundo placer a su hembra, volviendo a su recorrido hacia abajo y luego de vuelta sin descanso.

  • Aaaaaahhhhhhhhhhhh, Susana sigue amor sigueeeeeeeee, que me corrrrrrroooooooooooooo, Diossssssssssss, que gusto – era todo lo que decía Cristina ante la invasión bucal de sus intimidades. Se aferraba al lateral del asiento con tal fuerza que le dolían los nudillos. No podía aguantar mas, corrientes eléctricas corrían por todo su cuerpo de manera descontrolada. Jamas había tenido esas sensaciones, jamas había disfrutado tanto del placer sexual, jamas nadie le había comido el coño de esa manera...

En un gesto instintivo retiro su mano del lateral del asiento y la acerco a la nuca de Susana para acariciar su cuello y melena, y aprisionar aun mas su cara contra su coño de camino,  para terminar de correrse por fin, ya que no aguantaba mas. Cual fue su sorpresa cuando agarro esa cabellera y no noto que hubiese ninguna melena. Rápidamente se incorporo y retiro de sus ojos el antifaz...

  • Hijos de puta, cabrones, ahhhhhhhhhh, dejadme, por favooooorrrrrrrrrrrrrrr – fue lo que salio de la boca de Cristina al ver la impactante imagen de como Adrián estaba arrodillado delante suya comiéndole el coño, cosa que él no dejo de hacer ni ella intentó evitar, y Susana estaba sentada en un lateral echa un ovillo con un pañuelo en la boca y varios dedos dentro de su vagina.

Susana, una vez recuperada de su orgasmo, y percatándose de la situación, rápidamente se levanto del asiento y se acerco hasta Cristina, sin colocarse su indumentaria de manera menos provocativa. A Cristina se le nublo la mente de nuevo al ver venir hacia ella a una diosa griega de la belleza, aun mas guapa que nunca debido al rubor que había adquirido su cara debido al reciente orgasmo. Verla venir con sus tetas contoneándose sobre su blusa, dejando a la vista sus grandes pezones, y el pantalón bajados a la altura de sus tobillos y sus bragas rotas en el lateral de uno de sus muslos, que no pudo contenerse mas. Casi se olvido que Adrián seguía comiéndole su coño.

  • Haz conmigo lo que quieras Susana, soy toda tuya, haced conmigo lo que queráis – salio de la boca de Cristina, dándoles pie a ambos para disponer de ella a su entero placer. El amago de rebeldía cuando se retiro el antifaz había quedado enterrado tras la visión del cuerpo de Susana, pero invitando a Adrián con su comentario a no retirarse tampoco de la escena.

Susana comenzó a darle pequeños besos en el cuello, conocedora de que es uno de los puntos débiles de toda mujer. Cristina al recibir estas caricias levantaba su pelvis, y ya sin importarle que fuera Adrián, estrujaba su cara contra su coño, cosa que este agradecía introduciendo la punta de su lengua dentro de su vagina, y deleitándose saboreando los jugos que estaba expulsaba. Se estaba dando todo un festín, su polla estaba a punto de reventar...

Susana acerco su boca a la de Cristina, para empezar a besar esos labios sonrosados y carnosos que esta poseía. Pasaba su lengua por todo el contorno de los mismos, aprisionando su labio inferior con su boca y estirando de el, para a continuación besar sin contemplaciones la boca de ensueño que estaba saboreando. Cristina abría la boca de placer, lo que Susana aprovechada para introducir su lengua dentro de esta, y saborear toda su cavidad bucal.

Cristina cada vez participaba mas del momento. Había dejado de ser un sujeto pasivo en esa situación. Aprovechaba los escarceos  de la lengua de susana dentro de su boca para juguetear también con la suya, aprisionándola con sus labios para sacar el jugo que destilaba, agarrándola de la melena para que no pudiera escapar y despegarse de sus labios.

La imagen que tenía Adrián de estas dos impresionantes mujeres y el espectáculo lésbico que le estaban ofreciendo hizo que no aguantara mas. Estaba a punto de eyacular, y no quería acabar sin probar a penetrar a Cristina. Cogió su polla y acercándola a su coño, se la introdujo de un solo golpe hasta los huevos, quedándose quieto dentro, disfrutando como las paredes de la vagina aprisionaban su polla e intentaban adaptarse a su grosor.

  • Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh – grito Cristina, al sentir como su coño se dilataba ante la inesperada invasión que sufrió. Fue un grito de dolor, de simple y puro dolor, ya que a pesar de la lubricación de que disfrutaba en su vagina noto como se desgarraba su interior, el cual debido al no muy frecuente uso y a una estrechez natural pareció que fuese abierto por un hierro candente.

Susana sintió que algo había ocurrido cuando noto como Cristina se apartaba de su boca, y aparte del grito vio la cara de sufrimiento real que tenia. Volvió la vista y entonces se percato de lo que Adrián acababa de hacer. Viéndolo con su gesto de macho dominante comprendió que nada podía hacer para que este relajara su potencia, estaba en ese estado masculino que lo único que ven sus ojos es el coño femenino que están penetrando, que solo busca su placer a costa del sufrimiento de quien sea.

  • Calma, cariño, veras como poco a poco te gusta. Adrián es un magnifico amante de lo que te puedo dar fe. Relájate y disfruta, como llevas haciendo durante todo el vuelo – uniendo a estas cariñosas palabras continuos besos y caricias por el cuello de Cristina, amorosos besos a esos labios que aun no habían podido cerrarse tras esa dura penetración, bajando hacia esas tetas y concentrándose en sus sensibles pezones, besándolos cuidadosamente, y abarcándolos con su boca, tirando de ellos con gran delicadeza y erotismo.

Estas caricias unido a que poco a poco su vagina iba amoldándose a la polla de Adrián, hacían que su rictus de dolor fuera volviendo a reflejar un estado de locura sexual como hace pocos minutos antes. Su boca volvía a emitir quejidos de placer, a la vez que su vagina volvía a derramar flujos, no por la penetración sino por el placer que la boca de Susana le estaba proporcionando.

  • Cabrona, ya estas otra vez corriéndote, noto tus flujos mojar mis huevos, que gusto, eres una autentica diosa – dijo Adrián al notar en su polla como la vagina se había amoldado a su grosor, y la humedad que volvía a desprender, iniciando un frenético bombeo en el cual sacaba su polla casi totalmente, solo dejando el glande en el interior, para volver a penetrar hasta que sus huevos tocaban con los labios el coño de Cristina, todo esto a una velocidad demencial.

  • Aaahhhhhhhhhhhh, aahhhhhhhhhhhhh, me vas a matar cabrón, mas despacio porrrrr favoooooorrrrrrrrrrrr – gritaba Cristina en una mezcla de dolor y placer que no sabia explicar, pero que tampoco quería que parase. Notaba la polla de Adrián colarse y abrir las paredes de su vagina a cada penetración, pero a cada segundo que pasaba el dolor inicial iba dando paso a una sensación de placer como no había sentido jamas en ninguna follada de las anteriores de su vida. A esto se unía el trabajo delicado que Susana seguía haciendo en sus pezones, que estaban que se quebraban de la tirantez. Pura electricidad recorría su cuerpo.

Adrián aumentaba la velocidad, notando como sus huevos estaban cada vez mas cargados de semen a punto de explotar, como su polla daba espasmos a punto de correrse. Agarró de las caderas a Cristina, empujándola contra su polla para intentar penetrarla aun mas adentro, como queriendo introducirle también los huevos dentro de su vagina. Cada embestida era respondida por el cuerpo de Cristina con un espasmo que la hacia elevar su espalda, aparte del chapoteo que se escuchaba al chocar ambos cuerpos.

Susana seguía con su labor, pasando de sus tetas a su boca, comiéndole el cuello, acariciando sus pechos con sus manos también, jugando ambas lenguas, disfrutando de la cara de extremo placer de Cristina, de como habían conseguido llevar a este grado de excitación a semejante hembra, y de lo que el futuro les podía deparar en los próximos meses.

  • Ahhhhhhhhh, sigue, sigue, métemela hasta el fondo cabrón, ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, meeeeee corrrrrroooooooooooooooooooo – Cristina exploto en un inmenso orgasmo que casi la llevo al desvanecimiento después del tiempo que había pasado desde el comienzo del masaje, de la suma de sensaciones vividas desde entonces, fue el momento mas maravilloso de su vida tras 23 años de existencia. Estaba en otra dimensión, en la mejor en la que estuvo hasta entonces.

Adrián al sentir como Cristina apretó su polla con su vagina al sentir el orgasmo que le convulsiono todo su cuerpo, no pudo aguantar mas, sus huevos tenían que descargar al fin, solo tuvo tiempo de sacar su pene del coño y empezó a soltar varios chasquidos de semen por todo los labios vaginales, vientre e incluso algo debido a la presión con la que salio llego hasta las tetas de Cristina. No podía mas, se dejo caer al suelo casi desfallecido por el esfuerzo.

Susana vio como ambos habían llegado a su limite, y muy golosa ella no quiso dejar la cosa como había quedado. Para poder disfrutar un ultimo momento del cuerpo de Cristina fue limpiando con su boca los restos de semen que había esparcido Adrián, repasando las tetas, los majestuosos pezones, el vientre plano y firme, y por supuesto los labios vaginales, que tenían una mezcla de sabores entre los fluidos de Cristina y el semen. Disfrutó como solo ella era capaz de disfrutar del sabor del semen, le encantaba que los tíos con los que follaba se corrieran en su boca, degustar el diferente sabor que cada hombre expulsaba de sus cojones.

Una vez recogido y tragado todo el semen, y dejado reluciente el natural y genético bronceado marfileño de Cristina, acerco su boca a la de esta, que aun seguía recuperando la respiración tras ese maravilloso orgasmo que había sufrido, besando con amor esos labios que la volvían loca, introduciendo la lengua con sabor a semen por todo su paladar, mordiendo sus labios con pasión, sin recibir el mas mínimo gesto de rechazo por su parte.

Acaricio su melena negra y le dio un ultimo amoroso beso en la frente que ella agradeció con una mirada llena de ternura, dejándola descansar, para lo cual cogió una manta del habitáculo superior, arropándola como hubiese hecho con su amada hija.

  • Duerme un rato cielo, que creo que todos no hemos ganado un merecido descanso. Ademas el vuelo es muy largo, y que mejor que aprovecharlo para dar una cabezadita – le dijo a Cristina, guiñándole un ojo y lanzándole un beso con sus labios, que aun tenían alguna marca blanca del semen recogido, y le cerro los parpados amorosamente para que se durmiera.

Cristina dudaba de sus sentimientos en ese instante, no sabia si era amor o solo pasión lo que sentía por esa mujer. Lo que si tenia claro es que era la hembra mas esplendida con la que se había cruzado en sus 23 años de existencia. No podía mas, estaba agotada, y rápidamente se quedo dormida en los brazos de morfeo, con una cara de alegría como si estuviera soñando con lo que había ocurrido.

  • Eres un cabrón, tu te has quedado a gusto, y yo sigo con mi calentón, después de que te he preparado el terreno te la has comido tu solito. Eres un hijo de puta, como siempre – le recrimino Susana a Adrián una vez que noto que Cristina se había dormido.

  • Déjame en paz, Susana. Ya tendrás tiempo cuando lleguemos al hotel de disfrutar de ella como te plazca. Lo siento pero no he podido aguantar mas sin follármela. Bueno, realmente no lo siento jajajajaja – le respondió Adrián para a continuación retirarse a su asiento, y esta vez si dejarse caer en el mismo e iniciar una cabezada casi instantánea.

Y allí se quedo Susana, pensando como solucionar su calentón, y lo que pensaba hacer con Cristina cuando llegaran al hotel.

Continuara...


Espero recibir sus comentarios, es mi primer relato y me gustaría saber que les ha parecido. La historia que he empezado a contarles no pensé publicarla, la escribí por placer, porque era lo que me apetecería leer, que no tiene que ser lo que le apetezca al resto. Aun le queda bastante argumento por desarrollar, es solo un pequeño anticipo.

Pero me he decidido a hacerlo publico, con que disfruten algo de lo que yo hice al escribirlo me conformo. Si me quieren mandar un email con lo que piensan estaré encantado de leerlo, sea bueno o no. Acepto criticas.

Un saludo de un humilde lector que quiere devolver parte del placer recibido a través de la lectura en esta web